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    From IVANIVAN555@aol.com@21:1/5 to All on Thu Jun 7 21:34:58 2018
    Sábado, 09 de Junio, 2018 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

    (Recordamos a nuestros hermanos guatemaltecos en el amor eterno del SEÑOR. Deseamos expresar nuestras condolencias, amor y oraciones a cada una de las familias guatemaltecas que perdieron a sus seres queridos y amistades en este lamentable Volcán de
    Fuego que erupcionó unos días atrás. Sus amados se encuentran en la presencia santísima de nuestro Padre celestial, porque su Hijo amado los amó tanto que dio su vida por ellos, para que sus pecados les sean perdonados y borrados para siempre por
    los poderes de la sangre derramada sobre el madero del Juramento a Isaac sobre el monte santo de Jerusalén, en Jerusalén, Israel. Ellos gozan de mucho amor y de grandes bendiciones de parte de nuestro Padre celestial, porque han entrado al mundo del
    Espíritu Santo, en donde por siempre seguiremos viviendo nuestras vidas, bendecidas grandemente por su Hijo Jesucristo y por los poderes del Juramento a Isaac que jamás fallaran en la tierra ni en el cielo, para siempre. ¡Amén!)

    EL JURAMENTO A ISAAC ES PODER COTIDIANO DE PAZ, PROSPERIDAD Y VIDA ENRIQUECIDA:

    Nuestro Padre celestial llamó a Aarón a que lleve a sus hijos a la entrada de tabernáculo de reunión, porque ellos necesitaban ser bautizados con agua en una piscina grande que estaba cerca de él, para que así entren al tabernáculo de reunión
    para ejecutar sus deberes de rituales ya asignados a todos ellos como en el Lugar Santísimo, por ejemplo. Por lo tanto, ellos tenían que ser ungidos por nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo con agua y con aceite de oliva,
    que tenía que ser derramados sobre ellos antes de vestir las ropas sacerdotales, asignadas ya divinamente, para entrar en el tabernáculo de reunión y en su Lugar Santísimo, ejecutando así sus rituales asignados para la eternidad.

    Además, nuestro Padre celestial necesitaba lavarlos con agua y ungirlos con aceite a los hijos de Aarón antes de vestirlos con las ropas sacerdotales que necesitaban vestir para conducir los rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a
    Isaac, para remover todo pecado de Israel y de donde sea necesario lidiar con ellos sacerdotalmente. Es decir también que nadie de toda la casa de Israel, en aquellos días, podía jamás acercarse al tabernáculo de reunión sin haberse lavado bien con
    agua, para que ellos así sean aceptados por nuestro Padre celestial, perdonándoles sus pecados, además de bendecirlos abundantemente, y así continúen por el camino a conquistar la tierra prometida.

    Entonces al toda la casa de Israel bautizarse en agua en el Mar Rojo, inmediatamente ellos habían abandonado todos los pecados que habían encontrado en las familias de las naciones antiguas yaciendo en el infierno tormentoso, condenados por sus pecados,
    por que ellos fallaron en conocer el santo nombre fuego del Padre celestial ni tampoco cubrieron sus pecados con sangre de corderos. Además, nuestro Padre celestial necesitaba a cada israelí bautizado en agua del Mar Rojo, porque ellos tenían que
    cambiarse de ropas por unas nuevas, en donde ellos no solamente aprenderían a servir a nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, pero igualmente aprender de la importancia de conducir rituales y ceremonias de perfecta santidades
    del Lugar Santísimo.

    Realmente, esta fue una obra estrictamente asignada a la tribu Levi para conducirlas en el tabernáculo de reunión y en su Lugar Santísimo por todo el desierto del Sinaí, como por donde nuestro Padre celestial los guiaría con su SHEKINNAH (gloria de
    Dios), para que ellos ejecuten estos rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac. Divinamente, nuestro Padre celestial no solamente había hecho que los hijos de Abraham nazcan en el cautiverio egipcio con el Juramento a Isaac,
    escritos sobre todos ellos con su dedo, pero igualmente los había hecho sufrir los dolores de no conocer su santo nombre y de su altar de perfecta santidad, complaciendo a Él siempre en todo su Juramento a Isaac.

