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    From valarezo7@hotmail.com@21:1/5 to All on Fri Jun 7 18:55:00 2019
    Sábado, 08 de Junio, 2019 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

    ISRAEL BAUTIZADO: LA VIDA ETERNA DEL PADRE CRECE: ENRIQUECIENDO A TODAS LAS NACIONES PARA SIEMPRE:

    Nuestro Padre celestial había estado sufriendo por generaciones de ver a cada familia de las naciones morir sin conocer su santo nombre fuego ni menos sus palabras de vida, nacidas naturales de su corazón santísimo, que los pudo haber enriquecido con
    perfecta salvación, si tan sólo lo hubiesen conocido a Él por su Espíritu Santo, descendiendo siempre sobre ellos y sin cesar jamás. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba establecer su camino, vida, verdad y vida sobre la tierra, en donde
    cada hombre, mujer, niño y niña podrá acercarse a Él, por poderes asombrosos de su Espíritu Santo, ya descendiendo sobre ellos constantemente, pero, para que esto sea posible: Él necesitaba a alguien creyendo en sus palabras de vida, nacidas
    naturales de su corazón santísimo.

    Sin embargo, no tenía a ninguno cerca de Él, dispuesto a oír sus llamadas, porque desde que Eva comió del fruto prohibido con Adán y junto sus hijos también, entonces su Espíritu Santo ha estado separado del espíritu humano, por ende, era
    imposible para Él tener a uno de sus hijos creyendo en sus palabras de vida. Verdaderamente, nuestro Padre celestial necesitaba establecer su camino, verdad y vida para reforzar a sus hijos, dispuestos a oír sus llamadas y palabras vivas, nacidas,
    naturales de su corazón santísimo, para que Él mismo les pueda hablar a ellos, dejándoles saber cuál es su perfecta voluntad para con ellos sobre toda la tierra, y así, ellos escapen maldades de sus enemigos de siempre.

    Por cierto, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos viviendo su vida maravillosa, que sería la perfecta manifestación de su gloria sobre la tierra, así como en el cielo con sus huestes angelicales, para que ellos aprendan a amar, servir y
    alabar a su santo nombre fuego sobre el monte santo de Jerusalén, que siempre ha estado en Jerusalén, en Canaán. Además, esta vida que nuestro Padre celestial necesitaba entregar a sus hijos de naciones antiguas, y que ya habían descendido al
    infierno tormentoso, porque fallaron en vivirla, habiendo ellos nacido con ella inicialmente de su imagen y conforme a su semejanza celestial, y así, ellos lo amen a Él y a su santo nombre fuego perpetuamente, sólo sigue existiendo en Él siempre,
    para devolvérsela.

    Efectivamente, nuestro Padre celestial necesitaba rescatar a sus hijos de todas las familias de las naciones, derramando su misma vida eterna, que Él siempre la ha vivido con su Hijo Jesucristo, con su Espíritu Santo y las huestes angelicales por la
    eternidad, y así, Él tenga su voluntad perfecta hecha en la tierra, así como en el cielo con frutos de su misma vida. Considerando que, nuestro Padre celestial había perdido a sus hijos en el paraíso, que fue Adán y Eva junto con sus hijos en
    generaciones futuras, al Lucifer engañar a Eva con la serpiente del Edén, que hizo que ella comience del fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal, contaminando así su vida eterna en ellos perpetuamente.

    Realmente, para nuestro Padre celestial tener a sus hijos, regresando a Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo en la gloria celestial, como el paraíso, entonces, Él necesitaba derrotar y destruir a Lucifer con su misma vida eterna, que él había
    contaminado en Eva, haciendo que ella coma del fruto prohibido, contaminando así la sangre de sus hijos sobre la tierra continuamente. Eso era todo lo que nuestro Padre celestial necesitaba hacer, para restaurar a Adán y a Eva junto con sus hijos a su
    vida eterna, reemplazando la sangre de todos ellos con su misma sangre santísima, y esta es la sangre expiatoria de su Hijo Cordero, Jesucristo, que necesitaba renacer de una de las familias de las naciones, ¡como el hijo del hombre!

