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Elio I. Valarezo@21:1/5 to
All on Fri Jun 24 17:02:04 2022
Sábado, 25 de Junio, 2022 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas escritas por Iván Valarezo)
Tú ya has cumplido con sus Diez Mandamientos: honrando su nombre en el Lugar Santísimo, logrando que riquezas vengan hacia ti siempre, sin parar:
Amorosamente, nuestro Padre celestial llamó a Moisés al Sinaí, para Él entregarle a él sus Diez Mandamientos de Israel y de Moisés, para ser cumplidos por ellos junto con familias de naciones antiguas y modernas, destruyendo el pecado eternamente,
pero igualmente, Él le entregó su tabernáculo de reunión y su Lugar Santísimo, para derramar su sangre en él con salvación para todos, en Canaán. Ya que, nuestro Padre celestial le otorgó a Moisés su vida eterna, que es su sangre santísima,
borrando el pecado del mundo entero, destruyendo a Satanás, ángeles caídos, la muerte, familias brujas del infierno tormentoso, estableciendo finalmente su sacrificio continuo no solamente en Israel, pero igualmente en las naciones, enriqueciendo la
venida de su reino de amor eterno, paz, y de riquezas interminables postreramente.
Realmente, esta es la Sinagoga de Jerusalén con su Lugar Santísimo, en Canaán, que nuestro Padre celestial necesitaba con su sangre expiatoria que tumbe la cortina, separando lugares santos del Lugar Santísimo, que necesitaba recibir a su Hijo
Jesucristo como Isaac junto con cada hombre, mujer, niño y niña de las naciones, volviendo a ver vida nuevamente en su nueva tierra, ya enriquecida infinitamente. Considerando que, esto era algo, que nuestro Padre celestial solamente lo lograría en el
desierto de Sinaí, después que Moisés e Israel antiguo habían sido bautizados del Mar Rojo, abandonado el pecado del mundo entero, logrando tener el camino limpio para Él descender al desierto con su Lugar Santísimo, para rescatar a sus hijos con
su cuerpo glorificado para la eternidad venidera finalmente.
Entendiendo que, nuestro Padre celestial tenía que haber tenido ya a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sara, por poderes del Espíritu Santo, con cada hombre, mujer, niño y niña de Israel, pero igualmente de familias de
naciones antiguas y modernas en necesidad de recoger sus pecados en el cautiverio egipcio, para luego abandonarlos en el bautismo del Mar Rojo. Además, este bautismo en agua fue importante para nuestro Padre celestial, porque Israel antiguo necesitaba
recoger con poderes del Juramento a Isaac cada pecado cometido en toda generación antigua y moderna, para abandonarlos en el Mar Rojo, y así, Él descender finalmente sobre el desierto de Sinaí con su tabernáculo de reunión y su Lugar Santísimo,
otorgándole vida a un mundo ya muerto eternamente.
Por lo contrario, si Israel antiguo hubiese fallado al recoger pecados, que tú habías cometido junto con tus amados, vecinos y amistades en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, hubiese sido imposible para Él descender
sobre el desierto con su tabernáculo de reunión y su Lugar Santísimo, para expiar, juzgar y cubrir pecados, entregándote finalmente tu salvación eterna abundantemente. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba descender hacia ti con su tabernáculo
de reunión y su Lugar Santísimo, buscándote a ti hasta Él mismo encontrarte con tus pecados, que tú habrás cometido en tu vida junto con tus amados, y así, Él liberarte a ti de maldiciones de la muerte, Satanás y del infierno, para tú conocerlo
a Él con riquezas cotidianas siempre.
