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All on Thu Jun 8 18:31:48 2017
Sábado, 10 de Junio, 2017 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
TIENES QUE RENACER DEL VIENTRE VIRGEN DEL LUGAR SANTÃSIMO COMO HIJO DE DIOS:
Nuestro Padre celestial le manifestó a Moisés, de que él tenÃa que poner la tapa del Arca—el Lugar del Propiciatorio—sobre el Arca del Convenio, dentro del Lugar Más Santo de los Santos. Puesto que, seria aquÃ, en donde nuestro Padre celestial
estaba listo para encontrarse con cada sumo sacerdote levÃtico de todo Israel, pero igualmente con su Hijo Jesucristo, y con perfecta hermosura celestial: porque solamente su Hijo es el sumo sacerdote del sacrificio continuo que purifica, santifica,
bendice, salva y enriquece a sus hijos de Israel y de las familias de las naciones.
Por ello, nuestro Padre celestial tenia que preparar el Lugar Más Santo de los Santos con perfecta hermosura divina, que no solamente vistiera a los sacerdotes levÃticos para entrar en su presencia santÃsima, del tabernáculo reunión, para que él
mismo acepte a cada hombre, mujer, niño y niña de Israel, pero igualmente recibir a su Hijo Jesucristo cuandoquiera con infinita purificación redentora. Es decir también que nuestro Padre celestial tenia que asegurarse de que su tabernáculo de reuniÃ
³n, que no fuera solamente hecho con lo mejor de los materiales posibles en Israel, pero igualmente de todos los hombres, mujeres, niños y niñas, escogidos e ungidos para ser los mejores en llevar acabo sus obras, para terminarlo como lo mejor de lo
mejor, para siempre.
Ciertamente, fue nuestro Padre celestial, por medio de su Hijo Jesucristo y el EspÃritu Santo, que estaba proveyendo cada material necesario, y en abundancia, de acuerdo al convenio de vida establecido con Abraham y con el vientre estéril de Sarah su
esposa, para que su tabernáculo junto con su Lugar SantÃsimo sea construido con perfecta hermosura celestial, asà como en el cielo. Esto fue algo muy importante para nuestro Padre celestial, de que su tabernáculo y con su Lugar SantÃsimo sea
construido por su gente de que él mismo habÃa escogido y ungido, ejecutando su perfecta voluntad siempre, pero igualmente lo mejor de lo mejor de la casa de Israel que provea continuamente para que su santidad brille, universalmente, hacia toda la
eternidad venidera.
Visto que, éste tabernáculo del Lugar Más Santo de los Santos no solamente deberÃa estar listo para complacer a nuestro Padre celestial en toda su verdad y justicia con cada hombre, mujer, niño y niña de la casa de Israel, pero igualmente de las
familias de las naciones: porque su Hijo Jesucristo iba a pagar el precio del rescate de todos ellos, finalmente. Por lo tanto, fue muy importante para nuestro Padre celestial empezar a construir el tabernáculo con lo mejor de lo mejor, de la casa de
Israel, como en mano de obra y materiales, para recibir a cada sumo sacerdote levÃtico y asà esté en su presencia santÃsima por Israel y por las naciones, pero igualmente porque éstas santificaciones y santidades son para siempre.
Ya que, nuestro Padre celestial siempre habÃa buscado lo mejor de lo mejor no solamente de sus hijos que él mismo habÃa escogido de la casa de Israel, pero igualmente de las familias de las naciones, porque han nacido todos ellos de su imagen para ser
lo mejor de él en el reino de los cielos, hacia toda la eternidad venidera. Ciertamente, éste tabernáculo, con su Lugar SantÃsimo, tenia que ser mejor que el vientre estéril de Sarah en que nació su Hijo Jesucristo como Isaac, por el EspÃritu,
para que su amor prehistórico nazca y arda sobre su altar antiguo, aún asà tenia que exceder la virginidad de la hija de David que introdujo el santo nombre fuego en Israel, quedándose, para salvarnos.
Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba que su santo nombre fuego entrase en Israel, para que se quede perpetuamente sobre su altar antiguo del amor prehistórico, descendido del cielo inicialmente con Isaac y el EspÃritu Santo, porque ahora
pertenece al Israel antiguo, clavado a la carne sagrada de su sumo sacerdote y sangrando sobre el Lugar SantÃsimo, salvando asà milagrosamente a todo creyente. Puesto que, éste es el vientre virgen que nuestro Padre celestial hizo que el Israel
antiguo construya con lo mejor de los siete años de bendición continua, vistiéndolo asà con hermosura exquisita a todo él, y con su Lugar SantÃsimo siempre camino al cielo: para que pronto todos de todas partes entren para renacer instantáneamente,
en su santidad perfecta, como sus hijos legÃtimos.
Aquà es, en donde nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo le revelaron a Moisés de que él se estaba acercando a un Lugar SantÃsimo sobre el monte Sión, descansando sobre el monte SinaÃ, porque él necesitaba ser bautizado:
para que asà reciba el santo nombre fuego y el liderazgo que necesitaba para gobernar a Israel, en toda su vida. Y aquà es, en donde Moisés renació de nuestro Padre celestial, de su Hijo Jesucristo y del EspÃritu Santo y de la carne del convenio que
arde en el fuego de su grande gracia, de su grande misericordia, de su grande verdad y de su grande justicia divina, para liberar a Israel del cautiverio egipcio hacia Canaán, a través del desierto del SinaÃ.
Ciertamente, Moisés tenia que ser investido con abundantes poderes de gracia, misericordia, verdad y de justicia divina, porque las responsabilidades que llevaba consigo ante nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y el EspÃritu Santo habÃa
empezado todo en el Lugar SantÃsimo, que habÃa bautizado a Abraham inicialmente, para que su fe le sea contada como justicia y asà reciba riquezas e hijos incontables. Por lo tanto, éste es el lugar de perfecta santidad que nuestro Padre celestial
habÃa escogido no solamente para bendecir y bautizar a Abraham y a sus hijos para nacer en generaciones futuras, pero igualmente para llamarlos a ejecutar su voluntad perfecta en sus vidas, ascendiendo el monte del Lugar SantÃsimo, para renacer y ser
enriquecidos como sus hijos legÃtimos, para siempre.
Ahora, toda la casa de Israel habÃa perdió el llamado de ascender al monte alto del Lugar SantÃsimo, del tabernáculo de reunión, porque pensaban que éste lugar glorioso estaba reservado sólo para los sumos sacerdotes levÃticos, presentándose
ante el Padre celestial una vez al año para perdón, purificación, restauración, riquezas y salvación para el pueblo y sus hijos por nacer aún. Sin embargo, la verdad es que nuestro Padre celestial tubo a todo Israel construyendo el tabernáculo y
con las manos de cada hombre, mujer, niño y niña que obedecÃan al llamado, para que cuando su dÃa (Sábado) llegue, entonces no solamente los sumos sacerdotes levÃticos entrarÃan, pero eventualmente todos ellos juntos igualmente y clavados a la
carne sagrada de su Hijo Jesucristo.
Visto que, nuestro Padre celestial habÃa preparado no solamente a Moisés a que ascienda hacia la gloria celestial para ver el tabernáculo de reunión junto con su Lugar SantÃsimo de la Creación entera, pero igualmente para instruirlo de cómo
construirlo con sus materiales y ornamentos importantes, porque tenia que tener y representar perfecta santidad y hermosura divina, para salvación de sus hijos, mundialmente. Además, nuestro Padre celestial tenia que ser siempre el que estarÃa
presente en todo lo concerniente del tabernáculo de reunión, porque representa su perfecta santidad, pureza y hermosura divina, vistiendo a los sumos sacerdotes levÃticos, ministrando en su Lugar SantÃsimo y siempre ante él por Israel y sus
necesidades nacionales: pero igualmente esperaba la llegada de su Hijo Jesucristo victorioso sobre Satanás, perpetuamente.
