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    From valarezo@21:1/5 to All on Fri Nov 6 18:54:29 2020
    Sábado, 07 de Noviembre, 2020 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica


    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)


    Semilla santa es la CRUZ, nacida de nuestro Padre celestial: salvándote a ti y las naciones con riquezas cotidianas de Canaán:


    Por su gracia: nuestro Padre celestial necesitaba transferir desde la gloria celestial su cruz, que siempre ha existido en Él, porque con ella, siempre ha mantenido su santo nombre fuegos en perfecta santidad con su Hijo Jesucristo, su Espíritu santo y
    sus huestes angelicales, porque ahora Él la necesitaba con sus hijos nacidos de su imagen y de su alma santísima, empezando con Adán. Verdaderamente, nuestro Padre celestial necesitaba establecer su cruz en Canaán, porque Él realmente necesitaba
    establecer a su Hijo Jesucristo y a su Espíritu Santo en la tierra, con su unigénito ya inmolado desde la fundación del mundo, ya que su arcángel principal, Lucifer, se había rebelado en contra de Él y su santo nombre fuegos, entonces, Él
    necesitaba crear un nuevo lugar para su cruz.


    Aquí es cuando. Nuestro Padre celestial pensaba en ti, tus amados, vecinos y amistades, para que ellos renazcan de su imagen y de su alma santísima en su carne sin pecados y con vida eterna, derrotando a Satanás, ángeles caídos, la muerte ya en la
    rebelión angelical en contra de Él y su santo nombre, y así, tú lo ames a Él con su roca de salvación siempre. Visto que, nuestro Padre celestial te había llamado a ti a amarlo a Él y su santo nombre fuegos en su perfecta santidad, emanando de É
    l: como su semilla santísima, su Unigénito como Isaac, haciéndote así a ti uno con Él y su Hijo Jesucristo, la cruz, sobre el monte Sion, en Canaán, eternamente victorioso sobre pecados, Satanás, demonios, muerte y el infierno tormentoso.


    Por eso, nuestro Padre celestial creó cielos y la tierra con dulzuras interminables, para establecer su semilla santa en ella, que es su cruz, tomando pecados de sus hijos hacia su bautismo en agua, recogiéndolos así con su semilla santa a todos ellos
    del corazón de la tierra, para ser plantada en Canaán, y así, sus hijos vean vida eterna en el paraíso, eternamente justificados. Visto que, esta es la cruz de nuestro Padre celestial, que siempre ha existido en su gloria angelical, llevando su santo
    nombre fuegos con perfecta santidad hacia sus huestes angelicales y hasta que Lucifer quiso controlarlo, dado por las poderosas bendiciones emanando siempre hacia los ángeles, por ende, él lo quería todo para él y para sus ángeles caídos.


    Históricamente, nuestro Padre celestial necesitaba transferir su sacrificio continuo del reino angelical a Canaán, y así, Él poder tener su cruz junto con su santo nombre fuegos, derrotando a Satanás y sus huestes angelicales rebeldes junto con la
    muerte, pero esto tenia que suceder en la tierra y entre las familias de las naciones, quitando así el pecado del infierno tormentoso perpetuamente. Empero, para que esto sea posible: su cruz junto con su santo nombre fuegos, como Dios de Abraham, Dios
    de Isaac y Dios de Jacobo, entonces no solamente tenia que haber derrotado a Satanás, ángeles caídos, familias brujas y la muerte, pero igualmente, tenía que haber quitado el pecado del corazón de la tierra, en donde el infierno sostenía a sus
    hijos en perdición eterna.


    Es decir, que nuestro Padre celestial tenia que derramar de su corazón santísimo sobre Canaán, para que sus hijos tomen su cruz junto con su santo nombre fuegos al corazón de la tierra, en donde el Valle de los huesos secos estaba junto con otros
    infiernos, atormentando familias de naciones, perdidas eternamente: porque ellos murieron en sus pecados, eternamente condenados. Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba tocar el corazón de la tierra con su corazón amoroso, quitando así el
    pecado del mundo infinitamente, pero igualmente enriquecer corazones de sus hijos con sus almas vivientes perdidas en el pecado, y así, ellos regresen a vivir nuevamente, pero esta vez: amándole, sirviéndole y alabándole a Él con su santo nombre
    fuegos elevado sobre la tierra entera.


    Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba cambiar el corazón de la tierra con su corazón amoroso, y así, Él consolar los corazones de sus hijos, porque Él estaba haciendo todo el trabajo necesario para quitar el pecado de sus almas vivientes,
    pero igualmente de la tierra entera, para que todos ellos vivan nuevamente: amando, sirviendo y amando su santo nombre fuegos por una eternidad. Y esto es: exaltando su santo nombre fuegos desde el corazón de la tierra, como el Valle de los huesos secos,
    que fue puerta al infierno, hacia Canaán y sus riquezas interminables, poderes y glorias, protegiendo perpetuamente familias de las naciones desde lo alto de Satanás, infierno y la muerte, y así, su nueva tierra nazca con sus hijos, gozando: amor,
    poderes y riquezas.


    Además, nuestro Padre celestial necesitaba cubrir la tierra entera junto con sus hijos naciendo de familias de las naciones de trampas de Satanás, ángeles caídos, la muerte y del infierno tormentoso, y así, ellos regresen nuevamente a vivir en su
    nueva tierra perpetuamente bendecidos por Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo: pero Él tenia que empezarlo todo en Canaán con todos ellos. Por consiguiente, nuestro Padre celestial llamó a Abraham, su amigo, a abandonar a sus padres y
    amistades por la tierra que Él le mostraría a él, porque él iba a vivir una nueva vida, que la tierra entera jamás a conocido, y esta es la semilla santa de su vida eterna, que necesitaba nacer en Canaán, convirtiéndose en su cruz en los últimos
    días.


    Abraham fue obediente al llamado de nuestro Padre celestial para vivir una vida gloriosa en Canaán con su esposa Sarah y su nieto Lot, complaciéndolo a Él y a su Hijo Jesucristo en Espíritu y en Verdad por toda la tierra, y así, las familias de las
    naciones conozcan esta vida gloriosa, naciendo desde Canaán para destruir a Satanás y la muerte para siempre. Esta es la vida eterna de nuestro Padre celestial, emanando de Él, como semilla santa, dándole vida a su Hijo Jesucristo como Isaac del
    vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, que necesitaba ser parte no solamente de hijos prometidos a Abraham, pero igualmente de las familias de las naciones, empezando con los que ya yacían en el infierno tormentoso, culpables de haber pecado.


    Ya que, este fue nuestro Padre celestial descendiendo con Israel antiguo, como su semilla santa, la cruz, tomando no solamente puertas enemigas y con sus ciudades de las familias de las naciones antiguas para ser una sola semilla santa, plantada en Canaá
    n por su diestra, finalmente manifestándose Él mismo con sus hijos purificados del pecado perpetuamente, como su cruz, en Canaán. Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba vestir a cada hombre, mujer, niño y niña con su semilla santa, saliendo
    de Él, como Isaac, por el Espíritu Santo, aunque ya ellos yacían en el infierno tormentoso, condenados por pecar, porque con ellos vistiendo su semilla santa, que es la carne sin pecados, entonces ellos jamás pecaron en sus vidas: por ende, ellos
    pueden vivir nuevamente para siempre.


    Realmente, esta es la cruz de nuestro Padre celestial, emanando de Él, porque siempre ha existido en su naturaleza divina por una eternidad y únicamente su Hijo Jesucristo la podía manifestar para las familias de las naciones, empezando con la familia
    de Abraham, por el Espíritu Santo, y así, Él quitar el pecado para que sus hijos vivan nuevamente en la gloria angelical perpetuamente justificados. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba un lugar en la tierra con sus hijos ya bendecidos no
    solamente por su semilla santa, como su cruz, con su santo nombre fuegos clavados a ellos perpetuamente, derrotando así siempre a Satanás, ángeles caídos, la muerte y el infierno tormentoso desde la gloria angelical, por ende, ellos vivan
    cotidianamente amados y enriquecidos solo por Él, empezando en Canaán.


    Este es Canaán en la tierra de hoy, a donde nuestro Padre celestial llamó a Abraham a vivir allí, porque él iba a engrandecerse, por ende, reconocido en toda la tierra, porque en Canaán Él lo reconocería a él para ser perfecto y santo, así como Ã
    ‰l lo es siempre en la eternidad, pero igualmente sus hijos prometidos, incluyendo las naciones de futuras generaciones. Realmente, únicamente en Canaán nuestro Padre celestial no solamente reconocería a Abraham, pero igualmente a sus hijos prometidos
    de generaciones venideras junto con las familias de las naciones, incluyendo aquellas ya yaciendo en el infierno tormentoso, porque ellos fallaron en lavarse de sus pecados, al no bautizarse en agua y en su santo nombre, para escapar del infierno
    tormentoso: conociendo únicamente riquezas de Canaán diariamente.


