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Elio I. Valarezo@21:1/5 to
All on Fri Dec 11 19:38:53 2020
Sábado, 12 de Diciembre, 2020 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
El corazón del Padre en tu pecho es su voluntad perfecta contigo en tu PaÃs hoy, asà como con sus ángeles del cielo arriba:
Amablemente, Nuestro Padre celestial decidió establecer su semilla santa en Canaán, pero Él necesitaba una familia que le obedezca a Él, para Él poderlo hacer asà en la tierra que Él habÃa escogido para vivir eternamente con sus hijos por
generaciones venideras, por ello, Abraham fue escogido contigo también, llevando su voluntad perfecta por la tierra entera finalmente para siempre. Visto que, esta fue la semilla santa de nuestro Padre celestial, dándole vida a su Hijo Jesucristo como
Isaac del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo, pero igualmente, le dio vida a su nuevo reino asombroso, como su nueva tierra, en donde Él será realmente amado por sus hijos infinitamente, conquistando riquezas, glorias y poderes para su
santo nombre fuegos en la eternidad.
Realmente, este es el nuevo reino que nuestro Padre celestial siempre soñó poseer, pero con sus hijos nacidos de su imagen y de su alma santÃsima, por su Hijo Jesucristo, como semilla santa y por poderes de su EspÃritu Santo, llenando de vida eterna
su nueva tierra eventualmente, gozando únicamente riquezas interminables para vivir su amor infalible con sus amados, como tú y yo. Legalmente, esta es la vida eterna de nuestro Padre celestial, excluyendo a Lucifer y a sus ángeles caÃdos por pecar
en contra de su Unigénito y su EspÃritu Santo al rebelarse en contra de su santo nombre fuegos, reservado únicamente para su familia divina, como tú y yo junto con tus amados, para amar, honrar y exaltarlo a Él perpetuamente, empezando en tu hogar
hoy.
Ciertamente, esta es la vida eterna de nuestro Padre celestial, que solamente su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo y ahora tú junto con tus amados, vecinos y amistades de alrededor del mundo, conocerán, conociéndote a ti asÃ: porque Él descenderá
con su reino angelical enteramente fiel a Él siempre, para vivir con sus hijos en la tierra, empezando en Canaán contigo hoy—bautizado en agua. Realmente, esta es la vida eterna de nuestro Padre celestial, en donde Él ha derrotado a Lucifer junto
con los ángeles caÃdos y aquellos que han desafiado su santo nombre fuegos, porque ellos fallaron en acercarse a Él por medio de su Hijo Jesucristo, su semilla santa, su carne sin pecados, complaciendo toda verdad y toda justicia en la tierra y la
gloria celestial perpetuamente.
Positivamente, esta es la vida eterna de nuestro Padre celestial, que ha derrotado a Lucifer y a sus ángeles caÃdos junto con el ángel de la muerte, rehusando vivir con ellos en la eternidad venidera, en donde Él va a casarse con Israel junto con las
familias de las naciones que han renacido del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre. Ciertamente, invocando a nuestro Padre celestial, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, entonces, tú renacerás en Canaán, en
donde el pecado no existe en ti, asà como en el corazón malvado de Lucifer, los ángeles caÃdos y la muerte junto con el infierno tormentoso, por ende, tú vivas liberado del mal toda una eternidad venidera, empezando en tu hogar.
Esta es la vida eterna de nuestro Padre celestial, vivida por Él en la gloria celestial junto con su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo y sus hijos redimidos de generaciones pasadas, porque millones fueron bendecidos por Él, por poderes del Juramento
a Isaac, que ellos recibieron bautizados en agua, en donde el pecado no existe en ellos, gozando asà riquezas por una eternidad entera. Realmente, esta es la vida eterna de nuestro Padre celestial, derrotando a Lucifer y a sus ángeles caÃdos en la
gloria angelical, al rebelarse en contra de su santo nombre fuegos, por ende, Él la ha facilitado a sus hijos enteramente, como tú y yo, para nosotros vivirla con nuestros amados en la tierra entera, en donde el mal falla en atacarte a ti siempre.