Dado que, nuestro Padre celestial únicamente podÃa recibir victorias sobre Satanás y de todo mal ante la cobertura del Arca del Convenio, porque aquà es donde él se sienta soberano, recibiendo no solamente a Moisés cuando necesitaba hablar con él,
pero igualmente a los sumos sacerdotes levÃticos, para perdonar pecados, además sanarlos de enfermedades y hasta que sean completamente enriquecidos y justificados, perpetuamente. Además, esto era algo que nuestro Padre celestial siempre ha estado
haciendo a través del tiempo, desde que los israelitas construyeron el tabernáculo de reunión, por ende, no solamente Moisés y los sumos sacerdotes levÃticos podÃan entrar en él cuando necesario, pero igualmente toda la casa antigua de Israel
yaciendo en el Valle de los huesos secos, para renacer en su Sábado.
Por cuanto, cuando el tiempo llegó entonces nuestro Padre celestial hizo que Moisés martillara una serpiente en bronce y clavándola a la vara de Aarón, que él mismo la habÃa escogido con este propósito, para levantarla ante los israelitas
agonizantes, que habÃan sido mordidos por las serpientes venenosas, que los atacaban en cada dirección, emergiendo de debajo de la arena del desierto. Y estas eran serpientes numerosas que ascendÃan del Valle de los huesos secos para reclamar sus
almas, porque cuando Adán y Eva obedecieron a las mentiras de la Serpiente del JardÃn del Edén, entonces ambos comieron inmediatamente del fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal, para postreramente ser recibidos con sus hijos por
el ángel de la muerte.
Ya que, esto fue lo que nuestro Padre celestial les habÃa advertido a Adán y Eva, de que no podÃan comer jamás del fruto prohibido, porque al comerlo entonces morirÃan, y por esto el ángel de la muerte reclamó sus vidas, mordiéndolos con las
serpientes venenosas ascendiendo del Valle de muerte, reclamando asà toda victoria del fruto prohibido sobre ellos, perpetuamente. Ahora, los israelitas fueron mordidos numerosas veces por las serpientes que ascendÃan del Valle de muerte, porque la
muerte tenia que reclamar su victoria sobre ellos al Adán y Eva haber comido del fruto prohibido, pero igualmente, avisarles de parte del Padre de que serian clavados, mordidos, por la serpiente de bronce en la carne sagrada de su Hijo Jesucristo, para
redimirlos, finalmente.
Sin duda, porque Adán y Eva creyeron en Lucifer por la boca de la serpiente antigua al comer del fruto prohibido, cuando nuestro Padre celestial les ordenó de jamás comer de él, entonces tenÃan que ver y oÃr a la serpiente de bronce hasta que los
llame a comer del fruto de vida, la carne sagrada de su Hijo Jesucristo, para liberación perpetua. Además, nuestro Padre celestial tenia que hacerlo todo asà con todo Israel antiguo, porque primeramente habÃan nacido en cautiverio y con todos los
pecados de las naciones de cuatrocientos años y hasta que finalmente recibieron su santo nombre fuego por medio de Moisés, para abandonar en el mar Rojo y en el infierno los pecados del mundo entero para ser libres finalmente.
Entonces, al emerger del bautismo de agua, abandonando la carne pecadora y junto con sus vidas pecadoras en las que vivieron afligidos con los pecados de las naciones, entonces tenÃan que vestir la carne sagrada, porque sus almas vivientes se volvieron
extremadamente santas no solamente para ver al Padre, pero igualmente para ser bautizados por el EspÃritu Santo, asà como Moisés fue inicialmente. Sin embargo, cuando Moisés salió del campo israelà entonces ascendió al monte Sinaà para hablar con
el Padre celestial, porque él tenia que recibir las dos tablas de Los Diez Mandamientos, para que Israel los cumpla y los glorifique en sus vidas: pero todos bautizados en agua y en el EspÃritu Santo (porque esta es la única manera posible para
cumplirlos cabalmente, perpetuamente).
