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All on Fri Dec 7 19:12:17 2018
Sábado, 08 de Diciembre, 2018 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
(We would like to express our condolences, love and prayers to the family and friends of President George H.W Bush, passing away at 94, because it was time to ascend into our heavenly Father’s presence because of what His Son Jesus Christ did for him
over the wood as he shed his atoning-blood, so he may live forever blessed into eternity. For our heavenly Father has prepared places in heaven’s glory for those loving Him through His Son Jesus Christ and the Holy Spirit, as they become baptized in
water: abandoning the old life finally to take on His own eternal life, granted unto us entirely thus to start living it now until we may finally enter into His home-sweet-home forever justified. Amen.)
ISRAEL ABANDONÓ EGIPTO PARA LEVANTAR AL PADRE EN CANAÁN: LIBERANDO NACIONES DEL INFIERO EN UN DA:
Cuando nuestro Padre celestial convenció al Faraón egipcio, que él tenía que dejar ir a Israel en su camino hacia la tierra prometida, entonces, Él lo hizo para no permitirles coger el camino corto hacia Canaán, y esto era hacia Palestina: más
bien, ellos fueron guiados por su Espíritu Santo hacia el desierto y el Mar Rojo, para su bautismo en agua. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel caminando hacia Canaán no por el camino corto, más bien, por el desierto del Sinaí, y
así, renazcan del bautismo en agua, abandonando la carne del pecado por la carne sagrada y el espíritu de error junto con todo lo aprendido en su cautividad, finalmente obteniendo su Espíritu Santo de vida eterna de su tierra prometida.
Además, nuestro Padre celestial le había prometido a Abraham y a sus hijos prometidos, nacidos por generaciones futuras, que ellos heredarían la tierra que fluye con leche y miel, y este su dulce hogar, que Él escogió para vivir con su familia
divina, que es su Hijo Jesucristo y su Espíritu, nacidos milagrosamente del vientre estéril de Sarah inicialmente como Isaac. Definitivamente, esta es la carne sagrada y su Espíritu Santo completamente que recibirán a nuestro Padre celestial
descendiendo del cielo a su nuevo dulce hogar, en Canaán, que Él inicialmente les prometió a Abraham y a sus hijos poseer, como su propiedad eterna, fluyendo con leche y miel, que Él siempre ha disfrutado con su familia divina de su reino angelical.
Considerando que, esta es la vida divina y enriquecida que nuestro Padre celestial había empezado con su Hijo Jesucristo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por los poderes del Espíritu Santo que necesitaban entrar a Canaán, para que Él pueda
descender a vivir con sus hijos del Juramento a Isaac, incluyendo las familias de las naciones, bautizadas en agua únicamente. Realmente, esta es la vida que nuestro Padre celestial le había entregado ya a Jacobo por medio de su Hijo Jesucristo nacido
como Isaac, para que sus hijos nazcan postreramente en su Juramento a Isaac, recogiendo cada pecado en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y así, Él mismo destruirlos todos eternamente en su bautismo del Mar Rojo.
Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesitaba destruir cada pecado del mundo entero no solamente de sus hijos nacidos del vientre estéril de Sarah, por poderes cotidianos del Espíritu Santo, así como Isaac había nacido inicialmente, pero
igualmente, sus hijos de todas las familias de las naciones, y solo entonces, la tierra estaría lista para recibirlo en Canaán, en su fecha ya escogida. Además, con su Hijo Jesucristo nacido como Isaac en la familia de Abraham, entonces, trajo al
mundo con él la carne sagrada, la sangre expiatoria y el Espíritu Santo del amor infalible de nuestro Padre celestial, para que sus hijos prometidos a Abraham y junto con los de las familias de las naciones lo puedan conocer eventualmente sobre el
monte santo de Jerusalén.
