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    From Elio I. Valarezo@21:1/5 to All on Fri Jul 2 19:57:55 2021
    Sábado, 03 de Julio, 2021 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica


    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)


    Su ÁRBOL yacía seco sobre el desierto de Sinaí para endulzar aguas amargas de Mara: endulzándote a ti con tus amados y la TIERRA entera:


    EL árbol de vida yacía sobre el desierto de Sinaí por cientos de años, si no miles, para ser levantado por nuestro Padre celestial y sus hijos, porque yacía el árbol sobre el desierto representando las multitudes de las familias de las naciones
    antiguas y modernas, que necesitaban ser rescatadas del pecado, pues sedientas y hambrientas estaban por vivir toda una vida entera nuevamente. Ya que, nuestro Padre celestial había esperado por alguien de la humanidad entera, digna de tomar el árbol
    del desierto yaciendo allí por siglos hacia Canaán con las familias de las naciones ya muertas en sus pecados, por no conocer su santo nombre fuegos y su bautismo—bautismo que pudo haberlos salvado de la muerte, del pecado y del infierno al instante.


    Realmente, nuestro Padre celestial buscaba a través de las generaciones ver a alguien listo para trabajar con Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y así, Él derramar su corazón santísimo sobre la tierra, especialmente en Canaán, para hacer
    que sus hijos perdidos a Lucifer y sus mentiras finalmente regresen a vivir nuevamente, pero regresen a vivir en su paraíso moderno, Canaán. Sin embargo, el árbol de nuestro Padre celestial continuaba tendido sobre cada grano de arena del desierto de
    Sinaí que representaba un alma perdida, que una vez fue uno de sus hijos perdido a Lucifer y sus mentiras, que Eva creyó junto con Adán al comer del fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal, para darles vida nuevamente.


    Sin embargo, nuestro Padre celestial no dejo de buscar jamás en toda la tierra por alguien decidido a trabajar con Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y así, Él empezar su obra de salvación que se necesitaba para tener a sus hijos de
    regreso al paraíso, para que ellos vean vida nuevamente con Él, pues anhelaba verlos nuevamente perfectos y santos, como siempre. Efectivamente nuestro Padre celestial necesitaba a alguien que vaya con Él junto con su Hijo Jesucristo y su Espíritu
    Santo a recoger su árbol yaciendo sobre el desierto de Sinaí, para Él lograr su obra salvadora que necesitaba cumplirse en el desierto, salvando así Él mismo a sus hijos de las mentiras de Lucifer y sus maldiciones, pobreza y muerte del infierno
    tormentoso.


    Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba alguien que se siente con Él a su Mesa santa, para comer con Él su pan y vino de vida, que es servido por su Hijo Jesucristo en la gloria angelical, para que los ángeles se mantengan perfectos y santos
    para amar, servir y alabar su santo nombre fuegos sobre su altar con sus riquezas de siempre. Además, nuestro Padre celestial necesitaba alimentar a sus hijos su pan de vida y copa de vino de su Mesa santa, aunque ya yacían ellos en el infierno
    tormentoso, por no conocerlo a Él y a su Hijo Jesucristo, pero si sólo Él pudiese alimentarlos de su cena santa, entonces ellos verían vida nuevamente, pero esta vez en su nueva tierra para la eternidad.


    Sin embargo, para que esto suceda, entonces, nuestro Padre celestial necesitaba alimentarlos con alguien dispuesto a sentarse con Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, ha comer de su pan y vino, que llenaría a sus hijos de su carne sin pecados,
    huesos inquebrantables y su sangre expiatoria, que quitaría el pecado del mundo en un día en Canaán, para siempre. Objetivamente, nuestro Padre celestial necesitaba alimentarlos a ellos de Él mismo, como de su semilla santa, naciendo de su cuerpo
    glorificado que siempre ha conocido amor, paz, prosperidad, riquezas y alegrías sin fin con su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo junto con sus huestes angelicales fieles a su santo nombre fuegos sobre la cruz del monte de Jerusalén, en Canaán, su
    dulce hogar.


