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    From valarezo7@hotmail.com@21:1/5 to All on Sat Sep 28 05:45:12 2019
    Sábado, 28 de Septiembre, 2019 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)


    Su CORAZÓN SANTÍSIMO es el CORAZÓN de la TIERRA, llorando RIQUEZAS ahora para TI y tus AMADOS:

    Realmente: Nuestro Padre celestial estaba por todo el reino angelical, buscando por un hombre que esté dispuesto a caminar con Él por toda la tierra, porque Él necesitaba establecer su vida eterna sobre ella, y para esto Él necesitaba conquistar el
    corazón de la tierra, y así, Él tener su misma sangre, clamando hacia Él, asegurándole: cuanto Él es amado por sus hijos. Puesto que, nuestro Padre celestial necesitaba la sangre de su Hijo Jesucristo junto con su Espíritu Santo, clamando desde el
    corazón de la tierra, diciéndole: cuanto Él es amado por cada uno de sus hijos, y así, Él glorifique y honre su santo nombre fuego sobre el altar de su amor eterno hacia ellos, entregándoles así Él mismo mayores riquezas insondables.

    Ciertamente, nuestro Padre celestial después de buscar entre las familias de las naciones, a alguien digno de estar con Él, creyendo en sus palabras de vida nacidas naturalmente de su corazón santísimo, que Él necesitaba establecer en el corazón de
    la tierra, y desde ahí: Él recibir la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo: Alabándole, amándole y exaltándole a Él, entonces, encontró a Abraham. Visto que, este es Abraham, dispuesto no solamente a oír sus palabras de vida nacidas
    naturalmente de su corazón santísimo, herido por ver a sus hijos de las familias de las naciones, que descendieron muertas en sus pecados a sus lugares del infierno tormentoso, y que Él necesitaba salpicar la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo,
    entregándoles así a ellos nuevamente su misma vida.


    Por eso, es que nuestro Padre celestial necesitaba sentarse a la Mesa santa con Abraham y con sus hijos, comprados con dinero de extranjeros, para entregarles a ellos un hogar de amor de familia, amándolos por siempre, que ellos necesitaban para crecer
    en el temor del SEÑOR del reino angelical, preocupado Él mismo siempre por el futuro de cada uno de ellos. Además, nuestro Padre celestial tenia que sentarse a la Mesa santa con Abraham, y así, Él participar del pan y vino, que su Hijo Jesucristo
    puede servirles a los ángeles del reino de los cielos, manteniéndoles así santos y perfectos para amar, servir y alabar su santo nombre fuego sobre su altar del monte santo de Jerusalén, en Canaán.


    Por ende, este pan y vino que nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo han servido a los ángeles de la gloria celestial, para que ellos vivan una vida perfecta y santa, sirviendo a su santo nombre fuego sobre su altar
    del monte santo de Jerusalén, entonces, Él tenia que dárselo a Abraham y a sus amados igualmente. Considerando que, al nuestro Padre celestial participar del pan y vino con Abraham y sus hijos adoptados, entonces, Él estaba entrando en un convenio de
    vida, cambiando no solamente sus corazones, como individuos por toda la tierra, pero igual, finalmente cambio el corazón de la tierra, al su Hijo Jesucristo derramar su vida eterna hacia su corazón santísimo victoriosa sobre el pecado perpetuamente.


    Visto que, nuestro Padre celestial entendió, que: si Él realmente puede cambiar el corazón del hombre, que está dispuesto a oír y obedecer sus palabras de vida nacidas naturalmente de su corazón santísimo, agraviado, porque sus hijos descendieron
    todos al infierno tormentoso con todos sus pecados, entonces, Él puede cambiar el corazón de la tierra igualmente, estableciendo él suyo sobre él perpetuamente. Considerando que, si nuestro Padre celestial puede establecer su corazón santísimo en
    el corazón de la tierra, entonces, una nueva tierra nacerá, en donde el pecado jamás existió, además llena de la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo, derramada desde del monte Sion, en Canaán, y así, su sangre fluya con su vida eterna
    victoriosa sobre Satanás y la muerte por su amor infalible.


