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    From ivanvalarezo@gmail.com@21:1/5 to All on Fri Dec 8 18:48:02 2017
    Sábado, 09 de Diciembre, 2017 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

    DESDE EGIPTO: EL PADRE SALPICÓ SU VIDA, COMO JABÓN Y AGUA, BORRANDO PECADOS:

    A tiempo, nuestro Padre celestial escuchó a Israel llamándolo hacia el cielo, y Él contestó diciéndole a Moisés, ¿por qué me llamas? Toma tu vara que tienes en tu mano, y ponla sobre el mar, para abrir todo un camino y así Israel cruce en seco
    hacia el otro lado, en donde encontraran seguridad para jamás volver a ver a los egipcios, que están listos para atacarlos nuevamente.

    Aquí es cuando Moisés levantó sus manos hacia el cielo, como hacia donde el altar de Abraham e Isaac está ardiendo con la antorcha y su nombre fuego, para que nuestro Padre celestial abriese su horno de su grande Gracia, de su grande Misericordia, de
    su grande Verdad y de su grande Justicia Divina, derramándola abundantemente sobre toda la casa de Israel. Éste es el día que nuestro Padre celestial había esperado desde que primero hablo con Abraham, cuando ofrecía sus tres carneros sacrificados
    con sus mitades opuestas una a otra sobre la roca, y la sangre expiatoria salpicada sobre ellos junto con dos palominos sin cortar: para Él mismo caminar entre sus mitades con su antorcha ardiendo incesantemente con su santo nombre fuego.

    Ésta es la antorcha con su santo nombre fuego ardiendo permanentemente, que realmente eran los hijos, que el Padre le había prometido a Abraham que nacerían en cautiverio, y a tiempo, después, ellos estarían sobre el monte santo de Jerusalén,
    flameando su nombre todopoderoso sobre Israel, y las familias de las naciones, finalmente conquistándolo todo con perfecta salvación hacia la eternidad venidera. Dado que, éste sería su altar del amor prehistórico, descendido del cielo con Isaac y
    con su Espíritu Santo, bautizando a Abraham junto con su hijo Isaac sobre el madero ardiendo ya con el Espíritu de gracia, misericordia, verdad y de justicia divina, pero igualmente bautizara a sus hijos en futuras generaciones, liberándolos del
    pecado, muerte y el infierno tormentoso, perpetuamente.

    Evidentemente, nuestro Padre celestial necesitaba a Abraham sacrificando sus tres carneros sobre la roca, salpicada con la sangre expiatoria junto con dos palominos sin cortar, porque Él tenía que caminar entre sus mitades con su antorcha y su santo
    nombre fuego, clavado a sus hijos prometidos, que nacerían esclavizados, pero luego los libertaria sobre su altar del amor eterno en Canaán, perpetuamente. Éste es el altar que Abraham tenía que preparar con los tres carneros sacrificados sobre la
    roca y sus sangres, salpicada sobre sus mitades opuestas una a otra junto con los palominos sin cortar: porque Él tenía que caminar entre sus mitades expiando todo pecado, puesto que los hijos de Abraham iban a tomar todos los pecados del mundo entero.

    Por eso, es que nuestro Padre celestial le dijo a Abraham, después de que Él había caminado entre las mitades de los carneros sacrificados opuestos, que sus hijos nacerían en una tierra extranjera, en donde Él los visitaría después de
    cuatrocientos años juzgando aquella nación que los cautivó, finalmente para liberarlos hacia su tierra prometida con las riquezas de Abraham multiplicadas, abundantemente. Además, en el cautiverio egipcio, toda la casa de Israel iba a vivir en el
    mismo infierno de cuatrocientos años de las almas ya perdidas: porque ellos tenían que tomar los pecados de las naciones que no solamente ya estaban en el infierno tormentoso, pagando sus culpas, pero igualmente para el resto de las naciones
    mundialmente, incluyendo las que aún vienen.

