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    Sábado, 15 de Mayo, 2021 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica


    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)



    Isaac renació como Jesús (Yeshua) del vientre virgen con tu carne sin pecados: enriqueciéndote a ti y la tierra entera abundantemente siempre:



    En la cautividad egipcia, Israel había pasado cuatrocientos años, entonces, nuestro Padre celestial estaba listo para darles su tierra prometida, Canaán, entregada a Abraham inicialmente para sus hijos prometidos de generaciones venideras,
    estableciendo así su santo nombre fuegos en la tierra finalmente sin pecados para siempre: logrando así que sus hijos regresen a Él, enriquecidos, empezando con Adán y Eva. Por cuanto, nuestro Padre celestial necesitaba establecer su santo nombre
    fuegos con su semilla santa, como su carne sagrada, sus hijos inquebrantables y su sangre expiatoria, emanando de Él, como Isaac, que es su Hijo Jesucristo, entrando en el mundo del vientre estéril de Sarah, esposa de Abraham, sin poder tener hijos,
    porque Él necesitaba tener a sus hijos, pero nacidos de Él únicamente.


    Verdaderamente, nuestro Padre celestial necesitaba tener su santo nombre fuegos amado, servido y honrado, pero en Canaán únicamente junto con sus hijos nacidos del vientre estéril de Sarah, por ende, sin poder tener normalmente sus hijos de ella para
    amar, servir y honrar su santo nombre apropiadamente, sin embargo, con el Espíritu Santo entrando en ella, entonces Abraham tuvo a su hijo Isaac finalmente naciendo. Realmente, aquí es cuando, nuestro Padre celestial vio en Canaán su santo nombre
    honrado después de años de rebelión angelical, liderada por Lucifer y un tercio de los ángeles caídos, que intentaron deshonrarlo, pero fallaron totalmente, porque ellos habían fallado en entenderlo hasta que fue demasiado tarde, encontrándose
    todos ellos expulsados del reino angelical, para siempre perdidos, por no honrarlo debidamente.


    Dado que, una vez que los ángeles caídos junto con Lucifer intentaron de tomar control de él, entonces, ellos lo atacaron, al pecar en contra de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo y sus hijos de generaciones venideras en
    la tierra, por ello, ellos fallarán en ver vida eterna nuevamente mas bien ellos solamente verán el infierno tormentoso toda una eternidad entera. Por eso, es que fue importante para nuestro Padre celestial en sentarse a su Mesa santa con Abraham y con
    sus hijos adoptado (comprados con dinero de extraños) para darles a conocer el amor de familia junto con la adoración, exaltación y glorificación del Creador del cielo y la tierra, y así, ellos vivan una vida gloriosa, poderosa y fructífera siempre.


    Ciertamente, la voluntad perfecta de nuestro Padre era de entrégales a sus hijos su hogar, que fue en aquellos días la familia de Abraham (y por generaciones para naciones gentiles), porque su Hijo Jesucristo nació como Isaac, facilitándonos la carne
    sagrada y la sangre expiatoria, en donde nosotros nos sentimos en su dulce hogar con Él y con su santo nombre, bendiciendo nuestras vidas siempre. Ciertamente, nuestro Padre celestial se sintió muy bien al tener a Abraham comiendo con Él de su Mesa
    santa del pan y vino, que únicamente puede ser servido por su Hijo Jesucristo, que en aquellos días fue conocido como Melquisedec, rey de Salem (Jerusalén antiguo), pero igualmente, él fue conocido como SANTIDAD de DIOS por todas las familias de las
    naciones.


