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Sábado, 30 de Marzo, 2019 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
EL PADRE DECLARÓ A ABRAHAM: JUSTO, CREYENDO EN SU ALTAR, SIN HABERLO VISTO AUN:
Legalmente, nuestro Padre celestial habÃa buscado a un solo hombre en la humanidad entera para convertirlo en justo instantáneamente en su presencia santÃsima, fallando siempre encontrarlo, aquel digno de estar en su presencia, asà de santo y justo,
como Él lo necesitaba, empezando una obra maravillosa que convierta el mundo pecador en su mundo santÃsimo únicamente usando su fe humana siempre. Ciertamente, nuestro Padre celestial buscó por toda la tierra, incluyendo debajo de ella, para ver si
encontrarÃa aquel digno de estar en su presencia, asà de santo y justo como le necesitaba que fuese, tornando la tierra entera en su nuevo reino, en donde el pecado no existe más, y asÃ, palabras naturales de su corazón santÃsimo prevalezcan por
una eternidad entera postreramente.
Verdaderamente, nuestro Padre celestial necesitaba a alguien creyendo en sus palabras de vida naturales de su corazón santo, para que Él pueda derramar de su naturaleza divina enteramente sobre aquel digno, bendiciendo asà a cada hombre, mujer, niño
y niña de la tierra, pero igualmente, a los que ya están en el infierno, dándoles su misma vida a todos ellos en su nueva tierra. Esto significa que nuestro Padre celestial querÃa derramar sobre aquel digno de Él, creyendo en sus palabras vivas
naturales de su corazón santÃsimo para que encuentren ellos: el camino, la verdad y la vida, llevando a cada alma del hombre hacia gloria celestial de la vida eterna que Él siempre ha gozado con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo
exclusivamente.
En este dÃa, nuestro Padre celestial abrió la puerta de su corazón santo, llenó de sus palabras vivas, para que regresen todos a Él, como el Dios y salvador de la humanidad, pero igualmente, para que cada uno de ellos de las familias de las naciones,
hacia su nuevo reino de su voluntad perfecta, en donde el pecado no existe jamás, perpetuamente. En otras palabras, nuestro Padre celestial hizo su corazón santÃsimo la puerta, el camino, la verdad y la vida para que sus hijos de las familias de las
naciones, aunque estén yaciendo en el infierno, entonces regresen a Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo a su nuevo reino de su voluntad perfecta que ya se manifiesta pronto.
Visto que, nuestro Padre celestial amo tanto al mundo, que Él ha querido que sus hijos de la humanidad entera caminen hacia su nuevo reino de su perfecta santidad, que Él siempre ha gozado con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo: entonces, Él
tenÃa que abrir su corazón para que un hombre, creyendo en sus palabras vivas, los guÃe hacia su reino. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba tener a su altar de su amor prehistórico, como su corazón abierto no solamente derramando de sus
palabras naturales de su alma bendita y de su EspÃritu, pero igual, como el único camino, verdad y vida para que todos creyendo en sus palabras vivas, asà como Abraham creyó, declarándolo instantáneamente justo ante Él, pues sean asà todos
declarados justos.
Es decir, también que nuestro Padre celestial ha establecido un convenio de vida con Abraham, porque él habÃa creÃdo a sus palabras de vida naturales de su corazón santÃsimo, que le habÃa dicho que su siervo, Eliezer, heredarÃa sus bienes, más
bien, uno de los tuyos será tu heredero, descendiendo del cielo arriba junto con sus hermanos y hermanas, le aseguró el Señor. Y este es su Hijo Jesucristo, como el primero de los que nuestro Padre celestial le habÃa prometido hijos incontables, como
las estrellas del cielo arriba, por ejemplo, porque únicamente él nacerÃa como Isaac y cordero del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo, que Abraham necesitaba para convertirse en justo y santo ante el Padre, para siempre.
