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All on Fri Sep 14 16:15:10 2018
Sábado, 15 de Septiembre, 2018 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
EN EL JURAMENTO A ISAAC: UNA TIERRA NUEVA ESPERA YA: EN DONDE TÚ VIVES HOY RIQUEZAS DE SU AMOR:
Nuestro Padre habÃa destruido la tierra con un gran diluvio en los dÃas de Noé, que la única gente que se salvó fueron los de su familia, como sus hijos y esposas, incluyendo un par de macho y hembra de toda especie del reino animal, y asÃ, Él
pueda empezar un nuevo mundo para su altar del amor eterno de su familia divina. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba destruir la tierra y con su humanidad entera, porque Él tenÃa el poder para recrearla no solamente a toda ella como una
nueva tierra con cielos gloriosos y espaciosos lleno de vida, pero igualmente, Él podÃa darle vida nuevamente a las familias de las naciones por el altar del amor de su familia divina, y con perfecta salvación.
Por cierto, el corazón de nuestro Padre celestial sufrÃa por la pérdida de tanta vida humana no solamente al pecado y la violencia por toda la tierra, pero igualmente, por la pérdida de todo lo que Él les habÃa dado a ellos que gocen en todos sus dÃ
as con la esperanza que encuentren su camino al cielo, obedeciendo sus palabras únicamente. En aquellos dÃas, el corazón de nuestro Padre celestial estaba herido por lo que Lucifer le habÃa hecho a su santo nombre, engañando una tercera parte de á
ngeles, creyendo en un reino mayor posible con mentiras, maldiciones y males, pero igualmente, Él estaba herido viendo a Adán y Eva engañados con mentiras amenazando continuamente de destruir todas las huestes angelicales eternamente.
Al nuestro Padre celestial experimentar esta maldad de Lucifer y de sus ángeles caÃdos, y ahora, el pecado habÃa tomado a Adán y Eva junto con sus hijos de generaciones futuras no con su imagen perfecta en ellos, pero con ella desfigurada enteramente
por el fruto prohibido que ambos comieron con la serpiente del árbol de la ciencia del bien y del mal. Sin embargo, aunque Lucifer junto con los ángeles caÃdos habÃan logrado mucho daño en contra de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su
EspÃritu Santo, al tratar de tomar control de su santo nombre fuego, ya que quien sea que tenga el santo nombre entonces tiene también control y poderes del altar del amor prehistórico, para hacer lo que sea.
Por ello, Lucifer necesitaba tomar control del santo nombre de nuestro Padre celestial, que es siempre alabado por las huestes angelicales sobre el monte Sion, en donde siempre ha existido eternamente: porque es aquà en donde Él junto con su Hijo y con
su EspÃritu Santo gozan de la roca de salvación, rindiéndole abundante amor y felicidad inagotable a su familia divina. Por eso, es que el mal que Lucifer habÃa hecho en contra de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, es
tan grande, que Él tenÃa que moverse con diferente poderes, dones y glorias desconocidas por Lucifer y sus ángeles caÃdos, y asÃ, derrotarlo con su santo nombre fuego y su palabra viva emanando constantemente de su corazón bendito.
Estos son poderes, dones y glorias, haciendo grandes milagros, maravillas y señales constantemente en el cielo y sobre toda la tierra que hasta nuestros dÃas las huestes angelicales han fallado siempre en entenderlas, porque emanan del corazón santÃ
simo de nuestro Padre celestial, retomando de Lucifer lo que se habÃa perdido y asà empezar una Creación nueva, y con todo renovado gloriosamente. Este es el corazón santo de nuestro Padre celestial continuamente lastimado por lo que el pecado de
Lucifer ha hecho en contra de su santo nombre fuego, su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo, las huestes angelicales, y a Adán y Eva junto con sus hijos nacidos por generaciones futuras: por ende, Él tenÃa que derramar todo su corazón, llorando por
un nuevo reino.