    Ciertamente, nuestro Padre celestial observaba el desierto de Sinaí que podía ser llenado de Él para sus hijos muertos sobre sus arenales, alimentándolos con su pan y vino de la gloria angelical, entregándoles así vida nuevamente en toda la tierra,
    pero Él necesitaba sentarse con alguien digno de comer con Él de su Mesa santa, y encontró a Abraham al fin. Sin embargo, nuestro Padre celestial necesitaba sentarse a su Mesa santa a comer de su merienda no en el desierto de Sinaí, en donde yacían
    sus hijos sin vida por siglos, si no milenios, más bien, Él necesitaba sentarse con Abraham a su Mesa santa, en Canaán, alimentando el mundo entero con su misma carne sin pecados y vida finalmente abundantemente en Canaán.


    Realmente, para nuestro Padre celestial tornar el desierto de Sinaí, como el reino de tinieblas que era, en su paraíso con su árbol yaciendo sobre arenales de muerte con sus hijos sin esperanza alguna por generaciones venideras, entonces, Él
    necesitaba servir su Mesa santa con su merienda a cada alma perdida en el infierno tormentoso, volviéndoles a dar vida nuevamente para la eternidad celestial. Sin embargo, para nuestro Padre celestial lograrlo todo por el desierto de Sinaí, incluyendo
    el corazón de la tierra, como el Valle de huesos secos, entonces, Él debía tener no solamente a Abraham comiendo con Él sus alimentos, pero igualmente, Él necesitaba comer con sus hijos naciendo de Él en Canaán, alimentándolos con vida en el
    desierto y en la tierra entera finalmente.


    Además, nuestro Padre celestial necesitaba tener a su roca de salvación dándoles de beber a sus hijos agua de vida, satisfaciendo su sed por todo el desierto de Sinaí, pero igualmente para con todas las familias de las naciones, y así, ellos
    finalmente regresen a Él llenos con su vida eterna que derrota a Satanás, la muerte y al infierno tormentoso para siempre. Formalmente, nuestro Padre celestial no solamente necesitaba el desierto tornándose en su Mesa santa para familias de las
    naciones antiguas y modernas yaciendo ya perdidas eternamente, culpables, pecadores por no haber invocado su santo nombre en su bautismo en agua, pero igualmente, Él necesitaba regar el desierto con agua de su roca de salvación para que vida eterna
    florezca en su nueva tierra siempre.


    Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba alimentar de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo a cada grano de arena yaciendo en el desierto de Sinaí, que es el infierno tormentoso para familias de las naciones antiguas y modernas, que
    necesitaban comer de su pan y vino, servido siempre sobre su Mesa santa para ver vida nuevamente con Él pronto en la eternidad venidera. Además, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos viendo vida nuevamente, pero no en la vida recibida de Adán
    y Eva inicialmente, comiendo del fruto prohibido del paraíso, desafiando su voluntad perfecta, como Lucifer lo hizo así junto con un tercio de los ángeles, mas bien, ver vida nuevamente con su misma vida, como su semilla santa, alimentándolos con su
    pan y vino siempre.


    No obstante, nuestro Padre celestial necesitaba alimentar desde la gloria angelical a sus hijos nacidos de su imagen y alma santísima con maná, que Él normalmente disfruta diariamente con su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo y sus amados en la
    tierra, como cuando ellos aman, sirven y adoran su santo nombre con perfecta santidad sobre la cruz del monte santo de Jerusalén, en Canaán. Ciertamente, esto es desde donde nuestro Padre celestial necesitaba alimentar a cada hombre, mujer, niño y niñ
    a de las familias de las naciones antiguas y modernas su pan y vino, trayendo su Mesa santa a ellos en el desierto de Sinaí: comiendo de su semilla santa para vivir nuevamente en la gloria celestial, y por siempre bendecidos con sus amados hacia la
    eternidad celestial.


