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    From valarezo7@hotmail.com@21:1/5 to All on Fri Feb 15 18:19:05 2019
    Sábado, 16 de Febrero, 2019 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

    EN SU JURAMENTO A ISAAC: TÚ OIRAS SU VOZ DE AMOR, GOZO, PAZ Y PROSPERIDAD CONTINUA, SIEMPRE:

    Ahora, nuestro Padre celestial le había dicho a Moisés que, si la casa de Israel oía su voz, cuando Él les habla con sus palabras perfectas y naturales de su corazón santísimo, entonces, ellos serán su pueblo especial en medio de las naciones:
    porque toda la tierra le pertenece a Él—y tú tienes que decírselos, le decía el Señor. Visto que, nuestro Padre celestial estaba listo para bendecir a las familias de las naciones con sus palabras vivas, emanando de su corazón santísimo, porque
    nicamente en poderes y dones del Espíritu Santo, fluyendo en todos ellos, cuando estén listos para oír sus palabras, bendiciéndoles, así como Él siempre a deseado enriquecerlos con su naturaleza divina por una eternidad entera, empezando ya.

    Considerando que, estos son los hijos que nuestro Padre celestial le había prometido a Abraham de que nacerían en cautiverio para vivir por cuatrocientos años, viviendo con poderes y dones del Juramento a Isaac para recoger cada pecado de las familias
    de las naciones, para que ellos le puedan servir a Él, como sus sumos sacerdotes toda una vida eterna, siempre. Además, nuestro Padre celestial había establecido un convenio muy importante de vida con Abraham, cuando Él mismo le entregaba a él la
    roca de salvación, en donde él tenía que ofrecer tres sacrificios con dos palominos sin cortar, salpicándolo todo con sangre expiatoria: porque Él regresaba a él con su antorcha ardiendo de su altar por su amor eterno hacia sus hijos.

    Por cuanto, estos eran los hijos que nuestro Padre celestial necesitaba nacidos con poderes y dones del Juramento a Isaac en el cautiverio egipcio, recogiendo pecados de cada hombre, mujer, niño y niña de las familias de las naciones ya en el infierno
    cautivados, para que ellos los expíen todos, y hasta que sean borrados de sobre la faz de la tierra eternamente. Dado que, nuestro Padre celestial había planeado empezar ya su perfecta salvación nacida de su corazón santo y palabras naturales de vida,
    listas para bendecirlos a todos ellos instantáneamente, liberándolos así de poderes de Satanás y del infierno tormentoso: para que todos ellos entren finalmente a su perfecta voluntad, en donde conocerán al Padre perfecto que siempre buscaron en
    sus vidas.

    Y estos son los sumos sacerdotes que nuestro Padre celestial necesitaba para conquistar no solamente la cautivad egipcia de cuatrocientos años, pero igualmente, el Mar Rojo con cada bautismo, el desierto del Sinaí por cuarenta años, finalmente
    descendiendo cautivados nuevamente al Valle de los huesos secos, para cautivar cada cautividad de todo infierno con ellos ascendiendo al monte alto con Moisés últimamente. Comprendiendo que, nuestro Padre celestial le había declarado a Moisés, que é
    l mismo regresaría al monte alto junto con todo Israel, sirviéndole a Él fielmente victorioso sobre el cautiverio egipcio, el Mar Rojo con sus bautismos, el desierto del Sinaí, el Valle de los huesos secos, para finalmente conquistar a Canaán por su
    nuevo reino de su perfecta voluntad hacia la gloria eterna.

    Dado que, para nuestro Padre celestial conquistar la tierra, entonces, Él tenía que levantar la cautividad egipcia, el Mar Rojo con sus bautismos, el desierto del Sinaí y sus ministerios de poderes y dones del Juramento a Isaac, el Valle de los huesos
    y sus cautividades de naciones, pero únicamente, con sus hijos nacidos en Israel, destruyendo finalmente la naturaleza de Lucifer perpetuamente. Considerando que, al nuestro Padre celestial tener a todo Israel capturando cautividades del pecado
    encontradas en las familias de las naciones, como cuando ellos mismos nacían en el cautiverio egipcio por cuatro siglos, luego bautizados enteramente en el Mar Rojo, caminaron por el desierto del Sinaí: entonces, fue para convertir el Valle de los
    huesos secos en una fuente de dulzura eterna.