Visto que, únicamente su Hijo Jesucristo como Isaac, y como hijo de Abraham, podía no solamente introducir su Espíritu Santo en cada hombre, mujer, niño y niña de las familias de las naciones antiguas, empezando con Abraham y su familia, y asimismo,
sobre su altar de su amor infalible descendiendo sobre la tierra para establecerlo en la humanidad entera por fin, para siempre. Realmente, solamente Isaac podía ascender el monte santo de Jerusalén, descansando sobre el Moriah, con la misma vida
eterna y el amor infalible de nuestro Padre celestial, complaciéndolo a Él sobre toda la tierra con Abraham y sus hijos prometidos naciendo de muchas generaciones, así como Él es complacido con sus huestes angelicales una eternidad entera con
abundante amor, honor, gloria y alabanzas celestiales.
Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba tener a su altar de su amor prehistórico establecido ya con Abraham y sus hijos prometidos de generaciones venideras, como su nación especial, llevando su santo nombre fuego junto con su palabra viva,
entregándonos a nosotros su nueva tierra con cielos gloriosos para que sus hijos finalmente vivan con Él una eternidad entera de amor, riquezas y felicidades inagotables. Presentemente, este es el altar de su amor infalible que nuestro Padre celestial
siempre le ha manifestado a sus huestes angelicales en sus cosas creadas por ellos del reino angelical, para que ellos siempre tengan amor, servicio y adoración a Él junto con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo, conquistando así más glorias
a su santo nombre fuego toda una eternidad.
Como resultado, ahora nuestro Padre celestial estaba expandiendo su familia divina, que es su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, después de Abraham haber comido del pan y vino con Él sobre su Mesa
santa, sellando así un convenio de vida importante, enriqueciendo las naciones, conociéndolo a Él y a su Hijo Jesucristo en su gracia infinita. Y esto fue algo que nuestro Padre celestial necesitaba hacer con Abraham y con su altar de su amor
infalible, recibiendo a su Hijo Jesucristo como Isaac en las familias de las naciones, para que cada hombre, mujer, niño y niña pueda conocerlo a Él por su grande Amor, su grande Gracia, su grande Verdad y su grande Justicia Divina hacia ellos
infinitamente.
Además, fue importante para nuestro Padre celestial poder manifestar su grande amor, su grande misericordia, su grande verdad y su grande justicia divina a todas las familias de las naciones ya muertos en pecados, porque ellos habían fallado en conocer
su santo nombre fuego: por ende, ellos fallaron igualmente de tener un convenio de vida con Él que los redima. Innegablemente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a Abraham viviendo ya unos años con su único hijo Isaac para ascender con
l sobre el monte santo de Jerusalén, ofreciéndolo, como una ofrenda de amor de familia, en donde Él podía manifestar su abundante gracia, su abundante misericordia, su abundante verdad y su abundante justicia divina con un holocausto final en Canaá
n.
Visto que, este es su altar de su amor infalible que nuestro Padre celestial siempre ha tenido que tener para gozarlo con su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo y sus huestes angelicales, conquistando así nuevas glorias de riquezas insondables para su
santo nombre fuego en el cielo, que sus hijos eventualmente gozaran en su nueva tierra con cielos gloriosos una eternidad entera. Por cierto, nuestro Padre celestial necesitaba establecer su altar de su amor infalible sobre la tierra, empezando con la
familia de Abraham, porque él comió del pan y vino con Él, servido por su Hijo Jesucristo, como el rey Melquisedec de Salem y su Santidad perfecta para con la humanidad entera, para que todos coman eventualmente de su pan en su dulce hogar.
En otras palabras, nuestro Padre celestial necesitaba comer del pan y vino con Abraham y su familia sobre su Mesa santa, servida diariamente por su Hijo Jesucristo a los ángeles del cielo para que se mantengan todos ellos siempre puros sobre su monte
santo de Jerusalén, y así, toda familia de naciones igualmente coma con Él su pan de vida eterna: ¡Salvándose! Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba llevar a los israelíes de la cautividad egipcia hacia el bautismo del Mar Rojo, convirtié
ndose así en sus sacerdotes, que Él necesitaba no solamente para derramar sangres expiatorias de corderos por el tabernáculo de reunión y su Lugar Santísimo, cubriendo pecados por todo el desierto del Sinaí, pero igual, conquistar Canaán por amor
a su altar postreramente.
