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    From valarezo7@hotmail.com@21:1/5 to All on Fri Sep 14 21:03:51 2018
    Sábado, 15 de Septiembre, 2018 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

    EN EL JURAMENTO A ISAAC: UNA TIERRA NUEVA ESPERA YA: EN DONDE TÚ VIVES HOY RIQUEZAS DE SU AMOR:

    Nuestro Padre había destruido la tierra con un gran diluvio en los días de Noé, que la única gente que se salvó fueron los de su familia, como sus hijos y esposas, incluyendo un par de macho y hembra de toda especie del reino animal, y así, Él
    pueda empezar un nuevo mundo para su altar del amor eterno de su familia divina. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba destruir la tierra y con su humanidad entera, porque Él tenía el poder para recrearla no solamente a toda ella como una
    nueva tierra con cielos gloriosos y espaciosos lleno de vida, pero igualmente, Él podía darle vida nuevamente a las familias de las naciones por el altar del amor de su familia divina, y con perfecta salvación.

    Por cierto, el corazón de nuestro Padre celestial sufría por la pérdida de tanta vida humana no solamente al pecado y la violencia por toda la tierra, pero igualmente, por la pérdida de todo lo que Él les había dado a ellos que gocen en todos sus dÃ
    ­as con la esperanza que encuentren su camino al cielo, obedeciendo sus palabras únicamente. En aquellos días, el corazón de nuestro Padre celestial estaba herido por lo que Lucifer le había hecho a su santo nombre, engañando una tercera parte de á
    ngeles, creyendo en un reino mayor posible con mentiras, maldiciones y males, pero igualmente, Él estaba herido viendo a Adán y Eva engañados con mentiras amenazando continuamente de destruir todas las huestes angelicales eternamente.

    Al nuestro Padre celestial experimentar esta maldad de Lucifer y de sus ángeles caídos, y ahora, el pecado había tomado a Adán y Eva junto con sus hijos de generaciones futuras no con su imagen perfecta en ellos, pero con ella desfigurada enteramente
    por el fruto prohibido que ambos comieron con la serpiente del árbol de la ciencia del bien y del mal. Sin embargo, aunque Lucifer junto con los ángeles caídos habían logrado mucho daño en contra de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su
    Espíritu Santo, al tratar de tomar control de su santo nombre fuego, ya que quien sea que tenga el santo nombre entonces tiene también control y poderes del altar del amor prehistórico, para hacer lo que sea.

    Por ello, Lucifer necesitaba tomar control del santo nombre de nuestro Padre celestial, que es siempre alabado por las huestes angelicales sobre el monte Sion, en donde siempre ha existido eternamente: porque es aquí en donde Él junto con su Hijo y con
    su Espíritu Santo gozan de la roca de salvación, rindiéndole abundante amor y felicidad inagotable a su familia divina. Por eso, es que el mal que Lucifer había hecho en contra de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, es
    tan grande, que Él tenía que moverse con diferente poderes, dones y glorias desconocidas por Lucifer y sus ángeles caídos, y así, derrotarlo con su santo nombre fuego y su palabra viva emanando constantemente de su corazón bendito.

    Estos son poderes, dones y glorias, haciendo grandes milagros, maravillas y señales constantemente en el cielo y sobre toda la tierra que hasta nuestros días las huestes angelicales han fallado siempre en entenderlas, porque emanan del corazón santí
    simo de nuestro Padre celestial, retomando de Lucifer lo que se había perdido y así empezar una Creación nueva, y con todo renovado gloriosamente. Este es el corazón santo de nuestro Padre celestial continuamente lastimado por lo que el pecado de
    Lucifer ha hecho en contra de su santo nombre fuego, su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo, las huestes angelicales, y a Adán y Eva junto con sus hijos nacidos por generaciones futuras: por ende, Él tenía que derramar todo su corazón, llorando por
    un nuevo reino.