    Amorosamente, el Hijo amado de nuestro Padre celestial había descendió a darles de comer del pan y vino a todos dispuestos a amar, a servir y a glorificarlo a Él y a su santo nombre fuegos, que realmente nadie conoció en aquellos días, sin embargo,
    venia hacia nosotros, por aquellos participando de su Mesa santa, que es su semilla santa finalmente glorificándolo en la tierra. Positivamente, Abraham fue el primero con Abraham junto con sus hijos adoptados para participar del pan y vino, que empezó
    a manifestar la carne sagrada, los huesos inquebrantables y la sangre expiatoria que cada hombre, mujer, niño y niña necesitaba para amar, servir y honrar su santo nombre fuegos para toda la eternidad venidera, empezando en Canaán contigo y con tus
    amados.


    Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba tener a su santo nombre fuegos con Abraham y con su hijo, que estaba por nacer del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, porque Él necesitaba manifestarle a Satanás y a sus ángeles caídos,
    que Él jamás abandono a sus hijos, aun cuando los hizo pecar en contra de Él y de su santo nombre fuegos. Sin embargo, nuestro Padre celestial necesitaba tener a una mujer virgen viviendo en Canaán con los hijos de Abraham, que daría a luz a su Hijo
    Jesucristo nuevamente, por poderes del Espíritu Santo, por ende, tener su santo nombre finalmente amado, servido y glorificado por las familias de las naciones yaciendo ya en el infierno tormentoso, para que vean vida nuevamente, eternamente
    justificados para siempre.


    La mujer virgen necesitaba nacer en Canaán de una de las tribus de Israel, que habían nacido de Abraham y del vientre estéril de Sarah, por poderes del Espíritu Santo, y así, Él vivir su vida eterna que derrotaría a Satanás, sus ángeles caídos
    y la muerte junto con el pecado llevando a las familias de las naciones hacia el infierno tormentoso, eternamente condenados. Dándose cuenta todos, que estos eran hijos de nuestro Padre celestial, nacidos de Él mismo, como de su imagen y de su alma
    santísima, amando y glorificando su santo nombre fuegos, así como su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo junto con huestes angelicales lo han logrado siempre hasta que pecado se encontró en Lucifer, que Él tuvo que desecharlo de su presencia santa
    inmediatamente.


    Además, nuestro Padre celestial necesitaba deshacer lo que Lucifer había logrado junto con sus ángeles caídos, y aun lo logrado con Adán y Eva en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu santo al intentar tomar control de su santo nombre
    fuegos, que únicamente puede existir en su familia divina—y aquí, tú naciste con tus amados para amarlo toda una vida entera. Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo naciendo nuevamente en Canaán, pero esta vez tenía que é
    l nacer de una mujer virgen, porque Él tenia en su mente vestirte a ti con su semilla santa, que es su carne sagrada y su sangre expiatoria llena de vida, apropiadamente amando, exaltando y honrando su santo nombre fuegos diariamente, enriqueciéndote
    así a ti siempre.


    Sin duda, fue importante para nuestro Padre celestial tener a su Hijo Jesucristo como Isaac junto con su Espíritu Santo, viviendo con Abraham y con los hijos de Sarah en Canaán, empezando con Isaac y Jacobo junto con los doce patriarcas israelís,
    observándote al fin a ti con tus amados, vistiendo su carne sagrada que ama, sirve y honra su santo nombre fuegos siempre. Seguramente, nuestro Padre celestial puede ver las familias de las naciones yaciendo ya en el infierno tormentoso en las
    generaciones, eventualmente renaciendo en Canaán, como su semilla santa, dando su vida enteramente para ser vivida por Isaac junto con Abraham y con su familia, incluyendo vecinos y amistades, pero igualmente, contigo y con tus amados hoy, observándote
    a ti bendiciéndolo toda una eternidad finalmente.


    Verdaderamente, nuestro Padre celestial experimentó su gloriosa vida, viviéndola con su Hijo Jesucristo como Isaac junto con su Espíritu Santo, pero igualmente con Abraham y con sus hijos prometidos viviendo en generaciones venideras, incluyendo las
    familias gentiles de las naciones, que Él empezó a observar a Canaán sin quitar sus ojos de ella, gozando ya únicamente glorias asombrosas en ti toda una eternidad entera. Esta es la vida de nuestro Padre celestial, creando siempre con Él, su Hijo
    Jesucristo y su Espíritu Santo cosas del cielo, incluyendo huestes angelicales, pero igualmente, el universo entero, buscando su dulce hogar y hasta darles vida a sus hijos de la tierra y del cielo arriba, encontrando finalmente el descanso de su corazó
    n santísimo muy trabajado en cada Sábado contigo, en Canaán.


