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All on Fri Nov 23 15:48:08 2018
Sábado, 24 de Noviembre, 2018 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
EL PADRE TE SANA DIARIAMENTE CON ISRAEL ANTIGUO: COMO EL DULCE MADERO SOBRE EL MONTE SANTO DE JERUSALÉN:
Después que nuestro Padre celestial le habló a Moisés sobre el monte SinaÃ, entonces, fue para que él vaya con los lÃderes israelÃs a encontrarse con el Faraón egipcio, porque él tenÃa que dejar ir ya a Israel hacia el desierto: ofreciendo
sacrificios al Dios de sus antepasados, porque los dÃas de adorar a su santo nombre fuego sobre la tierra habÃan llegado. Estos fueron los dÃas en que nuestro Padre celestial ya habÃa entregado su santo nombre a Moisés, como el Dios de Abraham, el
Dios de Isaac y el Dios de Jacobo: porque ahora ellos estaban listos para amar, servir y alabarlo sobre el monte santo de Jerusalén, en donde Él mismo estarÃa sobre todo lo alto de la tierra con ellos.
Este fue un sacrificio importante: en donde todo Israel antiguo estaba obligado a ejecutarlo sobre el monte santo de Jerusalén con toda perfección, gloria perfecta y vida eterna, porque Él estaba exaltando no solamente su santo nombre fuego sobre las
naciones, pero igualmente su nueva tierra con sus cielos gloriosos, nacido del vientre estéril de Sarah, al nacer su Hijo Jesucristo como Isaac. En estos dÃas, toda la casa de Israel ya habÃa vivido los cuatrocientos años del cautiverio egipcio, que
nuestro Padre celestial le hablo a Abraham, cuando sacrificaba los tres carneros con sus mitades opuestas una a otra sobre la roca de salvación junto con dos pichones sin cortar, para luego Él regresar con su antorcha, expiando los pecados del mundo
entero.
Esta antorcha encendida que nuestro Padre celestial trajo con Él en aquella noche, expiando pecados del mundo entero con las mitades de los carneros opuestas una a otra, fue su primogénito Jacobo junto con sus hijos que nacerÃan en el cautiverio
egipcio con el Juramento a Isaac, acumulando cada pecado de las familias de las naciones yaciendo ya en el infierno. Este fue el tiempo apropiado para nuestro Padre celestial finalmente entregarle a Moisés su santo nombre fuego por primera vez para que
Israel lo posea eternamente, porque toda la casa de Israel habÃa nacido en el cautiverio egipcio con las bendiciones del Juramento a Isaac, pero sin su nombre todopoderoso, por lo tanto, ahora Él se los podÃa entregar a todos ellos.
Entendiendo que, Israel necesitaba vivir inicialmente todo el tiempo del cautiverio egipcio sin su santo nombre fuego, para que ellos puedan acumular cada pecado de todas las familias de las naciones (aunque estén en el infierno), porque nuestro Padre
celestial con poderes cotidianos del Juramento a Isaac entonces podÃa destruirlos en el lecho marino en un bautismo de agua solamente, para siempre. Por eso, nuestro Padre celestial no le podÃa dar a Jacobo y a sus hijos su santo nombre fuego antes que
los años del cautiverio egipcio se cumplan, porque si Él se los hubiese entregado antes, entonces, ellos hubiesen fallado en acumular cada pecado de las familias de las naciones para tirarlos en el Mar Rojo, en el bautismo de agua obligatorio.
Realmente, fue importante para el Israel antiguo de estar cautivado en Egipto con las bendiciones del Juramento a Isaac, pero sin el santo nombre fuego y sus poderes, para que el Plan Redentor obre eficientemente, porque ellos seguidamente serian
bautizados en agua como sumos sacerdotes derramando sangre expiatoria de corderos por todo el desierto del Sinaà antes de entrar a Canaán. En buen tiempo, la casa de Israel necesitaba empezar a ministrar ante nuestro Padre celestial con poderes de su
Juramento a Isaac no solamente como sumos sacerdotes sobre la tierra, pero igualmente, como sus únicos mediadores posibles, en aquellos dÃas, para las gentes yaciendo ya en el infierno tormentoso (por culpa del pecado), y asà también para sus hijos
en todas las naciones.
Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesitaba oraciones, mediaciones y ruegos importantes por cada alma viviente de la humanidad entera, y su sanidad, desde cuando Adán y Eva descendieron del paraÃso, y asÃ, remover todo pecado impidiendo que su
santo nombre sea amado, servido y exaltado sobre el monte santo de Jerusalén por sus hijos, asà como es con sus huestes angelicales del cielo. Realmente, nuestro Padre celestial estaba preocupado por el bienestar de cada uno de sus hijos, nacidos de su
imagen y de su alma viviente en la gloria angelical, como cuando dijo a su Hijo Jesucristo y a su EspÃritu Santo, descendamos a crear al hombre en nuestra imagen y semejanza, y asÃ, sea él uno como nosotros conociendo el bien y el mal.
Ciertamente, nuestro Padre celestial creó a cada hombre, mujer, niño y niña, empezando con Adán y luego a Eva junto con sus hijos en su perfecta imagen y semejanza de su alma viviente, y asÃ, ellos sean sus hijos de su familia divina conociendo el
bien y el mal, como su Hijo amado y su EspÃritu Santo los conocen en su reino eterno. Sin embargo, desde que Adán y Eva comieron del fruto prohibido del árbol de la ciencia del bien y del mal, empezando asà a vivir rebeldes como Lucifer habÃa
empezado su vida en el reino angelical ante huestes angelicales, entonces, Él actuó en su mejor forma posible para rescatarlos, y la única manera de hacerlo asà postreramente fue con su tierra nueva.
Realmente, esta es una tierra con cielos gloriosos, naciendo de su santo corazón fuego, como el Juramento a Isaac, en donde únicamente sus palabras vivas reinaran su vida eterna junto con bendiciones de riquezas insondables, descendiendo sobre sus
huestes angelicales, pero igualmente sobre sus hijos, redimidos de la tierra vieja: amando, sirviendo y alabándolo a Él sobre el monte santo de Jerusalén perpetuamente. Por eso, es que nuestro Padre celestial después que le habÃa confiado a Abraham
a su Hijo Jesucristo como Isaac, naciendo del vientre estéril de Sarah, por poderes cotidianos del EspÃritu Santo, entonces: Él lo hizo asà para tener a su primogénito de su tierra nueva, que fue Jacobo inicialmente, seguido por muchos hijos
incontables como las estrellas del cielo, hasta hoy.
Por cierto, ahora que nuestro Padre celestial tenia a Abraham recibiendo a su Hijo Jesucristo como Isaac, nacido para vivir su amor, su fe, sus poderes y su gloria interminable en su hogar familiar, entonces, Él estaba listo para desplegar sus poderes
asombrosos de amor, enriqueciendo asà todo alrededor de Abraham e Isaac, porque Él entregaba muchas riquezas para tocar la tierra poderosamente. Es decir, también que, aunque Abraham junto con Sarah habÃa recibido riquezas antes que Isaac nazca entre
ellos, entonces fue para que su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo vivan junto con ellos en su hogar como Isaac, y asÃ, maravillosamente el Padre derramar mayores riquezas en cada hogar, tocando asà toda vida en la tierra, como de hombre y de animal
igualmente.
Comprendiendo que, nuestro Padre celestial no solamente lo estaba preparando a Abraham y a Sarah junto con los demás de su hogar familiar, como sus hijos adoptados, comprados por dinero de extranjeros, pero igualmente, sus vecinos y amistades cercanas y
lejanas, para que ellos sean enriquecidos espiritualmente y materialmente para conocer su altar finalmente que descendÃa al mundo ya, en aquellos dÃas. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba a todos, en aquellos dÃas, además de Abraham y de
Sarah junto los de su hogar, enriquecidos poderosamente todos ellos desde el cielo, por poderes de su palabra viva: porque pronto ellos iban a ascender a su altar de su amor infalible, empezando con Abraham e Isaac, bendiciéndolos asà mucho más con
riquezas de su nueva tierra.
