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    From ivanvalarezo@gmail.com@21:1/5 to All on Fri Jan 5 15:36:30 2018
    Sábado, 06 de Enero, 2018 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica.

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

    (Deseamos expresar nuestras condolencias, amor y oraciones a cada una de las familias que sufrieron la perdida de sus amados y amigos en el trágico accidente en donde el bus en que viajaban por una de las carreteras peligrosas de Pasamayo, Perú, cayó
    al precipicio, perdiendo sus vidas cuarenta y ocho personas. Ellos se encuentran en la presencia santísima de nuestro Padre celestial, porque todo aquel que cree en su santo nombre fuego, y es bautizado en agua, será salvo. Por lo tanto, ellos gozan de
    las glorias del nuevo reino de los cielos y de su vida eterna, para jamás volver a conocer el mal, sino sólo la gracia, el amor, la misericordia, la verdad y la justicia divina de vivir por siempre en el altar y en el Lugar Santísimo de la Casa de
    nuestro Padre celestial. ¡Amén!)

    BAUTIZADO: TÚ VIVES EN EL LUGAR SANTSIMO CON VIDA ENRIQUECIDA DIARIAMENTE:

    Nuestro Padre celestial le habla a Abraham, diciéndole, Yo sé que tú me obedecerás en todo lo que te mande, porque tú has ascendido al monte santo, que te he enseñado, para ofrecer a tu único hijo Isaac que has aprendido a amar mucho en todos
    estos años, y tú no lo has retenido de mí jamás. Y por cuanto tú has hecho esto, entonces Yo te bendeciré como nunca antes has sido bendecido en esta vida y en la venidera del reino de los cielos, porque todos los hijos que te daré, serán
    incontables como las estrellas del cielo para bendecir a las naciones con mayores bendiciones eternas aún nunca antes vistas ni por los ángeles todavía.

    Por cierto, nuestro Padre celestial había empezado a bendecir a Abraham junto con su esposa Sarah, desde donde su Hijo Jesucristo había nacido como Isaac, por el Espíritu Santo, para que su primogénito Jacobo nazca para confirmar su perfecta de su
    voluntad para con él y sus hijos por nacer en el mundo de muchas generaciones venideras. Porque la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial no solamente había sido confirmada con Jacobo al establecerla como pacto eterno de vida con el Espíritu
    Santo, al prometerle a Él: si tú me das de comer, me proteges y te aseguras, de que yo llegue a tierra de mis parientes para escoger a mi esposa, entonces tú serás mi Dios para siempre.

    Es decir, que nuestro Padre celestial será el Padre de cada hombre, mujer, niño y niña nacido en Israel, porque su Hijo Jesucristo nació del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el Espíritu Santo, entonces el mismo Espíritu Santo vendría a
    ser el Dios de todo Israel siempre, haciendo milagros y señales de la voluntad perfecta del Padre hacia la eternidad. Esto fue algo en que Jacobo tenía que nacer de Isaac como el primogénito del Padre celestial, para que el Juramento ejecutado por Él
    a Isaac cuando yacía sobre el monte Sión y su altar descendido sobre el monte Moriah, para arrancar el sacrificio continuo de su Hijo Jesucristo, entonces fue para liberar a Israel y a las naciones del pecado, eternamente.

    Ciertamente, Abraham tenía que ser el primero en renacer de éste altar del sacrificio continuo, que él mismo había preparado, presentándolo ante nuestro Padre celestial con su único hijo Isaac sobre el madero, para que Él mismo orando: derrame
    todo el interior de su corazón santísimo, que sería el sacrificio final de su Hijo Jesucristo, salvando a todo Israel del pecado, perpetuamente. Puesto que, éste es el altar que nuestro Padre celestial le entregó a Abraham e Isaac: ofreciendo así a
    su único hijo como la ofrenda encendida, complaciendo toda verdad y justicia en toda su familia siempre y así en las familias de las naciones, que necesitaban ser bendecidas desde el mismo infierno, entonces para levantarse con Israel al altar del amor
    eterno postreramente.