Y para que esto sea posible, nuestro Padre celestial necesitaba encontrar a alguien digno de recibir su amor infalible, sus lágrimas, fe (poderes, dones, maravillas y señales en el cielo y en la tierra (en donde lo imposible es posible)), pero, Él
nunca encontró a nadie, porque todos habÃan muerto y en el infierno ya, que Él necesitaba seguir buscando hasta encontrarlo pronto. Además, nuestro Padre celestial necesitaba tener su altar del amor prehistórico descendido del cielo, residiendo en
una de las familias de las naciones, que Él encuentre digna de recibirlo con todo su amor infalible, lagrimas junto con su grande Gracia, su grande Misericordia, su grande Verdad y su grande Justicia Divina, y asÃ, empezar la vida nuevamente sin el
pecado mundialmente.
Este es el dÃa que nuestro Padre celestial habÃa buscado siempre con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo entre todas las familias de las naciones, pero, ellos ya habÃan todos descendido al infierno tormentoso, ya que ellos fallaron en conocer
su santo nombre, ni jamás ofrecieron el derramamiento de sangre de corderos para cubrir pecados de sus vidas. Por ende, todo lo que el corazón santo de nuestro Padre celestial tenÃa que derramar, entonces tenÃa que ser sobre toda la tierra, y con una
de las familias de las naciones, que Él mismo haya escogido para que todo le sea posible: y esto es el derramamiento de su corazón santo sobre alguien digno de recibirlo entero inmediatamente, y para siempre.
Esta fue la única manera posible, en donde nuestro Padre celestial finalmente derramarÃa del contenido de su corazón santÃsimo, afligido por el pecado de Lucifer, maldiciones, Ãdolos y otros males en que la humanidad entera se iba tras de él, como
si fuera algo en que ellos se gozarÃan con él siempre, sin darse cuenta que estaban ofendiendo al Padre en el cielo. Definitivamente, nuestro Padre celestial necesitaba derramar toda aflicción de su corazón santo sobre la humanidad entera, por los
males que Lucifer habÃa causado no solamente al reino angelical pero igualmente a sus lugares celestiales, como desde donde su santo nombre fuego es siempre alabado y exaltado, pero lo peor fue que Él habÃa perdido a sus hijos por las mentiras de
Lucifer.
Ciertamente, con el corazón de nuestro Padre celestial derramándose sobre uno de los montes altos, que Él mismo escogió, encontrándose con el hombre de familia y con su hijo yaciendo sobre el madero del altar del amor prehistórico, entonces, Él
verdaderamente puede empezar la vida humana nuevamente, pero, esta vez, será su única vida eterna, y llena de riquezas inagotables sobre la tierra. Y este es un nuevo mundo que Lucifer jamás lo entenderá junto con sus ángeles caÃdos, porque emerge
del corazón santÃsimo, afligido en el cielo y en la tierra por generaciones, por causa del pecado haciendo que familias inocentes desciendan al infierno (creyendo mentiras e Ãdolos), pero, con el amor infalible de su corazón santÃsimo, Él puede
rescatarlos con su verdad pronto.
Realmente, después de nuestro Padre celestial haber visto a las familias de las naciones descender ya al infierno tormentoso, porque Lucifer le dio de comer a Eva y luego a Adán por medio de la serpiente del fruto prohibido, para que sus hijos nazcan
en la tierra con su imagen divina completamente desfigurada para el fruto de vida, entonces, Él deseaba rescatarlos. Por ende, nuestro Padre celestial necesitaba restaurar inmediatamente su imagen divina en cada hombre, mujer, niño y niña de toda la
tierra, para que ellos empiecen a comer y a beber del pan y vino, servido diariamente por su Hijo Jesucristo en su Mesa santa del cielo, para mantener a los ángeles siempre perfectos, poderosos, y fielmente consagrados a su santo nombre.