Realmente, estas son riquezas importantes siempre que todos estaban por recibir, en aquellos dÃas, además de Abraham y de Sarah junto con sus hijos de generaciones futuras, porque nuestro Padre celestial necesitaba que todos empiecen a conocerlo a Él
y a su santo nombre fuego en riquezas de su familia divina, que es su Hijo Jesucristo y su EspÃritu santo desde el cielo. Por lo tanto, esto fue algo importante para nuestro Padre celestial empezar con Abraham y con Sarah, cuando él creyó en sus
palabras vivas junto con su Hijo Jesucristo que es Isaac siempre, y asÃ, Él enriquecer su altar del amor prehistórico que descendÃa con perfectas riquezas dadas a él ya, en toda su vida.
Por eso, una vez que Abraham junto con Sarah y sus hijos adoptados habÃan gozado en su totalidad de riquezas descendidas del cielo arriba, por razones de su Hijo Jesucristo nacido del vientre estéril de Sarah como Isaac, por poderes cotidianos del EspÃ
ritu Santo, únicamente entonces, Él estaba listo para entregarle su altar de su amor infalible para siempre. Entendiendo que, Abraham junto con Sarah y cada uno de su hogar, como sus hijos adoptados, vecinos y amistades cercanas y lejanas: ellos tenÃ
an que ya haber conocido y vivido las abundantes riquezas que Abraham habÃa recibido descendiendo desde el cielo a su altar de su amor infalible, perdonándolo de sus pecados, sanándolo de sus enfermedades, y salvándolo con abundante vida eterna.
Es decir, también que nuestro Padre celestial enriqueció a todos alrededor de Abraham no solamente en su hogar, pero igualmente en toda su tierra, como vecinos y amistades cercanas y lejanas, porque cada uno de ellos eventualmente ascenderÃa el monte
santo de Jerusalén, convertidos en sus hijos legÃtimos, pero tenÃan que estar ya enriquecidos para recibir más riquezas aun de su nueva tierra. Esto fue algo muy importante para nuestro Padre celestial no solamente hacer por Abraham, pero igualmente
para todos alrededor de él, porque Él querÃa todo su hogar sobre el monte santo de Jerusalén, descansando en el monte Moriah, ofreciendo a su único hijo Isaac, como ofrenda encendida: y asÃ, ver finalmente a todos sobre su altar, con su ofrenda
encendida ya establecida eternamente.
Ya que, al nuestro Padre celestial hacer lo que habÃa planeado para con Abraham y sus amados, empezando con Isaac tendido sobre el madero del monte santo de Jerusalén y su Lugar SantÃsimo, expiando por pecados de todos alrededor del mundo (sin
derramar sangre expiatoria aun), entonces, Él estableció su altar de su amor infalible sobre su nueva tierra formalmente para la eternidad. Definitivamente, este es el altar de su amor infalible, en que nuestro Padre celestial necesitaba establecer su
perfecta voluntad de su corazón santÃsimo, dándole vida a su nueva tierra con cielos gloriosos, cubriendo asà la tierra pecadora: para que Él mismo finalmente sane a sus hijos nacidos de su imagen para entrar a su mundo nuevo, en donde no se peca
jamás.
Por eso, cuando nuestro Padre celestial llamó a Abraham, entonces, Él estaba llamando a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac sobre el monte Sion, porque él necesitaba tenderlo sobre el madero y ser encendido, haciendo asà que su corazón santÃsimo
le dé vida a su nueva tierra con cielos gloriosos, en donde sus palabras vivas destruyen mentiras de Lucifer en un dÃa, perpetuamente. En realidad, aquà es cuando el corazón santÃsimo del Padre celestial le dio vida a su nueva tierra con cielos
gloriosos, porque Él andaba afligido y sufriendo terriblemente de ver a sus hijos nacidos de su imagen y de su alma viviente tendidos en el infierno (porque fallaron en conocer su santo nombre sobre su altar de su amor infalible del cielo).
