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All on Fri Jan 28 17:40:45 2022
Sábado, 29 de Enero, 2022 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
El árbol caÃdo, cerca de aguas amargas de Mara, endulzando el corazón del mundo, eres tú: endulzando el corazón del Padre para enriquecerte a ti también siempre:
El tiempo llegó, para nuestro Padre celestial hacer que Adán y Eva junto con sus hijos regresen a Él a su dulce hogar, que es la Sinagoga de Jerusalén y su Lugar SantÃsimo y con su vida eterna intacta en ella, destruyendo a Satanás, la muerte, á
ngeles caÃdos y al infierno, declarándolos a ellos perfectos y santos, asà como Él es siempre en la gloria angelical. Realmente, nuestro Padre celestial los necesitaba a ellos regresando a Él, por razones de que su corazón santÃsimo habÃa sufrido
por años, por haberlos visto alejarse del paraÃso junto con sus hijos, que ellos eran el gozo del reino angelical hacia la eternidad venidera, para conquistar nuevas glorias, poderes, riquezas y santidades jamás aun vistas por nadie, hasta hoy.
Sin embargo, nuestro Padre celestial necesitaba empezar su nuevo reino de su amor eterno por su Hijo Jesucristo y por su EspÃritu Santo junto con sus hijos que lo amarÃan, servirán y alabarÃan a Él junto con su santo nombre fuegos, en su dulce hogar,
que es la Sinagoga de Jerusalén en la gloria angelical y en la tierra hacia la eternidad venidera. Además, nuestro Padre celestial necesitaba que su amor infalible de su corazón por su Hijo Jesucristo y por su EspÃritu Santo se riegue no solamente
hacia cada hijo suyo en Canaán, pero igualmente en la gloria angelical y sus ángeles fieles a Él y su santo nombre fuego a través de la rebelión angelical, que Lucifer causó, desafiando su santidad todopoderosa en el cielo.
Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba destruir el pecado no solamente en la gloria angelical y en sus ángeles, pero en la tierra igualmente, porque Él necesitaba a su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac, logrando que sus hijos renazcan en su
carne sagrada, en el bautismo en agua, invocándolo a Él; por lo contrario, ellos jamás regresaran a Él con perfecta santidad. Además, nuestro Padre celestial necesitaba destruir el pecado sobre la tierra inicialmente, porque Adán habÃa nacido de
su imagen, vestido del polvo de la tierra, por ello, removiendo el pecado del polvo de la tierra, usado para vestir a Adán y a sus hijos, entonces, Él empezarÃa un nuevo reino asombroso: amando, sirviendo y honrando su santo nombre fuegos finalmente,
toda una eternidad entera.
Por eso, es que fue importante para nuestro Padre celestial sentarse con Abraham a su Mesa santa, participando del pan y vino, servido siempre por su Hijo Jesucristo en la gloria angelical para sus ángeles, y asà mantenerlos a todos ellos santos y
perfectos: amando, honrando y exaltando su santo nombre fuegos con perfecta santidad, como siempre, toda una eternidad entera. Consiguientemente, fue importante para nuestro Padre celestial participar del pan y vino, siempre servido por su Hijo
Jesucristo a Él junto con los 318 hijos adoptado de Abraham, y asÃ, su Hijo Jesucristo nazca como Isaac del vientre estéril de Sarah, en Canaán, estableciendo finalmente su semilla santa, que es su carne sin pecados con su santo nombre fuegos siempre
amado, servido y honrado eternamente.
Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba a Abraham junto con su esposa Sarah y sus hijos adoptados, viviendo ya con su carne sagrada y con su sangre expiatoria, que es Isaac, en donde su santo nombre junto con sus Diez Mandamientos de Israel y Moisé
s han sido siempre amados, honrados, exaltados y glorificados por Él y por su EspÃritu Santo, en la gloria angelical. Empero, ahora nuestro Padre celestial necesitaba transferir su vida gloriosa siempre victoriosa sobre Lucifer y ángeles caÃdos en la
gloria angelical a la tierra, destruyendo el pecado, porque al destruirlo con su presencia santÃsima, que es siempre manifestada continuamente en su carne sin pecados y en su sangre expiatoria, entonces, Él establecerÃa su santo nombre fuegos en la
humanidad entera, con perfecta santidad eterna.