    Ya que, estos eran rituales y ceremonias de perfecta santidad que nuestro Padre celestial necesitaba cumplirlas con el Juramento a Isaac por todo el desierto del Sinaí con los hijos de Abraham, porque ellos habían nacido por los poderes del Espíritu
    Santo así como Isaac nació inicialmente para que Jacobo nazca después, para establecer el reposo Sabático del santo nombre en Canaán. Por Ley, nuestro Padre celestial necesitaba cubrir cada pecado que toda la casa de Israel había expiado y
    acumulado por los cuatrocientos años que estuvieron cautivos en Egipto, que no solamente necesitaban abandonarlos en el Mar Rojo por el bautismo en agua, pero igualmente cubrirlos todos con los rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a
    Isaac, para siempre.

    Por ende, al Israel emerger del Mar Rojo, bautizados, porque ellos habían aprendido en Egipto a invocar su santo nombre como el Dios de Abraham, como el Dios de Isaac y como el Dios de Jacobo, que es el Espíritu Santo, entonces tenían que seguir por
    el desierto en busca de agua así como las almas en el infierno la buscan incansablemente. Obedientemente, ellos caminaron por tres días sin encontrarla y hasta que finalmente llegaron a las aguas amargas de Marah, en donde intentaron beberla, pero no
    pudieron, porque las aguas estaban muy amargas para beber, pues entonces, tuvieron que pedirle a Moisés que encuentre agua por ellos inmediatamente (Moisés es el tipo de su Hijo amado).

    Puesto que, únicamente su Hijo Jesucristo puede realmente darles de beber para calmar su sed que ellos estaban experimentando en aquellos días así como las familias de las naciones antiguas que están sedientas en el infierno por beber agua, pero é
    sta no es el agua del mundo que desean sino la del cielo, como la roca de salvación, que es su Hijo. Visto que, ésta es la roca que tú necesitas que te dé la bienvenida en tu corazón y en todo tu hogar al renacer del agua y del Espíritu, para así
    entre en tu familia para bendecirla como jamás lo ha sido, y esto es de recibir abundantemente de su amor, felicidad, gozo, paz, prosperidad, enriqueciéndote a ti y los tuyos, siempre.

    (Por eso, Moisés siempre les decía a los israelitas de tiempo en tiempo, que ellos recibirían pronto a uno como él de entre sus hermanos, que se levantara para hablarles a ellos del Padre celestial y del Espíritu Santo, y que ellos deberían siempre
    oírle a él y seguir y hacer todo lo que él diga, para complacer toda verdad y justicia. Porque él es por quien nuestro Padre celestial siempre le hablara a toda la casa de Israel, y esto es de cada palabra derramada sobre el cuerpo sagrado de Isaac y
    de su sangre expiatoria, como cuando yacía sobre el madero del altar, descansando sobre el Moriah, para que toda promesa dada a Abraham y sus hijos por generaciones se cumpla, siempre.)

    Aquí es cuando Moisés tan sediento como cada israelí lo estaba, entonces él también falló en conocer qué hacer ahora, porque él se encontraba en la misma situación como cualquier otro, pero entonces, él miró hacia el Padre en el cielo, y Él
    le habló, diciéndole: Yo he oído a los israelitas pidiéndote agua, porque las aguas que han encontrado no sirven. Ven conmigo, nuestro Padre celestial le dijo a Moisés, porque Yo te voy a mostrar un árbol en donde lo puedas encontrar y lo
    levantaras del suelo para tirarlo en las aguas amargas de Marah, para que sean endulzadas instantáneamente, para que los israelitas beban junto con las manadas que han traído con ellos también.

    Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba que cada israelí vea la gloria de su poder nuevamente, que no solamente los había liberado del cautiverio Egipto y de una muerte segura al ejército egipcio acercarse a ellos para regresarlos a Egipto,
    pero igualmente para que ellos vean que Él les puede dar de mejor de las aguas a beber aún en el desierto hostil. Éste es el árbol que nuestro Padre celestial trajo con Él y con su santo nombre fuego clavado sobre todo lo alto de él, flameando como
    una antorcha, que no solamente alumbró la noche más oscura de Abraham que jamás la había vivido antes, pero igualmente alumbró las mitades de los tres carneros sacrificados sobre la roca, salpicada con la sangre expiatoria.

    Estos fueron los tres carneros sacrificados con sus mitades opuestas una a otra sobre la roca, salpicada con la sangre expiatoria junto con los dos palominos sin cortarlos, porque nuestro Padre celestial necesitaba expiar por cada pecado que los hijos
    habían de encontrar cada día al nacer todos ellos en una tierra extranjera y con su Juramento a Isaac escrito sobre ellos. Éste es Egipto, en donde nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo necesitaban estar con
    toda la casa de Israel cuando nacían por los poderes del Espíritu Santo y de su Juramento a Isaac, expiando por cada pecado de las naciones, porque Él necesitaba encontrar finalmente todos sus Sábados de reposo para su santo nombre fuego.

    Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba empezar a comprender y saborear la dulzura de su antorcha con su santo nombre fuego flameando con sus fuegos de glorias eternales, que son siempre abundantes de su Gracia, Misericordia, Verdad y Justicia
    Divina que la casa de Israel necesitaba poseer, para que ellos le sirvan por el desierto, derramado sangre de corderos, cubriendo todo pecado eternamente. Por eso, es que fue importante que el árbol descienda del altar del amor prehistórico de entre
    Jerusalén, en Canaán, porque ellos necesitaban ser los primeros de entre las familias de las naciones, como las que yacen en el infierno, por culpa de sus pecados, para beber de las aguas amargas que fueron endulzadas milagrosamente.

    Y después de los israelitas haber bebido de las aguas amargas de Marah, endulzadas por el árbol que descendió del monte santo Sión, en Canaán, entonces ellos volvieron a tener sed nuevamente, quejándose ante Moisés (como quejándose ante Yeshua (
    Jesús)), porque habían bebido de las aguas amargas de Marah endulzadas por el árbol, entonces fue para tener sed nuevamente, pero del reino. Aquí es cuando, nuevamente, nuestro Padre celestial oyó a los israelitas quejarse de estar sedientos otra
    vez que estaban listos para regresar a Egipto, porque ellos sabían que volverían a tener sed camino hacia la tierra prometida, y entonces ellos pensaban que no era posible que tuviesen toda el agua que necesitaban para llegar allá.

    Entonces nuestro Padre celestial le dijo a Moisés que escoja a setenta ancianos a que vengan con Él nuevamente, porque esta vez Él les iba a mostrar en donde encontrar la roca de salvación, que ellos necesitaban beber de ella las aguas, en donde jamá
    s volverían a tener sed otra vez en esta vida y en la venidera del nuevo reino mundial. Realmente, nuestro Padre celestial estaba preparando al Israel antiguo para empezar un largo camino que ellos tenían que llevar no solamente para llegar a la tierra
    prometida, como les fue dicho inicialmente que ellos tenían que conquistarla, pero primeramente ellos iban a descender al Valle de los huesos secos, en donde no hay agua para beber para nadie jamás.