    Consecuentemente, Abraham tenía que ofrecer a su único hijo Isaac como la ofrenda encendida que nuestro Padre celestial necesitaba no solamente para salvar su alma viviente y la de su esposa Sarah junto con todos los que vivían en su hogar de aquellos
    días, pero igualmente el Padre necesitaba salvar mundialmente a los hijos nacidos del pecado, maldiciones, mentiras, decepciones, pobreza y muerte. Porque si nuestro Padre celestial podía hacer esto para Abraham y por su hijo Isaac junto con Jacobo y
    sus hijos por nacer en generaciones futuras, entonces Él podía sacar a las familias de las naciones antiguas yaciendo ya en sus huecos infernales, pagando por sus pecados, porque ellos fallaron en conocer su santo nombre y su palabra viva, para ser
    redimidos.

    Por eso, es que era importante para nuestro Padre celestial de tener a Abraham ofreciendo sus tres terneros sacrificados con sus mitades opuestas una a otra junto con los dos palominos yaciendo sobre la roca, salpicada con la sangre expiatoria, pero sin
    cortar las aves: porque representan el madero que recibirá a su Hijo Jesucristo en un sacrificio continuo hacia la eternidad. Éstas aves tenían que estar juntas con los tres terneros con sus mitades opuestas una a otra, porque ellas representan el
    madero sobre el altar del amor eterno de nuestro Padre celestial para con Israel y las familias de las naciones yaciendo en el infierno, y por las multitudes que descenderán de la tierra en generaciones futuras, para salvarlos del pecado eventualmente.

    Nuestro Padre celestial necesitaba salvar a la humanidad entera nacida de su imagen y de su alma viviente, al Adán y Eva nacer en el paraíso para ser vestidos de la tierra (polvo), para que así ellos vengan a ser sus hijos para su nuevo reino que Él
    tenía planeado poseer perpetuamente, llenó de su voluntad perfecta hacia toda la eternidad venidera. Porque después que Lucifer junto con su tercera parte de los ángeles caídos intentó controlar su santo nombre fuego, y esto fue algo que nuestro
    Padre celestial necesitaba establecido sobre todos sus hijos para muchas generaciones futuras (como clavado a ellos con clavos reales), entonces fue para que su perfecta voluntad finalmente viva en sus corazones de cada uno de ellos, perpetuamente.

    Ya que, nuestro Padre celestial no quería seguir viviendo, como en nuestros días, por ejemplo, en donde Lucifer vino a ser Satanás y sus ángeles gloriosos creados por Él para servirle a Él, a su Hijo Jesucristo y a su Espíritu Santo, entonces se
    tornaron en ángeles caídos, porque ellos pecaron en contra de su santo nombre fuego al intentar poseerlo perpetuamente. Por eso, es que era importante para nuestro Padre celestial de tener un pacto de vida eterna y de ricas bendiciones cotidianas con
    Abraham y su esposa Sarah que tenía su vientre enfermo por muchos años, porque ella falló siempre en tener un hijo que heredaría legalmente las riquezas que el Padre le había concedido a Abraham su esposo para sus hijos.

    Sin embargo, siempre fue nuestro Padre celestial que hizo el vientre de Sarah estéril, porque Él necesitaba que su Hijo Jesucristo nazca de su vientre enfermo, estéril y sin vida como la misma tierra estaba sin vida ya con su infierno, que tenía en
    prisiones eternas a sus hijos nacidos de su imagen y de su alma viviente, para postreramente liberarlos eventualmente. Por ello, nuestro Padre celestial tenía que tener a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el Espí
    ritu Santo, porque al Isaac nacer entonces Él podía derramar todo su corazón sobre su carne sagrada y sangre expiatoria de su vida eterna, entregándole así abundantemente de su misma vida a Israel y a las familias de las naciones postreramente.