Y asÃ, como Moisés estuvo cuarenta dÃas y cuarenta noches sobre el monte SinaÃ, hablando con nuestro Padre celestial sobre Israel y como ellos deberÃan cumplir y glorificar los mandamientos para gloria de su santo nombre fuego, que habÃa de
bautizarlos en cualquier momento sobre el monte Sión, descansando sobre el SinaÃ, entonces se volvieron perplejos y curiosos del paradero de Moisés. De pronto, ellos deseaban alabar al Padre celestial, al Hijo Jesucristo y al EspÃritu Santo, pero sin
saber cómo, y se acercaron a Aarón para ver que podÃa decir sobre adorar al Padre y a su santo nombre fuego, que, al instante, se le ocurrió de que deberÃan fundir un Ãdolo en lugar del SEÑOR, para empezar a adorarlo.
Aquà es, cuando Aarón le dijo a los israelitas, que le traigan todas las joyas que las mujeres y los niños habÃan recibido de los egipcios cuando escapaban del cautiverio, para tirarlos en el horno, que él ya la tenia en su lugar y ardiendo, para
ver que saldrÃa de él, para tener finalmente algo para adorar a Dios. Aarón no solamente tiró todas las joyas en el horno que fundió el cordero de oro, pero igualmente construyó un altar para él, que era exactamente como el que habÃa visto con
Moisés cuando hablaba con el SEÑOR sobre el monte Sinaà y, entonces, cuando los israelitas lo recibieron, pues, pensaron de que estaban adorando al Padre, cuando realmente jamás lo hicieron.
Éste Ãdolo terrible adorador del pecado no solamente le abrió el camino a Satanás para que se manifieste abiertamente a Israel, como el cordero libertador del cautiverio egipcio, y con gran salvación camino por el desierto del SinaÃ, finalmente
para poseer Canaán: pero también les dio el poder al ángel de la muerte y a sus serpientes venenosas que los mordiesen, matándolos. Visto que, aunque serpientes venenosas venÃan de Satanás y del ángel de la muerte nuevamente como en el paraÃso
con Adán y Eva, pero ahora eran para los hijos de Abraham, porque tienen un convenio de vida que destruir: por ende, la serpiente de bronce era la señal de que el rey MesÃas es el cumplimiento del convenio de liberación total, finalmente.
Ya que, Israel antiguo yaciendo en el Valle de los huesos secos, esperaba pacientemente por años, por la venida pronta del rey MesÃas, que nacerÃa del vientre virgen de la hija de David, porque él tenia que traer a Israel el santo nombre fuego, para
clavarlo a la carne del convenio de vida, que realmente es el madero eterno sobre el altar antiguo. Puesto que, ésta venida del santo nombre fuego de nuestro Padre celestial fue muy importante para encender de luz no solamente el cielo azul de Jerusalé
n y Judea de Belem, pero igualmente a toda la casa de Israel yaciendo en el Valle de los huesos secos como señal de que el rey MesÃas habÃa descendido para rescatarlos, y sólo en el Lugar SantÃsimo.
Visto que, nuestro Señor Jesucristo nació de la hija de David en la perfecta santidad como el mismo Lugar SantÃsimo del tabernáculo de reunión, porque el Padre requerÃa de él vivir toda vida humana perfecta en Israel, derrotando a Satanás y la
muerte siempre, finalmente para presentarse ante el Padre con sus hijos vivos, purificados, santificados y redimidos como reyes y sacerdotes. Dado que, nuestro Padre celestial le habÃa prometido a toda la casa de Israel, asegurándoles, de que si le oÃ
an, obedeciendo toda su palabra, entonces todas las doce tribus de Israel se convertirÃan en sacerdotes instantáneamente, para gloria y honra de su santo nombre fuego sobre el altar del amor prehistórico, ardiendo con perfecta santidad, perpetuamente.
Evidentemente, esto es exactamente lo que tenia que suceder en el Lugar SantÃsimo de nuestro Padre celestial, en donde él recibió a lo mejor de lo mejor de los sumos sacerdotes levitas pero, a través del tiempo, ellos fallaron como siempre de
satisfacer toda verdad y justicia que salvarÃa a Israel de la muerte eterna y las familias de las naciones igualmente. Sin embargo, cuando nuestro Señor Jesucristo estaba listo para subir al monte alto que realmente era el lugar en donde no solamente
Abraham se bautizo en el santo nombre fuego y los hornos de su gracia, misericordia, verdad y justicia divina, pero igualmente Moisés fue bautizado para que Israel finalmente tenga el lÃder ungido para liberarlos de los cuatrocientos años de
cautividad egipcia.