Considerando que, nuestro Padre celestial habÃa creado cielos y tierra para descender con sus hijos junto con sus ángeles, para vivir en Canaán junto con familias de naciones antiguas y modernas en la carne sagrada y en la sangre expiatoria, en donde
Satanás y ángeles caÃdos junto con la muerte jamás existieron, para hacer pecar a ninguno en contra de Él, y su santo nombre. Pero aun, para nuestro Padre celestial vivir en Canaán junto con Israel y con familias de naciones antiguas y modernas,
entonces, Él necesitaba destruir el pecado primero y, seguidamente, a Satanás junto ángeles caÃdos y la muerte, para tomar control del corazón de la tierra inmediatamente, finalmente estableciendo su vida eterna en él, para que la tierra exista
nuevamente, sin pecado y sea siempre enriquecida.
Definitivamente, fue importante para nuestro Padre celestial que su Hijo Jesucristo nazca como Isaac del vientre estéril de Sarah, porque ninguna carne podÃa destruir el pecado, a Satanás, ángeles caÃdos, hechicerÃa y el infierno tormentoso, pero
solamente su carne sin pecados y su sangre expiatoria, tornándose en Israel y finalmente en su Hijo Jesucristo nuevamente, como Cordero de Dios, tomando el pecado del mundo eternamente. Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo
Jesucristo naciendo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por su EspÃritu Santo, porque Israel antiguo habÃa recogido pecados de naciones antiguas y modernas, por cuatrocientos años, para bautizarse del Mar Rojo, abandonándolos perpetuamente,
porque la humanidad renacerÃa, viendo vida finalmente desde el desierto de Sinaà como Isaac todos ellos con salvación eterna, en Canaán.
En otras palabras, considerando que nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac del vientre estéril de Sarah, sanándolo con su EspÃritu, entonces, con Israel antiguo bautizado del Mar Rojo, Él lograrÃa que la humanidad
entera en el infierno, viva nuevamente, haciéndolos renacer a todos ellos como Isaac enteramente por el desierto de SinaÃ, para entrar en Canaán, eternamente justificados infinitamente. Es decir, también que Israel antiguo entró en el desierto de
SinaÃ, bautizado del Mar Rojo: el Mar Rojo, representando la sangre expiatoria de nuestro Padre celestial en necesidad de ser salpicada sobre la cortina, rompiéndola de arriba hacia abajo, para que el Lugar SantÃsimo, que es nuestro Padre celestial
mismo sea uno con sus hijos y con la tierra entera, enriqueciéndola infinitamente siempre.
Por ende, nuestro Padre celestial necesitaba a Moisés, acercándose a aguas amargas de Mara, ya que él necesitaba levantar el árbol yaciendo cerca de él, lanzándolo en las aguas, endulzándolas, para que Israel antiguo junto con él beba a familias
de las naciones antiguas y modernas, para ser una carne sin pecados lista para acceder el Lugar SantÃsimo, eternamente perdonados del pecado. Considerando que: cada hombre, mujer, niño y niña habÃa recibido los mandamientos santÃsimos de Israel y de
Moisés, para siempre fallar al cumplirlos en la carne pecadora, sin embargo, con Israel antiguo cumpliendo con rituales y ceremonias del Juramento a Isaac, entonces, ellos lograron cumplirlos, comiendo maná angelical y bebiendo agua de la roca: y asÃ
amarlo, honrarlo y exaltarlo a Él siempre eternamente.
Es decir, que por cuarenta años Israel antiguo junto con Moisés y familias de naciones antiguas y modernas, comieron diariamente del maná del cielo arriba, bebiendo de la roca de salvación, que harÃan finalmente a cada hombre, mujer, niño y niña
vestirse con la carne sin pecados, para ser mordidos por serpientes venenosas, descendiendo al corazón de la tierra, eternamente vindicados. Ya que, Israel antiguo junto con naciones antiguas y modernas necesitaban descender a postes del infierno,
mordidos por serpientes antiguas, esperaban por el Rey MesÃas que nazca de la hija virgen de David, entendiendo que, mordidos nuevamente por serpientes de bronce, esta vez, entonces ellos renacerÃan como Isaac nuevamente, finalmente cada uno de ellos
accediendo al Lugar SantÃsimo con perfecta salvación, eternamente enriquecido siempre.
