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Elio I. Valarezo@21:1/5 to
All on Fri Oct 15 20:12:12 2021
Sábado, 16 de Octubre, 2021 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
El PADRE usa tu bautismo en agua para limpiarte de pecado, salvándote del infierno para vivir su misma vida muy amada, enriqueciéndote cada dÃa siempre:
Amorosamente, nuestro Padre celestial sufrÃa al ver a sus hijos descender al corazón de la tierra, que era el infierno tormentoso, creado para Lucifer y sus ángeles caÃdos junto con la muerte y todo aquel ofendiendo a su santo nombre fuegos, pero jamÃ
¡s fue creado para los que lo aman a Él, por ende, Él necesitaba rescatarlos, derramando su corazón santÃsimo en el mismo infierno. Ciertamente, nuestro Padre celestial habÃa creado cielos y tierra para empezar nuevamente su misma vida eterna con
sus hijos nacidos de su imagen y de su alma santÃsima solamente para amarle, servirle y alabarlo a Él por amor a su santo nombre fuegos, atacado por Lucifer junto con un tercio de huestes angelicales, para conquistar nuevas riquezas, glorias y
santidades para su nuevo reino venidero.
Por lo tanto, nuestro Padre celestial necesitaba empezar una nueva tierra con sus hijos desde sus cenizas, que habÃan descendido al corazón de la tierra ya, engañados por Lucifer y la serpiente del Edén, que engaño a Eva y luego a Adán, destruyé
ndolos finalmente para generaciones venideras sin jamás conocer el amor, riquezas ni santidades, habiéndolas ya heredado infinitamente para gozarlas en la eternidad. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba derramar su corazón santÃsimo sobre
sus hijos para salvarlos de Satanás y del pecado, que los habÃan llevado perdidos hacia el infierno tormentoso, pero Él necesitaba derramar la salvación de su corazón santÃsimo sobre Canaán santa, en donde el pecado jamás existió, por ello, Él
tenÃa que tener a su Hijo Jesucristo naciendo en la humanidad finalmente.
Puesto que, esta era la única manera posible, en que nuestro Padre celestial lograrÃa alcanzar a sus hijos, salvándolos de Satanás y del pecado, pecado que habÃa destruido ya a la humanidad entera, porque no habÃa ninguna manera posible para
regresarlos a vivir nuevamente a no ser que los ayudase con su misma vida, haciéndolos regresar a todos finalmente al reino celestial eternamente redimidos. Sin embargo, para nuestro Padre celestial hacer que sus hijos vivan nuevamente, entonces, Él
necesitaba no solamente haber tendido ya a su corazón santÃsimo derramado sobre su Hijo Jesucristo para alcanzarlos con su semilla santa, como su carne sagrada y sangre expiatoria, pero igualmente, Él necesitaba ya haber convertido el infierno
tormentoso en un lograr celestial y lleno de su misma vida todopoderosa perpetuamente.
Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba enfrentarse a Satanás y a sus ángeles caÃdos, como la muerte, en su mismo reino de tinieblas que habÃa engañado a Eva con el fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal, que la
serpiente habÃa logrado que ella lo comiese, destruyendo asà a Adán y a sus hijos por generaciones venideras con el pecado. Por lo tanto, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el
EspÃritu Santo, porque Él realmente necesitaba a Israel naciendo en el cautiverio egipcio, pero igualmente, Él necesitaba a Moisés ya nacido con su santo nombre fuegos que llevarÃa a sus hijos al bautismo en agua, haciéndolos renacer hacia Él en
su carne sin pecados.
Realmente, esto serÃa la semilla santa de nuestro Padre celestial: La carne sagrada de su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac para alcanzar a sus hijos con el insondable amor de su corazón santÃsimo, que Él siempre vivió por ellos, empezando con su
Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo, y ellos vean vida nuevamente en la gloria angelical, como su nuevo reino de amor eterno. Resueltamente, nuestro Padre celestial necesitaba empezar un nuevo reino de amor en la gloria celestial, el paraÃso y en
la tierra entera igualmente, porque Lucifer con ángeles caÃdos habÃa emprendido un reino de odio hacia Él y su santo nombre fuegos, que Él necesitaba detenerlo en el corazón de sus hijos inmediatamente, y asÃ, ellos vean vida nuevamente con Él en
la eternidad celestial.