    Por ende, nuestro Padre celestial necesitaba a Abraham junto con sus hijos adoptados sentado a su Mesa santa, participando de su cena, servida diariamente por su Hijo Jesucristo en la gloria para huestes angelicales, manteniéndolos siempre a ellos
    santos y perfectos para gloria de su santo nombre, bendiciendo a sus hijos en la tierra dispuestos a obedecerle, viviendo siempre para honrarlo toda una vida. Sin embargo, para que esto suceda, nuestro Padre celestial bendiciendo a su santo nombre fuegos
    con sus hijos en todas las familias de las naciones, empezando con la familia de Abraham, vecinos y amistades, entonces, Él necesitaba establecer a sus hijos en Canaán, en donde el pecado no existirá jamás, y es su tierra escogida para ser amado por
    todos sus hijos toda una eternidad.


    Sin embargo, nuestro Padre celestial necesitaba aquella mujer virgen naciendo en Canaán, que era hija de Abraham dándole vida a su Hijo Jesucristo no como Isaac, como sucedió con el vientre estéril de Sarah, pero, mas bien, su Hijo necesitaba emerger
    del vientre virgen para que su santo nombre fuegos también descienda a Canaán finalmente, buscando amor, glorias y honras contigo para siempre. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba establecer su santo nombre fuegos sobre la cruz del monte
    santo de Jerusalén, bendiciendo así a cada hijo suyo de Israel y de las familias de las naciones, porque Él sería el que siempre viviría con ellos en su vida eterna, derrotando a Satanás, ángeles caídos, la muerte y al infierno tormentoso junto
    con todo enemigo acercándose a ellos.


    Consiguientemente, nuestro Padre celestial jamás podía entregarle su santo nombre fuegos a Abraham o a sus hijos naciendo del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el Espíritu Santo, porque su vientre estaba muerto, sin embargo: con el vientre
    virgen, Él podía entregarlo sólo en Canaán, clavado a sus hijos perpetuamente, bendiciéndolos una eternidad entera, conquistando nuevas glorias, riquezas y poderes jamás tocados por el pecado. En verdad, nuestro Padre celestial necesitaba crear
    nuevas cosas, porque Él estaba dispuesto a deshacerse de aquellas tocadas por el pecado, pero para que sea así, entonces, Él necesitaba tener a su Hijo Jesucristo renaciendo de un vientre virgen en Canaán y con su santo nombre únicamente conociendo
    mucho amor, poderes, glorias y riquezas sin fin en la humanidad entera para siempre.


    Ciertamente, nuestro Padre celestial teniendo a su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac en Canaán, entonces, Él podía vivir con cada hombre, mujer, niño y niña yaciendo ya en el infierno sin conocer su santo nombre fuegos y su bautismo en agua, que
    pudo haberlos redimido de toda perdición, borrando sus pecados perpetuamente, y así, sus hijos se salven también en generaciones venideras finalmente. Verdaderamente, nuestro Padre celestial conocía perfectamente a cada hijo suyo yaciendo ya en el
    infierno junto con sus hijos en generaciones venideras, porque todos ellos nacieron de su imagen y de su alma santísima, por ende, Él podía redimirlos a todos ellos, si Él lograba que hijos de Abraham le obedezcan a él con su carne sagrada, bautizá
    ndose con poderes para salvarlos del pecado postreramente.