    Francamente, es importante para ti, renacer de su bautismo en agua, invocándolo a Él, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo para abandonar la carne pecadora y el espíritu de error, en donde tú vivirás sediento y hambriento hasta morir
    para recibir la carne sin pecados y el Espíritu Santo, comiendo de su alimento para ver vida enriquecida siempre, desde ahora. Seguramente, fue importante que nuestro Padre celestial llamase a Moisés al Monte Sinaí, entregándole su santo nombre
    fuegos, que Israel necesitaba y tú también con tus amados para el bautismo en agua, abandonando la carne pecadora para recibir su vida virgen, comiendo de sus alimentos que bendicen su nombre, y así riquezas sean posibles contigo y con todos los demá
    s siempre en toda la tierra.


    Seriamente, al participar de su pan y vino de su Mesa santa, entonces nuestro Padre celestial te estará alimentando a ti de su carne sin pecados y de su sangre expiatoria, como pan y vino descendiendo aun hoy de la gloria angelical sobre el desierto de
    tus pecados, y así, tú veas vida enriquecida siempre, sin estar sediento ni hambriento en todos tus días. Verdaderamente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a Abraham abandonando su parentela y amistades por Canaán que Él le mostrarí
    a para vivir allí con su familia, porque Él necesitaba sentarse con él a su Mesa santa, participando del pan y vino, atrayendo así al Rey Mesías desde la gloria celestial con su vida eterna en cada uno de sus hijos en Canaán finalmente.


    Por ende, fue importante para nuestro Padre celestial entregarle a Abraham su roca de salvación, porque él necesitaba sacrificar tres carneros con sus mitades opuestas una a otra junto con dos aves sin cortar, salpicadas con sangre expiatoria, porque
    su único Hijo amado nacía del vientre estéril de Sarah como Isaac, llenando así la tierra de su vida eterna, enriquecida siempre contigo últimamente. Realmente, esta roca de salvación necesitaba ser llevada por hijos de Abraham por el desierto de
    Sinaí, como ciudadanos de Canaán, enriqueciendo cada día para conquistar el corazón de la tierra hacia Canaán habitado por naciones malvadas, practicando brujerías, logrando que no enriquezca la tierra con leche y miel, tus asombrosas riquezas de
    hoy, seguidamente, Él necesitaba liberarla (Canaán) con su Hijo virgen, Jesucristo.


    Históricamente, inocentemente Adán perdió el paraíso a Lucifer con mentiras de la serpiente, engañando a su esposa Eva, virgen del paraíso, que nuestro Padre celestial necesitaba que el paraíso regrese nuevamente por una virgen de Canaán dando a
    luz, y con su Hijo amado nacido virgen, vivió virgen, bautizado virgen y murió virgen: derrotando a Satanás, pecados, muertes y el infierno por el paraíso finalmente. Evidentemente, nuestro Padre celestial necesitaba llenar Canaán entero con su pan
    y vino, así como Abraham y con sus 318 hijos adoptados (comprados por dinero de extraños), sentándose a su Mesa santa con Él, pero igualmente, Él necesitaba llenar el desierto de Sinaí descendiendo al Valle de los huesos secos con su maná y su
    vida floreciendo victoriosamente por el corazón de la tierra últimamente.


    Divinamente, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos naciendo del vientre estéril de Sarah caminando por el desierto de Sinaí, comiendo de su maná de la gloria celestial y bebiendo de su roca de salvación, pero igualmente, Él necesitaba a
    Isaac caminando con ellos hacia Canaán, como su Ángel Santo, finalmente derrotando a Satanás, pecados, muertes y el infierno con su cuerpo glorificado solamente. Realmente, este es el cuerpo glorificado de nuestro Padre celestial, bautizándote, invoc
    ndolo a Él, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo entonces tú recibirás su vida eterna haciendo su voluntad perfecta diariamente, derrotando a Satanás, diablos y la muerte, enriqueciéndote a ti con grandes riquezas que enriquecen la
    tierra enteramente para su reino venidero de su amor eterno por ti.