Es decir, que cuando nuestro Padre celestial llevó a Abraham a fuera de su casa para enseñarle las estrellas del cielo arriba, entonces, Él le apunto hacia la gloria celestial, mostrándole a su Hijo Jesucristo listo para descender para ser su Isaac
nacido en su familia, para luego, llevarlo al altar, en donde nuestro Padre celestial derramarÃa su corazón entero. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba tornar todo su altar: entregado a Abraham e Isaac, en su mismo corazón santÃsimo, y lleno
de su amor infalible para sus hijos nacidos de las familias de las naciones, regresando a su dulce hogar en la gloria celestial, como antes, y esto es inmediatamente por el camino, verdad y vida derramada de Él hacia la eternidad.
Esto significa que nuestro Padre celestial necesitaba su corazón santo derramando de sus palabras vivas, para que sus hijos que habÃan descendido al infierno tormentoso lo reciban a Él con su corazón santo lleno de su amor por ellos, y la manera de
hacerlo asÃ, entonces tenÃa que ser teniendo a Abraham junto con sus hijos llevándolo a Él hacia a ellos inmediatamente. En otras palabras, nuestro Padre celestial necesitaba tornar toda la región del infierno tormentoso del corazón de la tierra en
su corazón santÃsimo, lleno con su amor infalible por ellos, pero no hay manera posible de hacerlo asÃ, a no ser que el encuentre a alguien en el mundo, creyendo en su palabra viva, emanando de su corazón santÃsimo,
Por ende, nuestro Padre celestial necesitaba empezar un convenio de vida con Abraham, su siervo fiel, declarándolo a él justo, asà como Él lo es ante su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, porque él habÃa creÃdo en sus palabras de vida emanando
de su corazón santÃsimo por sus hijos yaciendo en el infierno tormentoso, para salvarlos eventualmente. Esto fue importante para nuestro Padre celestial finalmente tener conquistado sobre la tierra con Abraham y su esposa Sarah, para Él tener a su
Hijo Jesucristo nacido de su vientre estéril como Isaac: lleno de su grande Gracia, de su grande Misericordia, de su grande Verdad y de su grande Justicia Divina, estableciéndolo en el corazón de la tierra últimamente, salvando a todos.
Por eso, nuestro Padre celestial llamó a Abraham a ejecutar tres sacrificios sobre la roca de salvación junto con dos aves sin cortar, salpicado con sangre expiatoria sobre ellos enteramente, porque Él no solamente le entregaba a su Hijo Jesucristo
nacido como su cordero, Isaac su único hijo, pero igualmente, sus hijos por generaciones futuras, llevando con ellos su corazón santÃsimo hacia las naciones. Además, nuestro Padre celestial estaba listo a entregarle a Abraham a sus hijos viviendo en
generaciones su paraÃso moderno, que es Canaán con el Valle de los huesos secos, descendiendo a conquistar el corazón de la tierra con tres sacrificios, para que sus hijos de las familias de las naciones regresen a Él, amando su corazón santÃsimo
que descendió a salvarlos con Israel.
Por ende, fue importante para nuestro Padre celestial sentarse con Abraham y sus 318 hijos adoptados, comprados con dinero de extranjeros, para él darles su hogar lleno de amor, porque estaban destinados a una vida pecadora, llevándolos al infierno
tormentoso, por ello él los rescató, sentándose todos ellos con el Señor y él a comer del pan y vino por la vida eterna. Ya que, este es el pan y vino que nuestro Padre celestial personalmente alimento a los hijos de Abraham, cuando los llevaba como
sus sumos sacerdotes por el desierto del SinaÃ, anunciando a las familias de las naciones por rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac, que su corazón santÃsimo y lleno de palabras de amor descendÃa a ellos pronto.