    Realmente, nuestro Padre celestial tuvo a Abraham y a Sarah obedeciéndole a Él en su Hijo Jesucristo, como Isaac, el cordero que ellos necesitaban para ser declarados perfectos y santos sobre el monte santo de Jerusalén, descansando sobre el Moriah,
    para derramar su Juramento a Isaac desde su corazón santísimo hacia Israel y las familias de las naciones, finalmente obedeciéndole a Él todos ellos siempre. Ciertamente, esta es carne sagrada de nuestro Padre celestial, procediendo de Él hacia ti,
    por su Hijo Jesucristo naciendo inicialmente como Isaac junto con poderes del Espíritu Santo, finalmente tú obedeciéndole a Él y a su palabra viva, que realmente ama, sirve y honra su santo nombre fuegos siempre apropiadamente sobre la cruz del monte
    Sion, en Canaán, enriqueciéndote a ti progresivamente cada día.


    Aquí es cuando, nuestro Padre celestial le habló a cada hombre, mujer, niño y niña yaciendo ya en el infierno tormentoso, perdidos eternamente, por Satanás y profanidades de sus ángeles caídos, como mentiras, enfermedades, conflictos, brujerías y
    otras maldades similares, incluyendo la muerte y el infierno en el corazón de la tierra, destruyendo la humanidad entera sin que jamás conozca poderes de su santo nombre. Amorosamente, nuestro Padre celestial no solamente les habló a familias de las
    naciones yaciendo ya en el infierno tormentoso sin conocer su santo nombre y su bautismo en agua, salvándolos a ellos del infierno tormentoso si hubiesen obedecido, pero igualmente, Él les habló anticipadamente a sus hijos de generaciones futuras,
    para que se bauticen con grandes poderes, rápidamente, viviendo su vida gloriosa que los enriquecerá siempre.


    Este es el Juramento a Isaac de nuestro Padre celestial, que necesitaba derramarse sobre cada hombre, mujer, niño y niña de Israel, incluyendo las familias de las naciones yaciendo ya en el infierno tormentoso (y sobre sus hijos de generaciones
    venideras), bendiciéndolos así a ellos, enriqueciéndolos y empoderándolos a vivir una vida gloriosa de riquezas, que Satanás siempre ha fallando en entender hasta hoy. Además, nuestro Padre celestial necesitaba derramar su santo nombre fuegos sobre
    Isaac junto con los Diez Mandamientos de Israel y de Moisés y con cada palabra, que Él personalmente hablara a cada profeta suyo en generaciones futuras, para que las familias vivan una vida bendecida, empezando con Israel, porque su reino de amor
    definitivamente viene a quedare con nosotros, pronto, para la eternidad venidera.


    Por eso, fue importante para nuestro Padre celestial y para Israel, como su nación dorada, tener no solamente a Isaac naciendo del vientre estéril de Sarah, pero igualmente, Él necesitaba a Jacobo naciendo como su primogénito junto con los doce
    patriarcas israelíes, establecidos en Canaán, como el fundamento de una gran nación, bendiciendo grandemente a familias de las naciones siempre con su fe—todopoderosa. Visto que, nuestro Padre celestial iba a tener a su virgen muy necesitada, que
    seria hija de Abraham y de Sarah, finalmente dando a luz a su Hijo Jesucristo, como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y así, él nos entregue su semilla santa, como la carne sin pecados siempre, pero especialmente victoriosa sobre Sataná
    s, el pecado y la muerte perpetuamente.


    Entendiendo que, fue por una virgen, como esposa de Adán, que los hijos de nuestro Padre celestial pecaron, contaminando cielos y tierra igualmente, para que su santo nombre fuegos falle siempre en ser amado, servido, exaltado y glorificado por ellos en
    toda generación, por ende, Él necesitaba un vientre virgen, deshaciendo lo que Lucifer logró en contra de la humanidad entera en el paraíso. Auténticamente, Israel, como nación de Dios, fue la única fiel a Él y a su santo nombre fuegos en cada
    generación, por poderes del Juramento a Isaac, dándole vida a la muy necesitada virgen finalmente, facilitándonos la carne sin pecados y la sangre expiatoria, como el Rey Mesías, enfrentado a Satanás y sus secuaces para derrotarlos en Canaán, como
    en el paraíso, al fin.


