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All on Fri Feb 25 20:37:17 2022
Sábado, 26 de Febrero, 2022 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
Hoy: La voluntad del PADRE es perfecta permanentemente contigo, bautizado, pues parado estarás como Isaac con Él en su LUGAR SANTÃSIMO, Enriqueciéndote:
Por su gracia, nuestro Padre celestial podÃa ver a sus hijos de familias antiguas y modernas naciones que estaban hambrientas y sedientas en la tierra, por cuanto, Satanás junto con la muerte y ángeles caÃdos imponÃa su voluntad de tinieblas, y asÃ,
ellos siempre fallen al conocer el santo nombre fuegos de nuestro Padre celestial que tiene poderes curadores. Ciertamente, nuestro Padre celestial veÃa a Satanás y su hambruna llevando a la humanidad entera hacia el desierto de SinaÃ, en donde no
hay vida alguna jamás, con falta de agua y de alimentos para sus hijos vivir su vida normal en la tierra, para conocerlo a Él, a su Hijo Jesucristo y a su EspÃritu Santo: alimentándolos con su abundante bien cotidiano siempre.
Ciertamente, nuestro Padre celestial podÃa ver que sus hijos, empezando con Adán y Eva, se habÃan convertido en el árbol yaciendo cerca de aguas amargas de Mara del desierto de SinaÃ, fallando en renacer, para comer y beber de Él, su Hijo
Jesucristo y su EspÃritu Santo, como maná y bebidas de la roca de salvación del cielo arriba para vivir nuevamente. Y este árbol yaciendo cerca de aguas amargas de Mara, era su Hijo Jesucristo junto con Adán y Eva en necesidad de rescatar a sus
hijos para ver vida nuevamente en el desierto de SinaÃ, renaciendo milagrosamente, recibiendo finalmente Los Diez Mandamientos de Israel y de Moisés para amar, servir y honorar el santo nombre fuegos de nuestro Padre celestial, en Canaán, para salvaciÃ
³n eterna.
Sin embargo, para nuestro Padre celestial tener el árbol yaciendo cerca de aguas amargas de Mara, renaciendo como Adán y Eva viviendo nuevamente con sus hijos de familias antiguas y modernas de las naciones, entonces, Él necesitaba a Abraham sentado
con Él, participando del pan y vino de la Mesa del Señor, servida por su Hijo Jesucristo como Melquisedec, rey de Salem (Jerusalén antiguo). Aquà es cuando, nuestro Padre celestial, sentado con Abraham y junto con sus 318 hijos adoptados (comprados
con dinero de extraños), entonces, Él empezó un nuevo convenio de vida con naciones antiguas y modernas para vivir nuevamente en la tierra entera, porque su árbol yaciendo cerca de aguas amargas de Mara iba a renacer del vientre estéril de Sarah,
por poderes de su EspÃritu Santo.
Definitivamente, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos naciendo de Canaán, tierra santa, en donde el pecado jamás existió, y asÃ, ellos se sienten con Él a su Mesa santa, que será su mesa hogareña, comiendo de su pan y vino con su EspÃ
ritu Santo, logrando asà Él ejecutar su voluntad perfecta con ellos junto con sus amados, enriqueciéndolos grandemente siempre toda una vida entera. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel inicialmente comiendo de su pan y vino, como su
misma carne sagrada, huesos inquebrantables y sangre con vida para cada hijo suyo de familias antiguas y modernas de las naciones, trayendo asà riquezas diariamente sobre la tierra desde el cielo, Canaán y otros lugares celestiales, enriqueciendo a sus
hijos para enriquecer su santo nombre fuegos siempre con ellos.