Puesto que, con cada hombre, mujer, niño y niña, comiendo diariamente maná del cielo arriba junto con bebidas de la roca, entonces, ellos renacieron por el desierto de SinaÃ, logrando ser uno con Isaac, porque la semilla santa seria plantada en Canaá
n para la cruz, pero igualmente en la hija virgen de David, alcanzando todos a ser como Isaac lo es eternamente enriquecido, en Canaán. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba declarar a sus hijos perfectos y santos, asà como Él lo es
eternamente ante su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo en la gloria angelical, y asÃ, Él inmediatamente empezar su nuevo reino de amor para con naciones antiguas y modernas: amando, sirviendo y exaltando su santo nombre fuegos diariamente en la
tierra entera, desde su Lugar SantÃsimo de siempre.
Definitivamente, inmediatamente después que nuestro Padre celestial habÃa declarado perfectos y santos a sus hijos de Israel y de naciones antiguas y modernas en su Lugar SantÃsimo, entonces, su nuevo reino de amor eterno salió por la tierra entera,
para que su santo nombre fuegos sea amado, servido y alabado apropiadamente por todos con sus ángeles siempre, conquistando riquezas, poderes y glorias nunca antes alcanzadas. Esto fue algo, que nuestro Padre celestial necesitaba lograr en Israel y en
las naciones del mundo entero, logrando ver a su Hijo Jesucristo entrando a su Lugar SantÃsimo con sus hermanos y hermanas de la humanidad entera, empezando con Adán y con Eva, declarándolos a todos ellos perfectos y santos finalmente, enriqueciendo
asà su nuevo reino de amor eterno por ellos, para siempre.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba vivir con sus hijos, renacidos ya del bautismo en agua y del EspÃritu Santo, entendiendo que, Él los necesitaba a ellos viviendo en su carne sagrada y con su sangre expiatoria y llena de la vida del EspÃritu
Santo, otorgándoles poderes para vivir en sus riquezas cotidianas, enriqueciendo asà la tierra enteramente siempre, hasta que su reino venga postreramente. Legalmente, nuestro Padre celestial te habÃa declarado ya a ti perfecto y santo junto con tus
amados, vecinos y amistades, porque Él solamente te conoce a ti en su carne sagrada y en su sangre expiatoria, recibida ya de Él en ti, descendiendo como maná y con bebidas de la roca: amándolo, sirviéndolo y exaltándolo a Él con perfecta santidad
siempre, en la tierra entera.
En otras palabras, para nuestro Padre celestial conocerte a ti, entonces, tú tienes que ser bautizado en agua, abandonando la carne pecadora y el espÃritu de error, recibido de Adán y Eva, cuando ambos comieron del fruto prohibido, del árbol de la
ciencia del bien y del mal, finalmente recibiendo su carne sin pecados para vivir nuevamente, enriquecido de Él, en su Lugar SantÃsimo. Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesita conocerte a ti, asà como siempre Él ha conocido a su Hijo
Jesucristo y a su EspÃritu Santo, para estar en su familia divina y en su reino angelical, porque tú has nacido de su imagen para vivir con Él, eternamente enriquecido hacia la eternidad venidera, enriqueciendo su nuevo reino de amor sobre la tierra
siempre, con su Lugar SantÃsimo.
Legalmente, nuestro Padre celestial necesita conocerte a ti en la tierra, pero conociéndote en su carne sin pecados y en su sangre expiatoria, emanando de su cuerpo santÃsimo, como parte de ti, en su reino de amor eterno de su nueva tierra, porque sin Ã
‰l, entonces tú jamás conocerás el amor que complace su corazón santÃsimo infinitamente, y riquezas toquen tu vida siempre incesablemente. FÃsicamente, nuestro Padre celestial ha trabajado incansablemente para que tú accedas a su Sinagoga de
Jerusalén y su Lugar SantÃsimo con su Hijo Jesucristo, clavándolo a tus manos y pies, y el Padre verte a ti perfecto y santo, asà como Él siempre lo ha sido en la eternidad, finalmente viviendo Él contigo en su nueva tierra de amor, paz, riquezas y
alegrÃas interminables siempre.