    Ya que, esta es la tierra gloriosa que nuestro Padre celestial escogió para vivir con su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo, ángeles, pero igualmente, con cada hijo suyo de Israel y de las familias de las naciones lejos del pecado de Lucifer, porque ú
    nicamente Él los conoce a ellos en persona por una eternidad, empezando con su bautismo en agua, invocando su santo nombre, siempre. Realmente, únicamente en Canaán con su vida eterna en cada hijo suyo de Israel y de las naciones, nuestro Padre
    celestial los conocerá personalmente a ellos, porque todos renacidos en su bautismo en agua, ellos serán perfectos y santos, así como Él lo es infinitamente: Porque ellos estarán viviendo en su semilla santa, nacida de Él por su Hijo Jesucristo y
    por su Espíritu Santo.


    Definitivamente, nuestro Padre celestial es perfecto y santo únicamente conociendo a su Hijo Jesucristo, y únicamente su Hijo conoce al Padre, por ende, bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, como Dios de Abraham, Dios de Isaac
    y Dios de Jacobo, instantáneamente tú serás reconocido por Él en su carne sin pecados en la gloria angelical junto con sus huestes angelicales infinitamente enriquecido. Francamente, esta es la semilla santa de nuestro Padre celestial, su Hijo
    Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, para que Abraham viva su vida eterna en Canaán con su único hijo Isaac; por ello, Abraham fue llamado al monte Sion, descansando sobre el Moria, reconocido perfecto y
    santo en el cielo, así como nuestro Padre lo es perpetuamente.


    Dignamente, nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por su Espíritu Santo, reconociéndolo a Abraham perfecto y santo ante Él, así como Él lo es infinitamente, porque esto fue lo que Él le
    dijo a él inicialmente: tú tienes que ser santo y perfecto, así como Yo siempre, y entraras en la gloria angelical, eternamente justificado. Legítimamente, Abraham fue declarado perfecto y santo sobre el monte Sion, descansando sobre el Moria, porque
    él había vivido con su único hijo Isaac: clavado a su carne sin pecados y sangre expiatoria en sus manos y en sus pies, para ser declarado santo y perfecto infinitamente, así como el Padre lo es siempre, y así, él entre en la vida eterna,
    eternamente justificado.


    Verdaderamente, nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por su Espíritu Santo, porque Él mismo es la cruz, como semilla santa, dándole vida a Isaac, pero igualmente a Jacobo y los patriarcas
    israelíes junto con los hijos prometidos por generaciones venideras, convirtiéndose en cruz sobre el monte Sion, en Canaán, salvando la tierra entera finalmente. Así es: como nuestro Padre celestial conocerá a cada hombre, mujer, niño y niña de
    Israel y de las naciones, porque bautizados en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, entonces, tú mismo serás su semilla santa, así como su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, reconociéndote a ti finalmente, cuando tú mismo vivas con Ã
    ‰l por una eternidad entera, empezando en Canaán.


    Categóricamente, nuestro Padre celestial siempre fallara en ver a cualquiera en Israel y en las naciones, porque ellos han comido del fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal, sin embargo, al tú participar de su pan y vino, nacido
    de Él, como su semilla santa, por su Hijo Jesucristo y por su Espíritu Santo, entonces, Él te reconocerá para siempre. Verdaderamente, en los últimos días, personas se presentarán delante de Él, entonces, Él les preguntara: Como han llegado
    hasta aquí arriba tan cerca de mí en el reino angelical, porque ellos habrán llegado a Él en la carne pecadora, por no haberse bautizado en agua, declarándoles a todos ellos injustos: apártense de mí, hacedores de maldad, nunca los conocí, Él
    les dirá finalmente.


    Legítimamente, nuestro Padre celestial te reconocerá a ti, como hijo suyo, bautizado en agua, invocando la perfecta santidad des su nombre para abandonar la carne pecadora y el espíritu de error por la carne sin pecados y su Espíritu Santo, en donde
    reconocido serás, como obrero de su perfecta voluntad en la tierra finalmente, y así, tú lograras tu lugar en el cielo, eternamente enriquecido. Considerando que, en la gloria angelical: nuestro Padre celestial solamente conoce a su Hijo, y su Hijo
    solamente conoce al Padre, por consiguiente, Él entregó parte de Él mismo, como su semilla santa, por su Hijo Jesucristo y por su Espíritu Santo, naciendo como Isaac y luego de la hija virgen igualmente, y así, Él finalmente reconocerte a ti, como
    hijo suyo en la tierra.