    Amorosamente, nuestro Padre celestial estaba dispuesto a tener a su Hijo Jesucristo naciendo nuevamente, como su único Hijo amado de la hija virgen de David, por el Espíritu Santo, bendiciendo así Él mismo con riquezas y poderes a cada hombre, mujer,
    niño y niña, que una vez yacían en el desierto de Sinaí perdidos, como la arena, para ver vida nuevamente en su nueva tierra. Realmente, este eres tú junto con tus amados, vecinos y amistades del mundo entero yaciendo en arenales incontables de Sina
    , sedientos y hambrientos en necesidad de ser alimentados por nuestro Padre celestial de su semilla santa, que es la carne sin pecados de Isaac, comiendo pan y vino, entonces su maná: facilitó abundante vida en Canaán y llena con riquezas toda una
    eternidad por ti.


    Consiguientemente, comiendo de la cena de nuestro Padre celestial sobre su Mesa santa fue importante en días de Abraham y por el desierto de Sinaí, el Valle de los huesos secos y en Canaán, pero igualmente de importante es hoy su maná angelical en
    las naciones, enriqueciéndonos así a todos, enriqueceremos la tierra para su reino de su amor eterno y apasionado por ti siempre. Verdaderamente, al cada hombre, mujer, niño y niña comer del pan y vino de nuestro Padre celestial, entonces ellos estar
    n reemplazando el fruto prohibido, que Adán y Eva comieron en el paraíso, que hace que pequen, y así, tú vivas una vida maravillosa, en donde tú recibirás riquezas llevándote hacia la gloria celestial para conocer únicamente amor, paz,
    prosperidad y riquezas toda una eternidad entera.


    Definitivamente, cada cuerpo bautizado en agua, invocando a nuestro Padre celestial, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo para comer del pan y vino, que Él nos ha entregado para comer de su cuerpo glorificado, que es su perfecta gloria y
    santidad sin fin en todos nosotros, entonces, nosotros viviremos sin pecado alguno, conociendo siempre riquezas nuestras en Canaán toda una vida. Entendiendo que, nuestro Padre celestial tuvo a Abraham con su único hijo Isaac yaciendo sobre la cruz del
    monte de Jerusalén, descansando sobre el Moriah, porque Él necesitaba derramar su perfecta voluntad de su corazón santísimo, que es el Juramento a Isaac, que tú recibirás para hacer su voluntad perfecta siempre en la tierra hasta que su reino de
    amor venga por ti finalmente.


    Visto que, estas son palabras que nuestro Padre celestial no solamente le hablara a Abraham y a sus hijos por muchas generaciones, pero igualmente a sus profetas, empezando con Moisés, escritas en su libro la Santa Biblia, y así, tú hables cada
    palabra suya de tu boca, porque estas son palabras que bendicen toda vida humana en la tierra entera, finalmente enriqueciéndola grandemente siempre. Es decir, que ya bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, entonces, tú serás
    su semilla santa, como la carne sin pecados de Isaac, huesos inquebrantables y sangre expiatoria, emergiendo de su cuerpo glorificado para ser tu cuerpo santo, reemplazando tu cuerpo pecador, y así, tú hables sus palabras para que poderes estén
    siempre contigo, destruyendo todo mal por amor al bien.


    Entendiendo que, bautizándote en agua, entonces, tú habrás abandonado la carne pecadora y el espíritu de error que habla siempre palabras malas para recibir la carne sin pecados y el Espíritu Santo que siempre habla palabras de nuestro Padre
    celestial, que es la voz de la Biblia, cuando tú la lees, hablando sus palabras, bendiciéndote a ti y a tus amados toda una vida entera. Sin embargo, al leer la Biblia, entonces, tú tienes que hablar cada palabra que tú vas leyendo de sus palabras de
    vida, porque estas son palabras, que Él no solamente le hablo a Moisés y los profetas junto con los patriarcas israelís para el Rey Mesías y sus apóstoles, pero igualmente, Él hablo de ti, tus amados, vecinos y amistades de alrededor del mundo.