    Dado que, nuestro Padre celestial necesitaba su nueva tierra nacida desde su corazón santísimo, establecido como el nuevo corazón de la tierra con la roca de salvación llena de su amor infalible, alegrías y gozos, además de otras bendiciones, que
    sus hijos recibirán, al renacer del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, regresando así a vivir nuevamente pronto, eternamente amados. Así es: como nuestro Padre celestial no solamente conquistara a Israel, cuando sus hijos
    naciendo por muchas generaciones con su vida eterna, como con el Juramento a Isaac, conquistaran eventualmente su altar en Canaán, pero igualmente, el corazón de la tierra finalmente, y así, todos sus hijos de las familias de las naciones regresen a
    vivir nuevamente en el día de resurrección.


    Más aún, nuestro Padre celestial necesita a sus hijos de las familias de las naciones yaciendo en el infierno tormentoso, regresando a casa, pero renacidos de su corazón santísimo, establecido en el corazón de la tierra ya, lleno de la sangre
    expiatoria de su Hijo Jesucristo, derramada desde el monte santo de Jerusalén, en Canaán, destruyendo a Satanás y la muerte eternamente. Por eso, después de Abraham participar del pan y vino con nuestro Padre celestial, servido por su Hijo Jesucristo,
    como el rey de Salem, Melquisedec, y su Justicia en la tierra y en el cielo, entonces, Él pudo tener a su Hijo único naciendo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo—porque el corazón de Abraham cambio para siempre.


    Además, nuestro Padre celestial necesitaba vivir con Abraham y sus amados en su hogar familiar, porque con su Hijo Jesucristo viviendo con ellos, como Isaac, entonces, Él podía vivir con ellos con su amor infalible junto con bendiciones de la roca de
    salvación, y así, Él final tenerlos a ellos ofreciendo a su único hijo Isaac, como ofrenda encendida sobre su altar celestial. Considerando que, nuestro Padre celestial necesitaba que la tierra le ofreciese a Él en el cielo a su Hijo Jesucristo
    nacido como Isaac, como ofrenda encendida por su amor asombroso, que ellos habían vivido con Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y así, finalmente Él aceptarlos como su familia integrada a su familia divina de la gloria angelical, para
    siempre.


    Además, nuestro Padre celestial tenia que aprender a vivir con Abraham y con sus hijos viviendo en generaciones venideras con su vida eterna no solamente sobre la tierra, pero igualmente, en su nueva tierra, en donde Él conquistara nuevas glorias de
    riquezas insondables, que finalmente Él derramara de su corazón sobre Isaac, Canaán y la tierra entera y hasta que su reino venga. Ya que, son riquezas gloriosas: honrando el santo nombre fuego de nuestro Padre celestial sobre el monte santo de
    Jerusalén, en Canaán, vistiendo la casa de Israel con asombrosas glorias jamás vistas en la tierra, sin embargo, ellos tendrán que renacer del bautismo en agua, invocando la santidad perfecta de su nombre, y así, todos vistan la carne sagrada que
    recibe riquezas inmediatamente.


    Por cuanto, estas son riquezas jamás vistas por las huestes angelicales del cielo ni menos por la humanidad entera sobre la tierra, glorificando y honrando el santo nombre fuego de nuestro Padre celestial sobre el monte santo de Jerusalén, como jamás
    ha sido exaltado antes, conquistando así nuevas glorias, enriqueciendo nuestras vidas por generaciones futuras. Ciertamente, glorias enriquecedoras, que hubiesen sido imposibles conquistarlas con las huestes angelicales, porque para conquistarlas,
    entonces, ellos tienen que ser tan santos y perfectos, así como nuestro Padre celestial siempre lo es con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo: Por ende, nosotros nacimos de su imagen para ser su perfecta santidad, conquistando glorias, como
    nunca antes en la eternidad eventualmente.