Misericordiosamente, nuestro Padre celestial llamó a Abraham a su Mesa santa, porque Él necesitaba participar de su pan y vino con él, que es la carne sin pecados y sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo, y llenas de vida eterna que ya habÃa
derrotado a Satanás y ángeles caÃdos para siempre, y asÃ, todos vean vida nuevamente, pero verla solamente en su carne sagrada siempre. Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesitaba remover la carne pecadora de Adán y de Eva de cada hombre,
mujer, niño y niña de Israel y de familias antiguas y modernas de las naciones, logrando asà que todos regresen a vivir nuevamente con Él y con su santo nombre fuegos victoriosos sobre Satanás y la muerte, enriqueciendo finalmente el cielo y la
tierra entera siempre.
IncreÃblemente, asà es como nuestro Padre celestial debÃa llevar su reino celestial hacia el infierno tormentoso, tornándolo todo él en un nuevo lugar celestial junto con sus hijos viviendo en su nueva vida sin jamás conocer frontera alguna toda
una eternidad, porque Satanás habÃa sido ya destruido con sus mentiras que causan males, maldiciones, hambruna, pobreza y muerte en la tierra entera siempre. Realmente, nuestro Padre celestial habÃa creado cielos y tierra llena de riquezas
interminables, pero escondidas de Lucifer y de sus ángeles caÃdos, fallando ellos siempre en conocer sus nuevas riquezas que enriquecen su santo nombre fuegos en la tierra para siempre, porque Él eventualmente revelara estas riquezas a sus hijos
renacidos en su carne sin pecados, en donde no hay pecado en la eternidad.
Sin embargo, para que esta obra asombrosa finalmente sea posible en la tierra con cada hombre, mujer, niño y niña de toda familia antigua y moderna de las naciones, empezando con Israel, entonces, tenia que ser victoriosa sobre Satanás, ángeles caÃ
dos y la muerte desde el corazón de la tierra, derrotando a Satanás y su reino de odio finalmente en la eternidad entera. Ciertamente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a Abraham con su familia en Canaán, abandonando a padres,
amistades y tierra natal por una nueva vida, desconocida por la humanidad hasta entonces, empezando asà a conquistar la tierra desde Canaán, que terminarÃa en el corazón de la tierra para ver vida nuevamente en la gloria celestial, perpetuamente
victorioso sobre Satanás y el pecado.
Amorosamente, nuestro Padre celestial necesitaba otorgar un nuevo nacimiento a la tierra entera, pero debÃa suceder desde su mismo corazón, en donde Satanás habÃa descendido con los ángeles caÃdos para hacer de su reino de tinieblas con sus hijos
nacidos de su imagen y de su alma santÃsima únicamente para conocer amor, paz, riquezas y alegrÃas sin fin con su santo nombre en sus corazones. Ciertamente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a todo Israel antiguo naciendo enteramente
en el cautiverio egipcio, empezando con José al ser segundo en mando ante Faraón, para vivir todos ellos en riquezas que eventualmente enriquecerÃan la tierra entera, pero sin el pecado para siempre: Por ende, habiendo recogido pecados de la humanidad
entera por cuatro siglos, entonces abrazaron el bautismo del Mar Rojo.
Divinamente, nuestro Padre celestial tuvo a José vendido por sus hermanos a una caravana de Ismaelitas que pasaba por veinte piezas de plata, para él ser vendido luego por los Ismaelitas a Egipto, bendiciéndolo asà con poderes asombrosos del
Juramento a Isaac hasta llegar a ser segundo en mando ante Faraón, y recibir a su familia que venÃa hacia él para ser el Israel eterno. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba a uno suyo viviendo en Egipto hasta que él sea segundo en mando por
interpretar dos sueños, que Él mismo le habÃa entregado a Faraón, que eventualmente detendrÃa a Satanás y a sus secuaces de empobrecer la tierra para eliminar a la humanidad entera en el infierno tormentoso, y asÃ, todos conozcan riquezas
nuevamente para la eternidad en Canaán últimamente.