    Verdaderamente, bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, entonces, tú abandonaras la carne pecadora y el espíritu de error por la carne sin pecados y el Espíritu Santo,
    reconociéndote así a ti nuestro Padre celestial, como un hijo suyo, perfecto y santo, así como Él lo es en la eternidad. Actualmente, esta es la semilla santa de nuestro Padre celestial, nacida de Él, como Isaac por su Espíritu Santo, en donde tú
    serás clavado a su cruz de sus manos y pies con clavados de bronce, para ser uno con Él por una eternidad entera, empezando en Canaán, en donde Él te enriquecerá a ti con riquezas del cielo y del mundo entero igualmente.


    Consiguientemente, nuestro Padre celestial únicamente te necesita a ti, conociendo el amor asombroso de su corazón santísimo por ti, tus amados, vecinos y amistades, gozando cotidianamente asombrosas riquezas de Canaán, otorgadas a Abraham
    inicialmente, bendiciendo así a Isaac junto con Jacobo y los hijos prometidos por generaciones futuras: Enriqueciéndote a ti también asombrosamente, pero bautizado en agua, finalmente recibiendo su semilla santa en ti para siempre. Además, nuestro
    Padre celestial siempre ha trabajado con su semilla santa por generaciones, y Él trabajara imparable con ella únicamente, porque Él la empezó con Abraham, enriqueciéndolo hasta que dijo: Señor, entrega tus riquezas a otros, enriqueciéndolos, así
    como a mí: empero, Abraham era enriquecido, porque por él y por su semilla santa, Él te enriquecería a ti también con grandes riquezas, bautizándote en agua primero.


    Ciertamente, esta es la carne sagrada y sangre expiatoria de Isaac, enriqueciendo tu vida, así como él inicialmente enriqueció a Abraham, al derrotar a sus enemigos, amenazándolo a él, para que luego él sea declarado perfecto y santo, por nuestro
    Padre celestial, sobre el monte Sion, descansando sobre el Moria, con Isaac clavado a sus manos y pies, como la cruz, salvándolo, enriqueciéndolo, como siempre. Bien, este es nuestro Padre celestial clavado a ti, a tus manos y pies: a tus manos porque
    tú trabajaras con Él y con sus manos santas haciendo obras maravillosas para ti mismo, además, tú estarás clavado a sus pies, caminando siempre de victoria en victoria sin perder jamás ninguna bendición en toda tu vida, entrando finalmente a su
    gloria celestial, eternamente justificado.


    Ya que, nuestro Padre celestial necesita un reino, en donde Él estará en cada uno de sus hijos, de las familias de las naciones pasadas y futuras, empezando con Israel, porque Él necesita que todos ellos sean perfectos y santos, así como Él lo es en
    la eternidad únicamente conociendo su asombroso corazón, amándolos siempre y sin fallarles jamás a todos ellos para siempre. Entendiendo que, esta será su propia vida: que nosotros estaremos viviendo con Él, su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo y
    sus huestes angelicales, en poderes del Juramento a Isaac, en donde el pecado fallará en existir infinitamente: conociendo únicamente su amor asombroso desde su corazón santísimo por nosotros, amándonos apasionadamente, conquistando así nuevas
    riquezas, glorias y santidades sin fin nunca antes vistas por nadie.


    Realmente, una vez Israel bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, entonces, poderes del Juramento a Isaac se manifestarán con grandes riquezas, glorias y santidades sin fin,
    enriqueciendo cada alma humana de las naciones, porque la vida que recibiremos requiere riquezas para vivir ricamente cada día en la eternidad. Amorosamente, esta es la vida eterna de nuestro Padre celestial viviendo ya en nosotros, renacidos del
    bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, abandonando la carne pecadora y el espíritu de error por la carne sin pecados y el Espíritu Santo, conociendo únicamente riquezas, complaciendo diariamente su corazón amoroso por nosotros,
    sólo entonces, conoceremos amor, paz y alegrías interminables siempre.


    Verdaderamente, nuestro Padre celestial tenía que tener ya a su Hijo Jesucristo renacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, convirtiéndolo en su corazón santísimo, como en su pecho, para que Isaac, Jacobo y los hijos
    prometidos vivan, pero igualmente las naciones, creando así un reino glorioso en la tierra, en donde el pecado fallara en existir por una eternidad entera. Ciertamente, esta es la vida gloriosa que tu alma viviente, tu corazón, tu mente, tu cuerpo y tu
    espíritu humano siempre han deseado tenerla, sin embargo, por culpa del pecado, entonces fue abandonada en el paraíso con nuestro Padre celestial, su Hijo y su Espíritu Santo, y porque Él nos amó tanto, nosotros la tendremos nuevamente en nuestros dÃ
    ­as, bautizados en agua, invocando su santo nombre.