    Éste es el primer sacrificio que nuestro Padre celestial hizo de Él en toda su creación celestial y terrenal, porque en el cielo Él nunca hizo algo así con ningún ángel, y en la tierra Él finalmente lo hizo con Abraham y el vientre estéril de
    Sarah, pero con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo únicamente, inyectándole vida al mundo muerto. Ciertamente, nuestro Padre celestial tenía que destruir al infierno primeramente, porque está comiéndose al mundo entero sostenidamente, desde
    que sus hijos empezaron a morir sin conocer su santo nombre fuego y el poder cotidiano de su palabra viva, por ende, los hijos de Abraham tenían que nacer en el mismo infierno, absorbiendo todo pecado para destruirlos en el bautismo del Mar Rojo,
    finalmente.

    Esto es exactamente lo que nuestro Padre celestial necesitaba hacer no solamente al comer del pan y vino con Abraham y sus 318 hijos adoptados sobre su Mesa, servida diariamente por su Hijo Jesucristo, alimentando a los ángeles perfecta santidad siempre
    por la eternidad, pero igualmente a sus hijos en la tierra: y el infierno y el pecado estaban en su camino. Por ende, lo más inteligente que se podía hacer para abolir el infierno y el pecado juntos perpetuamente en las familias antiguas yaciendo ya en
    sus huecos infernales, pagando por la culpa de sus pecados, además, el infierno, la muerte y el pecado continuaran recibiendo al resto de las naciones de generaciones futuras, entonces era necesario destruirlos, pero con perfecta santidad únicamente.

    Por eso, es que nuestro Padre celestial le dijo a Abraham, sabe que tus hijos nacerán en cautiverio en tierra extranjera, y vivieran ellos ahí por cuatrocientos años, porque sólo ellos nacerán como una de las naciones en el mismo infierno,
    absorbiendo sus pecados de todas las familias de naciones antiguas para luego lanzarlas en el bautismo de agua eternamente, para siempre. Ciertamente, nuestro Padre celestial cumplió con su acuerdo de vida con Abraham, porque Él no solamente tuvo a su
    Hijo Jesucristo nacido del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el Espíritu Santo, para darle así vida a Jacobo, en donde Él confirmaría su Juramento a Isaac con él, pero igualmente establecerla perpetuamente con sus hijos por nacer aún en
    generaciones futuras.

    Sólo si, que ya nuestro Padre celestial haya confirmado su Juramento a Isaac con Jacobo, entonces Él podía tener a su Hijo Jesucristo con su perfecta santidad y gloria, que es su carne sagrada y sangre reparadora, llena de su vida personal para ser
    inyectada en toda humanidad, pero primeramente todo pecado debería ser arrestado y echado en el Mar Rojo, perpetuamente. Por ende, nuestro Padre celestial tenía que tener a su Hijo Jesucristo nacido nuevamente en las profundas tinieblas del infierno
    tormentoso junto con todos los hijos de Abraham, al ser ellos nacidos en cautiverio infernal y perpetuo, de acuerdo con la palabra dada a Abraham, al asegurarle a él de que sus hijos nacerían en tierra extranjera, como en el mismo infierno.

    Porque cuando los hijos de Abraham nacieron en el cautiverio egipcio entonces nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo Jesucristo nacido en su carne sagrada con ellos en el infierno, porque él iba a salir corriendo desde el mismo infierno con los pecados
    de las familias antiguas y de sus hijos por nacer aún, finalmente para abandonarlos en el bautismo de agua. Esto fue algo que nuestro Padre celestial solamente podía hacer con los hijos de Abraham después de haber caminado entre las mitades de los
    tres terneros sacrificados sobre la roca y con las aves sin cortar, bañados con la sangre expiatoria: porque Él regresaría con su antorcha y su santo nombre ardiendo, convirtiendo toda tiniebla pecadora en luz, de adentro hacia fuera.