    Y para que esto sea posible, nuestro Padre celestial necesitaba encontrar a alguien digno de recibir su amor infalible, sus lágrimas, fe (poderes, dones, maravillas y señales en el cielo y en la tierra (en donde lo imposible es posible)), pero, Él
    nunca encontró a nadie, porque todos habían muerto y en el infierno ya, que Él necesitaba seguir buscando hasta encontrarlo pronto. Además, nuestro Padre celestial necesitaba tener su altar del amor prehistórico descendido del cielo, residiendo en
    una de las familias de las naciones, que Él encuentre digna de recibirlo con todo su amor infalible, lagrimas junto con su grande Gracia, su grande Misericordia, su grande Verdad y su grande Justicia Divina, y así, empezar la vida nuevamente sin el
    pecado mundialmente.

    Este es el día que nuestro Padre celestial había buscado siempre con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo entre todas las familias de las naciones, pero, ellos ya habían todos descendido al infierno tormentoso, ya que ellos fallaron en conocer
    su santo nombre, ni jamás ofrecieron el derramamiento de sangre de corderos para cubrir pecados de sus vidas. Por ende, todo lo que el corazón santo de nuestro Padre celestial tenía que derramar, entonces tenía que ser sobre toda la tierra, y con una
    de las familias de las naciones, que Él mismo haya escogido para que todo le sea posible: y esto es el derramamiento de su corazón santo sobre alguien digno de recibirlo entero inmediatamente, y para siempre.

    Esta fue la única manera posible, en donde nuestro Padre celestial finalmente derramaría del contenido de su corazón santísimo, afligido por el pecado de Lucifer, maldiciones, ídolos y otros males en que la humanidad entera se iba tras de él, como
    si fuera algo en que ellos se gozarían con él siempre, sin darse cuenta que estaban ofendiendo al Padre en el cielo. Definitivamente, nuestro Padre celestial necesitaba derramar toda aflicción de su corazón santo sobre la humanidad entera, por los
    males que Lucifer había causado no solamente al reino angelical pero igualmente a sus lugares celestiales, como desde donde su santo nombre fuego es siempre alabado y exaltado, pero lo peor fue que Él había perdido a sus hijos por las mentiras de
    Lucifer.

    Ciertamente, con el corazón de nuestro Padre celestial derramándose sobre uno de los montes altos, que Él mismo escogió, encontrándose con el hombre de familia y con su hijo yaciendo sobre el madero del altar del amor prehistórico, entonces, Él
    verdaderamente puede empezar la vida humana nuevamente, pero, esta vez, será su única vida eterna, y llena de riquezas inagotables sobre la tierra. Y este es un nuevo mundo que Lucifer jamás lo entenderá junto con sus ángeles caídos, porque emerge
    del corazón santísimo, afligido en el cielo y en la tierra por generaciones, por causa del pecado haciendo que familias inocentes desciendan al infierno (creyendo mentiras e ídolos), pero, con el amor infalible de su corazón santísimo, Él puede
    rescatarlos con su verdad pronto.

    Realmente, después de nuestro Padre celestial haber visto a las familias de las naciones descender ya al infierno tormentoso, porque Lucifer le dio de comer a Eva y luego a Adán por medio de la serpiente del fruto prohibido, para que sus hijos nazcan
    en la tierra con su imagen divina completamente desfigurada para el fruto de vida, entonces, Él deseaba rescatarlos. Por ende, nuestro Padre celestial necesitaba restaurar inmediatamente su imagen divina en cada hombre, mujer, niño y niña de toda la
    tierra, para que ellos empiecen a comer y a beber del pan y vino, servido diariamente por su Hijo Jesucristo en su Mesa santa del cielo, para mantener a los ángeles siempre perfectos, poderosos, y fielmente consagrados a su santo nombre.