    Pues son palabras benditas: enriqueciendo toda vida, paz, prosperidad, sanidad, fortunas y alegrías insondables para con las naciones, cuando nuestro Padre celestial le hablaba a Abraham por su hijo Isaac yaciendo sobre la cruz del monte Sion,
    descansando sobre el Moriah, pero igualmente a ti y a los demás hasta que su reino llene toda vida humana con su amor infalible, paz y glorias interminables. Realmente, tú debes hablar las palabras de nuestro Padre celestial, leyendo la Biblia en tu
    hogar, oficina, trabajo, viajando por carro, tren, bote, avión u otros modos de transportación, tú tienes que hablarla para que cosas buenas sucedan en tu alrededor y en el mundo entero, porque tú tienes la carne sagrada contigo hablando con su voz
    divina de grandes bendiciones en tu alrededor siempre.


    Amorosamente, nuestro Padre celestial te entregó su cuerpo glorificado, como su Hijo Jesucristo en Isaac para con Abraham y sus hijos, pero igualmente para que las naciones tengan su carne sagrada hablando con su voz perfectamente bien desde la Biblia
    diariamente hasta que su reino venga, porque su voz que creó cielos y tierra junto con sus cosas en ellos te sana poderosamente siempre. Realmente, la voz perfecta de nuestro Padre celestial está en sus palabras vivas habladas a Moisés, los profetas,
    los salmos, al Mesías y sus apóstoles junto contigo y tus amados, y así, tú vivas hablando sus palabras vivas en la gloria celestial para con sus ángeles, para que bendiciones, riquezas, sanidad, paz y alegrías sean posibles en donde sea que tú
    vivas hoy.


    Ya que, nuestro Padre celestial me había manifestado ya hace tiempo atrás, mientras estudiaba su palabra, la Biblia, en una visión, Él estuvo parado delante mi en su gloria, reluciendo poderosamente, yo podía verlo de pies a cabeza mas no su rostro,
    y yo oía su voz, diciéndome un mensaje de su boca exactamente como su voz que me hablaba de su Biblia, leyéndola. Aquí es cuando, yo entendí, que cada palabra que nuestro Padre celestial hablo con su voz a Abraham, Moisés, los profetas, los salmos,
    los patriarcas israelíes, el Mesías, los apóstoles, los discípulos y a ti con todos los demás en la tierra de hoy, es su misma voz en la Biblia, que tú hablaras también para que grandes cosas sucedan alrededor del mundo siempre.


    Ciertamente, al nuestro Padre celestial hablarle a Abraham y a los demás después de él, como sus hijos prometidos de generaciones futuras, entonces, Él estaba llenando con su voz en su palabra viva, que son poderes creadores de las naciones antiguas
    y modernas con riquezas increíbles, para que toda palabra malvada desaparezca, reemplazándolas con sus poderes, y grandes cosas sucedan continuamente siempre en todas partes. Verdaderamente, al tú leer la Biblia con tu voz, entonces la voz de nuestro
    Padre celestial estará hablando alrededor de ti, como en tu trabajo, oficina, lugares que frecuentas, vacaciones, barrio, comunidad, ciudad, nación y la tierra entera, estarán siendo llenadas de su voz y palabra viva, haciendo desaparecer palabras
    malas, reemplazándolas con sus poderes y grandes cosas sucedan siempre en lugar del mal.