Además, esto es exactamente lo que nuestro Padre celestial necesitaba hacer con todas las familias de las naciones, que Lucifer junto con sus ángeles caÃdos y secuaces habÃa engañado, haciendo que ellos pierdan sus vidas a la muerte y el infierno
tormentoso, añadiendo asà aflicciones a su corazón santÃsimo ya herido, que Él tenÃa que derramarlo enteramente sobre toda la tierra finalmente. Por ende, nuestro Padre celestial necesitaba salvar a sus hijos de la humanidad entera ya sufriendo en
el infierno tormentoso la culpa del pecado de haberle fallado en servirle a Él sobre su altar del amor prehistórico, como desde donde Él les hablaba por sus ungidos que siempre les envió a ellos sin cesar, para que regresen a Él todos, bautizados en
agua.
Es decir, también que nuestro Padre celestial siempre les estaba hablando a toda gente del mundo entero con su altar de su amor prehistórico, para que ellos vengan a ver su gloria: porque Él estaba listo para recibirles con sus brazos abiertos y
salvadores, como ahora mismo, alcanzándolos con sus poderes asombrosos que Lucifer y sus ángeles caÃdos fallaron en derrotar siempre. Ciertamente, nosotros podemos ver como nuestro Padre celestial lidio con Abraham y con su hijo Isaac sobre el altar
del amor prehistórico, descansando sobre el Moriah, pero igualmente, nosotros podemos ver como Él mismo fue por el camino para encontrarse con Jacobo que iba hacia Paddan-aram para escoger a una de las hijas de sus parientes como su esposa, y empezar
su familia.
Con gracia, nuestro Padre celestial le hablo a Jacobo en Luz (pueblo pequeño), en donde él descanso por la noche antes de seguir hacia sus parientes para escoger a una de sus hijas como esposa, porque él habÃa decidido formar la nación dorada, que
nuestro Padre celestial necesitaba, para transitar por las generaciones con su corazón afligido, lastimado, llorando por sus hijos perdidos. AllÃ, Jacobo escogió una roca cercana, descansando su cabeza sobre ella, porque nuestro Padre celestial estaba
con él para dormirlo, asà como hizo con Adán en el cielo, dándole milagrosamente a su esposa Eva, pero con Jacobo, Él le estaba dando su esposa de Paddan-aram y, al mismo tiempo, a sus hijos como su nación dorada, e incontables como las estrellas
del firmamento.
En ambas ocasiones, nuestro Padre celestial puso a dormir a Adán en el cielo para entregarle a su esposa Eva de su quinta costilla junto con sus hijos incontables como las estrellas del cielo arriba, porque Él tenÃa en mente su nuevo reino de su
perfecta voluntad que derramarÃa sobre la tierra pronto abundantemente, y asÃ, con Jacobo Él hizo lo mismo. En la tierra, nuestro Padre celestial tenÃa que encontrarse con Jacobo sobre el monte Sion, en donde Él recibió a Abraham junto con su hijo
Isaac su padre, estableciendo asà un convenio importante y perdurable por generaciones incontables, porque Él ya habÃa dado vida milagrosamente a su familia divina en su corazón, convirtiéndose en una nación digna de recibirlo postreramente con
nuevas glorias.
Aquà es cuando, Jacobo se durmió profundamente, viendo el altar del amor prehistórico de nuestro Padre celestial, como en donde su Hijo Jesucristo fue inmolado desde la fundación del mundo para crear a la humanidad entera junto con todas las cosas
que vemos sobre toda la tierra y sus océanos vastos, lleno todo de vida, sirviéndoles a sus hijos por generaciones incontables. Y es qui, en donde nuestro Padre celestial necesitaba a Jacobo que establezca un convenio de vida y de bendiciones
interminables sobre la tierra y el cielo, porque cuando Jacobo vio la escalera y los ángeles ascendiendo de la tierra y otros descendiendo del cielo, entonces él se dio cuenta de que estaba ante la Casa de Dios que jamás habÃa conocido.