    Puesto que, nuestro Padre celestial necesitaba remover a Satanás, pecados, maldiciones, enfermedades, conflictos, ángeles caídos, familias brujas, muerte e infierno, y así, Él tener a Israel, como su nación dorada junto con familias de las naciones:
    amando, sirviendo y honrando su santo nombre fuegos, creando finalmente nuevas cosas, glorias y riquezas inagotables para que su reino del amor eterno sea posible en la eternidad venidera. Como resultado, fue importante para los once patriarcas israelí
    s descender a Egipto para reencontrarse con José (un patriarca israelí también), segundo en mando ante Faraón, por interpretar dos sueños, que lo mejor de Egipto falló en interpretarlo, porque eran sueños que llevaban al mundo entero hacia grandes
    riquezas nunca antes conocidas, derrotando pobrezas de Satanás con toda vida humana floreciendo finalmente siempre hasta hoy.


    Adicionalmente, Satanás realmente necesitaba destruir la tierra con su humanidad enteramente con hambrunas infernales, porque él siempre había luchado en contra de nuestro Padre celestial, que él necesitaba tomar la humanidad con él junto con sus á
    ngeles caídos, formando así su reino de tinieblas, que es un reino de pobreza, destrucción y finalmente la muerte en el infierno tormentoso para todos sus hijos. Sin embargo, el plan de nuestro Padre celestial fue llevar a sus hijos de Israel y de las
    naciones a una tierra, creada por Él con cielos gloriosos y llenos de su presencia divina, en donde únicamente verdad, misericordia, gracia y justicia divina prevalecen en su reino del amor eterno por sus hijos, regresando para amar, servir y honrar su
    santo nombre fuegos perpetuamente.


    Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba tener su mujer virgen naciendo de la tribu de Judá, pero para que esto sea posible, entonces, Él tenia que tener a Israel recogiendo los pecados de las familias de las naciones, cometidos en contra de Él,
    su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, destruyéndolos Él mismo en el bautismo del Mar Rojo para siempre en un solo día. Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba su semilla santa, dándole vida no solamente a su Hijo Jesucristo como Isaac del
    vientre estéril de Sarah, por poderes del Espíritu Santo, pero igualmente, Él necesitaba tener a su mujer virgen naciendo en Canaán, porque Isaac iba a nacer nuevamente, pero con su santo nombre fuegos esta vez para bautizarse en el río Jordán
    finalmente.


    Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba deshacer lo que Lucifer junto con la serpiente del Edén había logrado en contra de Adán y de sus hijos, engañando a Eva al comer del fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal, y así,
    hacerlos regresar a Él, pero únicamente por su semilla santa, saliendo de Él, como su Hijo amado, salvándolos finalmente. Por eso, es que fue importante para nuestro Padre celestial enriquecer su nación dorada en la tierra de Gosén, en Egipto, con
    sus siete años de riquezas deshizo los siete años de hambruna, que estaban destinados a llevar a la tierra entera junto con sus hijos hacia la ruina eterna del infierno tormentoso, fallando en honrar su santo nombre fuegos para siempre.


    Por ende, le tomó a nuestro Padre celestial cuatrocientos años en enriquecer la tierra entera en cada hombre, mujer, niño y niña yaciendo ya en el infierno junto con los hijos de generaciones venideras, entonces, cuando Él había terminado en
    enriquecerlos por cuatro siglos—ahora Él necesitaba enriquecerlos con riquezas cananeas, y así, su reino venidero sea enriquecido desde la gloria angelical para siempre. Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesitaba enriquecer su nueva tierra,
    que será su reino dorado de su amor eterno por sus hijos, enriquecidos diariamente desde la gloria angelical únicamente, empero, mientras tanto, Él necesitaba enriquecer toda la tierra con Israel en la cautivada egipcia, salvándola, para luego
    enriquecerla con riquezas de Canaán y con todo pecado destruido en el bautismo del Mar Rojo finalmente.