    Puesto que, nuestro Padre celestial iba a liberarlos con sus poderes asombrosos de cada día de su santo nombre fuego que es amado, servido y alabado por las huestes angelicales del cielo, para que finalmente todos lo reciban después que Jacobo se lo
    pidió por él, cuando entraba a Canaán para construir su altar y así continuar viviendo con su familia, siempre. Además, nuestro Padre celestial tenía que liberar a Israel de toda esclavitud de cuatrocientos años, porque Él estaba listo para
    entregarles su gran salvación del Mar Rojo, en donde ellos caminarían en seco y con paredes de agua en ambos lados: porque ellos tenían que abandonar todo pecado con el espíritu de error y la carne pecadora en el lecho marino, perpetuamente.

    Además, nuestro Padre celestial tenía que entregarles instantáneamente su Espíritu Santo y su carne sagrada, en donde su perfecta voluntad había sido Juramentada a Isaac sobre el altar del amor prehistórico, descendido del cielo con Isaac y con su
    Espíritu Santo no solamente para bautizar a Abraham, pero igualmente a sus hijos en generaciones futuras junto con las familias de las naciones. Naturalmente, nuestro Padre celestial necesitaba salvar a cada hombre, mujer, niño y niña no solamente de
    la casa de Israel, abandonando toda cautividad al cruzar el Mar Rojo en seco, por su santo nombre fuego, resucitándolos así de la muerte cautivadora egipcia a su vida santísima, pero igualmente a las familias de las naciones yaciendo en el infierno,
    sufriendo sus culpas eternas.

    Evidentemente, al nuestro Padre celestial liberar a Israel del cautiverio, por invocación de su santo nombre fuego, recibido por Moisés en la zarza ardiendo: cuando el Padre decía, Yo soy el Dios de Abraham y su Hijo dijo seguidamente, Yo soy el Dios
    de Isaac, y finalmente el Espíritu Santo dijo, Yo soy el Dios de Jacobo, entonces fue para todos resucitar. Por cuanto, Israel ya había recibido de nuestro Padre celestial su Juramento a Isaac sobre el monte santo de Jerusalén, descansando sobre el
    monte Moriah, cuando derramaba su corazón santísimo sobre su carne sagrada, confirmándolo todo con Jacobo y sus hijos por nacer en generaciones futuras, entonces fue establecido como pacto eterno sobre Israel y las familias de las naciones, para
    siempre.

    Sin duda, al nuestro Padre celestial sacar a Israel del cautiverio por invocación de su santo nombre fuego, visto que toda la casa de Israel había aprendido a invocarlo maravillosamente, entonces Él no solamente podía liberar a los hijos de Abraham
    de toda cautividad con resurrección todopoderosa, pero igualmente a las naciones antiguas ya pagando por sus culpas en el infierno, perpetuamente. Ahora, para que todo esto sea posible, entonces nuestro Padre celestial no solamente tenía que liberar a
    Israel de la vida antigua aprendida y amada en el cautiverio egipcio, pero igualmente: Él tenía que liberarlos del fruto prohibido y de la carne pecadora, entregándoles su Espíritu Santo y su carne sagrada, cuando salían todos bautizados del Mar
    Rojo con su vida eterna.

    Visto que, es únicamente aquí, en donde la casa de Israel finalmente resucitó del mismo infierno tormentoso y del sufrimiento de todas las familias de las naciones antiguas que ya están allí, pagando con angustias por sus pecados: dado que fallaron
    todos en conocer su santo nombre fuego y de su poder de resurrección a la vida eterna, y de sus bendiciones cotidianas. Por ende, el día que nuestro Padre celestial liberó a Israel del cautiverio egipcio, entonces Él realmente empezó la liberación
    de todas las familias de las naciones que ya habían muerto sin pacto con Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y sin sacrificio de cordero con su sangre derramada sobre sus pecados, para que tengan perdón, resurrección y vida postreramente.