Después que, nuestro Padre celestial habÃa cumplido con los cuatrocientos años prometidos a Abraham, que Él mismo bendecirÃa a sus hijos en una tierra extranjera, que fue Egipto, entonces, Él necesitaba entregarle su santo nombre fuegos a Moisés,
porque él habÃa nacido para llevar a Israel antiguo al bautismo del Mar Rojo, y empezar una vida nueva en el corazón de la tierra inmediatamente. Considerando que, la casa de Israel habÃa gozado años de riquezas en Egipto, porque nuestro Padre
celestial habÃa bendecido a familias de las naciones con riquezas de la gloria celestial, y asà Satanás junto con la muerte no empobrezca la tierra para destruir a la humanidad entera, destruyéndola para que jamás conozca riquezas en la eternidad,
riquezas que enriquecen su santo nombre fuegos siempre.
Por consiguiente, después de que cuatrocientos treinta años habÃan pasado, entonces Satanás estaba listo para influenciar a Faraón y a sus oficiales que todos ellos tenÃan que matar a cada varón nacido de las familias israelitas, porque ellos habÃ
an crecido mucho ya y podÃan hacerse uno con enemigos de Egipto, por ello, ellos necesitaban ser detenidos en crecer más para seguridad de Egipto. Satanás convenció a Faraón y a sus oficiales para ordenar la muerte de varones naciendo en Israel,
porque él sabÃa que los cuatrocientos años habÃan terminado de riquezas, y que el MesÃas iba a llevar a Israel hacia Canaán, prometido a Abraham, para conocer riquezas, como riquezas jamás vistas en toda la tierra para que la humanidad entera
enriquezca su santo nombre fuegos repetidamente siempre.
Realmente, Satanás estaba esperando que el MesÃas recoja a Israel antiguo del cautiverio egipcio para llevarlos hacia la tierra prometida a Abraham y a sus hijos, para poseerla para siempre, empezando asà un nuevo reino de riquezas sin fin que
enriquecerÃa la tierra enteramente junto con familias de las naciones, pero igualmente enriquecerÃa la gloria celestial—y él necesitaba detenerlos—a Israel y riquezas. Ciertamente, fue importante para nuestro Padre celestial empezar a manifestar
grandes poderes nunca antes visto en la tierra y en su humanidad entera, porque Él no solamente necesitaba persuadir a Faraón de dejar ir a sus hijos hacia su tierra prometida, pero igualmente, Él necesitaba manifestarle a Satanás y a sus ángeles caÃ
dos que su santo nombre fuegos seguÃa muy bien y todopoderoso, como siempre.
No obstante, fue Moisés quien recibió el santo nombre fuegos de nuestro Padre celestial sobre el Monte SinaÃ, porque él fue llamado a ascenderlo, porque Él mismo esperaba por él pacientemente junto con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo
que necesitaba otorgarle poderes a él y a Israel entero para bautizarse en aguas del Mar Rojo finalmente. Esto fue algo, que Satanás junto con los ángeles caÃdos no querÃa ver a Israel bautizándose del Mar Rojo, por ello, él necesitaba hacer todo
lo posible para detener a Israel antes que se bautice, porque él sabÃa muy bien, que el bautismo en agua quita el pecado puesto sobre Adán y Eva junto con los hijos por generaciones venideras hacia la eternidad angelical.