Comprendiendo que, nuestro Padre celestial necesitaba instalar su altar de su amor infalible en el monte santo de Jerusalén, al haber llamado Él a Abraham a ofrecer a su único hijo Isaac, como una ofrenda encendida de su amor eterno, iniciando así su
sacrificio sempiterno para poseer poderes para salvar la humanidad entera de todo pecado, maldición, enfermedad, pobreza y muerte. Aquí es donde nuestro Padre celestial necesitaba establecer su santo nombre fuego sobre el monte santo de Jerusalén, al
ser clavado sobre el madero del Israel antiguo yaciendo ya en el Valle de los huesos secos sin esperanza, perdidos y eternamente destruidos, sin embargo, con su Cordero santísimo derramando su sangre expiatoria entonces ellos vieron la vida nuevamente
para una eternidad entera.
Observando que, nuestro Padre celestial necesitaba relevar a su Hijo Jesucristo del madero, habiendo ya él terminado de interceder por las almas perdidas de la humanidad entera, y de haber derramado su sangre expiatoria, removiendo así todo pecado del
mundo entero, para que todos regresen a la vida en su nueva tierra con cielos gloriosos eternamente perdonados, bendecidos, enriquecidos y justificados. Por cierto, nuestro Padre celestial necesitaba a todos ellos regresando a la vida, pero únicamente
por su dulce hogar, y así, llenarlos a todos ellos de bendiciones de su roca de salvación, que son bendiciones de amor, gozos, felicidades y otras bendiciones especiales, como el reposo Sabatino y finalmente su paz, para nuestro Padre celestial
abrazarlos con sus brazos sobre ellos poderosamente.
Entendiendo que, este es el altar del amor infalible de nuestro Padre celestial que necesitaba instalar con sus hijos nacidos del vientre estéril de Sarah, por su Espíritu Santo y poderes cotidianos de su Juramento a Isaac, destruyendo todo pecado en
el bautismo del Mar Rojo, pero igualmente entrar todos juntos en Canaán, levantando así su santo nombre fuego sobre la tierra postreramente. Considerando que, nuestro Padre celestial necesitaba ser levantado con sus hijos nacidos del Israel antiguo
junto con su Hijo Jesucristo y su santo nombre fuego sobre toda la tierra desde el monte santo de Jerusalén, en Canaán, y así, Él mismo usar poderes del Juramento a Isaac, reclamando por sus hijos perdidos a que regresen al cielo, bautizados todos en
agua primero.
Definitivamente, esto fue algo que nuestro Padre celestial solamente podía hacer desde Canaán, que Él mismo había escogido como su paraíso moderno sobre la tierra, en donde Él descendería para tomar el lugar de su Hijo Jesucristo al terminar su
obra redentora junto con el Espíritu Santo, para que Él últimamente sea uno junto con sus hijos en su perfecta santidad infinita. Comprendiendo que, ahora nuestro Padre celestial será uno con sus hijos nacidos en el cautiverio egipcio para vivir con
el Juramento a Isaac, destruyendo pecados de las familias de las naciones del pasado, del presente y de futura generaciones en el Mar Rojo, cubriéndolos con sangres expiatorias de corderos por el desierto del Sinaí, conquistando así a Canaán para su
altar últimamente.
