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    From ivanvalarezo@gmail.com@21:1/5 to All on Fri Sep 13 15:26:11 2019
    Sábado, 14 de Septiembre, 2019 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)


    EL Corazón Destrozado del PADRE, SANA sólo contigo, BUATIZADO en su Corazón que VIVE por Ti hoy:

    Amorosamente: El corazón santísimo de nuestro Padre celestial sollozaba de ver a las familias de las naciones que habían descendido al infierno tormentoso: porque fallaron en conocerlo a Él, como su Padre celestial que les había dado vida de su
    imagen y alma viviente, y así, ellos vivan en la semejanza de su Hijo Jesucristo y de su vida eterna en el Espíritu Santo. Ahora, nuestro Padre celestial necesitaba derramar de su corazón gimiendo por sus hijos perdidos en el infierno tormentoso,
    porque su corazón destrozado necesitaba estar con ellos, ayudándoles así a todos ellos, porque no hay nada difícil para Él hacer: por ello, Él necesitaba a su Hijo Jesucristo nacido en la tierra para derramar todo su corazón profundamente herido
    sobre él finalmente.


    Dado que, una vez que nuestro Padre celestial realmente podía derramar su corazón roto sobre su Hijo Jesucristo nacido en una de las familias de las naciones, entonces, Él podía trabajar consigo mismo y con su corazón todo roto hacia las puertas del
    infierno, y así, Él mismo ayudarlos en la mejor manera posible y hasta liberarlos a todos ellos hacia la eternidad venidera. Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba desesperadamente llevar su corazón herido hacia los postes del infierno
    tormentoso, parándose firme allí, y así, Él hacer todo lo mejor posible, de cómo no solamente de destruir toda tiniebla, pecado, enfermedad, pobreza y todo relacionado a Satanás, los ángeles caídos y la muerte, pero igualmente, Él asegurar la
    derrota eterna de ellos sobre la tierra entera.

    Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba estar lo más cerca posible a sus hijos yaciendo en el infierno tormentoso, y esto era la misma puerta del infierno, entonces, Él tendría a su Hijo Jesucristo derramando de su vida eterna, derrotada
    inicialmente en el paraíso en Eva y luego en Adán y sus hijos, y así, Él mismo liberarlos del pecado y la muerte postreramente. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba su corazón santísimo cerca a los corazones de sus hijos, sufriendo
    dolores del pecado y agonías de sus almas perdidas en el infierno tormentoso, porque realmente Él tiene su salvación en su mismo corazón santísimo y sufriendo, pero, Él necesitaba tener a su Hijo Jesucristo, como su Cordero, salpicando su sangre
    expiatoria sobre postes del infierno para liberarlos finalmente.


    Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba a Abraham: abrazando un hijo suyo del vientre estéril de Sarah su esposa, por poderes del Espíritu Santo, porque él sería el único, en donde Él finalmente derramaría su corazón destrozado y en agoní
    as, para no solamente rescatar a sus hijos perdidos en el infierno, pero igual, sanar su mismo corazón roto en Canaán con todos ellos. Sinceramente, nuestro Padre celestial necesitaba derramar su corazón santísimo sobre Isaac yaciendo sobre el madero
    del monte Sion, descansando en el Moriah, porque Él no solamente expiaría y perdonaría cada pecado de las familias de las naciones, muertas en sus pecados, descendiendo al infierno tormentoso, eternamente perdidas, pero igualmente, Él mismo sanaría
    su corazón destrozado por ellos en Canaán postreramente.