    Ciertamente, la vida de nuestro Padre celestial está en la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo, heredada por Adán junto con Eva y sus hijos, que Lucifer junto con la serpiente contaminó, cuando ella comía del fruto prohibido que contaminó toda
    sangre humana de vida prístina, cumpliendo con la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial en el paraíso y en la tierra siempre. Aquí es cuando, nuestro Padre celestial encontró a Abraham, dispuesto a obedecer sus palabras de vida, nacidas
    naturalmente de su corazón santísimo, que Él necesitaba establecer sobre la tierra no solamente con Abraham y familia de hijos adoptados, comprados por dinero de extraños, pero igualmente las familias de las naciones, empezando en el corazón de la
    tierra, el infierno, debajo de Canaán.

    Es más, nuestro Padre celestial necesitaba vivir su misma vida santísima con Abraham y su esposa Sarah junto con sus hijos adoptados, vecinos y amistades de cerca y de lejos, para que ellos gusten de dulzuras de su amor infalible, que siempre ha
    enriquecido su vida personal en la gloria celestial junto con las huestes angelicales por toda la eternidad. Seguidamente, nuestro Padre celestial necesitaba comer del pan y vino con Abraham de la Mesa santa, servida diariamente por su Hijo Jesucristo a
    las huestes angelicales, manteniéndolos así santos y perfectos en sus vidas eternas que aman, sirven y glorían a nuestro Padre celestial y a su santo nombre fuego por toda la gloria angelical.

    Entendemos que, al nuestro Padre celestial comer del pan y vino con Abraham, servido por su Hijo Jesucristo de la Mesa santa, como el rey de Salem y su Santidad Divina en la humanidad entera, entonces: Él no solamente podía impartir su naturaleza
    divina a su siervo Abraham, pero igualmente a su esposa Sarah y a sus hijos incontables hacia la eternidad venidera. Dado que, nuestro Padre celestial necesitaba tocar con su naturaleza divina la vida de Abraham junto con su familia, para que su Espí
    ritu Santo entre en el vientre estéril de Sarah, dándonos a su Hijo Jesucristo como Isaac, viviendo su misma vida eterna con Abraham y su familia finalmente sobre la tierra, esparciéndola así hacia las familias de las naciones también.

    Esta es la vida eterna y gloriosa de nuestro Padre celestial que su Hijo Jesucristo junto con el Espíritu Santo siempre la ha vivido con Él, como una familia divina que enriquece con su naturaleza divina no solamente la gloria angelical, pero igual el
    paraíso y otros lugares celestiales para que su santo nombre fuego: conquiste nuevas glorias, como siempre, y para siempre. Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba establecer su vida eterna con Abraham y su familia, primeramente, entregándoles a su
    Hijo Jesucristo del vientre estéril de Sarah como Isaac, por poderes del Espíritu Santo, para que su vida eterna sea establecida sobre su altar antiguo, dándole a Él nuevas glorias de todos sus hijos de todas las familias de las naciones, siempre.

    Considerando que, al establecer nuestro Padre celestial su vida eterna con la familia de Abraham, su Hijo Jesucristo nació, como Isaac, del vientre estéril de Sarah, entonces, Él no solamente podía establecer su altar, glorificando su santo nombre
    fuego, pero igual, tener a sus hijos renacidos de una tierra muerta, ascendiendo finalmente a la gloria celestial todos ellos, como el paraíso, eternamente bendecidos. Es decir, también que: si nuestro Padre celestial podía hacer que su Hijo
    Jesucristo nazca del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el Espíritu Santo, entonces, Él podía tener a los hijos de Abraham renacidos del corazón de la tierra con su Valle de los huesos secos convertido en su corazón santísimo, viendo vida
    eterna en el Tercer Día postreramente.

    Dado que, esta será la vida eterna de nuestro Padre celestial, que Lucifer junto con la serpiente había engañado a Eva, comiendo del fruto prohibido, contaminando así a Adán y a sus hijos con el pecado, pero ahora, sería la misma vida eterna
    victoriosa sobre el pecado, maldiciones, enfermedades, pobreza, infierno y muerte de Satanás: aún más, lleno con poderes de resurrección para siempre. Sin embargo, para que nuestro Padre celestial tenga a los hijos de Abraham renaciendo del corazón
    de la tierra, como el Valle de los huesos secos tornado en su corazón santísimo, porque finalmente Isaac derrama de su sangre expiatoria desde el monte Sion, en Canaán, hacia postes del infierno: manchándolos con vida eterna victoriosa sobre la
    muerte, entonces, él destruyó todo pecado perpetuamente de todas las naciones.