    Éste es un sacrificio que solamente Abraham podía hacer para nuestro Padre celestial para caminar entre las mitades de los tres terneros sacrificados, bañados con la sangre expiatoria sobre la roca y con las aves sin cortar: porque al Él caminar con
    su antorcha y su santo nombre ardiendo, entonces Él caminaría postreramente con sus hijos en el mismo infierno, invirtiéndolo al revés. Éste es un sacrificio que solamente Abraham podía hacer para nuestro Padre celestial para Él ingresar en la
    oscuridad de los interiores de los terneros sacrificados, finalmente para caminar en el mismo infierno tormentoso con sus hijos para invertirlo: porque, Israel escaparía del cautiverio egipcio con los pecados que el infierno tenia destruyendo a las
    naciones, para echarlas en el Mar Rojo.

    Por eso, es que una vez pasados los cuatrocientos años de cautiverio infernal, entonces Satanás estaba listo para matar a todo niño nacido de mujer israelita, porque Satanás sabía que el Rey Mesías venia, y él es masculino como nuestro Padre
    celestial y el Espíritu Santo, sin embargo, el altar descendió oportunamente con el santo nombre para bautizar a Israel en el mar. Nuestro Padre celestial tenía que descender del cielo con Isaac (su Hijo Jesucristo), y el Espíritu Santo, finalmente
    para entregarle a todo Israel su santo nombre fuego por medio de Moisés, porque todo Israel aún no lo conocía ni menos su palabra viva y sus milagros de cada día, para que lo aprendan y lo confiesen para ser bautizados en agua, finalmente.

    Ciertamente, nuestro Padre celestial tenía que bautizarlos del Mar Rojo, abandonando cada pecado sacado por ellos del infierno tormentoso, finalmente para liberar a cada hombre, mujer, niño y niña muerto sin haber conocido su santo nombre fuego y su
    palabra viva, que posee maravillas y poderes cotidianos para liberar a quien quiera del infierno, muerte y del pecado en toda la tierra. Por ende, cuando nuestro Padre celestial finalmente bautiza a sus hijos saliendo del cautiverio infernal, de
    cuatrocientos años, entonces Él le ordenó a Moisés que las mujeres israelitas les pidan joyas de oro y de plata a las egipcias, para que salgan de Egipto con las riquezas de Abraham que habían traído a ellos, para que sean bautizados todos con
    riquezas, siempre.

    Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba tirar en el Mar Rojo no solamente los pecados, problemas, conflictos, enfermedades, pobreza y muerte de las familias de las naciones antiguas que sufrieron mientras vivieron sus vidas terrenales, pero igualmente
    Él mismo tirar todo lo interior del infierno tormentoso en el bautismo, para que Satanás jamás tenga un lugar donde quedarse en la tierra, perpetuamente. Por cuanto, esta es la única manera de abolir el infierno tormentoso perpetuamente, porque con
    todos los pecados del infierno destruidos en el bautismo en que toda la casa de Israel pasó por el Mar Rojo, escapando del cautiverio egipcio, entonces el fin del infierno llegó mundialmente: porque ahora todo pecado estará cubierto por agua pero
    igualmente con sangre expiatoria del Cordero santísimo.

    Puesto que, nuestro Padre celestial llevó a todo Israel antiguo al bautismo en agua no solamente aboliendo todo pecado, pero igualmente el espíritu de error y la carne pecadora, que es el fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal,
    del paraíso, finalmente para vestirlos a todos con glorias angelicales y con perfecta santidad y abundante vida eterna. Evidentemente, esto es que nuestro Padre celestial vistió a sus hijos de todo Israel con su Espíritu Santo y con la carne sagrada
    de su Hijo Jesucristo, para que todos vayan por el desierto del Sinaí vestidos de su misma vida santísima, para hablar palabra por palabra su Juramento a Isaac a las familias de naciones antiguas, finalmente para resurrección y reconciliación eterna.