    Visto que, nuestro Padre celestial con su Juramento derramado sobre Isaac, confirmado con Jacobo sobre el monte santo de Jerusalén, en Moriah, sellado como convenio de vida en Israel para las naciones, escapando la cautividad egipcia, el Mar Rojo y sus
    bautismos, cautiverios del desierto del Sinaí, cautiverios del Valle de los huesos secos, entonces, Él puede redimir la tierra entera eventualmente. Legalmente, para nuestro Padre celestial fue fácil conquistar el cautiverio egipcio, bautismos del Mar
    Rojo, cautiverios del desierto del Sinaí, cautiverios de familias de las naciones desde el Valle de los huesos seco, convirtiéndolo en fuente de vida, empero, conquistar Canaán con Israel fiel comiendo de la leche y miel ha sido aún más largo el
    camino y duro hasta nuestros días.

    Dado que, nuestro Padre celestial necesita mantener su promesa entregada no solamente a Abraham y a su esposa Sarah, heredando Canaán y fluyendo con leche y miel, pero igualmente, a los hijos viviendo en generaciones venideras junto con familias de las
    naciones, para que ellos coman diariamente de su naturaleza divina, que es realmente leche y miel de vida eterna hacia la eternidad. Puesto que, esta es la manifestación de su nueva tierra, creada ya con palabras vivas del corazón santísimo de nuestro
    Padre celestial junto con su Espíritu Santo, derramándose inicialmente sobre Isaac en el Moriah, y luego, sobre el monte Sion y su Lugar Santísimo nuevamente, en Canaán, salpicando sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo nacido del vientre virgen con
    tu misma vida eterna.

    Comprobado que, aquí es en donde nuestro Padre celestial necesitaba tener a su Hijo Jesucristo junto con su santo nombre clavado al madero, que en vida fue la carne sagrada nacida del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el Espíritu Santo, para
    que postreramente entre en su Lugar Santísimo, renaciendo del vientre virgen y salpicando sangre expiatoria con vida eterna para todos. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba tener al Israel antiguo no solamente nacido en cautiverio egipcio con
    su Juramento a Isaac adquiriendo pecados del mundo entero, para abandonarlos luego en el Mar Rojo, y seguidamente, beber de las aguas amargas del Marah, endulzadas milagrosamente por el árbol del monte Sion, para beber abundantemente de la roca de
    salvación agua viva para vivir eternamente enriquecidos.

    Porque después que todo Israel había cumplido con obligaciones sacerdotales, conduciendo cada ritual y ceremonia de perfecta santidad del Juramento a Isaac para nuestro Padre celestial, entonces, ellos tenían que ser mordidos por serpientes venenosas
    para descender al Valle de los huesos secos, convirtiéndolo postreramente en una fuente de dulzura, renaciendo así desde él todos ellos con la carne sagrada del convenio sellado. Ya que, nuestro Padre celestial solamente necesitaba un solo infierno de
    tantos, tornado en fuente de dulzura, sanidad, bendiciendo y vida junto con el renacer de cada hombre, mujer, niño y niña, aunque ya sean todos ellos huesos secos de siglos, entonces, ellos renazcan en su Lugar Santísimo, que es el vientre virgen del
    cielo, salpicando sangre de su naturaleza divina siempre.