Ciertamente, nuestro Padre celestial tenÃa que escoger a Moisés, liderando a sus hijos hacia Canaán, pero, por rebelión su ultima parada finalmente vino a ser el Valle de los huesos secos, ya que necesitaban que solamente su Hijo Jesucristo los
llevase por el resto del camino a Canaán, como cenizas dando vida a los árboles, para que el rey MesÃas descienda con salvación. Por cuanto, era imposible para que sus almas pecadoras entren al Lugar SantÃsimo sobre el monte Sión, en donde Abraham,
Moisés y otros fueron bautizados ya ante nuestro Padre celestial y en sus fuegos de su santo nombre fuego y del horno de su gracia, misericordia, verdad y justicia divina, pero con su Hijo Jesucristo clavado a ellos entonces ya entraron finalmente,
perpetuamente justificados.
Ya que, el Israel antiguo yaciendo en el Valle de muerte sabia perfectamente de que si el Señor Jesucristo finalmente seria clavado a ellos, como la serpiente de bronce a la vara de Aarón, entonces, ellos posteriormente pudiesen caminar en el Lugar
SantÃsimo, que es el vientre virgen, escogido por el Padre para hacer renacer a sus hijos, por el EspÃritu Santo. Además, ellos sabÃan perfectamente de que el Lugar SantÃsimo es el vientre virgen, descendido del cielo con Moisés para volverles a
dar vida a sus almas vivientes de la casa de Israel caÃdas en el Valle de muerte, esperando por el rey MesÃas a que sea clavado a su carne del convenio para renacer ante el Padre, y esta vez para siempre.
Todo Israel antiguo sabia de que el Lugar SantÃsimo es el vientre virgen, escogido por nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y el EspÃritu Santo para hacer renacer de vida eterna a cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las familias de
las naciones, porque ellos la construyeron con sus manos sin saber su propósito final hasta que murieron. Y fue en el Valle de muerte y contemplando a la serpiente de bronce, clavada al madero de Aarón, que los habÃa sanado ya de muerte segura en el
desierto del SinaÃ, entonces, el Israel antiguo entendió que Jesucristo descenderÃa para ser clavado a ellos, para entrar finalmente al Lugar SantÃsimo con su carne sagrada justificados, y con todo pecado muerto, perpetuamente.
Por lo tanto, toda la casa de Israel sabÃa perfectamente de que iban a ser redimidos, porque no solamente ellos mismos habÃan construido el tabernáculo con su Lugar SantÃsimo con el propósito de renacer por el EspÃritu Santo en perfecta santidad,
pero igualmente sabÃan que tenÃan un perfecto sumo sacerdote que venia a salvarlos en cualquier momento, y éste fue su Jesucristo. Y lo único que tenÃan que hacer, era esperar pacientemente, creyendo que muy pronto serian redimidos, porque alguien
en Israel iba a pagar en su totalidad el precio de su liberación, y éste fue el Hijo de David, entrando en el Lugar SantÃsimo, clavado a todos ellos sobre el madero y derramando su sangre reparadora, para salvación eterna de todos, para siempre.
Firmemente, los israelitas sabÃan que tenÃan que tener sus ojos siempre sobre la serpiente de bronce, porque les iba a decir cuando iban a ser rescatados al volver a ser mordidos en sus manos y pies, pero esta vez seria el Señor Jesucristo siendo
clavado a su madero para derramar la sangre que los liberarÃa de sus pecados, perpetuamente, y para siempre. Ciertamente, iban a ser liberados nuevamente, al simplemente mirar y creer con sus ojos a nuestro Señor Jesucristo al ser clavado a ellos
cuando su madero estaba tendido sobre el monte Sión, para que los romanos claven el santo nombre fuego sobre la cabeza del Cordero de Dios y su cuerpo santÃsimo, sangrando asà para quitar todo pecado en un solo dÃa.