    Realmente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a Abraham no solamente viviendo con su Hijo Jesucristo, como Isaac, y con su Espíritu Santo en su hogar junto con su esposa Sarah y sus hijos adoptados por unos años, conociendo así su amor
    asombroso: pero igualmente, ofrecer a Isaac, como ofrenda encendida, para derramar toda su voluntad perfecta desde su corazón santísimo sobre él. Puesto que, nuestro Padre celestial llamó a Abraham a llevar a su único hijo Isaac al monte que Él
    mismo le mostraría de las montañas del Moriah, en donde él lo ofrecerá, como su unigénito, en ofrenda encendida, para su corazón santo y ansioso por derramar de su voluntad perfecta, estableciéndola así finalmente sobre la tierra, bendiciendo a
    todos sus hijos poderosamente, siempre.


    Legalmente, cuando Abraham tomó a su unigénito Isaac, ofreciéndolo para nuestro Padre celestial, que Él lo necesitaba sobre el monte Moriah, en donde Él esperaba por él y por su unigénito sobre el monte Sion, entonces, fue expresamente para
    derramar de la voluntad perfecta desde su corazón santísimo, estableciéndola así sobre Canaán perpetuamente, salvando a sus hijos del pecado y la muerte postreramente. A tiempo, nuestro Padre celestial derramó su corazón santísimo sobre Isaac
    yaciendo sobre el monte Sion, descansando sobre el Moriah, entonces, fue su perfecta voluntad de su nueva tierra naciendo naturalmente desde su corazón santísimo, en donde el pecado jamás existirá, y así, Él finalmente vivir su vida eterna con sus
    hijos eternamente bendecidos con riquezas asombrosas jamás vistas aun por las huestes angelicales.


    Evidentemente, fue sobre el monte Sion, descansando sobre el Moriah, en donde nuestro Padre celestial derramó su voluntad perfecta desde su corazón santísimo, naciendo su nueva tierra desde el corazón de la tierra, salpicada con sangre expiatoria de
    su Hijo Jesucristo y con su vida eterna victoriosa sobre Satanás y la muerte eternamente, y así, sus hijos vivan nuevamente en el Tercer Día finalmente. Este es el corazón santísimo: Derramando su juicio final en contra de cada pecado que cada
    hombre, mujer, niño y niña haya cometido en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo de todas las naciones, y así, Él finalmente establecer su corazón santísimo en el corazón de la tierra sin pecado alguno, para que sus hijos
    renazcan de su salvación perfecta diariamente.


    Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba a Isaac y a sus hijos, nacidos después de él, como Jacobo e Israel antiguo, llevando con ellos su voluntad perfecta por el bautismo del Mar Rojo, por el desierto del Sinaí, finalmente descendiendo al Valle
    de los huesos, en donde Él establecerá la perfecta voluntad de su corazón santísimo para con sus hijos, viviendo sus riquezas asombrosas siempre. Sin embargo, para que esto sea posible, entonces, toda la casa de Israel necesitaba nacer en el
    cautiverio egipcio con su Juramento a Isaac, en donde Él ya ha expiado, juzgado y borrado cada pecado del pasado, del presente y del futuro, que las familias de las naciones hayan cometido en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo.


    Francamente, nuestro Padre celestial necesitaba tener su corazón santísimo, que se había derramado sobre Isaac yaciendo sobre el monte santo de Jerusalén, descansando en el Moriah, finalmente establecido en el corazón de la tierra, y así, sus hijos
    renazcan en un día, pero igualmente, su nueva tierra sin efectos del pecado, viviendo Él en su dulce hogar, eternamente honrado. Puesto que, nuestro Padre celestial necesitaba establecer la voluntad perfecta de su corazón santísimo en el corazón de
    la tierra, pero para que esto sea posible: Él tenia que haber tenido ya a todo Israel antiguo nacido en el cautiverio egipcio, capturando cada pecado del mundo entero, y así, Él finalmente destruir todo pecado en el bautismo del Mar Rojo, para siempre.


    Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba abandonar cada pecado de las naciones, cometidos en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y así, Él tener a cada israelí vestido con la carne sagrada y con el Espíritu Santo, convirtié
    ndose así en la perfecta voluntad de su corazón santísimo por todo el desierto del Sinaí, finalmente descendiendo al corazón roto de la tierra. No obstante, nuestro Padre celestial necesitaba a toda la casa de Israel, llevando con ellos su taberná
    culo de reunión junto con su Lugar Santísimo, en donde Él podía tener a los israelitas sacrificando corderos sin número, derramando sus sangres expiatorias por cada pecado de las familias de las naciones, cometidas por ellos, antes de descender al
    Valle de los huesos secos.


    Considerando que, nuestro Padre celestial necesitaba expiar, juzgar y borrar cada pecado de las familias de las naciones, cometidos por ellos en el pasado, en el presente y en el futuro por toda la tierra, y así, finalmente Él mismo establecer la
    perfecta voluntad de su corazón santísimo debajo de Canaán con abundantes poderes cotidianos, bendiciéndote así siempre a ti con riquezas asombrosas. Históricamente, nuestro Padre celestial tuvo a Israel antiguo por el desierto del Sinaí, como la
    voluntad perfecta de su corazón santísimo no solamente expiando, juzgando y cubriendo pecados del pasado, del presente y del futuro, pero igualmente: Él lidió con tus pecados, sabiendo que los cometerías en tus días ante Él en la gloria celestial,
    y así, tú vivas cada día eternamente enriquecido


    Es decir, también que nuestro Padre celestial usó a toda la casa de Israel maravillosamente por todo el desierto del Sinaí con su tabernáculo de reunión junto con su Lugar Santísimo, sacrificando víctimas, salpicando así sangres expiatorias sobre
    cada pecado, así como lo hubiese hecho Él mismo con cada hombre, mujer, niño y niña yaciendo ya en el infierno tormentoso, eternamente perdidos. En otras palabras, nuestro Padre celestial utilizó a toda la casa de Israel, como sus sumos sacerdotes,
    llevando con ellos su tabernáculo junto con su Lugar Santísimo, expiando pecados, que Él ya había juzgado y borrado con su Juramento a Isaac, como si Él mismo lo hubiese hecho ya normalmente por el mismo infierno tormentoso, liberando así toda alma
    de muerte eterna, postreramente.


    Esto es algo, que nuestro Padre celestial tenía que hacer únicamente con Israel antiguo, porque ellos nacieron con este propósito, de convertirse en la perfecta voluntad de su corazón santísimo, caminando por el desierto del Sinaí, como si ellos
    mismos hubiesen descendido al infierno tormento: ministrando a cada hombre, mujer, niño y niña yaciendo allí, y así, Él liberarlos de la muerte postreramente. Es decir, también que nuestro Padre celestial usó el desierto del Sinaí, como el
    infierno tormentoso mismo, con las familias de las naciones yaciendo allí, y Él mismo pasando por todos ellos con todo Israel antiguo, como sus sumos sacerdotes, expiando pecados, cuando derramaban sangres expiatorias de corderos entrando al taberná
    culo y su Lugar Santísimo, entonces, Él los redimirá en el día de resurrección.