    Físicamente, nuestro Padre celestial derramó sobre la carne sagrada, sus huesos inquebrantables y la sangre expiatoria de Isaac: Poderes curadores de su grande Gracia, de su grande Misericordia, de su grande Verdad y de su grande Justicia Divina,
    perdonando así a sus hijos, pero igualmente, derramó, riquezas sanadoras de su corazón roto finalmente en Canaán, su dulce hogar, en donde Él vivirá enriquecido con sus amados eternos. Verdaderamente, después que Abraham había vivido con su ú
    nico hijo Isaac por unos años, entonces, él vivió con nuestro Padre celestial y con el Espíritu Santo riquezas cotidianas de la roca de salvación, que son océanos de su amor infalible, océanos de su alegría y océanos de su gozo entre otras
    riquezas, y así, Él finalmente derramó su corazón roto sobre todo Canaán finalmente.


    Puesto que, nuestro Padre celestial necesitaba no solamente enriquecer a Abraham junto con su único hijo Isaac, pero también a sus hijos prometidos viviendo en generaciones venideras, porque ellos serían los que nacerían con poderes del Juramento a
    Isaac, lleno de sus riquezas asombrosas para llevarlos por el desierto de Sinaí, descendiendo finalmente al Valle de los huesos secos con todo ello. Estas eran riquezas poderosas, atinadas a enriquecer a todos sus hijos de las familias de las naciones,
    que habían muerto en sus pecados, descendiendo al infierno tormentoso, eternamente perdidos, y así, Él tener sus riquezas cerca de postes del infierno, listo para derrotar a Satanás, los ángeles caídos y la muerte, y sus hijos vean vida nuevamente
    al fin, para siempre.


    Además, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos no solamente de Israel, renaciendo en su corazón santísimo, establecido como el corazón de su nueva tierra, para que lo vean a Él en el Tercer Día, por poderes asombrosos de su Espíritu Santo
    victorioso sobre Satanás y la muerte, pero igualmente, ver a sus hijos de todas las familias de las naciones, viviendo nuevamente pronto. Por ende, nuestro Padre celestial necesitaba ver a sus hijos, vistiendo sus riquezas asombrosas de su corazón sant
    simo, cuando renacían por poderes de su Espíritu Santo, salpicado por la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo, y llena de su misma vida eterna, derrotando a la muerte en Canaán, finalmente para vivir nuevamente en su nueva tierra, en donde el
    pecado jamás existió.


    Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba recibir a sus hijos: renacidos de su mismo corazón santísimo, establecido ya como el corazón de su nueva tierra, no solamente de Israel, pero también de las familias de las naciones, porque para entrar en
    su presencia santísima entonces tú tienes que vestir sus riquezas asombrosas, y así, ser tú aceptado en la gloria angelical, eternamente enriquecido. Por eso, cuando su Hijo Jesucristo fue clavado al madero de Israel antiguo sobre el monte Sion
    entonces cada hombre, mujer, niño y niña de Israel antiguo, recibió el cuerpo glorificado, lleno de vida eterna que había derrotado a Satanás y la muerte en Canaán, pero igualmente, ellos vistieron sus riquezas divinas, y así, ellos fueron
    aceptados en la gloria celestial, eternamente enriquecidos.


    En otras palabras, cada uno renacido nuevamente por el bautismo en agua y por el bautismo del Espíritu Santo, entonces, aquella persona vestirá con riquezas que el corazón santísimo de nuestro Padre celestial no solamente derramó sobre Isaac, pero
    igualmente, por todo Canaán, para que ellos sean aceptados ante Él en la gloria celestial únicamente conociendo: amor, grandeza, prosperidad, gloria y paz por siempre. Será: cómo cuando nuestro Padre celestial finalmente descienda hacia Canaán,
    entonces, la casa de Israel tendrá que estar bautizada en agua, invocando la santidad perfecta de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, para que con su presencia nacional llena de vida eterna que ha derrotado a Satanás y la muerte en Cana
    n, instantáneamente entonces Canaán fluirá con leche y miel siempre.