Evidentemente, Satanás tenÃa que detener a Israel antes que llegue al Mar Rojo, porque con Israel bautizado no solamente la carne pecadora y el espÃritu de error estarÃan perdidos en el infierno, pero igualmente la tierra entera verÃa vida
nuevamente con la carne sagrada, enriquecida diariamente desde el cielo arriba y desde Canaán también, abriéndose hacia una nueva vida, que Satanás no sabe vencerla jamás. Realmente, Satanás hizo lo que podÃa para detener a Israel caminando hacia
el Mar Rojo, porque él sabÃa que con aquel bautismo entonces no solamente el desierto de Sinaà verÃa vida nuevamente, pero igualmente familias antiguas y modernas de las naciones en toda la tierra vivirán una vida milagrosa, que él siempre ha
fallado en vencer sus poderes asombrosos que siempre se manifiestan diariamente.
Definitivamente, nuestro Padre celestial tuvo a Israel antiguo bautizado del Mar Rojo, para abandonar la carne pecadora con el espÃritu de error, en donde Satanás siempre los derrotaba, para recibir la carne sin pecados y el EspÃritu Santo, en donde É
l junto con su Hijo Jesucristo siempre bendecirá con poderosas riquezas a sus hijos por una vida entera hasta ver su reino descender últimamente. Amablemente, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos regresando a su vida en el paraÃso, destruida
por Satanás con la serpiente del Edén, cuando Eva y seguidamente Adán comieron del fruto prohibido para conocer siempre el pecado, maldiciones, enfermedades, pobrezas, muerte y el infierno tormentoso, y finalmente ellos vean vida nuevamente con Él en
su carne sin pecados, para siempre enriquecidos toda una eternidad entera.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba conquistar el desierto de Sinaà con Israel antiguo liderado por Moisés, que necesitaba acercarse a aguas amargas de Mara, para Él demostrarle, en donde el árbol yacÃa cerca del charco, tirándolo en las
aguas, endulzando asà a familias antiguas y modernas de las naciones, pero igualmente la tierra entera para su reino de amor eterno venidero. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba también a su Hijo Jesucristo bebiendo de aguas amargas de Mara,
crucificándolo sobre la cruz del monte de Jerusalén, en Canaán, sufriendo dolores, agonÃas y amarguras del pecado en el infierno tormentoso, endulzando él mismo finalmente a cada hombre, mujer, niño y niña con su vida eterna y dulce para la
eternidad angelical del reino de su amor eterno.
Realmente, habiendo Israel antiguo bebió aguas amargas de Mara, endulzadas por el árbol yaciendo cerca por siglos, si no milenios, entonces, ellos se convirtieron en uno con la carne sin pecados y con la sangre expiatoria de nuestro Padre celestial,
que fue su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac para ser el Israel eterno, ejecutando su perfecta voluntad en su Sinagoga de Jerusalén por edades interminables. Amorosamente, para nuestro Padre celestial un gran reino estará pronto ocupando la tierra
entera, empezándolo en el desierto de Sinaà con Israel antiguo tornándose en uno con la humanidad entera, comiendo maná angelical y bebiendo de la roca de salvación, como su Hijo Jesucristo descendiendo hacia cada hombre, mujer, niño y niña, vistiÃ
©ndolos de su carne sin pecados para entrar a Canaán, eternamente justificados.
Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba conceder a su Hijo Jesucristo como Isaac, que seguidamente nació Jacobo junto con los hijos de Israel y Moisés absorbiéndolos del desierto arenoso de Sinaà hacia la Sinagoga de Jerusalén, en Canaán,
comiendo del maná angelical y bebiendo de la roca para ser uno con el MesÃas para que la salvación perfecta sea posible al fin con ellos. LegÃtimamente, nuestro Padre celestial tuvo a Israel antiguo primero absorbiendo a cada hombre, mujer, niño y
niña de familias antiguas y modernas de las naciones del desierto de SinaÃ, bebiéndolos de aguas endulzadas de Mara, endulzadas por Moisés y su árbol antiguo, por ello, ahora ellos comerÃan maná y beberÃan de la roca para ser uno con el MesÃas
en Canaán victoriosos sobre todo pecado siempre.
