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All on Fri Oct 29 19:43:30 2021
Sábado, 30 de Octubre, 2021 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
Maná de la gloria angelical hemos comido, recibiendo el cuerpo glorificado del Padre, amando enriquecernos cada dÃa, y por siempre:
Soberanamente, nuestro Padre celestial necesitaba tener a su Hijo Jesucristo entrando al Lugar SantÃsimo de su dulce hogar, que es Jerusalén, en Canaán, con cada hijo suyo de Israel y de las familias de las naciones con su cuerpo glorificado, que Él
habÃa provisto ya, como su semilla santa: la carne sin pecados, los huesos inquebrantables y la sangre expiatoria, para ver vida nuevamente siempre. Amorosamente, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo naciendo en Canaán, llevando a
sus hijos de Israel y de la humanidad entera hacia su presencia santÃsima, que es su vida eterna, derrotando a Satanás, y la muerte en el cielo, en el paraÃso, pero ahora Él necesitaba derrotarlo con su pecado y muerte eterna en Canaán, y sus hijos
vean vida nuevamente infinitamente.
Misericordiosamente, nuestro Padre celestial habÃa creado cielos y tierra con riquezas que enriquecerán a sus hijos, y ellos enriquezcan su santo nombre fuegos sobre la cruz del monte de Jerusalén, en Canaán, finalmente conquistando nuevas riquezas,
glorias y poderes por generaciones venideras, enriqueciendo asà su nuevo reino con riquezas nunca antes vistas, exaltándolo a Él mucho más que antes por una nueva eternidad angelical. Y para lograrlo, entonces nuestro Padre celestial necesitaba a su
Hijo Jesucristo nacido ya en Canaán, para Él mismo vivir con sus hijos naciendo de Abraham, como su único hijo Isaac viviendo ya con su carne sagrada, los huesos inquebrantables y la sangre expiatoria, enriqueciendo la tierra, pero igualmente,
destruyendo a Satanás, ángeles caÃdos y la muerte finalmente perpetuamente en el lago de fuego.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba reiniciar su vida con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo en cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, para Él tener a su santo nombre fuegos amado, exaltado y glorificado con sus
hijos que habÃan nacido de su imagen y alma santÃsima, únicamente conociendo: amor, prosperidad, riquezas y alegrÃas interminables para siempre. Realmente, para nuestro Padre celestial conquistar a cada hijo suyo perdido por Adán hacia Satanás y
los ángeles caÃdos para ser muertos por el ángel de la muerte en el infierno tormentoso, porque ellos murieron con el fruto prohibido, que comieron Adán y Eva, del árbol de la ciencia del bien y del mal, entonces, Él necesitaba derramar todo su
corazón santÃsimo en Canaán.
Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba derramar su corazón santÃsimo sobre ti, salvándote asà del pecado de Satanás y de la muerte, que tenÃan el infierno preparado para ti y tus amados, y asÃ, tú jamás veas la perdición eterna, porque
poderes asombrosos de su corazón amoroso, que Satanás hasta hoy no entiende, entonces te salvarÃan, rescatándote del mal, bendiciéndote con vida abundante, ya eternamente enriquecida. Efectivamente, para nuestro Padre celestial salvarte a ti de
Satanás, del pecado, de la muerte y del infierno, entonces, Él necesitaba que el vientre estéril de Sarah, esposa de Abraham, le dé un hijo, logrando asà que su Hijo Jesucristo nazca como Isaac con la carne sagrada y con la sangre expiatoria para
quitar el pecado—pero quitarlo del corazón de la tierra perpetuamente.
Ahora que, nuestro Padre celestial logra tener a su Hijo Jesucristo del vientre estéril de Sarah, por su EspÃritu Santo, entonces sus hijos nacieron de ella para descender al Valle de los huesos secos, como el corazón muerto de la tierra, como el
vientre estéril de la tierra, dándole vida nuevamente a su Hijo Jesucristo, resucitándolo en el Tercer DÃa con perfecta salvación para todos. Considerando que, el corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial habÃa estado sufriendo, muriendo y
llorando por sus hijos, que Él habÃa perdido hacia Satanás, ángeles caÃdos y la muerte, descendiendo ya a postes del infierno para siempre maldecidos por Satanás, ángeles caÃdos y la muerte, porque fallaron de bautizarse en agua para invocar la
perfecta santidad de su santo nombre fuegos antes de fallecer.