    Riquezas asombrosas, que no solamente el corazón santísimo de nuestro Padre celestial derramó ya sobre Isaac, pero igualmente, por todo Canaán, convirtiendo el Valle de los huesos secos en su corazón santísimo con sus hijos de Israel antiguo
    renaciendo para vivir nuevamente, y así, finalmente Canaán fluya con riquezas, enriqueciendo su dulce hogar, recibiéndole a Él con grandes honores en su descender final. Es decir, también que nuestro Padre celestial será recibido con grandes
    riquezas, emanando de Canaán milagrosamente grandes riquezas abundantes, nunca antes vistas, enriqueciendo a cada hombre, mujer, niño y niña por todo Israel y sus comunidades florecientes en todas las naciones, y así, Él finalmente descender a su
    dulce hogar, gozando: amor, riquezas, honor y gloria de todos sus hijos perpetuamente.


    Realmente, estas son riquezas fluyendo leche y miel, emanando del corazón de la nueva tierra junto con Canaán, cuando Israel finalmente esté bautizado en agua, recibiendo a nuestro Padre celestial en su descender final a Canaán para vivir con sus
    hijos riquezas naturales que su corazón santísimo derramó sobre Isaac inicialmente, para ser gozadas en perfecta santidad por una eternidad entera. Además, estas son riquezas, manifestándose como leche y mil desde Canaán, cuando Israel finalmente
    se ha bautizado en agua, invocando al Padre celestial, a su Hijo Jesucristo y a su Espíritu, como resultado: Israel será tan enriquecido con riquezas jamás antes vistas por ángeles del cielo ni menos por la humanidad entera en la tierra, y así, las
    naciones serán enriquecidas grandemente postreramente.


    Más aún, cuando Israel haya renacido del bautismo en agua, entonces, esto significa que ellos habrán cumplido con Los Diez Mandamientos de Moisés e Israel, por ende, ellos habrán entrado a la vida eterna de nuestro Padre celestial: tocando vidas de
    las familias de las naciones con poderosos milagros y glorias, incluyendo con las familias del infierno finalmente, y así, todos vivan nuevamente perpetuamente. Considerando que, las familias de las naciones antiguas que han estado siglos y hasta miles
    de años en el infierno tormentoso, muertos todos ellos porque fallaron en renacer del bautismo en agua en sus días, invocando la perfecta santidad de su nombre santo, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, ellas serán enriquecidas
    grandemente, cuando Canaán fluya leche y miel perpetuamente.


    Verdaderamente, estas son riquezas de leche y miel, que nacieron naturalmente del corazón santísimo de nuestro Padre celestial por su amor entrañable a sus hijos de Israel y de las familias de las naciones, y así, ellos vean en vez de pecado,
    maldiciones, dolores, pobreza, muerte y infierno: entonces, sólo riquezas abundantes y asombrosas de su corazón santísimo, derramadas sobre Isaac y Canaán inicialmente. Por eso, es que fue importante que su Hijo Jesucristo nazca primero del vientre
    estéril de Sarah, por poderes del Espíritu Santo, y así, Él descendió con su Espíritu Santo a vivir con la familia de Abraham, vecinos y amistades, entregándoles así finalmente riquezas escondidas una eternidad entera en su corazón santísimo,
    como su nueva tierra, creciendo progresivamente debajo Canaán ahora mismo.


    Visto que, fue la perfecta voluntad del corazón santísimo de nuestro Padre celestial tener su santo nombre fuego establecido eternamente en su dulce hogar, como la mejor tierra del mundo entero, para que Él finalmente vestirlo sobre el monte santo de
    Jerusalén, en Canaán, con glorias, santidades y poderes nunca antes vistas por ángeles del cielo ni por el hombre en la tierra. Ya que, estas son riquezas, que se manifestaran únicamente con leche y miel, como el maná, alimentado diariamente la vida
    eterna de nuestro Padre celestial y su palabra de vida del Juramento a Isaac, pero igualmente, enriquece su santo nombre fuego sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán, enriqueciendo por fin a sus hijos alrededor del mundo, cuando se bautizan en
    agua.