Considerando que, nuestro Padre celestial había perdido a Adán y a Eva a mentiras de Lucifer en el paraíso, cuando la serpiente del Edén les dio a comer del fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal, contaminando así su sangre
junto con la tierra, entonces, Él pensó en reclamarlos en su nuevo paraíso—en donde es imposible pecar. Canaán: en donde nuestro Padre celestial les había prometido a Abraham y a sus hijos que habían de heredarla, fluyendo diariamente leche y
miel, pero sólo, si su palabra viva es obedecida diligentemente, cumpliendo así sus Diez Mandamientos en glorias maravillosas de su vida eterna ya entregada a nosotros por su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, como el Juramento a Isaac.
Por eso, cuando su Hijo Jesucristo nació del vientre virgen de la hija de David, entonces, la sangre manchó la tierra desde su vientre, concediéndonos al Cordero de Dios y Rey Mesías de Israel y de las familias de las naciones, inmediatamente toda
vida eterna fue establecida en Canaán para que sus hijos la hereden, pero bautizados, invocando su santo nombre únicamente. Es decir, que también nuestro Padre celestial ya ha establecido su vida eterna en Canaán, como la tierra que Él escogió como
su próximo paraíso de su dulce hogar, en donde el pecado no existe más: porque Él va a vivir por fin con sus hijos, redimidos del pecado por poderes de la sangre del Cordero que vive en el cielo hoy.
Este es su Hijo Jesucristo nacido en su nuevo paraíso, y lleno de bendiciones asombrosas, emanando diariamente de su misma vida eterna, establecida por su nacimiento único del vientre virgen de la hija de David, en Canaán, entregándonos así a todos
nosotros su misma vida todopoderosa, para que la vivamos en estos días a su máximo en la cara de su archienemigo, Satanás. Por eso, una vez que nuestro Señor Jesucristo había terminado su obra salvadora junto con el Espíritu Santo, como siempre,
acompañándolo en sus angustias, destruyendo cada pecado del mundo entero, y así, nuestro Padre celestial pueda descender sobre el madero y a su lugar santísimo con sus hijos, entonces, él descendió al Israel antiguo en el Valle de los huesos secos:
¡sanándolos!
Con derecho: cuando los hijos de Aarón observaron el santo nombre fuego clavado sobre el madero del Israel antiguo, entonces, ellos se sorprendieron de verlo ahí, escrito sobre la corona del Cordero de Dios como Rey de los Judíos, que ellos les
dijeron a los romanos que lo bajasen, para reescribir sobre él, diciendo, que él dice ser Rey de los Judíos. Sin embargo, los soldados romanos rechazaron su petición de bajar el santo nombre fuego del Padre celestial del madero, para reescribirlo en
la manera de ellos, complaciéndolos, puesto que ya estaba escrito con palabras que complacía al Padre de verlo escrito así, y lo acepto instantáneamente para siempre, convirtiendo cada maldición en bendición en todo Israel y en toda la tierra
perpetuamente
Además, el primer lugar que nuestro Padre celestial necesitaba tornarlo de un lugar de maldición en bendición eterna, fue el Valle de los huesos secos, porque sus hijos necesitaban ascender sobre el monte alto, en donde se le dijo a Moisés que él
tenía que regresar con toda la casa de Israel a servirle a nuestro Padre celestial sobre él, para siempre. Por ende, en cuanto los hijos de Aarón invocaron su santo nombre fuego clavado al madero junto con su Hijo Jesucristo mortalmente herido,
entonces, nuestro Padre celestial descendió de su gloria celestial a relevarlo sobre el madero: porque solamente Él es la sanidad que Israel necesitaba, y así, todos los demás por el mundo entero para ver la vida en el Tercer Día.
Es decir, también que nuestro Padre celestial es la única sanidad que cada hombre, mujer, niño y niña no solamente de la casa de Israel necesita en nuestros días, pero igual, todas las familias de las naciones, porque: Él está enviando siempre
sanidad a la gente del mundo entero, cuando levantan sus vistas hacia a Él sobre el madero para salvación. Mejor dicho, nuestro Padre celestial derramó su corazón santísimo sobre Isaac yaciendo sobre el monte Sion, en el Moriah, no solamente
bendiciendo a Abraham y a sus hijos, naciendo normalmente como Isaac con el Juramento a Isaac de una tierra nueva con cielos gloriosos, alcanzando familias de naciones en cada generación, pero también, porque sólo Él es sanidad de todos nosotros
siempre.