En buen tiempo, cuando Abraham obedeció a subir al monte santo de Jerusalén, descansando sobre el Moriah, ofreciendo a su hijo Isaac, como en una ofrenda encendida de amor y de riquezas asombrosas que la humanidad entera jamás conocÃa aun hasta aquel
dÃa, milagrosamente, Él estableció la perfecta voluntad de su corazón santÃsimo sobre la tierra, para que sus hijos regresen a Él. Actualmente, este es el Juramento a Isaac: en donde el corazón santo de nuestro Padre celestial va afligido y
llorando por sus hijos perdidos a las mentiras, maldiciones, enfermedades, pobreza y muerte de Satanás, para que todos ellos regresen a Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, renaciendo del agua y del EspÃritu Santo para entrar a su nueva tierra
inmediatamente.
Asombrosamente, nuestra tierra convertida por el corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial en su nueva tierra con cielos gloriosos, en donde su perfecta voluntad es amada, obedecida y eternamente exaltada en cada hombre, mujer, niño y niña de
Israel y de las naciones, bautizadas en agua, primeramente, entrando asà en ella, enriquecidos, conociendo siempre su amor infalible hacia ellos y sus amados siempre. Esta es la nueva tierra con nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo, su EspÃritu
Santo y sus ángeles viviendo con cada hombre, mujer, niño y niña que ha ascendido a ella, asà como Abraham y sus amados inicialmente, entrando asà tú en su presencia santÃsima, que es su Juramento a Isaac, en donde su amor eterno es tu gozo
cotidiano una eternidad entera.
Ciertamente, esta es la nueva tierra y su vida eterna junto con cada reino de animal, creada por nuestro Padre celestial inicialmente no solamente para Adán y Eva gozarlos, pero igualmente para ti nacido de su imagen y de su alma viviente, viviendo en
la semejanza de su Hijo Jesucristo, por el EspÃritu Santo, enriqueciendo esta vida maravillosa por ti constantemente, empezando ahora. Sin embargo, para que esto sea posible para ti y los tuyos, incluyendo amistades del mundo entero, tú tienes que
haber renacido del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo para que su altar de su amor infalible sea tuyo una eternidad entera, desde ahora, y asÃ, tú goces su bendición cotidiana,
siempre.
Este es el altar del amor infalible de nuestro Padre celestial que siempre ha existido en su familia divina, que es su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo junto con cada nación de huestes angelicales, pero ahora, está dispuesto para ti, porque viene
hacia ti desde el hogar de Abraham e Isaac, para que tú lo poseas en tu hogar cada dÃa, siempre. Considerando que, es únicamente por su altar de su amor infalible, en donde nuestro Padre celestial ha derramado todo su corazón santÃsimo de sus
palabras vivas, para que siempre existan en ti, desde hora, bendiciéndote completamente: porque esta es la nueva tierra con su misma vida eterna, como tuya toda ella, gozándola tú con los tuyos una eternidad entera, pero bautizados todos primero.
Por eso, es que nuestro Padre celestial nos ha entregado la tierra llena de agua por todos lados, en donde tú puedes bautizarte, invocando la santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, para que asà tú renazcas instantáneamente en
su nueva tierra llena de vida eterna y de su bendición cotidiana para ti y los tuyos siempre. Actualmente, estos son cuerpos de aguas por toda la tierra, como océanos, mares, rÃos, lagos, lagunas y otros disponibles para ti, como tu bañera de tu
hogar ahora mismo, por ejemplo, para que tú renazcas de este mundo pecador al mundo del EspÃritu Santo y de su gloria perpetua, en donde jamás volverás a conocer el pecado y sus males de siempre.