    Dado que, todo esto sería posible si únicamente nuestro Padre celestial derramase su corazón entero sobre su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el poder del Espíritu Santo, sobre el monte santo de Jerusalén, en el
    Moriah, bendiciendo así a Abraham con sus palabras naturales de su corazón santísimo, pero igual, bendecir a sus hijos por muchas generaciones. Verdaderamente, una vez que Abraham y su familia habían vivido ya unos años con Isaac su hijo,
    aprendiendo a vivir la vida eterna de nuestro padre celestial con su amor infalible, gozos, alegrías y paz junto con otras importantes bendiciones de la roca de salvación, entonces, Él estaba listo para llamarlo al monte santo de Jerusalén a ofrecer
    su nuevo adquirido amor hacia Él, en la gloria angelical.

    Aquí es cuando: nuestro Padre celestial llamó a Abraham a ofrecer a su único hijo Isaac, como ofrenda encendida hacia Él y su familia divina sobre el monte que Él le mostraría de uno de los montes del Moriah: porque Él necesitaba que la tierra
    vieja ofrezca su sacrificio de vida eterna, amor, gozos y alegrías de su hijo Isaac hacia Él, en el cielo. Realmente, nuestro Padre celestial finalmente había encontrado a Abraham y a su familia nacidos en la tierra, ofreciendo hacia Él en la gloria
    angelical y su familia divina, que es su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo: El sacrificio de una tierra muerta para salvación sobre el monte Sion, en el Moriah, que es: la vida eterna de Isaac, riquezas, paz, gracia y su amor infalible.

    Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba ver a Abraham y su familia, ofreciendo hacia Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, en el cielo: el sacrificio de una tierra pecadora, ofreciendo a su único hijo Isaac y su vida eterna, riquezas,
    paz, prosperidad y abundante amor divino: y así, Él pueda tener a sus hijos renacidos del corazón de la tierra con su naturaleza divina, siempre. Verdaderamente, cuando Abraham empezó a caminar con su hijo hacia el monte alto, que nuestro Padre
    celestial le mostraría en el Moriah, entonces, Él estaba listo a obedecer cada palabra viva, hablada por nuestro Padre celestial: porque el sacrificio de su familia necesitaba entrar en la gloria angelical, quedándose, hasta que la tierra sea
    eventualmente bendecida con poderes de su naturaleza divina.

    Considerando que, este sacrificio fue muy importante que se quedase en la gloria angelical para nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, porque su Hijo Jesucristo como Isaac estaba viviendo con Abraham y su familia, entonces,
    Abraham junto los demás tenían que gozar de su vida eterna con sus ángeles descendiendo, creando así una atmósfera del cielo sobre la tierra, siempre. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba transformar no solamente a Abraham y a su familia,
    pero igual a los demás viviendo cerca de él, como sus vecinos y amistades, porque su vida eterna tenía que ser establecida en Canaán, para empezar a enviarla con los hijos prometidos y así expandan su vida eterna por todo Canaán y hacia las
    naciones y hasta que todo sea santificado eternamente.

    Mientras tanto, nuestro Padre celestial se gozaba del sacrificio de Abraham sobre el monte Sion, descansando en el Moriah, porque su aroma de su vida eterna vivida por su Hijo Jesucristo como Isaac junto con Abraham y demás alrededor de él, entonces,
    complacía su corazón santísimo junto con su Espíritu Santo y huestes angelicales: Ordenando Él, que hijos prometidos a Abraham desciendan y se multipliquen. Realmente, nuestro Padre celestial quería más de este aroma agradable de su vida eterna
    vivida no solamente de su Hijo Jesucristo como Isaac con Abraham y su familia, pero igual, Él estaba percibiéndolo de sus vecinos y amistades, que Él envió a los hijos prometidos a Abraham a alcanzar a las familias de las naciones, para llenar la
    gloria celestial abundantemente con ellos siempre.

    Por cierto, nuestro Padre celestial estaba listo para derramar todo su corazón sobre Isaac y cada uno de sus hijos nacidos por las generaciones, prometidos a Abraham incontables como la arena del mar, y así, ellos puedan conquistar las familias de las
    naciones con su vida eterna, llenando la gloria celestial con su aroma levantándose desde la tierra hacia sus habitaciones secretas continuamente. Además, nuestro Padre celestial estaba tan satisfecho con los tres sacrificios de Abraham y con sus
    mitades opuestas una a otra y dos aves sin cortar, salpicados con sangre expiatoria, y ahora, Él tiene el aroma de su Hijo Jesucristo viviendo su vida eterna como Isaac con Abraham, que es siempre la alegría de cada momento de su gloria celestial, que Ã
    ‰l siempre busca por más.