Por lo tanto, dado que Lucifer ha sido derrotado, por la vida eterna de nuestro Padre celestial, que tú la habrás recibido bautizado en agua, invocando su santo nombre fuegos, entonces, Lucifer junto con sus espÃritus inmundos, atacándote a ti, te
abandonará, para no regresar a ti jamás, porque poderes del Juramento a Isaac lo detendrá a él en atacarte nuevamente para siempre. Presentemente, la vida eterna de nuestro Padre celestial abunda en ti diariamente, expulsando a Lucifer, sus ángeles
caÃdos y la muerte de ti y de los tuyos, incluyendo de vecinos y amistades del mundo entero, para que tú recibas su salvación enteramente del monte santo de Jerusalén y junto con riquezas de Canaán, que legÃtimamente te pertenecen a ti toda una
eternidad, bautizado en agua.
Comprobado que, Lucifer ya no tiene poderes para bloquear estas bendiciones de grandes riquezas, que te pertenecen a ti, riquezas abundantes de Canaán, porque cuando tú naciste de la imagen y del alma santÃsima de nuestro Padre celestial, entonces tú
naciste con ellas para gozarlas cada dÃa en la tierra, ejecutando asà su perfecta voluntad, bendiciendo tú mismo a otros sin lÃmite alguno siempre. Aquà es cuando. Tú estarás haciendo la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial instantá
neamente en la tierra, porque al tú renacer, bautizándote en agua, entonces, tú habrás renacido en su semilla santa, como carne sin pecados y sangre expiatoria de Isaac, en donde su vida eterna florece en ti, asà como en la gloria con sus huestes
angelicales, manifestándola finalmente en ti: bendiciendo a muchos progresivamente.
Ciertamente, tú serás la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial instantáneamente en la tierra, en donde sea que tú vivas con tus amados, llevando asà tú su perfecta voluntad hacia otras gentes, que Él necesita bendecirlas con sanidad,
resolviendo problemas y conflictos, y, sobre todo, enriquecerlos, ya que tú serás su voluntad perfecta milagrosamente en la tierra, como con sus ángeles en el cielo. Este eres tú renacido del bautismo en agua, invocándolo, como Dios de Abraham, Dios
de Isaac y Dios de Jacobo, para abandonar la carne pecadora por la carne sin pecados para siempre de Isaac, y asÃ, tú seas perfecto y santo, asà como Él lo es infinitamente en la gloria celestial por la eternidad, viviendo su misma vida eterna en la
tierra, enriqueciéndola abundantemente siempre.
Y es aquÃ. Cuando tú serás perfecto y santo, asà como nuestro Padre celestial lo es en la eternidad infinitamente, porque tú habrás renacido de su imagen y de su alma santÃsima, para que tú vivas con su corazón santÃsimo y perfecto en tu pecho
siempre haciendo su perfecta voluntad en la tierra, bendiciendo asà a familias de las naciones, empezando con la tuya en tu tierra natal. Absolutamente, es la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial hacerte perfecto y santo, asà como Él lo es
ante su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, instantáneamente bautizado en agua, porque aquà es cuando no solamente tu corazón será perfecto, como el suyo en su pecho, pero igualmente, tu mente, alma, cuerpo y espÃritu humano serán perfectos y
santos, como Él lo es infinitamente siempre.
Realmente, tú vivirás en la tierra continuamente bendecido, haciendo la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial, porque con tú corazón perfecto vivirás, asà como el suyo en su pecho junto con tu mente, alma, cuerpo y espÃritu humano,
comprobado que: En poderes del Juramento a Isaac tú siempre caminaras con Él, asà como Él camina en la gloria celestial, bendiciéndolo todo con su voluntad perfecta. Verdaderamente, asà le hablo nuestro Padre celestial a Abraham, asegurándole, que
él tenÃa que ser perfecto y santo, asà como Él lo es con su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, entregándole finalmente a Isaac del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo, recibiendo asà su corazón santÃsimo en su pecho en Canaán,
bendiciendo la tierra entera con perfecta santidad para una eternidad entera.
Por cuanto, nuestro Padre celestial habÃa prometido a Abraham, que Él mismo lo harÃa de renombre por la tierra entera, porque él bendecirÃa a las familias de las naciones, dado que, a él recibir a su Hijo Jesucristo como Isaac, entonces, su corazó
n seria perfecto y santo, asà como el suyo en su pecho, enraizado en riquezas cotidianas de Canaán, enriqueciendo a muchos infinitamente. Considerando que, el corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial se derramó sobre Isaac, como su Juramento
eterno, que es su perfecta voluntad para Israel y las naciones, bautizados en agua, pero igualmente está debajo de Canaán, como el corazón de la tierra, trabajando en su pecho y en el de sus hijos igualmente, fluyendo con riquezas insondables, poderes
y glorias hacia la eternidad entera.