    Esto fue algo que nuestro Padre celestial había planeado hacer con toda la casa de Israel, desde el día que Abraham ofreció sus tres carneros sacrificados sobre la roca junto con los dos palominos sin cortar, que representan el madero, para el
    sacrificio continuo en Jerusalén de Canaán, porque Él es el Tercero siempre expiando por los pecados del mundo entero, perpetuamente. Éste Tercero es nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo, porque los tres son Uno
    eternamente, llenos y unidos en vida eterna, que no solamente le da vida a cada ángel del cielo, pero igualmente a cada hombre, mujer, niño y niña de todo Israel y de todas las familias de las naciones, para su nuevo reino venidero mundialmente.

    Consiguientemente, era importante para nuestro Padre celestial de caminar de entre los carneros sacrificados con sus mitades opuestas junto con los dos palominos sin cortar, porque Él junto con su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo caminaron por todo
    interior, expiando todo pecado del pasado, del presente y del futuro, para establecer su santo nombre fuego sin pecado sobre la tierra, finalmente. Ahora, después de que nuestro Padre celestial bautizo a Israel abriendo el mar, y la armada egipcia
    ahogada junto con Satanás y sus pecados, maldiciones, enfermedades, problemas, conflictos, pobreza y guerras, depositadas sobre las familias de las naciones a través de generaciones, entonces Él se llevó a Israel sediento a beber de su roca, en donde
    su Hijo amado fue inmolado inicialmente.

    Además, nuestro Padre celestial tenía que tener a Israel introducido en el desierto del Sinaí y sedientos como las familias de las naciones antiguas yaciendo en el infierno tormentoso, sufriendo y clamando por beber de la roca, en donde su Hijo
    Jesucristo fue inmolado desde la fundación del mundo, y en donde Abraham ofreció sus tres sacrificios y sus mitades opuestas entre ellas. Ya que, Israel tenía que ser el primero en el desierto bebiendo de la roca fluyendo con agua abundantemente no
    solamente para satisfacer a Israel sediento, pero igualmente a cada hombre, mujer, niño y niña yaciendo en su hueco infernal: porque todos habían muerto sin conocer su santo nombre fuego y su palabra viva, que bendice toda alma viviente, aún en
    tormentos.

    Porque cuando nuestro Padre celestial tomó a Moisés junto con los 70 líderes israelitas, entonces fue no solamente para enseñarles en donde estaba la roca, y beber de ella cuando estén sedientos nuevamente, pero igualmente para darles de beber a las
    familias de las naciones en el infierno tormentoso, clamando por beber de ella y de sus tres sacrificios antiguos de Abraham. Entonces, después de haber bebido de la roca que fluye de agua viva abundantemente, que realmente es la sangre reparadora del
    sacrificio continuo del Cordero de nuestro Padre celestial, de su Hijo Jesucristo y de su Espíritu Santo, que no sólo quita la sed del alma, pero igualmente la llena de vida eterna, que es la salvación que la tierra recibirá eventualmente.

    Habiendo nuestro Padre celestial dado de beber de la roca viva el agua que el corazón, alma, cuerpo y espíritu humano de cada hombre, mujer, niño y niña necesita diariamente en la tierra, en el infierno y en el cielo como el paraíso, la Nueva
    Jerusalén celestial y muchos lugares celestiales, entonces Él tenía que darles de comer de su comida diariamente. Dado que, nuestro Padre celestial comía su comida sobre su Mesa así como se sentó con Abraham y sus 318 hijos adoptados inicialmente a
    comer de su Hijo Jesucristo: el pan y vino, servido diariamente a las huestes angelicales, entonces, Él les daba a comer de su boca a Israel y a las familias de las naciones su comida, conocida como el maná.