    Por eso, es que los israelitas necesitaban beber de las aguas amargas de Marah, endulzadas por el árbol descendido del monte santo de Jerusalén para encontrarlos en el desierto del Sinaí, para endulzar no solamente las aguas amargas, pero igualmente
    sus almas vivientes y así beber abundantemente de la roca, finalmente para descender al Valle de los huesos secos. Ciertamente, nuestro Padre celestial le manifestó a Moisés junto con los ancianos israelíes, en donde encontrar la roca viva que Moisé
    s tenía que hablarle, para que fluya agua hacia la congregación de los ancianos y del pueblo entero, para que beban abundantemente junto con los animales que traían de Egipto, para los sacrificios del desierto.

    Puntualmente, nuestro Padre celestial hizo que los israelitas beban de la roca abundantemente, porque ellos no iban a tener sed nuevamente por todo el desierto del Sinaí al conducir los rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac,
    para cubrir cada pecado con sangre derramada de corderos, pero igualmente por todo el Valle de los huesos secos, no más sed. Efectivamente, ésta es la roca de donde cada hombre, mujer, niño y niña tiene que beber en abundancia así como los
    israelitas bebieron de ella en el desierto del Sinaí antes de empezar a servirle a nuestro Padre celestial como sumos sacerdotes, conduciendo rituales y ceremonias de perfecta santidades que necesitaban entrar a Canaán con ellos, cubriendo y
    destruyendo todo pecado eternamente.

    Estos son los rituales y ceremonias de perfectas santidades del Juramento a Isaac que no pudieron ser ejecutadas en el cautiverio egipcio para expiar y cubrir todos los pecados de las familias de las naciones antiguas, que murieron sin ningún convenio
    de vida con nuestro Padre celestial, por ende, tuvieron que ser ejecutadas postreramente sobre el desierto, como sobre el techo del infierno. Es decir también que en estos días cuando cada hombre, mujer, niño y niña de las familias de las naciones
    del mundo entero es bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces esa persona ascenderá al altar, en donde la roca viva está esperando, para beber de ella abundantemente.

    Además, nuestro Padre celestial junto con su Espíritu Santo te llevara a su altar antiguo sobre el monte santo de Jerusalén, en Israel, porque tú te habrás lavado de tus pecados e impurezas con el bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de
    su nombre todopoderoso, introduciéndote así en su Lugar Más Santo cuando menos lo esperas que lo hará así contigo. Porque una vez que tú has sido bautizado, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo,
    entonces, tú realmente habrás invocado a su altar de su amor prehistórico junto con su Lugar Santísimo para ser bautizado en su Espíritu Santo, para que seas finalmente renacido de su imagen regresando a la vida eterna instantáneamente, para
    siempre.

    Aquí es cuando tú te encontraras en el epicentro de su altar de su amor prehistórico, en donde Él inicialmente llamó a Abraham a ofrecer a su único hijo Isaac como una ofrenda encendida hacia Él en el cielo, para que él beba de la roca
    abundantemente, porque en este día Abraham bebió de la roca viva para vivir eternamente justificado. Por ende, cuando tú eres bautizado en agua en la tina de tu casa, y llena de agua hacia el tope, entonces al tú sumergirte en ella, invocando la
    perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, instantáneamente todo el Juramento a Isaac te vestirás con perfecta gloria eterna, porque vas a ver al Padre en persona.

    Mientras tú estás parado en el epicentro del altar de Abraham e Isaac, que es el monte santo de Jerusalén con su Lugar Santísimo en el corazón de él, entonces, la roca viva te dará a beber abundantemente del agua que los israelitas bebieron en el
    desierto para no tener sed jamás, porque ahora vas a amar al Padre celestial por siempre. Aquí es cuando cantidades de amor tu alma viviente empezara a beber de él, que sentirás que tú estarás bebiendo miel, que está tibia y extremadamente dulce,
    que va caramelizando tu corazón, tu alma, tu mente, tu cuerpo y tu espíritu humano, porque su amor infalible te llenara completamente por dentro y por fuera para que tú seas como Él es eternamente.