Por eso, es que fue importante para nuestro Padre celestial comer del pan y vino con Abraham y sus hijos adoptados sobre su Mesa santa, porque al comer con Abraham, entonces Él podÃa continuar comiendo del pan y vino del convenio con sus hijos
prometidos y con las familias de las naciones, y asÃ, ellos finalmente vivan para siempre. Considerando que, una vez que Abraham habÃa ejecutado sus tres carneros sobre la roca de salvación junto con sus dos aves sin cortar, salpicado con sangre
expiatoria todo, entonces Él caminarÃa entre mitades opuestas una a otra, removiendo el pecado del mundo, pero igualmente, comer del pan y vino eventualmente con las familias de las naciones yaciendo en el corazón de la tierra.
Puesto que, ahora nuestro Padre celestial podÃa tener a los hijos de Abraham naciendo en tierra extranjera con su Juramento a Isaac, que Él ya estaba listo para derramar sobre Isaac, después que él haya vivido con Abraham y su familia, para que Él
llevarlos con los pecados acumulados de las familias de las naciones a abandonarlos en el Mar Rojo. Entendiendo que, después del bautismo del Mar Rojo, entonces, nuestro Padre celestial camino con sus hijos del convenio, por el desierto del SinaÃ, al
tener a todo Israel bebiendo de las aguas amargas de Marah, endulzadas con el árbol descendido del monte santo de Jerusalén, en Canaán, pero igualmente, beber de la roca de salvación con los tres sacrificios, salpicados con sangre expiatoria.
Puesto que, nuestro Padre celestial estaba listo no solamente para ofrecer vÃctimas continuamente por el desierto del SinaÃ, derramando sangres expiatorias sobre las familias de las naciones yaciendo en sus infiernos tormentosos, para que Él
finalmente comer con ellos del pan y vino del convenio, que comió inicialmente con Abraham, pero igualmente, anunciar del descender del salvador con salvación eterna hacia ellos. Además, los primeros en comer del pan y vino del convenio serán sus
hijos nacidos de la familia de Abraham yaciendo en el Valle de los huesos secos, con la roca de salvación ungida con tres sacrificios junto con dos aves sin cortar por expirar, cuando finalmente la sangre expiatoria de Isaac salpique sobre el monte
santo de Jerusalén, en Canaán.
Visto que, una vez que la sangre expiatoria de Isaac finalmente salpicó sobre la roca de salvación, que Israel antiguo lo trajo por el desierto del Sinaà para descender al Valle de los huesos secos, entonces, tornó el corazón de la tierra en su
mismo corazón santÃsimo, amando a sus hijos siempre, que necesitan su perfecta salvación para regresar a su dulce hogar pronto. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba convertir no solamente el Valle de los huesos secos en su mismo corazón santÃ
simo, pero igual, a cada infierno en su mismo corazón apasionado, porque por poderes de su palabra viva Él va a hacer que sus hijos vuelvan a nacer sobre la roca de salvación y con la sangre expiatoria derramada sobre ella para siempre.
Comprendiendo que, asà es como nuestro Padre celestial va a convertir cada sufrimiento, aflicción, dolor y agonÃa en una fuente de eterno amor, gozo, felicidad, para que ellos regresen a la vida, pero esta vez por el monte santo de Jerusalén y su
Lugar SantÃsimo, en donde su Hijo Jesucristo salpicó su sangre expiatoria con perfecta salvación para todos. Por cuanto, nuestro Padre celestial necesitaba convertir el Valle de los huesos en su mismo corazón santÃsimo, pero igual, con cada infierno
de las naciones en su mismo corazón apasionado por sus vidas, porque por poderes de su palabra viva, hará que sus hijos renazcan de la roca de salvación y con la sangre de Isaac salpicada sobre todo enteramente para siempre.
Puesto que, nuestro Padre celestial necesitaba hablar sus palabras de vida a las familias de las naciones yaciendo en sus infiernos para que ellos tengan poder en el último dÃa para regresar a la vida, porque la tierra dará sus muertos finalmente,
para que el amor de los padres regrese a sus hijos, y asÃ, poblar su nueva tierra sin pecado alguno jamás. Por eso, cuando nuestro Señor Jesucristo fue clavado al madero del Israel antiguo sobre el monte santo de Jerusalén, entonces no solamente fue
para quitar nuestros pecados por su rostro herido, manos, lados y pies con clavos del Imperio de bronce romano, pero igual, fue para que sus hijos coman del pan y vino con su imagen divina, restaurada en ellos eternamente.