    En otras palabras, nuestro Padre celestial ha trabajado a través de las generaciones con la casa de Israel, llevando su corazón santísimo, afligido con su Espíritu Santo y con su Juramento a Isaac por la salvación postrera de sus hijos, convirtiendo
    así el Valle de los huesos secos en uno con el Lugar Santísimo para que sus hijos vuelvan a vivir nuevamente. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel antiguo nacido en cautiverio egipcio por cuatro siglos, porque con el Juramento a
    Isaac cada pecado es removido de las naciones desde el corazón de la tierra, tornando el infierno en un vientre dando vida nuevamente a sus hijos perdidos sobre el monte Sion y su Lugar Santísimo, salpicado con sangre expiatoria ya: destruyendo pecados
    siempre.

    Por eso, nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo Jesucristo junto con su santo nombre fuego clavado al madero sobre el monte santo de Jerusalén, salpicando sangre expiatoria llena con tu misma vida eterna derrotando siempre a Satanás, sus ángeles caí
    dos junto con el ángel de la muerte, pero igualmente, él comió del pan y vino con todas las familias de Israel. Por eso, es que fue importante para nuestro Señor Jesucristo abandonar a Israel, porque él tenía que regresar al Padre en la gloria
    celestial para orar ante Él, y así, Él envíe a Israel y a las naciones de su Espíritu Santo, que es el Espíritu de verdad, guiándolos a todos ellos a toda verdad y justicia en todos sus días, siempre.

    Por ende, desde que nuestro Señor Jesucristo no solamente destruyó cada obra de Satanás, sus ángeles caídos junto con el ángel de la muerte, además, él había comido del pan y vino con cada familia israelí sobre sus mesas de sus hogares,
    entonces, él estaba listo para derramar su sangre expiatoria sobre el monte santo de Jerusalén y su madero eterno. Visto que, nuestro Señor Jesucristo necesitaba sus victorias selladas al madero del Israel antiguo sobre el monte santo de Jerusalén,
    en Canaán, pero igualmente, él necesitaba romper la cortina separando los lugares santos del Lugar Santísimo, para que él pueda finalmente tocar a cada uno de la casa de Israel yaciendo en el Valle de los huesos secos con su perfecta salvación
    conquistada.

    Considerando también, que nuestro Padre celestial solamente acepta a su Hijo Jesucristo, salpicando su sangre expiatoria, para romper el velo de arriba hacia abajo, entrando así al Lugar Santísimo con toda la casa de Israel, vestidos en sus perfectas
    victorias en contra de Satanás y la muerte: y por fin apasionadamente ellos fueron aceptados milagrosamente, como sus hijos legítimos para siempre. Por cierto, el momento que su Hijo Jesucristo derramó su sangre expiatoria al madero del Israel antiguo
    sobre el monte santo de Jerusalén, entonces, la santidad entera del Lugar Santísimo salpicó a tierra, y en cada lugar del mundo entero igual: buscando por sus hijos perdidos, para que vuelvan a tener vida nuevamente, y esta vez abundantemente hacia
    una nueva eternidad entera.

    Entendiendo que, con la naturaleza divina de nuestro Padre celestial atrapada en su Lugar Santísimo del tabernáculo de reunión, descansando sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán, entonces, su naturaleza divina desciende siempre en busca de
    sus hijos (como tú hoy), encontrándolos siempre, entre las familias de las naciones, vistiéndolos con santidad perfecta, como Él mismo le hablaba siempre apasionado a Abraham. Por eso, es que cuando nuestro Señor Jesucristo salpicó su sangre
    expiatoria al madero sobre el monte santo de Jerusalén, entonces, él lo hizo desde sus heridas por ti, como sus manos, pies y costados: porque estos fueron los lugares principales, en donde los israelitas fueron mordidos de serpientes venenosas antes
    de descender al Valle de los huesos.