En otras palabras, nuestro Padre celestial construyó su Templo para vivir con sus hijos por siempre amado, honrado, glorificado y exaltado en la eternidad, pero empezando en el desierto de SinaÃ, como construyendo su nuevo hogar de cenizas de sus hijos
para ver vida en Canaán: viéndola con su carne, su sangre expiatoria y con perfección y vida de riquezas de su EspÃritu Santo. Ciertamente, nuestro Padre celestial va a conquistar nuevas riquezas, glorias y poderes jamás tocados por el pecado en la
eternidad con su nuevo dulce hogar, su Sinagoga de Jerusalén en su Lugar SantÃsimo, en donde Satanás, el pecado, la muerte y el infierno fueron derrotados, conquistando su nueva tierra con sus hijos renaciendo en él únicamente conociendo amor, paz,
gloria y grandezas interminables una eternidad.
Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba empezar su nuevo reino de amor eterno, paz y gloria con cenizas de sus hijos de naciones antiguas y modernas, clavando a su Hijo Jesucristo a manos y pies de ellos, accediendo la Sinagoga de Jerusalén en
su Lugar SantÃsimo, rompiendo su cortina hasta el piso, para vivir finalmente con Él en perfecta santidad toda una vida entera, eternamente enriquecidos. Además, nuestro Padre celestial necesitaba conocer a sus hijos de naciones antiguas y modernas en
el desierto de SinaÃ, otorgándoles a ellos no solamente su santo nombre fuegos, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, pero igualmente, otorgarles sus santos mandamientos de vida eterna, para ser obedecidos por ellos enteramente por el
desierto, finalmente derrotando a serpientes venenosas de Satanás infinitamente.
Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos redimidos del desierto de Sinaà para renacer de Él, comiendo de su Mesa santa pan y vino, servida diariamente por su Hijo Jesucristo en la gloria celestial para sus ángeles, pero igualmente,
en la tierra entera, logrando asà que sus hijos sean perfectos y santos, asà como Él le prometió a Abraham inicialmente vida eterna, siempre enriquecida. En verdad, nuestro Padre celestial no solamente necesitaba rescatar a sus hijos del pecado, la
muerte y el infierno tormentoso, pero igualmente, Él necesitaba levantar su Sinagoga de Jerusalén con su Lugar SantÃsimo, para rescatar a sus hijos de familias de naciones antiguas y modernas de toda la tierra en su nuevo dulce hogar, en donde el
pecado jamás existió en la eternidad.
Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos de las naciones, derrotando a serpientes venenosas de Satanás, en el desierto de SinaÃ, abandonando el mundo pecador para descender a su corazón, esperando por el MesÃas nacer de la hija
virgen de David, para derrotar a Satanás, pecados y la muerte en su carne sagrada, en Canaán, y finalmente vivir todos juntos con Él, eternamente justificados. Considerando que, este es el reino glorioso de amor eterno de nuestro Padre celestial, soñ
ando poseerlo Él con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo, bendiciendo no solamente a Adán y Eva junto con sus hijos naciendo de las naciones antiguas y modernas en necesidad de vivir nuevamente, pero volver a la vida que realmente los ama a
ellos una eternidad entera, en Canaán.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos nuevamente en el paraÃso, en donde Él vivió con Adán hasta que Eva engañada por la serpiente, comió del fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal, engañando también a sus
hijos por nacer, hasta que su Hijo Jesucristo nació como Isaac del vientre estéril de Sarah para conocer la verdad postreramente. Francamente, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac del vientre estéril de Sarah,
por el EspÃritu Santo, porque Él necesitaba a sus hijos de las familias de naciones antiguas y modernas: conociendo la verdad, el camino y la vida para regresar a Él en la gloria angelical, eternamente justificados, confesando su santo nombre fuegos,
bautizándose en agua en la tierra finalmente.
Firmemente, este bautismo en agua fue importante para nuestro Padre celestial verlo en cada hijo suyo de Israel y de familias de las naciones antiguas y modernas, abandonando la carne pecadora y el espÃritu de error por la carne sagrada y el EspÃritu
Santo, participando siempre con Él: pan y vino de su Mesa santa, que enriquece cada vida cotidianamente en la tierra entera siempre. Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesita enriquecer su nuevo reino de amor enteramente, por ende, al enriquecer
su carne sagrada y su EspÃritu Santo en sus hijos, recibiéndola instantáneamente, bautizándose en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, entonces, su riqueza fluirá en ellos continuamente hasta que la humanidad entera sea enriquecida,
para Él reinar en la tierra, conquistando más riquezas en la eternidad.