Entendiendo que, fue siempre el corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial bendiciendo no solamente a su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo junto con huestes angelicales, pero igualmente a sus hijos nacidos de su imagen y de su alma santÃsima,
empezando en Canaán, porque es su corazón santÃsimo bendiciéndote a ti junto con tus amados con perfecta santidad, como siempre desde la gloria angelical. Por eso, es que fue importante para nuestro Padre celestial no solamente tener a su Hijo
Jesucristo naciendo del vientre estéril de Sarah como Isaac, por su EspÃritu Santo, pero igualmente, fue importante para Él tener a Jacobo junto con los doce patriarcas israelÃes naciendo en Canaán, para que sus hijos nazcan lejos de Canaán, en
tierra extranjera de Egipto—recogiendo pecados del mundo entero.
Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba establecer su familia divina en Canana primero, al su Hijo Jesucristo nacer del vientre estéril de Sarah, por su EspÃritu Santo, en la familia de Abraham como Isaac, y asÃ, Él tener a sus hijos en el
cautiverio egipcio, recogiendo pecados del mundo entero para bautizarlos en el Mar Rojo finalmente, destruyéndolos en un solo dÃa para siempre. Además, nuestro Padre celestial necesitaba llevar a toda la casa de Israel por el desierto de SinaÃ,
bautizados del Mar Rojo, abandonando pecados de la humanidad entera eternamente, haciendo que sus hijos renazcan con riquezas asombrosas de Canaán, supliendo asà sus necesidades cotidianas en tierra muerta camino hacia el corazón de Canaán, conquistá
ndolo finalmente por su santo nombre fuegos para la eternidad venidera.
Amorosamente, nuestro Padre celestial necesitaba conquistar puertas del infierno y con sus ciudades, que estaban llenas de las familias de las naciones, que habÃan fallecido sin haber invocado su santo nombre fuegos ni menos se habÃan bautizado ellos
en agua, por ende, Él necesitaba conquistar el infierno tormentoso con su corazón amoroso, estableciéndolo allà infinitamente por amor a sus hijos con todo Israel antiguo. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba no solamente postes del
infierno junto con sus ciudades de familias de las naciones pasadas y futuras para amarlo a Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, pero igualmente, Él necesitaba tener al infierno tormentoso: amándolo a Él junto con su santo nombre fuegos,
conquistando asà glorias, riquezas y poderes jamás tocados por el pecado en la eternidad.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba a Canaán para amarlo a Él, su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo, pero igualmente, Israel y las familias de las naciones pasadas y futuras, y asÃ, Él ser verdaderamente amado y enriquecido por su corazón
santÃsimo debajo de Canaán, y con cada hijo suyo con su corazón santÃsimo en su pecho con perfecta santidad infinita para la eternidad venidera. Verdaderamente, es únicamente en el corazón de nuestro Padre celestial, infinitamente lleno de su amor
infalible, amándolo a Él, a su Hijo Jesucristo y a su EspÃritu Santo junto con huestes angelicales, pero igualmente, desde el corazón debajo de Canaán, porque no existe otro corazón amoroso como el suyo, amándolo a Él junto con sus hijos en su
nueva tierra para siempre.
Ciertamente, nuestro Padre celestial ha creado cielos y tierra con su perfecta santidad, llenándolos con dulzura enteramente, y asÃ, Él vivir con sus hijos amándolo a Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo con su corazón santÃsimo establecido
en el infierno, debajo de Canaán, igualmente en el pecho de sus hijos, conquistando nuevas riquezas, poderes y glorias de su amor infalible por muchas generaciones. Y este es el reino virgen de nuestro Padre celestial, como su nueva tierra, nacida del
corazón de la tierra, porque Israel antiguo recogió tus pecados y de tus amados, cometidos en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, abandonándolos Él mismo en el Mar, descendiendo luego con el bautismo en agua al infierno tormentoso,
para que sus hijos vivan nuevamente batizados.