    Sin embargo, nuestro Señor Jesucristo fue herido con clavos de bronce, corona de espinas y la lanza de los soldados romanos, porque él necesitaba descender a sus hermanos y hermanas con victorias del Juramento a Isaac en contra de Satanás y del ángel
    de la muerte, pero igualmente, luego él ascendería a la gloria celestial con todo Israel antiguo santificado para siempre. Por eso, es que fue importante para nuestro Señor Jesucristo regresar a la gloria celestial para sentarse junto con nuestro
    Padre celestial, visto que, al derramar su sangre expiatoria victorioso sobre Satanás y la muerte para destruir el pecado del mundo entero finalmente, entonces, la santidad divina del Padre celestial desde el Lugar Santísimo se derramaría abundante
    por todo Canaán una eternidad entera.

    Esto fue algo importante de llevar acabo sobre el monte santo de Jerusalén y su Lugar Santísimo, como cuando su Hijo Jesucristo rasgo de arriba abajo el velo, derramando así la santidad divina de nuestro Padre celestial sobre el Valle de los huesos
    secos, destruyendo así tinieblas por toda la tierra perpetuamente, pero igualmente, derramarla sobre Canaán enteramente sin parar y hasta hora. Considerando que, es únicamente en su naturaleza divina derramándose desde Él mismo sobre su Hijo
    Jesucristo y su Espíritu Santo, pero igual, sobre todo Israel, sin importar condiciones en sus vidas, porque Él los puede rehacer en un día, como cuando Israel antiguo en el Valle de los huesos secos, para que vuelvan a vivir nuevamente, pero en su
    cuerpo glorificado solamente, y por siempre.

    Ciertamente, cuando nuestro Señor Jesucristo salpicó su sangre expiatoria al madero del Israel antiguo, descansando sobre el monte santo de Jerusalén, entonces, nuestro Padre celestial derramó de su Espíritu Santo, que realmente, es su naturaleza
    divina, descendiendo sobre ti continuamente: en donde el pecado falla siempre en dañarte nuevamente, como antes del bautismo, y así, tú vivas bendecido, gozando tu vida diariamente. En otras palabras, si nuestro Señor Jesucristo no hubiese muerto
    clavado junto con su santo nombre fuego al madero del Israel antiguo sobre el monte santo de Jerusalén, entonces, el velo del Lugar Santísimo estaría aun en su lugar, separándonos de la gloria angelical y su bendición cotidiana, y además, el Espí
    ritu Santo hubiese fallado en descender progresivamente hacia nosotros sobre la tierra.

    Sin embargo, desde que nuestro Señor Jesucristo derramó su sangre expiatoria de sus heridas en sus manos, pies y lados, entonces, el Espíritu Santo se derramó sobre el monte santo de Jerusalén, además, descendió al Valle de los huesos secos, torná
    ndolo en fuente dulce, vida, sanidad, paz, bendición, prosperidad y de riquezas insondables, y así, toda familia conozca sólo vida y riquezas ya. Es decir, también desde que nuestro Señor Jesucristo derramó su sangre expiatoria enteramente al
    madero sobre el monte santo de Jerusalén, entonces, nuestro Padre celestial no solamente emergió del Lugar Santísimo, derramando de su naturaleza divina sobre sus hijos yaciendo en el Valle de los huesos secos, pero igualmente, sobre ti, los tuyos,
    vecinos y amistades cada día sobre toda la tierra.

    Considerando que, nuestro Padre celestial prometió derramar del Espíritu Santo sobre toda carne de las familias de las naciones, empezando en Israel, y esto es posible en nuestros días y en los venideros: porque su Hijo Jesucristo derramó toda su
    sangre expiatoria sobre el monte santo de Jerusalén y su Lugar Santísimo, para que su naturaleza virgen descienda sobre ti abundantemente cada día. Comprobado que, esta es la santidad virgen que toda la casa de Israel adquirido tempranamente, ú
    nicamente renaciendo del bautismo en agua al invocar la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, porque es aquí en donde tú mismo entraras al Lugar Santísimo para ser bañado en su perfección, amor infalible y santidad
    eterna, sin conocer el pecado jamás.