Considerando que, su Hijo Jesucristo nació del vientre virgen de la hija de David, restaurando la carne sangrada, los huesos inquebrantables, la sangre expiatoria y vida eterna: llena de bendición cotidiana del cielo, pero igual, para que él mismo sea
el pan y vino servido siempre sobre la Mesa del Señor a Israel y las familias de las naciones para que vivan nuevamente. Por eso, nuestro Señor Jesucristo les decÃa a los israelitas, por donde sea que fueren por todo Israel, que solamente él es el
verdadero pan que ha descendido del cielo, como la nueva tierra en donde la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial será obedecida diariamente hacia la perfección, que quienquiera que coma de él, tendrá vida, sin sufrir hambre jamás.
Además, nuestro Señor Jesucristo dijo, que quienquiera que beba de su sangre expiatoria, entonces, aquel no volverá a tener sed nuevamente en esta vida y en la venidera, porque él es la roca de salvación, de donde los primeros israelitas, saliendo
del bautismo del Mar Rojo, bebieron para no volver a tener sed jamás por el desierto y el Valle de los huesos secos. Definitivamente, este es el pan y vino que los israelitas antiguos muertos, comieron para ver vida nuevamente, pero comiéndolo con la
imagen del Padre celestial, restaurado en ellos, cuando su Hijo Jesucristo clavado a ellos estaba con su carne sagrada destrozada por culpa de pecados, enfermedades y muerte, derramando su sangre expiatoria para vivir en la gloria angelical,
perpetuamente enriquecidos finalmente.
A tiempo, la casa entera de Israel tenia que comer con el rostro del Padre celestial sobre el madero, injiriendo asà del pan del cielo y del vino de la vida eterna, para que sus huesos regresen a sus tendones, órganos a sus lugares en sus cuerpos
glorificados, cubiertos enteramente con la carne sagrada para ver la vida en el Tercer DÃa finalmente. Por eso, cuando cada hombre, mujer, niño y niña participa del pan y vino sobre la Mesa santa, entonces, nuestro Padre celestial come con ellos sin
fallarles, para que jamás vistan de la carne pecadora ante Él, pero, más bien, vestir de la carne sagrada: rindiéndole gloria, majestad y honor continuamente por toda la tierra y hasta que su reino venga al mundo.
Aquà es cuando, nuestro Padre celestial finalmente tuvo a toda la casa de Israel alabando su santo nombre fuego desde el corazón de la tierra, porque habÃa sido clavado al madero sobre el monte santo de Jerusalén y su Lugar SantÃsimo junto con el
sacrificio cordero, que es su Hijo Jesucristo, renacido en Canaán finalmente derramando su sangre expiatoria para finalizar el sacrificio eterno. Por cuanto, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos de Israel, empezando a amar, servir, alabar y
exaltar su santo nombre fuego clavado ya al madero sobre el monte Sion y su Lugar SantÃsimo, en Canaán, y asÃ, reclamar victorias poderosas no solamente en contra de Satanás y sus ángeles caÃdos, incluyendo a la muerte, pero igual, pecadores,
conquistando la tierra entera postreramente.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba empezar ya, a que su santo nombre fuego sea amado, alabado y exaltado desde la roca de salvación, salpicada con la sangre expiatoria de Isaac finalmente, para que sus hijos de las familias de las naciones del
mundo entero, vean su gloria maravillosa hacia Israel establecida, como un convenio eterno, que es su naturaleza divina en ellos, para siempre. Comprobado que, nuestro Padre celestial habÃa ya derrotado a Satanás y su reino de tinieblas, que quiso
establecer en la tierra, empezando en su corazón terrenal, como infiernos existentes allà hasta hoy, excepto el Valle de los huesos secos, porque su roca de salvación está salpicada toda con la sangre expiatoria de Isaac, reclamando victoriosas
eternas contra el mal una eternidad entera.