Ciertamente, el reino de nuestro Padre celestial es un reino de amor y de riquezas interminables, bendiciendo a sus hijos de Israel y de naciones antiguas y modernas, siempre conquistando nuevas riquezas, glorias y poderes interminables, honrándolo a É
l junto con su santo nombre fuegos, cuando Satanás busca empobrecer la humanidad entera, ofendiendo su santo nombre nuevamente, asà como lo hizo inicialmente en el cielo. Sinceramente, nuestro Padre celestial necesita enriquecerte a ti junto con tus
amados, vecinos y amistades en la tierra, porque es por ti, que Él lograra enriquecer a todos alrededor de ti, lejos y cerca de ti, finalmente honrándolo a Él y a su santo nombre, que Satanás junto con sus ángeles caÃdos amarÃa deshonrarlo
nuevamente, asà como ya sucedió alguna vez en el cielo arriba.
Diabólicamente, Satanás tenia a la humanidad entera ya muerta en el desierto de Sinaà con su hambruna eterna, porque no existe vida alguna allÃ, excepto sol y arena con calores increÃbles en sus dÃas, siempre evaporando aguas llegando en sus
contornos, que tú eras aquel yaciendo cerca de aguas amargas de Mara, sin poder beberlas jamás ni menos bautizarte en ella, hasta que Moisés llegó. Moisés vino, mientras tú estabas tendido cerca de aguas amargas de Mara, para beber de ella,
finalmente para bautizarte en agua, y vivir nuevamente en Canaán: porque bautizado, invocando la santidad perfecta de su nombre, entonces, tú renaces en su carne sagrada y en su EspÃritu Santo instantáneamente como ciudadano de Canaán, para vivir en
su reino de amor y de riquezas interminables, para siempre.
Visto que, tú renacerás bautizado en agua, para luego renacer del EspÃritu Santo en Canaán: entendiendo que, el bautismo en agua puede tomar lugar en la bañera hogareña, piscina, rÃo o playa, invocándolo a Él, como Dios de Abraham, Dios de Isaac
y Dios de Jacobo, pero el bautismo del EspÃritu Santo toma lugar en Canaán, por la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial finalmente. En otras palabras, tú podrás bautizarte en cualquier lugar de la tierra, en donde tú encuentres agua
abundante, sumergiéndote en ella, invocando la perfecta santidad de su nombre, emergerás en Canaán, empezando asà tú a vivir con nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo: entonces, ya que tú has llegado a Canaán, Él te
bautizara a ti con su EspÃritu Santo luego.
Ahora, entendiendo que, para nuestro Padre celestial tenerte a ti, viviendo nuevamente con Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, entonces, Él necesitaba levantarte a ti yaciendo cerca de aguas amargas de Mara, renaciendo finalmente con Él en su
semilla santa, la carne de Isaac llena de vida eterna; para ello, Él te necesitaba renacido del vientre estéril de Sarah, por su EspÃritu Santo. Considerando que, el árbol yaciendo cerca de aguas amargas de Mara, no era solamente tú, pero igualmente
cada uno de familias de naciones antiguas y modernas necesitando renacer nuevamente, por eso, nuestro Padre celestial envió a su Hijo Jesucristo desde el cielo arriba a renacer del vientre muerto de Sarah, por el EspÃritu Santo, como Isaac (Moisés e
Israel), entregándote a ti vida nuevamente.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba rescatarte a ti junto con tus amados, vecinos y amistades, entonces, para lograrlo, Él divinamente necesitaba a su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por su EspÃritu Santo,
renaciendo seguidamente del desierto de Sinaà con Moisés e Israel antiguo como Isaac, pero mordido por serpientes de Satanás, escapaste del infierno, la muerte y el pecado finalmente. Positivamente, nuestro Padre celestial te necesitaba regresando a É
l por su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, porque tú naciste de su imagen y de su alma santÃsima, para vivir continuamente con Él, gozando de glorias, riquezas y poderes, que Él siempre ha gozado infinitamente, y asÃ, Él inmediatamente exaltar
su santo nombre fuegos contigo junto con tus amados hacia grandes glorias que las anteriores.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba empezar su nuevo reino de amor y de riquezas interminables, de donde riquezas de las familias antiguas y modernas de naciones del mundo entero habÃan terminado, y asÃ, Él empezar un nuevo reino lleno de
nuevas riquezas, que Él habÃa soñado siempre conquistar con el Juramento a Isaac, entregado a sus hijos bautizados en agua ya todos ellos. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba empezar a vivir con sus hijos en su nueva tierra, en donde riquezas
que habÃan sido tocadas por Lucifer y sus ángeles caÃdos fallaran en existir nuevamente en la eternidad, entendiendo que, con sus hijos, Él estará otorgando nuevas riquezas nacidas de su corazón santÃsimo, que solamente se manifestaran con ellos,
renaciendo milagrosamente de Él y del EspÃritu Santo.