    Ciertamente, nuestro Padre celestial pudo continuar amando a su Hijo Jesucristo y a su Espíritu Santo junto con las huestes angelicales, así como siempre lo ha hecho en la eternidad, sin embargo, con su vida eterna vivida en la tierra, en Canaán,
    entonces, el gozo de su corazón santísimo se intensifica como nunca antes, que únicamente desea más de sus hijos en su presencia santísima. Aquí es cuando, nuestro Padre celestial no solamente empezó a percibir en su corazón santísimo las
    glorias que sus hijos prometidos nacidos de la familia de Abraham de todas las generaciones le brindaran fielmente, pero igual, Él empezó a percibir bendiciones y glorias de sus hijos de las familias de las naciones que le entregan continuamente hacia Ã
    ‰l, en el cielo.
    Realmente, nuestro Padre celestial siempre ha llenado su reino de la gloria angelical con el aroma del sacrificio de su siervo Abraham: ofreciendo a su único hijo Isaac sobre el monte Sion, descansando sobre el Moriah, que lo único que Él siempre
    desea es por más de ello continuamente, que decidió finalmente convertir el corazón de la tierra en su mismo corazón santísimo. En otras palabras, para que nuestro Padre celestial establezca su corazón santísimo en el corazón de la tierra, para
    que sus hijos de Israel renazcan, ascendiendo hacia Él en el Tercer Día, entonces, Él tenía que probarlo todo en la gloria celestial, primeramente, antes de permitirlo debajo de Canaán—por ende, el único hijo de Abraham, Isaac, como ofrenda
    encendida lo comprobó posible perpetuamente.

    Es decir, también que nuestro Padre celestial tenía que gozar de su vida eterna en cada hijo de Él, renacido del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, que Él únicamente entonces podí
    a percibir continuamente sus aromas, pero igualmente, su aroma personal en ellos, alegrando así su corazón santísimo grandemente una eternidad entera. A tiempo, nuestro Padre celestial decidió acompañar a Israel por el desierto del Sinaí,
    estableciendo su corazón santísimo debajo de Canaán, en donde el Valle de los huesos finalmente retendría a sus hijos, por no vivir su vida eterna apropiadamente, entregada a ellos, naciendo por el Juramento a Isaac: liberándolos Él mismo
    finalmente a ellos con su Hijo Jesucristo renacido de la hija virgen de David.

    Visto que, toda la casa de Israel descendió al Valle de los huesos secos, por cuanto, ellos no solamente habían fallado en vivir su vida eterna, entregada a ellos por el Juramento a Isaac, pero igual, ellos habían aceptado un becerro de oro, que les
    impedía entrar a Canaán, porque transgredían al Espíritu Santo de los Diez Mandamientos, que es vida eterna. Además, nuestro Padre celestial necesita que toda la casa de Israel entre en Canaán con sus mandamientos cumplidos y eternamente
    glorificados, que es su misma vida eterna cumplida, y esto es solamente posible por el bautismo de agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, que ellos fallaron en cumplir con sus hijos al intentar entrar
    a Canaán.

    Por eso, el Hijo de nuestro Padre celestial tenía que renacer del vientre virgen de la hija de David, en Canaán, porque él necesitaba salpicar no solamente los postes del infierno con su sangre expiatoria, derramada sobre el madero del Israel antiguo
    del monte santo de Jerusalén, pero igualmente, sobre todos ellos, ascendiendo así en el Tercer Día a ver al Padre celestial. Ahora, habiendo tenido nuestro Padre celestial a su Hijo Jesucristo nacido en Canaán para vivir su vida eterna victoriosa
    sobre Satanás y la muerte, entonces, Él lo hizo para destruir el reino de tinieblas, emergiendo del infierno tormentoso, con la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo salpicada sobre sus postes, borrando así los pecados del mundo entero en un día,
    para siempre.

