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Sábado, 16 de Septiembre, 2017 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
(Feliz DÃa de Independencia a todo Méjico le deseamos de todo corazón a cada una de sus familias dentro y fuera de sus gloriosas tierras, dadas por nuestro Padre celestial para que sean pobladas por sus hijos e hijas, por la gracia y misericordia
bendita de su Hijo Jesucristo, manifestada grandemente sobre todo lo alto de monte Sión, derramando su sangre libertadora. Y desde aquel dÃa, nuestro Padre celestial nos sigue entregando cada dÃa de nuestras vidas cada vez más y más de su Hijo
Jesucristo y de sus muchas victorias en contra de todo mal, para que vivamos siempre victoriosos y llenos de su EspÃritu Santo para alcanzar todas nuestras metas que hemos trazado alcanzarlas en todos los dÃas de nuestras vidas. Feliz DÃa de la
Proclamada Independencia Mejicana a todos.
Felices Fiestas Patrias para todo Chile, y que nuestro Padre celestial les siga bendiciendo grandemente cada dÃa de sus vidas, por las victorias de gracia, verdad, justicia divina y de amor eterno de su Hijo Jesucristo sobre el monte Sión, al derramar
su sangre bendita, para que sean cada vez más enriquecidos de su EspÃritu Santo y de sus dones maravillosos. ¡Amén!)
ISRAEL ABANDONÓ EGIPTO: SALPICANDO SU SANGRE DE VIDA SOBRE MUNDOS ANTIGUOS:
Nuestro Padre celestial tuvo que descender sobre el monte Sión con su altar del amor prehistórico, ardiendo con su amor divino por Israel en su Lugar SantÃsimo, porque los hijos de Abraham ya cumplÃan cuatrocientos años de haber vivido en el
cautiverio egipcio, acumulando los pecados de las familias de las naciones, para el bautismo final del mar Rojo. En otras palabras, Satanás estaba listo para aniquilar a todos los israelitas en un holocausto terrible nunca antes visto por la humanidad
entera, porque él sabia que si nuestro Padre celestial se llevaba a Israel de su cautividad al bautismo del mar, entonces él los estaba perdiendo para su reino de tinieblas para conquistar el mundo entero, posteriormente.
Es decir que era muy importante para Satanás tener a toda la casa de Israel muerta en la carne pecadora y en el espÃritu de error, para que sean sus hijos que él necesitaba para conquistar el mundo entero, destruyendo asà el Juramente que nuestro
Padre celestial habÃa empezado con Isaac y establecido en Israel como un pacto de vida perpetua mundialmente. Por eso, es que nuestro Padre celestial tenia que moverse rápidamente, llamando a Moisés sobre el monte SinaÃ, porque Él necesitaba
hablarle a él como el Dios de Israel para liberar a sus hijos del cautiverio, por los poderes cotidianos de su santo nombre fuego, que jamás se lo habÃa otorgado a los ángeles, ni mucho menos a nadie en la tierra.
Nuestro Padre celestial necesitaba tener a Israel lejos de Egipto y de Satanás, que habÃa llegado para destruir a sus hijos, pero el Señor se le adelanto, porque Él llamó a Moisés a entrar en su Lugar SantÃsimo, para entregarle su bautismo del EspÃ
ritu Santo junto con su santo nombre fuego, para que Israel tenga poder para bautizarse en agua, finalmente. Nuestro Padre celestial necesitaba que Israel empezara a derramar la sangre de su Cordero escogido no solamente sobre los dinteles de sus casas,
en la tierra de Gosén, en Egipto, pero igualmente por todo el desierto del SinaÃ: porque Él estaba listo para empezar a recibir sus solemnes festividades cuando los israelitas sacrificaban sus corderos, derramando asà toda sangre a tierra, ungié
ndola.
Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba tener a todo el desierto del Sinaà completamente ungido con la sangre de cada animal que seria sacrificado en cada mañana, tarde y noche igualmente, porque todo derramamiento de sangre de los animales
sacrificados cubrirá temporalmente todos los pecados de las naciones, y sólo hasta que su Hijo Jesucristo finalmente entre a Israel con poderes especiales. Por ende, mientras Israel aun permanecÃa cautivo en Egipto entonces nuestro Padre celestial
esperó por cada hombre, mujer, niño y niña a que invoque su santo nombre fuego, que Él personalmente se lo habÃa otorgado a Moisés sobre el Sinaà y su zarza ardiendo, que realmente es el Lugar SantÃsimo, ardiendo apasionadamente con su horno de
fuegos para bautizar a Israel, finalmente.
Aquà es cuando, Moisés fue bautizado con los fuegos del EspÃritu Santo de su grande Gracia, de su grande Misericordia, de su grande Verdad y de su grande Justicia Divina, ya que Moisés tenia que ser lavado y purificado de todo pecado e impurezas no
solamente porque recibÃa el santo nombre fuego, pero porque igualmente tenia que llevar a Israel a Canaán. Por eso, es que fue importante para nuestro Padre celestial que Moisés no solamente aprenda a invocar su santo nombre fuego pero igualmente cada
hombre, mujer, niño y niña de Israel que estaban cautivados en Egipto, para que escapen de toda cautividad, para el bautismo final de agua en el lecho marino, cruzando en seco hacia el desierto del SinaÃ.
Éste bautismo de agua era muy importante para nuestro Padre celestial, ya que es el único lugar cerca de Israel, en donde podÃan cruzar en seco por el lecho marino, mientras las aguas estaban separadas con paredes gigantes de aguas en ambos lados,
para que todos crucen caminando hacia el desierto llenos y ungidos abundantemente todos de su Juramento hecho a Isaac. Por cuanto, éste pacto de vida que nuestro Padre celestial habÃa empezado con Abraham al comer del pan y vino sobre la mesa del SEÑ
OR, servido por su Hijo Jesucristo como Melquisedec, rey de Salem y Santidad perfecta para con la humanidad entera, para que su único Hijo finalmente nazca del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el poder del EspÃritu Santo.
Pues éste es el pacto que nuestro Padre celestial siempre buscó por la eternidad con Adán y Eva, finalmente lo concretó con Abraham y el vientre estéril de Sarah, para que su único Hijo Jesucristo nazca en la familia humana como Isaac con la carne
sagrada y con su EspÃritu Santo, llevando su perfecta vida eterna para redimir la humanidad entera, eventualmente. Ésta es la vida eterna que nuestro Padre celestial necesitaba dispersarla en todo el hogar de Abraham con su Hijo Jesucristo nacido del
vientre estéril de Sarah como Isaac, por los poderes del EspÃritu Santo, para Él entonces conquistar no solamente los hijos de Abraham pero igualmente a los de las familias de las naciones con su Juramente Todopoderoso para con Isaac.
Dado que, éste Juramente establecido con Isaac es el bautismo en agua y el bautismo del EspÃritu Santo, porque no solamente Abraham pero igualmente los hijos junto con todos los demás de todas partes del mundo, tienen que deshacerse de la carne
pecadora del espÃritu de error por medio de sus bautismos, para que su vida eterna sea en todos ellos instantáneamente. Ya que, cuando nuestro Padre celestial llevó a Israel al agua, entonces no solamente fue para liberarlos de toda cautividad de
Satanás y de su holocausto que venia sobre ellos seguramente en Egipto, cuando el Faraón ordenó que cada niño recién nacido muera al nacer, pero igualmente, liberarlos del peligro de morir en la carne pecadora y en el espÃritu de error.
Puesto que, si Satanás podÃa matar a Israel en sus siete años de hambre que normalmente vienen sobre las naciones para robar, matar y destruir todo lo dado por nuestro Padre celestial a las familias, especialmente para parar y matar el crecimiento
poblacional israelita, porque si Israel crece entonces nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y el EspÃritu Santo igualmente crecen mundialmente. Además, Satanás sabe perfectamente que si Israel realmente crece en población mundialmente,
entonces él habrá empezado a perder todo territorio conquistado por toda la tierra con sus mentiras, decepciones y falsas doctrinas, en donde pueblos adoran a dioses, creyendo que pertenecen a Dios, cuando no es asÃ, porque son nombres de Satanás
para conquistar la humanidad entero para su reino de tinieblas.