    Visto que, nuestro Padre celestial le dijo a Abraham, que él tiene que ser perfecto y santo así como Él es con todos los ángeles en el cielo para que ascienda a la vida eterna con Él, con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo—por ende,
    Abraham tenía que recibir a su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo como Isaac. Aquí es cuando Isaac nació del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, porque nuestro Padre celestial ya le había dicho que debía ser santo y perfecto así
    como Él es con los ángeles en el cielo para ascender a la vida eterna, por ello, era indispensable para él recibir a su Hijo Jesucristo y a su Espíritu Santo como Isaac.

    Ya que, únicamente su Hijo Jesucristo junto con el Espíritu Santo puede darle no solamente a beber de la roca viva su sangre expiatoria convertida en agua viva desde la fundación del mundo, porque sólo él es el Cordero Inmolado para el Padre crear
    todas las cosas inicialmente—entonces, él puede darte a beber abundante vida hoy por el Juramento a Isaac. Por eso, cuando nuestro Padre celestial llamó a Abraham al monte alto que Él le mostraría sobre el Moriah, entonces él tuvo que ascender con
    su único hijo amado Isaac, porque por él, realmente él pudo encontrar y aprender a amar el amor infalible que complace al Padre celestial una eternidad entera, y así él se bautizó con salvación eterna al fin.

    Visto que, así como Abraham estuvo sobre el monte alto con Isaac, entonces tú también tienes que estar sobre él con nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, para que tú bebas de la roca viva, emanando amor, que siempre
    fallaras en encontrar en otro lugar del mundo en nuestros días, porque sólo existe en el altar del Padre. Además, éste es un amor maravilloso, esperando por ti sobre el monte santo de Jerusalén y su Lugar Santísimo, en donde tú te pararas ante la
    roca viva, bebiendo de ella no solamente abundante agua, pero también abundante amor, felicidad, gozo, y el sentir del Sábado de reposo, y otras bendiciones más que necesitas tener para amar al Padre una eternidad entera.

    El madero es el árbol que nuestro Padre celestial siempre sostiene con su mano derecha, como la antorcha alumbrando tinieblas en su Creación, y estos son los hijos nacidos de Abraham y de las familias de las naciones que han aprendido a amarlo a Él,
    por medio de su Hijo Jesucristo y de su Espíritu Santo así como Abraham y Sarah inicialmente. Éste árbol realmente endulzara tu vida en nuestros días, porque una vez que hayas tú sido endulzado de él, porque te habrás bautizado en agua, invocando
    la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces tú estarás más que listo para su roca viva para llenarte de su amor, felicidad, gozo, y de alegrías infinitas para siempre.

    A tiempo, nuestro Padre celestial sacó a Israel del cautiverio egipcio porque ya habían cumplido con los años que necesitaban estar allí con el Juramento a Isaac, para que Él junto con su Hijo amado y con su Espíritu Santo expiar tus pecados y de
    los tuyos, incluyendo tus amistades, pero también para llegar pronto a su reposo Sabatino hacia la eternidad. Evidentemente, nuestro Padre celestial necesitaba no solamente expiar y destruir tus pecados cotidianos, pero igualmente limpiarte de toda
    impureza—por eso, es que toda la casa de Israel tenía que ser una nación con el Juramento a Isaac en la cautividad egipcia de cuatrocientos años, y así tú seas liberado completamente del pecado, enfermedad, muerte, pobreza y del infierno hoy en dí
    a.

    Efectivamente, nuestro Padre celestial no solamente te ha convertido en su hijo amado nuevamente, renacido de su imagen por el bautismo de su Espíritu Santo, en el Lugar Más Santo, pero igualmente hacerte parte de su sacrificio continuo sobre el altar
    eterno, en donde su Hijo Jesucristo fue clavado junto con su Espíritu Santo al madero, entregándote su misma vida abundantemente hoy. En buen tiempo, nuestro Padre celestial tuvo que empezar un convenio de vida muy importante, al comer con Abraham del
    pan y vino de las manos de su Hijo Jesucristo como Melquisedec sobre su Mesa santa, servida diariamente a los ángeles para que se mantengan santos y perfectos para amar, servir y adorar a su santo nombre fuego sobre su altar bendito.