Definitivamente, nuestro Padre celestial pudo haberlos salvados a todos ellos del pecado con tan sólo obedecer a su llamar constante para ser bautizados en agua, que Él enviaba a sus ángeles, ayudándolos a entender que era necesario bautizarse, y asÃ
, ellos no fallezcan maldecidos por el pecado, viendo vida siempre en sus dÃas ascendiendo hacia la gloria celestial, eternamente justificados para la eternidad venidera. Visto que, familias de las naciones de aquellos dÃas fallaron en entender el
bautismo en agua de nuestro Padre celestial, para escapar del mal que el pecado puede traer a sus vidas junto con sus amados, vecinos y amistades, entonces, el pecado se expandió por la tierra entera, que parecÃa que era imposible detenerlo, haciendo
que la tierra siga llenándose de tinieblas para siempre.
Realmente, cada hombre, mujer, niño y niña fue violento en sus dÃas, que se tornaron imparables con sus maldades, porque cada uno continuaba destruyendo toda vida humana, de una manera u otra, atacando familias inocentes, familias dispuestas a vivir
una vida bendita ante nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo—pero sin bautizarse en agua—porque fallaban todos en entenderlo siempre. Esto fue algo, que iba hiriendo el corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial, porque
ninguno buscaba amar, bendecir o ayudar a otros, en verdad, solamente buscaban el bienestar de ellos mismos y de sus amados, sin manifestar amor alguno hacia los demás, que la violencia siguió creciendo sin control, que tenÃa que ser detenido por
poderes nunca antes vistos en la tierra entera.
Ciertamente, nuestro Padre celestial pudo haberlos ayudado, si ellos hubiesen obedecido a su llamado a bautizarse en agua, invocando su santo nombre, porque esto fue algo que Él mismo ya le habÃa revelado a Abraham, como cuando le decÃa, que él tenÃ
a que ser perfecto y santo, asà como Él en la eternidad—y esto es sólo posible para cada uno bautizado en agua. Definitivamente, este es el bautismo en agua de nuestro Padre celestial, entregado a todos ellos inicialmente, lavándose ellos mismos de
males cometidos en todos sus dÃas, y asÃ, ellos continúen viviendo una vida bendecida, que le habÃa sido entregada ya a la humanidad entera, empezando con Adán y Eva en el paraÃso, pero ellos necesitaban bautizarse para entrar en ella finalmente,
eternamente enriquecidos.
Realmente, nuestro Padre celestial hizo que Adán y Eva abandonen el paraÃso para vivir su vida normal en la tierra, por pecar en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo comiendo del fruto prohibido, por ende, ellos necesitaban reiniciar
sus vidas nuevamente, bautizándose en agua únicamente, porque la carne pecadora muere por la carne sagrada para vivir una vida enriquecida continuamente siempre. Misericordiosamente, Adán y Eva junto con sus hijos fueron puestos en la tierra por
nuestro Padre celestial, porque en ella hay cuerpos de agua, como océanos, mares, rÃos, lagos, piscinas y bañeras en casas, sumergiéndote tú en el agua, emergiendo limpio de pecado en Canaán, en donde el pecado no existió jamás, entonces conocerá
s únicamente: amor, paz, prosperidad y riquezas toda una vida entera.
Ciertamente, nuestro Padre celestial les entregó a Adán y a Eva junto con sus hijos una tierra de agua con veinte porcientos de tierra para que toda vida florezca por generaciones futuras, pero solamente bautizándose en agua, invocando la perfecta
salvación de su nombre bendito, escapando finalmente de la carne pecadora por la carne sagrada, en donde riquezas florecerán como en la gloria angelical. Además, nuestro Padre celestial necesitaba hacer su voluntad perfecta en el paraÃso con Adán y
Eva, pero si ellos hubiesen permanecido en su carne sagrada y en su EspÃritu Santo, porque es únicamente en su carne sin pecados en donde Él logra siempre sus milagros cotidianos, enriqueciendo toda vida en la gloria angelical y en la tierra entera
igualmente de nuestros dÃas.