    Puesto que, esta es la única virginidad santísima salpicando desde el Lugar Santísimo sobre el madero del monte santo de Jerusalén, en Canaán, descendiendo al Valle de los huesos secos, convirtiéndolo en fuente de dulzura eterna, en donde el pecado
    causándote pobreza invadía tu vida, destruido ya en un día, para que tú goces bendiciones de su naturaleza virgen sobre la tierra, siempre. Por eso, es que nuestro Padre celestial prometió que en los últimos días derramaría de su presencia santí
    sima y de su naturaleza divina sobre el monte santo de Jerusalén, porque su Hijo Jesucristo derramaría su sangre expiatoria enteramente, para que tú la recibas igualmente en estos días junto con tus amados, vecinos y amistades, viviendo así tu vida
    enriquecida diariamente, desde ahora.

    Considerando que, cuando tú empiezas a recibir de la naturaleza divina de nuestro Padre celestial, derramándose sobre ti, porque tú habrás renacido del bautismo en agua y del Espíritu Santo al invocar la perfecta santidad de su nombre, su Hijo
    Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, tú estarás vestido con su naturaleza divina enteramente únicamente para recibir bendiciones cotidianas, y sin cesar jamás. Dado que, cada bendición que siempre ha descendido del corazón santísimo de
    nuestro Padre celestial, entonces, ha sido por su Hijo Jesucristo y por su Espíritu Santo, para que tú los recibas todos ellos y sin fallarte jamás, enriqueciendo así tu alma viviente, tu corazón, tu mente, tu cuerpo y espíritu humano, vestido
    enteramente de su carne sagrada y poderes del Espíritu santo.

    Aquí es cuando, tú realmente vivirás la vida que nuestro Padre celestial te ha entregado junto con tus amados, vecinos y amistades, para vivirla todos los días en la tierra y en el cielo hacia la eternidad venidera, para que tú siempre seas
    enriquecido con sus palabras vivas naturales de su corazón santísimo, nacidas para bendecirte en estos días con grandes poderes. Puesto que, esta es la vida que realmente te ama cada paso de tu vida hacia la gloria celestial para encontrarte con
    nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, bendiciéndote siempre a ti con sus palabras vivas, naturales de su corazón santísimo sólo para amarte, concediéndote tus necesidades siempre, sin fallarte jamás a ti ni a los tuyos,
    incluyendo amistades.

    Comprendiendo que, la vida que tú has recibido por inicio de Adán y Eva, cuando ambos comieron del fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal, nunca ha aprendido a amarte, como el Padre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo junto
    con sus ángeles lo han aprendido ya para una eternidad entera de gloria y vida eterna contigo. Sin embargo, cuando tú recibes la naturaleza de nuestro Padre celestial, como sus palabras vivas del Juramento a Isaac, derramándose sobre todo tu corazón,
    alma, mente, cuerpo y espíritu humano, porque su Hijo Jesucristo ha derramado su sangre reparadora sobre el Lugar Santísimo, destruyendo todo pecado eternamente, entonces, tú vivirás su vida eterna, amándote fielmente con pasiones cotidianas hacia
    la eternidad angelical para siempre.

    Y es aquí, en donde tú finalmente empezaras a ver la vida en la tierra, así como es vista por nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo, su Hijo Jesucristo, sus ángeles y cada alma redimida a través de las generaciones hasta hoy, para que tú
    vivas tu vida cotidiana con sus riquezas abundantes, entregadas a Abraham y a Isaac, empezando ahora mismo. Puesto que, es la naturaleza divina de nuestro Padre celestial haciéndote perfectamente una persona feliz, viviendo su misma vida santísima por
    completo sobre la tierra, siempre gozando sus riquezas asombrosas entregadas a Abraham e Isaac, pero igualmente, tú harás que estas riquezas existan para otros alrededor tuyo y hasta que ellos aprendan a amarlo a Él cada día camino hacia la gloria
    celestial.