    Luego, nuestro Padre celestial tuvo que anunciarle a Abraham que sus hijos habían de nacer en una tierra extranjera, porque Él había caminado por los tres carneros sacrificado con sus mitades opuestas una a otra sobre la roca, salpicada con la sangre
    expiatoria junto con dos aves sin cortar, entonces, fue para entregarle a su Hijo amado como Israel. A tiempo, nuestro Padre celestial llamó al monte alto que Él le mostraría sobre una de las montañas del Moriah, porque Él estaba dispuesto a
    derramar de su corazón santísimo su palabra viva de su Juramento a Isaac, que sería el nacimiento de su primogénito Jacobo junto con los hijos de Israel, para amar a su santo nombre fuego toda una eternidad.

    Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba derramar todo su corazón santo sobre la carne sagrada de Isaac, porque su santo nombre fuego seria clavado a él, que no solamente es Jacobo como su primogénito pero igualmente los hijos en Egipto, por el
    desierto del Sinaí, en Canaán, y finalmente en las naciones, para encontrar entonces sus días de reposo Sabatinos en la eternidad. Considerando que, nuestro Padre celestial liberó a Israel del cautiverio egipcio, entonces Él ordenó a Moisés
    llevarlos al Mar Rojo, para tirar en él no solamente los pecados expiados por el Juramento a Isaac por cuatrocientos años, sufridos con las familias de las naciones antiguas, pero asimismo tirar tus pecados de hoy en día en él, y así camines con Él
    libre, siempre.

    Divinamente, nuestro Padre celestial tenía que usar a Israel no solamente para expiar con el Juramento a Isaac los pecados de cada uno de las naciones antiguas, pero igualmente de sus hijos, entonces luego del Mar Rojo, Él camino por el desierto
    cubriendo pecados que habían existido y los que existirán después con sangres de corderos, para que tú vivas libremente hoy. Aquí es cuando nuestro Padre celestial tenía que endulzar las aguas de Marah con el madero descendido del altar del amor
    prehistórico para encontrarse con los hijos de Abraham sedientos en el desierto hostil, como cuando lo necesitaban como nunca antes, entonces Él los preparó para beber de la roca viva, purificándolos mucho más para recibir su oración de muchas
    bendiciones eternas.

    Ésta es una oración importante que nuestro Padre celestial derramó de su corazón santísimo sobre el cuerpo sagrado de Isaac al estar parado cerca de él Abraham, porque es una oración que cambiara no solamente a los israelitas con muchas
    bendiciones maravillosas, enriqueciéndolos eternamente, pero igualmente a las familias de las naciones, para que su reino de su voluntad perfecta venga ya. Ésta es una oración que solamente nuestro Padre celestial la escribió con su dedo sobre Isaac
    para ser obedecida por sus hijos nacidos de generaciones venideras por el mundo entero, incluyendo a los hijos de las naciones, para que su gran bendición los alcance aún más allá de la eternidad en todo su nuevo reino de su voluntad perfecta,
    empezando en Jerusalén.

    Ésta es la oración que nuestro Padre celestial le dijo a Moisés, que reúna Aarón y a sus hijos, porque ellos son los que lo invocaran sobre los israelitas, diciendo: Que el Señor te bendiga y te guarde, Que el Señor haga resplandecer su rostro
    sobre ti, y tenga de ti misericordia. Que el Señor levante su rostro sobre ti, y ponga en ti paz. Así es como los sacerdotes levíticos invocarían su oración y su santo nombre fuego sobre ellos, aunque ya estaban los israelitas en el Valle de los
    huesos secos, sin esperanza, sin paz y con el sentir terrible de perdición eterna, y sólo entonces el Padre los bendecirá a todos ellos cada día en adelante y hacia la eternidad celestial de su Creación.