    Además, nuestro Padre celestial había rechazado lo tocado por Lucifer y el pecado en la gloria con huestes angelicales y en la tierra con cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, salvando seguidamente la tierra de hambrunas
    infernales, mientras Israel estaba en Egipto, más luego bautizados del Mar Rojo, enriqueció la humanidad entera y la tierra, pero enriqueciéndolos de Canaán. Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba enriquecer la humanidad entera junto con la
    tierra con Israel aun en el cautiverio Egipto, pero después del bautismo del Mar Rojo, entonces, Él necesitaba enriquecer a cada hombre, mujer, niño y niña, que Él había salvado de la hambruna de Satanás, pero enriquecerlos a todos ellos viviendo
    con Él en Canaán y en su carne sin pecados siempre.


    Por lo tanto, después del bautismo del Mar Rojo, que la casa de Israel había pasado en seco, entonces, ellos legalmente se hicieron ciudadanos legales de Canaán, inmediatamente, empezaron a distribuir riquezas de la tierra santa hacia cada hombre,
    mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, aunque muchos ya estaban en el infierno, para regresar luego a vivir finalmente, pero regresar enriquecidos. Ya que, nuestro Padre celestial había planeado destruir cada pecado cometido en contra de Él,
    su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo por antiguas y modernas familias de las naciones, empezando con Israel, con el bautismo del Mar Rojo, cuando Moisés lo invocaba, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, enriqueciendo así la tierra
    enteramente—enriqueciéndote a ti ahora también, y siempre.


    Por el desierto del Sinaí, nuestro Padre celestial enriqueció a cada hombre, mujer, niño y niña de Israel con rituales y ceremonias del Juramento a Isaac de perfecta santidad, conducidas por sacerdotes levitas en el tabernáculo de reunión y su
    Lugar Santísimo, bendiciendo así a Israel tremendamente, seguidamente las naciones fueron bendecidas con riquezas al fin—pero con fortunas cotidianas de Canaán siempre. Además, nuestro Padre celestial necesitaba expiar, juzgar y cubrir cada pecado
    de antiguas y modernas familias que habían cometido en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y así, Él mismo bendecirlos, empoderarlos y enriquecerlos a todos sus hijos, para que escapen del infierno tormentoso hacia la gloria
    angelical: vistiendo la carne sin pecados todos ellos al fin, para la eternidad.


    Por eso, le tomó a nuestro Padre celestial cuatrocientos años, recoger cada pecado de antiguas y modernas familias de las naciones, además de las de Israel, para tener a Moisés invocando su santo nombre fuegos sobre la casa de Israel, cruzando en
    seco el Mar Rojo, para entrar en el desierto del Sinaí, satisfaciendo la sed de los muertos del mundo entero finalmente para siempre. Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesitaba satisfacer la sed de sus hijos de las naciones yaciendo ya en el
    infierno tormentoso, perdidos eternamente, sin conocer su santo nombre fuegos y su bautismo en agua: porque en el bautismo tú desciendes al infierno, levantándote inmediatamente en Canaán, en donde tú vivirás enriquecido en tus días de tu hogar y
    en tu tierra natal, justificado infinitamente.


    Buscando agua, toda la casa de Israel se encontró con aguas amargas de Marah, porque ellos necesitaban gustar de ellas, haciéndolos sedientos a todos ellos también, al beber de ellas, y así, todo Israel esté sediento, tan sediento, como las familias
    de las naciones yaciendo ya en el infierno tormentoso, satisfaciendo finalmente su sed con su madero, la cruz, sobre el Monte Sion, en Canaán. Aquí es cuando, nuestro Padre celestial le dijo a Moisés, que recoja el madero caído cerca de las aguas
    amargas de Marah, tirándolo en ellas, endulzando las aguas amargas inmediatamente para Israel y sus animales, que ellos traían consigo de Egipto, para que beban, satisfaciendo así su sed finalmente—pero ahora, ellos necesitaban beber de la roca de
    salvación—no lejos de ellos también.