    Bondadosamente, nuestro Padre celestial a propósito a derramado todo su corazón santísimo sobre Isaac yaciendo sobre el madero del monte santo de Jerusalén, descansando en el Moriah, porque es su perfecta voluntad diariamente por ti y los tuyos,
    vecinos y amistades, a que vivan ya su misma vida personal derramándose progresivamente desde Él mismo para que sea parte de la tierra entera. Esta vida eterna ha sido ya establecida triunfantemente en Canaán, porque nuestro Señor Jesucristo nació
    con ella del vientre virgen de la hija de David, implantándola así no solamente en Israel, pero igual, sobre ti en estos días, y así, tú vivas una vida extraordinaria, amándote apasionadamente ella misma, pero contigo bautizado en agua primero,
    invocando la perfecta santidad de su nombre altísimo.

    Seguidamente, es importante que seas bautizado en agua, cuanto antes mejor, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, para que tú abandones la carne pecadora con su mala vida por la carne sagrada y su vida
    eterna ya establecida en Canaán, en donde tú finalmente le servirás a Él y a su santo nombre fuego siempre. Aquí es, en donde nuestro Padre celestial te conoce, así como te conoció siempre nacido desde su imagen y su alma viviente inicialmente,
    para que tú mismo seas su hijo legítimo, heredando su perfecta santidad y riquezas asombrosas, que Él mismo goza diariamente con su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo, sus huestes angelicales y toda alma redimida de generaciones pasadas hasta ahora.

    Además, nuestro Padre celestial por medio de su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo ha conquistado la tierra ya, empezando desde el mismo infierno, porque cuando la sangre expiatoria victoriosa sobre Satanás y la muerte salpicaba entonces el velo se
    rasgó del Lugar Santísimo, y nuestro Padre celestial salió con su naturaleza divina derramándola sobre sus hijos instantáneamente, y sobre ti igual progresivamente. Milagrosamente, ha sido la naturaleza divina de nuestro Padre celestial, que estaba
    confinada siempre en el Lugar Santísimo del tabernáculo de reunión, en donde el sumo sacerdote levita accedía cada año, después de rituales y ceremonias de perfecta santificación para ser aceptado en la naturaleza divina, y esto fue siempre
    imposible de cumplirlo humanamente, por ende, el sacerdote era halado hacia afuera muerto.

    Porque cualquier sacerdote deseando entrar al Lugar Santísimo para encontrarse con nuestro Padre celestial en su perfecta santidad, entonces, esto significaba que el sacerdote levita tenía que haber tenido ya al Ángel del SEÑOR con él, y este es
    siempre su Hijo Jesucristo llevando su santo nombre en perfecta santidad para ser aceptado junto con Israel, y así, ellos gocen aquel año enriquecido. Sin embargo, cuando Israel pecaba entonces el sumo sacerdote levita del año en curso era normalmente
    rechazado, porque el Ángel del SEÑOR fallaba en entrar con él para reencontrarse con nuestro Padre celestial en su naturaleza divina del Lugar Santísimo, y así, toda bendición siga descendiendo sobre Israel, por ende, él tenía que ser halado
    muerto con una soga atada a su cintura.

    Indudablemente, sólo cuando el sumo sacerdote levita entraba al Lugar Santísimo para encontrarse con nuestro Padre celestial para que derrame de su naturaleza divina sobre Israel, entonces, él era aceptado siempre, porque el Ángel del SEÑOR llevaba
    su santo nombre fuego con él en perfecta santidad para que su naturaleza divina sea posible para con todo Israel por un año entero solamente. Obviamente, este problema nuestro Padre celestial lo arreglaría por Israel y por las naciones, con su Hijo
    Jesucristo nacido de la hija de David, salpicando primeramente sangre expiatoria para que toda vida eterna sea posible, en Canaán, derrotando a Satanás y sus mentiras, maldiciones, pobreza y muerte, desde el Valle de los huesos secos y hasta el monte
    Sion y su Lugar Santísimo.