Esto es correcto. Israel antiguo nació en el cautiverio egipcio, recogiendo pecados cometidos en contra de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo por cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, destruyé
ndolos Él mismo desde el corazón de la tierra, debajo de Canaán, removiéndolos eternamente en un dÃa, llenando la tierra entera con su amor infalible y riquezas insondables finalmente. A tiempo: El corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial
entregó glorias, poderes y riquezas infinitas sobre Isaac yaciendo sobre el Monte Sion, descansando sobre el Moria, enriqueciéndote, asà como Él lo es en la gloria celestial, pero ahora, Él necesita riquezas de ti, bautizado en agua, viviendo
riquezas de Canaán, enriqueciéndolo a Él y a su santo nombre fuegos toda una eternidad—desde ahora.
Dado que, nuestro Padre celestial jamás usara o aceptara riquezas de otras fuentes que no sean de Canaán, por eso, bautizado en agua, entonces, tú estarás conectado a riquezas abundantes de Canaán, fluyendo de ti hacia nuestro Padre celestial, sus
palabras de vida, su santo nombre fuegos, enriqueciendo asà la tierra entra para su descenso final hacia Canaán pronto. Ciertamente, riquezas de Canaán, poderes y alegrÃas interminable, son para enriquecer la vida eterna de nuestro Padre celestial
exclusivamente, porque Canaán rechaza tajantemente cualquier otra vida que no sea la suya, vivida por su Hijo Jesucristo y por su EspÃritu Santo, y ahora tú viviéndola enteramente junto con tus amados, bautizados en agua: reconociendo finalmente su
santo nombre fuegos en ti con muchas bendiciones.
Canaán es la gloria celestial entre nosotros, como el paraÃso y La Nueva Jerusalén celestial, reconociendo únicamente a nuestro Padre celestial, su Unigénito y su EspÃritu Santo, por ello, bautizado, entonces, tú eres reconocido por riquezas
inagotables de Canaán, que te pertenecen a ti infinitamente, porque tú naciste de su imagen y de su alma santÃsima, enriqueciéndote diariamente, asà como enriquece su familia divina, siempre. Legalmente, Canaán jamás reconocerá ninguna otra vida
en la gloria angelical y en la tierra, porque Canaán es el dulce hogar de nuestro Padre celestial, en donde Él continuara viviendo con su Hijo Jesucristo, con su EspÃritu Santo y con sus huestes angelicales, pero igualmente, contigo y con tus amados,
vecinos y amistades del mundo entero, bautizados todos, invocando la perfecta santidad de su nombre.
Verdaderamente, cualquier otra vida que no sea la de nuestro Padre celestial, de su Hijo Jesucristo y de su EspÃritu Santo, Canaán cierra sus puertas, negándose a recibirte y a quien esté contigo también, si no están bautizados en agua, invocá
ndolo a Él, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, y asÃ, tú recibas tu bendición cotidiana de Canaán siempre. Con confianza: Canaán únicamente te reconoce a ti, bautizándote, invocas la perfecta santidad de su nombre, abandonando
asà la carne pecadora y el espÃritu de error por la carne sin pecados y el EspÃritu Santo, en donde la vida eterna de nuestro Padre celestial se desarrolla en ti con poderes del Juramento a Isaac, entregándote riquezas para ti y los tuyos toda una
vida.
Por ende, si tú entras a Canaán con una vida diferente a la de nuestro Padre celestial, que ha derrotado a Satanás, a ángeles caÃdos, la muerte y el infierno tormentoso con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo, entonces, Canaán no te
reconocerá jamás, ignorándote más bien siempre, aunque tú hayas nacido originalmente en él, y solo hasta que seas bautizado te reconocerá. Por consiguiente, bautizado en agua, tú eres purificado de pecados, abandonando la carne pecadora y el espÃ
ritu de error por la carne sin pecados y su EspÃritu Santo para ser reconocido por Canaán siempre, solamente entonces, la gloria celestial y su vida te reconocerán finalmente, como el paraÃso y La Nueva Jerusalén celestial, y asÃ, tú conozcas
diariamente: Amor, paz, alegrÃas y riquezas interminables.
Legalmente, esto es nuestro Padre celestial enteramente en ti, bautizándote tú en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, que riquezas cotidianas de Canaán te reconocen inmediatamente, en donde sea que tú vivas en la tierra, como en tu
tierra natal, porque tú serás perfecto y santo, asà como Él lo es ante su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo en la eternidad. De otro modo, Canaán con sus riquezas asombrosas continuará ignorándote a ti cada dÃa, en donde seas que tú vivas en
la tierra, ya seas tú nacido musulmán, hindú, budista, taoÃsta, cristiano, hebreo o cualquier otra fe mundial, Canaán únicamente te reconocerá con la vida eterna de nuestro Padre celestial en ti, que ya ha derrotado a tus enemigos en todos tus dÃ
as infinitamente.