    Ésta fue una oración que una vez la aprendieron de Moisés, entonces los hijos de Aarón empezaron a invocarla sobre todo Israel, porque nuestro Padre celestial realmente necesitaba bendecirlos poderosamente con él, puesto que esta oración fue
    escrita por su dedo sobre Isaac y los hijos como el Juramento a Isaac, para que se valla cumpliendo cada día por muchas generaciones venideras. Ésta es una oración continua no solamente bendiciendo por muchas generaciones a los hijos de Israel, pero
    asimismo a las familias de las naciones, porque es en esta oración: en donde nuestro Padre celestial bendice y protege, para entonces hacer que su rostros brille sobre ellos, al tener misericordia de ellos, y luego levantar su rostro siempre sobre ellos,
    entregándoles paz progresivamente.

    En donde nuestro Padre celestial derrama finalmente sus bendiciones sobre cada hombre, mujer, niño y niña de todo Israel, en donde Él mismo empezó a derramar su corazón santo llenó de su gracia, misericordia, verdad y de su justicia divina sobre
    Isaac yaciendo sobre el madero, y listo para ser encendido por Abraham, como una ofrenda sacrificada hacia Él en el cielo. Ésta es una oración del Juramento a Isaac, en donde nuestro Padre celestial derramó de su palabra de perfecta voluntad sobre
    Isaac y sus hijos de Israel, incluyendo las familias de las naciones, y es entonces todo esto hecho divinamente para bendecirte diariamente y progresivamente: porque Él le dijo a Abraham, que en su simiente toda familia de las naciones será enriquecida
    grandemente.

    En esta oración, escrita por el dedo de nuestro Padre celestial sobre Isaac y sus hijos de Israel, Él puede ver completamente no solamente a su Hijo Jesucristo nacer nuevamente del poder del Espíritu Santo del vientre virgen de la hija de David, pero
    igualmente su sangre restaurada con su perfecta vida eterna, entregada a Israel con un reino nuevo enriquecido grandemente. Ésta es la oración que honora grandemente a nuestro Padre celestial junto con toda la casa de Israel, que ya no está en el
    Valle de los huesos secos, como ya lo sabemos perfectamente, porque cuando nuestro Señor Jesucristo terminó su obra en Canaán, entonces él murió para levantar a Israel al cielo en el Tercer Día a ver al SEÑOR.

    Ésta oración fue desarrollada en su día por nuestro Padre celestial, porque Él siempre fue quien hablaba por medio de su Hijo Jesucristo a cada hombre, mujer, niño y niña de Israel, dado que, Él necesitaba destruir las obras de Satanás y de los á
    ngeles caídos en cada hogar israelí para levantar vivos finalmente a Israel del Valle de los huesos secos. Por eso, es que nuestro Señor Jesucristo cuando nacía del vientre virgen de la hija de David, por el Espíritu Santo, entonces la mujer salpicó
    la sangre del Padre celestial llena de su vida eterna como inicialmente, para que su Hijo amado conquiste Canaán completamente junto con las familias de las naciones, para su nuevo reino venidero de su voluntad perfecta.

    Aquí es cuando nuestro Padre celestial le dijo a su Hijo Jesucristo, Hoy Yo he venido a ser tu Padre y tú mi Hijo, ahora pídeme que te de las familias de las naciones como posesión tuya, y Yo te las daré, para que reines sobre ellas en la nueva
    tierra venidera con cielos gloriosos de mi perfecta voluntad hacia la eternidad. Y cuando nuestro Padre celestial dijo estas palabras a su Hijo Jesucristo, entonces Él no solamente estaba seguro que él conquistaría a todo antiguo Israel, aunque
    estaban todos ellos tendidos en el Valle de los huesos secos, sino también a todos los poderes asombrosos del Juramento a Isaac, esparciéndooslos en los hogares hebreos para que la victoria de Israel sea total siempre.