    Realmente, bautizándote, invocando su santo nombre fuegos, entonces tú abandonaras la carne pecadora y el espíritu de error, hablando mal delante de nuestro Padre celestial, para recibir su carne sin pecados y su Espíritu Santo, hablando su palabra
    viva de grandes poderes con su voz, al tú hablar su Biblia, leyéndola, reemplazando así palabras malvadas, hiriéndote siempre, por sus palabras vivas enriqueciéndote infinitamente. Inicialmente, nuestro Padre celestial le dijo a Abraham, que él
    necesitaba ser perfecto y santo, así como Él lo es infinitamente ante su Jesucristo y su Espíritu para entrar a su vida eterna con sus hijos prometidos de generaciones venideras, como la nación que Él siempre amó para reinar sobre la tierra,
    enriqueciendo a sus hijos con perfecta santidad de su carne sin pecados siempre.


    Además, fue importante para nuestro Padre celestial tener a su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por su Espíritu Santo, para ser no solamente el cordero de Abraham, removiendo sus pecados, logrando perfección y
    santidad eterna, así como Él lo es eternamente, pero igualmente para que sea el cordero de sus hijos universalmente, removiendo el pecado del mundo, en Canaán, infinitamente. Por eso, una vez que Abraham vivió unos años con Isaac, como su único
    hijo amado en aquellos días, entonces, él subió a la cruz del monte de Jerusalén, descansando sobre el monte Moriah, declarándolo santo y perfecto nuestro Padre celestial, y así, Jacobo nazca como su primogénito, para que su nación dorada nazca
    finalmente para enriquecer la tierra entera para siempre.


    Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba remover el pecado de cada uno de Israel y de las naciones antiguas y modernas, y así, Satanás junto con la muerte y sus ángeles caídos falle en empobrecer la tierra, más bien, ahora Él podía
    enriquecerla con su carne sin pecados y riquezas nunca antes tocadas por el pecado, destruyendo así a Satanás y la muerte en Canaán últimamente. Sin embargo, para nuestro Padre celestial ir a Canaán, entonces, Él necesitaba lograrlo con hijos de
    Abraham naciendo de generaciones futuras, finalmente para recibir su santo nombre fuegos sobre la cruz del monte Sion, descansando sobre el monte Sinaí, en donde Moisés ascendió para recibirlo para Israel, y así todos tengan poder para abandonar todo
    pecado en el bautismo poderoso del Mar Rojo finalmente.


    Francamente, sin Israel antiguo bautizado en el Mar Rojo, nuestro Padre celestial no hubiese logrado enriquecer las naciones antiguas y modernas, empezando con las que ya yacían en el desierto de Sinaí sin vida, sedientos, hambrientos y sufriendo,
    porque ellos necesitaban comer del maná angelical para reducir las riquezas de siete años egipcios en cada día Sabatino para riquezas de la humanidad entera siempre. De otro modo, nuestro Padre celestial hubiese fallado en enriquecer a cada uno
    antiguo y moderno de Israel y familias de las naciones con su perfecta salvación, que empezó a enriquecer a Abraham y familia con Isaac naciendo como su cordero, logrando riquezas en toda la tierra, pero primero con el pecado abandonado con su espí
    ritu de error en el bautismo del Mar Rojo.


    Por lo tanto, todo Israel antiguo necesitaba estar en el cautiverio egipcio, recogiendo pecados cometidos por cada hombre, mujer, niño y niña antiguo y moderno de familias de las naciones en contra de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su
    Espíritu Santo, finalmente entregándole su santo nombre a Moisés para que todo bautismo sea posible hoy con nosotros y con grandes sanidades también. Además, nuestro Padre celestial empezara a enriquecer tu vida junto con tus amados, vecinos y
    amistades de alrededor del mundo contigo ya bautizado en agua, porque es aquí cuando milagros y grandes cosas empiezan a suceder contigo en tu hogar, en tu lugar de trabajo, y en todo lugar que visitas, porque el pecado ya no es parte de tu vida para
    siempre.