Aquà es cuando, nuestro Padre celestial espero por Jacobo sobre su altar del amor prehistórico, porque Él necesitaba que él le confiese con sus labios a Él en el cielo, diciendo, si me bendices: vistiendo me cuerpo con ropa, me proteges del peligro,
y me garantizas mi llegada a mi destino final—entonces, Tú será mi Dios, y el Dios de mis hijos, perpetuamente. Este fue un convenio importante de riquezas sin fin que nuestro Padre celestial necesitaba establecer con Jacobo, porque Él no solamente
necesitaba transferir todas sus bendiciones ya entregadas a Abraham e Isaac, pero igualmente, Él necesitaba asegurarse que Él siempre tendrÃa un convenio poderoso de cada dÃa, en donde Él continuara derramando de sus bendiciones sobre sus hijos por
generaciones venideras.
Sin duda, este fue un convenio de bendiciones y de riquezas interminable que Jacobo necesitaba establecer con nuestro Padre celestial y con su EspÃritu Santo, porque fue su EspÃritu guiándolo hacia la mujer que escogerÃa como esposa, dándole sus
primeros hijos, iniciando asà la nación soñada de nuestro Padre celestial, y que necesitaba tenerla sobre la tierra toda una eternidad entera. Y esta es la nación israelà que nuestro Padre celestial necesitaba establecer sobre la humanidad entera,
recibiendo sus cosas santÃsimas del reino angelical, como sus Diez Mandamientos, su tabernáculo de reunión con su Lugar SantÃsimo, y demás: porque Él estaba listo para mudarse a su nuevo dulce hogar, en donde Él se casara con Israel junto las
naciones, amándolo grandemente toda una eternidad.
Por consiguiente, esta es una nación que necesitaba nacer no solamente de los poderes y dones del EspÃritu Santo, pero igualmente de su palabra viva, de un reino maravilloso, que es una nueva tierra con cielos gloriosos y esplendidos, en donde nuevas
glorias serán manifestadas nunca antes vistas por nadie, porque solamente existen en su corazón santÃsimo de su perfecta voluntad. Estas son glorias de su perfecta voluntad que Él necesitaba derramar sobre alguien digno de recibir su santo nombre y
su rostro resplandeciente, restaurado sobre sus hombros: en donde Él derramarÃa cada lagrima nacida de su corazón afligido, lastimado, por culpa de la maldad de Lucifer en el cielo con los ángeles y en la tierra con las familias de las naciones.
Considerando que, nuestro Padre celestial habÃa visto y experimentado cada sufrimiento que Lucifer junto con los ángeles caÃdos ha causado a sus hijos, como Adán y Eva, nacidos de su imagen para vivir conforme a la semejanza de su Hijo Jesucristo,
por los poderes y dones de vida del EspÃritu Santo, conociendo siempre su gran bondad hacia ellos una eternidad entera. Aquà es cuando, nuestro Padre celestial realmente desarrollo no solamente su amor infalible sentido por sus hijos nacidos de su
imagen, como Adán y Eva lo fueron inicialmente de Él, pero igualmente, Él aprendió como lidiar con el pecado, destruyéndolo, y asà sanar el alma de sus hijos con un nuevo reino saturado de su amor, felicidad interminable, gloria, riquezas y paz
eterna.
Ciertamente, estas son aflicciones que el corazón de nuestro Padre celestial lleva sufriendo por toda generación, porque Él las ha acumulado de sus hijos caÃdos en el fruto prohibido, en que Él finalmente lo ha tornado en un convenio de vida llena
de nuevas bendiciones, de riquezas inescrutables y de felicidades aún desconocidas hasta que tú llegues a ellas en su altar eterno. Esto ha venido a ser una carga pesada para nuestro Padre celestial llevar sin abolirlas jamás, porque Él siempre ha
poseÃdo poderes para destruirlas, pero, porque sus hijos sufren ataques de Lucifer y de sus ángeles caÃdos, entonces Él ha tornado toda aflicción santÃsima en una nueva tierra con cielos gloriosos, lleno de su amor infalible para sus hijos gozarlo
todo siempre.