Definitivamente, este es el lugar único en donde tú te encontraras junto con los tuyos, incluyendo amistades y vecinos en la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial, en donde su voluntad es siempre cumplida en ti, porque Él ha creado ya todo
alrededor de ti, enriqueciendo tu vida constantemente sin conocer jamás ninguna derrota en esta vida y en la venidera perpetuamente. Claramente, esta es la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial, en que tú siempre gozaras lo ya creado por Él con
su Hijo y con su EspÃritu para sus huestes angelicales, y para ti también: para que tú no sólo poseas su misma vida junto con su perfección, santidad y poderes insondables, pero igualmente, su amor infalible, transportándote hacia nuevas glorias
enriquecedoras siempre.
Presentemente, esta es la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial, complaciéndolo progresivamente junto con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu ante sus huestes angelicales del cielo, y contigo junto con los tuyos, como vecinos y amistades por
toda la tierra de hoy, y asÃ, tú lo conozcas por fin, pero en su perfección y en su santidad, existiendo ya en ti perpetuamente. Por eso, es que nuestro Padre celestial tenia que tener ya primero a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre esté
ril de Sarah, esposa de Abraham, y asÃ, por poderes cotidianos del EspÃritu Santo, Él mismo pueda vivir en su hogar manifestando cada gloria, poder y riqueza de su roca de salvación, asà como siempre sucede con sus huestes angelicales del cielo.
Entendiendo que, en donde viven las huestes angelicales, la roca de salvación de nuestro Padre celestial es el centro de todo amor, perfección, santidad, poderes y glorias entre otras bendiciones requeridas por ellos para amar, servir y alabarlo a Él
y a su santo nombre sobre el monte santo de Jerusalén, para que su vida eterna prevalezca por doquiera con perfecta santidad siempre. Por ende, asà es como nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo es amado, alabado y
exaltado por todo el reino angelical, y todo siempre empieza para cada ángel, arcángel, serafÃn, querubÃn y otras criaturas muy santas desde la roca de salvación, como la única fundación posible del reino de los cielos hacia toda la eternidad
venidera.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba hacer lo mismo con la humanidad entera, que ya habÃa descendido al infierno tormentoso por no conocer su santo nombre fuego sobre el monte santo de Jerusalén y su Lugar SantÃsimo, asà como es en el cielo
con las huestes angelicales: sirviendo, alabando y amándolo a Él en su perfecta santidad, conquistando nuevas glorias hacia la eternidad. Indiscutiblemente, esto fue algo que nuestro Padre celestial empezarÃa únicamente con Abraham y su familia,
empezando por el vientre estéril de Sarah y su Hijo Jesucristo nacido como Isaac, por el EspÃritu Santo, para que Abraham y el mundo entero lo conozcan a Él sobre el monte santo de Jerusalén en toda generación, mirando a su nuevo reino descender
progresivamente sobre Canaán siempre.
Amorosamente, nuestro Padre celestial habÃa escogido a Canaán con el sólo propósito de manifestarle a los hijos de Abraham y a las familias de las naciones del mundo entero su amor infalible, derramándose de su corazón santÃsimo como el Juramento
a Isaac, que realmente es su nueva tierra con cielos gloriosos, existiendo por una eternidad entera por poderes de su palabra cotidiana. Por eso, fue importante para nuestro Padre celestial tener a los hijos de Abraham nacidos en el cautiverio egipcio
con su Juramento a Isaac y sus poderes cotidianos, recogiendo cada pecado de las familias de las naciones yaciendo ya en el infierno tormentoso, para que ellos lleven los pecados del mundo entero con su santo nombre fuego al bautismo obligado del Mar
Rojo.
Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba tener destruido ya todo pecado de las familias de las naciones del pasado, del presente y de futuras generaciones, y asÃ, vestir a todo Israel como su primogénito del cielo viste con vestiduras
sacerdotales por el desierto del SinaÃ, cubriendo todo pecado nuevamente, pero con sangres expiatorias de corderos finalmente, tanto como el Mar Rojo en volumen. Considerando que, nuestro Padre celestial necesitaba tener cubierto cada pecado que habÃa
emergido del corazón de Lucifer, engañando a las huestes angelicales, pero igualmente a todo hombre, mujer, niño y niña de todas las familias de las naciones, y Él pudo hacerlo asà triunfantemente por todo el desierto con rituales y ceremonias de
perfecta santidad del Juramento a Isaac para siempre.