    Visto que, nuestro Padre celestial había liberado a Israel del cautiverio egipcio con la resurrección de su santo nombre fuego no solamente otorgándoles finalmente salvación, abandonando los pecados del mundo entero en el lecho marino, pero
    igualmente para que ellos sean sus sumos sacerdotes, ministrando a las familias de las naciones ya en el infierno tormentoso, por culpa de sus pecados y rebeliones. Nuestro Padre celestial por su maravilloso amor, gracia, verdad y justicia divina tenía
    que ir a ellos con la carne sagrada de su perfecta voluntad, Jurada a Isaac sobre el monte Sión, en Moriah, para que los hijos de Jacobo sean no solamente sus sacerdotes pero igualmente mediadores, redimiendo a los perdidos con su resurrección
    todopoderosa, de su santo nombre, y palabra viva.

    Puesto que, todo Israel es el Juramento a Isaac abandonando el cautiverio egipcio con los poderes asombrosos de resurrección de su santo nombre, para ser bautizado en agua, pero igualmente para convertirse en sus sumos sacerdotes, que se tornaran en
    cenizas del Valle de los huesos secos, árboles en Canaán, y la madera flameando su santo nombre fuego sobre la tierra, perpetuamente. Evidentemente, éste es el Juramento de nuestro Padre celestial a Isaac, desplegándose gradualmente, cuando Israel
    nacía en Egipto, viviendo de riquezas cotidianas de su perfecta voluntad para con ellos, pero igualmente para que sean bautizados con el mismo oro y plata de Abraham, emergiendo del agua saturados con su vida eterna: entregándola abundantemente a toda
    nación del pasado, del presente y del futuro.

    Nuestro Padre celestial por el desierto de Sinaí les entregó su tabernáculo de reunión con el Lugar Santísimo del cielo, para ministrar en él como sus sumos sacerdotes, llenos de su Espíritu Santo, de la carne sagrada de su perfecta voluntad no
    solamente para ser gozada por ellos, pero igualmente las naciones: porque Abraham sabía perfectamente que en su simiente: benditas serán, siempre. Por eso, es que Israel tenía que empezar a ministrar como sus sumos sacerdotes, llenos de su Espíritu
    Santo y de la carne sagrada de su Juramento a Isaac sobre el monte Sión, descansando sobre el monte Moriah, para que las naciones antiguas muertas en el infierno, entonces ellas puedan recibir finalmente su resurrección, de su nombre todopoderoso, y de
    su palabra viva.

    Además, nuestro Padre celestial tenía que tener a todo Israel antiguo ministrando rituales y ceremonias de perfecta santidad con el tabernáculo de reunión y su Lugar Santísimo, por donde sea que la Shekinah gloria (presencia divina) los lleve por el
    desierto, cubriendo todo pecado con sangres de corderos, para que Él pueda enviar a su Hijo Jesucristo a vivir en Israel postreramente. Ya que, nuestro Padre celestial tenía que cubrir cada pecado cometido en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espí
    ritu Santo, porque Él estaba listo para enviar a su Hijo Jesucristo a nacer del vientre virgen de la hija de David, por el Espíritu Santo, para que su santo nombre fuego se estacione sobre su altar del amor eterno por Israel, perpetuamente.

    Además, cuando nuestro Señor Jesucristo nació del vientre virgen de la hija de David, entonces él nació bañado en su misma sangre expiatoria: porque él tenía que entrar al altar del amor prehistórico de nuestro Padre celestial, descendido del
    cielo con él y con el Espíritu Santo, bañado en la sangre de la vida eterna, que es el Juramento a Isaac, siempre. Visto que, éste Juramento a Isaac es la voluntad perfecta en la sangre de todo Israel, especialmente de la casa de David, entonces fue
    establecida como un pacto eterno en Israel para ser postreramente parte de cada hombre, mujer, niño y niña, bañados todos en bautismo, y así ingresar a su nuevo reino de sus hijos legítimos, establecido en la tierra, permanentemente.

    Por lo tanto, era muy importante para nuestro Padre celestial de llevar a todo Israel, como sus sumos sacerdotes, ministrando cada ritual y ceremonia de su perfecta Santidad derramada en cada cordero sacrificado sobre las familias de las naciones
    antiguas ya yaciendo en sus huecos infernales, pagando sus culpas: porque murieron sin pacto con Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo. Ya que, nuestro Padre celestial tenía que prepararlos por todo el desierto, como cenizas yaciendo en el Valle
    de los huesos secos, porque su Hijo Jesucristo tenía órdenes de llevar sus cenizas a Canaán: para que ellos sean los árboles del madero que flameará su santo nombre fuego, clavado a ellos, sobre el altar de su amor por su nuevo reino venidero,
    mundialmente.