Sin duda, toda la casa de Israel vio sus cuerpos clavados al rey MesÃas, recibiendo los clavos en sus manos y pies y asà derramar toda su sangre sobre ellos, entregándoles asà la semilla de vida eterna junto con toda perfección prÃstina, que harÃa
que ellos se levanten de la muerte a la vida en el tercer dÃa, viendo al SEÑOR finalmente. En vista que, nuestro Señor Jesucristo fue clavado junto con el santo nombre fuego sobre el madero el viernes, derramando asà toda su vida victoriosa sobre
cada hombre, mujer, niño y niña yaciendo en el Valle de muerte, para el atardecer del mismo viernes entonces ya haber intercedido por ellos, y asà el Padre enviarlo a purificarlos en el Sábado: salvándolos, finalmente.
Por ende, en el Sábado nuestro Señor Jesucristo empezó a limpiar a todos los primeros israelitas de todo pecado que habÃan acumulado en sus años del cautiverio egipcio y, además, de los que sufrieron por el desierto del Sinaà y junto con los
pecados de las familias de las naciones, para que regresen al cielo en el tercer dÃa, para ver al Padre. Ya que, éste es el dÃa en que nuestro Padre celestial habÃa escogido para transformar a todo el Israel antiguo yaciendo en el Valle de los huesos
secos, pero con su carne tornada en ceniza y finalmente en árboles, clamando al Padre que envÃe a su Hijo Jesucristo, para ascender al Lugar SantÃsimo finalmente, clavado a ellos con su perpetua purificación divina.
Definitivamente, todo Israel antiguo yaciendo en el Valle de los huesos secos pudo entrar en el Lugar SantÃsimo, solamente clavado a la carne sagrada y bañado con la sangre reparadora, que no solamente tiene la semilla de vida eterna del Padre y la
perfecta santidad salvadora de toda alma en la tierra, pero igualmente habÃa destruido ya toda vida pecadora de Satanás, perpetuamente. Por ende, el Israel antiguo sintió como su carne se tornó en madera para recibir con clavos las manos y los pies
del rey MesÃas, asà como cuando fueron mordidos por las serpientes venenosas del desierto, que ascendieron no solamente para matarlos, derramando sus sangres, pero igualmente para recibirlos en el Valle de los huesos secos, como propiedad ganada de la
muerte.
Ciertamente, fue por el llamado de la serpiente de bronce cuando Israel antiguo se dio cuenta de lo que nuestro Padre celestial habÃa hecho por ellos, por medio de su Hijo Jesucristo, cuando su cabeza, manos y pies fueron heridos y derramaban su vida
victoriosa sobre Satanás y el pecado, destruyéndolos, para que el EspÃritu Santo los levante santos en el tercer dÃa. Oportunamente, el llamado de la serpiente de bronce, a las almas vivientes de la casa de Israel, fue lo único que podÃan oÃr en
el Valle de los huesos secos para entender que su enemigo primordial, Satanás, junto con sus mentiras, maldiciones, enfermedades, pobrezas y destrucciones habÃa sido derrotado en el Lugar SantÃsimo, por su Hijo Jesucristo, salvándolos a todos, para
siempre.
Ya que, nuestro Padre celestial tenia que atacar a Satanás con los mismos medios usados no solamente en contra de Adán y Eva pero igualmente con cada uno de sus hijos nacidos en Israel y de las familias de las naciones, para finalmente renacer con su
Hijo Jesucristo y con el EspÃritu Santo en el Lugar SantÃsimo como hijos del AltÃsimo, perpetuamente justificados. Y porque nuestro Padre celestial habÃa derrotado y destruido a Satanás con todo su reino de mentiras y de decepciones en la Creación,
empezando en Israel, entonces esto significa que él está listo para recibir a cada hombre, mujer, niño y niña que desee volver a nacer de su imagen en el Lugar SantÃsimo de la gloria celestial, para ser salvo eternamente.