Visto que, nuestro Padre celestial es un Dios de grandes riquezas, que Él siempre enriqueció su reino angelical abundantemente toda una vida, pero igualmente, Él desea enriquecer sus hijos de la tierra, para Él exaltar, honrar y glorificar su santo
nombre fuegos contigo, amados, vecinos y amistades, empezando así su nuevo reino de amor, paz, y de riquezas sin fin para una eternidad entera. Ciertamente, fue importante para nuestro Padre celestial entrar al desierto con su tabernáculo de reunión y
su Lugar Santísimo, limpiándote, purificándote y santificándote a ti para amar, honrar y exaltar su vida eterna al cumplir con sus mandamientos, que es su sangre expiatoria, removiendo pecados de ti y de la tierra entera perpetuamente, y Él vivir
contigo toda una vida feliz en perfecta santidad siempre.
Considerando que, es la perfecta santidad de nuestro Padre celestial, que hace que riquezas vengan no solamente de la gloria celestial descendiendo sobre ti, tus amados, vecinos y amistades, pero igualmente, riquezas de Canaán vendrán hacia ti, porque
tú serás perfecto y santo, así como Él en la gloria angelical; por lo contrario, tú fallaras siempre en conocer riquezas en todos tus días. Por eso, nuestro Padre celestial le dijo a Abraham, asegurándole, que él necesitaba ser perfecto y santo,
así como Él lo es ante su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, para entrar a su vida eterna, gozando de riquezas progresivamente, que su misma vida traiga sobre la tierra entera, y así, Él empezar su reino de amor y de riquezas inagotables para con
sus hijos.
Honestamente, nuestro Padre celestial necesitaba empezar a enriquecer a sus hijos de naciones antiguas y modernas en el desierto de Sinaí, asimilando el infierno tormentoso, para Él no solamente destruir el reino de Satanás, pero igualmente, el pecado
en la tierra entera en un día, enriqueciendo las naciones finalmente con sus riquezas, emergiendo de Él hacia ellos (tú) siempre, hasta que su reino venga. Por eso, es que el bautismo en agua fue importante para Moisés e Israel antiguo, después de
ellos salir del cautiverio egipcio de cuatrocientos años, dado que ellos necesitaban abandonar en el Mar Rojo cada pecado, que ellos habían recogido de familias de naciones antiguas y modernas, empezando finalmente a conocer riquezas de Él, su Hijo
Jesucristo y su Espíritu Santo toda una vida entera.
Es decir, también, que cuanto antes mejor bautizado en agua entonces nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo te rescatará a ti del pecado y de su destrucción eterna en el infierno tormentoso, en donde Satanás estará
esperando con sus ángeles caídos tu descender, y así, tú conozcas riquezas siempre toda una vida, emergiendo de Él hacia ti continuamente. Entendiendo que, bautizado en agua al invocarlo a Él, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo,
entonces, tú abandonaras la carne pecadora y el espíritu de error por su carne sin pecados y su Espíritu Santo, en donde riquezas de Él te pertenecen a ti legítimamente, dado que, espíritus inmundos en tus contornos te abandonaran, para recibir
siempre riquezas continuamente.
Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba a Moisés e Israel antiguo bautizados del Mar Rojo, porque ellos no solamente abandonaron tus pecados junto con los demás sobre el lecho marino, liberándote a ti del poder letal del pecado en tu vida, pero
igualmente, ellos removieron espíritus inmundos, atrapándote en el desierto, como en el infierno tormentoso, y así, tú recibas vida de Él postreramente siempre. Mejor dicho, nuestro Padre celestial le otorgó a Moisés su santo nombre, como Dios de
Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo no solamente para abandonar tus pecados en el Mar Rojo; seguidamente, este bautismo ya removió todo espíritu inmundo de tu diario vivir instantáneamente, para tú recibir siempre riquezas de Él, su Hijo
Jesucristo y su Espíritu Santo en todos tus días.