    Ahora, cuando nuestro Padre celestial había pasado por todo el desierto del Sinaí con todo Israel antiguo, expiando cada pecado, que ellos habían recogido por todo el cautiverio egipcio de cuatrocientos años, entonces, Él estuvo listo para que cada
    israelí sea mordido por serpientes venenosas, emergiendo del Valle de los huesos secos, descendiendo a él, pero sin el efecto del pecado para siempre. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel antiguo, descendiendo al Valle de los huesos
    secos, cuando ya la perfecta voluntad de su corazón santísimo había expiado, juzgado y cubierto cada pecado con rituales y ceremonias de santidad perfecta del Juramento a Isaac, conquistando así el corazón de la tierra, y así, su nueva tierra nació
    gloriosamente, como su único dulce hogar eterno.


    Es decir, que cuando nuestro Padre celestial finalmente descendió al Valle de los huesos secos con toda la casa de Israel, mordidos por serpientes venenosas, entonces, fue para demostrarle al mundo, que la sangre de ellos era inservible, no era lo
    suficientemente fuerte para mantenerlos libres de la muerte: y en necesidad de la sangre expiatoria que los salva a todos ellos eternamente. Aquí, cuando nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo descendieron al Valle de
    los huesos con toda la casa de Israel, mordidos por serpientes venenosas, entonces, ellos habían ya cubierto cada pecado con sangres expiatorias de corderos, que Satanás con la muerte falló en hacer cualquier cosa en contra de ellos por miles de años
    por venir.


    Legalmente, nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo se aseguraron que cada pecado había sido apropiadamente expiado con rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac, por ende, al descender todos
    ellos al Valle de los huesos secos, entonces, Satanás y la muerte no pudieron tocarlos jamás y hasta que el Mesías llegó a ellos. Entendiendo que, Israel antiguo descendido al Valle de los huesos secos, cuando la voluntad perfecta del corazón santí
    simo de nuestro Padre celestial había expiado cada pecado por el desierto, como si ellos mismos lo hubiesen hecho así por el mismo infierno tormentoso, liberando por gracia divina: a cada alma humana de morir, para luego vivir nuevamente en Canaán y
    en el reino angelical últimamente.


    Sin embargo, aunque nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo habían maravillosamente expiado, juzgado y cubierto con sangres expiatorias cada pecado, que les hubiesen causado problemas en su descender al Valle de los huesos secos
    y sobre toda la tierra igualmente, entonces, ellos se aseguraron que Israel aprenda a amar, respetar, honorar, confiar y creer en el SEÑOR, finalmente. Por eso, Israel antiguo no solamente descendió al Valle de los huesos para convertirlo en la
    voluntad perfecta del corazón santísimo de nuestro Padre celestial, que todo hombre, mujer, niño y niña obedecerá en su nueva tierra en la eternidad venidera, pero igualmente, Israel necesitaba aprender a confiar y a creer en el SEÑOR, en su Hijo
    Jesucristo y en su Espíritu Santo.


    Y esto fue un proceso: una vez que nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo había empezado con todo Israel yaciendo en el Valle de los huesos por milenios, entonces, fue todo hecho finalmente para entregarles su
    cuerpo glorificado de la carne sagrada y de la sangre expiatoria, sangrando: levantándolos a vivir nuevamente en el Tercer Día eternamente. Realmente, tomó milenios de cautiverio en el Valle de los huesos secos, para que Israel finalmente aprenda a
    amar, respetar, honorar, obedecer, confiar y creer en nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y así, Él finalmente liberarlos de morir, cuando su Hijo amado nació del vientre virgen de la hija de David, por poderes del Espí
    ritu Santo, en Canaán.


    Visto que, nuestro Padre celestial no estaba listo para entregarles el cuerpo glorificado de su Hijo Jesucristo, que finalmente nacería del vientre virgen de la hija de David, derrotando a Satanás y la muerte con su vida eterna, derrotada en el paraí
    so en Eva y en Adán junto con sus hijos y, sólo, hasta que ellos aprendan a confiar en Él: volvieron a vivir. Entendido que, la única manera en que toda la casa de Israel iba a escapar de la muerte y del Valle de los huesos, seria con el cuerpo
    glorificado, bautizado por Juan el Bautista en el río Jordán, y este es nuestro Señor Jesucristo bautizado en agua, pero igualmente, bautizado por el Espíritu Santo, derrotando a Satanás y la muerte por todo Canaán finalmente.