Esta es la nueva tierra con sus cielos espaciosos y gloriosos llenos de sus glorias asombrosas nunca antes vistas por las huestes angelicales, que nuestro Padre celestial llamó a Abraham a ascender el monte santo, que le mostrarÃa sobre el Moriah, en
donde él tenderÃa sobre el madero a su hijo Isaac como una ofrenda encendida a Él hacia la gloria celestial. Este es el sacrificio que ya empezado con Isaac tendido sobre el madero del monte santo de Jerusalén, descansando sobre el Moriah, entonces, Ã
‰l estaba finalmente listo para derramar de su corazón entero de su nueva tierra con sus cielos gloriosos y espaciosos, y lleno de sus glorias asombrosas de su amor, felicidad, gozo, paz y vida eterna de sus hijos redimidos eventualmente.
Por eso, su Hijo Jesucristo por donde sea que iba por los valles, pueblos y ciudades de Israel entonces él fue siempre bienvenido por los hogares israelÃes, porque él necesitaba sentarse con ellos para participar del pan y vino, y asÃ, decirles, que
ellos tienen una perfecta salvación solamente en él, por los poderes asombrosos y cotidianos del Juramento a Isaac. Y nuestro Señor Jesucristo les afirmaba siempre a cada hombre, mujer, niño y niña por todo Israel, que solamente él es la vida y la
resurrección, que quienquiera que crea en él, y aunque esté muerto (muerto ya como en su tumba, o tendido ya en el Valle de huesos secos), entonces, aquella persona volverá a ver la vida nuevamente, eternamente enriquecido.
Ciertamente, en este dÃa nuestro Padre celestial ya habÃa diseñado, y finalmente creado la nueva tierra con sus cielos esplendidos, que necesitaba como su dulce hogar en su tierra escogida por Él no solamente para que su altar esté siempre allà con
sus hijos redimidos del pecado, pero igualmente, llevando su santo nombre fuego en alto, salvando la humanidad entera con vida eterna. En otras palabras, cuando nuestro Padre celestial recibió a Abraham con su único hijo Isaac sobre el monte Sion,
descansando sobre el Moriah, entonces Isaac tendido sobre el madero como ofrenda encendida del sacrificio, milagrosamente esta escena se produjo para que el corazón santo de nuestro Padre celestial derrame de sus aflicciones sobre Isaac, Jacobo y sus
hijos naciendo por generaciones futuras.
Aflicciones del corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial acumuladas de muchos siglos por ver a sus hijos no solamente descendiendo al infierno, por culpa del pecado de Lucifer que hizo que huestes angelicales se rebelen en contra de su santo nombre,
su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, pero igualmente, intenta destruir el nuevo reino de su voluntad perfecta sobre la tierra. Evidentemente, no solamente Isaac nació para recibir aflicciones del corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial por
una tierra nueva con cielos gloriosos para sus familias de todas las naciones, a que regresen no a un mundo sin sus mandamientos cumplidos, pero, esta vez, a un nuevo mundo con sus mandamientos glorificados con amor, riquezas inagotables, enriqueciendo a
sus hijos con gozos interminables siempre.
Este es el Juramento a Isaac que nuestro Padre celestial necesitaba derramar sobre el hombro que lleve su santo nombre fuego en perfecta gloria y, además, su rostro brillando para restaurar no solamente su santo nombre fuego sobre toda vida humana, pero
igualmente, su rostro resplandeciente para comer del pan y vino sobre su Mesa santa, servida diariamente por su Hijo Jesucristo. Considerando que, siempre fue por comer del árbol de la ciencia del bien y del mal que no solamente Eva junto con Adán
cuando la serpiente los engañaba comiendo de él, pero igual, comieron sus hijos, incluyendo la tierra, porque sus cuerpos vistieron de su lodo: entonces, únicamente comiendo de su vida divina, toda vida humana es restaurada al comer con Jesucristo hoy.