    Definitivamente, nuestro Padre celestial necesitaba a todo Israel antiguo bebiendo de la roca de salvación, después de estar sedientos nuevamente junto con las manadas que ellos traían consigo de Egipto, que ellos buscaban sin encontrar agua
    nuevamente en el desierto, sin embargo, Él necesitaba que Moisés: lo siga a Él para enseñarle la roca (así como lo había hecho inicialmente con Abraham). Amorosamente, nuestro Padre celestial había traído a todo Israel antiguo tan lejos en el
    desierto del Sinaí, sedientos nuevamente, así como las familias antiguas de las naciones yaciendo en el infierno sedientos por agua, seguidamente, dándole de beber a Israel de la roca de salvación, entonces, Él estaba satisfaciendo la sed de todos
    aquellos en el infierno tormentoso, pidiendo un vaso de agua de Él.


    Esto fue exactamente, lo que nuestro Padre celestial necesitaba hacer con Israel antiguo, alimentándolos a ellos con su mana celestial, que ellos necesitaban no solamente para ellos mismos, pero igualmente para las naciones, porque recogiendo la porció
    n del día, entonces, todos comían de su boca pan de vida siempre, consumido en la gloria angelical para enriquecer la humanidad entera finalmente. Amistosamente, nuestro Padre celestial no solamente usaba a Israel antiguo para recoger pecados de
    antiguas y modernas familias de las naciones para abandonarlos en el bautismo del Mar Rojo, pero igualmente, para entrar en el infierno que fue el mismo desierto: expiando, juzgando y cubriendo pecados con perfecta santidad, además, los alimentaba a
    ellos con su pan y agua angelical, para ver vida nuevamente pronto.


    Es decir, también que cuando Israel cumplió con rituales y ceremonias del Juramento a Isaac, que nuestro Padre celestial con su Ángel santo, que fue Isaac, trabajaban siempre en Israel, entonces, ellos fueron mordidos por serpientes venenosas,
    descendiendo al Valle de los huesos secos finalmente sangrando, satisfaciendo a las naciones sedientas y hambrientas por el pan y vino instantáneamente, y para siempre. Además, nuestro Padre celestial necesitaba alimentar a las naciones perdidas con su
    perfecta santidad de su pan y vino, como mana del cielo arriba y agua de su roca de salvación, que ellos también necesitaban participar: recibiendo así su carne sin pecados del Rey Mesías, bautizado ya del Mar Rojo y bautizado finalmente del Jordán,
    en Canaán, para ver vida nuevamente al fin.


    Definitivamente, nuestro Padre celestial necesitaba convertir a cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones pasadas y futuras generaciones en su semilla santa, como carne sagrada de Isaac eternamente, y Él mismo siempre enriquecerlos,
    visto que Él jamás enriquecerá la carne pecadora, porque la carne de Isaac ama, sirve y honra su santo nombre fuegos toda una vida entera en ti. Sin embargo, para que Israel entre en Canaán, entonces, ellos necesitaban la carne sagrada nacida del
    vientre virgen de la hija de David, porque la virgen del paraíso, Eva, esposa de Adán, comió del fruto prohibido, haciendo pecadores de sus hijos, por ende, todo aquel entrando en su dulce hogar la carne virgen tenia que bautizarse en el Jordán, de
    otro modo, no podrán accederlo jamás.