Por cuanto, tú entraste en la Sinagoga de Jerusalén y el Lugar SantÃsimo de nuestro Padre celestial con su Hijo Jesucristo, clavándolo a ti, entonces Él te recibió victorioso siempre sobre sus enemigos, como Satanás, ángeles caÃdos, la muerte y
el infierno, y asÃ, tú recibÃas su bendición cotidiana con su vida, que únicamente sabe amarte a ti con sus riquezas cotidianas, hacia la eternidad. Sin embargo, nuestro Padre celestial ha estado viviendo contigo junto con tus amados siempre en su
Lugar SantÃsimo, porque tú naciste no solamente de su imagen y de su alma santÃsima, pero igualmente renaciste de su Sinagoga y en su Lugar SantÃsimo, como su corazón santÃsimo siempre amándote amorosamente, bendiciéndote con riquezas cotidianas,
enriqueciéndote asà a ti, como jamás tú hayas conocido riquezas antes.
Concluyentemente, riquezas que nuestro Padre celestial necesita manifestarlas en todas las familias de las naciones, francamente, son riquezas que Satanás junto con sus ángeles caÃdos amarÃa poseerlas, pero él sabe, que él siempre fallara al
conocerlas, dado que, únicamente pueden pertenecerte a ti con tus amados, enriqueciendo la tierra entera aún más que el reino angelical, en su Lugar SantÃsimo, como siempre. Verdaderamente, esta es riqueza, en que tú has nacido con ella, saliendo de
la imagen y del alma santÃsima de nuestro Padre celestial, haciendo que no solamente riquezas sean posibles continuamente hacia ti y tus amados, vecinos y amistades, pero igualmente hacia cada familia de las naciones, porque a Abraham se le dijo, que en
Isaac todas las familias serian enriquecidas abundantemente para siempre.
Indiscutiblemente, bautizándote en agua, invocándolo a Él, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, entonces, tú serás bendecido con la carne sagrada y sangre expiatoria de Isaac, salpicada ya por ti en la Sinagoga de Jerusalén y en su
Lugar SantÃsimo, rasgando el velo, separando lugares santos del Lugar SantÃsimo, enriqueciéndote asà finalmente con tus amados progresivamente en la tierra entera. Hoy, esto es verdad para cada musulmán, hindú, budista, taoÃsta, hebreo, cristiano,
shinto y naciones antiguas y modernas, porque nuestro Padre celestial ha expiado el pecado de la humanidad entera por el desierto de SinaÃ, viviendo mandamientos de Israel y de Moisés en perfecta santidad: Amando, honrando y exaltando su santo nombre
fuegos, y asÃ, riquezas sean posibles para ti en la tierra entera siempre.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba bendecir la tierra enteramente con abundantes riquezas asombrosas en nuestros dÃas y hacia la eternidad venidera, sin embargo, Satanás con sus ángeles caÃdos, incluyendo la muerte y el infierno tormentoso,
es por la pobreza, por razones que, él amarÃa empobrecerla, empezando con Israel, y asÃ, familias de las naciones jamás sean bendecidas, como fue prometido a Abraham inicialmente. Por eso, a ti siempre te faltaran las cosas, porque Satanás amarÃa
empobrecerte a ti, sin embargo, nuestro Padre celestial con su Hijo Jesucristo te ha enriquecido a ti ya poderosamente progresivamente, pero en la Sinagoga de Jerusalén y en su Lugar SantÃsimo, entendiendo que, tú estás con Él y con la familia
entera, pero solamente bautizado en agua tú alcanzaras estas riquezas finalmente siempre.