Sin embargo, con los sietes años de nuestro Padre celestial de riquezas, que religiosamente descienden mundialmente, entonces Él puede bendecir no solamente a Israel cuando su población crece en Canaán y por el mundo entero, pero igualmente las
familias de las naciones, enriquecen, para que sean bautizadas en agua y bautizadas en su EspÃritu Santo para entrar en su Juramento a Isaac. Puesto que, éste es el Juramento personal de nuestro Padre celestial hacia Isaac, establecido como pacto de
vida, protección y de riquezas insondables para crecimiento de la población mundial, para que su EspÃritu Santo junto con su Hijo Jesucristo sean una fuerza de perfecta santidad, subyugando a Satanás y a sus ángeles caÃdos haca el infierno
tormentoso, glorificando asà su santo nombre, perpetuamente.
Ciertamente, el Juramento de nuestro Padre celestial a Isaac, para que Israel lo posea perpetuamente, es para no solamente ayudarlos a escapar de Satanás y de sus holocaustos escondidos dispuestos a venir sobre ellos por los siete años de hambre, pero
igualmente para enriquecerlos con su EspÃritu Santo y con la carne sagrada, en donde su vida eterna prevalece sobre todo mal siempre. Por eso, es que fue muy importante para nuestro Padre celestial no solamente de tener a Moisés invocando su santo
nombre fuego pero igualmente cada hombre, mujer, niño y niña de todo Israel, porque, invocando su santo nombre fuego, que es su nombre propio, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo entonces Él podÃa bautizarlos en el mar, limpiándolos de toda
impureza.
Aquà es cuando, nuestro Padre celestial intercambia el espÃritu de error por su EspÃritu Santo y su carne pecadora por su carne sagrada, en donde su vida eterna prevalece con su EspÃritu Santo junto con sus Diez Mandamientos completamente obedecidos,
cumplidos y glorificados por Él perpetuamente, para que Satanás falle de acercarse a ellos para robarles, matarlos y destruirlos completamente, para siempre. Además, aquà es donde nuestro Padre celestial podrá siempre defenderlos, protegerlos y
finalmente bendecirlos no solamente a todos en Israel pero igualmente a todas las familias de las naciones, porque uno ya bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su santo de su santo nombre fuego, entonces su vida eterna será la vida
enriqueciendo la vida de cada uno de ellos, siempre.
Esto significa que la persona sea israelita o gentil ya estará viviendo en su EspÃritu Santo y en la carne sagrada, salpicada con la sangre reparadora en su Lugar SantÃsimo, en la presencia de nuestro Padre celestial, para que aquella persona falle de
ser contaminada con el pecado nuevamente, es decir, que todo pecado fallara siempre de infectar a los bautizados, perpetuamente. Aquà es donde nuestro Padre celestial necesita a cada hombre, mujer, niño y niña con Él, con su Hijo Jesucristo y con su
EspÃritu Santo, y éste es el Lugar SantÃsimo, en donde Él mismo levantó sus manos hacia su santo nombre fuego, declarando su Juramento a Isaac para que su vida eterna sea posible con toda bendición cotidiana hacia todo bautizado.
Y es solamente aquÃ, en el Lugar SantÃsimo, como del tabernáculo de reunión, construido por Moisés y con toda mano dispuesta de toda la casa de Israel, y que ellos mismos necesitaban construirlo no en Egipto o en la tierra prometida, pero tenia que
ser en el desierto del Sinaà y sobre el Valle de los huesos secos, cubriendo todo pecado, siempre. Y estos derramamientos de sangre de los animales sacrificados, por todos lados del desierto, tenia que ser hecho muy meticulosamente por nuestro Padre
celestial, por su Hijo Jesucristo y por su EspÃritu Santo desde la SEHKIHAH (gloria de Dios) y sobre los israelitas, como por donde ellos eran guiados para ejecutar todos los rituales y ceremonias de perfecta santidad, de salvación eterna.