    Esto fue muy importante para nuestro Padre celestial tener a todo Israel bautizado, por su Hijo Jesucristo naciendo del vientre virgen de la hija de David, porque él fue bautizado en el Jordán por Juan el bautista para que Israel vea vida nuevamente
    con la carne sin pecados, nacida del vientre virgen para entrar finalmente a la vida eterna para siempre enriquecido. Ya que, la casa de Israel tenía que yacer en el Valle de los huesos secos, para que nuestro Padre celestial tenga a su Hijo Jesucristo
    naciendo del vientre virgen, para bautizarse seguidamente en el Jordán sin jamás haber pecado, y así, Israel sea uno con las naciones viendo vida nuevamente con todo pecado quitado de la tierra entera en un solo día para siempre.


    Realmente, la salvación tenia que ser, como cuando Moisés salpicó sangre expiatoria sobre postes de hogares hebreos, en Gosén, esperando en oscuridad con los suyos en sus hogares, seguidamente la muerte reclamó vida de cada primogénito de familias
    egipcias, incluyendo de animales, escapando Israel del cautiverio, cruzando el Mar Rojo con paredes de agua en ambos lados hacia la libertad de Canaán y riquezas interminables. Verdaderamente, todo Israel yacía en el Valle de los huesos secos para que
    Isaac regrese a vivir nuevamente, pero naciendo del vientre virgen, para que su santo nombre fuegos descienda del cielo a reposar sobre la cruz del monte santo de Jerusalén, para recibir al Rey Mesías bautizado del Jordán y victorioso sobre Satanás y
    la muerte, y finalmente Israel vea vida nuevamente en Canaán.


    Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel antiguo yaciendo en oscuridades del Valle de los huesos secos, como en el vientre de su madre, rodeada de oscuridad, viviendo nuevamente, al cruzar su cruz salpicada con sangre expiatoria del Rey
    Mesías, recibiendo así su nacimiento virgen de la carne sin pecados y bautizada del Jordán, en Canaán, como bautizado del cielo arriba con perfecta salvación eterna. Evidentemente, Israel hubiese fallado siempre en acceder Canaán para gozar de la
    tierra gloriosa, otorgada a ellos por nuestro Padre celestial con grandes riquezas, bendiciendo así a antiguas y modernas naciones, dado que a Abraham se le dijo que únicamente en su semilla santa, que es la carne sagrada de Isaac nacida del vientre
    virgen bautizado del Jordán lograría bendecirlos a todos (familias gentiles) perpetuamente.


    Considerando que, nuestro Padre celestial necesita a Israel entendiendo junto con las naciones, que: para ellos entrar a su presencia santísima y a su dulce hogar, en Canaán, el gozo de la tierra (por sus riquezas insondables y con conocimiento del SEÑ
    OR, sabiduría, inteligencia, sanidad, leche y miel junto con glorias), tienen que vestir todos de su carne virgen, bautizada ya del Jordán por Juan. Ciertamente, nuestro Padre celestial envió a su Hijo Jesucristo naciendo de la hija virgen de David
    con la carne sagrada y sangre expiatoria para bautizarse del Jordán, y así, Israel junto con cada hombre, mujer, niño y niña de las familias de las naciones tengan acceso a su presencia santísima en Canaán, pero bautizándose primeramente en la bañ
    era hogareña para gozar riquezas abundantes siempre.


    Ya que, nuestro Padre celestial ha logrado lo que era necesario alcanzar por su Hijo Jesucristo y por su Espíritu Santo, renaciendo del vientre virgen vientre, bautizándose en el Jordán finalmente, entonces, él fue clavado a su cruz y los huesos
    secos de Israel y de las naciones, declarándolos perfectos y santos en el Lugar Santísimo—alcanzando salvación santísima y todopoderosa para todos eternamente. Y esto era algo que debía cumplirse en Israel y junto con las naciones antiguas y
    modernas, porque tú únicamente accedes a su presencia santísima por su semilla santa, bautizada del Mar Rojo, derrotando a Satanás en el desierto del Sinaí, el Valle de los huesos secos, y bautizado del Jordán últimamente, es tu cuerpo glorificado,
    libre de pecados, viviendo en Canaán nuevamente, eternamente justificado.



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