Ciertamente, nuestro Padre celestial descendió de la gloria angelical con su tabernáculo de reunión y su Lugar Santísimo, porque no solamente su santo nombre fuegos había quitado los pecados de familias de naciones antiguas y modernas en el bautismo
del Mar Rojo; seguidamente, este bautismo removió espíritus inmundos del desierto de Sinaí, empezando así a enriquecerte para su reino venidero de amor eterno. Esto es para decirte: que tú ya bautizado en agua, invocándolo a Él, como Dios de
Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, entonces tus pecados desaparecerán de tu diario vivir, pero igualmente espíritus inmundos que vienen hacia tus contornos continuamente, descenderán al infierno tormentoso, sin poder regresar a ti jamás, y tú
finalmente recibas riquezas cotidianas de Él toda una vida entera.
Aquí es cuando, tú empezaras realmente a amar, servir y glorificar a nuestro Padre celestial, porque ahora tú habrás renacido de su carne sin pecados y de su sangre expiatoria, que es Isaac siempre, parado en el Lugar Santísimo contigo perfecto y
santo, así como Él lo es siempre, enriqueciéndote a ti continuamente para que la tierra sea enriquecida al fin siempre contigo. Entendiendo que, nuestro Padre celestial sin ti parado delante de Él como Isaac en el Lugar Santísimo de la Sinagoga de
Jerusalén en tu país, entonces, Él fallara en lograr su voluntad perfecta y permanente contigo, para Él enriquecer la tierra enteramente; considerando que, sin ti como Isaac delante de Él entonces Él no lograra enriquecerla: y tú necesitas ser
enriquecido para enriquecerla siempre.
Consiguientemente, fue importante para nuestro Padre celestial descender sobre el desierto de Sinaí con su tabernáculo de reunión y su Lugar Santísimo, porque tú ya habías abandonado tus pecados con Moisés e Israel antiguo en el Mar Rojo, por ende,
Él podía trabajar contigo sin pecado y sin espíritus inmundos, para enriquecerte en el mismo infierno tormentoso, finalmente enriqueciendo la tierra abundantemente hoy contigo. Además, nuestro Padre celestial necesitaba enriquecerte a ti en el
desierto de Sinaí, porque Satanás y ángeles caídos te tenían ya en pobreza extrema, como en el infierno tormentoso, derrotando así al pecado, Satanás, la muerte y la pobreza, entonces, Él enriquecería la tierra entera ya contigo enriquecido
grandemente con Él mismo desde el infierno, al tú ver vida nuevamente, eternamente enriquecida, en Canaán.
Definitivamente, tú necesitas bautizarte en tu bañera hogareña, invocándolo a Él, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, abandonando así la carne pecadora, recibiendo su carne sin pecados, en donde tú siempre vivirás con Él,
gozando de amor, salud, y prosperidad continua en tus ocupaciones cotidianas de tu vida—porque: Él únicamente enriquece a Isaac—bautizado, tú eres él (Isaac). Verdaderamente, tú eres la carne sagrada y la sangre expiatoria de Isaac, nacido de
nuestro Padre celestial del vientre estéril de Sara, por su Espíritu Santo, que recogió tus pecados para el Mar Rojo, renaciendo luego de la hija de David, clavándote a manos y pies de su Hijo Jesucristo, y así, tú seas su Hijo Isaac siempre en el
Lugar Santísimo, enriquecido infinitamente.
Ciertamente, si nuestro Padre celestial pudo enriquecerte a ti por el desierto de Sinaí, así como Él con Moisés e Israel antiguo, al comer del maná descendiendo del cielo arriba cada mañana junto con bebidas de la roca de salvación, entonces, Él
lograra enriquecerte a ti continuamente en tu país con tus amados, enriqueciendo la tierra entera, para su reino venidero de amor eterno. Sin embargo, tú tienes que comer del pan, así como el maná descendiendo de Él en la gloria celestial y beber de
su copa, su sangre expiatoria, derramándose en tu vida desde su roca de salvación, y así, Él crecer contigo con riquezas cotidianas, haciéndote ver no solamente riquezas, que tú probablemente pensaste imposible, que jamás vendrán hacia ti—pero
ellas vendrán seguidamente, firmemente, siempre.