Es decir, dado que: si Adán y Eva junto con sus hijos por generaciones venideras se bautizasen en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre bendito para perdón, sanidad, salvación, bendiciones y riquezas sin fin para gozarlas cada dÃa hasta
que su reino venga, bendiciendo la humanidad entera y la tierra entera, entonces, Él vivirá con nosotros siempre toda una vida eterna entera feliz. Verdaderamente, la voluntad divina de nuestro Padre celestial seria perfecta siempre sobre la tierra
entera con su carne sagrada y con su EspÃritu Santo, como con sus hijos de Israel y de las naciones bautizados en agua, logrando su voluntad perfecta instantáneamente en la tierra, asà como con sus ángeles del cielo, conquistando siempre nuevas
riquezas, poderes y glorias nunca vistas antes por nadie.
Indiscutiblemente, nuestro Padre celestial lograra su perfecta voluntad contigo, amados, vecinos y amistades con su carne sagrada, otorgada por Él a cada uno por medio de su Hijo Jesucristo, nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el EspÃ
ritu Santo, porque es únicamente en su carne ungida que su perfecta voluntad es lograda con sus hijos y ángeles en la gloria eterna de siempre. Consiguientemente, lo mismo es verdad actualmente en cada familia de las naciones, no importando jamás su
creencia religiosa, porque nuestro Padre celestial ha declarado perfecto, santo y virgen a cada hombre, mujer, niño y niña de Israel junto con la humanidad entera, rescatada del desierto de SinaÃ, cuando Moisés llegó con Israel antiguo para endulzar
aguas amargas de Mara con el árbol yaciendo cerca.
Realmente, nuestro Padre celestial lleva su voluntad perfecta con sus hijos junto con ángeles en la carne sin pecados, nacida de Él, como Isaac del vientre estéril de Sarah y de la hija virgen de David, en ambos casos en Canaán, por el EspÃritu
Santo, obteniéndola tú bautizado en agua, manifestando su voluntad perfecta del cielo en la tierra entera contigo, enriqueciéndola tú progresivamente siempre. Ciertamente, nuestro Padre celestial estableció a Adán y a Eva junto con sus hijos en la
tierra para bautizarse en agua, porque llena está de agua, sumergiéndote tú, emergerás instantáneamente del Jordán en Canaán con Él y con su EspÃritu Santo junto contigo, vistiendo carne sin pecados, en donde su voluntad perfecta es lograda en
la gloria angelical y en la tierra instantáneamente siempre.
FÃsicamente, nuestro Padre celestial amó tanto al mundo entero, que Él nos ha dado a su Hijo Jesucristo, para que todo aquel que crea en él, jamás muera, más bien, tenga vida eterna abundantemente, porque Él no envió a su Hijo amado a condenarlo,
sino a salvarlo con su bautismo en agua, que quienquiera cumplirlo, invocando su santo nombre en nuestros dÃas, vivirá siempre enriquecido. Legalmente, la Escriptura declara que nuestro Padre celestial amo al mundo entero, confiándonos a su Hijo
Jesucristo para creer en Él en su carne sin pecados, bañada con su sangre expiatoria llena de vida, derrotando a Satanás y la muerte en el cielo y en Canaán, pero ahora, Él necesita derrotarlo contigo en tu nación, bautizándote en agua, y sus
glorias vendrá a ti siempre.