    Este fue nuestro Señor Jesucristo nacido del vientre virgen de la hija de David con la carne sagrada, los huesos inquebrantables y la sangre expiatoria de Israel antiguo yaciendo en el Valle los huesos secos, como huesos secos realmente, sin más,
    listos para ver vida nuevamente en el Tercer Día con un cuerpo glorificado, diciéndole a la muerte: ¡Muerte! Yo soy tu muerte. Y así, ellos entren a Canaán pronto. Esta salvación fue posible para Israel antiguo finalmente yaciendo en el Valle de
    los huesos secos, porque nuestro Señor Jesucristo había derrotado toda obra de Satanás y la muerte junto con los ángeles caídos, sin embargo, para terminar su trabajo salvador triunfantemente en Canaán, entonces, él necesitaba ser clavado al
    madero, en donde Israel había conducido rituales y ceremonias de perfecta santidad eterna victoriosamente.


    Rituales y ceremonias de santidad perfecta del Juramento a Isaac, que Israel antiguo había ejecutado con la carne sagrada, los huesos inquebrantables y la sangre expiatoria junto con el tabernáculo y su Lugar Santísimo por el desierto del Sinaí,
    expiando cada pecado del mundo entero, y así, obtener los poderes necesarios para matar a Satanás y la muerte junto con los ángeles caídos. Considerando que, nuestro Señor Jesucristo vivió nuestra vida eterna, derrotada en el paraíso por Lucifer y
    la serpiente en Eva y luego en Adán e hijos—entonces, él derrotó a Satanás últimamente, destruyendo sus obras en Canaán: Matando la muerte, salpicando su sangre expiatoria sobre el madero de Israel antiguo sobre el monte Sion, salpicando postes
    del infierno, abriéndose hacia la vida eterna, perpetuamente.


    Este es el día, en que Israel antiguo finalmente regresó a vivir nuevamente, pero en el cuerpo glorificado, que ellos necesitaban no solamente para celebrar el Sábado en el corazón de la tierra, como el corazón santísimo de nuestro Padre celestial
    establecido en él perpetuamente, pero igualmente, ellos necesitaban celebrar la Pascua, ascendiendo así en el Tercer Día a ver al SEÑOR. Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba el Valle de los huesos secos, convertido en su corazón santísimo,
    como su nueva tierra nacida de la vieja tierra, además, sus hijos necesitaban renacer en él primero que los demás, celebrando el reposo Sabatino junto con su primera Pascua y su Cordero inmolado, Jesucristo, (salvando a Israel enteramente), para ver
    al SEÑOR en el Tercer Día finalmente.


    Sin embargo, para que esto suceda, entonces, nuestro Padre celestial necesitaba primero lidiar con las familias de las naciones en sus infiernos, eternamente condenados, por no haber invocado su santo nombre fuego junto con sus asombrosos poderes
    redentores de cada día, y esto fue de dejarles saber cuanto Él los ama con su mismo corazón santísimo, mirándolos diariamente desde el corazón de la tierra. Por eso, fue importante para nuestro Padre celestial expiar cada pecado, que cada hombre,
    mujer, niño y niña había cometido en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, mientras vivieron sus vidas en la tierra, y Él tuvo que expiar sus pecados individualmente por el desierto del Sinaí, asimilando al infierno tormentoso y
    con todas sus maldiciones cotidianas.