Definitivamente, riquezas vienen hacia ti, entendiendo que ellas vienen de nuestro Padre celestial para enriquecer a su Hijo, que eres tú, Isaac, porque bautizado en agua tú eres él (Isaac), parado delante de Él en el Lugar Santísimo, enriquecié
ndote, siempre y cuando participes de su pan y agua, leyendo sus palabras vivas, que logran que su voluntad perfecta sea contigo siempre cada día, firmemente. Realmente, nuestro Padre celestial bendijo a Moisés e Israel antiguo, porque ellos comieron
del maná y bebieron de su roca, para Él aceptarlos a todos ellos en su Lugar Santísimo con asombrosas riquezas cotidianas, que Él siempre preparo para sus hijos vivir una vida enriquecida, que progresivamente hace que más riquezas vengan hacia la
tierra, enriqueciéndola así para que otros vengan hacia él bautizados también.
Bien, igualmente, lo mismo aplica contigo, amados, vecinos y amistades de todas las naciones, y esto es que bautizados ya en agua, al invocarlo a Él, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, participando de su pan y agua, para leer su
Biblia, sus palabras vivas que jamás pasaran: entonces, Él vendrá a ti en persona con bendiciones cotidianas siempre. Por cierto, bautizado en agua, invocando su santo nombre fuego, entonces, tú renacerás en riquezas, poderes, glorias, sanidad,
leche y miel, y otras asombrosas bendiciones siempre fieles a ti, por comer de su pan y vino, hablando seguidamente de sus palabras vivas, al tú leer su Biblia con tu voz, escuchable; entonces, Él siempre te visitara a ti con riquezas cotidianas
continuamente.
Ciertamente, nuestro Pare celestial solamente trabaja contigo, bautizado, renacido de su carne sagrada y de su sangre expiatoria llena de vida, complaciéndolo a Él en la gloria celestial con sus ángeles y contigo en la tierra, logrando Él finalmente
su voluntad perfecta no solamente para salvar, sanar y bendecirte a ti, pero igualmente para enriquecer la tierra para su reino venidero de amor eterno. Ya que, fue en el desierto de Sinaí, en que Él necesitaba tener a Moisés cerca de aguas amargas de
Mara, recogiendo con sus manos el árbol yaciendo cerca de él, para endulzar las aguas, para Él beber, pero igualmente Israel antiguo y junto con naciones antiguas y modernas, calmando toda sed, pero también para darles vida eterna finalmente,
eternamente enriquecida abundantemente, en Canaán.
Por lo tanto, este árbol en las manos de Moisés, tirándolo en aguas amargas de Mara, endulzándolas, para que sean bebibles para todos por el desierto de Sinaí, entonces, no solamente fuiste tú, el Mesías junto con los demás de naciones antiguas y
modernas, pero igualmente fue la Sinagoga de Jerusalén, endulzando tu corazón con vida eterna, enriquecida ya en tu país natal hoy. Ciertamente, esta es la Sinagoga de Jerusalén con su Lugar Santísimo, en donde Él no solamente va a vivir
eternamente complacido con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo, pero igualmente contigo, porque tú ya has entrado en él con su sangre expiatoria de vida eterna en tus manos y en tus pies, conociendo solamente amor, paz, y riquezas sin fin para
siempre.
Concluyentemente, esta es la vida eterna de nuestro Padre celestial siempre conocida con su Hijo Jesucristo, que es Isaac contigo junto con su Espíritu Santo, que tú habrás recibido con su carne sin pecados y con su sangre expiatoria en tu nación,
porque Él estará contigo, enriqueciéndote continuamente con su misma sangre expiatoria, pero igualmente acercándote a ti más hacia Él y sus glorias interminables. Ciertamente, nuestro Padre celestial llamó a Abraham a ser perfecto y santo, así
como Él lo es eternamente con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo, entendiendo que, ellos juntos son su familia divina, pero igualmente contigo junto con amados, vecinos y amistades eres su familia divina en la tierra, empezando en Canaán,
creciendo contigo con riquezas destinadas siempre hacia a ti ya bautizado.