    Además, nuestro Padre celestial necesitaba el madero del Israel antiguo, que había conducido con su tabernáculo de reunión y su Lugar Santísimo cada ritual y ceremonia de perfecta gloria, honor y adoración hacia Él y su santo nombre fuego por todo
    el desierto, cuando la sangre de corderos cubría todo pecado, entonces postreramente levantarlos a su altar del amor eterno por Israel. Por eso, es que cuando nuestro Padre celestial le dijo a Moisés que descienda a bañar, limpiar y purificar a todo
    Israel (incluyendo sus pertenencias igualmente), porque en el Tercer Día, ellos verían al SEÑOR: entonces esto significo de que ellos descendían al Valle de los huesos secos para seguir observando a la serpiente de bronce, clavado al madero, para su
    salvación total.

    Por cuanto, todo Israel sabía perfectamente que su ayuda venía a ellos en momentos cruciales, como cuando fueron mordidos por las serpientes venenosas emergiendo de entre la arena, ascendiendo del mismo infierno para recibirlos como recibieron a las
    naciones antiguas que pecaron en contra del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, entonces fueron sanados al ver la serpiente clavada al madero. Sin embargo, todo Israel antiguo yaciendo en el Valle de los huesos secos no solamente observaban la
    serpiente de bronce, que nuestro Padre celestial le ordenó martillarla en su forma, y clavarla al madero del campo israelí: y así, ellos observaban cómo su Hijo Jesucristo vivió su vida única en Israel victoriosa sobre Satanás, el pecado, la
    muerte y el infierno, perpetuamente.

    Esto es algo que cada hombre, mujer, niño y niña tenía que ver no solamente de Israel pero igualmente de las naciones ya yaciendo en el infierno tormentoso, porque ellos fallaron en conocer su nombre todopoderoso, su Cordero de sangre expiatoria y su
    sacrificio continuo que empezó con Abraham, cuando él ofreció a su hijo Isaac, sobre el altar de su amor eterno. Ciertamente, ahora las naciones antiguas han recibido no solamente su santo nombre fuego, por el ministerio de rituales y ceremonias de
    perfecta santidad del Israel antiguo que actuaron como sus sumos sacerdotes por el desierto, derramando sangre expiatoria de corderos sobre todo pecado, por ello ya todos poseían derechos privilegiados para ver su vida única, vivida en Canaán, por su
    Hijo Jesucristo.

    Visto que, ésta es la vida que nuestro Padre celestial la había otorgado no solamente a todo Israel, cuando su Hijo Jesucristo nació del vientre de estéril de Sarah como Isaac, por el Espíritu Santo, pero igualmente para las familias de las naciones
    junto con todo los demás que resucitaran postreramente, entrando finalmente en su nuevo reino establecido en la tierra, perpetuamente. Oportunamente, todo Israel antiguo yaciendo en el Valle de los huesos secos juntos con los demás en sus huecos
    infernales, pagando sus culpas, observaron cómo sus cuerpos se hicieron cenizas y llevados por su Hijo como el Cordero hacia Canaán: para que sólo ellos sean el madero sobre su altar del amor eterno, flameando su santo nombre fuego victorioso sobre el
    mundo, finalmente.

    Evidentemente, éste es la madera del Israel antiguo nacido en cautiverio egipcio que recibió el santo nombre para el bautismo en el Mar Rojo, abandonando la carne pecadora con pecados, maldiciones, enfermedades, pobreza, guerras y muertes de la
    humanidad, sirviendo así a Dios con rituales y ceremonias de Santidad en el desierto, para establecerlas postreramente sobre su altar por amor de Israel, eternamente. Ciertamente, nuestro Padre celestial ha perpetuado cada regalo a Israel cuando Moisés
    recibió su santo nombre fuego sobre el monte Sinaí inicialmente, algo nunca experimentado con los ángeles o el hombre del mundo, sin embargo ya está clavado a todo Israel hoy en día, y así todo ritual y ceremonia de Santidad del desierto,
    finalmente fue levantada a su perfecta voluntad, perpetuamente.