Legalmente, esto es únicamente posible en todas las almas de las familias de las naciones, sin importar jamás su religión, aunque sean ellos musulmanes, hindús, budistas, satanistas, espiritistas, paganos o cualquier otra fe mundana, por el bautismo
en agua, invocando su santo nombre fuego, entonces: tú eres limpio de pecado, porque en su Juramento a Isaac, el mundo entero es ya sin pecado. Presentemente, tú puedes vivir sin pecado, como si jamás hayas pecado en contra del Padre, su Hijo
Jesucristo y su EspÃritu Santo, porque Él ya ha sido afligido y sufrido por tus pecados cotidianos, poniéndoles fin a ellos por la obra salvadora de su Hijo y de su EspÃritu Santo sobre el monte Sion, que es su Juramento a Isaac en ti hoy.
Aquà es en donde tú empezaras a vivir la vida como cuando el Padre celestial te la entregó por los poderes y dones del EspÃritu Santo, para que tú seas su perfecta imagen en el cielo con las huestes angelicales y en la tierra con la humanidad entera,
porque Él necesita manifestar sus glorias asombrosas por medio de ti, que nunca han sido vistas por nadie. Estas son glorias que nuestro Padre celestial le hubiese gustado manifestarlas en sus huestes angelicales y en sus diferentes rangos y poderes de
sus glorias maravillosas, pero, esto es algo que solamente puede suceder en su familia divina, y esto no solamente es su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, pero igualmente contigo junto con tus amados, y amistades del mundo entero.
Visto que, nuestro Padre celestial ha creado un nuevo mundo con cielos gloriosos, en donde Él manifestara sus grandes poderes que las huestes angelicales han desconocido hasta hoy, pero, Él las manifestara por medio de sus hijos renacidos del bautismo
en agua y del bautismo del EspÃritu Santo, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo. Puesto que, nuestro Padre celestial no solamente a nosotros nos dio su perfección y santidad, al decirle a Abraham: tú
tienes que ser perfecto y santo, asà como Yo lo soy en con mi Hijo Jesucristo y con mi EspÃritu Santo para vivir la vida eterna, contrariamente, tú siempre fallaras en ver la vida en este mundo y en el cielo, sino renaces.
AquÃ, nuestro Padre celestial le entregó a su Hijo Jesucristo para que nazca del vientre estéril de Sarah, por los poderes y dones del EspÃritu Santo, para que Abraham sea perfecto y santo, asà como Él lo es eternamente en el cielo y asà entre ya
a la vida eterna junto con todos sus amados, incluyendo a sus hijos adoptados, para siempre. Ciertamente, con nuestro Padre celestial: nosotros tenemos su perfección, santidad, gloria, riquezas, amor, felicidad, gozo inescrutable, misericordia, verdad,
justicia divina, poderes, y riquezas interminables, para que nosotros vivamos su vida eterna, en donde el pecado no hay existido jamás, ni menos contamina la vida de nadie nuevamente, como sucede en nuestro diario vivir, y este es la nueva tierra ya con
nosotros hoy.
Ya que, cuando tú vienes a nuestro Padre celestial por los poderes del bautismo en agua, invocando la santidad perfecta de su nombre, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, entonces: Él se asegurará que tú renazcas de su imagen santÃsima y de su
alma viviente, por el bautismo del EspÃritu Santo que tomará lugar en el Lugar SantÃsimo de su altar. Y es únicamente aquÃ, en donde nuestro Padre celestial ha derramado toda su nueva tierra con sus cielos gloriosos y espaciosos, y tú estás en él
junto con tus amados, incluyendo tus amistades de alrededor del mundo entero: porque este es su nuevo reino dorado: en donde, Él en ti manifiesta cada dÃa sus nuevas glorias asombrosas, desconocidas por los ángeles hasta hoy.
Por ello, nuestro Padre celestial te necesita renacido del bautismo en agua y del bautismo del EspÃritu Santo, para que Él empiece a manifestar sus glorias asombrosas en tu vida y en la de los tuyos, vecinos y amistades de todas partes, y asÃ, la
gente finalmente ascienda al monte santo de Jerusalén, en donde todo lo maravilloso y espectacular sucede por ti. Ciertamente, tú no necesitas esperar más para recibir amor, felicidad, gozo, el reposo del Sábado y sus poderes de gozo que tú
desconocerás siempre y hasta que estés delante de la roca de salvación, alimentándote con sus poderosas riquezas como del tamaño del mismo cielo de inmensas, pero entran en tu alma, ayudándote asà a vivir su misma vida todopoderosa diariamente,
siempre.