Estos derramamientos de sangre de los sacrificios tenÃan que ser conducidos por la casa de Israel, transitando por todo el desierto del SinaÃ, pero solamente por nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo constante supervisión,
porque esto fue el derramamiento del Juramento hecho a Isaac, que es vida eterna sobre el Valle de los huesos secos, y todo infierno. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesito la casa de Israel junto con su tabernáculo de reunión y su Lugar SantÃ
simo, salpicando la sangre de todos los animales sacrificados a la arena del desierto, que representa siempre las muchedumbres de gentes que ya murieron y de las que vivirán en las generaciones futuras de las familias de las naciones, cubriendo asÃ
todo pecado victoriosamente.
Además, nuestro Padre celestial tenia que tener a Israel yendo por todo el desierto, sacrificando los animales para que la sangre reparadora sea derramada a tierra, como los rituales y ceremonias de perfecta santidad que eran conducidos en el taberná
culo de reunión del Lugar SantÃsimo, porque esto era el derramamiento de su vida eterna sobre gente muerta, para conquistar mundos antiguos, finalmente. Por eso, era importante para nuestro Padre celestial de sacar a Israel del cautiverio Egipto para
bautizarlos en agua, para que el espÃritu de error y la carne pecadora sean reemplazados con su EspÃritu Santo y con su carne sagrada, en donde su vida eterna prevalece para derramamiento de la sangre reparadora por todo el desierto victoriosamente,
restaurando asà todo vida mundialmente.
Porque al nuestro Padre celestial tener a Israel conduciendo los animales del sacrificio para derramar la sangre reparadora a tierra, con los perfectos rituales y ceremonias de justicia divina y verdad, entonces Él estaba conquistando las naciones ya
muertas en el infierno, al cubrir sus pecados con su vida eterna, para que Él finalmente conquistar la tierra con su nuevo reino venidero. Nuestro Padre celestial es un Dios muy misericordioso con sus hijos que han nacido de su imagen y de su alma
viviente, por los poderes asombrosos de su EspÃritu Santo, para que todos ellos de todas las familias de las naciones, empezando por Adán y Eva, finalmente sean como su Hijo Jesucristo en su semejanza de gloria perfecta, para toda la eternidad.
Visto que, cuando nuestro Padre celestial le dijo a su Hijo Jesucristo y a su EspÃritu Santo vamos a formar al hombre en nuestra imagen y semejanza—entonces, Él estaba hablando de crear a todo hombre, mujer, niño y niña de todas las familias de las
naciones, empezando con Adán y Eva en el paraÃso—finalmente para resucitarlos en perfecta santidad postreramente. Puesto que, es la voluntad perfecta del amor infinito de nuestro Padre celestial de recrear a cada uno de sus hijos de todas las
familias de las naciones, porque Él es un Dios de amor eterno, y no existe nada imposible para él en esta vida y en la venidera, para finalmente enriquecer su santo nombre fuego sobre todos sus hijos, perpetuamente.
Por lo tanto, fue importante para nuestro Padre celestial de tomar a los hijos de Abraham y bautizarlos en agua con Él, con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo y con el Juramento que Él personalmente lo habÃa hecho por Isaac, confirmándolo
con Jacobo su primogénito, finalmente estableciéndolo en Israel como un pacto de vida eterna mundialmente, para siempre. Esto fue logrado por nuestro Padre celestial con Abraham al comer de la Mesa del SEÑOR el pan y vino de su único Hijo, para que
el EspÃritu Santo finalmente entre en el vientre estéril de Sarah y asà su unigénito nazca como Isaac, llenó de su vida eterna, derramándola eventualmente por el mundo entero, empezando con los ya muertos del infierno.