    Dado que, nuestro Padre celestial no solamente no quiere ver a Israel y a las familias de las naciones yaciendo en sus huecos infernales, pagando por sus culpas, y observando a la serpiente de bronce, esperando por el Mesías y la vida a que regresen a
    ellos con resurrección, pero igualmente todas las demás naciones mundialmente para ser redimidas finalmente con salvación perfecta. Efectivamente, el madero del Israel antiguo flamea ya su santo nombre con clavos que recibieron a su Hijo amado,
    derramando así sangre de vida eterna para Israel y la humanidad entera, entonces, cuando tú lo invocas, levantando tu corazón y todo tu ser hacia él, instantáneamente, tú serás enriquecido con rituales y ceremonias de santidades interminables:
    cubriendo el infierno y el pecado, perpetuamente.

    Además, y esto es de cubrir todo pecado de cada hombre, mujer, niño y niña cometido en contra de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, para que así tú tengas vida abundantemente hoy en día en la tierra y en el cielo,
    como el paraíso y La Nueva Jerusalén celestial, en donde su amor reina soberanamente en ti, infinitamente. Evidentemente, estos son rituales y ceremonias de perfecta santidad que el Israel antiguo condujo para las naciones antiguas, sufriendo en el
    infierno tormentoso: porque ellos jamás complacieron a nuestro Padre celestial por medio de su Hijo Jesucristo, que realmente es Isaac con su voluntad perfecta Jurada sobre su carne sagrada y sangre expiatoria, derramada sobre su altar del amor eterno
    por ti, siempre.

    Ciertamente, cuando tú invoques la santidad perfecta de su santo nombre junto con su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, bendiciéndote a ti mismo, entonces, tú no solamente estarás invocando a su Hijo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah,
    pero igualmente a Isaac como Jesucristo renacido del vientre virgen, por el Espíritu Santo, entregándote su sangre expiatoria cubriendo todo pecado, eternamente. Y esto es de cubrir todo pecado por el cual nuestro Padre celestial sacó a Israel del
    cautiverio egipcio y tormentoso, en que habían nacido para vivir por cuatrocientos años, para luego liberarlos con los poderes de resurrección de su santo nombre fuego, y asimismo bautizarlos a todos en el Mar Rojo, destruyendo todo pecado que aflige
    a las naciones mundialmente, siempre.

    Efectivamente, al Israel caminar en seco por el mar, bautizados con su Espíritu Santo y la carne sagrada de su Juramento a Isaac, que es la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial escrita en el mundo, bendiciendo no solamente a Israel pero
    igualmente naciones antiguas yaciendo en el infierno, entonces todo se cumplió con Abraham cuando su simiente empezó a bendecir toda familia, perpetuamente. Entonces, esto significa que Israel antiguo tenía que beber de la roca fluyendo con agua viva
    que va calmando la sed cotidiana no solamente de la vida de cada hombre, mujer, niño y niña de todo Israel y de las familias de las naciones, pero también calma la sed agonizante de cada alma perdida del infierno, sufriendo hoy por sus culpas,
    perpetuamente.

    Por ello, para calmar el sufrir de cada pecado nacido para afligir a nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo, el Espíritu Santo y cada descendiente de Adán y Eva, entonces nuestro Padre hizo que todo Israel beba de su roca viva del desierto, y así
    todas las familias de las naciones, cubriendo todo pecado con la sangre expiatoria de su Hijo amado, postreramente. Por ende, al tener nuestro Padre celestial a todo Israel no solamente comiendo del maná, descendiendo del cielo cada día, como desde su
    Mesa celestial, en donde Él se sentó con Abraham y sus hijos adoptados comprados por dinero de extranjeros: entonces Él también les dio a comer a sus hijos yaciendo en el infierno, que legítimamente le pertenece a Él, eternamente.

