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All on Fri Dec 3 20:52:14 2021
Sábado, 04 de Diciembre, 2021 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
BAUTIZADO: todo poder te ha sido otorgado a ti, viviendo su vida en Canaán, que destruyó ya brujerÃas de Satanás, enriqueciéndote a ti cada dÃa, siempre:
Decisivamente, nuestro Padre celestial habÃa tomado a Israel antiguo junto con Moisés, liderándolos por el desierto de SinaÃ, porque ellos necesitaban beber de aguas amargas de Mara, endulzadas únicamente por el árbol yaciendo cerca de él, visto
que Eva habÃa fallado al endulzarlas junto con Adán y sus hijos de generaciones venideras para llenar la tierra entera de vida abundantemente. Además, nuestro Padre celestial les habÃa entregado a Israel antiguo y a Moisés una nueva vida, que ellos
empezarÃan a encontrarla bautizados del Mar Rojo, abandonando la carne pecadora y el espÃritu de error por la carne sagrada y el EspÃritu Santo, porque cada pecado cometido por la humanidad entera habrÃa abandonado ya la tierra, empezando una nueva
vida sin pecado en la eternidad.
Divinamente, nuestro Padre celestial tuvo a sus hijos legÃtimos de Israel junto con Moisés bautizados en agua, invocándolo a Él, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, renaciendo asà en Canaán, porque ellos necesitaban legÃtimamente
heredar sus riquezas, enriqueciéndolos junto con familias de las naciones toda una eternidad, empezando en el infierno tormentoso, asà como el desierto de Sinaà lo es. Desdichadamente, nuestro Padre celestial habÃa perdido a sus hijos hacia Satanás
y hacia el ángel de la muerte, porque Eva comió del fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal, por ende, porque ella comió de él entonces Adán con sus hijos fueron afectados por generaciones futuras, sólo para conocer pobreza,
enfermedad, hambruna y muerte en el infierno tormentoso.
Ciertamente, nuestro Padre celestial habÃa perdido a sus hijos de familias de las naciones, porque cada hijo suyo yacÃa muerto en el desierto de SinaÃ, asimilando el infierno tormentoso, por ello, Él necesitaba descender a ellos, rescatándolos para
ver vida nuevamente con Él, pero sin pecado alguno, porque ahora ellos vivirÃan eternamente amados con riquezas solamente emanando de Él hacia ellos toda una eternidad entera. Además de todo, para nuestro Padre celestial rescatar a sus hijos de
familias antiguas y modernas de las naciones, entonces, Él necesitaba tener a Israel antiguo junto con Moisés invocándole, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo para que ellos renazcan legÃtimamente de su semilla santa, volviendo a ver
vida nuevamente con riquezas sin fin ya pronto.
Indiscutiblemente, nuestro Padre celestial necesitaba que Moisés recogiese el árbol yaciendo cerca de aguas amargas de Mara para endulzarlas, convirtiéndolas en aguas potables para él y para Israel antiguo, porque ellos beberÃan seguidamente de cada
hombre, mujer, niño y niña de familias antiguas y modernas de las naciones para vivir nuevamente con Él en su Lugar SantÃsimo finalmente en Canaán. Entendiendo que, al nuestro Padre celestial tener a Moisés junto con Israel antiguo bebiendo de
aguas amargas de Mara, endulzadas por el árbol yaciendo cerca de él por siglos (sino milenios), entonces cada hombre, mujer, niño de pasadas y de futuras generaciones seria uno con su semilla santa, como fue Israel antiguo comiendo maná de la gloria
angelical, finalmente para recibir el cuerpo glorificado.