Seriamente, nuestro Padre celestial necesita enriquecerte a ti cada dÃa, sin duda alguna, ya seas tú musulmán, hindú, budista, taoÃsta, shinto, hebreo, cristiano o de cualquier familia de naciones antiguas y modernas, considerando que, divinamente É
l ha decidido transferir todo su reino de la gloria angelical hacia la tierra, escogiendo a Jerusalén para vivir allà con sus hijos, por una eternidad entera. De otro modo, Satanás con sus ángeles caÃdos, la muerte y el infierno tormentoso trabaja
para empobrecerte a ti con el mundo entero, conociendo que, bautizado en agua, entonces, tú con tus amados, vecinos y amistades alcanzaras abundantes riquezas, bendiciendo tu familia siempre, pero igualmente familias de las naciones, enriqueciendo
finalmente la humanidad entera, porque su reino de amor desciende sobre la tierra, ya pronto.
Ciertamente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a Israel antiguo recogiendo pecados de antiguas y modernas naciones, en el cautiverio egipcio, para Él tener a Moisés naciendo para recibir su santo nombre, como Dios de Abraham, Dios de
Isaac y Dios de Jacobo sobre el monte SinaÃ, para con el bautismo del Mar Rojo entrar en el desierto de SinaÃ, pero sin pecado alguno. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba endulzar el desierto de SinaÃ, teniendo a Moisés bautizado en agua y
como ciudadano de Canaán, entonces, él lograrÃa levantar el árbol yaciendo cerca de aguas amargas de Mara, para endulzar a familias antiguas y modernas de las naciones, endulzando asà el corazón del desierto de SinaÃ, para que Él descienda con su
tabernáculo y en su Lugar SantÃsimo.
Indiscutiblemente, nuestro Padre celestial necesitaba trabajar por el desierto de SinaÃ, buscando a sus hijos, pero buscándolos con el amor infalible de su corazón santÃsimo por ellos, que estaba siempre en el tabernáculo de reunión, como el Lugar
SantÃsimo: expiando, juzgando y cubriendo cada pecado, limpiándolos a ellos, entonces, finalmente entraron en su nuevo reino de amor eterno, que es su nueva tierra, eternamente justificados. Amorosamente, nuestro Padre celestial necesitaba tener a las
naciones llenas de sus santos mandamientos, imposibles para cada hombre cumplirlos, honrarlos y glorificarlos apropiadamente, porque ellos habÃan muerto en la carne pecadora, recibida, por inicio, de Adán y Eva, por ende, ellos estaban perdidos en el
infierno tormentoso, sin jamás conocer riquezas cotidianas de la vida eterna, por no conocer sus mandamientos, leyes y regulaciones.
Sin embargo, al hacer nuestro Padre celestial a la humanidad entera uno con Moisés y con Israel antiguo por el desierto de SinaÃ, bebiendo naciones de aguas amargas de Mara, endulzándolas, endulzaron el corazón del desierto de SinaÃ, entonces,
familias participaron de su maná y bebieron de su roca, entregándoles a ellos su cuerpo santo, en donde ellos jamás pecaron en contra de Él. Aquà es cuando, nuestro Padre celestial pudo trabajar con Moisés y con sacerdotes levitas, conduciendo
rituales y ceremonias de santidades perfectas del Juramento a Isaac en necesidad de ser cumplidas cabalmente, para abandonar el desierto de Sinaà victoriosos sobre Satanás, pecados, ángeles caÃdos, la muerte y el infierno, derrotando finalmente
serpientes venenosas, al morderlos a ellos, tratando de darles muerte nuevamente en el desierto.
Aun asÃ, Israel antiguo descendió con la humanidad entera enteramente al Valle de los huesos secos, esperando por el MesÃas, mordido por serpientes de bronce, entraron al Lugar SantÃsimo de la Sinagoga de Jerusalén, rompiendo el velo de arriba hacia
abajo, separando lugares santÃsimos de la tierra y sus naciones; y finalmente nuestro Padre celestial salió con su nuevo reino de amor eterno para todos. En este Sábado, nuestro Padre celestial empezó su nueva tierra en su Lugar SantÃsimo, porque É
l no solamente vio a su Hijo Jesucristo perfecto y santo junto con sus hermanos y hermanas de familias de naciones antiguas y modernas, pero igualmente, Él vio la cortina separando lugares santos rasgada hacia abajo, y su reino de amor eterno llenando
la tierra entera contigo, enriqueciéndola infinitamente siempre.