AquÃ, el llamado de nuestro Padre celestial es al bautismo en agua, agua llenando la tierra entera, porque es en su carne sagrada y llena de su amor infalible, derramándose de su corazón santÃsimo sobre Isaac, que cuando te bautizas, entonces, tú
eres Isaac en su carne sagrada e hijo legÃtimo, nacido de Él, amándolo infinitamente con su santo nombre fuegos toda una vida entera. Indiscutiblemente, Juan 3:16 llama al bautismo en agua no solamente para todo Israel, disperso por el mundo entero
con su Sinagoga de Jerusalén, pero igualmente para cada hombre, mujer, niño y niña gentil, sin importar fe religiosa: porque Él ya ha perdonado, expiado y cubierto todo pecado de Adán y de Eva con sus hijos de toda generación en contra de Él,
redimiéndolos finalmente.
Como en dÃas de Noé, para nuestro Padre celestial violencias que Satanás junto con sus ángeles caÃdos estaba causando sobre familias de las naciones necesitaba ser derrotada y detenida inmediatamente con un bautismo en agua, conocido como el diluvio
de Noé, matando toda carne de hombres y de animales igualmente, porque Él reiniciarÃa su vida con sus hijos, pero sin Satanás y sin el pecado. En aquellos dÃas, nuestro Padre celestial logró destruir a Satanás, ángeles caÃdos y la muerte, porque
Él mismo logró destruir a toda gente malvada, como las que estaban causando violencias sobre familias de las naciones, pero igualmente, Él pudo enviar a Satanás y a ángeles caÃdos junto con la muerte al infierno tormentoso, y su paz asombrosa reine
por fin sobre toda la tierra.
Realmente, hoy en dÃa, nuestro Padre celestial ha logrado que su paz asombrosa llene la tierra entera, porque cada hombre y mujer causando violencia murió en dÃas del diluvio de Noé, para el descender de su EspÃritu Santo, porque durante aquellos dÃ
as violentos fue imposible para Él hacer que su EspÃritu descienda hacia sus hijos, bendiciéndolos con su amor, paz y riquezas interminables. Ciertamente, el diluvio de Noé bautizó la tierra entera junto con su humanidad, y su EspÃritu Santo
descienda, preparando la tierra entera para el nacimiento de su Hijo Jesucristo del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo, entregándonos la carne sin pecados y la sangre expiatoria de Isaac, pero igualmente a Israel para destruir el pecado
en la Sinagoga de Jerusalén, en Canaán.
Sinceramente, nuestro Padre celestial iba a tener a su Hijo Jesucristo naciendo del vientre estéril de Sarah no solamente para quitar el pecado del mundo, por cuatrocientos años de cautiverio egipcio en el Mar Rojo, pero igualmente para Él tener su
santo nombre fuegos apropiadamente amado, servido y glorificado por Israel en cada Sábado de su Sinagoga de Jerusalén en las naciones. Adicionalmente, fue la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial de enriquecer la tierra entera, pero para
enriquecerla, entonces, Él necesitaba empezar bendiciendo familias, y aquà Él trabajo con Abraham, logrando que su Hijo Jesucristo nazca como Isaac en su familia, e Israel nazca para quitar el pecado y sus riquezas fluyan hacia cada hombre, mujer, niñ
o y niña, sin importar jamás ninguna fe religiosa.
Seriamente, nuestro Padre celestial necesita enriquecer la tierra entera con su carne sagrada, saliendo de Él, como Isaac del vientre estéril de Sarah para luego renacer de la hija virgen de David para cada hombre, mujer, niño y niña, obtenerla tambiÃ
©n (carne honrada), pero solamente bautizándose en agua para tener paz en la tierra entera, como en dÃas de Noé y su diluvio, su bautismo. Ya que, no hay paz para el impÃo, nuestro Padre celestial lo ha declarado en sus Escrituras, como cuando le
hablaba a Moisés y a sus profetas en cada generación: e Israel renazca con su bautismo en agua, como por donde estén dispersados en la tierra, abandonando la carne pecadora por la carne sagrada, en donde existe la vida real siempre y sin pecados.