Entendiendo que, después nuestro Padre celestial tuvo a Moisés con Israel antiguo, comiendo del maná descendiendo directamente de Él para vestir a cada hijo suyo de naciones antiguas y modernas con su cuerpo glorificado, que es la carne sagrada de
Isaac y su sangre expiatoria, logrando finalmente el cuerpo que necesitaban para vivir nuevamente, entonces, ellos seguidamente bebieron de la roca de salvación. Aquà es cuando. Nuestro Padre celestial tuvo a Israel antiguo junto con Moisés torná
ndose en una nueva nación, como una nueva humanidad, vistiendo su misma carne sagrada de la sangre expiatoria, que es su vida eterna, destruyendo no solamente pecados, pero igualmente a Satanás, ángeles caÃdos, la muerte, familias brujas y el
infierno, convirtiendo el corazón de la tierra en su mismo corazón amoroso y glorioso, para siempre.
Confidentemente, después de beber aguas amargas de Mara, endulzadas por el árbol yaciendo cerca del lugar, tirado en él, endulzando asà a cada hombre, mujer, niño y niña de familias de las naciones antiguas y modernas: finalmente, ellos condujeron
rituales y ceremonias de perfecta santidad para ser uno con Él instantáneamente en el Lugar SantÃsimo, al fin enriqueciendo la tierra entera. En el desierto de SinaÃ, nuestro Padre celestial fue victorioso ya sobre todo pecado, maldiciones, problemas,
conflictos, pobreza y hambruna que Satanás junto con la muerte y sus ángeles caÃdos habÃan atacado con ellos a la humanidad entera, empobreciendo la tierra siempre, y su reino de amor eterno por sus hijos y su santo nombre fuegos jamás se
manifieste para la nueva eternidad venidera.
Definitivamente, nuestro Padre celestial con Moisés e Israel antiguo habÃan tomado ya la humanidad entera, bebiéndoselas de aguas amargas de Mara, endulzadas por su árbol yaciendo cerca del lugar, entonces por el desierto Él libremente ejecutó su
voluntad perfecta, asà como Él lo harÃa en el infierno, salvando finalmente a sus hijos, vistiéndolos de su cuerpo glorificado que nació de Él, como Isaac en Canaán. Empero, dado que Satanás junto con ángeles caÃdos atacaba y destruÃa siempre
la humanidad entera, entonces, nuestro Padre celestial obtuvo poderes legales del Juramento a Isaac, haciendo de Israel su nación dorada, en una poderosa nación de familias no solamente del linaje hebreo, pero igualmente de naciones antiguas y modernas,
derrotando finalmente a Satanás con la carne sagrada y sangre expiatoria de Isaac en Canaán.
Realmente, nuestro Padre celestial con el bautismo del Mar Rojo, convirtió a Israel antiguo en ciudadanos legales de Canaán, milagrosamente, ciudadanos del reino angelical, porque Él estaba destruyendo a Satanás y ángeles caÃdos con poderes
angelicales, el paraÃso y otros lugares celestes al recibir a sus hijos perfectos y santos en el Lugar SantÃsimo en el desierto de Sina×logrando su voluntad perfecta con ellos finalmente. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba no solamente
a Moisés e Israel antiguo entendiendo que él los habÃa convertido a ellos en una nación poderosa, lidiando con Satanás, pecados, ángeles caÃdos, la muerte y el infierno al llevarlos a Elim, en donde estuvieron cerca de doce fuentes de agua junto
con setenta palmeras, permaneciendo allà momentáneamente para manifestar poder a la humanidad entera hacia la eternidad.
Divinamente, nuestro Padre celestial necesitaba a Moisés e Israel antiguo entendiendo que las doce fuentes de agua eran las doce tribus de Israel y las setenta palmeras la familia de Jacobo entrando en tierra de Gosén para vivir en Egipto, en donde JosÃ
© estaba, enriqueciendo la tierra entera, porque Satanás estaba atacándola con hambruna, destruyendo la humanidad entera para su reino de tinieblas. Sin embargo, nuestro Padre celestial necesitaba las doce tribus de Israel en el desierto de Sinaà para
ser las doce fuentes de agua, saciando a familias de las naciones antiguas y modernas, perdidas todas ellas en el desierto, y asÃ, ellas coman del maná descendiendo de Él desde la gloria angelical, otorgándole a cada uno su cuerpo glorificado para
derrotar al desierto eternamente por fin.