Aún más, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel antiguo junto con la humanidad entera ejecutando rituales y ceremonias del Juramento a Isaac, porque ellos serian mordidos postreramente por serpientes venenosas, como Eva lo fue en el paraÃso para
comer del fruto prohibido, y asÃ, ellos derroten a las serpientes venenosas, descendiendo a postes del infierno tormentoso perfectos y santos para entrar finalmente a Canaán. Esto significa, que nuestro Padre celestial necesitaba a familias de las
naciones antiguas y modernas pasando la prueba de ser mordidos por serpientes venenosas, después de haber comido del maná angelical y bebido de la roca para descender eternamente perfectos y santos ya todos ellos a postes del infierno, esperando por el
MesÃas clavado a postes de la gloria angelical y ver vida nuevamente siempre.
Ciertamente, nuestro Padre celestial tuvo a Israel antiguo junto con Moisés comiendo del maná cotidiano del cielo y bebiendo de la roca con cada hombre, mujer, niño y niña de familias antiguas y modernas de las naciones para recibir el cuerpo
glorificado del MesÃas años antes de pisar la Sinagoga de Jerusalén, en Canaán, para reencontrarse con nuestro Padre celestial finalmente con perfecta santidad eterna. Aquà es cuando. Nuestro Padre celestial derrotó a Satanás, ángeles caÃdos, la
muerte y el infierno tormentoso por el desierto de SinaÃ, porque cada uno tenÃa ya su cuerpo glorificado del MesÃas, para ser uno con él en la Sinagoga de Jerusalén, porque clavado él sobre la cruz, entonces él derramó su sangre expiatoria:
eliminado el pecado del reino angelical, del paraÃso y de la tierra enteramente.
Además, nuestro Padre celestial removió el pecado con su Hijo Jesucristo clavado sobre la cruz, que en vida fue Israel antiguo y la humanidad entera, alimentados todos por el desierto de Sinaà de su carne sagrada y de su sangre expiatoria para ser uno
con su Hijo, en la Sinagoga de Jerusalén, haciéndose todos uno con El Padre en su nuevo gran reino venidero finalmente. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo derramando su sangre expiatoria victoriosamente sobre Satanás,
la muerte, el infierno y en la tierra enteramente sobre sus hijos de Israel y de familias antiguas y modernas de las naciones, para que el telón de azul, púrpura y carmesÃ, separando lugares santos del Lugar SantÃsimo, caiga al suelo, y el Padre
finalmente camine en la tierra libremente.
Francamente, nuestro Padre celestial necesitaba ser uno no solamente con sus hijos de Israel y de la humanidad entera al salir del Lugar SantÃsimo, lográndolo legÃtimamente con ellos finalmente en la eternidad, pero igualmente ser uno con su reino de
su amor eterno en su nueva tierra conociendo continuamente: amor, paz, prosperidad, riquezas y alegrÃas en el corazón de cada hijo suyo por edades interminables. Visto que, nuestro Padre celestial emergió del Lugar SantÃsimo, entonces, Él podÃa
encontrarse con cada hijo suyo de generaciones venideras en las naciones, porque Él no solamente necesita ser uno con ellos por el bautismo en agua y por el bautismo del EspÃritu Santo, pero igualmente ser uno con todos ellos en su reino de amor eterno
finalmente manifestándose en la tierra, en cualquier dÃa.
Entendiendo que, al nuestro Padre celestial ser uno con sus hijos de Israel y de las familias de las naciones, entonces, Él vivirá su amor asombroso e infalible, que Él siempre ha vivido con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo en la eternidad,
y que ahora Él necesita vivirla contigo y con tus amados para conocer únicamente riquezas siempre en tus dÃas. Definitivamente, una vez que nuestro Padre celestial sea uno nuevamente con sus hijos, porque nosotros existÃamos ya con Él aun antes de
crear ángeles, que ahora Él mismo crecerá con su amor infalible de su corazón santo y asombroso que siempre ha sentido profundamente por su Hijo Jesucristo y por su EspÃritu Santo, haciéndolo crecer sin parar jamás con todos nosotros hacia la
eternidad venidera.