Evidentemente, nuestro Padre celestial necesitaba conquistar la tierra entera, empezando en su corazón, pero serian con tres sacrificios de Abraham sobre la roca de salvación, salpicado con sangre expiatoria, rodeados por sus hijos prometidos ú
nicamente, esperando por el derrame de la sangre expiatoria de Isaac desde Canaán, y asÃ, Él recobrar a Adán, Eva y sus hijos con todo lo perdido a mentiras. Visto que, Abraham haya ya establecido sus tres sacrificios con dos palominos sin cortar,
salpicado con sangre expiatoria y con sus hijos cerca del sacrificio, esperando por la sangre expiatoria de Isaac, derramándose desde el monte santo de Jerusalén y su Lugar SantÃsimo, y asÃ, restaurar a sus hijos en su nuevo reino, nacido desde el
corazón de la vieja tierra hacia la eternidad.
Entendiendo que, nuestro Padre celestial está determinado a salvar a sus hijos perdidos a mentiras, maldiciones, enfermedades, pobreza y muerte de Satanás, porque Él le ha dado el nacimiento a una nueva tierra, descendiendo la casa de Israel con la
roca de salvación finalmente al corazón de la vieja tierra, para recibir últimamente la sangre expiatoria de Isaac con vida eterna para todos. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo nacido, como Isaac del vientre estéril
de Sarah para derramar la sangre expiatoria sobre la roca de salvación dada a Abraham, pero luego, nacido de la hija de David, derramándola desde Canaán, el paraÃso, en donde Satanás necesitaba ser derrotado, para que Adán y sus hijos regresen a É
l y a su dulce hogar, redimidos.
Ahora, nuestro Padre celestial lo hizo asÃ: porque Él necesitaba al hijo de Abraham, Isaac, renacido de la hija de David para derramarla santÃsima, asà como la misma sangre fluyendo por el corazón y venas de sus hijos descendiendo al Valle de los
huesos secos, y luego, Isaac la derrame desde Jerusalén hacia los tres sacrificios de Abraham con victoria final sobre Satanás. Mejor dicho, nuestro Padre celestial tuvo a Abraham ejecutando sus tres carneros junto con dos palominos sin cortar sobre la
roca de salvación, pero sus sacrificios necesitaban descender al corazón de la tierra, para que Isaac renazca en Belén, Canaán, viviendo su vida eterna para destruir a Satanás y la muerte, y asÃ, salpicar su sangre expiatoria, sanando el corazón
de la tierra instantáneamente.
Considerando que, nuestro Padre celestial puede solamente sanar la tierra, primero sanando su corazón, y esto sólo serÃa posible con tres sacrificios de Abraham sobre la roca de salvación con sus hijos alrededor de ella por siglos: aprendiendo a amar,
a servir, a confiar y a alabarlo a Él, para que haga que su Hijo Jesucristo derrame su sangre expiatoria para salvación final de todos. Esto significa, que con solamente su linaje de sangre, iniciada con Abraham, cuando ambos comieron del pan y vino
sobre la Mesa santa, entonces esta sangre nacida con Isaac solamente podÃa ser derramada sobre la roca de salvación, descansando en el corazón de la tierra, pero tenia que derramarse desde el monte santo de Jerusalén y su Lugar SantÃsimo, en Canaán,
su paraÃso moderno.
Por ende, la sangre que nuestro Padre celestial habÃa empezado con Abraham y su hijo Isaac habÃa no solamente conquistado ya el corazón de la tierra, tornándolo en su corazón santÃsimo, asà como siempre ha sido en la gloria angelical por la
eternidad, pero igual, Él está haciendo que ascienda hacia Canaán, para que las familias de las naciones la gocen perpetuamente. Realmente, esta es la gloria de que nuestro Padre celestial les hablo a Abraham y a los patriarcas israelÃes siempre, que
Canaán fluye leche y miel, porque con la sangre expiatoria de Isaac salpicada sobre los hijos de Abraham desde el monte Sion, tocó la roca de salvación, tornando el corazón de la tierra en un lugar glorioso para vivir perpetuamente enriquecido.