Verdaderamente, ya bautizado en agua, invocándolo a Él, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, entonces, tú abandonaras la carne pecadora y el espÃritu de error por la carne sagrada y el EspÃritu Santo: encontrándote a ti mismo con
tus amados, vecinos y amistades ya en el Lugar SantÃsimo, eternamente perfectos y enriquecidos todos juntos, enriqueciendo la tierra entera milagrosamente siempre. Además, tú no solamente estarás en el Lugar SantÃsimo siempre perfecto, porque
nuestro Padre celestial te ha aceptado a ti, clavado a pies y manos de su Hijo Jesucristo, bañado en su sangre expiatoria, verdaderamente, limpio de pecado eternamente, pero igualmente, Él ha permitido que su Lugar SantÃsimo con su santo nombre fuegos
eternamente honrado por ti esté en tu paÃs, enriqueciéndote a ti progresivamente.
Es decir, que nuestro Padre celestial les decÃa a los judÃos, en aquellos dÃas, que todo lo que él ha hecho en todo Israel, bendiciendo familias con sus amados, vecinos y amistades, entonces, ellos también podÃan hacerlo lo mismo, asà como lo habÃ
an visto hacer siempre en todos sus dÃas mesiánicos, y aun cosas mayores lograran, porque ya no hay nada imposible para ellos. Ahora, el por qué les hablo asà nuestro Señor Jesucristo a familias judÃas, entonces fue asà porque ellos habÃan
entrado al Lugar SantÃsimo con naciones antiguas y modernas, logrando nuestro Padre celestial toda obra personal, que él necesitaba alcanzar por ellos, y asÃ, juntos todos siempre estén con Él, en el Lugar SantÃsimo, ejecutando su voluntad perfecta
en la tierra entera, sin fallar jamás.
Ciertamente, nuestro Padre celestial siempre trabajó con Moisés y sacerdotes levitas en el Lugar SantÃsimo, ejecutando su voluntad perfecta no solamente por el desierto de SinaÃ, otorgando perdón de pecados con su cuerpo glorificado, descendiendo
del cielo arriba, como maná y bebidas de la roca, pero igualmente, Él obra diariamente contigo junto con los demás en el Lugar SantÃsimo, ejecutando su voluntad perfecta seguidamente siempre. Esto es correcto: Realmente, sin importar jamás, en donde
tú vives en la tierra hoy, nuestro Padre celestial trabaja contigo en el Lugar SantÃsimo, porque desde que su Hijo Jesucristo entró al Lugar SantÃsimo clavado a tus manos y pies, bañado en su sangre expiatoria, entonces, Él perfectamente puede
enriquecerte progresivamente, enriqueciendo asà a familias de las naciones en necesidad de su bendición cotidiana.
Ciertamente, nuestro Padre celestial ya te ha enriquecido a ti junto con tus amados, vecinos y amistades con Moisés y con Israel antiguo por el desierto de SinaÃ, porque Él nos entregó sus mandamientos santÃsimos, imposibles de cumplir en la carne
pecadora, empero, Él nos entregó su carne sagrada, como Isaac ya enriquecida contigo eternamente, gozando riquezas cotidianas en tu paÃs abundantemente, empezando ya. Positivamente, esta es riqueza, recibida por ti diariamente desde la gloria
angelical, de Canaán, del corazón de la tierra (porque su corazón santÃsimo está allÃ, cuidando de su sangre expiatoria, salpicada en el Lugar SantÃsimo de su Sinagoga de Jerusalén): bendiciéndote siempre a ti, por donde sea que vayas tú por la
tierra entera, entonces, tú siempre llevaras contigo continuamente grandes riquezas para muchos.
Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel antiguo junto con la humanidad entera enteramente enriquecidos ya con su cuerpo glorificado en el Lugar SantÃsimo, de la Sinagoga de Jerusalén, que es Isaac, derrotando a Satanás, la muerte y el
infierno, recuperando finalmente riquezas perdidas al pecado, endulzando el corazón de la tierra poderosamente, logrando ser uno con Él en perfecta santidad todas las naciones infinitamente. Efectivamente, Moisés con Israel antiguo habÃa endulzado el
corazón del desierto, cuando aguas amargas de Mara, endulzaron, seguidamente bebidas por Israel antiguo fueron uno con las naciones en la carne sagrada, que necesitaban participar del maná y beber de la roca, recibiendo el cuerpo glorificado, en donde
su santo nombre fuegos finalmente endulzarÃa el corazón de la tierra enteramente, enriqueciendo diariamente la tierra entera siempre.