    Definitivamente, ahora Israel antiguo ha sido liberado no solamente del Valle de los huesos secos, porque nuestro Padre celestial al tener a su Hijo Jesucristo clavado al madero del Israel antiguo sobre el monte santo de Jerusalén, que es su naturaleza
    divina, arrestando pecados del mundo entero perpetuamente, destruyéndolos finalmente, pero igual, Él tiene su puerta abierta, entregando vida eterna a todo creyente. Ciertamente, ahora todo Israel puede perfectamente descender a Canaán, pasando por
    sus postes salpicados con la sangre expiatoria de nuestro Señor Jesucristo, que ha cumplido con la vida eterna de nuestro Padre celestial, destruyendo cada obra de Satanás y de la muerte, y así, nosotros gocemos de bendiciones de su vida eterna sin
    cesar con su amor, riquezas y paz por una eternidad entera.

    Actualmente: no solamente toda la casa de Israel puede acceder a Canaán por los postes salpicados con la vida eterna de nuestro Padre celestial que ha destruido a Satanás y a la muerte, cuando su Hijo Jesucristo cumplió con sus mandamientos a eterna
    perfección, pero igualmente las familias de las naciones tienen acceso, gozando de su vida eterna enteramente, desde ya. Por eso, es que cuanto tú te bautizas en agua, ya seas musulmán, budista, hindú, taoísta, cristiano o cualquier religión sobre
    la tierra, entonces, tú abandonaras la carne pecadora con el espíritu de error por la carne sagrada y el Espíritu Santo, conociendo únicamente vida eterna y sus bendiciones cotidianas que el Juramento a Isaac te otorga instantáneamente, pero
    bautizado ya solamente.

    Aquí es cuando, tú vendrás a ser un hijo legítimo de nuestro Padre celestial viviendo con Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo en su dulce hogar del reino angelical, porque tú habrás sido aceptado en su reino de su perfecta voluntad,
    floreciendo en tu vida eterna en la tierra y en su reino angelical hacia la eternidad venidera para siempre. Es decir, que tú vivirás con nuestro Padre celestial junto con Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo por una eternidad entera, siempre
    gozando de su gloriosa presencia, que es su naturaleza divina, derramándose sobre ti cada día desde que tú renaciste del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo.

    Verdaderamente, nuestro Padre celestial te tendrá a ti viviendo con Él en su dulce hogar de la gloria angelical, porque se goza de tu presencia junto a Él, así como siempre ha gozado de su Hijo Jesucristo y de su Espíritu juntos ellos a Él, gozando
    diariamente de las cosas que enriquecen su corazón santísimo abundantemente una eternidad entera, y hasta nuestros días. Más aun, Él viviendo contigo en su dulce hogar del reino angelical, entonces, Él siempre vera en los días largos y eternos de
    la eternidad más glorias de grandes gozos, que los sentirá en su corazón santísimo muy profundamente, porque con poderes del Juramento a Isaac en ti: tú cumplirás con todo lo imposible sin fallar jamás ante Él.

    Es decir, que tú definitivamente le traerás a Él glorias de gozos eternos, que su corazón santísimo siempre ha deseado poseer, haciendo que su corazón santísimo ya excitado y gozoso, aun lo será mucho más viviendo estas nuevas glorias nunca
    antes vistas ante Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, porque tú eres ya parte de su vida celestial toda una eternidad. Puesto que, este fue el propósito de nuestro Padre celestial: el establecer un convenio de vida con Abraham y su esposa
    Sarah, para que Él pueda tener a su Hijo Jesucristo nacido de su vientre estéril como Isaac, y así, Él vivir con Abraham y sus hijos por generaciones su vida eterna y bendiciones cotidianas, así como Él las vive siempre con su familia divina.

    Realmente, nuestro Padre celestial decidió no solamente tener sus hijos nacidos por generaciones venideras con su naturaleza divina, que es el Juramento a Isaac su vida eterna, derrotando a Satanás y la muerte en Canaán, salpicando la sangre
    expiatoria de Isaac sobre todo Israel antiguo para que renazcan de su corazón santísimo al entrar al infierno, así como un vientre, salpicado con sangre de resurrección. Es decir, que nuestro Padre celestial no solamente pudo vivir su vida eterna con
    bendiciones cotidianas con Abraham y Sarah durante sus días sobre la tierra, pero igualmente, sus hijos prometidos de generaciones venideras, porque con poderes del Juramento a Isaac todo esto siempre es posible, ya que el pecado está ausente en este
    Juramento a Isaac e Israel.