    Legalmente, estas son riquezas de leche y miel, derramadas por el corazón santísimo de nuestro Padre celestial sobre Isaac y Canaán, enriqueciendo así a sus hijos renacidos del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo
    Jesucristo y su Espíritu Santo, y finalmente entren en su vida eterna, en donde Él ejecutara su voluntad perfecta con ellos en la tierra. Además, la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial es bendecir a cada hombre, mujer, niño y niña con su
    Juramento a Isaac, en donde Él ha expiado, juzgado y destruido cada pecado de la humanidad entera, pero igualmente, Él ha enriquecido a las naciones con tierras fértiles, produciendo frutos abundantemente junto con grandes ciudades y casas hermosas
    para cada familia alrededor del mundo entero.


    Convenientemente, nuestro Padre celestial tendrá a cada uno de nosotros y tan perfecto y santo, así como Él es por los bautismos en agua y en el Espíritu Santo, pero igualmente, Él necesita enriquecerlos con riquezas mayores, como las conocidas en
    la gloria celestial por las huestes angelicales, y así, sean ellos enriquecidos grandemente, así como Él siempre lo ha sido en la eternidad. Ya que, nuestro Padre celestial siempre ha soñado vivir con su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo, huestes
    angelicales junto con cada hombre, mujer, niño y niña nacidos naturalmente de su imagen y de su alma viviente, y así, ellos vivan con la carne sagrada de su Hijo Jesucristo, conociendo únicamente riquezas inagotables de su amor entrañable por toda
    vida humana en la tierra.


    Ciertamente, fue importante para nuestro Padre celestial: no solamente vivir su vida eterna en necesidad de derrotar a Satanás y la muerte en el paraíso, pero igualmente, Él necesitaba a su Hijo Jesucristo clavado al madero de Israel antiguo sobre el
    monte Sion, en Canaán, con su santo nombre fuego sobrevolando el mundo entero, protegiendo a sus hijos y riquezas por la eternidad entera. Considerando que, cuando su Hijo Jesucristo finalmente salpicó su sangre expiatoria sobre el madero de Israel
    antiguo del monte Sion, como la puerta de la Ciudad de David, pero igualmente, la puerta del infierno salpicó con su vida eterna victoriosa sobre Satanás y la muerte, y así, el reino de tinieblas de Satanás fue destruido desde el mismo infierno, para
    jamás levantarse nuevamente.


    Positivamente, el corazón santísimo de nuestro Padre celestial naturalmente se derramó en Isaac yaciendo sobre madero del altar, en el Moriah, entonces, fue por sus hijos nacidos de Isaac, Jacobo y los demás, llevándolo al cautiverio egipcio, por el
    Mar Rojo y el desierto de Sinaí, expiando pecados, descendiendo al Valle de los huesos secos con todo él victorioso sobre todo pecado finalmente. Considerando que, nuestro Padre celestial necesitaba su corazón santísimo junto con sus riquezas
    asombrosas no solamente para enriquecer a sus hijos de toda la casa de Israel antiguo, pero igualmente, las familias de las naciones ya muertas en sus pecados yaciendo en el infierno tormentoso, para ayudarlos a escapar en el último día, enriqueciendo
    así su nueva tierra grandemente con todos ellos.


    Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesitaba empezar su nueva tierra, formada con su corazón santísimo, establecido ya allí con la roca de salvación cerca a la puerta del infierno, salpicada con sangre expiatoria de Isaac, para la victoria
    final sobre el pecado y la muerte, y así, sus hijos vivan su vida eterna con victorias que solamente los enriquecerán diariamente, empezando hoy. Es decir, también que: si nuestro Padre celestial hubiese fallado en salpicar la roca de salvación junto
    con la puerta del infierno, y con los hijos de Abraham yaciendo en el Valle de los huesos secos, entonces, Satanás junto con los ángeles caídos y la muerte podía seguir libremente con obras malvadas en contra toda vida humana sobre la tierra, destruy
    ndolos sin misericordia alguna.