Por lo tanto, cuando Moisés junto con Israel antiguo caminaron en el desierto, entonces, ellos jamás vieron riquezas en todo lugar que ellos estuvieron, porque riquezas del mundo murieron con familias de naciones antiguas y modernas, para que nuevas
riquezas nazcan del Juramento a Isaac en su nuevo reino de amor, manifestándose contigo en abundantes glorias sin fin, poderes y santidades eternas hacia el infinito. Confidentemente, para nuestro Padre celestial en el Juramento a Isaac nuevas cosas
reemplazaran a antiguas, contaminadas por el pecado, presentando asà nuevas cosas, otorgándole a Él glorias, honras y poderes de perfecta santidad a su santo nombre fuegos en su nueva tierra, en donde tú junto con amados, vecinos y amistades vivirás,
gozándote del amor puro e infalible de su corazón santÃsimo hacia ti infinitamente.
Ciertamente, cuando Moisés junto con Israel antiguo caminaba por el desierto de SinaÃ, entonces, ellos no encontraron agua ni vida, por donde sea que estuvieron en él, porque cada uno de naciones antiguas y modernas estaba muerto ya en pecados, por no
haber conocido, servido y amado su santo nombre, por ende, agua y toda vida estaba muerta, hasta que todos renacieron como Isaac finalmente. Entendiendo que, al Moisés junto con Israel antiguo bautizarse en el Mar Rojo, instantáneamente abandonaron
cada pecado, que todo Israel habÃa recogido de naciones antiguas y modernas en el cautiverio egipcio, invocándolo a Él, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, entonces, todos juntos seguidamente caminaron hacia cada uno ya muerto en sus
pecados, yaciendo cerca de aguas amargas de Mara.
Verdaderamente, este árbol yaciendo cerca de aguas amargas de Mara, eras tú junto con tus amados, vecinos y amistades en necesidad de renacer del bautismo en agua, para finalmente participar del pan y vino de la Mesa del Señor, servida siempre por su
Hijo Jesucristo a huestes angelicales, para mantenerlos santos y perfectos siempre hacia su santo nombre fuegos, en la gloria angelical. Oportunamente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a Moisés junto con Israel antiguo bautizados del
Mar Rojo, abandonando tus pecados junto con los de tus amados, vecinos y amistades también, porque ellos nacieron en el cautiverio egipcio recogiendo tus pecados, para luego ellos mismos bautizarse con ellos en agua por ti, y asÃ, tú vivas nuevamente,
bautizado ya con todos ellos, y justificado perpetuamente.