    Además, esto es exactamente lo que nuestro Padre celestial necesitaba hacer con todas las familias de las naciones, que Lucifer junto con sus ángeles caídos y secuaces había engañado, haciendo que ellos pierdan sus vidas a la muerte y el infierno
    tormentoso, añadiendo así aflicciones a su corazón santísimo ya herido, que Él tenía que derramarlo enteramente sobre toda la tierra finalmente. Por ende, nuestro Padre celestial necesitaba salvar a sus hijos de la humanidad entera ya sufriendo en
    el infierno tormentoso la culpa del pecado de haberle fallado en servirle a Él sobre su altar del amor prehistórico, como desde donde Él les hablaba por sus ungidos que siempre les envió a ellos sin cesar, para que regresen a Él todos, bautizados en
    agua.

    Es decir, también que nuestro Padre celestial siempre les estaba hablando a toda gente del mundo entero con su altar de su amor prehistórico, para que ellos vengan a ver su gloria: porque Él estaba listo para recibirles con sus brazos abiertos y
    salvadores, como ahora mismo, alcanzándolos con sus poderes asombrosos que Lucifer y sus ángeles caídos fallaron en derrotar siempre. Ciertamente, nosotros podemos ver como nuestro Padre celestial lidio con Abraham y con su hijo Isaac sobre el altar
    del amor prehistórico, descansando sobre el Moriah, pero igualmente, nosotros podemos ver como Él mismo fue por el camino para encontrarse con Jacobo que iba hacia Paddan-aram para escoger a una de las hijas de sus parientes como su esposa, y empezar
    su familia.

    Con gracia, nuestro Padre celestial le hablo a Jacobo en Luz (pueblo pequeño), en donde él descanso por la noche antes de seguir hacia sus parientes para escoger a una de sus hijas como esposa, porque él había decidido formar la nación dorada, que
    nuestro Padre celestial necesitaba, para transitar por las generaciones con su corazón afligido, lastimado, llorando por sus hijos perdidos. Allí, Jacobo escogió una roca cercana, descansando su cabeza sobre ella, porque nuestro Padre celestial estaba
    con él para dormirlo, así como hizo con Adán en el cielo, dándole milagrosamente a su esposa Eva, pero con Jacobo, Él le estaba dando su esposa de Paddan-aram y, al mismo tiempo, a sus hijos como su nación dorada, e incontables como las estrellas
    del firmamento.

    En ambas ocasiones, nuestro Padre celestial puso a dormir a Adán en el cielo para entregarle a su esposa Eva de su quinta costilla junto con sus hijos incontables como las estrellas del cielo arriba, porque Él tenía en mente su nuevo reino de su
    perfecta voluntad que derramaría sobre la tierra pronto abundantemente, y así, con Jacobo Él hizo lo mismo. En la tierra, nuestro Padre celestial tenía que encontrarse con Jacobo sobre el monte Sion, en donde Él recibió a Abraham junto con su hijo
    Isaac su padre, estableciendo así un convenio importante y perdurable por generaciones incontables, porque Él ya había dado vida milagrosamente a su familia divina en su corazón, convirtiéndose en una nación digna de recibirlo postreramente con
    nuevas glorias.

    Aquí es cuando, Jacobo se durmió profundamente, viendo el altar del amor prehistórico de nuestro Padre celestial, como en donde su Hijo Jesucristo fue inmolado desde la fundación del mundo para crear a la humanidad entera junto con todas las cosas
    que vemos sobre toda la tierra y sus océanos vastos, lleno todo de vida, sirviéndoles a sus hijos por generaciones incontables. Y es qui, en donde nuestro Padre celestial necesitaba a Jacobo que establezca un convenio de vida y de bendiciones
    interminables sobre la tierra y el cielo, porque cuando Jacobo vio la escalera y los ángeles ascendiendo de la tierra y otros descendiendo del cielo, entonces él se dio cuenta de que estaba ante la Casa de Dios que jamás había conocido.