Considerando que, cuando su Hijo Jesucristo intercedió por los pecadores, pidiéndole al Padre celestial que los perdone, porque no saben lo que han hecho, entonces, él terminó con su obra salvadora sobre el madero al derramar su sangre expiatoria,
que es la vida eterna establecida ya en Canaán para ser reclamada siempre como de todo pecador justificado, pero primero bautizados en agua. Habiendo nuestro Señor Jesucristo intercedido ante nuestro Padre celestial, entonces, él añadió claramente,
que él había cumplido con toda salvación, derramando su sangre expiatoria sobre el madero, así como la hija de David lo había hecho inicialmente, cuando él emergía de su vientre virgen, estableciendo así la sangre de vida eterna en Canaán, para
ser reclamada por todos nosotros cada día, y siempre.
Observando que, así como Adán y Eva perdieron sus vidas eternas en el paraíso, por la serpiente mentirosa que Lucifer les envió, para que coman del fruto prohibido, contaminando así su sangre humana y la tierra igualmente, entonces, nuestro Padre
celestial decidido establecer su misma vida eterna en Canaán, como su paraíso especial, para que Adán y sus hijos la posean nuevamente. Y este es el nuevo paraíso de nuestro Padre celestial específicamente escogido con el propósito de que la hija
virgen de David derrame de su vientre su sangre de vida, al nacer su Hijo Jesucristo para vivirla, cumpliendo los mandamientos eternamente para cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, finalmente comiendo así nosotros su único pan
de vida.
Compasionadamente, la salvación de cada uno vendrá sobre él, únicamente cuando el pan y vino son comido con nuestro Padre celestial sobre su Mesa santa, que es siempre servida por su Hijo Jesucristo, para que tú seas lleno con poderes y dones
cotidianos del Espíritu Santo, ayudándote a vivir su misma vida eterna en nuestra tierra, que está infestada con pecados siempre. Considerando que, su Hijo Jesucristo nació de la hija virgen de David, restaurando la sangre de su misma vida eterna en
Canaán, que es Israel, en donde nuestro Padre celestial vivirá sólo con sus hijos renacidos del agua y del Espíritu Santo, que es el Juramento a Isaac con resurrección poderosa de una tierra nueva, en donde el pecado no existe jamás.
Por ende, habiendo nuestro Padre celestial establecido no solamente su altar de su amor infalible sobre Jerusalén, en Israel, junto con la sangre de vida eterna, cuando su Hijo Jesucristo nació del vientre virgen de la hija de David, cumpliendo así
con los mandamientos hacia toda gloria para sus hijos, entonces, tú puedes vivir su misma vida hoy, bautizado ya, invocando su nombre. Entendiendo que, cuando tú invocas su santo nombre fuego junto con su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces,
tú estarás invocando su altar de su amor infalible y de sus poderes de resurrección en Canaán, descendiendo contigo en aguas bautismales, abandonando cada pecado del fruto prohibido, y así, tú recibirás sin fallar cada bendición de su pan de vida
diariamente.
Ciertamente, al tú emerger bautizado, invocando la santidad perfecta de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, tú habrás entrado a vivir no solamente sobre el monte santo de Jerusalén y su Lugar Santísimo, pero igual en su
vida eterna en Canaán con toda victoria conquistada en contra de Lucifer, mentiras, pecados, enfermedades, pobreza, enemigos, muerte y el infierno. Realmente, este es lo más alto de la tierra, en donde nuestro Padre celestial está con sus hijos
nacidos del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, para que Él no solamente gozar de su Hijo Jesucristo y de su Espíritu Santo victorias en contra de Satanás, pero igual, saborear tu salvación, entregada a ti (porque te ama más que así
mismo).