Proféticamente, después de Israel haber ya vivido cuatrocientos años en cautividad egipcia con el Juramento a Isaac, recogiendo cada pecado nacido del corazón malvado de Lucifer para crear su reino de tinieblas en toda la tierra vieja, entonces,
Israel antiguo nuevamente tenia que regresar al infierno, pero esta vez, al Valle de los huesos secos, mordidos por serpientes venenosas. Ciertamente, una vez que Israel estaba nuevamente en cautiverio yaciendo en el Valle de los huesos secos con cada
ritual y ceremonia de santidad perfecta del Juramento a Isaac, entonces, ellos tuvieron que esperar unos siglos para que el MesÃas nazca del vientre virgen de la hija de David, restaurando asà la sangre de vida eterna sobre la tierra, empezando en CanaÃ
¡n.
Todos juzgados: la casa de Israel fue mordida por serpientes venenosas camino a conquistar Canaán, pero por culpa de su rebelión en contra de nuestro Padre celestial y de su Hijo Jesucristo, cuando erróneamente aceptaron un cordero de oro como
libertador de Egipto, entonces, el EspÃritu Santo los abandonó ya que justamente necesitaban regresar otra vez al cautiverio, como en Egipto inicialmente. Considerando que, una vez que su Hijo Jesucristo habÃa nacido nuevamente entre las familias de
las naciones, y esto sucedió asà en Canaán de la hija de David, porque sólo ella podÃa restaurar la sangre de vida eterna en Canaán (como en el paraÃso inicialmente), para que los Diez Mandamientos, regulaciones, preceptos y decretos sean
finalmente cumplidos, sólo entonces, Israelitas verÃan vida nuevamente.
Sin embargo, para que Israel vea vida nuevamente en el Tercer DÃa, porque nuestro Padre celestial le dijo a Moisés que descienda hacia a ellos desde el monte alto para lavarlos junto con todas sus pertenencias, entonces, ellos lo hicieron asÃ
perfectamente, complaciendo al Padre finalmente, para que ellos luego regresen a verlo a Él en persona en el dÃa señalado ya. Por ende, para que Israel antiguo vea al SEÑOR en el Tercer DÃa, porque ellos estaban purificados para ascender a donde el
Padre siempre está con sus amados, como su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo, las huestes angelicales y las almas vivientes que se bautizaron en la tierra, entonces, el MesÃas tenia que ser mordido por serpientes de bronce también(el imperio romano).
Este evento por suceder fue anunciado a Moisés para manifestarlo a todo Israel, mordidos por serpientes venenosas por culpa de adoración a Ãdolos, como el cordero de oro y entre otras ofensas, que la serpiente de bronce martillada en su forma final,
fue clavada al madero: entonces, aquellos mordidos por serpientes venenosas fueron sanados instantáneamente, mirando a la serpiente de bronce colgada siempre. Bien, Israelitas continuaron observando a la serpiente de bronce, clavada ya al madero en
medio de su campamento del desierto, porque su sanidad y liberación habÃan descendido de ella inicialmente, por ende, ellos esperaban sanidad y liberación nuevamente: sin embargo, ellos no conocÃan cuando sucederÃa su liberación hasta que vieron al
MesÃas nacer, vivir y morir en Canaán en vez de todos ellos.
Amorosamente, nuestro Padre celestial habÃa liberado a Israel del cautiverio egipcio, abandonando todo pecado del mundo entero en el bautismo del Mar Rojo, cruzándolo en seco hacia su seguridad eterna, entonces, ellos empezaron a actuar como sacerdotes
que la humanidad entera necesitaba para expiar sus pecados para siempre de todas generaciones, y asÃ, su Hijo Jesucristo entre a Canaán finalmente. En otras palabras, nuestro Padre celestial tenia que haber tenido ya a Israel viviendo en cautividad por
cuatrocientos años con su Juramento a Isaac, destruyendo cada pecado del mundo entero finalmente en el Mar Rojo, para que ellos actúen, asà como su Hijo Jesucristo con sus ángeles en el cielo, y con el único propósito de posibilitar su conquista de
Canaán enteramente.