Esto es algo, que nuestro Padre celestial hará con nosotros, asà como siempre con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo en la eternidad, pero ahora Él logrará que su amor asombroso crezca mucho más que antes, por eso, su corazón santÃsimo
está debajo de Canaán, en el corazón de la tierra para crecer con nosotros, como nunca antes en la tierra entera finalmente. Visto que, este es el amor asombroso de nuestro Padre celestial siempre sentido profundamente por sus hijos, manifestado por É
l en su Hijo Jesucristo y en su EspÃritu Santo junto con huestes angelicales, haciéndonos muy ricos aún más allá de todo entendimiento humano, que Satanás junto con sus artimañas falla en entenderlo para detenernos de enriquecer la tierra
enteramente hacia la eternidad venidera.
Realmente, es el amor asombroso de nuestro Padre celestial que te dio vida a ti de su imagen y de su alma santÃsima inicialmente, por ello, una vez bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, entonces, tú renacerás en tierra santa,
Canaán de riquezas insondables, enriqueciéndote a ti, creciendo en su amor asombroso por ti y por los tuyos siempre. Entendiendo que, es el amor asombroso de nuestro Padre celestial ayudándote a ti a escapar tinieblas del pecado para conocer a tus
amados, vecinos y amistades de alrededor del mundo siempre, porque en su amor asombroso por ti, entonces tú iras creciendo en océanos de amor de la roca de salvación, roca que será parte de ti infinitamente, sólo renaciendo tú mismo bautizado en
agua.
Consiguientemente, bautizado en agua entonces tú abandonaras la carne pecadora y el espÃritu de error, recibiendo la carne sin pecados y el EspÃritu Santo junto con la roca de salvación derramando océanos de amor, océanos de alegrÃas, océanos de
gozos junto con océanos de dulzuras para amar, conocer y glorificar a nuestro Padre celestial toda una vida hasta ascender a su gloria celestial, eternamente justificado. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo sobre la cruz
del monte Sion, en Canaán, agonizando, salpicando su sangre expiatoria victoriosamente sobre Satanás, la muerte, el infierno y la tierra en la Sinagoga de Jerusalén, resucitando con sus hermanos y con sus hermanas al romper la cortina, separando
lugares santos del Lugar SantÃsimo, finalmente manifestando su reino de amor eterno en la tierra enteramente.
En verdad, nuestro Señor Jesucristo fue clavado a la cruz del monte de Jerusalén, en Canaán, pero él necesitaba morir salpicando su sangre expiatoria en la Sinagoga de Jerusalén con sus hermanos y con sus hermanas perfectos y santos para recibir a
nuestro Padre celestial emergiendo del Lugar SantÃsimo, para caminar en la tierra, como su nuevo reino de amor manifestado por fin pronto contigo. Además, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo clavado a la cruz del monte de Jerusalén,
en Canaán, salpicando la sangre expiatoria no en tierra santa, como en Canaán eterna, porque no hubo pecado allà jamás en la eternidad, más bien, él necesitaba salpicarla en la Sinagoga de Jerusalén victoriosamente sobre Satanás y la muerte,
lanzando finalmente su salvación eterna hacia las naciones para siempre.
Ciertamente, nuestro Padre celestial llamó al Ejército romano, que habÃa clavado a su Hijo Jesucristo sobre la cruz del monte Sion, en Canaán, salpicando la sangre expiatoria sobre puertas de la Sinagoga en Jerusalén victoriosa sobre Satanás y el
pecado, seguidamente destruyeron ciudades israelÃs y la Sinagoga—llevándola familias israelitas y judÃas hacia las naciones victoriosa sobre todo mal, enriqueciendo a fieles, hebreos y gentiles, siempre. Legalmente, esta es la Sinagoga de nuestro
Padre celestial en Jerusalén y en las naciones, usada cada Sábado, limpiando no solamente a todo Israel, pero igualmente a sus hijos de naciones gentiles, conociéndolo asà ellos a Él por su amor infalible de su corazón asombroso, amor sentido por É
l para enriquecer hebreos y gentiles con su misma vida gloriosa y siempre victoriosa en la tierra entera.