Ya que, es sobre el monte santo de Jerusalén en que nuestro Padre celestial siempre está mirando sobre toda la tierra para verte a ti junto con los tuyos, incluyendo tus amistades, porque Él siempre tiene una palabra de descernimiento para tu corazón,
alma, mente, cuerpo y espíritu humano, entregándote así bendiciones importantes que siempre gozaras con los tuyos una eternidad entera. Considerando que, nuestro Padre celestial no solamente puede ver desde su altar de su amor infalible por ti y por
las familias de las naciones, pero igualmente, Él puede ver a los tuyos, como los que ya han vivido sus vidas en la tierra, descendiendo a lugares terribles, en donde la carne pecadora los llevo—porque se descuidaron del bautismo en agua.
Sin embargo, nuestro Padre celestial los puede ver igualmente, así como Él te puede ver a ti en toda la tierra, porque tú te habrás bautizado, invocando su santo nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y así, de alguna manera, como algún d
a, Él finalmente los ayudara con su Juramento a Isaac, en donde para Él lo imposible siempre es posible. Innegablemente, este fue el lugar en que nuestro Padre celestial siempre deseaba estar sobre las naciones con sus hijos nacidos del vientre esté
ril de Sarah, por el Espíritu Santo, y unidos todos con rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac que ejecutaron por el desierto del Sinaí, destruyendo así el pecado del mundo entero en un solo día perpetuamente.
Ahora mismo, aquí es donde nuestro Padre celestial es infinitamente feliz y en control total de su nueva tierra con cielos gloriosos que nació de su corazón santísimo sobre Isaac yaciendo sobre el madero del monte santo de Jerusalén, descansando
sobre el Moriah, para que Él pueda reclamar a cada familia de las naciones que han descendido al infierno (culpables de pecado). Por eso, nuestro Padre celestial no solamente puede ayudar a cada hombre, mujer, niño y niña de todo Israel en toda la
tierra, sanándolos, pero igualmente, Él puede hacer lo mismo con cada familia de todas las naciones, no importando jamás su religión o fe, porque Él ya destruyó todo pecado con la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo sobre el madero.
Visto que, al su Hijo Jesucristo derramar su sangre expiatoria, mientras el santo nombre fuego estaba ya clavado al madero junto con su carne sagrada, saturada con victorias en contra de Satanás y del ángel de la muerte, entonces, Él puede oír a
todos alrededor del mundo, y aun Él posee poderes en el Juramento a Isaac para oír aquellos bajo tierra. Recordando que, su Hijo Jesucristo decía que todo lo que él había hecho en Canaán, como sanar los enfermos, sanar los ciegos para volver a ver,
levantar a los muertos a vivir nuevamente, que todos aquellos que creen en nuestro Padre celestial por medio de él y del Espíritu Santo, entonces, ellos harán lo mismo—y aun cosas mayores harán todos ellos progresivamente.
A tiempo, su Hijo Jesucristo nos garantizó a nosotros que él regresaba al Padre celestial, pero con victorias asombrosas, que él había conquistado con su Espíritu Santo y con todo Israel en contra de Satanás y de sus mentiras junto con la muerte
del ángel de la muerte, para que todos ellos puedan poseer lo que deseen sobre toda la tierra siempre. Visto que, su Hijo Jesucristo también nos aseguró en Israel, y en todo Canaán, que todo aquel que crea en él, aunque él esté muerto ya, entonces,
aquel que cree en él vera la vida nuevamente: porque sólo él es la vida, y la resurrección con poderes para regresar a la vida nuevamente a quienquiera en un momento de fe y de oración.