    Sin embargo, desde que nuestro Padre celestial tuvo a Israel antiguo, aunque como huesos secos del Valle de los huesos secos, entonces, cuando su Hijo Jesucristo fue clavado a ellos victorioso sobre Satanás y la muerte, instantáneamente transfirió
    hacia ellos su cuerpo glorificado, bautizado ya en el río Jordán, tornando el corazón de la tierra, así como el del Padre en su pecho, eternamente enriquecido. Y esta es la nueva tierra, que nuestro Padre celestial derramó sobre Isaac yaciendo sobre
    el madero del monte Sion, descansando en el Moriah, para que sea establecido perpetuamente en el corazón de la tierra, logrando que sus hijos dejen de sufrir finalmente para gozar de victorias de su vida eterna sobre Satanás y la muerte por toda la
    tierra, gozando riquezas interminables siempre.


    Una vez que nuestro Padre celestial había establecido su corazón destrozado, como el corazón de la tierra debajo de Canaán, entonces, su proceso sanador empezó, cuando su Hijo Jesucristo salpicaba su sangre expiatoria desde el monte Sion clavado al
    madero de Israel antiguo, en Canaán, y así, con su corazón destrozado finalmente sanando, sana la tierra con su amor infalible hacia ti, siempre. Entendiendo que, cuando nuestro Señor Jesucristo fue clavado al madero de Israel antiguo sobre el monte
    Sion, entonces, él derramó su sangre expiatoria, borrando no solamente todo pecado del mundo entero, pero igualmente, empezó el proceso sanador del corazón destrozado de nuestro Padre celestial, que es nuestra nueva tierra, en donde no hay pecado
    nunca, viviendo siempre Él su amor eterno por sus hijos.


    Amorosamente, el corazón destrozado de nuestro Padre celestial finalmente sanara al ver a sus hijos no solamente renacidos del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, pero igualmente,
    verlos renacer de su imagen, por el Espíritu Santo, sobre el monte Sion, cada día y hasta que su reino venga al mundo, eternamente enriquecido. Por eso, el corazón fiel de nuestro Señor Jesucristo fue destrozado también, porque clavado al madero de
    Israel antiguo sobre el monte Sion, entonces, él murió con su corazón destrozado, viendo que él hizo lo posible y hasta lo imposible para que Israel le siga a él, sanando el corazón destrozado del Padre celestial, pero fue rechazado, destrozando as
    aún más su corazón ya herido.


    Además, nuestro Señor Jesucristo sabía perfectamente que hacer, de cómo sanar el corazón quebrantado de nuestro Padre celestial finalmente, porque con su sangre expiatoria no solamente él había destruido a Satanás y la muerte junto con cada obra
    en contra de Israel y las familias de las naciones, pero igualmente, él podía entrar al Sanedrín con nuestro Padre celestial, reinando sobre Israel como antes. Desdichadamente, nosotros podemos ver a nuestro Señor Jesucristo parado cerca de Jerusalé
    n, llorando ante el Padre celestial con su corazón destrozado por no haber sido aceptado en el Sanedrín, por los lideres religiosos de aquellos días, dado que él necesitaba entrar en él con el Padre, sanando así su corazón destrozado de ver a sus
    hijos lejos de Él, perdidos en el pecado.


    Visto que, ha sido siempre el deseo profundo de nuestro Padre celestial, reinar sobre Israel con su corazón santísimo, que empezó a amarlo apasionadamente, cuando Isaac yacía sobre el madero del monte Sion, descansando sobre el Moriah, en donde Él
    derramó enteramente su amor expresado apasionadamente hacia sus hijos con palabras vivas, nacidas naturalmente de Él, llenando así Canaán con riquezas asombrosas e inagotables. Riquezas cananeas: como leche y miel, maná, enriqueciendo su vida eterna
    victoriosa sobre Satanás y la muerte perpetuamente, pero igualmente, enriquece su santo nombre fuego, establecido ya sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán, y así, pronto reciba glorias y honores cananeas: haciendo que nuestro Padre celestial
    descienda a Canaán, quedándose finalmente en su dulce hogar con sus hijos, como tú y yo hoy.