    Realmente, una vez que nuestro Padre celestial había lidiado con cada pecado, de las naciones yaciendo en el infierno tormentoso, cometidos en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, cuando fallaron en invocarlo para ser bautizados en
    agua, lavándose todos ellos limpios de todo pecado instantáneamente, entonces, Él pudo últimamente acercarse a ellos con su corazón amorosamente, para no abandonarlos jamás. Por ende, con poderes de rituales y de ceremonias, conquistados con todo
    Israel antiguo, actuando como sus sumos sacerdotes por el desierto del Sinaí, llevando consigo su voluntad perfecta junto con su Lugar Santísimo, en donde víctimas fueron sacrificadas para expiar, juzgar y perdonar cada pecado, entonces, Él pueda
    acercarse a corazones muriéndose ya con su mismo corazón santísimo, sanándolos así a todos ellos postreramente.


    Entendemos que, únicamente un corazón amoroso puede realmente sanar otro corazón herido y, por ello, nuestro Padre celestial necesitaba descender al corazón de la tierra con Israel antiguo, habiendo ya ejecutado cada ritual y ceremonia de santidad
    perfecta, finalmente destruyendo cada pecado, pero igualmente, sanar cada corazón roto en el infierno tormentoso con su mismo corazón santísimo, lleno de su amor infalible por ellos. Ahora, para que el corazón roto de nuestro Padre celestial sanar
    cada corazón de cada hombre, mujer, niño y niña no solamente de las familias de las naciones yaciendo ya en sus infiernos, pero igualmente, de sus hijos por generaciones venideras sobre la tierra, entonces, Él tenía que recibir toda la sangre
    expiatoria totalmente victoriosa sobre Satanás y la muerte, en Canaán, infinitamente.


    Este es el Hijo amado de nuestro Padre celestial que necesitaba nacer de vientre virgen de la hija de David, por el Espíritu Santo, para vivir nuestra vida eterna, confiada por Él a Adán primeramente y luego a Eva y sus hijos, viviendo en generaciones
    futuras por toda la tierra, pero contaminada por el pecado de Eva, cuando comió del fruto prohibido. Por cierto, fue importante para nuestro Padre celestial tener a su Hijo Jesucristo nacido de la hija de David, por el Espíritu Santo, y así, él nació
    liberado del poder del pecado, listo para vivir su vida eterna, que necesitaba destruir a Satanás y la muerte en Canaán, liberando así finalmente del infierno a sus hijos del pecado, maldiciones y muerte de Satanás.


    Visto que, esta es la sangre santísima que nuestro Padre celestial necesitaba establecer en el corazón de la tierra y, por ello, Él participó con Abraham del pan y vino sobre la Mesa santa, para que su Hijo Jesucristo nazca del vientre estéril de su
    esposa Sarah como Isaac, por el Espíritu Santo, derramándola enteramente en su corazón roto, sanando a sus hijos últimamente. Por eso, nuestro Padre celestial trabajo con su Hijo Jesucristo, lidiando con cada hombre, mujer, niño y niña de la casa
    de Israel, cuando Él mismo camino con su Hijo y con su Espíritu Santo por las calles de las ciudades israelíes, entonces, lo hizo así para dejarles saber cuánto los amaba a ellos con su corazón roto y sangrando aún sobre su altar.


    Afectuosamente, la única manera en la que nuestro Padre celestial podía sanar su corazón roto, fue tener a su Hijo Jesucristo viviendo su vida eterna, derrotada por Lucifer y la serpiente en el paraíso, cuando ambos: Eva y luego Adán junto con sus
    hijos comieron del fruto prohibido, contaminado su sangre humana, desconectándose así ellos del corazón amoroso del Padre celestial. Considerando que, el corazón santísimo de nuestro Padre celestial estuvo siempre conectado a Adán y a Eva junto con
    sus hijos, cuando nacieron de su imagen y alma viviente, viviendo conforme a semejanza de su Hijo Jesucristo su vida eterna, entregada a cada uno de ellos, para vivirla en poderes cotidianos de sus abundantes riquezas asombrosas del Espíritu Santo en
    toda su Creación.