    Aquí es cuando, nuestro Padre celestial espero por Jacobo sobre su altar del amor prehistórico, porque Él necesitaba que él le confiese con sus labios a Él en el cielo, diciendo, si me bendices: vistiendo me cuerpo con ropa, me proteges del peligro,
    y me garantizas mi llegada a mi destino final—entonces, Tú será mi Dios, y el Dios de mis hijos, perpetuamente. Este fue un convenio importante de riquezas sin fin que nuestro Padre celestial necesitaba establecer con Jacobo, porque Él no solamente
    necesitaba transferir todas sus bendiciones ya entregadas a Abraham e Isaac, pero igualmente, Él necesitaba asegurarse que Él siempre tendría un convenio poderoso de cada día, en donde Él continuara derramando de sus bendiciones sobre sus hijos por
    generaciones venideras.

    Sin duda, este fue un convenio de bendiciones y de riquezas interminable que Jacobo necesitaba establecer con nuestro Padre celestial y con su Espíritu Santo, porque fue su Espíritu guiándolo hacia la mujer que escogería como esposa, dándole sus
    primeros hijos, iniciando así la nación soñada de nuestro Padre celestial, y que necesitaba tenerla sobre la tierra toda una eternidad entera. Y esta es la nación israelí que nuestro Padre celestial necesitaba establecer sobre la humanidad entera,
    recibiendo sus cosas santísimas del reino angelical, como sus Diez Mandamientos, su tabernáculo de reunión con su Lugar Santísimo, y demás: porque Él estaba listo para mudarse a su nuevo dulce hogar, en donde Él se casara con Israel junto las
    naciones, amándolo grandemente toda una eternidad.

    Por consiguiente, esta es una nación que necesitaba nacer no solamente de los poderes y dones del Espíritu Santo, pero igualmente de su palabra viva, de un reino maravilloso, que es una nueva tierra con cielos gloriosos y esplendidos, en donde nuevas
    glorias serán manifestadas nunca antes vistas por nadie, porque solamente existen en su corazón santísimo de su perfecta voluntad. Estas son glorias de su perfecta voluntad que Él necesitaba derramar sobre alguien digno de recibir su santo nombre y
    su rostro resplandeciente, restaurado sobre sus hombros: en donde Él derramaría cada lagrima nacida de su corazón afligido, lastimado, por culpa de la maldad de Lucifer en el cielo con los ángeles y en la tierra con las familias de las naciones.

    Considerando que, nuestro Padre celestial había visto y experimentado cada sufrimiento que Lucifer junto con los ángeles caídos ha causado a sus hijos, como Adán y Eva, nacidos de su imagen para vivir conforme a la semejanza de su Hijo Jesucristo,
    por los poderes y dones de vida del Espíritu Santo, conociendo siempre su gran bondad hacia ellos una eternidad entera. Aquí es cuando, nuestro Padre celestial realmente desarrollo no solamente su amor infalible sentido por sus hijos nacidos de su
    imagen, como Adán y Eva lo fueron inicialmente de Él, pero igualmente, Él aprendió como lidiar con el pecado, destruyéndolo, y así sanar el alma de sus hijos con un nuevo reino saturado de su amor, felicidad interminable, gloria, riquezas y paz
    eterna.

    Ciertamente, estas son aflicciones que el corazón de nuestro Padre celestial lleva sufriendo por toda generación, porque Él las ha acumulado de sus hijos caídos en el fruto prohibido, en que Él finalmente lo ha tornado en un convenio de vida llena
    de nuevas bendiciones, de riquezas inescrutables y de felicidades aún desconocidas hasta que tú llegues a ellas en su altar eterno. Esto ha venido a ser una carga pesada para nuestro Padre celestial llevar sin abolirlas jamás, porque Él siempre ha
    poseído poderes para destruirlas, pero, porque sus hijos sufren ataques de Lucifer y de sus ángeles caídos, entonces Él ha tornado toda aflicción santísima en una nueva tierra con cielos gloriosos, lleno de su amor infalible para sus hijos gozarlo
    todo siempre.