    Ésta fue una victoria importante que nuestro Padre celestial necesitaba establecer sobre toda la casa de Israel, que los declaraba a ellos no solamente liberados nuevamente de las obras de Satanás y de los ángeles caídos, pero igualmente del Valle de
    los huesos secos y de la muerte eterna, finalmente viendo al SEÑOR en el Tercer Día, porque su reine viene ya. Esto fue algo que solamente nuestro Padre celestial podía cumplir y establecer por su Hijo Jesucristo y por su Espíritu Santo, porque antes
    de él ser levantando al monte Sión entonces le dijo al Padre, ellos eran tuyos y tú me los diste a mí, y ahora te pido que los guardes y los protejas a todos ellos en tu santo nombre.

    Porque yo, le decía Jesucristo al Padre, los he protegido y guardado en tu nombre que me diste, porque ellos están en este mundo pero no son de aquí, porque nacieron para el mundo del cielo, en donde nosotros siempre hemos vivido juntos eternamente:
    Yo te estoy pidiendo, Padre, que los protejas del mundo y del maligno con tu nombre sobre ellos. Así como yo no soy de este mundo pero del mundo de arriba, entonces ellos deben ser levantados al lugar en donde ellos nacieron inicialmente de tu imagen y
    de tu alma viviente, porque ellos son tus hijos que tú has escogido para conquistar las nuevas glorias de tu santo nombre y tus reposos Sabatinos que vendrán sobre las naciones pronto.

    (Así comenzó la oración del Juramento a Isaac que nuestro Señor Jesucristo tenía que hacerla ante nuestro Padre celestial, para que por fin Él mismo clave no solamente su cuerpo sagrado del Juramento al madero que había cumplido los mandamientos
    santos por todo Canaán, pero igualmente derrotó a Satanás y a la muerte para que desciendan condenados al lago de fuego pronto.) Seguidamente, en la oración está escrita que su santo rostro resplandezca sobre ellos (la casa de Israel, incluyendo las
    familias de las naciones mundialmente), porque sólo ésta generación lo vio nacer del vientre virgen de la hija de David, restaurando la carne sagrada, los huesos inquebrantables y la sangre expiatoria para quitar el pecado del mundo entero en un solo
    día eternamente.

    Además, cuando nuestro Señor Jesucristo nació en Israel, por el poder del Espíritu Santo, del vientre virgen de la mujer, entonces la sangre del Padre celestial fue restaurada en su gloria total, entregándole no solamente vida eterna a sus millares
    de hijos, pero igualmente quitó todo pecado de las naciones perpetuamente, por cierto, ésta generación sí vio su rostro resplandecer con misericordias abundantes. Seguidamente, esta oración del Juramento a Isaac se lee, diciendo, que el Señor
    levante su rostro sobre ti, entregándote tu paz (abundante y muy esperada), aquí es cuando nuestro Señor Jesucristo cargó el madero sobre su hombro, descansando su rostro sobre él, camino al monte Sión, para ser clavado a él junto con el santo
    nombre fuego, liberando así a Israel del infierno.

    Aquí es cuando nuestro Señor Jesucristo fue clavado al madero sobre el monte Sión por nuestro Padre celestial que también necesitaba clavar su santo nombre fuego sobre él, porque desde la rebelión angelical Él ha buscado el reposo Sabatino que lo
    complace a Él, a su Hijo Jesucristo, a su Espíritu Santo y a su santo nombre para toda la eternidad. Efectivamente, al nuestro Padre celestial clavar a su Hijo Jesucristo junto con su nombre todopoderoso y las obras cotidianas de su Espíritu Santo
    sobre el madero, que es la carne sagrada de cada hombre, mujer, niño y niña israelí descendido al Valle de los huesos secos, fallando en sus reposos Sabatinos a su nombre bendito, pero la paz retornó a ellos floreciendo perpetuamente.


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