Por ende, fue importante para nuestro Padre celestial de tener a Israel celebrando sus festividades personales no en Egipto pero en el desierto del SinaÃ, porque éste es el mundo de los muertos que nadie en su mente sana intentarÃa pisar este infierno
jamás, pero nuestro Padre celestial lo hizo con sus hijos derramando de su vida eterna por todos lados abundantemente. Ésta es la bendición cotidiana del Juramente que nuestro Padre celestial personalmente lo empezó con Isaac, en su altar del Lugar
SantÃsimo, en donde siempre ha esperado pacientemente por cada hombre, mujer, niño y niña a que regrese a Él de Israel y de las familias de las naciones, bautizados todos en agua, para aceptarlos en su grande amor, finalmente justificados
perpetuamente.
Ciertamente, al nuestro Padre celestial esperar por los cuatrocientos años para que Israel nazca en el cautiverio egipcio, acumulando pecados, enfermedades, maldiciones, pobreza y muerte de todas las familias de las naciones, entonces Él estaba listo
para bautizarlos en el mar, para que Él pueda finalmente derramar de su sangre reparadora y vida eterna sobre los mundos antiguos del desierto, empezando en Egipto. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba conquistar a los mundos antiguos que ya habÃ
an descendido al infierno tormentoso, porque habÃan muerto sin pacto de vida ni sacrificio de cordero con Él, su Hijo Jesucristo y el EspÃritu Santo, por ende, Él tenia que tener a Israel ejecutando todos estos sacrificios de animales sobre ellos
yaciendo muertos, conquistándolos finalmente con su salvación enriquecedora.
Y hasta Satanás tenia que ser derrotado en el desierto, en donde él se habÃa proclamado rey sobre los mundos antiguos que descendieron al infierno tormentoso sin pacto y cordero sacrificado para con Dios, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo,
porque cuando Aarón echó las joyas de oro recibidas de las egipcias, entonces él salió del fuego como el becerro de oro. Y Satanás emergió del horno ardiendo, en donde Aarón habÃa tirado todas las joyas de oro recibidas de las mujeres egipcias,
porque él es el rey del infierno y de las familias de las naciones que murieron sin pacto y sacrificio de becerro para con nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y el EspÃritu Santo, entonces él tenia que manifestarse como tal.
Aquà es cuando nuestro Padre celestial se airó en contra de Aarón por engañar a Israel, al formar un cordero de oro, porque ellos querÃan adorar a Dios y a su Cordero libertador del cautiverio, y Aarón como el sumo sacerdote llamó a que todo oro
sea echado en el horno, para ver que salÃa de él, y Satanás dijo aquà estoy. En éste dÃa, la ira de nuestro Padre celestial en contra de Satanás, y por todo lo que le habÃa hecho a las familias de las naciones antiguas de mundos que terminaron en
el infierno tormentoso, finalmente fue manifestada ante Moisés y Aarón: porque Él estaba muy airado de ver a Israel adorar a Satanás, proclamado como el becerro victorioso de Israel.
Nuestro Padre celestial estaba asombrado no tanto del becerro de oro, pero de cómo Israel olvidó de lo hecho por Él por medio de los poderes de su santo nombre fuego y junto con su cordero, que tuvo a Moisés salpicando la sangre libertadora sobre los
dinteles de las puertas de sus hogares para escapar del cautiverio, finalmente para renacer del agua. Nuestro Padre celestial estaba enojado con Israel, porque habÃa cometido los mismos pecados que las familias antiguas ante Él, poniéndolos asà en el
infierno tormentoso que es para toda vida humana: y que Él habÃa empezado ha entrar en el desierto con Israel para cubrir todo pecado, derramado de su vida eterna, y no lo contrario: haciéndose Israel pecador/idolatra como los antiguos.