Por cuanto, nuestro Padre celestial necesitaba a naciones antiguas y modernas entendiendo que Israel antiguo era las doce fuentes de agua junto con las setenta palmeras en el desierto de SinaÃ, entregándoles vida a ellos para vivir nuevamente, pero
vivir en Canaán sin pecar jamás, regresando finalmente hacia la gloria angelical enriquecidos, únicamente conociendo: amor, paz y alegrÃas interminables con Él toda una eternidad entera. Además, nuestro Padre celestial tuvo a Moisés e Israel
antiguo con doce fuentes de agua y setenta palmeras, porque con las doce fuentes irrigaron el desierto de SinaÃ, otorgándole vida a la humanidad entera nuevamente, pero igualmente viendo a Israel con las setenta palmeras, como los setenta hijos de
Jacobo enriqueciendo a Egipto con Isaac, enriqueciendo finalmente las naciones con vida para su nueva tierra.
Amorosamente, nuestro Padre celestial necesitaba a Moisés ayunando por cuarenta dÃas y noches, ascendiendo al Monte SinaÃ, porque debÃa estudiar el tabernáculo de reunión y su Lugar SantÃsimo para descender con él al campo israelita, haciendo una
copia de él, ya que Él necesitaba: expiar, juzgar y cubrir todo pecado con sangre expiatoria, pecados ya abandonados en el Mar Rojo por Israel antiguo. Indiscutiblemente, nuestro Padre celestial necesitaba no solamente remover tinieblas que la mentira
de Satanás habÃa causado en Eva, pero igualmente en Adán y en sus hijos comiendo ella del fruto prohibido, engañada por la serpiente del Edén, para que entonces ellos vivan nuevamente, porque si tinieblas permanecÃan aun en ellos, mientras yacÃan
en el desierto: entonces, ellos jamás lograrÃan vivir nuevamente en la eternidad.
Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba a Moisés, ascendiendo hacia la gloria celestial sobre la cruz del monte de Jerusalén, descansando sobre el SinaÃ, empezando asà él a conocer el tabernáculo de reunión y su Lugar SantÃsimo, porque
con él, Él removerÃa el pecado, tinieblas, maldiciones, enfermedades, pobreza, hambruna, la muerte y el infierno, viendo a sus hijos nuevamente vivir con Él, por siempre enriquecidos. Efectivamente, esta era la única manera posible para nuestro
Padre celestial empezar a expiar, juzgar y cubrir cada pecado con sangres expiatorias de carneros sobre la entrada del tabernáculo de reunión, seguidamente salpicándola dentro de él, como salpicando la sangre sobre el Arca del Convenio, por ejemplo,
y con el pecado destruido entonces ver a sus hijos nuevamente bendecidos con sus asombrosos poderes siempre.
Ya que, nuestro Padre celestial usaba siempre poderes de perfecta santidad del Juramento a Isaac, diariamente conducidos por sacerdotes levitas, alrededor del tabernáculo y dentro de él igualmente, y asÃ, Él trabajar con sus manos santas con perfecta
santidad, tocando a sus hijos sin pecado alguno cada vez, entregándoles a ellos finalmente vida junto con bendiciones, sanidades, paz y riquezas interminables siempre. Esto fue algo importante, que nuestro Padre celestial necesitaba conducir con Israel
antiguo junto con Moisés, como convirtiéndose en su gran poder con la carne sagrada de Isaac y su sangre expiatoria junto con poderes del EspÃritu Santo, porque Él mismo los mantuvo cerca de doce fuentes y setenta palmeras: manifestando poder hacia
el desierto para conquistar a Canaán y el mundo entero eventualmente perpetuamente.