Legalmente, Israel fue despertado enteramente yaciendo en el Valle de los huesos secos con nuestro Padre celestial mismo en el lugar del madero, en donde su Hijo Jesucristo habÃa sido clavado junto con su santo nombre fuego sobre su corona de espinas,
alumbrando todas tinieblas de la tierra, para que Israel finalmente en Canaán aprecie la santidad eterna del SEÑOR en su luz. En otras palabras, Israel antiguo intento entrar en Canaán inicialmente con el altar del cordero de oro, por ende, su acceso
a él fue negado: más bien, ellos regresaron por el camino al Mar Rojo para bautizar en agua a sus hijos, porque únicamente por el camino del madero sobre el monte santo de Jerusalén ellos tienen siempre acceso legal a Canaán.
Definitivamente, lo mismo es verdad para cada hombre, mujer, niño y niña de todas las familias, aunque muchas de ellas yacen ya en el infierno tormentoso porque fallaron en conocer el altar del amor prehistórico del santo nombre fuego de nuestro Padre
celestial, que les otorga acceso a Canaán también, para que regresen a su dulce hogar en donde nacieron inicialmente. Absolutamente, cada hombre, mujer, niño y niña de todas las familias de las naciones necesitan bautizarse, invocando la santidad
perfecta de su nombre, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, para que todos ellos también entren a Canaán, asà como los primeros israelitas algún dÃa entraran en él, observando su misma vida nacida de nuestro Padre celestial, amándonos
religiosamente una eternidad entera, empezando hoy.
Entendiendo que, desde que nuestro Padre celestial terminó con su obra salvadora con su Hijo Jesucristo clavado al madero junto con su santo nombre fuego sobre el monte santo de Jerusalén y su Lugar SantÃsimo, entonces, Israel antiguo fue levantado
por resurrección del EspÃritu Santo para ver al SEÑOR en el Tercer DÃa, pero, ellos aun no han entrado en Canaán hasta ahora. Legalmente, Israelitas antiguos entraran en Canaán eventualmente, pero cuando todo Israel presente renazca, bautizados en
agua y del EspÃritu Santo sobre el monte santo de Jerusalén y su Lugar SantÃsimo, para que Canaán descanse en perfecta santidad una eternidad entera, y asÃ, nuestro Padre celestial sea honrado, descendiendo con todo Israel antiguo a vivir con la
humanidad entera su vida eterna prometida.
Proféticamente, Israel antiguo descenderá del monte alto, en donde ellos están con nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo y con sus glorias asombrosas, que huestes angelicales siempre gozan de la roca de salvación, y asÃ,
seguir gozando de glorias mayores en Canaán, pero únicamente si Israel es bautizado ya, recibiendo al Padre en su perfecta paz y gloria perpetua. Francamente, toda la casa de Israel de nuestros dÃas tiene que entrar igualmente en la presencia santÃ
sima de nuestro Padre celestial, que es el Juramento a Isaac sobre el monte santo de Jerusalén, alcanzando asà acceso legal a Canaán, que no han conocido hasta hoy, porque únicamente entonces ellos verán al SEÑOR en el Tercer DÃa, asà como el
Israel antiguo lo logró.
Creyendo: que el amor de padres tiene que regresar a sus hijos y el amor de hijos a sus padres, y este es el amor de nuestro Padre celestial recibiendo el amor de sus hijos, pero, bautizados en agua primero, en donde son liberados finalmente del fruto
prohibido, comiendo pan y vino con acceso legal a Canaán y sus bendiciones cotidianas, siempre. Es decir, comer de su Hijo Jesucristo, porque él mismo dijo, yo soy el pan de vida del cielo, para que todo aquel que coma de mi carne entonces aquel tenga
vida eterna, y todo aquel que bebe de mi sangre no tendrá sed jamás: Porque sólo su Hijo amado es el verdadero pan y vino de la nueva tierra con vida eterna.