    Es decir también que nuestro Padre celestial pudo bautizar a cada uno de todos ellos con cada palabra hablada sobre la carne sagrada de Isaac, tendido sobre el madero como la ofrenda encendida que Abraham tenía que ofrecer ante Dios, para que cada
    palabra de su perfecta voluntad finalmente sea parte de sus hijos de todas las familias de las naciones, eventualmente. Porque todo Israel tenía que entrar en el desierto victorioso sobre todo pecado después del bautismo, y todos vestidos con el Espí
    ritu Santo y con la carne sagrada de su Hijo Jesucristo, en donde Él había hablado cada palabra de su perfecta voluntad para que Israel las riegue sobre las familias de las naciones yaciendo en el infierno tormentoso, muriendo en pecados, perpetuamente.

    Por eso, es que fue importante para nuestro Padre celestial de llevar a todo Israel a las aguas amargas de Marah, porque todo israelí tenía que gustar de las amarguras de estar perdidos en el infierno tormentoso, como las familias de las naciones
    antiguas ya allí sufriendo sus terribles pecados cometidos en contra del Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo. Además, Israel tenía que gustar de la amargura del infierno tormentoso como cada hombre, mujer, niño y niña ya en él,
    quemándose por años, finalmente recibirlos con su Juramento a Isaac escrito sobre todo israelí: porque nuestro Padre celestial también desea tocar estas almas para salvarlas algún día con su santo nombre fuego y sus palabras vivas, de resurrección
    y de poderes eternales.

    Por eso, es que después de haber bebido de las aguas amargas de Marah entonces nuestro Padre celestial les dio a beber de su roca agua viva, que refresca el alma de todos en la tierra, en el cielo y de debajo de las aguas de la tierra, para que
    finalmente todos ellos coman de su Mesa: el pan y vino. Y porque Israel bebió de la roca agua viva que refresca el alma de todo ser viviente, además, comió del maná del cielo, que nuestro Padre celestial come con su Hijo Jesucristo, con su Espíritu
    Santo y con sus huestes angelicales, entonces Él pudo, darles su tabernáculo de reunión junto con su Lugar Santísimo para reconciliarse con todos ellos, con salvación perfecta.

    Dado que, toda la casa de Israel tenía que ser los sumos sacerdotes de nuestro Padre celestial para ejecutar rituales y ceremonias de perfecta santidad en el tabernáculo de reunión junto con su Lugar Santísimo, para que su Juramento a Isaac pueda
    establecerse sobre las familias de las naciones, finalmente para que todos reciban salvación en los últimos días. Ya que, todo Israel tenía que ejecutar cada ritual y ceremonia de perfecta santidad con las palabras del Juramento a Isaac como un pacto
    de vida confirmada con Jacobo como su primogénito en la tierra, y establecida en Israel como pacto de vida eterna, bendiciendo a todas las familias de las naciones como prometido inicialmente a Abraham, para su nuevo reino venidero.

    Irrebatiblemente, estos fueron rituales y ceremonias de perfecta santidad muy importantes dictadas y escritas por nuestro Padre celestial, trabajada por su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, porque su Hijo camino con Israel por el desierto como el Á
    ngel que lleva su santo nombre, escribiendo su palabra sobre las almas perdidas del infierno tormentoso para que salvación venga algún día a ellos. Por ende, estos rituales y ceremonias de perfecta santidades fueron llevadas a cabo por la casa de
    Israel como sumos sacerdotes de nuestro Padre celestial, trabajando con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo en el tabernáculo de reunión y en su Lugar Santísimo, y para que perduren siempre: porque Jesucristo nació en Israel para levantarlas
    al monte Sión a su parada eterna.