    Además, nuestro Padre celestial tenía a todo Israel bebiendo de la roca su agua viva, emanando de él continuamente, pero igualmente Él les dio de comer de su Mesa celestial el pan, que es el maná que Él come diariamente de su Hijo Jesucristo, para
    que su santidad personal prevalezca siempre en toda su casa con sus ángeles y con sus hijos. Y todo esto fue hecho con su Lugar Santísimo del tabernáculo de reunión para cubrir todo pecado de las familias de las naciones antiguas, pecados que hayan
    cometido en sus vidas por toda la tierra antes de descender al infierno tormentoso, eternamente perdidos: porque fallaron en tener un convenio de vida con Él, y sólo así postreramente cubrir todo pecado mundialmente, siempre.

    Por cuanto, al nuestro Padre celestial destruir cada pecado que Israel antiguo recibió mientras vivió su cautiverio egipcio, y bautizándolos en el Mar Rojo con su santo nombre fuego, entonces Él les dio también a beber de su roca agua viva
    finalmente para que coman siempre de su Mesa, el maná que cubre todo pecado del pasado, del presente y del futuro. Además, estas obras de gracia, misericordia, verdad y de justicia divina nuestro Padre celestial tenía que ejecutarlas con Israel,
    actuando como sus sumos sacerdotes del tabernáculo de reunión y del Lugar Santísimo, entonces no solamente tenían que ser cumplidas en el desierto y sobre naciones antiguas, pero igualmente sobre tu altar del amor eterno hacia Israel: bendiciendo así
    toda nación mundialmente, siempre.

    Por eso, nuestro Padre celestial siempre dijo que todo aquel que invoque su santo nombre fuego, clavado ya sobre el madero del Israel antiguo que resucitó en el Tercer Día del Valle de muerte, entonces fue para entrar en su altar del amor eterno por la
    humanidad entera, con sus obras de haber cubierto todo pecado con la sangre expiatoria del Cordero, perpetuamente. Por ello, cuando todo hombre, mujer, niño y niña invoca su santo nombre fuego que Israel caminó con él, derramando abundantemente las
    sangres de corderos sacrificados por el desierto, que nuestro Padre celestial los llevó con el altar de Abraham e Isaac junto con los rituales y ceremonias de su Lugar Santísima, entonces fue para cubrir todo pecado, alcanzando todos salvación eterna,
    mundialmente.

    Amorosamente, cada obra que nuestro Padre celestial ha hecho ya con toda la casa de Israel, como liberarlos del cautiverio egipcio, para cruzarlos por el Mar Rojo bautizados todos en agua, para que no vuelvan a caminar en pecado pero únicamente en su
    gracia, misericordia, verdad y justicia divina, entonces fue para que tus pecados sean cubiertos en estos días con perfecta salvación. Es decir que nuestro Padre celestial ya ha cubierto todos tus pecados que tú hayas cometido en toda tu vida, y hasta
    nuestros días, porque nuestro Padre celestial fue al desierto del Sinaí, en donde todas las familias de tus ancestros están en sus huecos infernales para cubrir tus pecados, desde su misma fundación con la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo.

    No solamente nuestro Padre celestial ha hecho todo esto por ti y tus antepasados, sean Judíos o Gentiles, Él ha cubierto ya cada pecado desde su nacimiento, para que tú mires victorioso sobre todos ellos en el madero, en donde su santo nombre fuego
    fue clavado junto con su Hijo Jesucristo, como su voluntad perfecta Jurada sobre la carne sagrada de Isaac inicialmente. Es decir también que tú no tienes que preocuparte por ningún pecado, ya sea pecado de problemas, enfermedades, conflictos, pobreza,
    guerras, enemigos como Satanás y sus inicuos alrededor de ti, mintiendo sobre todo y en todo, para hacerte creer finalmente en sus tinieblas: porque una vez que tú crees en alguna o cualquier mentira, entonces estarás creyendo ciegamente a Satanás.