    Entendiendo que, nuestro Padre celestial tenía que recibir muy gozoso al hijo único de Abraham, Isaac, como una ofrenda encendida hacia Él en el cielo, que permanece firme en su presencia santísima, como una ofrenda continua, por poderes del
    Juramento a Isaac, sin ver pecados en sus hijos jamás, y así, Él derrame de su naturaleza divina constantemente manteniéndolos santos a todos ellos toda una vida. Además, nuestro Padre celestial necesitaba mantener a Israel por sus días en la
    tierra santos, derramando de sangres expiatoria de corderos sobre altares, ascendiendo instantáneamente su aroma, como el hijo de Abraham ofrendado sobre el monte santo de Jerusalén, descansando sobre el Moriah, pero ahora, descansa en la gloria
    angelical, y así, Él los acepta a ellos continuamente como sus hijos escogidos, siempre.

    Actualmente, por donde sea que tú vivas en la tierra, entonces, tú podrás bautizarte en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo: entregándote tu cuerpo glorificado, que jamás pecará una eternidad
    entera, al tú abandonar la carne pecadora, y así, Él te recibirá en su dulce hogar para que tú vivas sus riquezas de cada día, siempre. Considerando que, nuestro Padre celestial necesita vivir hoy contigo, con tus amados, vecinos y amistades de
    alrededor del mundo, cuando tú eres renacido del bautismo de agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y así, tú mismo, cuando tú vivas su vida eterna entonces Él ya te habrá conocido (recibido) a
    ti en su gloria celestial.

    En otras palabras, nuestro Padre celestial te necesita a ti bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, porque: solamente entonces, Él vivirá su misma vida eterna aquí contigo, en la tierra
    y en el cielo simultáneamente, y así, Él gozará de tu presencia mucho antes de entrar finalmente a la gloria angelical, eternamente justificado. En verdad, nuestro Padre celestial no solamente vivirá su misma vida eterna en tu hogar junto con tus
    amados, vecinos y amistades, pero igualmente, Él ira contigo a donde tú vayas, bendiciendo así a otros con sus palabras vivas del Juramento a Isaac: porque Él aún necesita alcanzar cuantas más gentes posibles que entren ya a su nuevo reino venidero.

    Realmente, nuestro Padre celestial no solamente vivirá su misma vida eterna contigo y con tus amados, pero igualmente, Él entrará en tu corazón con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo, porque en poderes del Juramento a Isaac, Él puede hacer
    estas cosas contigo: además, Él te va enriqueciendo grandemente, así como normalmente Él enriquece aquellos alrededor de Él, en el cielo. Aquí es cuando. Nuestro Padre celestial no solamente vivirá contigo su vida eterna, que su Hijo Jesucristo la
    vivió junto con su Espíritu Santo, en Canaán, destruyendo obras de Satanás y de la muerte perpetuamente, para que su Jesucristo sea clavado al madero del Israel antiguo sobre el monte Sion, transfiriendo así hacia a todo Israel: toda vida eterna del
    Padre victoriosa sobre el mundo entero siempre.

    Entendemos que, esta es la vida eterna de nuestro Padre celestial, que se ha vengado totalmente en contra de Satanás y de los ángeles caídos junto con la muerte, porque su Hijo Jesucristo destruyó cada tiniebla del reino de Satanás, para que Israel
    finalmente regrese a la vida en el Tercer Día, pero únicamente en su vida eterna de Canaán victoriosa sobre el mundo entero perpetuamente. Esto significa, que cada uno bautizado en agua de Israel, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo
    Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, ellos heredaran instantáneamente el cuerpo glorificado que destruyó a Satanás y sus males en Canaán junto con los ángeles caídos y la muerte, para que ellos vivan una vida enriquecida, bendecida por
    nuestro Padre celestial progresivamente desde la gloria angelical.

    Esto significa, que no solamente tu familia estará caminando en tierra santa, aquí en la tierra, cuando nuestro Padre celestial viene a ser parte de tu vida junto con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo por poderes del Juramento a Isaac, porque
    tú estarás bautizado en agua, invocando la santidad perfecta de su nombre, pero igual, todo tu barrio será santísimo continuamente. Considerando que, por poderes del Juramento a Isaac, entonces tú no solamente estarás en la presencia de nuestro
    Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, pero igualmente, estarás en su altar del monte Sion, en Israel, haciendo así que tu familia junto con tu barrio sea parte de Canaán, alimentado su vida eterna en ti, recibida por el bautismo en
    agua inicialmente.