Considerando que, una vez que tú eres bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, entonces, tú habrás invocado el monte santo de Jerusalén junto con su Lugar SantÃsimo sobre ti, porque tú
estarás empezando una vida nueva, conocida únicamente por Dios Todopoderoso, y asÃ, tú serás investido con poderes maravillosos continuamente, siempre. Aquà es donde no solamente Adán y Eva nacieron de su imagen y de su alma viviente, porque
primero su Hijo Adán nació, y luego él durmió profundamente para que su esposa y sus hijos (tú), nazcan de su quinta costilla, y asÃ, Él llene los cielos y la tierra con su familia divina, reemplazando a ángeles caÃdos en sus diferentes obras
perpetuamente.
Por eso, cada hombre, mujer, niño y niña no solamente de Israel, pero asimismo de las naciones, no importando su religión jamás, una vez que ellos han renacido del bautismo en agua y del EspÃritu Santo que toma lugar ante nuestro Padre celestial
inmediatamente, entonces, alimentados son con su roca de salvación perfecta bendiciones, fluyendo por todos ellos diariamente hacia la eternidad, siempre. Aquà es cuando, tú te convertirás en una roca viva ante nuestro Padre celestial, su Hijo y su
EspÃritu Santo, porque tú habrás renacido del bautismo en agua para estar sin pecado ante su roca redentora, alimentándote únicamente amor, bendiciones y riquezas que sólo existen en su familia divina, y jamás fuera de ella, y este eres tú hoy,
si estás bautizado ya.
Esta es la vida poderosa que nuestro Padre celestial te ha entregado a ti, tus amados, vecinos y amistades de todas partes, porque Él necesita su altar del monte santo de Jerusalén con su Lugar SantÃsimo que sea ahora mismo tu altar personal en toda
tu vida—no importando si tú eres de otra religión—porque Él ya ha destruido todos aquellos pecados también. Por cierto, tú estarás siempre ante nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo, las huestes angelicales, y todos
los demás por todo el mundo con el altar que va vistiendo diariamente tu vida—es decir, que, si tu altar pertenece al diablo y a sus ángeles caÃdos entonces tú serás vestido con el espÃritu de error, enfermedad, pobreza, y muerte.
Sin embargo, si el altar vistiéndote diariamente es el monte santo de Jerusalén, porque aquà es donde no solamente Adán y Eva nacieron con sus hijos, pero igualmente, aquà es donde tú necesitas regresar urgentemente, sin importar tu fe jamás, para
renacer de su imagen santa por el EspÃritu Santo, y asÃ, vivir en su vida eterna llena de sus riquezas cotidianas continuamente. Visto que, este es el único lugar celestial y terrenal, hoy en dÃa, en donde tú amaras, servirás, y glorificaras el
santo nombre de nuestro Padre celestial, su rostro brillante y santÃsimo sobre tus hombros: viendo con sus ojos, oyendo con sus oÃdos, razonando con su corazón, porque te ha entregado su mente santÃsima con su sabidurÃa, conociendo maravillosamente
su vida eterna siempre.
Además, este es el Juramento a Isaac, en donde tú vestirás con cada palabra nacida del corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial, vistiéndote con su amor infalible, bendiciones, riquezas, alegrÃas, gozos, y otras bendiciones importantes, llená
ndote asà con poderes inescrutables para amar, servir y glorificarlo a Él únicamente en toda la tierra y en la vida eterna en toda la eternidad. Ya que, estos son poderes disponibles para cada hombre, mujer, niño y niña desde que Abraham ascendió
el monte Sion, sobre el Moriah, ofreciendo a su único hijo Isaac como una ofrenda encendida para que el corazón del Padre celestial derrame de su nueva tierra con sus cielos gloriosos, y asÃ, sus hijos en el infierno y de generaciones futuras la
habiten perpetuamente.