Amorosamente, el corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial estuvo siempre en el tabernáculo de reunión como el Lugar SantÃsimo, porque con ojos de su corazón buscó a sus hijos hasta encontrarlos perfectos y santos no solamente como Israel
antiguo junto con Moisés, abandonando pecados en el bautismo del Mar Rojo, pero igualmente finalmente: Él expió, juzgó y cubrió pecados para encontrarlos sin culpa infinitamente. Verdaderamente, nuestro Padre celestial necesitaba buscar por sus
amados por el desierto arenoso de SinaÃ, tocando cada grano de arena, finalmente removiendo el pecado junto con tinieblas para ver sus rostros nuevamente, y dándoles vida abundantemente, porque una vez que Él habÃa removido toda tiniebla de ellos,
entonces ellos podÃan vivir nuevamente en Canaán, pero sin el pecado—porque Él es santÃsimo.
Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba buscar por cada hijo suyo hasta Él mismo encontrarlos finalmente hasta el último de ellos, entregándoles vida, pero sin tinieblas del pecado, maldiciones, enfermedades, pobreza, hambruna, muerte y el
infierno tormentoso, porque nuevamente podÃan sus hijos legÃtimos, vivir gozando de su perfección y santidad en la gloria angelical, por siempre justificados en su reino de amor eterno al manifestarse finalmente. Puesto que, el reino de nuestro Padre
celestial en la tierra, será un reino de amor, en donde el amor de padres regresa al amor de sus hijos y el de los hijos a sus padres, gozando asà amor, riquezas y alegrÃas sin fin con Él, su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo y huestes angelicales
siempre en la eternidad.
Además, esta es la vida que nuestro Padre celestial le entregó ya a sus hijos, empezando con Adán y Eva en el paraÃso, en donde Él mismo será amado por ellos únicamente conquistando nuevas riquezas, glorias y poderes nunca antes vistos por los á
ngeles, porque para conquistarlas entonces necesitaban ser perfectos y santos, asà como Él es eternamente, inversamente, es imposible conquistarlas para siempre. Presentemente, esta es riqueza únicamente existente en hijos de nuestro Padre celestial
naciendo de su imagen y de su alma santÃsima, como Adán y Eva inicialmente, porque ellos nacieron no solamente para ser perfectos y santos, asà como Él eternamente, pero igualmente nacieron con riquezas interminables únicamente existentes en Él, su
Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo en la tierra entera y en la eternidad.
Consiguientemente, fue importante para nuestro Padre celestial descender de la gloria angelical en su tabernáculo de reunión para encontrarse siempre con Moisés y con el sumo sacerdote levÃtico del año en curso, bendiciendo Él mismo no solamente a
Israel, pero igualmente a naciones antiguas y modernas, enriqueciéndolos con riquezas nacidas con ellos inicialmente en la tierra para establecer su reino de amor finalmente perpetuamente. Definitivamente, este es el reino de amor eterno de nuestro
Padre celestial, derrotando a Satanás, ángeles caÃdos, la muerte, a familias brujas y al infierno, y asÃ, tú vivas una vida gloriosa en la tierra siempre, enriqueciéndola, porque tú serás una bendición progresivamente, participando de su Mesa
santa: Pan y vino, que es riqueza descendiendo sobre ti siempre, para conocer únicamente dÃas gloriosos postreramente.
Realmente, con esta vida gloriosa, que nuestro Padre celestial nos ha entregado a nosotros ya, entonces, Él puede conocernos, asà como Él es perfecto y santo eternamente, porque Él solamente puede conocer a su Hijo y su Hijo le conoce a Él
enteramente, contrariamente, Él siempre fallara en conocerte a ti, asà como tú eres en su vida, por no haberte bautizado en agua. Por eso, nuestro Padre celestial le dijo a Abraham, que él necesitaba ser perfecto y santo, asà como Él lo es en la
eternidad de la gloria angelical, para él ver vida nuevamente siempre en su nueva tierra venidera, y esto fue un llamado al bautismo en agua para él y sus hijos de Israel y de naciones antiguas y modernas, para vivir nuevamente.