    Puesto que, estos son los rituales y ceremonias que fueron habladas y hechas por todo Israel antiguo y con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo, para que no solamente Adán y Eva sean beneficiados de cada palabra del Juramento a Isaac, pero
    igualmente sus hijos yaciendo en el infierno tormentoso por culpa del pecado, para recibir salvación algún día pronto. Por ende, estos rituales y ceremonias de perfecta salvación ejecutados por cada hombre, mujer, niño y niña en Israel con su Hijo
    Jesucristo y con su Espíritu Santo, llevando siempre así en perfecta santidad su santo nombre fuego en el Lugar Santísimo, entonces ellos tenían que sellarlos con perfecta santidad sobre el monte Sión para que todo pecado del mundo muera eternamente,
    finalmente.

    Por eso, que fue importante para nuestro Padre celestial tener a su Hijo Jesucristo nacido del vientre virgen de la hija de David en Israel, por el Espíritu Santo, para que él entre en Canaán vestido con su sangre expiatoria y llena de su vida eterna,
    sellando así cada ritual y ceremonia de santidad perfecta en el Lugar Santísimo sobre todo Jerusalén, perpetuamente. Esto fue algo que nuestro Padre celestial tenía que tener hecho con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo después que toda su
    vida había ha sido vivida por las calles, pueblos, ciudades y hogares de cada familia israelí, destruyendo cada tiniebla de Satanás, para finalmente matar al ángel de la muerte con las palabras del Juramento a Isaac, para siempre.

    Porque estas palabras para matar no solamente a Satanás pero igualmente al ángel de la muerte junto con los ángeles caídos, salieron de nuestro Padre celestial, cuando Abraham colocó a su hijo Isaac sobre el madero, como un sacrificio encendido que
    l fue llamado a hacerlo, para que el Padre pronuncie juicio al reino de Satanás, la muerte y el pecado, perpetuamente. Infaliblemente, al nuestro Padre celestial decir, muerte Yo soy tu muerte, entonces estas son exactamente las palabras que Jesucristo
    tenía que pronunciar por todo Israel en la tierra de Canaán, para que Satanás y la muerte jamás vuelvan a reclamar a Canaán como suyo: porque el Juramento a Isaac fue escrito sobre toda la tierra, para que su nuevo reino venga finalmente.

    Es decir también una vez que cada palabra del Juramento a Isaac fue pronunciada y escrita sobre toda la tierra de Israel por nuestro Padre celestial, cuando su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo caminaron por las calles de los pueblos y ciudades de
    cada hogar de la familia israelí, entonces la muerte había llegado a su fin para toda la eternidad. Porque nuestro Padre celestial estaba listo para tomar a su Hijo Jesucristo con todo Israel que se volvió polvo en el desierto del Sinaí, y luego á
    rboles en Canaán, clamando al cielo por el Rey Mesías que descienda, por el Espíritu Santo, así como en el vientre estéril de Sarah descendió, dándole vida a Israel, pero esta vez nuevamente del vientre virgen.

    Entonces nuestro Padre celestial oyó a Israel clamando, convertido en árboles en Israel, para que les entregue a su Hijo amado, como el Rey Mesías, salvándolos del Valle de los huesos secos y de muerte eterna, al nacer del vientre virgen de la hija
    de David, por el Espíritu Santo, para que su Juramento a Isaac les entregue la vida prístina prometida, finalmente. Ya que, el Juramento a Isaac es la palabra escrita que no solamente bendice a las familias de las naciones antiguas yaciendo ya en sus
    infiernos tormentosos con los rituales y ceremonias de santidades perfectas, pero igualmente para reescribir cada palabra del Juramento en Canaán, al su Hijo Jesucristo ser nuevamente el salvador de Israel, levantándolos a todos del Valle de muerte
    finalmente.

    Definitivamente, nuestro Padre celestial necesitaba ver a cada ritual y ceremonia de perfecta santidad ejecutada por todo el desierto y en su altar del amor prehistórico y en su Lugar Santísimo, para que Él mismo gozarse de cada victoria conquistada
    en contra de Satanás y de su reino de tinieblas perpetuamente, entregándoles victorias fijas a los hijos por nacer en generaciones futuras. Ya que, estos son rituales y ceremonias de perfecta santidad que continuaran entregándole a nuestro Padre
    celestial y a su santo nombre fuego, clavado al madero del Israel antiguo, nuevas glorias y santidades nunca antes vistas por los ángeles: porque los hijos de las familias de las naciones las conquistaran finalmente, vistiendo su nuevo reino con nuevas
    felicidades sin fin, para siempre.