Por consiguientemente, no existe más necesidad de esperar por un sumo sacerdote que entre en el Lugar SantÃsimo del reino angelical, del tabernáculo de reunión, porque su Hijo Jesucristo ya entró una vez por todas con toda la casa de Israel yaciendo
en el Valle de los huesos secos, al ser clavado al madero de todos ellos, haciéndolos asà perfectamente santos, perpetuamente. Visto que, el convenio de vida, que nuestro Padre celestial habÃa empezado con Abraham y con el vientre estéril de su
esposa Sarah, es un convenio de riquezas eternas, para enriquecer la tierra junto con los hijos por nacer en generaciones futuras, enriqueciendo asà siempre su santo nombre fuego sobre su altar antiguo, que existe siempre sobre todo lo alto del Lugar
SantÃsimo.
Puesto que, nuestro Señor Jesucristo a tiempo miró al cielo, entonces él lo hizo para decirle al Padre, de que era ya tiempo para que él glorifique al Hijo, y el Hijo lo glorifique a él, por los poderes asombrosos de su santo nombre fuego,
establecido finalmente con clavos sobre los hijos de Abraham, como el madero sobre el Arca del Convenio eterno. En medida en que, los hijos de Abraham que habÃan muerto para descender al Valle de los huesos secos no son de este mundo, asà como Isaac no
era de este mundo, pero son del mundo que está arriba que ha creado como La Nueva Jerusalén del reino angelical, para que él mismo los levante al lugar a donde deben estar, perpetuamente enriquecidos.
Ahora, nuestro Señor Jesucristo tenia que orar de esta manera ante nuestro Padre celestial y testigos presentes, y el mundo entero en nuestros dÃas, porque asà como Isaac no era de este mundo entonces igualmente los hijos nacidos de Abraham y su
convenio de vida y de riquezas sin fin, por ende, el tiempo habÃa llegado de levantarlos a la vida eterna. Y éste lugar fue el Lugar SantÃsimo del tabernáculo de reunión, en donde cada sumo sacerdote levÃtico siempre falló en encontrarse con
nuestro Padre celestial en su santidad perfecta no solamente para salvarse él mismo y su familia, pero igualmente a los hijos de Abraham junto con las naciones hasta que Jesucristo entró para quedarse: justificándolos a todos ellos, en el Lugar SantÃ
simo.
Porque al decir Jesucristo abiertamente a nuestro Padre celestial que los hijos de Abraham, que él mismo le habÃa entregado a él, no eran de este mundo, pero del mundo de arriba en los lugares celestiales, en donde ellos encontraran amor eterno, paz,
felicidad, gozo y la salvación prometida, prometida inicialmente con grandes riquezas, seria posible postreramente, si sólo creen en él. Y nosotros sabemos que no solamente Isaac pertenecÃa al mundo de arriba pero igualmente los hijos, porque la
promesa que nuestro Padre celestial le entregó a Abraham y a Sarah fue de siempre mirar hacia las estrellas incontables, porque ellos entrarÃan a su mundo de abajo desde las alturas, para postreramente algún dÃa regresar al mundo que les pertenece, y
perpetuamente redimidos.
Entonces nuestro Señor Jesucristo continuó orando a nuestro Padre celestial, para asegurarle a él, que las familias que creerán en él, no son tampoco de este mundo, pero del mundo de arriba que ha sido preparado para que ellos lo hereden desde ya, y
para siempre, es decir, si ellos solamente creen en su testimonio manifestado a todo Israel. Porque su testimonio es que él fue enviado por el Padre, en el poder de su santo nombre fuego, y que ellos le han creÃdo y recibido, porque grandes maravillas
fueron manifestadas a través de todas las familias de Israel, para que sean sanados y liberados instantáneamente, de los poderes terribles y escondidos del enemigo, al sólo creer en él para salvación.
Nuestro Señor Jesucristo continuó orando a nuestro padre celestial, al decirle: Yo no oro por el mundo, pero por aquellos que están en él, porque tú me los has dado: y, por tanto, Yo te pido que tú los protejas del mal por los poderes asombrosos de
tu santo nombre fuego, que está en el Lugar SantÃsimo, de tu reino angelical. Ciertamente, nuestro Señor Jesucristo habÃa descendido a rescatar no solamente al Israel antiguo yaciendo en el Valle de los huesos secos, para resucitarlos a la vida
nuevamente, pero no al mundo nuestro, en donde hemos nacido y vivimos nuestros dÃas, sino al mundo angelical, que es el mundo de su santo nombre fuego, clavado al madero del Lugar SantÃsimo, para protección eterna.