    Dado que, esto era lo que nuestro Padre celestial necesitaba hacer con Israel, siempre que Él tenía que enviarlos hacia las naciones, porque: se habían atado a gente adorando a otros dioses, prohibidos por Israel para ser aceptado en Canaán, por ende,
    por el bautismo en agua, ellos siempre estarían en su presencia santísima sobre el monte Sion, sirviéndole continuamente, aunque vivan en tierras lejanas. Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel que sea una comunidad radiante en
    naciones distantes, manifestando su gloria a familias del mundo entero, porque ellos ya están bendecidos con un convenio de vida, heredado por ellos al nacer con vida eterna para habitar la tierra entera con ella, y solamente cuando son bautizados se
    manifiesta esta vida eterna, invocando el santo nombre siempre.

    Considerando que, esta es vida eterna de nuestro Padre celestial, que su Hijo Jesucristo la trajo a Canaán, por el vientre virgen de la hija de David, como el Rey Medias, viviéndola, únicamente para destruir toda obra de Satanás y de la muerte con su
    carne sagrada llena del Espíritu Santo y de resurrección victoriosa sobre el pecado del mundo entero, para siempre. Realmente, esta es la vida de nuestro Padre celestial que cada hombre, mujer, niño y niña de Israel, nace con ella, ya sea que nazcan
    en Canaán o en cualquier nación, manifestándola a las familias del mundo entero: a aprender amar, servir y alabar a nuestro Padre celestial en el cielo, así como Él es amado en la gloria angelical por sus huestes angelicales.

    Esta es la vida eterna de nuestro Padre celestial que su Hijo Jesucristo la vivió junto con su Espíritu Santo, pasándola a Israel y a las familias de las naciones, pero únicamente victoriosa sobre pecados, maldiciones, enfermedades, pobreza, muerte y
    el infierno tormentoso, para que todos ellos la vivan al renacer del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, siempre. Entendiendo que, esta es la vida eterna de nuestro Padre celestial, creciendo firmemente y sin cesar en todo
    Israel, manifestando así grandes poderes junto con glorias vistas constantemente por todos desde la gloria angelical, derramándose inmediatamente sobre toda la tierra de las familias de las naciones, para que ellos también la vivan, así como la viven
    las huestes angelicales en la eternidad, hasta hoy.

    Es más, nuestro Padre celestial está decidido no solamente a tener a cada familia de Israel renacido por el bautismo en agua, para que su vida eterna crezca firmemente y sin cesar con poderes del Juramento a Isaac, expandiéndose así hacia las
    naciones con bendiciones nunca antes vistas, y así, todas ellas se salven finalmente, pero también las que están en el infierno. Y para que esto suceda en la tierra, entonces, nuestro Padre celestial ha enviado a sus hijos de todo Israel a vivir entre
    las familias de las naciones, tornándose en comunidades vibrantes, en donde todos estarán bautizados en agua para servirle a su santo nombre fuego sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán, y así, sean todos ellos llenos de su vida eterna
    progresivamente.

    Realmente, la vida eterna de nuestro Padre celestial ya es victoriosa sobre el mundo entero, destruyendo todo pecado y maldad de Satanás, pero igual, al ángel de la muerte junto con los ángeles caídos, que era el reino de las tinieblas operando desde
    el infierno tormentoso, atormentando a las familias de las naciones con mentiras, maldiciones, enfermedades, pobreza y muerte en todos sus días. Actualmente, con las familias de Israel viviendo entre las naciones, como comunidades, entonces, ellos les
    manifestaran a sus familias la vida eterna de nuestro Padre celestial creciendo en ellos con poderosas manifestaciones de milagros, maravillas y señales en los cielos y en la tierra, para que todo gentil le crea finalmente a Él, por su misma vida
    eterna: manifestándose mundialmente con salvación perfecta.

    Definitivamente, nuestro Padre celestial hará no solamente que las familias puedan vivir con Él en su dulce hogar sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán, pero igualmente, sus comunidades que se tornaran en tierra santa entre las naciones,
    manifestando su vida eterna con sus poderes y glorias, enriqueciendo así a las familias en su diario vivir: con amor, riquezas, paz y salvación eterna finalmente. Visto que, lo que nuestro Padre celestial está dispuesto a hacer con sus hijos de Israel
    entre las naciones, como comunidades vibrantes, manifestando abiertamente la gloria angelical y su vida eterna con su bendición cotidiana, entonces, los gentiles gozaran de amor, gracia, misericordia, verdad y justicia divina, como nunca antes,
    renaciendo así del bautismo en agua para entrar a su vida eterna, finalmente enriquecidos.


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