    Por eso, es que nuestro Señor Jesucristo comisionó a sus apóstoles y discípulos, enviándolos por el mundo entero: predicando el evangelio, como la voz de nuestro Padre celestial, palabras de vida, que todo aquel que crea en Él, bautizándose en
    agua, entonces estas señales le seguirán: diablos serán expulsados, sanando a las gentes, llenando sus vidas cada día con riquezas inmediatamente para la eternidad. Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesitaba a cada hombre, mujer, niño y niñ
    a de Israel antiguo recogiendo pecados cometidos en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo de las naciones antiguas y modernas, destruyéndolos finalmente en el bautismo en agua del Mar Rojo, para que todos en toda la tierra reciban su
    cuerpo glorificado, enriqueciéndolos en toda una eternidad, empezando ahora.


    Es decir, que una vez bautizado en agua, tú empezaras a ser enriquecido con riquezas de la gloria angelical y de riquezas de Canaán también, viniendo hacia tu vida cada día, porque ahora tú estarás viviendo en su carne sin pecado y en la sangre
    expiatoria llena de vida eterna, que siempre busca bendecirte, destruyendo a cada enemigo que venga hacia ti. Realmente, bautizado en agua, entonces tú finalmente recibirás el cuerpo glorificado que nació del vientre estéril de Sarah, por el Espí
    ritu Santo, como Isaac, abandonando la carne pecadora que jamás ama a nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, para recibir la carne sagrada, enriqueciéndote a ti con su amor asombroso siempre, llevándote hacia glorias
    celestiales, eternamente enriquecido una eternidad entera.


    Además, esta es la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial, enriqueciéndote a ti en la tierra y en la gloria angelical últimamente, porque Él planea conquistar nuevas riquezas, glorias y poderes, que Lucifer con sus ángeles fallaron en
    conquistar, dado que ellos no poseían poderes para lograrlo, pero tú tienes todos los poderes posibles en su cuerpo glorificado, entregado a ti ya en Isaac. Por eso, después que Israel antiguo fue bautizado del Mar Rojo con Moisés, liderándolos con
    su santo nombre fuegos, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, entonces, ellos no solamente abandonaron la carne pecadora por el cuerpo glorificado, que es Isaac en ellos, pero igualmente, ellos se convirtieron en ciudadanos legítimos de
    Canaán para conocer riquezas por todo el desierto siempre.


    Definitivamente, nuestro Padre celestial te necesita bautizando a tus hijos en agua, porque al tú invocarlo a Él, como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sobre ellos, entonces tú estarás vistiéndolos con la carne sagrada y con la sangre
    expiatoria llena de vida de Isaac, amando siempre enriquecerlos con palabras de grandes poderes, ayudándolos así a crecer siempre enriquecidos toda una vida. Entonces, cuando tus hijos lean la Biblia, hablando sus palabras escritas con sus bocas,
    entonces, ellos estarán hablando con la voz de nuestro Padre celestial para quitar palabras malas, llenándolos con palabras de vida, que empoderan riquezas angelicales para bendecirlos siempre, haciendo que ellos sean victoriosos en todo lo que
    emprendan para alcanzar sus metas, que eran imposibles antes, pero ahora serán posibles siempre.


    Apropósito, nuestro Padre celestial tuvo a toda la casa de Israel sedientos por agua después de caminar por tres días en el desierto de Sinaí, que ellos finalmente llegaron a aguas amargas de Mara, que necesitaban ser endulzadas para poder ellos
    beberlas junto con sus manadas, que traían consigo de Egipto, para que sean sus sacrificios cotidianos hacia la conquista de Canaán postreramente. Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba alcanzar a cada grano de arena del desierto de Sinaí,
    porque desde que Eva y luego Adán comieron del fruto prohibido, entonces, ellos juntos con sus hijos yacen en el desierto arenoso, esperando ser rescatados por Él y su Hijo Jesucristo, para ver vida nuevamente y llena del Espíritu Santo, como una vez
    lo fue en el paraíso.