Por eso, nuestro Padre celestial le ha entregado a su Hijo Jesucristo junto con su Espíritu Santo poderes del Juramento a Isaac para ayudar a cada hombre, mujer, niño y niña por toda la tierra, pero únicamente, si ellos están bautizados en agua y
bautizados en el Espíritu Santo en un momento de fe y de oración, invocando su santo nombre fuego. Más aun, estos son poderes del Juramento a Isaac, vistiéndote en estos días con glorias asombrosas que nuestro Padre celestial necesita verte a ti,
vestido así, desde su monte santo de Jerusalén: en donde Él ha relevado a su Hijo Jesucristo, cuando él terminó de derramar su sangre santísima sobre el madero, para contestar cada oración, enviando su sanidad hacia ellos cada día.
Entendiendo que, es únicamente sobre el madero, que en vida fue la carne sagrada del Israel antiguo no solamente nacido en el cautiverio egipcio de cuatrocientos años, pero igualmente, fue bautizado en el Mar Rojo, abandonando tus pecados en el lecho
marino, y luego derramó sangres de corderos por todo el desierto del Sinaí, bendiciéndote abundantemente con riquezas asombrosas de poderes eternos. Y estas son riquezas, como cuando nuestro Padre celestial no solamente puede verte en donde sea que
vivas en la tierra, o en cualquier religión o fe en que tú intentes alcanzarlo a Él, para que Él oiga tus oraciones, peticiones y alabanzas a su santo nombre, pero igualmente, Él te puede salvar instantáneamente de mentiras, maldiciones,
enfermedades, pobrezas, muerte y del infierno.
Por eso, nuestro Padre celestial deseaba su santo nombre fuego ya establecido sobre el monte santo de Jerusalén y su Lugar Santísimo, en Canaán, con su Hijo Jesucristo junto con su Espíritu Santo victorioso sobre Satanás y la muerte, y así, Él oí
r tus oraciones, peticiones y alabanzas, pero únicamente por el madero del Israel antiguo salpicado con sangre expiatoria del Rey Mesías. Puesto que, esta es la única razón que nuestro Padre celestial pudo no solamente oír a los antiguos, cuando
oraban, intercedían y adoraban hacia Él y su santo nombre fuego sobre Jerusalén y su Lugar Santísimo, en Canaán, bendiciéndolos poderosamente sobre toda la tierra: y lo mismo es verdad hoy en día, perdonándote, bendiciéndote, sanándote y
enriqueciéndote sobre todo entendimiento humano.
Esta es la verdad actualmente, cuando nuestro Padre celestial puede perdonar, sanar, bendecir, prosperarte a ti y hasta que seas enriquecido más allá de todo entendimiento humano sobre el monte santo de Jerusalén, porque sobre él, la roca de salvació
n espera para llenarte con abundante amor, felicidad, gozo y otras bendiciones hasta que el Padre celestial te abrace sobre Sion para siempre. Entendiendo que, una vez que nuestro Padre celestial te vea lleno con cada poderosa bendición de su roca de
salvación, que está llena de amor, gozos, felicidades y otras bendiciones más allá del entendimiento humano, llenando tu corazón, mente, alma y cuerpo humano hasta que tú entras en su presencia santísima, abrazándote con grandes alegrías,
entonces tú serás uno con Él eternamente.
Esto es porque, que nuestro Padre celestial siempre ha deseado que su santo nombre fuego sea establecido sobre el monte santo de Jerusalén y su Lugar Santísimo, clavado al madero del Israel antiguo con la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo
salpicada sobre todo su lugar santo, finalmente recibiéndote hoy a ti, como uno con Él en su santidad perfecta y riquezas interminables. Por eso, es que hoy tú puedes ser bendecido por nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo
sobre Jerusalén y su Lugar Santísimo, porque la sangre expiatoria del Israel antiguo escapando del cautiverio egipcio finalmente se derramó sobre el madero, en Canaán, tocándote a ti junto con los tuyos y con perfecta salvación para muchas
generaciones venideras, empezando hoy.