Ciertamente, nuestro Padre celestial ha creado su nuevo reino de una nueva tierra y de cielos gloriosos subiendo desde el corazón de la tierra vieja, como el Valle de los huesos secos, en donde los hijos de Abraham descendieron mordidos por serpientes
venenosas con la roca de salvación para salpicarla con la sangre de Isaac, y asÃ, su voluntad perfecta sea en la humanidad entera. Sin embargo, nuestro Padre celestial necesitaba estar con su Hijo Jesucristo sobre el monte Sion y su Lugar SantÃsimo,
clavado al madero del Israel antiguo junto con dos testigos de los eventos del dÃa, y asÃ, él finalmente derramar su sangre expiatoria gota a gota, llenado asà la nueva tierra con su vida eterna, que sus hijos finalmente recibirán, entrando a la
gloria celestial, eternamente enriquecidos y bendecidos.
En vista que, nuestro Padre celestial con su roca de salvación, salpicada no solamente con los tres sacrificios junto con dos palominos sin cortar, pero ahora, salpicada enteramente en el corazón de la tierra con la sangre expiatoria de su Hijo
Jesucristo, que nacÃa con su misma vida eterna, derrotando a Satanás y sus mentiras una eternidad entera, regresando asà las familias a vivir nuevamente. Esto significa, que nuestro Padre celestial tendrá a las familias de las naciones regresando a
su vida eterna, por poderes del Juramento a Isaac, que han derrotado a Satanás y sus mentiras, maldiciones, pobreza y muerte perpetuamente, y asÃ, el amor de padres regresara al amor de los hijos, y el amor de los hijos al amor de los padres
postreramente.
Verdaderamente, nuestro Padre celestial va a tener a cada familia regresando a sus tierras para gozar con sus hijos, que tuvieron mientras vivieron sus vidas en la tierra, pero igual, gozaran finalmente de los hijos de los hijos nacidos en generaciones
futuras, para vivir en la nueva tierra abundantemente enriquecida con abundante amor de familia, en donde el pecado no existe jamás. Esta es la nueva tierra con cielos gloriosos, en donde realmente el amor de cada uno finalmente empezara a crecer
naturalmente ante nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, ya que este es el nuevo reino, en donde su perfecta voluntad es cumplida, dado que sus palabras vivas de su corazón santÃsimo llenan los corazones de sus hijos una
eternidad entera.
Por cuanto, la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial emana del corazón de la nueva tierra naciente, desde cuando Isaac descendió a ella, como nuestro Señor Jesucristo de Canaán, entonces, la roca de salvación emana constantemente palabras
vivas por cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, para amar a nuestro Padre como debe de ser amado por siempre. Mejor dicho, nuestro Padre celestial ha tornado el Valle de los huesos secos en el corazón del mundo, tan santo y
perfecto, asà como su corazón en su pecho, entregando palabras de vida, llevando su perfecta voluntad hacia las familias de las naciones, que renacerán pronto, regresando a vivir en su nueva tierra, en donde el pecado no existe más en la eternidad.
Estas son palabras de vida nacidas ya cada dÃa de la roca de salvación en el corazón de la tierra, ascendiendo hacia las familias de las naciones, que se han bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su EspÃ
ritu Santo, y asÃ, ellas no sean invadidas nunca más por mentiras de Lucifer emanando de su corazón malvado. Ya que, estas son palabras vivas de nuestro Padre celestial que reemplazan palabras de tinieblas emanando del corazón de Satanás y de sus á
ngeles caÃdos, para que tú junto con los tuyos, vecinos y amistades, nunca más sufran problemas, conflictos, enfermedades, contaminaciones, pobreza y muerte: porque ahora su corazón santÃsimo derrama sin parar palabras de vida y desde el corazón
del mundo subiendo hacia todos nosotros.