Definitivamente, nuestro Padre celestial necesitaba enriquecer el corazón de la tierra con su cuerpo glorificado, que es Isaac con carne y sangre expiatoria, removiendo pecados del corazón del mundo desde el Lugar SantÃsimo de la Sinagoga de Jerusalé
n, finalmente estableciendo su carne sagrada de vida eterna, derrotando a Satanás y la muerte en cielos y tierra, enriqueciendo su Creación enteramente con abundante salvación para todos. Considerando que, nuestro Padre celestial endulzó aguas
amargas de Mara con Moisés e Israel antiguo, habiendo recogido pecados del mundo entero, para abandonarlos en el bautismo del Mar Rojo, logrando todos juntos endulzar el corazón del desierto de SinaÃ, seguidamente recibieron el cuerpo glorificado del
cielo arriba con el maná, para descender endulzando el corazón de la tierra perpetuamente con salvación para todos últimamente.
Realmente, habiéndolo logrado todo, endulzando el corazón del desierto de Sinaà y naciones antiguas y modernas con el árbol yaciendo cerca de aguas amargas de Mara, entonces, cuarenta años después, el corazón del mundo endulzarÃa, porque la
semilla santa plantada en Canaán nos dio la cruz, plantada en la hija virgen de David nació el MesÃas, endulzando el corazón de la tierra con salvación eterna. Entonces, nuestro Padre celestial logró tener el corazón de la tierra endulzándose con
la cruz y con su Hijo Jesucristo clavado sobre naciones antiguas y modernas a pies y manos de ellos, bañados con la sangre expiatoria, finalmente su corazón santÃsimo fue endulzado por sus hijos, al entregarle a Él océanos de amor en su Lugar SantÃ
simo, removiendo milagrosamente el pecado del mundo entero postreramente.
En otras palabras, Moisés e Israel antiguo, emergiendo del bautismo del Mar Rojo, entonces naciones antiguas y modernas endulzaron por el corazón del desierto de SinaÃ, para recibir el cuerpo glorificado del cielo arriba, finalmente endulzando el
corazón de la tierra con el MesÃas en el Lugar SantÃsimo, de la Sinagoga de Jerusalén, cuando su corazón santÃsimo recibÃa a sus hijos, enriqueciendo la tierra entera. Puesto que, esta era la vara de Aarón o pedazo de palo o árbol, que nuestro
Padre celestial le dijo a Moisés que cada prÃncipe de las doce tribus de Israel le trajese a él, colocándolas dentro del Arca del Convenio, y al siguiente dÃa Moisés vio, que la vara de Aarón habÃa reverdecido con flores y almendras, mientras los
otros palos no rejuvenecieron jamás.
Esta era la vara de Aarón, que nuestro Padre celestial habÃa escogido finalmente entrando el Lugar SantÃsimo de la Sinagoga de Jerusalén con el MesÃas clavado a naciones antiguas y moderas, que Moisés e Israel antiguo habÃan bebido, endulzando
aguas amargas de Mara, integrándose a la carne sin pecados de Isaac, rejuveneciendo con flores y almendros, complaciendo toda verdad y justicia en la tierra siempre. Consiguientemente, bautizado en agua entonces tú eres esta vara de Aarón
rejuveneciendo con flores y almendras, como riquezas interminables en el Lugar SantÃsimo de la Sinagoga de Jerusalén con el Padre, porque bautizado, invocando su santo nombre, eternamente ya honrado por ti, entonces, riquezas fluirán en ti, por donde
sea que vivas, enriqueciéndote grandemente, pero igualmente enriqueciendo a los demás en tu alrededor continuamente.