Por eso, nuestro Padre celestial tiene ministerios alrededor del mundo, alcanzando el alma perdida de cada hombre, mujer, niño y niña por medio de poderes del Israel antiguo tornado en madero que endulza toda vida con rituales y ceremonias de perfecta
santidad del Juramento a Isaac, como cuando Él mismo envía sanidad hacia todos los que lo aman, pero bautizados ya primero. Además, nuestro Padre celestial necesita expandir su grande Gracia, su grande Misericordia, su grande Verdad y su grande
Justicia Divina por el mundo entero, porque Él tiene poderes del Juramento a Isaac derramándose junto con sus primeros hijos, convertidos en madero, levantándolo en alto sobre las familias de las naciones y hasta que todos ellos se acerquen,
bautizados, y con perfecta salvación únicamente.
Presentemente, nuestro Padre celestial todavía está allá arriba con el Israel antiguo que absorbió cada pecado de las familias de las naciones con poderes del Juramento a Isaac finalmente para abandonarlos todos ellos en el bautismo del Mar Rojo,
pero igualmente, cubrirlos con sangres expiatorias de corderos desde el Lugar Santísimo del tabernáculo por el desierto del Sinaí, hasta enriquecerte hoy a ti. Sin embargo, tú tienes que bautizarte en agua, invocando la perfecta santidad del nombre
santo de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo para abandonar el fruto prohibido junto con el espíritu de error finalmente para comer del pan y vino, llenándote así con poderes y dones del Espíritu Santo únicamente para
vivir diariamente enriquecido de su roca de salvación.
Observando que, cuando nuestro Padre celestial haya alcanzado toda familia de las naciones con poderes del Juramento a Isaac, conquistados con rituales y ceremonias de perfecta santidad por el desierto del Sinaí, para tornarse en el madero salpicado con
la sangre expiatoria del Mesías para salvarnos sobre Jerusalén y su Lugar Santísimo, entonces eventualmente Él podrá oír clamores de debajo de la tierra. Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba establecerse así mismo con su santo nombre fuego
clavado al madero del Israel antiguo sobre el monte santo de Jerusalén, porque ellos son sus primogénitos de la nueva tierra con cielos gloriosos, en donde ellos han conquistado importantes rituales y ceremonias de perfecta santidad no solamente: salvá
ndote a ti hoy, pero igual, postreramente para tus desaparecidos.
Visto que, este es el monte Sion y su Lugar Santísimo, su dulce hogar, y desde donde Él envió su sanidad al Israel antiguo en el Valle de los huesos secos, devolviéndoles sus vidas nuevamente, porque su Hijo Jesucristo derramó su sangre expiatoria
sobre el madero, más aun, los hijos de Aarón invocaron su santo nombre, quitando el pecado del mundo entero instantáneamente. Esto significa que nuestro Padre celestial había destruido todo pecado de la tierra en un día, cuando Él relevaba a su
Hijo Jesucristo que había derramado su sangre expiatoria sobre el madero antiguo, quitándolo de Adán y de sus hijos nacidos de su imagen, por lo cual, los israelitas antiguos ya no tenían que seguir muertos en el Valle de los huesos secos.
Aquí es cuando: su Hijo Jesucristo intercedió a nuestro Padre celestial por todo pecador, porque ellos habían desconocido lo que habían hecho, mientras ellos vivieron en la tierra, y ellos fueron perdonados instantáneamente, ya que todo rastro de
pecado había sido quitado de ellos instantáneamente: por ende, Él descendió y regresó a Adán y a sus hijos con perfecta santidad, restaurada en ellos perpetuamente. En este día, nuestro Padre celestial regresó a sus primeros hijos nacidos del
vientre estéril de Sarah, por poderes del Espíritu Santo, para postreramente entrar a Canaán en cualquier día, pero fallaron en hacerlo en el Tercer Día inicialmente, porque el Sanedrín falló en reconocer a su Hijo Jesucristo, y en entrar en su
Juramento a Isaac, por el bautismo en agua.
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