    Indiscutiblemente, ya que Eva junto con Adán comieron del fruto prohibido, entonces el paraíso que ellos esperaban gozarlo con sus hijos se tornó en su desierto de Sinaí, en donde cada grano de arena es un alma perdida perpetuamente, yaciendo ya en
    el infierno tormentoso, por no poseer la perfecta santidad requerida para escapar de él, para ver vida nuevamente en el paraíso últimamente. Sin embargo, por el desierto de Sinaí, estaba ya la semilla santa de nuestro Padre celestial, que es su cruz,
    como el madero que Moisés levantaría con sus manos, como Isaac (Jesucristo) luego seria clavado a él, para ser uno con él, endulzando así cada alma perdida en el infierno, por no poseer la perfecta santidad requerida para ver vida nuevamente en el
    paraíso postreramente.


    La cruz había estado yaciendo ya sobre el arenal del desierto de Sinaí y cerca de las aguas amargas de Mara por siglos, si no milenios, esperando ser encontrado por Moisés e Israel, para levantarlo y tirarlo violentamente hacia las aguas amargas, que
    eran multitudes de las naciones antiguas y modernas, endulzándolas, para ser rescatadas del poder del pecado con ella finalmente, en Canaán. Ahora, nuestro Padre celestial necesitaba a Moisés que tirase su árbol a las aguas amargas para endulzar las
    naciones yaciendo ya en el infierno por no poseer la santidad perfecta para escapar de él, pero igualmente, endulzar aquellos que descienden a él, si fallan en regresar a Él en su semilla santa, que es la carne sagrada de Isaac—proveyéndoles
    salvación eterna, finalmente bautizándose todos.


    Entendiendo que, al Moisés tirar el árbol en aguas amargas, que se encontraba tendido sobre el arenal del desierto de Sinaí por siglos, entonces se disolvió como azúcar, endulzando toda amargura, que eran multitudes de las familias de las naciones
    antiguas y modernas, y así, los israelitas antiguos los bebieron, convirtiéndose en uno con ellos eternamente, cargándolos hacia Canaán para su salvación eterna finalmente. En otras palabras, nuestro Padre celestial necesitaba a todos antiguos y
    modernos de las naciones convertidos en uno en su semilla santa, que es Isaac, como todo Israel antiguo que había abandonado el pecado del mundo en el bautismo del Mar Rojo, pero ahora Él necesitaba expiar cada alma perdida, viviendo en su semilla
    santa, su carne sin pecado, finalmente perdonando todo pecado perpetuamente.


    Además, nuestro Padre celestial necesitaba que Israel antiguo sea uno con las familias de las naciones antiguas y modernas para expiar, juzgar y cubrir cada pecado que ya había sido abandonado en el bautismo del Mar Rojo, y así, Él mismo empezar sus
    días de reposo con Moisés e Israel en el desierto de Sinaí para la eternidad, pero sin pecado alguno de nadie. Incondicionalmente, nuestro Padre celestial necesitaba empezar a celebrar sus días Sabáticos con cada hombre, mujer, niño y niña de
    Israel y de las familias de las naciones convertidas en uno con todos juntos bebiendo de aguas amargas (endulzadas ahora) de Mara, y así, Él mismo enriquecer la tierra entera con sus siete años de riquezas convertidos en cada Sábado siempre,
    enriqueciendo la humanidad entera postreramente.


    Por lo tanto, Israel antiguo fue uno con el árbol y con cada alma perdida yaciendo en el desierto de Sinaí, seguidamente bebieron juntos de la roca de salvación, para no tener sed jamás, porque ellos necesitaban juntos ejecutar rituales y ceremonias
    del Juramento a Isaac en el tabernáculo y su Lugar Santísimo, para que los siete años de riqueza sean posibles cada Sábado. Además, nuestro Padre celestial necesitaba a cada hijo suyo musulmán, budista, taoísta, sintoísmo, cristiano, hebreo, islá
    mico y cada familia de las naciones antiguas y modernas perfectos y santos infinitamente, almas una vez perdidas al poder del pecado, pero ahora eran salvados por su bautismo en agua, invocando su santo nombre fuegos, contemplando vida nuevamente todos
    ellos con riquezas abundantes, para la eternidad celestial.



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