Esto es algo que nuestro Padre celestial hizo, cuando Isaac, hijo de Abraham, finalmente derramó su sangre expiatoria, como el Cordero del monte Sion, en Canaán, para que sus palabras vivas, habladas por boca de su Hijo amado a israelitas, entonces,
desciendan victoriosas en contra de Satanás y la muerte, levantándose en el Tercer DÃa, enriqueciendo naciones con perfectas victorias en contra del mal perpetuamente. En estos dÃas, tú puedes vivir realmente una vida bendita, porque las palabras
que nuestro Padre celestial hablaba por boca de su Hijo Jesucristo en sus dÃas mesiánicos en Israel, entonces, ellas descendieron con él sobre la roca de salvación, levantándose en el Tercer DÃa sin cesar jamás, tocando tu vida con grandes
victorias en contra de Satanás y sus violencias.
Por todo ello, actualmente, tú puedes vivir una vida maravillosa junto con tus amados, vecinos y amistades, porque las palabras de nuestro Padre celestial, habladas a las familias israelitas por todo Israel, por boca de su Hijo Jesucristo y del EspÃ
ritu Santo, están contigo como estuvieron con los antiguos, y asÃ, tú seas victorioso siempre en contra de Satanás y sus mentiras. Porque nuestro Padre celestial atacó cada mentira emanando del corazón de Lucifer y de sus ángeles caÃdos, vencidas
por sus palabras vivas, levantándose del corazón de la nueva tierra, tan santas y perfectas, como su mismo corazón santÃsimo, derramándolas desde el cielo arriba, para que tú siempre seas victorioso hacia Satanás y sus ángeles caÃdos una vida
entera, y hasta que Él venga por ti.
Esta es realmente una vida maravillosa que te ama entrañablemente, desde cuando tú naciste de la imagen y alma santÃsima de nuestro Padre celestial, y asÃ, tú vivas a semejanza de su Hijo Jesucristo y eternamente lleno de poderes y dones del EspÃ
ritu Santo, conocidos en la gloria por las huestes angelicales y por Israel, en Canaán, como el Juramento a Isaac. Comprobado que, nuestro Padre celestial te ha provisto de su corazón santÃsimo enteramente por sus palabras vivas del Juramento a Isaac,
para que no sea solamente parte del corazón de la tierra, cambiándola en una nueva tierra contigo, viviendo tú en ella junto con tus amados, vecinos y amistades, pero igualmente, Él te lo ha entregado a ti también, poseyendo su mismo corazón
siempre en tu pecho.
Comprendiendo que, este es el único camino posible en que tú no solamente regresaras a la vida eterna de nuestro Padre celestial, que te ama más allá de todo entendimiento humano, porque añora verte ya caminando hacia la gloria celestial, pero tambiÃ
©n, ha venido a ser tu único camino, verdad y vida, entrando hacia nueva tierra llena de bendiciones siempre sólo para ti. Estas son las bendiciones que tú te has estado perdiendo, y que legalmente te pertenecen, porque en la vida que tú naciste ha
sido contaminada con el fruto prohibido, conociendo sólo el camino al infierno tormentoso, descendiendo a un lugar con tu nombre escrito sobre él, ya que no eres salvo aun, hasta que tú vuelvas a nacer en la tierra, bautizándote.
Por eso, tú necesitas ser bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, en donde tú te sumergirás en agua abundante, abandonando tus pecados, emergiendo con palabras de vida del Juramento a
Isaac y llenas de riquezas del corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial hacia ti, y hasta que su reino venga al mundo. Ya que, una vez que tú hayas renacido del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su santo nombre, su Hijo
Jesucristo y su EspÃritu Santo, entonces, tú habrás abierto tu boca hacia el cielo, llenándola diariamente con su naturaleza divina, en donde tú vivirás los Diez Mandamientos cumplidos con su vida eterna victoriosa sobre mentiras y maldades de
Satanás eternamente.