    Esta es la nueva tierra con sus cielos espaciosos y gloriosos llenos de sus glorias asombrosas nunca antes vistas por las huestes angelicales, que nuestro Padre celestial llamó a Abraham a ascender el monte santo, que le mostraría sobre el Moriah, en
    donde él tendería sobre el madero a su hijo Isaac como una ofrenda encendida a Él hacia la gloria celestial. Este es el sacrificio que ya empezado con Isaac tendido sobre el madero del monte santo de Jerusalén, descansando sobre el Moriah, entonces, Ã
    ‰l estaba finalmente listo para derramar de su corazón entero de su nueva tierra con sus cielos gloriosos y espaciosos, y lleno de sus glorias asombrosas de su amor, felicidad, gozo, paz y vida eterna de sus hijos redimidos eventualmente.

    Por eso, su Hijo Jesucristo por donde sea que iba por los valles, pueblos y ciudades de Israel entonces él fue siempre bienvenido por los hogares israelíes, porque él necesitaba sentarse con ellos para participar del pan y vino, y así, decirles, que
    ellos tienen una perfecta salvación solamente en él, por los poderes asombrosos y cotidianos del Juramento a Isaac. Y nuestro Señor Jesucristo les afirmaba siempre a cada hombre, mujer, niño y niña por todo Israel, que solamente él es la vida y la
    resurrección, que quienquiera que crea en él, y aunque esté muerto (muerto ya como en su tumba, o tendido ya en el Valle de huesos secos), entonces, aquella persona volverá a ver la vida nuevamente, eternamente enriquecido.

    Ciertamente, en este día nuestro Padre celestial ya había diseñado, y finalmente creado la nueva tierra con sus cielos esplendidos, que necesitaba como su dulce hogar en su tierra escogida por Él no solamente para que su altar esté siempre allí con
    sus hijos redimidos del pecado, pero igualmente, llevando su santo nombre fuego en alto, salvando la humanidad entera con vida eterna. En otras palabras, cuando nuestro Padre celestial recibió a Abraham con su único hijo Isaac sobre el monte Sion,
    descansando sobre el Moriah, entonces Isaac tendido sobre el madero como ofrenda encendida del sacrificio, milagrosamente esta escena se produjo para que el corazón santo de nuestro Padre celestial derrame de sus aflicciones sobre Isaac, Jacobo y sus
    hijos naciendo por generaciones futuras.

    Aflicciones del corazón santísimo de nuestro Padre celestial acumuladas de muchos siglos por ver a sus hijos no solamente descendiendo al infierno, por culpa del pecado de Lucifer que hizo que huestes angelicales se rebelen en contra de su santo nombre,
    su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, pero igualmente, intenta destruir el nuevo reino de su voluntad perfecta sobre la tierra. Evidentemente, no solamente Isaac nació para recibir aflicciones del corazón santísimo de nuestro Padre celestial por
    una tierra nueva con cielos gloriosos para sus familias de todas las naciones, a que regresen no a un mundo sin sus mandamientos cumplidos, pero, esta vez, a un nuevo mundo con sus mandamientos glorificados con amor, riquezas inagotables, enriqueciendo a
    sus hijos con gozos interminables siempre.

    Este es el Juramento a Isaac que nuestro Padre celestial necesitaba derramar sobre el hombro que lleve su santo nombre fuego en perfecta gloria y, además, su rostro brillando para restaurar no solamente su santo nombre fuego sobre toda vida humana, pero
    igualmente, su rostro resplandeciente para comer del pan y vino sobre su Mesa santa, servida diariamente por su Hijo Jesucristo. Considerando que, siempre fue por comer del árbol de la ciencia del bien y del mal que no solamente Eva junto con Adán
    cuando la serpiente los engañaba comiendo de él, pero igual, comieron sus hijos, incluyendo la tierra, porque sus cuerpos vistieron de su lodo: entonces, únicamente comiendo de su vida divina, toda vida humana es restaurada al comer con Jesucristo hoy.