En otras palabras, nuestro Padre celestial ya ha creado su nueva tierra con sus cielos gloriosos, listo para manifestar sus nuevas glorias de grandes poderes, maravillas y de riquezas inagotables del cielo arriba y de la tierra abajo, para que las
familias renazcan del bautismo en agua para gozar todo poder del Juramento a Isaac, que es siempre su EspÃritu Santo en ti. Y esto es para ti gozar ahora con tus amados, vecinos y amistades de todas partes, sin importar su religión, porque sobre el
monte santo de Jerusalén, Él ya ha destruido todo pecado haciendo toda la tierra vil en su presencia santÃsima, y asÃ, tú vivas su misma vida santa ya purÃsima, poderosa, y enriquecida cada dÃa hacia la eternidad, empezando ya.
Es decir, también que las riquezas que nuestro Padre celestial derramaba siempre sobre Abraham continuamente y hasta el punto que él simplemente fallaba en entender que hacer con tantas riquezas, puesto que, uno de sus sirvientes nacido en Damascos,
Eliezer, heredarÃa sus riquezas: pero, a él se le aseguro divinamente que uno de los suyos heredarÃa todo lo suyo para generaciones futuras. Y la verdad es que estas abundantes riquezas cotidianas continúan derramándose del corazón santÃsimo de
nuestro Padre celestial, por sus palabras enriquecedoras del Juramento a Isaac, y que tú también las puedes recibir igualmente, como Abraham en sus dÃas, y hasta que digas: Padre, por qué me enriqueces tanto (puesto que, bautizado en su convenio
entonces tu vida es enriquecida progresivamente).
Aquà es cuando, nuestro Padre celestial pondrá sus manos santÃsimas a trabajar en tu corazón, alma, mente, cuerpo y espÃritu humano, porque tú estarás libre de pecado, porque tú los habrás abandonado en el fondo del agua junto con el espÃritu
de error y el fruto prohibido, que ahora, Él hará maravillas, sanidades y milagros en todo tu ser sin fallar jamás. Es más, nuestro Padre celestial pondrá sus manos a trabajar en tu interior y en tu exterior, terminando una obra importante empezada
en el cielo, como cuando puso a Adán a dormir para formar a Eva de su quinta costilla, y a ti también últimamente, por ende, Él terminara su maravilla en ti antes de ver su vida eterna, enriquecido grandemente, para siempre.
Esta es una obra importante que nuestro Padre celestial tiene que hacer en cada hombre, mujer, niño y niña no solamente de Israel, pero también de las naciones, empezada en el paraÃso con Adán y Eva, pero, Él tiene que terminarla contigo en estos dÃ
as, para que tú tengas la seguridad de una vida enriquecida en la tierra camino hacia la gloria celestial. Por eso, tú tienes que bautizarte en agua junto con los tuyos, vecinos y amistades, porque Él no solamente te necesita bautizado para ascender
al monte santo de Jerusalén, purificado con perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo que tú habrás invocado para ser recibido por Él como su hijo legÃtimo, pero igualmente todos los demás serán bendecidos.
Dado que, es únicamente bautizado en agua y, seguidamente, bautizado en su EspÃritu Santo sobre el monte Sion, por su palabra viva del corazón de nuestro Padre celestial, que es el Juramento a Isaac, es lo que te hace digno hoy para recibir sus
bendiciones cotidianas, poderes y riquezas inagotables, para que las familias de las naciones entren ya a su nueva tierra. Considerando que, cuando toda gente de otras creencias ven lo que nuestro Padre celestial hace contigo, tus amados, vecinos y
amistades con su palabra viva del Juramento a Isaac, que va derramándose sobre la tierra para mantener el monte santo de Jerusalén perfecto y santÃsimo siempre, por su santo nombre fuego y su rostro brillando santidades, entonces, ellos querrán vivir
estas bendiciones también.
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