Dado que, nuestro Padre celestial ha enriquecido el corazón del mundo con la roca de salvación finalmente salpicada con sangre expiatoria de Isaac, creando bendiciones por ti y los tuyos, vecinos y amistades, y asÃ, tú vivas tu vida enriquecida:
porque sus palabras de vida penetraran tu vida, sanando cada aspecto de tu vida, para que jamás pierdas ninguna bendición descendiendo del cielo. Considerando que, nuestro Padre celestial ha determinado bendecirte no solamente con su corazón santÃ
simo, derramándose con palabras vivas del cielo, pero igualmente, desde el corazón de la tierra, que es su mismo corazón santÃsimo derramado sobre Isaac inicialmente, en Moriah, para que Jacobo y sus hijos lo lleven al Valle de los huesos secos,
bendiciéndote asà desde el mismo fondo de la tierra siempre.
Porque es la voluntad de nuestro Padre celestial uniendo su corazón santÃsimo ya, emanando palabras de vida de la roca de salvación, salpicada con sangre expiatoria de Isaac desde el monte santo Sion, en Canaán, junto con su corazón santÃsimo desde
su pecho, creando una nueva tierra para que tu conozcas su amor, felicidad y alegrÃas interminables, que no conoces aun hasta que llegues allá. Puesto que, este el amor, gracia, misericordia, verdad y justicia divina que ascienden de la roca de salvaciÃ
³n desde el corazón de la tierra, que finalmente se manifestaran en Canaán, como leche y miel, que la casa de Israel gozara junto con las familias de las naciones, porque para amar, honrar y exaltar su santo nombre fuego entonces debes comer esta
comida.
Por razones de que al comer de esta comida desde el corazón de la tierra, que descendió de nuestro Padre celestial, es la comida apropiada para cada hombre, mujer, niño y niña para ser alimentado completamente para amar, servir, glorificar y exaltar
su santo nombre fuego sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán, asà como en el cielo por las huestes angelicales. Será asÃ: como cuando Israel antiguo camino por el desierto del SinaÃ, entonces, ellos no solamente bebieron de la roca de salvaciÃ
³n aguas vivas, que ellos necesitaban para jamás tener sed por el desierto, el Valle de los huesos secos y sobre el monte Sion con el santo nombre fuego clavado a ellos para conquistar nuevas glorias perpetuamente, pero igualmente, ellos comieron del
maná.
Esta es comida de nuestro Padre celestial para los israelitas consumir por el desierto del Sinaà para conquistar a Canaán, pero primero ellos necesitaban descender al Valle de los huesos secos con la roca de salvación, eventualmente, convirtiéndolo
en un lugar de adoración de su santo nombre fuego sobre el monte Sion, en Canaán, para que todos al fin coman leche y miel siempre. Visto que, esta es la comida prometida por nuestro Padre celestial a Abraham a comer en Canaán y, asimismo, a los
patriarcas de generaciones futuras, viviendo su vida eterna enriquecida con leche y miel, emanando desde el corazón de la nueva tierra, como la roca de salvación estará siempre ungida con la sangre expiatoria de Isaac, y su santo nombre fuego adorado
mundialmente siempre.
Considerando que, cuando el santo nombre fuego de nuestro Padre celestial es apropiadamente amado, servido y alabado por la tierra vieja con su corazón santÃsimo ya establecido en ella, como la nueva tierra, entonces, será por siempre conquistar
nuevas glorias por los hijos de Israel y las familias de las naciones, bendiciendo aquellos que aun necesitan escapar de tinieblas que los destruyen progresivamente. Porque nuestro Padre celestial ha hecho posible que cada uno de sus hijos de toda la
tierra, no importando su fe y religión, entonces, Él los puede ayudar instantáneamente a escapar de tinieblas de Satanás y de sus ángeles caÃdos, que les destruyen con mentiras y decepciones terribles, cuando ellos creen en sus palabras vivas
descendiendo y ascendiendo desde de su corazón santÃsimo.
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