    Considerando que, cuando nuestro Señor Jesucristo ascendió al monte santo de Jerusalén y su madero del Israel antiguo con pecados del mundo entero, entonces, él entró en el Lugar Santísimo, rasgando el velo a tierra no solamente como sumo sacerdote
    israelí, pero también de cada hombre, mujer, niño y niña de las naciones, y así, todos sean aceptados en su naturaleza divina siempre. Esto significa que nuestro Padre celestial tenía que conquistar toda la tierra al destruir todo pecado, maldició
    n, enfermedad, pobreza, conflicto y muerte, naturales inicialmente del corazón de Lucifer y del mismo infierno, convirtiéndolo todo instantáneamente en fuente de dulzura para que Israel viva nuevamente, pero igualmente, para que los padres regresen a
    los hijos, y los hijos regresen a los padres universalmente.

    Divinamente, nuestro Padre celestial ha creado la tierra con grandes cuerpos de agua para que sus hijos se bauticen, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, para que ellos abandonen la vida pecadora por la
    vida sagrada, entregada ya desde el Lugar Santísimo, que es la naturaleza divina del Padre derramándose continuamente para una eternidad entera. Por eso, fue importante para nuestro Padre celestial tener el velo separando los lugares santos del Lugar
    Santísimo, rasgado, para que Él mismo salga con su naturaleza divina, derramándose sobre el Valle de los huesos secos sin límites, convirtiéndolo así en fuente de dulzura para que sus hijos vuelvan a vivir nuevamente, y así, tú también vivas
    abundantemente con su naturaleza prístina siempre.

    Visto que, nuestro Padre celestial ciertamente había destruido cada tiniebla de todo infierno del corazón de la tierra con su naturaleza divina, empezando en el Valle de los huesos secos, para que sus hijos vivan junto contigo y las familias de las
    naciones, porque Él está listo para vivir con ellos en su nueva tierra, en donde el pecado no existe nunca más. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba su santo nombre fuego venerado, amado y exaltado desde el mismo Valle de los huesos secos,
    cuando sus hijos renacían al velo rasgarse del Lugar Santísimo, y el Padre celestial salía de él, derramando naturaleza divina sobre la tierra quitando todo pecado perpetuamente, y así, Él heredar las naciones para que vivan con Él en su nueva
    tierra.

    Dado que, nuestro Señor Jesucristo declaró finalmente a sus discípulos por doquier, asegurándoles, que todo poder le ha sido dado a él en la gloria celestial junto las huestes angelicales, sobre la tierra con todas las familias de las naciones,
    bendiciéndolos así con perfecta salvación, y empezando en el corazón del mundo, saturándolo con su naturaleza divina, derramándose continuamente desde el Lugar Santísimo. Es decir, también que nuestro Padre celestial finalmente ha llenado la
    tierra entera, empezando en el Valle de los huesos secos, con su dulzura del Lugar Santísimo, cuando el velo se partió al derramarse la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo, para que su Espíritu Santo descienda sobre ti, tus amados, vecinos y
    amistades, con riquezas cotidianas por una eternidad entera.

    Por eso, es que cuando tú eres renacido, bautizado en su bautismo en agua, abandonando el mundo pecador por su nueva tierra, que está llena enteramente de su naturaleza divina, entonces, tú empezaras a vivir su misma vida eterna, amándote con pasión
    verdadera, que está más allá de todo entendimiento humano, porque Él ama la idea de estar contigo ahora mismo, y siempre. Amorosamente: nuestro Padre celestial nos ha entregado una gran salvación, salvando a toda la casa de Israel desde el mismo
    Valle de los huesos secos, al convertirlo en fuente de su dulzura, así como está por ser endulzada con leche y mil Canaán, porque el velo fue rasgado a tierra y su naturaleza divina se derrama por doquiera hasta encontrarte a ti hoy.