Por su gracia, nuestro Padre celestial necesita crecer contigo junto con amados, vecinos y amistades, así como Él inicialmente con Moisés e Israel antiguo, al recibir sus mandamientos en necesidad de cumplirlos todos ellos por el desierto de Sinaí
para amar, honrar y exaltar su santo nombre ante Satanás y ángeles caídos, escapando finalmente de la muerte hacia riquezas sin fin de Canaán. Ahora, no había alimentos disponibles en el desierto de Sinaí, para nuestro Padre celestial comer con sus
hijos de Israel y de naciones antiguas y modernas, para cumplir, honrar y exaltar sus santos mandamientos, llevando su santo nombre a Canaán, hacia la Sinagoga de Jerusalén y su Lugar Santísimo con sus hijos a no ser que alimentos desciendan del cielo
arriba sobre ellos.
Consiguientemente, para que alimentos desciendan del cielo arriba, entonces, Moisés e Israel antiguo necesitaban ser una carne sagrada y sangre expiatoria por el desierto con naciones antiguas y modernas, y este es su Hijo Jesucristo como Isaac
nuevamente: Moisés endulzando aguas amargas de Mara con el árbol, y todos sean uno con el mundo entero, comiendo y bebiendo de su pan y agua siempre. Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba derrotar a Satanás, ángeles caídos, brujerías,
maldiciones, enfermedades, y al infierno en cada hombre, mujer, niño y niña, empezando con Adán y Eva, por comer del fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal, y así, Él crecer con ellos, escapando de toda muerte finalmente hacia
riquezas interminables de Canaán, enriqueciendo la tierra entera últimamente.
Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba derrotar a Satanás junto con su reino de tinieblas por el desierto de Sinaí, logrando que sus hijos cumplan con sus mandamientos en el mismo infierno tormentoso, y así, ellos amen, honren y exalten su
santo nombre con perfecta santidad salvadora eterna sobre la cruz del monte Sion para la tierra entera, y su reino de amor venga finalmente. Considerando que, esta fue la única manera posible, en que nuestro Padre celestial lograría que sus hijos
regresen a Él y a su vida eterna, desde que ellos nacieron inicialmente de su imagen y de su alma santísima, conociendo solamente océanos de amor, paz, alegrías, gozos, y riquezas sin fin en riquezas de Canaán, en donde Él vivirá eternamente amado
por ellos una eternidad entera.
Naturalmente, nuestro Padre celestial necesitaba crecer con sus hijos desde el vientre estéril de Sara al su Hijo Jesucristo nacer como Isaac, por el Espíritu Santo, recogiendo pecados por el cautiverio egipcio de cuatrocientos años, bautizándolos
seguidamente en el Mar Rojo, los destruyó eternamente, para ver vida nuevamente, pero vida enriquecida con Él y sin pecado alguno toda una vida sobre la tierra entera, siempre. Infaliblemente, ya que nuestro Padre celestial le había entregado a Moisé
s sus santos mandamientos sobre el monte Sinaí junto con reglamentos, regulaciones, preceptos y decretos, entonces, Él también le entregó su Sinagoga de Jerusalén con su Lugar Santísimo, para derramar su sangre expiatoria de su carne sagrada,
derrotando a Satanás, la muerte, brujerías y el infierno, para vivir eternamente en la tierra entera últimamente.
Verdaderamente, así como nuestro Padre celestial creció con sus hijos de Israel y de las naciones del vientre estéril de Sara, por su Espíritu Santo, logrando que su Hijo Jesucristo sea Isaac, tomando tus pecados del cautiverio egipcio para el Mar
Rojo, entonces, Él lo volvió hacer todo nuevamente por el desierto, escapando del hambre, Satanás, pobreza y la muerte por glorias eternas de Canaán. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba crecer contigo junto con amados, vecinos y amistades
por el desierto de Sinaí, en su semilla santa, que es la carne sin pecados y sangre expiatoria de Isaac, llena de vida, en donde sus mandamientos jamás fueron violados ni menos su santo nombre fuegos por una eternidad entera, en el Lugar Santísimo de
la Sinagoga de Jerusalén, en Canaán.