    Históricamente, Lucifer hizo que la serpiente engañase a Eva, haciéndole creer, que ella podía comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, cuando nuestro Padre celestial les había ya avisado a ambos del peligro de comer de aquel
    fruto, y así, ella sea desconectada de su corazón santísimo constantemente fiel a ella, amando a sus hijos sin fallarles jamás. Ciertamente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a sus hijos viviendo en el cautiverio egipcio por
    cuatrocientos años, recogiendo pecados, cometidos por las familias de las naciones de toda generación en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y así, Él mismo destruirlos, reconectando así su corazón destrozado al de ellos en el
    mismo corazón de la tierra finalmente.


    Realmente, una obra poderosa, que no solamente su Hijo Jesucristo nació del vientre estéril de Sarah, como Isaac, que empezó con la ayuda del Espíritu Santo, y así, él sea el cordero de Abraham junto con sus hijos prometidos por muchas generaciones,
    defendiéndose así ellos mismos de obras malvadas de Satanás, pero igualmente, regresan todos grandemente enriquecidos al corazón amoroso del Padre postreramente. Considerando que, nuestro Padre celestial puede sanar el corazón de cada hombre, mujer,
    niño y niña, caído ya en el pecado de Satanás, enredándose así con tinieblas terribles, llevándolos hacia su eterna destrucción del infierno tormentoso, porque sus corazones están infectados con adoraciones a ídolos, equivalentes a la
    naturaleza rebelde de Satanás en contra del santo nombre fuego en la gloria angelical.


    Amorosamente, nuestro Padre celestial tenía que descender al corazón de la tierra para estar bien cerca a cada corazón herido, por culpa del pecado y la muerte del infierno tormentoso, finalmente asistiéndolos con poderes del Juramento a Isaac, en
    donde Él ha expiado, juzgado y perdonado cada pecado, mostrándoles a ellos únicamente amor, gloria y riquezas interminables en sus corazones una eternidad entera. Visto que, este es el corazón de nuestro Padre celestial, que Satanás hizo que sus
    hijos se separasen de él, como Adán y Eva, de donde ellos habían nacido de su imagen y de su alma viviente y, además, es donde ellos aprendieron amarlo a Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo: por ello, Él necesitaba acercase a ellos
    nuevamente, como antes.


    Enamoradamente, el corazón santísimo de nuestro Padre celestial se acercó enteramente a los corazones heridos de sus hijos en el infierno tormentoso, para que ellos encuentren nuevamente el amor de Padre, que ellos perdieron inicialmente, cuando
    empezaron a alejarse de su corazón amoroso, por culpa del pecado del fruto prohibido, y así, ellos lo amen nuevamente, porque Él ha perdonado todo pecado ya. Por ello, nuestro Padre celestial tenía que descender al Valle de los huesos secos con
    Israel antiguo victorioso sobre todo pecado, estableciendo así su corazón santísimo firme en el mundo, conocido por ellos desde la eternidad en su pecho glorioso y hasta que nacieron de sus madres, y así, ellos sean siempre únicamente consolados con
    su amor infalible, pero igualmente, todas las naciones.


    Empero, el corazón santísimo de nuestro Padre celestial tenía que establecerse eternamente en el corazón del mundo, consolando corazones heridos de sus hijos israelíes y de las naciones, entonces, Él tenía que tener ya a su unigénito nacido
    inicialmente como Isaac y luego de la hija de David, salpicando su sangre expiatoria sobre el altar de su amor infalible victorioso sobre la muerte perpetuamente. Ciertamente, nuestro Padre celestial tenia que esperar por su Hijo Jesucristo que derrame
    de su sangre expiatoria, llena de su vida eterna, derrotada en el paraíso por Satanás y la serpiente en Eva, pero ahora, victoriosa sobre Satanás y la muerte en Canaán, y así, su corazón destrozado reciba finalmente su sangre expiatoria, fluyendo
    victoriosamente sobre la muerte por la nueva tierra, siempre.



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