    Sin duda, cuando algún hombre, mujer, niño o niña entre en el Lugar Santísimo, porque aquella persona ha sido bautizada en agua en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, entonces todas estas personas bautizadas, serán perdonadas de
    todo pecado, sanadas de toda enfermedad, y enriquecidas sus vidas cotidianas como personas que jamás hayan sido enriquecidas perpetuamente antes así. Además, nuestro Padre celestial podrá poner sus brazos sobre aquel hombre, mujer, niño o niña,
    porque las victorias que necesitaban para derrotar sus problemas, conflictos, enfermedades, pobreza y muerte en el infierno tormentoso han sido ya ganadas y conquistadas por todo Israel antiguo y por su Hijo Jesucristo junto con los poderes cotidianos
    del Espíritu Santo—por eso, ya están bendecidos todos perpetuamente.

    Es decir también que nuestro Padre celestial jamás volverá a ver pecado en la tierra ni menos en el infierno tormentoso que Él no haya ya cubierto con su Juramento a Isaac, confirmado con Jacobo y establecido eternamente en toda la casa de Israel que
    ha afligido al cielo y a la humanidad entera, porque ya todo pecado ha sido cubierto, para siempre. Consiguientemente, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo no solamente nacido del vientre virgen, por el Espíritu Santo, bañado en su ú
    nica sangre expiatoria, pero igualmente haber vivido su vida santísima por las calles, pueblos, ciudades y hogares de cada familia israelí para terminar con el pecado mundialmente: porque Él necesita su tierra natal para vivir con sus hijos
    eternamente enriquecidos, siempre.

    Estos días, cada ritual y ceremonia que toda la casa de Israel ha cumplido por todo el desierto del Sinaí con su Hijo Jesucristo, como su Ángel que lleva su santo nombre fuego, y su Espíritu Santo está en su Lugar Santísimo trabajando continuamente,
    conquistando así nuevas glorias nunca antes vistas por los hijos de las naciones que nacen incontables en generaciones venideras. Por eso, es que al tú entrar en el Lugar Santísimo en estos días, porque habrás sido bautizado en agua, invocando su
    perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y de su Espíritu, entonces tú serás enriquecido con estos poderes maravillosos por su Hijo Jesucristo y por su Espíritu Santísimo igualmente, para vivir tu vida gloriosa cada día enriquecida, para
    siempre.

    Hasta hoy, nuestro Padre celestial necesita verte ascendiendo a su dulce hogar, en donde Él está sentado en su Silla de Misericordia listo para recibirte con sus brazos abiertos, una vez que tú hayas sido bautizado en agua, entonces tú serás vestido
    con los poderes del Espíritu Santo y de la gracia y verdad enriquecedora de su Hijo Jesucristo cada día. Éste es el lugar en donde tú necesitas estar, en donde tú mismo pondrás tus pecados que afligen tu vida, pero al mismo tiempo soltarlos hacia
    nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo, porque ellos lo tomaran para hacer cada uno de ellos su propiedad personal: porque sólo ellos han conquistado los poderes para destruirlos por ti, para siempre.

    Aquí es donde: nuestro Padre celestial necesita que tú estés, porque dentro del Lugar Santísimo, entonces tú entraras sin pecado para jamás volver a conocer ningún pecado nuevamente, ya que es aquí en donde Él continua poseyendo todos estos
    importantes rituales y ceremonias de eterna santidad que destruyeron todo pecado, pero igualmente te enriquecen con nuevas glorias cada día hacia la eternidad. Ésta es la vida enriquecida, emergiendo de nuestro Padre celestial así como saliste de su
    imagen y de su alma viviente, vestido con su Espíritu Santo y con la carne sagrada de su Hijo Jesucristo, saturado con gracia y verdad cotidiana de tu vida hacia la eternidad venidera, para que tú finalmente regreses a Él ya, pero bautizado en agua
    instantáneamente, perpetuamente.