Es decir, que nuestro Padre celestial tomó tus pecados del cautiverio egipcio, porque tú jamás lograrÃas tomarlos en tu carne pecadora, por ello, Israel antiguo los recogió, llevándolos al bautismo del Mar Rojo para abandonarlos, porque en carne de
Isaac todo pecado es destruido, pero jamás en la carne pecadora, y asÃ, tú veas vida nuevamente sin pecados, enriqueciéndote hasta que su reino venga. Visto que, tú estabas tendido cerca de aguas amargas de Mara, porque tú ya estabas condenado para
el infierno, sin poder jamás bautizarte en agua, para abandonar todo pecado cometido en contra de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo en la tierra entera; sin embargo, Israel nació con la carne de Isaac para bautizarse por
ti, en el Mar Rojo, finalmente.
Realmente, nuestro Padre celestial conoce tu condición espiritual, yaciendo cerca de aguas amargas de Mara, sin jamás lograr bautizarte, porque tu carne pecadora ya se volvió polvo, como arenal del desierto de Sinaà eternamente, entonces, Él tuvo a
su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por poderes del EspÃritu Santo, con tu nuevo cuerpo que tú necesitas para vivir infinitamente. Es decir, que tú has nacido del vientre estéril de Sarah con nuestro Señor
Jesucristo como Isaac, por poderes del EspÃritu Santo, obteniendo la carne sin pecados, los huesos inquebrantables y la sangre expiatoria, que tú necesitabas para no solamente recoger tus pecados del cautiverio egipcio, pero igualmente, derrotar a
Satanás, pecados, el desierto, para comer finalmente de su Mesa: santa pan y vino siempre.
Provisto que, nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por poderes del EspÃritu Santo, para que tú recojas tus pecados del cautiverio egipcio, llevándolos al Mar Rojo, para vivir sin pecados,
porque tú junto con otros estabas cerca de aguas de Mara en necesidad del bautismo en agua que te entrega vida abundante, para siempre. Ciertamente, nuestro Padre celestial te necesitaba renaciendo del vientre muerto de Sarah como Isaac, por poderes del
EspÃritu Santo, que es su Hijo Jesucristo contigo, ya seas tú musulmán, hindú, islámico, budista, shinto, taoÃsta, hebreo, cristiano u otros, y asÃ, tú mismo recojas tus pecados para abandonarlos en el bautismo del Mar Rojo con Moisés e Israel
antiguo, viviendo nuevamente, eternamente justificado.
Misericordiosamente, nuestro Padre celestial te ama a ti abundantemente junto con tus amados, vecinos y amistades en la tierra entera, observándote a ti en tu condición lamentable, yaciendo cerca de aguas amargas de Mara, necesitando bautizarte en agua,
porque tú ya sin tu cuerpo pecador jamás lograrÃas este bautismo muy necesario, otorgándote vida nuevamente sin pecado alguno en la gloria angelical, finalmente justificándote eternamente. Francamente, nadie en la tierra podÃa bautizarse hasta que
nuestro Padre celestial tuvo a cada hombre, mujer, niño y niña de naciones antiguas y modernas, renaciendo del vientre estéril de Sarah como Isaac con su Hijo Jesucristo, por su EspÃritu Santo, recibiendo milagrosamente su semilla santa, como carne
sagrada, bautizada en agua, entregándole a cada uno vida sin pecado alguno y con riquezas cotidianas siempre.
Ahora, entendiendo que, nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo Jesucristo naciendo del vientre estéril de Sarah como Isaac, yaciendo cerca de aguas amargas de Mara, entonces, Él logró que sus hijos recojan sus pecados en Egipto, para abandonarlos
finalmente, bautizándose del Mar Rojo, seguidamente les entregó su única vida eterna, escrita, como sus mandamientos de Moisés e Israel, cumpliéndolos todos ellos finalmente, para siempre. Verdaderamente, nuestro Padre celestial le otorgó sus
santos mandamientos a Moisés en el desierto, porque él junto con Israel antiguo se habÃa bautizado en el Mar Rojo con cada hombre, mujer, niño y niña de naciones antiguas y modernas, finalmente cumpliéndolos todos ellos en carne sagrada de Isaac,
bautizado ya en agua, entonces comieron maná y bebieron de la roca, pero sin pecado alguno siempre.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos de Israel y de naciones antiguas y modernas, bautizados con el bautismo del Mar Rojo, para vivir nuevamente, aunque ellos yacÃan cerca de aguas amargas de Mara ya por milenios, y seguidamente todos
coman de su maná y beban de su roca, descendiendo del cielo arriba cada dÃa, para derrotar serpientes venenosas de Satanás finalmente perpetuamente. Francamente, nuestro Padre celestial sólo ve su santo nombre fuegos eternamente amado, servido,
honorado y exaltado en sus hijos de Israel y de las naciones enteramente en su semilla santa, que es Isaac naciendo contigo hacia la gloria celestial, eternamente justificado, participando cotidianamente del maná con bebidas de su roca, entregándoles a
todos su cuerpo glorificado, para ser uno con Él siempre, en la eternidad.