Visto que, aquà es donde nuestro Padre celestial esperó siempre no solamente por los sumos sacerdotes levÃticos a que entren una vez al año, para satisfacer su búsqueda de verdad y de justicia divina para salvar a Israel y a las familias de las
naciones, pero igualmente para recibir a su Hijo Jesucristo victorioso sobre Satanás, y con toda salvación humana, sellada perpetuamente. Puesto que, esta fue la parada final de su Hijo Jesucristo en Israel y sobre el monte Sión, clavado al madero del
Israel antiguo, que ha recibido perpetuamente su santo nombre fuego sobre su cabeza y cuerpo santo, derramando toda su sangre reparadora y grasa corporal quemada sobre el altar, para que Israel sea levantado finalmente al mundo que le pertenece,
perpetuamente enriquecido.
Por eso, es que fue importante para Israel de siempre mirar a la culebra de bronce, clavado al madero del desierto del Sinaà y sobre el Valle de muerte, para oÃr que iba a decir, porque ellos esperaban por el milagro de la perfecta santidad que
necesitaban para ser redimidos finalmente, pero fallaron en entender del Padre: cuando sucederÃa esta gran salvación. Ellos esperaron por años interminables, y siempre mirando a la serpiente de bronce, clavada al madero y hasta que su oscuridad se
tornó en luz brillante, como un dÃa del reino angelical: porque era el santo nombre fuego, alumbrando poderosamente sobre ellos, y Jesucristo debajo de él, clavado y derramando su sangre para destruir todo pecado, en un solo dÃa, para siempre.
Nuestro Padre celestial y su muy esperada salvación, para los hijos de Abraham junto con de las familias de las naciones, habÃa llegado finalmente en gloria eterna: Porque su Hijo Jesucristo habÃa orado para que sea asà en el Lugar SantÃsimo y con
cada uno de ellos eternamente redimidos, entonces la gocen como hijos legÃtimos de Dios en La Nueva Jerusalén celestial. Por eso, es que por el bautismo de agua cada hombre, mujer, niño y niña puede acceder instantáneamente al Lugar SantÃsimo, en
donde nuestro Padre celestial personalmente los recibirá, para bendecirlos con el bautismo todopoderoso del EspÃritu Santo, para que vivan la vida que los ama cada dÃa, perpetuamente en la tierra y en el cielo, igualmente, y hacia toda la eternidad
venidera.
Ésta es la vida prometida que nuestro Padre celestial nos ha entregado no solamente a Abraham, pero igualmente a sus hijos por nacer en generaciones venideras, cumpliendo con su convenio de vida finalmente, para que las familias de las naciones también
gocen de estas abundantes riquezas, que se han acumulado por años sobre su altar antiguo del Lugar SantÃsimo, para enriquecerte perpetuamente, siempre. Puesto que, para nuestro Padre celestial todos en el cielo, incluyendo sus huestes angelicales,
viven constantemente de su Lugar SantÃsimo, para él poderlos bendecir siempre por medio del convenio de vida y de riquezas inagotables de su Hijo Jesucristo, para perfecta gloria y felicidades interminables, llevándote a ti siempre con su EspÃritu
Santo y sus maravillas de dones cotidianos hacia la perpetuidad bendita.
Legalmente, nuestro Padre celestial le ordenó a Moisés a poner la cobertura del Arca—el Lugar de Expiación—sobre el Arca del Convenio, dentro del Lugar SantÃsimo, porque aquà es donde él te recibe vestido de perfecta y exquisita hermosura,
ordenada a los sumos sacerdotes levÃticos de vestirse junto con la Santidad Perfecta de su Hijo Jesucristo: para salvación y de riquezas cotidianas. ¡Amén!
YOU MUST BE REBORN FROM THE HOLY OF HOLIEST’S VIRGIN WOMB AS GOD’S CHILD:
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