    Por eso, fue importante para nuestro Padre celestial clavar a su Hijo Jesucristo al madero del Israel antiguo yaciendo en el Valle de los huesos secos, esperando por su salvación finalmente llegar, y hasta que ellos mismos lo vieron a él victorioso
    sobre pecados que los mataron, porque nuestro Señor Jesucristo verdaderamente destruyó eternamente a Satanás con poderes del Juramento a Isaac. Si: Israel antiguo vio no solamente a nuestro Señor Jesucristo nacer de la hija de David, salpicando
    sangre expiatoria victoriosamente en Canaán: por consiguiente, ellos mismos lo vieron a él hablando palabras vivas del Juramento a Isaac, destruyendo así sin misericordia toda obra de Satanás y finalmente a la muerte: sanando todo enfermo,
    bendiciendo a necesitados y levantando a muertos a vivir nuevamente.

    Todo Israel antiguo vio alegremente a nuestro Señor Jesucristo hablar palabras vivas del Juramento a Isaac que bendice no solamente a cada hombre, mujer, niño y niña de las familias de Israel, pero igual, a todo Canaán, porque la tierra estaba lista
    para el derramamiento de la naturaleza divina de nuestro Padre celestial, escapando del Lugar Santísimo para tornarlo todo en dulzura inagotable. Sin embargo, para que esto suceda, nuestro Padre celestial tenía que asegurarse que su Hijo Jesucristo
    hablase palabras vivas con sus poderes asombrosos del Juramento a Isaac: sanando a toda familia en Canaán: entonces, todo Israel estaba listo para hablar solamente de las palabras del Juramento a Isaac, que clavarían finalmente a su único Cordero al
    madero con salvación eterna para todos universalmente.

    Es decir, también que cuando cada israelí gritaba a Poncio Pilato, diciéndole, crucifica al Cordero de Dios al madero del Israel antiguo sobre el monte santo de Jerusalén, entonces, ellos lo hicieron así no solamente cumpliendo con gritos profé
    ticos del Juramento a Isaac, pero igualmente, parar finalmente a Satanás de clavar a Barrabas al madero, porque sellaría así la muerte de Israel eternamente. Entendiendo que, Satanás estaba buscando encontrar las diez tribus perdidas de Israel entre
    las naciones, entonces, al tener a Barrabas clavado al modero del Israel antiguo yaciendo en el Valle de los huesos secos, él podía muy bien ver en donde nuestro Padre celestial los había escondido, para él poder inmediatamente enviar a sus
    endiablados con sus altares para matarlos para siempre.

    Sin embargo, gracias a nuestro Padre celestial por palabras vivas del Juramento a Isaac, que no solamente han bendecido a Israel a través de generaciones y hasta hoy, pero igual, Él tuvo a los hijos de Aarón junto con cada israelí gritando a que el
    Señor Jesucristo sea clavado al madero en vez de Barrabas, para que todos nosotros tengamos vida abundante, siempre. Por eso, fue importante para nuestro Padre celestial, después de haber destruido toda mentira, maldición, obra malvada, pobreza,
    conflictos, enfermedades y finalmente la muerte por poderes cotidianos de la palabra viva del Juramento a Isaac, para que el ángel de la muerte falle en tener a Barrabas clavado al madero del Israel antiguo sobre el monte santo de Jerusalén para
    siempre.

    Ciertamente, con el ángel de la muerte sentenciado ya a morir, cuando nuestro Padre celestial le dijo por su Hijo Jesucristo, muerte, Yo soy tu muerte: entonces, con palabras de juicio eterno el verdadero Cordero de Dios, descendido del cielo, clavado
    fue al madero del Israel antiguo, entregándonos instantáneamente a nosotros su carne sagrada victoriosa sobre Satanás y sus males eternos. Puesto que, nuestro Padre celestial necesitaba matar no solamente cada mentira malvada, maldiciones,
    enfermedades, pobrezas, conflictos, guerras, pero igualmente, a la misma muerte, porque una vez que la muerte fue sentenciada a muerte, entonces, Satanás fallaría en clavar a Barrabas al madero y, por demás, Él mismo podía tornar cada infierno en
    una fuente de dulzura, enriqueciendo a la humanidad entera, siempre.


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