    Legalmente, esto es únicamente posible en todas las almas de las familias de las naciones, sin importar jamás su religión, aunque sean ellos musulmanes, hindús, budistas, satanistas, espiritistas, paganos o cualquier otra fe mundana, por el bautismo
    en agua, invocando su santo nombre fuego, entonces: tú eres limpio de pecado, porque en su Juramento a Isaac, el mundo entero es ya sin pecado. Presentemente, tú puedes vivir sin pecado, como si jamás hayas pecado en contra del Padre, su Hijo
    Jesucristo y su Espíritu Santo, porque Él ya ha sido afligido y sufrido por tus pecados cotidianos, poniéndoles fin a ellos por la obra salvadora de su Hijo y de su Espíritu Santo sobre el monte Sion, que es su Juramento a Isaac en ti hoy.

    Aquí es en donde tú empezaras a vivir la vida como cuando el Padre celestial te la entregó por los poderes y dones del Espíritu Santo, para que tú seas su perfecta imagen en el cielo con las huestes angelicales y en la tierra con la humanidad entera,
    porque Él necesita manifestar sus glorias asombrosas por medio de ti, que nunca han sido vistas por nadie. Estas son glorias que nuestro Padre celestial le hubiese gustado manifestarlas en sus huestes angelicales y en sus diferentes rangos y poderes de
    sus glorias maravillosas, pero, esto es algo que solamente puede suceder en su familia divina, y esto no solamente es su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, pero igualmente contigo junto con tus amados, y amistades del mundo entero.

    Visto que, nuestro Padre celestial ha creado un nuevo mundo con cielos gloriosos, en donde Él manifestara sus grandes poderes que las huestes angelicales han desconocido hasta hoy, pero, Él las manifestara por medio de sus hijos renacidos del bautismo
    en agua y del bautismo del Espíritu Santo, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo. Puesto que, nuestro Padre celestial no solamente a nosotros nos dio su perfección y santidad, al decirle a Abraham: tú
    tienes que ser perfecto y santo, así como Yo lo soy en con mi Hijo Jesucristo y con mi Espíritu Santo para vivir la vida eterna, contrariamente, tú siempre fallaras en ver la vida en este mundo y en el cielo, sino renaces.

    Aquí, nuestro Padre celestial le entregó a su Hijo Jesucristo para que nazca del vientre estéril de Sarah, por los poderes y dones del Espíritu Santo, para que Abraham sea perfecto y santo, así como Él lo es eternamente en el cielo y así entre ya
    a la vida eterna junto con todos sus amados, incluyendo a sus hijos adoptados, para siempre. Ciertamente, con nuestro Padre celestial: nosotros tenemos su perfección, santidad, gloria, riquezas, amor, felicidad, gozo inescrutable, misericordia, verdad,
    justicia divina, poderes, y riquezas interminables, para que nosotros vivamos su vida eterna, en donde el pecado no hay existido jamás, ni menos contamina la vida de nadie nuevamente, como sucede en nuestro diario vivir, y este es la nueva tierra ya con
    nosotros hoy.

    Ya que, cuando tú vienes a nuestro Padre celestial por los poderes del bautismo en agua, invocando la santidad perfecta de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces: Él se asegurará que tú renazcas de su imagen santísima y de su
    alma viviente, por el bautismo del Espíritu Santo que tomará lugar en el Lugar Santísimo de su altar. Y es únicamente aquí, en donde nuestro Padre celestial ha derramado toda su nueva tierra con sus cielos gloriosos y espaciosos, y tú estás en él
    junto con tus amados, incluyendo tus amistades de alrededor del mundo entero: porque este es su nuevo reino dorado: en donde, Él en ti manifiesta cada día sus nuevas glorias asombrosas, desconocidas por los ángeles hasta hoy.

    Por ello, nuestro Padre celestial te necesita renacido del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo, para que Él empiece a manifestar sus glorias asombrosas en tu vida y en la de los tuyos, vecinos y amistades de todas partes, y así, la
    gente finalmente ascienda al monte santo de Jerusalén, en donde todo lo maravilloso y espectacular sucede por ti. Ciertamente, tú no necesitas esperar más para recibir amor, felicidad, gozo, el reposo del Sábado y sus poderes de gozo que tú
    desconocerás siempre y hasta que estés delante de la roca de salvación, alimentándote con sus poderosas riquezas como del tamaño del mismo cielo de inmensas, pero entran en tu alma, ayudándote así a vivir su misma vida todopoderosa diariamente,
    siempre.