Vemos que, ya bautizado Israel enteramente entonces nuestro Padre celestial usara poderes del Juramento a Isaac siempre, operando con su EspÃritu Santo en cada hombre, mujer, niño y niña ya bautizados en agua, invocándolo a Él, como Dios de Abraham,
Dios de Isaac y Dios de Jacobo, bendiciéndolos finalmente con riquezas inagotables, enriqueciendo la tierra entera grandemente, como nunca antes hacia la eternidad venidera. Positivamente, Satanás aun pela con tinieblas, como familias brujas,
empobreciendo la tierra entera, porque él necesita destruir a cada hombre, mujer, niño y niña nacido de la imagen de nuestro Padre celestial, haciéndolos siempre poderosos, porque bautizados en agua entonces ellos son perfectos y santos ya, asà como
Él eternamente: amando, sirviendo y exaltando su santo nombre con perfecta santidad diariamente, y riquezas desciendan siempre.
Evidentemente, con hijos de nuestro Padre celestial de Israel y de las familias de las naciones bautizados ya en agua, entonces, Satanás estarÃa enfrentado a poderes del Juramento a Isaac que siempre ha fallado en entenderlos hasta hoy, que él se
sentirá confundido con sus familias brujas en la tierra entera, porque sus brujerÃas ya no funcionan sobre los que están bautizados en agua. Y es aquÃ. Cuando nuestro Padre celestial manifestara su perfecta voluntad en cada hijo suyo bautizado ya en
su hogar, lugar de trabajo y lugares que frecuenta siempre, porque con el Juramento a Isaac Satanás junto con sus espÃritus inmundos ha sido expulsado ya de Canaán y de familias de las naciones, estableciendo asà su reino de amor eterno por sus hijos,
empezando en Canaán para siempre.
Definitivamente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a su Hijo Jesucristo naciendo del vientre de Sarah como Isaac, porque fue la carne sin pecados de Jacobo y de sus hijos por generaciones futuras, trayéndola hacia ti hoy, como cuando
ellos lo hicieron con Moisés en el desierto de SinaÃ, destruyendo la hambruna de Satanás, amenazando destruir la tierra y la humanidad entera siempre. Seriamente, Satanás, la muerte y ángeles caÃdos necesitaban destruirte a ti junto con tus amados,
vecinos y amistades en el desierto de SinaÃ, porque en el cielo fue el paraÃso angelical antes de Eva comer del fruto prohibido con Adán, y tú asà jamás conozcas riquezas, saliendo de nuestro Padre celestial, enriqueciendo la tierra entera contigo
una eternidad entera, empezándolo todo contigo bautizado en agua.
Además, Satanás estaba confiado que ningún hombre, mujer, niño y niña jamás abandonarÃa el desierto de SinaÃ, porque serpientes venenosas esperaban morderlos en el dÃa final, para jamás abandonar su muerte del desierto para siempre, porque una
vez abandonándolo entonces ellos serian enriquecidos por el bautismo del rio Jordán, bautizando Juan al MesÃas por ellos y por nosotros también hoy, en Canaán, para la eternidad. Francamente, Satanás pensó, que paralizando él a Israel antiguo
mordidos por serpientes venenosas del desierto de SinaÃ, entonces, ellos fallarÃan en abandonar la muerte del infierno junto con cada hombre, mujer, niño y niña antiguo y moderno de familias de las naciones, conociendo únicamente muerte una
eternidad entera, como hizo con Eva virgen del paraÃso, haciendo que Adán junto con sus hijos pequen postreramente.
Sin embargo, no importando jamás si Satanás hubiese paralizado a Israel antiguo con la humanidad entera hambrienta en el desierto: destruida y perdida, entonces, aunque cada israelà mordido por serpientes venenosas, como Eva lo fue en el paraÃso,
haciendo que Adán y sus hijos, mueran, seguidamente descendieron a postes infernales sin pecado, esperando al MesÃas mordido por serpientes de bronce, finalmente conquistaron vida nuevamente eternamente. Tempranamente, nuestro Padre celestial tuvo a
Moisés junto con Israel antiguo caminando por el desierto de Sinaà hacia aguas amargas de Mara, y Él tener a Moisés levantando su árbol yaciendo cerca del lugar, tirándolo seguidamente en aguas amargas, endulzándolas: endulzando familias antiguas
y modernas de las naciones enteramente para Israel con Moisés beberlas a ellas y por siempre comer maná por una eternidad entera.