Verdaderamente, sin bautizarte en la tierra, entonces, tú fallaras en conocer todo lo que nuestro Padre celestial ha hecho con su Hijo Jesucristo, como su semilla santa, en ti junto con su EspÃritu Santo, al destruir a Satanás, ángeles caÃdos, la
muerte y el infierno tormentoso por ti y por tus amados, para que todos conozcan contigo únicamente riquezas interminables cada dÃa desde Canaán. En tu ultimo dÃa, tú descenderás al infierno tormentoso, en donde tus amados y amistades estarán,
porque fallaron en invocar su santo nombre fuegos, cuando estaban supuestos a bautizarse en agua todos ellos para abandonar la carne pecadora por la carne sin pecados de Isaac, para conocer únicamente su asombrosa vida eterna, amándote apasionadamente
por una eternidad entera con perfectas riquezas cotidianas de Canaán.
En el infierno tormentoso, tú serás atormentado por Satanás y sus espÃritus inmundos que vivieron contigo, por tu rebelión de haber fallado en conocer a nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, cuando tú pudiste haber
vivido su vida eterna, entregada a ti con asombrosas victorias sobre Satanás y tus enemigos, enemigos que aman verte en pobrezas siempre. Por lo contrario, con la vida eterna de nuestro Padre celestial, tú estarás viviendo en sus riquezas cotidianas,
gozadas ya por su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo y familias de naciones antiguas en el cielo, bautizadas en agua, abandonaron la carne pecadora que los empobrecÃa mucho, para vivir la vida eterna que enriquece a todos grandemente hoy y hasta que su
reino venga al mundo.
Considerando que, nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo es el Dios Todopoderoso de grandes riquezas, entregadas a ti ya enteramente por medio de su obra salvadora, que Él personalmente ha cumplido sobre el monte santo
de Jerusalén, exaltando su santo nombre fuegos sobre la tierra entera, concediéndote progresivas victorias sobre todo enemigo, siempre. Ciertamente, la vida eterna de nuestro Padre celestial, entregada a ti por su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo
es poderosa sobre enemigos, como Satanás, la muerte, pobreza, enfermedades y el infierno, y asÃ, tú junto con tus amados, vecinos y amistades jamás conocerás pobrezas, enfermedades y la muerte, más bien, tú siempre conocerás riquezas de Canaán,
ascendiendo postreramente hacia la gloria celestial, eternamente enriquecido.
Positivamente, nuestro Padre celestial te ha entregado ya su vida gloriosa a ti por medio de su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo en Canaán, al personalmente derrotar a Satanás, pecados y muerte sobre el monte Sion, derramándola enteramente hacia
el corazón de la tierra, destruyendo el infierno tormentoso por ti y por tus amados eternamente, conociendo asà únicamente glorias celestiales y riquezas interminables. Sin embargo, tú tienes que ser enriquecido en estos dÃas, renaciendo del
bautismo en agua, invocándolo a Él, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo: dado que, aquà es cuando tú te arrepientes de tus pecados, para recibir su semilla santa, como la carne sin pecados de Isaac, y vivir sin pecados siempre,
alcanzando la gloria celestial, eternamente justificado.
Este bautismo, tú lo lograras en cualquier lugar de la tierra entera ahora mismo, no importando jamás tu fe religiosa, porque nuestro Padre celestial ha removido el pecado del corazón de la tierra y de las naciones, empezando en Israel: por ende,
bautizándote en tu bañera hogareña, tú entraras a su reino de milagros cotidianos para ti, tus amados, vecinos y amistades del mundo entero. Ya que, esta es la vida eterna de nuestro Padre celestial, bendiciéndote a ti, para enriquecerte grandemente
junto con tus amados, vecinos y amistades del mundo entero sobre todo entendimiento humano, y asÃ, tú entraras a su presencia santÃsima únicamente enriquecido de riquezas cananeas, para que tú lo bendigas apropiadamente a Él junto con su santo
nombre fuegos, empezando en tu hogar.