Por cuarenta años, nuestro Padre celestial creció con Moisés e Israel antiguo junto con naciones antiguas y modernas por el desierto de Sinaí, consumiendo pan y agua de la gloria celestial, y así, Él camino con ellos en su perfecta santidad para
entrar en Canaán, eternamente justificados todos ellos con salvación eterna, que solamente conoce riquezas toda una vida entera, hasta ver su reino llegar. Además, nuestro Padre celestial necesitaba cumplir con rituales y ceremonias de santidad
perfecta del Juramento a Isaac por el desierto de Sinaí con cada hombre, mujer, niño y niña de las naciones, destruyendo todo pecado junto con Satanás, ángeles caídos, familias brujas, y el infierno: finalmente para conquistar la tierra entera para
su reino de amor, paz, y de riquezas interminables hacia la eternidad.
Definitivamente, ya habiendo nuestro Padre celestial terminado su obra salvadora con sus hijos de Israel y de naciones antiguas y modernas por el desierto de Sinaí, destruyendo el reino de Satanás, entonces, todos necesitaban ser mordidos por
serpientes venenosas, abandonando la carne pecadora y la sangre rebelde hacia Él, para entrar a Canaán victorioso sobre Satanás y el pecado para toda una vida entera. Seguramente, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel con naciones antiguas y
modernas sobre postes infernales, esperando por el Mesías en Canaán, para vivir su voluntad perfecta con ellos por treinta y tres años y seis meses, destruyendo todo pecado, a Satanás, ángeles caídos, la muerte, y familias brujas del infierno en el
Lugar Santísimo, para salvación eterna de todos con Él finalmente, enriquecidos infinitamente.
Por eso, habiendo nuestro Padre celestial tenido a cada uno en Israel y en familias de naciones antiguas y modernas, abandonando la carne pecadora y la sangre rebelde, derramada en el desierto de Sinaí, mordidos por serpientes venenosas antes de
descender a postes infernales, entonces, fue todo así, cumpliendo con sus palabras dadas a Adán, al decirle: del polvo te tome, al polvo regresaras. Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesitaba renacer contigo junto con amados, vecinos y
amistades en Canaán, rompiendo el vientre virgen de la hija de David para entrar a Canaán sin pecado, pero igualmente, plantar su semilla santa en su dulce hogar, tierra santa, para ser todos uno en su Sinagoga de Jerusalén y riquezas inagotables del
Lugar Santísimo con Él toda una vida entera, siempre.
Seriamente, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo, renaciendo como Isaac nuevamente contigo en Canaán, su dulce hogar, para vivir treinta y tres años y seis meses, logrando su perfecta voluntad permanente contigo, finalmente sellá
ndola en su cuerpo glorificado contigo ya bautizado en el río Jordán por Juan Bautista, clavándote a ti, seguidamente, a su Sinagoga de Jerusalén para toda una eternidad venidera. Además, también nuestro Padre celestial necesitaba renacer contigo
del Lugar Santísimo de la Sinagoga de Jerusalén, rompiendo la cortina con su misma sangre expiatoria, separándote a ti de Él y de su Espíritu Santo, y así, tú seas su Hijo Isaac en la tierra y en la gloria angelical eternamente siempre con Él,
logrando su voluntad perfecta en tu país, como con ángeles del cielo.
Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba no solamente recibirte a ti perfecto y santo en el Lugar Santísimo de la Sinagoga de Jerusalén, así como Él lo es eternamente ante su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, pero igualmente, Él necesitaba
declararte a ti ser su voluntad perfecta en la tierra, probado en Canaán, para Él levantar su reino de amor y de riquezas interminables contigo. Es decir, que nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo necesitaba
urgentemente vivir contigo, amados, vecinos y amistades en todo Canaán, por treinta y tres años y seis meses su perfecta voluntad permanente, sellándola en ti con el bautismo del Jordán para vivir con Él en el Lugar Santísimo en tu país,
eternamente enriquecido cada día, para siempre.