Por eso, es que fue importante para nuestro Padre celestial tener a Moisés junto con Israel antiguo llegando a aguas de Mara, considerando que, él necesitaba levantar el árbol yaciendo cerca de las aguas amargas, tirándola en ella, y las aguas se
endulcen inmediatamente, calmando la sed de todos ellos junto con familias antiguas y modernas de naciones de la tierra entera, para siempre. Además, nuestro Padre celestial necesitaba a Moisés e Israel antiguo ya bautizados del Mar Rojo, abandonando
pecados de cada hombre, mujer, niño y niña de naciones antiguas y modernas de aguas amargas de Mara, caÃdos todos muertos, sin lograr jamás el cuerpo sagrado de Isaac, bautizado ya, entregándoles la carne sagrada del Padre del cielo arriba, para
vivir nuevamente siempre enriquecidos en la tierra entera.
En otras palabras, nuestro Padre celestial le ha provisto a cada miembro de naciones antiguas y modernas su carne sagrada ya bautizada, caÃdo cerca de aguas amargas de Mara, porque eran muy amargas para el bautismo, removiendo pecados, ni menos podÃan
beberlas, entonces, todos estuvieron muertos y sedientos en el infierno, perdidos eternamente, hasta que la carne de Isaac llegó, redimiéndoles de sus problemas finalmente. Ahora, nuestro Padre celestial con cada miembro de familias de naciones
antiguas y modernas comiendo maná y bebiendo de la roca de salvación, descendiendo del cielo arriba, entonces, Él los vio vivos en su carne sagrada, comiendo de Él su cuerpo glorificado, derrotando a serpientes venenosas del desierto de SinaÃ, pero
también destruyendo a Satanás en Canaán, y su salvación sea posible para todos postreramente.
Definitivamente, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos de Israel y de toda nación entrando en Canaán, ya victorioso sobre Satanás, serpientes, pecados, maldiciones, brujerÃas, ángeles caÃdos y el infierno, finalmente poseyendo el mundo
para su reino de amor y de riquezas increÃbles, dándole su bienvenida a Él, su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo junto sus ángeles, para vivir siempre amados por Él una eternidad. Sin embargo, antes que nuestro Padre celestial tenga a Israel
antiguo junto con naciones antiguas y modernas entrando en Canaán eternamente victoriosos sobre serpientes venenosas de Satanás, entonces, ellos necesitaban descender a postes infernales sangrando, para esperar por el MesÃas que nazca y sea bautizado
en el Jordán por Juan el Bautista, entrando asà finalmente en la gloria celestial con ese bautismo importante, eternamente justificados.
Este bautismo, por Juan, fue importante para el árbol yaciendo cerca de aguas amargas de Mara, fallando siempre en bautizarse del Mar Rojo, para descender a postes infernales, mordidos y sangrando por serpientes venenosas del desierto, pero igualmente
fallando siempre en bautizarse del Jordán, para entrar a la Sinagoga de Jerusalén en su Lugar SantÃsimo, como la última parada para salvación de la humanidad entera. Realmente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a Israel antiguo con
la humanidad entera bautizados del Mar Rojo, para comer del maná y vino del cielo arriba, para pararse sobre postes infernales mordidos y sangrando por serpientes venenosas, esperando al MesÃas de la hija virgen de David junto con su semilla santa,
plantada en Canaán, levantando la cruz con salvación eterna para todos perpetuamente.