Nuestro Padre celestial necesitaba destruir a Israel antiguo en el desierto, porque ante los ojos de las familias de las naciones yaciendo en el infierno tormentoso, era el juicio correcto que deberÃan recibir en aquel dÃa, al pie del monte SinaÃ,
porque en vez de recibir sus mandamientos justos que es su vida eterna escrita, pecaron, entonces debieron recibir su juicio final, instantáneamente. Sin embargo, Moisés inmediatamente empezó a orar por Israel, porque él habÃa recibido por bautismo
los poderes del Juramento hecho por nuestro Padre celestial sobre su Lugar SantÃsimo: levantando sus manos y prometiendo de ser siempre amoroso, verdadero y misericordioso para con Isaac y sus hijos, manifestando asà su gracia, misericordia, verdad y
justicia divina cuando sea requerida: destruyendo todo pecado, perpetuamente.
Además, ésta fue la manera finalmente para nuestro Padre celestial de tomar su Juramento a Isaac y los hijos bautizados en agua y bautizados en su EspÃritu Santo, renaciendo asà de su imagen y de su alma viviente para regresar a la vida eterna del
reino de los cielos, eternamente justificados, para servirle a Él y a su santo nombre fuego, eternamente. Sin embargo, con Israel pecando, como lo habÃan hecho, aceptando y declarando que el becerro de oro fue el libertador del cautiverio que
necesitaban amar, servir y adorar y hasta que entren a la tierra prometida con él, conquistándola asà eternamente, entonces la ira de nuestro Padre celestial empezó a arder a grados nunca visto por los cielos, pero su Juramento lo calmó.
Esto nos demuestra el poder del Juramento de nuestro Padre hacia Isaac y toda alma viviente, porque jamás cambiara ni menos será debilitado por Satanás y sus artimañas de cualquier lugar del cielo, la tierra y las aguas debajo de la tierra: porque
este poder del Juramento es perpetuo, ya que tú y los tuyos deben ser enriquecidos con toda la tierra, siempre. Puesto que, fue por éste Juramento a Isaac de nuestro Padre celestial que hizo que descendiese del cielo con su altar del Lugar SantÃsimo,
descansando sobre el monte SinaÃ, para que Él no solamente bautizar a Moisés con su santo nombre fuego pero igualmente a cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las familias de las naciones, perpetuamente.
Además, nuestro Padre celestial está determinado a conquistar el mundo entero y con su humanidad que le pertenece a Él, porque Él creó las cosas junto con su Hijo Jesucristo y el EspÃritu Santo, por eso Satanás tiene que irse de su Creación asÃ
como en el cielo, para jamás regresar a la vida angelical que conoció, porque no debió vivirla jamás. Por el desierto del Sinaà Israel continuó rebelándose en contra de Moisés, por ende, toda rebelión era en contra de Él, su Hijo Jesucristo y
el EspÃritu Santo, porque Israel querÃa regresar a la vida de abundancia que habÃa vivido en Egipto, porque el desierto estaba sin vida alguna y violento para levantar a sus hijos que heredaran lo conocido/heredado por ellos.
Aquà es cuando, nuestro Padre celestial hizo que sus juicios cayeran sobre los israelitas nuevamente, porque las serpientes venenosas que viven con los mundos antiguos del infierno tormentoso, entonces empezaron a salir de entre la arena, para morder a
los israelitas rebeldes, que empezaron a sufrir muertes agonizantes, clamando al Padre celestial por ayuda y liberación inmediata de la muerte aterradora. Nuestro Padre celestial le dijo a Moisés que forme una serpiente de bronce a martillazos como las
que salÃan de la arena, porque eran culebras de juicio en contra del pecado y la rebelión hacia nuestro Padre celestial que yacÃan en el infierno atormentando a las familias de las naciones antiguas, muertas sin pacto y sacrificio para con Él y su
unigénito.
Nuestro Padre celestial le dijo a Moisés que les enseñara a los israelitas que era justo mirar a la serpiente de bronce, clavada a la vara de Aarón, para sanidad, liberación, paz, restauración, reconciliación, riquezas y finalmente salvación llena
de su vida eterna, escondida en ella, y por creerla, entonces ellos serian beneficiados, sanándose, sin tener que morir para descender al infierno perdidos. Entonces Moisés hizo exactamente lo que nuestro Padre celestial le habÃa ordenado para los
israelitas heridos, para que sigan su ley expresa de mirar a la serpiente de bronce, clavada al madero, porque su salvación está escondida en ella, y fue asà desde el cielo para ayudarlos a regresar a la vida eterna listos para vivir su gloria
celestial, eternamente justificados.