Considerando que, solamente así, nuestro Padre celestial conoce, que tú no solamente lo amaras, sirviéndole y glorificándole a Él y a su santo nombre fuegos continuamente, además, Él conocerá, si tú eres capaz de hacer su voluntad perfecta
permanente en tus días en la tierra y en la gloria celestial hacia la eternidad venidera, aceptándote finalmente a ti en el Lugar Santísimo, eternamente justificado. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba que tú vivieras con Él, su Hijo
Jesucristo y su Espíritu Santo en Canaán, por treinta y tres años y seis meses, porque era importante verte a ti viviendo diez años para Él, diez para Isaac y diez para su Espíritu Santo, seguidamente bautizándote a ti en el Jordán con su
voluntad perfecta, enriquecida en ti últimamente, para siempre.
Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba crecer contigo no solamente con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo, cumpliendo cabalmente tú mismo con su voluntad perfecta al gusto de su corazón santísimo en Canaán, pero igualmente, para Él
crecer grandemente contigo, amados, vecinos y amistades del Lugar Santísimo de la Sinagoga de Jerusalén, para su reino de amor sobre la tierra entera finalmente. Definitivamente, la naturaleza humana y divina de nuestro Padre celestial está en su Hijo
Jesucristo y en su Espíritu Santo, pero igualmente en Israel enteramente, dado que, Israel nace con poderes del Juramento a Isaac: creciendo con asombrosas riquezas cotidianas en todos ellos ya bautizados en agua, accediendo finalmente al Lugar Santí
simo de la Sinagoga de Jerusalén: para enriquecer la tierra entera finalmente, perpetuamente.
Realmente, la naturaleza divina y humana, que está en Israel, naciendo con ella para celebrar cada Sábado semanal, pero igualmente para Él descansar con ellos, por su duro trabajo de gobernar cielos y tierra junto con el Universo entero, entonces, su
poder puede crecer con Israel enteramente desde el Lugar Santísimo, bendiciendo a familias de toda la tierra todos los días, sin cesar jamás. Francamente, nuestro Padre celestial con Israel ya bautizado en agua, entonces, ellos habrán renacido con É
l del Espíritu Santo en la carne sagrada y sangre expiatoria de Isaac, porque este es el convenio de vida, iniciado por Él mismo con Abraham, bendiciéndolo abundantemente, entendiendo que, Él le aseguraba a él, que únicamente en Isaac seria su
convenio de santidad perfecta con él en la tierra.
Ciertamente, nuestro Padre celestial con Israel ya bautizado en agua, invocándolo a Él, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, entonces, ellos se encontrarán floreciendo con su naturaleza humana y divina en el Lugar Santísimo, esparcié
ndose hacia familias de las naciones con océanos de amor, gozos, bendiciendo cada corazón con alegrías interminables, llenando finalmente la tierra entera con su gloria siempre. Dado que, nuestro Padre celestial necesita crecer con Israel enteramente,
bautizados ya todos en agua, creciendo en el Lugar Santísimo de la Sinagoga de Jerusalén en toda riqueza cotidiana de Canaán, pero igualmente, creciendo siempre hacia las naciones con su naturaleza humana y divina, enriqueciéndolos grandemente con su
perfecta salvación, conociendo únicamente amor, sirviéndole y glorificándole a Él y a su santo nombre interminablemente.