Inversamente, nuestro Padre celestial siempre fallara al ser parte de tu vida, de tus amados, vecinos y amistades, porque tú aun vives en la carne pecadora de Adán y Eva, tomada del polvo de la tierra, empero, con la carne de Isaac entonces tú obtendrÃ
¡s un cuerpo glorificado de Él, sin morir jamás: viviendo únicamente para conocer amor, prosperidad, riquezas y alegrÃas inagotables siempre. Entendiendo que, bautizándote en agua entonces abandonaras la carne pecadora y el espÃritu de error por la
carne sin pecados y el EspÃritu Santo, en donde: tú te encontraras con Él en persona únicamente para conocerlo en su corazón amoroso y asombroso siempre amándote a ti, no importando tus pecados pasados jamás en tu vida en contra de Él y de su
Hijo Jesucristo.
Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba a Moisés con Israel antiguo en cautiverio por cuatrocientos años, recogiendo pecados de familias antiguas y modernas de las naciones, para luego tener a Moisés naciendo y entregarle su santo nombre fuegos,
porque Él no pudo jamás entregárselo a Abraham y a sus hijos hasta que todo pecado habÃa sido recogido de la tierra entera por Israel. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba tener a Moisés e Israel antiguo no solamente tomando pecados de la
humanidad hacia el bautismo del Mar Rojo para abandonarlos, pero igualmente, Él necesitaba asegurarse que tus pecados, y de tus amados, vecinos y amistades, fuesen destruidos con el bautismo antiguo junto con el bautismo en tu bañera doméstica: volvié
ndote a ver sin pecados para enriquecerte nuevamente siempre.
Por lo tanto, cuando Moisés nació entonces fue para recibir su santo nombre fuegos sobre el monte SinaÃ, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, porque todo pecado habÃa sido ya recogido por Israel antiguo en el cautiverio egipcio para
llevarlos al bautismo del Mar Rojo, abandonándolos para siempre en el lecho marino, para jamás conocerlos nuevamente en la tierra. Ahora, cuando Israel antiguo y Moisés fueron bautizados en el Mar Rojo, entonces, ellos abandonaron la carne pecadora y
el espÃritu de error por la carne sagrada y el EspÃritu Santo, en donde nuestro Padre celestial vive su misma vida santÃsima: derrotando a Satanás y ángeles caÃdos en la gloria angelical para buscar a sus hijos hasta finalmente encontrarlos ya
llenos de vida abundante nuevamente.
Por cuanto, únicamente la vida de nuestro Padre celestial puede finalmente ser encontrada, contrariamente, es imposible para nosotros ser vistos en la tierra entera, y Satanás junto con la muerte habÃa tornado el paraÃso en el desierto de SinaÃ, en
donde Eva con Adán y sus hijos yacÃan muertos, porque ella comió del fruto prohibido, fallando siempre encontrar vida nuevamente, como en el paraÃso. Verdaderamente, nuestro Padre celestial jamás te conocerá a ti hasta encontrarte en su vida,
entregada ya a ti por su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sara, y últimamente nació de la hija virgen de David como el MesÃas, entrando asà su vida ya vivida victoriosamente en Canaán sobre Satanás, pecados, maldiciones,
brujerÃas, muerte e infierno, y finalmente tú goces riquezas cotidianas siempre.
Ciertamente, al Moisés junto con Israel antiguo arribó a aguas amargas de Mara, entonces, el árbol yaciendo cerca, tirado adentro de él por Moisés solamente, endulzándolo para Israel antiguo beber, bebiendo asà a cada antiguo y moderno hombre,
mujer, niño y niña de las naciones para ser uno en Isaac, por ende, finalmente nuestro Padre celestial los encontró vivos nuevamente a todos y sin pecados. Misericordiosamente, nuestro Padre celestial encontró finalmente a sus hijos perdidos a Sataná
s muertos en el desierto de SinaÃ, por Eva comer del fruto prohibido junto con Adán, seguidamente, Satanás tornó el paraÃso en un desierto eterno, en donde todos siguen sin conocer la gloria angelical: empero, con Moisés e Israel antiguo en carne
de Isaac entonces lo tornaron en vida nuevamente para todos, eternamente justificados.