Misericordiosamente, al nuestro Padre celestial tener la humanidad entera yaciendo cerca de aguas amargas de Mara, recibiendo su carne sagrada ya bautizada del Mar Rojo, para comer maná y beber de su roca, seguidamente su semilla santa una con sus hijos
fue plantada en Canaán para su cruz y en la hija virgen de David para su MesÃas vivir nuevamente con ellos, infinitamente enriquecidos siempre. Puesto que, nuestro Padre celestial logra tener a Moisés con Israel antiguo integrados a la humanidad
entera yaciendo cerca de aguas amargas de Mara, entregándoles la carne de Isaac sin pecados, porque pecados recogidos por cuatrocientos años fueron lavados en el Mar Rojo, recibiendo seguidamente sus mandamientos, para finalmente amar, honorar y
exaltar su santo nombre siempre, pero sin Él ver jamás amor en ellos.
Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba que Israel antiguo junto con familias de naciones antiguas y modernas, que habÃan participado del maná y de bebidas de la roca, estén sangrando sobre postes infernales, por mordidas de serpientes venenosas
del desierto, por ende, plantando su semilla santa en Canaán, entonces lograrÃan manifestarle amor a Él con todo el corazón, desde tierra santa, en sus paÃses. Presentemente, es solamente en Canaán, en donde nuestro Padre celestial conocerá que tú
lo amas a Él, a su Hijo Jesucristo y a su EspÃritu Santo, porque Él descenderá allà con su reino angelical para vivir con sus hijos de Israel y de las naciones juntos en el Lugar SantÃsimo de la Sinagoga de Jerusalén, otorgándoles vida, riquezas
y paz sobre la tierra entera últimamente.
Esto es correcto. Nuestro Padre celestial solamente conocerá que tú lo amas a Él en Canaán, porque el pecado no existe allà hasta hoy, por ende, su mano derecha plantó su semilla santa en Canaán, descendiendo de la gloria angelical, como maná con
bebidas de la roca, y asÃ, todos abandonen el infierno, renaciendo finalmente en Canaán, como su cruz sobre la tierra con salvación eterna, salvándolos poderosamente. Contrariamente, nuestro Padre celestial siempre fallará en conocer que tú lo amas,
ya seas musulmán, budista, shinto, taoÃsta, cristiano, hebreo, islámico u otros, porque Él solamente sabrá que tú lo amas a Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo en su carne santificada, bautizada del Mar Rojo para el mundo, y bautizada del
Jordán por Canaán y su vida enriquecida en su nueva tierra.
Por lo tanto, nuestro Padre celestial tendrá finalmente el reino angelical descendiendo con Israel antiguo enteramente con los ángeles para vivir en Canaán, porque es únicamente allÃ, en donde Él conoce que tú lo amas a Él junto con su Hijo
Jesucristo y su EspÃritu Santo, pero igualmente los ángeles—seriamente, cada antiguo y moderno necesita demostrarle amor hacia Él en Canaán últimamente. Verdaderamente, cada hombre, mujer, niño y niña de naciones antiguas y modernas del infierno
vera vida nuevamente, porque nuestro Señor Jesucristo dijo que ellos vivirán, creyendo en él, como la carne sagrada, dado que, él es la vida y la resurrección, y nadie vera al Padre excepto por él, porque esperando estará Dios en Canaán por el
amor de todos, viniendo hacia Él abundantemente finalmente.