Ciertamente, tú eres aquel árbol yaciendo cerca de aguas amargas de Mara, que Moisés e Israel antiguo levantaron, lanzándote en ella inmediatamente, endulzándolas junto con tu vida entera y los demás alrededor de ti, bautizándote en agua entonces
finalmente tú has endulzado tu vida entera en tu paÃs, entrando al Lugar SantÃsimo de la Sinagoga de Jerusalén para endulzar tu corazón finalmente, para siempre. Ahora, tú habrás endulzado el corazón de nuestro Padre celestial infinitamente en el
Lugar SantÃsimo de la Sinagoga de Jerusalén con su Hijo Jesucristo, que es carne sin pecados de Isaac, nacida de la hija virgen de David para vivir perfecto y santo en Canaán, finalmente bautizado del rÃo Jordán por Juan, desde entonces, tú eres
virgen siempre, asà como él lo es eternamente enriquecido.
Efectivamente, tú eres aquel árbol rejuveneciendo con flores y almendras, endulzando aguas amargas de Mara, endulzando el corazón del desierto con naciones antiguas y modernas, endulzando el corazón del mundo, comiendo del maná y bebiendo de la roca,
finalmente endulzando el corazón de nuestro Padre celestial en el Lugar SantÃsimo de la Sinagoga de Jerusalén, enriqueciéndote a ti mismo en tu paÃs, para siempre. Consiguientemente, tú has sido enriquecido poderosamente del cielo arriba con
riquezas cananeas y del corazón de la tierra, porque su corazón santÃsimo está debajo de Canaán, cuidando de su sangre expiatoria, salpicada sobre la cortina que separaba lugares santos del Lugar SantÃsimo de la Sinagoga de Jerusalén, destruida
por el Ejercito romano, sigue escondida de contaminaciones enemigas hasta ver vida eterna la tierra entera últimamente.
Categóricamente, nuestro Padre celestial te ha llamado a bautizarte inmediatamente, asà como con Abraham y sus hijos inicialmente, para él ser perfecto y santo, asà como Él lo es ante su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, conociendo que, tú eres
aquel árbol rejuveneciendo con flores y almendros del Lugar SantÃsimo y en tu familia, enriqueciendo la humanidad con la tierra entera siempre. Verdaderamente, nuestro Padre celestial ya ha empezado su nuevo reino de amor eterno por su Hijo Jesucristo,
su EspÃritu Santo junto contigo, tus amados, vecinos y amistades para tener su santo nombre fuegos: eternamente amado, servido y exaltado con huestes angelicales en la gloria angelical y en su nueva tierra ya enriquecida grandemente toda ella contigo en
tu paÃs, hacia la eternidad venidera.
Y aquà es, en donde tú crecerás junto con tus amados, porque Él ya te ha entregado a ti toda la gloria celestial, riquezas cotidianas de Canaán y con riquezas escondidas en la tierra entera hasta hoy, riquezas creadas por Él para su nuevo reino de
amor, porque cuando Él formó la tierra, entonces, Él la formó con riquezas asombrosas, para gozarlas contigo siempre. Mejor dicho, nuestro Padre celestial te ha entregado su vida eterna ya victoriosa sobre Satanás, pecados, la muerte y el infierno ú
nicamente para gozar con Él su gloria celestial en la tierra, creada por Él, pensando siempre en ayudarte a ti a gozar dulzuras de su corazón santÃsimo que amarÃa gozarlas contigo diariamente, entendiendo tú finalmente, cuanto Él siempre te ha
amado hasta hoy.
Esta es la vida eterna de nuestro Padre celestial, entregada a ti en su Lugar SantÃsimo de la Sinagoga de Jerusalén, porque con su Hijo Jesucristo clavado a tus manos y pies, bañado en su sangre expiatoria, entonces, Él finalmente derrotó a Satanás,
pecados, la muerte y el infierno por ti, para conocerlo a Él con grandes riquezas cotidianas en la eternidad, bautizado en agua. Consiguientemente, bautizado en agua entonces tú obtendrás acceso a la vida gloriosa de nuestro Padre celestial instantá
neamente, entregada a ti con tus amados ya perpetuamente, porque con ella, Él ha destruido pecados, brujerÃas, problemas y holocaustos, que Satanás escondÃa de ti, y asÃ, tú siempre falles al conocer su vida asombrosa, que únicamente conoce amarte
a ti con riquezas dulces diariamente, en la tierra entera.
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