Además, Moisés junto con Israel antiguo en la carne sagrada de Isaac fueron ojos que nuestro Padre celestial necesitaba para encontrar a sus hijos, escaneando arenales del desierto de Sinaà los vio a ellos, desfigurados por el pecado de Eva, de haber
comido del fruto prohibido, sin embargo, con Moisés e Israel entonces Él podÃa verlos para entregarles vida nuevamente con riquezas sin fin. Estos fueron dÃas, cuando nuestro Padre celestial finalmente te encontró a ti junto con tus amados, vecinos
y amistades del mundo entero, porque estaban todos perdidos, asà como tú mismo, para expiar, juzgar y cubrir tus pecados con su tabernáculo de reunión y su Lugar SantÃsimo, en donde Él se encontraba con sacerdotes levitas con tus sacrificios
cotidianos para bendecirte siempre en tu paÃs natal.
Amistosamente, nuestro Padre celestial habÃa escogido a sacerdotes levitas para conducir rituales y ceremonias del Juramento a Isaac en perfecta santidad cada dÃa, limpiándote a ti de pecados hasta que seas visible en su presencia santÃsima, entregá
ndote tu vida nuevamente junto con tus amados, pero también con riquezas abundantes, bendiciendo asà enteramente la tierra contigo hasta que su reino de amor eterno venga finalmente. Empero, nuestro Padre celestial necesitaba limpiarte a ti con su
misma vida personal, como con Los Diez Mandamientos de Israel y de Moisés, entregados a Israel sobre el monte SinaÃ, viviendo finalmente su vida enriquecida por el desierto, perdidos todos en el infierno tormentoso ya como los demás, empezando con Adá
n y Eva por comer del fruto prohibido, pero ahora tú comerás siempre de Él: maná.
Tempranamente, nuestro Padre celestial le habÃa entregado a Moisés sus mandamientos eternos, imposible de cumplirlos en la tierra entera, porque ellos eran imposibles de ser cumplidos por ningún hombre, mujer, niño y niña de Israel y de naciones
antiguas y modernas, sin embargo, Él proveyó también el cuerpo glorificado para cumplirlos perfectamente por el desierto de SinaÃ, para entrar a Canaán todos eternamente justificados postreramente. Verdaderamente, nuestro Padre celestial no
solamente le entregó a Moisés su vida eterna, manifestada en sus mandamientos eternos, para ser honrados por la humanidad entera e Israel antiguo en el desierto, entrando finalmente a Canaán victoriosos sobre Satanás, pecados, familias brujas, la
muerte y el infierno, pero igualmente, Él les entregó a todos su cuerpo glorificado con sus mandamientos cumplidos, descendiendo diariamente como maná.
Ciertamente, estos son mandamientos de nuestro Padre celestial, que su cuerpo glorificado, como su semilla santa, como la carne sagrada de Isaac y su sangre expiatoria sin jamás haberlos transgredido ni menos violado en el cielo, pero ahora Él los
tiene eternamente cumplidos en sus hijos en la tierra entera, empezando en el infierno, para vivir nuevamente enriquecidos, sanados y justificados hacia la eternidad venidera. Realmente, nuestro Padre celestial fue Justo, Perfecto, Santo, entregándole a
Moisés sus mandamientos jamás transgredidos por Él, que cada hombre, mujer, niño y niña en la carne pecadora de Adán y Eva jamás los honran, empero, con su cuerpo glorificado, recibido por sus hijos bautizados en agua, entonces los vivirán
infinitamente cumplidos en su vida santÃsima que sólo conoce amor, paz, prosperidad y riquezas siempre.
Misericordiosamente, nuestro Padre celestial necesitaba a cada hombre, mujer, niño y niña de Israel junto con antiguas y modernas naciones, tornándose en uno con Israel antiguo y Moisés en la carne sagrada de Isaac para comer cada mañana del maná,
descendiendo directamente de Él en la gloria angelical, y ellos puedan vivir sus mandamientos eternamente cumplidos en el desierto, conquistando Canaán finalmente con ellos. Entendiendo que, Israel antiguo junto con Moisés y la humanidad entera,
absorbida por ellos, bebiendo aguas amargas, endulzadas por el árbol yaciendo cerca de Mara, tirándolo Moisés en él, finalmente vistiéndose todos con carne sagrada de Isaac, como su cuerpo glorificado para entrar en Canaán con él, inversamente,
era imposible para ellos acceder Canaán ni menos la gloria angelical para gozar riquezas cotidianas de vida eterna.