    Considerando que, una vez que tú eres bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, tú habrás invocado el monte santo de Jerusalén junto con su Lugar Santísimo sobre ti, porque tú
    estarás empezando una vida nueva, conocida únicamente por Dios Todopoderoso, y así, tú serás investido con poderes maravillosos continuamente, siempre. Aquí es donde no solamente Adán y Eva nacieron de su imagen y de su alma viviente, porque
    primero su Hijo Adán nació, y luego él durmió profundamente para que su esposa y sus hijos (tú), nazcan de su quinta costilla, y así, Él llene los cielos y la tierra con su familia divina, reemplazando a ángeles caídos en sus diferentes obras
    perpetuamente.

    Por eso, cada hombre, mujer, niño y niña no solamente de Israel, pero asimismo de las naciones, no importando su religión jamás, una vez que ellos han renacido del bautismo en agua y del Espíritu Santo que toma lugar ante nuestro Padre celestial
    inmediatamente, entonces, alimentados son con su roca de salvación perfecta bendiciones, fluyendo por todos ellos diariamente hacia la eternidad, siempre. Aquí es cuando, tú te convertirás en una roca viva ante nuestro Padre celestial, su Hijo y su
    Espíritu Santo, porque tú habrás renacido del bautismo en agua para estar sin pecado ante su roca redentora, alimentándote únicamente amor, bendiciones y riquezas que sólo existen en su familia divina, y jamás fuera de ella, y este eres tú hoy,
    si estás bautizado ya.

    Esta es la vida poderosa que nuestro Padre celestial te ha entregado a ti, tus amados, vecinos y amistades de todas partes, porque Él necesita su altar del monte santo de Jerusalén con su Lugar Santísimo que sea ahora mismo tu altar personal en toda
    tu vida—no importando si tú eres de otra religión—porque Él ya ha destruido todos aquellos pecados también. Por cierto, tú estarás siempre ante nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo, las huestes angelicales, y todos
    los demás por todo el mundo con el altar que va vistiendo diariamente tu vida—es decir, que, si tu altar pertenece al diablo y a sus ángeles caídos entonces tú serás vestido con el espíritu de error, enfermedad, pobreza, y muerte.

    Sin embargo, si el altar vistiéndote diariamente es el monte santo de Jerusalén, porque aquí es donde no solamente Adán y Eva nacieron con sus hijos, pero igualmente, aquí es donde tú necesitas regresar urgentemente, sin importar tu fe jamás, para
    renacer de su imagen santa por el Espíritu Santo, y así, vivir en su vida eterna llena de sus riquezas cotidianas continuamente. Visto que, este es el único lugar celestial y terrenal, hoy en día, en donde tú amaras, servirás, y glorificaras el
    santo nombre de nuestro Padre celestial, su rostro brillante y santísimo sobre tus hombros: viendo con sus ojos, oyendo con sus oídos, razonando con su corazón, porque te ha entregado su mente santísima con su sabiduría, conociendo maravillosamente
    su vida eterna siempre.

    Además, este es el Juramento a Isaac, en donde tú vestirás con cada palabra nacida del corazón santísimo de nuestro Padre celestial, vistiéndote con su amor infalible, bendiciones, riquezas, alegrías, gozos, y otras bendiciones importantes, llená
    ndote así con poderes inescrutables para amar, servir y glorificarlo a Él únicamente en toda la tierra y en la vida eterna en toda la eternidad. Ya que, estos son poderes disponibles para cada hombre, mujer, niño y niña desde que Abraham ascendió
    el monte Sion, sobre el Moriah, ofreciendo a su único hijo Isaac como una ofrenda encendida para que el corazón del Padre celestial derrame de su nueva tierra con sus cielos gloriosos, y así, sus hijos en el infierno y de generaciones futuras la
    habiten perpetuamente.