    Visto que, tú ya has sido bautizado, entonces tú habrás renacido de su imagen y de su alma viviente como fuiste en Él inicialmente por la carne sagrada de su Hijo y del Espíritu Santo en el paraíso, para que seas nuevamente su hijo solamente
    conociendo su amor, paz y gloria eternamente, en donde tú lo amaras, servirás y alabaras a Él, siempre. Aquí es donde, nuestro Padre celestial finalmente te reconocerá como su hijo, porque tú regresas a Él bautizado, invocando su santo nombre
    fuego, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, que tú serás convertido en perfección y en santidad eterna así como Él siempre lo ha sido en la gloria eternal, porque esto es lo que dice el Juramento a Isaac de ti.

    Satanás, por el fruto prohibido del Jardín del Edén, dice toda clase de mentiras de ti y de los tuyos, incluyendo tus amistades, porque él necesita destruirte, porque él sabe que una vez bautizado en agua entonces tú lo habrás abandonado a él
    para ser hijo de Dios nuevamente, y esta vez para la eternidad—bendecido así como Él es santo eternamente. Ya que, esto es lo que cada palabra del Juramento a Isaac dice de ti, tus amados y amigos igualmente de la humanidad entera, porque nuestro
    Padre celestial no solamente necesita salvarte a ti pero igualmente a cada uno de todas las familias de las naciones, para que Satanás jamás vuelva a tener un hogar para quedarse a vivir en la tierra.

    Es decir también que una vez que tú hayas sido bautizado en agua entonces tú habrás ascendido instantáneamente al Lugar Santísimo, en donde nuestro Padre celestial ha estado esperando para poner sus brazos sobre ti, para jamás dejarte ir
    nuevamente: porque ahora tú habrás finalmente entrado en su perfecta voluntad, en donde tú fallaras en pecar y en ofenderlo a él nuevamente. Tú te habrás convertido en su perfecta voluntad en toda su creación nuevamente, visto que tú ya bautizado
    en agua al invocar la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces tú no solamente serás liberado del fruto prohibido por fin, pero tú también vestirás su perfecta voluntad eternamente—en donde tú fallaras en
    pecar nuevamente, para siempre.

    Así es como nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo planearon establecer su perfecta voluntad en la tierra y en el cielo, porque todos fallan hasta hoy de conocer su perfecta voluntad en ti y sólo hasta que tú mismo te
    sumerjas en agua en su santo nombre, instantáneamente para emerger de ella, llenó completamente de su voluntad enriquecedora. Es decir también, ya que tú eres bautizado en agua porque tú has invocado la santidad perfecta de su nombre, su Hijo
    Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces: tú habrás invocado todo su altar con su Lugar Santísimo con cada ritual y ceremonia de perfecta santidad que la casa de Israel desarrolló por el desierto del Sinaí, salvándote hoy en día poderosamente.

    Visto que, es únicamente aquí, bautizado ya en agua y en su Lugar Santísimo, en donde nuestro Padre celestial finalmente te vera limpio, perfecto, glorioso así como Él siempre lo es en la eternidad, y esto significa que cada palabra del Juramento a
    Isaac estará escrita sobre tu corazón, alma, mente, cuerpo y espíritu humano para jamás pecar nuevamente como antes. Ésta es la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial finalmente establecida en la tierra, porque tú habrás nacido nuevamente
    por el bautismo en agua, invocando su santo nombre, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo que hace que su Espíritu descienda sobre ti constantemente, con grandes alegrías de su corazón santísimo por ti y los tuyos, incluyendo tus amistades por
    doquiera, perpetuamente.


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