Entonces, nuestro Padre celestial tuvo a Moisés, siguiéndole a Él por el desierto, mostrándole, en donde encontrar agua, porque los israelitas estaban sedientos, como inicialmente en aguas amargas de Mara, en necesidad de beber nuevamente para las
naciones antiguas y modernas, que ellos las habÃan bebido ya: seguidamente, las naciones podÃan beber de la roca de salvación para no tener sed nuevamente en la eternidad. Entendiendo que, por cuanto Israel antiguo bebió aguas vivas de la roca,
entonces ellos no tuvieron sed nuevamente, porque ahora ellos comÃan maná del cielo arriba, y bebÃan de la roca, para ejecutar rituales y ceremonias del Juramento a Isaac con perfecta santidad, que necesitaban cumplir, haciéndose uno con el MesÃas
en su carne sin pecados finalmente con salvación eterna toda una vida entera.
Este es el cuerpo glorificado, emergiendo de nuestro Padre celestial, como el maná descendiendo de la Mesa santa, y de su boca, como cuando sentado estaba participando con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo de su alimento con sus amados, y esto
incluye a Israel y a familias antiguas y modernas de las naciones, empezando contigo y con tus amados, como siempre. Asimismo, nuestro Padre celestial necesita asegurarse que sus hijos tienen su cuerpo glorificado, que ha descendido directamente de Él,
su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, siendo uno en Canaán no solamente con su Hijo victorioso sobre Satanás, la muerte y pecados, pero igualmente uno con Él en el Lugar SantÃsimo de la Sinagoga de Jerusalén, con la cortina sobre el suelo tendida
ya.
Por lo tanto, por el desierto de Sinaà Moisés junto con Israel antiguo tomó de aguas amargas de Mara, endulzadas por el árbol caÃdo cerca, lanzando en él, endulzando a cada hombre, mujer, niño y niña de familias de naciones antiguas y modernas,
además de Israel, entonces comieron juntos del maná, como el cuerpo glorificado que necesitaba entrar a Canaán, finalmente para ser redimido. Incondicionalmente, cada uno también necesitaba beber de la roca de salvación juntos con Moisés, Israel y
familias antiguas y modernas de las naciones, porque ellos estarÃan recibiendo el cuerpo glorificado en necesidad de ser mordidos por serpientes venenosas, pasando pruebas que Eva junto con Adán y sus hijos fallaron en el paraÃso, convirtiéndose
todos en uno en la nueva tierra, eternamente justificados en Canaán.
Ciertamente, ya mordidos todos ellos por serpientes venenosas, que Satanás junto con la muerte habÃa preparado para Moisés, Israel y familias antiguas y modernas de las naciones, entonces, ellos descendieron a postes del infierno: perfectos y santos,
con un cuerpo glorificado convirtiéndose en uno con el MesÃas y con nuestro Padre celestial igualmente en el Lugar SantÃsimo de la Sinagoga de Jerusalén, en Canaán. Con convicción, fue importante para nuestro Padre celestial que cada hombre, mujer,
niño y niña de Israel y de las naciones posean ya el cuerpo glorificado, logrando perfección y santidad sobre postes del infierno para ser uno con el MesÃas, mordido finalmente con serpientes de bronce, derramando su sangre expiatoria, vivida ya por
todos en Canaán victoriosa sobre Satanás, pecados, muertes y el infierno infinitamente.
Sin embargo, aunque cada hombre, mujer, niño y niña antiguo y moderno de Israel y de las familias de las naciones habÃa logrado un cuerpo glorificado de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo en necesidad de entrar a Canaán
para ser uno con su Hijo amado, entonces, necesitaba el cuerpo glorificado renacer de un vientre virgen para ser aceptado perpetuamente. Divinamente, cada uno habÃa recibido el cuerpo glorificado de nuestro Padre celestial por el desierto de SinaÃ,
comiendo mana del cielo arriba, además, bebieron de la roca salvadora agua viva, entonces el cuerpo de cada uno fue perfecto y santo, pero no suficientemente virgen aun para entrar al Lugar SantÃsimo de la Sinagoga de Jerusalén, para reencontrarse con
el Padre celestial en perfecta santidad finalmente.