Entendiendo que, nuestro Padre celestial te ha entregado a ti todo su corazón santÃsimo, lleno de su amor infalible por ti, tus amados, vecinos y amistades, bautizado en agua, porque su corazón santÃsimo te conoce desde la fundación del mundo, y asÃ
, tú solo lo conozcas a Él únicamente con su corazón bendito, viviendo en tu pecho por una eternidad interminable en la tierra. Y aquà es: Cuando tú serás su perfecta voluntad en tu nación, como en donde tú vives hoy, porque la voluntad perfecta
de nuestro Padre celestial siempre ha sido desde su corazón para su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo y sus ángeles, y hora, porque está enteramente en tu pecho, bautizado en agua, entonces, estará siempre contigo instantáneamente en toda la
tierra, sin fallarte jamás.
Verdaderamente, la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial sale de su corazón santÃsimo para su reino angelical, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, entonces, bautizado en agua, invocando la santidad de su nombre, instantáneamente su corazó
n santÃsimo estará en tu pecho enteramente, emanando asà su perfecta voluntad hacia ti, bendiciendo familias de las naciones con riquezas cananeas cada dÃa, empezando con tu familia. En otras palabras, la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial
es en su reino angelical, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, directamente desde su corazón santÃsimo, amándolos a todos ellos, como siempre, entonces, lo mismo es contigo, tus amados, vecinos y amistades de la tierra entera, porque su corazón
santÃsimo estará en tu pecho, haciendo su voluntad, como en el cielo ahora mismo.
Por eso, es que nuestro Padre celestial por medio de su Hijo Jesucristo enseñaba parábolas sobre qué es lo que contamina al hombre en la tierra, asegurándoles que lo que entra en él, falla en contaminarlo, porque lo que come pasa por su estómago y
va a la letrina, jamás entrando en su corazón. Empero, lo que sale del corazón eso es lo que contamina al hombre, a sus amados y a los demás, porque del corazón tiene pensamientos que lo contaminan a él y a los demás, como adulterios, robos,
mentiras, calumnias, homicidios junto con otros males similares, que solamente serán destruidos instantáneamente en él, bautizándose en agua, invocando al Padre, al Hijo y al EspÃritu Santo.
Realmente, bautizándote en la bañera de casa, piscina, rÃo o playa, entonces, la carne pecadora, el espÃritu de error y el corazón malvado, reemplazados serán por su semilla santa, que es la carne sin pecados de Isaac, el EspÃritu Santo y con su
corazón amoroso en tu pecho, amándote a ti, a tus amados, vecinos y amistades, sin fallarte jamás en todos tus dÃas. Además, nuestro Padre celestial necesita que tú entiendas, que Él siempre ha amado a sus ángeles, a su Hijo Jesucristo y a su EspÃ
ritu Santo enteramente, pero igualmente a sus hijos nacidos de su imagen bendita, amándote a ti con su mismo corazón en tu pecho, convirtiendo finalmente el corazón de la tierra como el suyo, garantizándote su amor eterno hacia a ti siempre.
Por consiguiente, nuestro Padre celestial llevara siempre su voluntad perfecta en ti junto con tus amados, vecinos y amistades del mundo entero, porque tú habrás recibido milagrosamente su corazón santÃsimo en tu pecho, bautizado ya en agua, por ende,
cuando Él ejecute su voluntad perfecta con sus ángeles en el cielo, entonces, Él mismo la llevara contigo y sin ningún problema en tu nación. Por lo tanto, nuestro Padre celestial nos otorgó la oración del Señor, diciendo: Padre, sea tu voluntad
en la tierra con tus hijos, asà como en la gloria celestial con tus ángeles, dándonos el pan de cada dÃa, perdonando nuestros pecados, asà como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, y no nos metas en tentación, juzgándonos en el infierno por
pecar contra ti.
Amorosamente: Nuestro Padre celestial estableció su corazón santÃsimo debajo de Canaán, quitando el Valle de los huesos secos, con su Hijo Jesucristo crucificado en la cruz sobre el monte santo de Jerusalén, derramando su sangre expiatoria
eternamente victoriosa sobre Satanás, la muerte, pecados y el infierno, y asÃ, nosotros tengamos en la tierra su corazón santÃsimo, amándonos toda una eternidad, empezando en tu hogar hoy. Victoriosamente, nuestro Padre celestial ha establecido su
corazón santÃsimo debajo de Canaán, porque su Hijo Jesucristo nació como Isaac del vientre estéril de Sarah, por poderes del EspÃritu Santo, pero igualmente, tú, tus amados, vecinos y amistades, y asÃ, tú tengas su corazón santÃsimo en tu
pecho, ejecutando contigo su perfecta voluntad en tu paÃs, asà como con sus ángeles en el cielo cada dÃa.