    Además, creer a Satanás es lo peor que te sucederá a ti y los tuyos, porque por medio de su mentira entonces él hace que siempre tú creas a toda mentira, como decepciones y maldiciones atinadas hacia ti desde sus altares e ídolos infestados con
    demonios: poniendo así problemas, enfermedades, pobreza, conflictos, guerras y muerte ante ti, para que mueras antes de tiempo. Nuestro Padre celestial sacó a Israel de Egipto para que reciba su Espíritu Santo y la carne sagrada, en donde su perfecta
    voluntad descansa diariamente con bendiciones de vida eterna que siempre Él ha gozado con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo junto con cada ángel: porque aquí su santo nombre fuego es realmente amado en Israel y en las naciones.

    Por eso, es que nuestro Padre celestial le ordenó a Moisés que martille una serpiente de bronce, clavándola finalmente sobre el madero en medio del campo israelí, entonces, esto fue hecho no solamente para liberarlos del veneno de las mordeduras de
    las serpientes, porque ya estaban muriendo muchos, pero igualmente para esperar por su salvación, con solo mirarla con fe, siempre. Bien, esto es exactamente lo que nuestro Padre celestial ha hecho no solamente con Israel pero igualmente con las
    naciones antiguas, incluyendo tus antepasados yaciendo ya en sus huecos infernales, y esto es que Israel antiguo, como sumos sacerdotes, ministraron con el Lugar Santísimo las sangres expiatorias de corderos, cubriendo cada pecado sobre el altar del
    amor eterno: bendiciéndote a ti hoy abundantemente.

    Aquí es, en donde tu vida renace sobre su altar del amor prehistórico, descendido con su Isaac y con su Espíritu: y con todo Israel nacido en cautiverio egipcio, bautizado, cruzando el mar, abandonando todo pecado en él, para que por el desierto
    infernal cubrir a tus antepasados pecadores con sangres expiatorias de corderos, para levantarte a ti victorioso sobre su altar hoy. Por eso, tú tienes que abandonar tu hueco infernal así como Israel lo hizo del cautiverio egipcio, pero primeramente
    invocando la resurrección de su santo nombre, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo, para que seas bautizado en tu tina, bañera, llena de agua, sumergiéndote en ella, abandonando así todo pecado, finalmente para ascender a su altar del amor que te
    ama, siempre.

    Porque ya tú bautizado en la tina o bañera de tu casa, llena de agua, o en tu piscina local, río, lago, playa, entonces tú estarás abandonando la vida y carne pecadora junto con todo pecado cometido en contra de nuestro Padre celestial, su Hijo
    Jesucristo y el Espíritu Santo: instantáneamente, vistiéndote con toda su vida eterna, en donde tú siempre vivirás ricamente. Ya que, ésta es la vida prístina que nuestro Padre celestial le entregó no solamente a Israel pero igualmente a las
    naciones, porque Él no quiere ver otra vida en sus hijos de Israel y de cada hombre, mujer, niño y niña del mundo entero, y así vivan con Él sobre su altar del amor eterno, amor por ti y los tuyos, persistentemente.

    Visto que, ésta es la vida que verdaderamente te ama grandemente cada paso que das en la tierra hacia la gloria celestial, porque únicamente los pasos que nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo han caminado ya en la tierra te
    llevan a su presencia santísima del Lugar Santísimo: en donde Él mismo te abrazara con su amor eterno instantáneamente. Por eso, ya tú bautizado en la tina, bañera de tu casa, llena de agua, entonces tú abandonaras el espíritu de error, que es el
    fruto prohibido de la carne pecadora, que hace que tú peques en contra del Padre celestial y su Lugar Santísimo, finalmente para vestirte de su vida eterna, en donde vivirás liberado de Satanás y de todo pecado, perpetuamente.


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