FÃsicamente, fue importante para nuestro Padre celestial no solamente plantar su semilla santa en Canaán para cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones antiguas y modernas, renaciendo todos en tierra santa: sin embargo, necesitaba
la semilla santa renacer de la hija virgen de David para el MesÃas vivir nuestra vida personal, empezándola, victoriosa sobre Satanás, muerte y pecados, en Canaán. Ciertamente, el cuerpo glorificado de cada uno, recibido de nuestro Padre celestial,
comiendo maná del cielo arriba diariamente, necesitaba ser mordido por serpientes venenosas antes de abandonar el desierto, además, necesitaba renacer del vientre virgen de Eva, engañada por la serpiente, por ello, nosotros necesitábamos renacer del
vientre virgen con el MesÃas en Canaán, derrotando a Satanás, muertes y pecados para vivir nuevamente vÃrgenes—santÃsimos—eternamente.
Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos renaciendo del vientre virgen de Eva en Canaán, porque ella fue virgen en el paraÃso engañada por la serpiente, por ende, el cuerpo glorificado recibido del cielo arriba, mientras ya todos yacÃ
an en el desierto, como en el infierno, perdidos, entonces nos hizo nuevamente perfectos y santos, al renacer de la hija virgen de David, salvándonos infinitamente. Inversamente, salvación para la humanidad serÃa imposible para con cada hombre, mujer,
niño y niña de naciones antiguas y modernas, empezando con Israel, porque nosotros necesitábamos recibir nuestro cuerpo glorificado nuevamente del paraÃso, por el desierto de SinaÃ, como descendiendo sobre el infierno, porque caminábamos sobre él,
perdidos siempre, para renacer del vientre virgen con el MesÃas, viendo vida con él nuevamente en Canaán.
Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos de Israel y de las naciones viviendo su vida victoriosa sobre Satanás con el MesÃas en Canaán, pero jamás derrotado en el paraÃso por la serpiente, como con Eva y con Adán, ambos vÃrgenes,
en necesidad de vivir en la tierra, esperando por el MesÃas redimirlos del infierno para vivir nuevamente, pero sin el pecado eternamente. Amorosamente, nuestro cuerpo glorificado, recibido de nuestro Padre celestial, descendió como maná y agua viva
de la roca, poseyéndolo nosotros eternamente, y necesitaba ser mordido por serpientes venenosas victoriosa sobre Satanás, la muerte y el infierno, pero igualmente necesitaba renacer de la hija virgen de David, mordido por serpientes de bronce, para ver
vida nuevamente en el Lugar SantÃsimo de la Sinagoga de Jerusalén finalmente.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba a Adán y a Eva vÃrgenes nuevamente en el paraÃso y en el cielo, porque su reino venidero de amor ama amar a sus hijos profundamente, empezando en Canaán, en donde Él jamás ve pecados en ellos, renacidos
todos ellos del vientre virgen con el MesÃas infinitamente, asà como nosotros sus hijos legÃtimos nacimos de su imagen virgen para la eternidad. Ahora, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos renaciendo con su Hijo Jesucristo de la hija virgen
de David con el cuerpo glorificado, apropiado en el desierto de SinaÃ, descendiendo como maná y agua de la roca diariamente, recibiéndolo nosotros legalmente con rituales y ceremonias del Juramento a Isaac, entonces fue asà para hacernos vÃrgenes
nuevamente juntos todos con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu.