Además, esta es la única manera posible para nuestro Padre celestial llevar su perfecta voluntad desde su corazón santÃsimo con su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo y para con cada ángel, por ende, Él necesita a sus hijos nacidos de su imagen
bendecidos también con su mismo corazón en sus pechos, bautizados en agua, y asÃ, sea su voluntad perfecta en la tierra contigo siempre. Realmente, únicamente el corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial puede cargar con su voluntad perfecta en
su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo y cada ángel, y lo mismo es verdad con sus hijos de Israel y de las familias de las naciones, por ello, llamados han sido a bautizarse en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre en la tierra en estos ú
ltimos dÃas.
Entendiendo que, únicamente el corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial implantado en sus pechos, entonces, cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones podrán hacer su voluntad perfecta en la tierra, asà como en el cielo con
sus huestes angelicales, para ellos amarlo a Él, asà como su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo lo aman por una eternidad entera. Verdaderamente, Israel junto con las naciones está llamado a amar a nuestro Padre celestial con su corazón santÃsimo
implantado en sus pechos, bautizados en agua, invocándolo a Él, por su nombre fuegos, y asÃ, su roca de salvación con océanos de amor, océanos de alegrÃas y océanos de gozos y más riquezas fluirán por sus corazones, bendiciéndolo a Él y a su
santo nombre siempre.
Milagrosamente, bautizado en agua, entonces, tú volverás a nacer nuevamente en Canaán, plantado en tierra santa, como semilla santa del Padre celestial, nacida de Él por poderes del EspÃritu Santo, para que seas conectado a riquezas de Canaán,
bendiciéndolo no solamente a Él y a su santo nombre, pero igualmente a todos en la tierra entera, conquistando mayores riquezas por generaciones venideras. Definitivamente, si tu corazón es tan santo y tan perfecto como el corazón de nuestro Padre
celestial en su pecho, entonces, tú lo amaras a Él, a su Hijo Jesucristo y a su EspÃritu Santo para siempre, además, tú serás enriquecido con riquezas cananeas diariamente, enriqueciendo a tus amados, vecinos y amistades de todas partes,
conquistando nuevas riquezas abundantemente por miles de generaciones venideras.
Históricamente, Israel nació para amar a nuestro Padre celestial por su semilla santa, que es su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, pero esto es únicamente posible, bautizados todos ellos en agua y en el EspÃritu Santo, en donde su corazón santÃ
simo es implantado en sus pechos infinitamente, amándolo a Él y a su santo nombre fuego siempre en Canaán y en toda la tierra. Dado que, Israel tiene que amar a nuestro Padre celestial con todo su corazón, con toda su alma, con todas sus fuerzas, con
toda su mente y con toda su vida, por ello, llamados están al bautismo en agua, invocando su perfecta santidad, logrando que su ser interior sea perfecto y santo, asà como Él lo es en la gloria angelical toda una eternidad entera.
Realmente, es únicamente por el bautismo en agua, invocándolo a Él, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, que tu ser interior vendrá a ser toda su mente, todo su corazón santÃsimo, todas sus fuerzas y toda su alma santÃsima para
amarlo a Él y a su santo nombre fuegos, como Él debe ser amado apropiadamente en la tierra para siempre. En otras palabras, bautizado en agua, tú serás perfecto y santo, asà como nuestro Padre celestial lo es de cabeza a pies ante su Hijo Jesucristo,
su EspÃritu Santo y sus ángeles, para que tú lo ames apropiadamente a Él y a su santo nombre fuegos en la tierra, asà como Él es amado, servido y alabado en la gloria angelical toda una eternidad.
Nuevamente, si tú no posees el corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial en tu pecho, amándolo a Él y a su santo nombre, asà como Él es amado por su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, entonces, tú no conocerás su vida eterna jamás,
entregada a ti ya en Canaán, derrotando a Satanás, enfermedades, pobrezas, muertes y el infierno junto con enemigos, presentes y futuros. Verdaderamente, tú junto con tus amados, vecinos y amistades de las familias de las naciones, fallaras siempre en
conocer cómo amar a nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo y su santo nombre fuegos ni menos tú conocerás su vida eterna, bendiciéndote ya a ti cada dÃa con riquezas interminables, glorias y poderes de Canaán, para gozarlas
todas ellas en tu paÃs siempre.
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