Por eso, fue importante para el MesÃas nacer de la hija virgen de David con el cuerpo glorificado, recibido por ti junto con tus amados, vecinos y amistades en el desierto de SinaÃ, cuando Moisés se unió contigo en la carne sagrada de Israel antiguo,
bautizado del Mar Rojo, por ello, sin tus pecados, tú te hiciste uno con el MesÃas finalmente en Canaán infinitamente. Ciertamente, al nuestro Padre celestial tener a su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac contigo del vientre estéril de Sarah, por el
EspÃritu Santo, recogiendo tus pecados del cautiverio egipcio para el bautismo del Mar Rojo, finalmente removiéndolos de ti para siempre, entonces, él te necesitaba a ti como uno no solamente por el desierto, pero igualmente en Canaán, para tú
lograr riquezas continuamente siempre.
Por su gracia, nuestro Padre celestial necesitaba ver a cada hombre, mujer, niño y niña de Israel juntos con familias de naciones antiguas y modernas perfecto y santo, asà como Él en la gloria angelical por medio de su Hijo Jesucristo y su EspÃritu
Santo, logrando asà finalmente su voluntad perfecta en la tierra entera contigo como musulmán, budista, shinto, taoÃsta, hebreo, cristiano y demás. Entendiendo que, para nuestro Padre celestial verte a ti perfecto y santo en su carne sagrada, que es
Isaac presentemente contigo en el Lugar SantÃsimo de la Sinagoga de Jerusalén, enriqueciéndote a ti diariamente, bendiciendo tu paÃs sin importar tu fe religiosa de siempre, entonces, Él estará lavándote continuamente a ti con su sangre expiatoria,
limpiándote progresivamente, y riquezas vengan hacia ti incesantemente siempre.
Consiguientemente, es la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial que tú estés con Él y con su EspÃritu Santo en el Lugar SantÃsimo de la sinagoga de Jerusalén como Isaac, logrando Él asà una relación perfecta contigo, comiendo tú con Él
su pan y vino, leyendo palabras vivas de su Biblia, habladas con su boca hacia ti, amados, vecinos y amistades para bendiciones cotidianas siempre. Históricamente, asà es como nuestro Padre celestial ha trabajado siempre con Israel y con sus patriarcas,
profetas, su Hijo Jesucristo, como cordero de Abraham y últimamente como Cordero de Israel tomando los pecados del mundo, recibiendo a familias antiguas y modernas en el Lugar SantÃsimo para trabajar con ellos con su perfecta voluntad, pero con todos
ellos bautizados en agua, en sus paÃses natales.
Sinceramente, bautizado en agua, invocándolo a Él, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, entonces, tú abandonaras la carne pecadora y el espÃritu de error por la carne sagrada de Isaac y llena del EspÃritu Santo, parado
permanentemente ante Él en su Lugar SantÃsimo estarás tú, lavándote Él a ti diariamente, y riquezas vengan hacia ti progresivamente en tu paÃs natal. Evidentemente, nuestro Padre celestial necesita enriquecerte, cuando Satanás necesita
empobrecerte, entendiendo que, Él estará descendiendo hacia Canaán con sus hijos de Israel y de naciones antiguas y modernas, parados todos ellos ante Él como Isaac en el Lugar SantÃsimo de la Sinagoga de Jerusalén, en Israel, pero presente tambié
n Él en tu paÃs para limpieza cotidiana, enriqueciéndote a ti hasta enriquecer la tierra entera finalmente.
Positivamente, nuestro Padre celestial te necesitaba rescatado del desierto de SinaÃ, que es el mundo de eterna pobreza para ti, amados, vecinos y amistades igualmente, que Él te necesitaba renacido para ver vida nuevamente, entonces, Él envió a su
Hijo Jesucristo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por su EspÃritu Santo, ascendiendo finalmente tú del infierno hacia su Lugar SantÃsimo, enriqueciéndote asà continuamente siempre. Efectivamente, al nuestro Padre celestial tener a su Hijo
Jesucristo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo, entonces, salieron tus pecados del cautiverio egipcio de cuatrocientos años para bautizarte en el Mar Rojo, finalmente entregándote su cuerpo glorificado, en donde Él jamás
pecó ni tú tampoco, accediendo asà tú Canaán ahora mismo, gozando riquezas de su vida en tu paÃs natal.
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