Ahora, Israel antiguo junto con Moisés y la humanidad entera de toda generación podÃa comer del cuerpo glorificado de nuestro Padre celestial, descendiendo del cielo arriba, como maná cotidiano junto con bebidas de la roca de salvación para cumplir
con rituales y ceremonias del Juramento a Isaac de perfecta santidad, accediendo finalmente Canaán todos juntos, con el cuerpo glorificado del MesÃas para vivir nuevamente, eternamente enriquecidos. Realmente, nuestro Padre celestial comió maná y
bebió agua viva de la roca con Israel antiguo y la humanidad entera, tornándose todos en una carne sin pecados en el desierto de SinaÃ, que Satanás, la muerte y enemigos jamás derrotaron por falta de agua y de alimentos por cuarenta años, porque la
semilla santa es indestructible, carne de Isaac en su tierra nueva para siempre.
Aquà es cuando. Nuestro Padre celestial finalmente cumplió su perfecta voluntad con todo antiguo y moderno hombre, mujer, niño y niña de Israel de las naciones, viendo vida nuevamente, aunque todos seguÃan en el desierto de SinaÃ, en donde toda
vida falla por falta de agua y de comida hasta que finalmente fueron mordidos por serpientes venenosas, entendiendo que Satanás no querÃa a Israel conquistando Canaán postreramente. Es decir, también que nuestro Padre celestial tuvo a Israel antiguo
con Moisés cumpliendo con rituales y ceremonias de perfecta santidad en todo antiguo y moderno hombre, mujer, niño y niña de la humanidad entera por el desierto de Sinaà con una promesa de vivir todos ellos una vida todopoderosa en su nueva tierra,
como su reino de amor eterno por ellos para siempre.
En otras palabras, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel antiguo junto con Moisés viviendo poderes de perfecta santidad por el desierto de Sinaà con todo hombre, mujer, niño y niña de la humanidad entera, garantizándoles su cuerpo glorificado
y lleno de vida eterna: derrotando a Satanás y sus brujerÃas en Canaán y en sus paÃses natales para conocer amor, paz, prosperidad y riquezas interminables siempre. Esto es algo, que nuestro Padre celestial necesitaba a Moisés e Israel antiguo
cumpliendo para todas las familias de las naciones antiguas y modernas, empezando con Israel, al derrotar a Satanás y sus maldades cotidianas con su cuerpo glorificado, descendiendo del cielo arriba fielmente como maná, destruyendo: pecados,
maldiciones, enfermedades y hambruna en sus paÃses natales para conocer amor, prosperidad y riquezas cotidianas progresivamente.
Ciertamente, esto fue exactamente lo que nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo cumpliendo para sus hijos con su cuerpo glorificado, recibido desde el cielo arriba, participando del maná cotidiano y bebiendo de la roca, plantando con su
diestra la carne sagrada finalmente como su semilla santa en Canaán para el árbol, alto como la cruz del monte Sion, enriqueciendo la humanidad entera siempre. Ya que, este fue Israel antiguo junto con Moisés y la humanidad entera, renaciendo todos
juntos en Canaán, como el árbol yaciendo cerca de aguas amargas de Mara, endulzadas por Moisés, tirándolo en él: bebiendo Moisés con Israel antiguo a familias antiguas y modernas de las naciones, perdidas en el pecado de Eva al comer del fruto
prohibido para conocer la muerte siempre.