Por lo contrario, nuestro Padre celestial siempre fallarÃa en vivir su vida gloriosa, soñada toda una eternidad en la gloria angelical, vivirla con sus hijos nacidos vÃrgenes inicialmente de su imagen y de su alma santÃsima, que solamente ama, honra
y exalta su santo nombre una eternidad entera, pero igualmente, Él fallarÃa en conquistar nuevas riquezas nunca antes vistas hasta hoy en la Creación entera. Irrevocablemente, fue importante para nuestro Padre celestial bautizar a Israel antiguo del
Mar Rojo, llevando su agua bautismal al corazón del mundo con la humanidad entera, rescatada del desierto de Sinaà con su cuerpo glorificado, descendiendo como maná y agua de la roca, tornándose en su semilla santa, plantada en Canaán y en el
vientre virgen de MarÃa, para vivir en perfecta santidad siempre en ti.
Ciertamente, este es el cuerpo glorificado de nuestro Padre celestial, entregado a ti, a tus amados, vecinos y amistades en la tierra entera, porque su Hijo Jesucristo fue clavado entrando a la Sinagoga de Jerusalén, en las afueras de la Ciudad de David,
salpicando su sangre expiatoria sobre tu cuerpo glorificado, recibido del reino angelical, para entrar al Lugar SantÃsimo eternamente justificado finalmente. Y es aquÃ. Cuando nuestro Padre celestial te recibÃa a ti con su cuerpo glorificado,
saliendo de Él, entregado ya a ti por su Hijo Jesucristo junto con tus amados, vecinos y amistades del mundo entero, considerando que, Él ha destruido el pecado de musulmanes, islámicos, hindús, budistas, taoÃstas, shinto, cristianos, hebreos junto
con otras religiones, obteniendo, entonces tú vida llena de riquezas cotidianas del cielo arriba repetidamente siempre.
Realmente, bautizado con tus amados, vecinos y amistades en tu rio local, piscina, playa y aun en tu bañera hogareña, entendiendo que, sumergiéndote en agua, entonces, inmediatamente tú emergerás en Canaán con nuestro Padre celestial, viviendo ya
la vida virgen del MesÃas, nacida con tu cuerpo glorificado: derrotando a Satanás, pecados, muertes, infierno y el mundo entero únicamente para conocer amor, victorias y riquezas siempre. Ciertamente, nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo Jesucristo
naciendo en tu cuerpo glorificado, descendiendo de Él, como maná y bebida de la roca, finalmente plantada en la hija virgen de David, para el nacimiento virgen del MesÃas contigo, seguidamente tú fuiste bautizado con tu cuerpo glorificado del Jordán:
y tú sigas siendo lavado diariamente limpio, perfecto y santo hasta ver su reino en Canaán.
Por lo contrario, nuestro Padre celestial fallarÃa en verte a ti, para recibirte, como su hijo legÃtimo, porque inicialmente tú naciste de su imagen perfecto, santo y virgen perpetuamente con su cuerpo glorificado y lleno de vida y de su EspÃritu
Santo, conociendo únicamente: amor, paz, alegrÃas y riquezas sin fin que honran, exaltan y glorifican su santo nombre en la gloria angelical siempre. Legalmente, sabemos que nuestro Padre celestial te entregó ya a ti su cuerpo glorificado por Moisés
e Israel antiguo en el desierto de SinaÃ, ejecutando rituales del Juramento a Isaac para plantar tu semilla santa en Canaán, pero igualmente plantarla en la hija virgen de David, viviendo el MesÃas tu vida victoriosa sobre Satanás en la tierra entera:
redimiéndote, enriqueciéndote, logrando tu felicidad finalmente para siempre.
Ahora, nuestro Padre celestial tuvo a cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de antiguas y modernas naciones perfectos, santos y vÃrgenes con su Isaac renaciendo de la hija virgen de David, como su Hijo Jesucristo nuevamente, porque Él
enriquecerá la tierra entera contigo, riquezas nacidas de Él en la gloria angelical, en Canaán y en la nueva tierra para su reino venidero. Tempranamente, nuestro Padre celestial llamó a Abraham a su bautismo en agua junto con sus hijos de
generaciones futuras, incluyendo al MesÃas, en Canaán, porque él necesitaba ser perfecto, santo y virgen, asà como Él lo ha sido siempre ante su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo junto con huestes angelicales toda una eternidad entera, logrando
que su reino angelical descienda sobre la tierra postreramente.
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