Nuestro Padre celestial tuvo a Moisés no solamente martillando a la serpiente de bronce en su forma ante los israelitas heridos y envenenados por las serpientes venenosas, pero igualmente les ordenó que la siguieran viendo, porque su sanidad, salvació
n, restauración y reconciliación con nuestro Padre celestial están escondidas en ella, y por ende, en el regreso de Isaac: Como El Santo de Israel. Es decir también que nuestro Padre celestial le dio a Moisés una ley legal que no solamente tenia que
ser levantada en medio del campamento israelita, para que sea visible a todo hombre, mujer, niño y niña, pero también fueron todos llamados legalmente a mirarla siempre, porque su salvación venia de ella a ayudarles a conquistar a Canaán,
postreramente.
Desde entonces acá, el Israel antiguo jamás quitó su mirada de ella, porque fueron ordenados por nuestro Padre celestial y Moisés de siempre observarla, porque posee poderes sanadores en abundancia por toda la vida, pero igualmente poderes necesarios
que fueron juramentados a Isaac, y esto es de que Él bendecirá a Israel y a las naciones con perfecta salvación y vida eterna continuamente. Los israelitas con sólo mirar a la serpiente de bronce, clavada al madero, entonces ellos no solamente
empezaron a sentir sanidad descender del cielo para sus mentes, corazones, cuerpos, espÃritu humano y en toda su vida, pero igualmente continuaron experimentando bendiciones maravillosas de amor, paz, riquezas y gozos que les ayudaban a vivir su vida
del desierto en una manera muy especial.
Nuestro Padre celestial, ciertamente, los habÃa preparado para descender al Valle de los huesos secos, porque ya tenÃan un pacto de vida y con su sacrificio de Cordero que estaba en su camino para sanar, bendecir, purificar, santificar, enriquecer y
finalmente liberarlos del poder del becerro de oro, el infierno y la muerte, resucitándolos en el Tercer DÃa con su vida eterna. Por eso, es que nuestro Padre celestial le dijo a Moisés, desciende del monte Sinaà para bañar, limpiar, purificar y
santificar a cada hombre, mujer, niño y niña de la casa de Israel para que esperen al pie de la montaña, sin subir ninguno de ellos, para que no mueran: porque ya pronto subirán en el Tercer DÃa a ver al SEÑOR.
Moisés hizo exactamente asà como nuestro Padre celestial le habÃa mandado hacer con los israelitas que se bañaron, limpiaron, purificaron y santificaron no solamente todos ellos, pero igualmente con todas sus pertenencias, incluyendo a sus ganados,
porque era importante que cuando se paren al pie del monte SinaÃ, entonces nuestro Padre celestial les permitirÃa ver al SEÑOR en el ultimo dÃa. Lo que los israelitas fallaron en conocer fue de que nuestro Padre celestial le habÃa dicho a Moisés de
prepararlos con mucha limpieza, purificación, y santificación, bautizándolos en agua en su santo nombre fuego, entonces fue para que ellos esperen aún muertos por la culebra de bronce que les manifieste con su nombre ardiendo sobre Israel: ¡La
venida del Gran Rey MesÃas!
Esto fue algo que tenia que suceder cuando toda la casa de Israel yacÃa en el Valle de los huesos secos santificados, purificados, bañados, limpios de toda impureza para continuar observando a la serpiente de bronce y hasta que les enseñe la
manifestación del Rey MesÃas, naciendo del vientre virgen de la hija de David, por los poderes remarcables del EspÃritu Santo. Por cuanto, asà Isaac nació por el EspÃritu Santo, dándole vida no solamente a Jacobo como primogénito de nuestro Padre
celestial en la tierra, pero seguidamente a toda la casa de Israel postreramente, incluyendo al Rey MesÃas del nacimiento virgen de la hija de David, para que el santo nombre fuego entre a Israel, llenó de su poderosa salvación de todos, mundialmente.