Presentemente, nuestro Padre celestial usa cada dÃa el bautismo en agua para limpiarte a ti de toda clase de impurezas, que Satanás y sus malvados lanzan sobre ti, además de limpiarte de pecado, porque con él: Él resuelve problemas, conflictos,
dificultades, enfermedades, errores que tu cometes sin darte cuenta de ellos jamás, asà Él te mantiene perfecto y santo en todos tus dÃas siempre. Es decir, que al nuestro Padre celestial limpiarte a ti diariamente con tu bautismo en agua, entonces É
l no solamente ha quitado pecados de tu vida enteramente, pero igualmente, Él te estará haciendo cada vez más limpio que antes, perfecto y santo para acercarte más y más a su santo nombre fuegos, que va contigo, bendiciéndote con asombrosas
riquezas que te encontraran caminando con Él siempre.
Por eso, nuestro Padre celestial siempre ha requerido el bautismo en agua para amar, servir y alabarlo a Él por la carne sin pecados de su Hijo Jesucristo y poderes de su EspÃritu Santo, que enriquecerán tu vida hasta que siempre conozcas riquezas,
paz, prosperidad y alegrÃas constantes con tus amados, vecinos y amistad, porque Él necesita bendecirlos a ellos también alrededor del mundo entero. Visto que, nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo Jesucristo derramando su sangre expiatoria en la
Sinagoga de Jerusalén, aunque estuvo clavado sobre la cruz del monte Sion, en Canaán, entonces, fue asà para enviar su Sinagoga hacia las naciones, pero igualmente hacia la gloria angelical, para Él mismo continuar limpiando, purificando y
santificando a todos en su Sinagoga, viendo vida eterna finalmente, eternamente justificados.
Ya que, nuestro le dijo a Moisés, Yo seré misericordioso con quien Yo quiera ser misericordioso, Yo seré compasivo con quien Yo quiera ser compasivo, porque asà fue como Él siempre trabajo dÃa a dÃa en el Lugar SantÃsimo, por el desierto de SinaÃ
, como el tabernáculo de reunión que necesitaba estar entre familias de las naciones en toda la tierra, enriqueciéndola continuamente siempre contigo. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba el Lugar SantÃsimo expiando, juzgando y cubriendo
pecados de la humanidad por el desierto de SinaÃ, además salpicar la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo sobre la cruz del monte Sion, muriendo sobre puertas de la Sinagoga de Jerusalén, finalmente viendo vida nuevamente con sus hermanos y
hermanas, como tú y yo, enviándola luego de setenta años Sabáticos hacia las naciones.
Verdaderamente, esta era la vida que nuestro Padre celestial necesitaba no solamente que Adán y Eva la tuviesen junto con sus hijos en generaciones venideras, pero igualmente el reino angelical, el paraÃso y otros lugares celestiales, creados ya para
su santo nombre fuegos conquistar nuevas glorias, riquezas y poderes nunca antes vistos por nadie, incrementando asà su relación personal con sus hijos toda una eternidad entera. Indiscutiblemente, nuestro Padre celestial ha creado una nueva tierra,
como su reino de amor eterno, porque sus hijos la empezaron con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo, y que Lucifer junto con ángeles caÃdos ha fallado en entenderla, sin embargo, el resto de huestes angelicales la gozaran por una eternidad,
porque la sangre expiatoria que quitó el pecado los ha tocado poderosamente últimamente.