    Ciertamente, fue importante para nuestro Padre celestial tenerte a ti renacido del bautismo en agua en tu bañera de tu hogar, llena de agua, sumergido en ella, instantáneamente emergiendo del agua, vestido de la carne sagrada y del Espíritu Santo para
    que tú entres a su vida eterna enteramente, enriqueciéndote así diariamente a ti con sus riquezas asombrosas e interminables. Amorosamente, nuestro Padre celestial vivió con su Hijo Jesucristo no solamente nacido de la hija virgen de David, por el
    Espíritu Santo, pero igual, Él tenía que vivir con su vida eterna entregada a ti ya, derrotada en el paraíso en Eva y Adán, y así, tú vuelvas a tenerla, pero victoriosa sobre Satanás y la muerte, enriqueciéndote progresivamente una eternidad
    entera, empezando hoy.


    Francamente, nuestro Padre celestial no solamente te ha entregado a ti a su único Hijo Jesucristo a morir en tu lugar sobre el madero de Israel antiguo del monte Sion, para que tú escapes de tus pecados, maldiciones, enfermedades, muerte e infierno,
    pero igual, para que tú seas vestido con sus riquezas cotidianas, emanando de su nueva tierra y de Canaán también. Es decir, también que nuestro Padre celestial te necesita a ti, enriquecido en estos días, porque Él realmente necesita manifestar
    sus riquezas asombrosas, que Él ya ha derramado desde su corazón santísimo no solamente sobre Isaac, que es el cuerpo glorificado de su Hijo Jesucristo, en el corazón de la tierra, debajo de Canaán, pero también, en ti junto con tus amados.


    Riquezas asombrosas, manifestadas en ti junto con tus amados, incluyendo vecinos y amistades también, porque Él necesita mostrarles a las familias de las naciones, que Él ya ha enriquecido el corazón de la tierra con su mismo corazón santísimo
    debajo de Canaán, lleno de su amor infalible por ti, y así, tú seas enriquecido grandemente antes que Él descienda hacia sus hijos en Canaán. Legalmente, nuestro Padre celestial te enriquecerá a ti junto con tus amados, vecinos y amistades, porque
    así es como Él manifestara abundantemente a cada hombre, mujer, niño y niña, que es lo que Él ha hecho ya por ellos con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo, en Canaán, y así, ellos lo amen a Él por sus riquezas personales, emanando hacia
    ellos continuamente.


    Riquezas abundantes, que nuestro Padre celestial no solamente derramó sobre Isaac yaciendo sobre el madero del monte Sion, descansando sobre el Moriah, pero igual, Él lo derramó sobre Canaán hacia ti, tus amados, vecinos y amistades, y así, tú los
    recibas por la carne sagrada de su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo diariamente, pero bautizado en agua, invocando su santo nombre fuego. Estas son riquezas, enriqueciendo tu vida eterna constantemente, que es su misma vida personal, que Él te ha
    entregado a ti, cuando tú te bautizabas en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y así, tú la vivas, así como tú debes vivirla con sus riquezas perfectas en todos tus días por toda la tierra.

    Aquí es cuando: Tú habrás encontrado realmente amor, gozo y alegría, que tú siempre has buscado por toda la tierra, sin encontrarla jamás, porque: Tú necesitas renacer del bautismo en agua, abandonando la carne pecadora por la carne sagrada, en
    donde tú finalmente escaparas del pecado para gozar del amor que te ama y acaricia tu alma por una eternidad entera, empezando hoy. Es más, nuestro Padre celestial te necesita bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, y así,
    finalmente tú cumplas con sus mandamientos para recibir su naturaleza divina, entrando por tu boca, llenando tu corazón con sus riquezas personales, que es su naturaleza divina en ti, trabajando Él contigo, haciendo su perfecta voluntad diariamente:
    bendiciendo a todo necesitado por doquiera siempre.