    En otras palabras, nuestro Padre celestial ya ha creado su nueva tierra con sus cielos gloriosos, listo para manifestar sus nuevas glorias de grandes poderes, maravillas y de riquezas inagotables del cielo arriba y de la tierra abajo, para que las
    familias renazcan del bautismo en agua para gozar todo poder del Juramento a Isaac, que es siempre su Espíritu Santo en ti. Y esto es para ti gozar ahora con tus amados, vecinos y amistades de todas partes, sin importar su religión, porque sobre el
    monte santo de Jerusalén, Él ya ha destruido todo pecado haciendo toda la tierra vil en su presencia santísima, y así, tú vivas su misma vida santa ya purísima, poderosa, y enriquecida cada día hacia la eternidad, empezando ya.

    Es decir, también que las riquezas que nuestro Padre celestial derramaba siempre sobre Abraham continuamente y hasta el punto que él simplemente fallaba en entender que hacer con tantas riquezas, puesto que, uno de sus sirvientes nacido en Damascos,
    Eliezer, heredaría sus riquezas: pero, a él se le aseguro divinamente que uno de los suyos heredaría todo lo suyo para generaciones futuras. Y la verdad es que estas abundantes riquezas cotidianas continúan derramándose del corazón santísimo de
    nuestro Padre celestial, por sus palabras enriquecedoras del Juramento a Isaac, y que tú también las puedes recibir igualmente, como Abraham en sus días, y hasta que digas: Padre, por qué me enriqueces tanto (puesto que, bautizado en su convenio
    entonces tu vida es enriquecida progresivamente).

    Aquí es cuando, nuestro Padre celestial pondrá sus manos santísimas a trabajar en tu corazón, alma, mente, cuerpo y espíritu humano, porque tú estarás libre de pecado, porque tú los habrás abandonado en el fondo del agua junto con el espíritu
    de error y el fruto prohibido, que ahora, Él hará maravillas, sanidades y milagros en todo tu ser sin fallar jamás. Es más, nuestro Padre celestial pondrá sus manos a trabajar en tu interior y en tu exterior, terminando una obra importante empezada
    en el cielo, como cuando puso a Adán a dormir para formar a Eva de su quinta costilla, y a ti también últimamente, por ende, Él terminara su maravilla en ti antes de ver su vida eterna, enriquecido grandemente, para siempre.

    Esta es una obra importante que nuestro Padre celestial tiene que hacer en cada hombre, mujer, niño y niña no solamente de Israel, pero también de las naciones, empezada en el paraíso con Adán y Eva, pero, Él tiene que terminarla contigo en estos dÃ
    ­as, para que tú tengas la seguridad de una vida enriquecida en la tierra camino hacia la gloria celestial. Por eso, tú tienes que bautizarte en agua junto con los tuyos, vecinos y amistades, porque Él no solamente te necesita bautizado para ascender
    al monte santo de Jerusalén, purificado con perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo que tú habrás invocado para ser recibido por Él como su hijo legítimo, pero igualmente todos los demás serán bendecidos.

    Dado que, es únicamente bautizado en agua y, seguidamente, bautizado en su Espíritu Santo sobre el monte Sion, por su palabra viva del corazón de nuestro Padre celestial, que es el Juramento a Isaac, es lo que te hace digno hoy para recibir sus
    bendiciones cotidianas, poderes y riquezas inagotables, para que las familias de las naciones entren ya a su nueva tierra. Considerando que, cuando toda gente de otras creencias ven lo que nuestro Padre celestial hace contigo, tus amados, vecinos y
    amistades con su palabra viva del Juramento a Isaac, que va derramándose sobre la tierra para mantener el monte santo de Jerusalén perfecto y santísimo siempre, por su santo nombre fuego y su rostro brillando santidades, entonces, ellos querrán vivir
    estas bendiciones también.


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