Presentemente, la naturaleza humana y divina de nuestro Padre celestial está en Israel junto con Canaán enteramente en necesidad urgente de crecer hacia cada hombre, mujer, niño y niña de las naciones, enriqueciéndolos a ellos con grandes
bendiciones, logrando que su reino de amor y de riquezas interminables se manifieste en la tierra entera, seguidamente descendiendo Él mismo con sus amados y ángeles en Canaán. Concluyentemente, desde cuando nuestro Padre celestial recibió a su Hijo
Jesucristo clavado sobre ti, como su carne sagrada derrotando con su sangre expiatoria, salpicada en el Lugar Santísimo: a Satanás, pecados, ángeles caídos, maldiciones, pobreza, enfermedades, familias brujas, la muerte y el infierno, conquistando la
tierra finalmente, pero conquistada sin pecado, entonces, su nuevo reino de amor empezó para sus hijos ya bautizados en agua.
Seguidamente, bautizándote en agua, invocándolo a Él, como Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, entonces, tú abandonaras la carne pecadora y el espíritu de error por la carne y la sangre expiatoria de Isaac repleto del Espíritu Santo para
vivir en su nueva tierra, iniciada ya en el Lugar Santísimo de la Sinagoga de Jerusalén, conociendo únicamente riquezas siempre toda una vida entera. Desafortunadamente, Satanás siempre acerca familias brujas hacia familias Israelitas y judías, para
que la naturaleza humana y divina de nuestro Padre celestial, que vive en Israel, jamás crezca desde el Lugar Santísimo de la Sinagoga de Jerusalén para bendecir a todas las familias de las naciones con riquezas cotidianas de Canaán, logrando que su
reino de amor se manifieste finalmente en toda la tierra últimamente.
Presentemente, familias brujas cubren con la naturaleza de Satanás a familias Israelitas y Judías, haciendo que la naturaleza humana y divina de nuestro Padre celestial no crezca jamás del Lugar Santísimo de la Sinagoga de Jerusalén, en Canaán,
hacia familias de las naciones con riquezas esenciales, logrando que su reino angelical descienda sobre Canaán, llenando finalmente su reino de amor la tierra entera perpetuamente. Lógicamente, Satanás necesita familias brujas con su naturaleza negra
cerca de familias hebreas, bloqueando la naturaleza humana y divina de nuestro Padre celestial, que vive en ellos enteramente por nacimiento, y que crecerá únicamente con Israel entero del Lugar Santísimo de la Sinagoga de Jerusalén, ya bautizados en
agua, hacia las naciones con riquezas importantes, porque Él descenderá sobre sus riquezas, quedándose en Canaán, perpetuamente.
Amorosamente, nuestro Padre celestial descenderá con su naturaleza humana y divina, que está establecida para siempre en Israel por nacimiento para vivir no solamente como Dios de Israel, pero igualmente de las familias de naciones antiguas y modernas,
continuamente así creciendo con amor, paz, alegrías y riquezas sin fin toda una eternidad entera con sus hijos, ya renacidos del agua y del Espíritu Santo. Ahora con Israel bautizado en agua, invocando su santo nombre fuegos, entonces, ellos escaparan
de la naturaleza negra, que familias brujas acercan a ellos, logrando finalmente ser uno con la naturaleza humana y divina de nuestro Padre celestial en el Lugar Santísimo, creciendo siempre hacia todas las familias con riquezas, empero, para seguridad,
ellos necesitan que cada familia bruja regrese a su nación, en África.
Actualmente, nuestro Padre celestial crecerá con Israel, es decir, bautizado en agua ya en el Lugar Santísimo de la Sinagoga de Jerusalén hacia cada hombre, mujer, niño y niña de naciones antiguas y modernas, estableciendo así su reino venidero de
amor y de riquezas interminables, que enriquece a la tierra enteramente, logrando que el reino angelical descienda finalmente, para vivir con nosotros, bendecidos eternamente. Ciertamente, es importante para Israel devolver familias brujas a sus países,
entendiendo que, el decir que ellos son judíos, es falso, porque ellos acercan la naturaleza negra de Satanás hacia familias Israelitas y judías, bloqueando la naturaleza humana y divina de nuestro Padre celestial manifestándose hacia sus hijos, para
ser uno con ellos en su nuevo reino de amor en la tierra entera postreramente.
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