Sin embargo, considerando que nuestro Padre celestial tuvo su semilla santa plantada igualmente en la hija virgen de David, como la semilla plantada en tierra virgen de Canaán para su cruz, pero igualmente en el vientre virgen para su Hijo Jesucristo
sea el MesÃas salvador con cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, endulzando su árbol toda vida perpetuamente finalmente. Ahora, nuestro Padre celestial podÃa endulzar nuevamente aguas de Mara con su Hijo Jesucristo clavado por
soldados romanos a su cruz sobre el monte Sion, en Canaán, tornándose en uno a manos y pies de sus hermanos y hermanas de las naciones perpetuamente, empezando con Israel: entonces, el Valle de los huesos secos fue endulzado con su árbol, salvándolos
a todos de pecado para siempre.
Esto fue algo, que nuestro Padre celestial necesitaba ejecutado por su Hijo Jesucristo, asà como inicialmente con Moisés e Israel antiguo en el desierto de SinaÃ, en donde toda vida es imposible por falta de esenciales de vida, como agua y alimentos,
empero, en Canaán, el corazón de la tierra, la humanidad entera junto con la gloria angelical, endulzaron infinitamente, removiendo el pecado para siempre. Es decir, también que nuestro Padre celestial con Moisés e Israel antiguo al endulzar aguas
amargas de Mara, entonces cada antiguo y moderno hombre, mujer, niño y niña fueron endulzados de familias de las naciones enteramente, renaciendo de la carne sagrada para comer maná y beber de la roca de salvación sin pecado alguno, volviendo a ver
vida en Canaán finalmente para siempre.
Sin embargo, cuando nuestro Padre celestial endulzó aguas amargas de Mara, en Canaán, con su Hijo Jesucristo clavado a Israel antiguo junto con la humanidad entera, logrando rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac en el
desierto, entonces ellos vivieron nuevamente en el Lugar SantÃsimo, enriqueciendo asà la gloria celestial infinitamente, enriquecidos para conocer únicamente: amor, paz y alegrÃas con sus amados siempre. Históricamente, nuestro Padre celestial con
Moisés e Israel antiguo solamente conocieron el cautiverio egipcio para recibirlo a Él, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo para abandonar la carne pecadora y pecados recogidos por cuatro siglos, bautizándose del Mar Rojo: finalmente
recibieron su cuerpo glorificado por participar del maná y beber agua de la roca para vivir enriquecidos en Canaán grandemente.
Consiguientemente, nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo Jesucristo junto con Israel antiguo y las naciones clavadas, como uno sobre la cruz del monte Sion, en Canaán, finalmente derramando sangre expiatoria de vida eterna: destruyendo a Satanás,
pecados, la muerte y el infierno, endulzando el corazón de la tierra con perfecta salvación para entrar en la gloria celestial todos eternamente justificados en su nueva tierra. Ciertamente, vida entregada por nuestro Padre celestial a su Hijo
Jesucristo en necesidad de ser vivida por él, en Canaán, naciendo de la hija virgen de David para derrotar a Satanás, la muerte y todo enemigo, enemigos atacando su vida gloriosa en naciones futuras, bautizadas ya en agua, y asÃ, sus hijos vivan
siempre ya victorioso sobre Satanás: conociendo únicamente riquezas cotidianas siempre y progresivamente.
Esto es que: nuestro Padre celestial tuvo a Moisés e Israel antiguo viviendo con la humanidad entera, absorbiéndolas, bebiendo aguas amargas de Mara, endulzadas por el árbol yaciendo cerca de él, tirado por Moisés mismo en las aguas, endulzó
antiguas y modernas naciones, empezando con Israel, derrotando hambruna de Satanás en el desierto finalmente entraron todos en Canaán, para enriquecer sus paÃses natales para siempre. Sin embargo, con su Hijo Jesucristo naciendo de la hija virgen de
David, entonces salió como semilla santa de nuestro Padre celestial, que Moisés e Israel antiguo juntos con la humanidad entera habÃan participado diariamente del maná celestial y bebidas de la roca para entrar a vivir en el Lugar SantÃsimo de la
Sinagoga de Jerusalén, eternamente enriquecidos hacia la eternidad con perfecta salvación finalmente.
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