    Verdaderamente, estas son riquezas asombrosas, que se encuentran únicamente en nuestro Señor Jesucristo, cuando él nacía del vientre virgen de la hija de David con nuestra vida eterna, derrotada en el paraíso en Eva y luego en Adán y sus hijos,
    pero igualmente, en el corazón de la tierra, finalmente derrotando a la muerte en Canaán, diciéndole: ¡Muerte, yo soy tu muerte! Realmente, esta victoria sobre la muerte y Satanás te pertenece a ti, bautizado en agua, invocando la perfecta santidad
    de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y así, tú jamás peques nuevamente, pero solamente conocerás su amor infalible, enriqueciéndote grandemente siempre en todos tus días en la tierra, y finalmente asciendas a la gloria celestial
    en el último día, eternamente justificado.


    Esta victoria fue importante no solamente para nuestro Padre celestial y su Espíritu Santo, pero igualmente, para cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, y así, por el bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre,
    entonces cada uno lo reciba, gozando de riquezas que existen en el corazón de la tierra y por todo Canaán también. Considerando que, estas son riquezas, que no solamente alimenta la vida eterna de nuestro Padre celestial en sus hijos, pero igualmente,
    alimenta su santo nombre fuego sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán, conquistando nuevas glorias como nunca antes, como cuando estaba su santo nombre en la gloria celestial con los ángeles, y así, Él descienda a su dulce hogar, eternamente
    honrado postreramente.


    En otras palabras, cuando todo Israel renazca del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, ellos habrán finalmente cumplido los mandamientos con glorias eternas del Juramento a
    Isaac, que Canaán fluirá con leche y miel: endulzando su santo nombre con honores nunca antes vistos en la gloria celestial hasta aquel día venidero. Y esto es algo: que solamente las familias de Israel lograran en Canaán, para que nuestro Padre
    celestial reciba glorias y honoras nunca antes vistas en la gloria celestial por ángeles, porque ellas nacen naturalmente de su corazón santísimo, manifestándose en cada hombre, mujer, niño y niña, renacido del bautismo en agua, en donde el pecado
    falla en existir nuevamente en la eternidad.


    Riquezas que nuestro Padre celestial siempre cuida desde la gloria celestial por años, porque estas son riquezas con tesoros nacidos naturalmente de su corazón santísimo para que sus hijos los reciban todas ellas legalmente, bautizados en agua,
    invocando su santo nombre, entrando así a su vida eterna, en donde Él trabaja con ellos diariamente, haciendo su voluntad perfecta finalmente en Canaán y en las naciones. Esto significa para nuestro Padre celestial no solamente enriquecer a Israel
    sobre todas las naciones del mundo entero, porque Él finalmente está por descender a Canaán, quedándose en su nueva tierra, eternamente honrado, glorificado y enriquecido, pero igual, Él enriquecerá cada familia de la humanidad entera, incluyendo
    las que regresan a la vida nuevamente desde el infierno, en el día de la resurrección.


    Realmente, nuestro Padre celestial ha derramado desde su corazón santísimo suficiente riquezas, enriqueciendo a Canaán y a sus hijos de todo Israel, pero igual, a cada hombre, mujer, niño y niña de las naciones, incluyendo las que regresan a la vida
    nuevamente en el día de resurrección, porque Él necesita vivir entre abundantes riquezas con sus hijos enriquecidos por toda la tierra finalmente. En otras palabras, nuestro Padre celestial ha derramado sobre Isaac y Canaán suficiente riquezas,
    enriqueciendo a Israel junto con las familias de todas las naciones, y así, Él finalmente vivir con todos ellos, gozando de sus riquezas asombrosas nacidas naturalmente de su corazón santísimo, alcanzando así nuevas glorias para su santo nombre
    fuego sobre el monte Sion, por toda su nueva tierra eterna.