Indudablemente, la vida eterna vivida en la gloria celestial junto con el paraÃso y La Nueva Jerusalén celestial y en otros lugares celestiales es la vida que tú recibirás en tu bautismo en agua de su Hijo Jesucristo y de su EspÃritu Santo, en donde
el pecado ha sido removido por nuestro Padre celestial junto con Satanás y sus malvados, y riquezas toquen tu vida siempre. Por ende, el bautismo en agua es importante para Israel y para familias de las naciones, para ser lavadas continuamente por
nuestro Padre celestial, por su sacrificio continuo de su Hijo Jesucristo, que fue clavado sobre la cruz del monte de Jerusalén, en Canaán, muriendo por ti en la Sinagoga de Jerusalén, para ver vida nuevamente enriquecida cada dÃa continuamente en tu
paÃs natal.
Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba enviar su Sinagoga de Jerusalén hacia las familias de las naciones, porque por ella, Él no habÃa solamente quitado el pecado del mundo entero, pero igualmente, Él continuamente ha bendecido a Israel a
pesar de holocaustos continuos, que Satanás ha efectuado sobre ellos por muchos años—pero, aun asÃ, Él pude limpiarlos cada Sábado, enriqueciéndolos nuevamente, como siempre. Legalmente, nuestro Padre celestial necesita limpiarte a ti junto con
tus amados, vecinos y amistades de la tierra entera con su Sinagoga de Jerusalén en tu paÃs natal, porque Él amorosamente la envió con sus familias israelitas y judÃas para limpiarte, lavarte a ti de tus pecados, purificándote asà de impurezas que
te contaminan siempre, y su reino de amor eterno esté siempre contigo, enriqueciéndote progresivamente.
Además, nuestro Padre celestial usa el bautismo en agua de sus hijos de Israel y de las naciones igualmente para continuar limpiando con poderes, poderes provistos por su Hijo Jesucristo, como su sacrifico vivo en la Sinagoga de Jerusalén en tus
tierras, y amorosamente tú eres limpiado diariamente siempre, y su presencia santÃsima fluya contigo con su reino de amor eterno ya pronto sobre la tierra entera. Amorosamente, nuestro Padre celestial necesitaba su Sinagoga de Jerusalén contigo, con
tus amados, vecinos y amistades en tu tierra natal, limpiándote con la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo, salpicada ya sobre la cortina separándote a ti de Él, y Él salga del Lugar SantÃsimo para estar contigo siempre en todos tus dÃas hasta
que finalmente tú asciendas hacia la gloria angelical, eternamente enriquecido.
Verdaderamente, bautizándote, invocando perfectos poderes de su nombre, entonces, tú recibirás su semilla santa, como carne sin pecados de Isaac nacida de la hija virgen de David, como Yeshua (Jesucristo), y asÃ, tú comas de su pan y vino para leer
sus palabras vivas diariamente, emanando poderes para hacer maravillas por las familias alrededor del mundo entero, que necesitan un toque del cielo siempre. La Biblia, leyendo palabras habladas por nuestro Padre celestial a Moisés, los profetas, el MesÃ
as y los apóstoles, entonces tú estarás hablando con su voz, que cielos y tierra oyen y obedecen instantáneamente, ejecutando su perfecta voluntad en cosas de la Creación entera, porque sus palabras son poderes, glorias, sanidad, vida y EspÃritu
tocando con riquezas el corazón, alma, mente y espÃritu humano de todos nosotros.
Ciertamente, bautizado en agua entonces nuestro Padre celestial estará usando tu bautismo para bendecirte continuamente junto con tus amados, vecinos y amistades con su Sinagoga de Jerusalén, que es una sola, aunque existan miles de ellas en la tierra
por muchas generaciones, haciéndote a ti perfecto, santo y listo para recibir más y más de su divina presencia con riquezas interminables, como siempre en el paraÃso. Es decir, también que nuestro Padre celestial no solamente continuará haciéndote
más perfecto, santo y rico para recibir su divina presencia en tu hogar, en tu lugar de trabajo y en otros lugares que frecuentas siempre, pero igualmente, Él te hará a ti continuamente más perfecto, santo y listo para recibirlo a Él en tu tierra
natal junto con su nueva tierra entera eventualmente.
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