Éste es el dÃa cuando la noche de Israel se tornó en luz y asà todo el Valle de los huesos secos, que la casa de Israel yaciendo en sus tumbas veÃan su salvación no solamente para vivir la vida eterna de nuestro Padre celestial y de sus
mandamientos santÃsimos, pero igualmente vieron cómo sus pecados fueron cancelados con su sangre reparadora. Ésta es la noche que se tornó en un dÃa eterno no solamente para Canaán pero igualmente para toda la casa de Israel yaciendo en el Valle de
los huesos secos, porque ya habÃan descendido santificados, purificados, bañados y limpios de impurezas por Moisés, viendo asà claramente toda vida eterna otorgada por el Padre celestial, vivida perfectamente por su único Hijo Jesucristo.
Cada hombre, mujer, niño, niña de la casa de Israel no solamente vio como su cuerpo se tornó en polvo transportado a Canaán por el Rey MesÃas, pero igualmente todos vieron como los árboles finalmente se convirtieron en el madero que se necesitaba
sobre el altar del amor prehistórico, en donde el santo nombre fuego reposara en perfecta santidad de vida eterna. Gloriosamente, el santo nombre fuego de nuestro Padre celestial clavado al madero, que es la casa de Israel que yacÃa en el Valle de los
huesos secos, para ver no solamente al Rey MesÃas vivir la vida personal del Padre celestial, pero igualmente vivir la de todos en Israel y en las familias de las naciones, entrando asà al cielo eternamente redimidos.
Ya que, cuando la casa de Israel vio cómo nuestro Señor Jesucristo vivió la vida eterna del Padre celestial en Canaán, entonces igualmente vieron las familias de las naciones en el infierno tormentoso que están pagando por sus pecados, porque tambié
n tienen que aprender cómo vivir la vida eterna bajo el fuego del nombre santo sobre todos ellos en la eternidad venidera. Por eso, cuando nuestro Señor Jesucristo derrotó a Satanás y a sus artimañas junto con los ángeles caÃdos, incluyendo al á
ngel de la muerte, entonces él derrotó a todo enemigo con la vida eterna del Padre celestial, entregada a Isaac bajo Juramento, confirmado en Jacobo, y establecido en Israel como pacto de vida eterna y bendición cotidiana, para todos bautizados en
agua.
Visto que, nuestro Padre celestial que jamás permitirá a nadie que viva con Él en Canaán ni menos en el paraÃso o en la Nueva Jerusalén celestial a no ser que sea bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su santo nombre, su Hijo
Jesucristo y el EspÃritu Santo, para que todos sean renacidos de su Imagen como sus hijos legÃtimos. InequÃvocamente, éste es el único camino posible para quienquiera pueda renacer en Israel y en las familias del mundo entero, porque en el bautismo
en agua invocando al Padre, al Hijo y al EspÃritu Santo, entonces el altar del Lugar SantÃsimo estará en el agua para implantar sobre ti el Juramento de nuestro Padre celestial a Isaac, bendiciéndote con grandes poderes cotidianos.
Por ende, es aquà cuando tú finalmente abandonaras el espÃritu de error por el EspÃritu Santo y la carne pecadora por la carne sagrada, que es Isaac a quien Él juramento su vida eterna, protección y bendiciones de sanidad, salud, bienestar y
perfecta salvación llena de amor, gozo, paz y descanso para tu alma viviente y abundante salvación, levantándote siempre al cielo. Por eso, cuando Israel antiguo vio a su Hijo Jesucristo tomando al madero que en vida fueron sus cuerpos humanos que se
habÃan rebelado en contra de Moisés y de nuestro Padre celestial en todos sus dÃas en la tierra, y finalmente oyeron la voz de Dios, porque su salvación habÃa llegado abundantemente, entrando al Lugar SantÃsimo perpetuamente justificado con el MesÃ
as.
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