    Por cierto, fue importante para nuestro Padre celestial no solamente derramar su corazón entero sobre Isaac yaciendo sobre el madero del monte santo de Jerusalén, descansando sobre el Moriah, enriqueciendo así a todo Canaán junto con sus hijos
    nacidos de Abraham, incontables, como las estrellas del cielo arriba con su Juramento a Isaac, pero igualmente, finalmente destruyó el pecado en un día. Entendiendo que, al nuestro Padre celestial remover el pecado con toda la casa de Israel, que, habí
    a estado cuatrocientos años en el cautiverio egipcio, recogiendo con el Juramento a Isaac cada pecado de las familias de las naciones del pasado, del presente y del futuro, entonces, Él pudo destruir todo pecado en un solo bautismo en agua del Mar Rojo
    perpetuamente.

    Verdaderamente, después que, nuestro Padre celestial había liberado a Israel del cautiverio egipcio, entonces, sus hijos caminaron hacia el Mar Rojo con su santo nombre fuego, entregado a Moisés para que Israel lo posea como nación siempre, invocá
    ndolo: como el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacobo, bautizados en agua, finalmente recibiendo así la vida eterna de Canaán. Además, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel invocando su santo nombre, como Dios de Abraham, Dios de
    Isaac y Dios de Jacobo, que es el Espíritu Santo, por el desierto del Sinaí, porque en el bautismo ellos habían intercambiado la carne pecadora por la carne sagrada, en donde ellos trabajaran con Él y con su Espíritu Santo, haciendo su voluntad
    perfecta continuamente.


    Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba trabajar con su perfecta voluntad, que toda la casa de Israel había recibido en el bautismo en agua, cuando renacieron para vivir con Él, su Ángel santo (Yeshua, Jesucristo), llevando su santo nombre y su
    Espíritu Santo, y así, Él entregarles sus mandamientos, su tabernáculo junto con su Lugar Santísimo, expiando todo pecado siempre. Además, nuestro Padre celestial necesitaba expiar cada pecado, abandonado ya en el Mar Rojo, con sangres expiatorias
    de corderos en la entrada del tabernáculo, descendiendo finalmente al Valle de los huesos secos, en donde Él mismo con su roca de salvación, rodeado de sus hijos, esperando por Isaac que salpique su sangre expiatoria, derrotó la muerte sobre postes
    del infierno por amor a ti hoy.

    Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba a Satanás y la muerte, muertos, sobre postes del infierno con la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo sobre el madero de Israel antiguo yaciendo en el Valle de los huesos secos, y así, ellos, como
    hijos del Altísimo, reciban el cuerpo glorificado, bautizado ya en el Jordán por Juan, en Canaán, viendo vida nuevamente en el Tercer Día. Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba descender no solamente con Israel antiguo, como su voluntad
    perfecta del desierto, pero igualmente, del Valle de los huesos secos y finalmente de Canaán, porque para destruir a Satanás y la muerte sobre postes del infierno, entonces su corazón santísimo cantaría victorias eternas sobre el pecado, sanándolo
    así con sus hijos renacidos instantáneamente en él en un día.


    Empero, para que nuestro Padre celestial tenga su corazón santísimo, que estaba totalmente roto, sanado finalmente, entonces, Él descendería al Valle de los huesos secos con su corazón victorioso sobre el pecado, Satanás y la muerte, pero
    igualmente, con sus riquezas enriqueciendo a Israel, renaciendo así en el Tercer Día primero, y luego las familias de las naciones en el día de resurrección, pronto. Francamente, es importante que tú renazcas nuevamente del bautismo en agua y de su
    Espíritu Santo, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, accediendo así al Lugar Santísimo del monte Sion, en Canaán, sanando su corazón santísimo y roto por ti y por tus amados, y así, tú vivas su
    vida eterna enriquecida, totalmente justificado hoy.



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