Cariñosamente, esta es la comida que nuestro Padre celestial tenia hambre y sed para comer por sus hijos yaciendo en el Valle de los huesos secos, por eso, es que Él siempre le decÃa a Israel, cuando Él le hablaba a David, por ejemplo, de cuanto Él
deseaba tener su santo nombre fuego establecido ya sobre el monte santo de Jerusalén perpetuamente. Claramente, aquà es donde nuestro Padre celestial necesitaba ascender sobre el monte santo de Jerusalén y su madero, que es el monte Sion con su Hijo
Jesucristo clavado a él junto con su santo nombre, como pan y vino de vida eterna para sus hijos alrededor del mundo, empezando en Israel yaciendo en el Valle de los huesos para ver vida eterna inmediatamente.
Oportunamente, visto que su Hijo Jesucristo habÃa derramado su sangre expiatoria sobre sus hijos e hijas del Israel antiguo ante nuestro Padre celestial en el cielo, entonces, Él pudo descender para tomar su lugar en perfecta santidad con sus hijos,
comiendo pan y vino con su imagen y todo su ser santÃsimo, restaurando asà en ellos vida eterna nuevamente, para siempre. Entonces, cada hombre, mujer, niño y niña de todas las familias de las naciones pueda renacer del bautismo en agua, invocando la
perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, y asÃ, instantáneamente abandonar la carne pecadora por la carne sagrada y el espÃritu de error por el EspÃritu Santo para comer pan y vino de vida eterna, siempre.
Definitivamente, asà es como nuestro Padre celestial recibe a sus hijos amados de todas las familias de las naciones, y esto es renaciendo del bautismo en agua para abandonar el fruto prohibido del árbol de la ciencia del bien y del mal, comiendo pan y
vino de su Hijo Jesucristo con su rostro brillante restaurado sobre ellos en su nueva tierra, eternamente bendecidos. Confiando siempre, que únicamente su Hijo Jesucristo primero junto con su EspÃritu Santo clavado al madero del Israel antiguo, que
realmente es cada hombre, mujer, niño y niña huyendo del cautiverio después de cuatrocientos años, bautizados en el Mar Rojo, y luego comieron del maná de la boca santa del Padre, y asÃ, fueron dignos de salvación eterna del monte Sion, en JerusalÃ
©n.
Presentemente, aquà es en donde nuestro Padre celestial espera por cada alma viviente de cada familia de las naciones para ser uno con su alma santÃsima junto con su Hijo Jesucristo sangrando sangre expiatoria, quitando el pecado del mundo sobre el
monte Sion y su madero antiguo que escapó del infierno, pecados, maldiciones, enfermedades, pobrezas y juicios, bendiciéndote inmediatamente con salvación eterna. Hoy, esta es la salvación en que nuestro Padre celestial trabajo con los hijos de
Jacobo nacidos en Egipto con el Juramento a Isaac, para luego bautizarse en el Mar Rojo después de cuatrocientos años, convirtiéndose asà todos ellos en sacerdotes al madero del desierto y del Valle de muerte para levantarse al monte Sion: tocándote
con poderes de resurrección asombrosos siempre.
Entendiendo que, Israel antiguo se tornó en madero sobre el monte Sion, que habÃa recogido pecados del mundo para abandonarlos finalmente con poderes del Juramento a Isaac en el Mar Rojo, convirtiéndose asà en sumos sacerdotes de la humanidad entera,
que es el madero con rituales y ceremonias de perfecta santidad: recibiendo a nuestro Padre celestial con honor, perfección y santidad insondable perpetuamente. Actualmente, sobre el monte santo de Jerusalén nuestro Padre celestial está con la carne
sagrada del Israel antiguo que actuó, como sumo sacerdote de rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac que la tierra necesitaba, recibiendo asà con clavos su santo nombre, su Hijo Jesucristo sangrando, lastimado, finalmente para
recibirte a ti con perfecta santidad y riquezas una eternidad entera.
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