    Realmente, esta es una vida gloriosa, que nuestro Padre celestial por su semilla santa, como su cruz, nacida en nuestras vidas, como su Hijo Jesucristo que se hizo Isaac del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, y así, nosotros podremos
    tenerla en nuestros días, bautizados en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre: conoceremos, entonces, riquezas sin fin cada día desde Canaán. Considerando que, fue en Canaán, en donde nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo,
    su Espíritu Santo y familias hebreas fue poderoso sobre todo pecado, entonces, Él destruyó obras de Satanás, obras de la muerte y el infierno tormentoso, al bautizarse en el río Jordán, milagrosamente empezó una vida gloriosa con milagros de cada
    día, en donde todo enemigo ya ha sido derrotado eternamente.


    Aquí, nuestro Padre celestial fue no solamente bautizado en el Mar Rojo, cuando Él tomó personalmente los pecados de las naciones pasadas y futuras, al Israel antiguo vivir en el cautiverio egipcio por cuatro siglos con poderes cotidianos del
    Juramento a Isaac, pero igualmente, Él fue bautizado en el Jordán para que Israel finalmente derrote a todo enemigo en la tierra para siempre. Efectivamente, nuestro Padre celestial le dio vida a Israel, como su cruz, que es Él mismo llevando pecados
    de toda nación, bautizándolos en el Mar Rojo, cuando Israel antiguo, invocándolo, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, removía a familias satanistas de Canaán, y así, sea Israel la tierra más hermosa del mundo entero, fluyendo
    leche y miel por siempre.


    Además, Israel antiguo nació con la carne sin pecados y sangre expiatoria, recogiendo pecados de la tierra entera para el bautismo del Mar Rojo de cada hombre, mujer, niño y niña de las naciones ya yaciendo en el infierno tormentoso, por no haberse
    bautizado en agua para escapar de la muerte y de su perdición eterna, para últimamente ascender a vivir en el cielo. Entonces, después del bautismo, Israel antiguo abandonó la carne pecadora y el espíritu de error por la carne sin pecados y el Espí
    ritu Santo para ser ciudadanos legítimos de Canaán, recibiendo así riquezas cotidianas de ella por el desierto del Sinaí, en donde no hay vida, cumpliendo así con obras de nuestro Padre celestial para entrar a Canaán y destruir el pecado en un día.


    Esto fue nuestro Padre celestial, como su cruz, con Israel antiguo tornándose en su semilla santísima en el corazón de la tierra, tomándose así puertas enemigas y con sus ciudades de las naciones para ser uno con Él y con sus hijos, haciéndolos
    regresar al paraíso, pero esta vez a Canaán, su paraíso moderno, en donde el pecado fue removido de la tierra entera finalmente. Además, nuestro Padre celestial deseaba plantar su semilla santa en Canaán, en donde Él estableció su vida eterna en
    su dulce hogar para vivir con sus hijos su amor asombroso por ellos, porque Él siempre deseo vivir con ellos, aunque ellos ya habían abandonado el paraíso por culpa del pecado: empero, ahora ellos vivirán con Él, como la cruz, eternamente
    enriquecida, endulzada, hacia la eternidad venidera.


    Actualmente, la cruz es la semilla santísima de nuestro Padre celestial, nacida del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, llevando pecados de las familias de las naciones pasadas y futuras al bautismo del Mar Rojo, entonces, vivió por el
    desierto del Sinaí, asimilando vida del infierno tormentoso con la carne sin pecados victorioso sobre el pecado para felicidad de la tierra entera finalmente. Verdaderamente, cuando nuestro Padre celestial, como la cruz con Israel antiguo, bautizado ya
    del Mar Rojo, ejecutando rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac, entonces, Él pudo vestir no solamente puertas del infierno y ciudades enemigas de naciones muertas en sus pecados, pero igualmente, vistió la tierra entera con
    su carne sin pecados, la semilla santa, quitando el pecado del hombre para siempre.


    Por su gracia, no hay pecado en la tierra ni en su corazón, porque el pecado fue destruido con su semilla santa, bautizada del Mar Rojo inicialmente, removiendo pecados de las familias de las naciones, pero igualmente de la tierra entera, y así, Canaá
    n fluya con leche y miel, enriqueciendo cada alma de todo hombre, mujer, niño y niña, empezando con Adán y Eva. Empero, Satanás aún sigue con sus familias satanistas, haciendo brujerías, destruyendo así la carne sagrada, que ha establecido
    maravillosamente su santo nombre fuegos, clavado a su cruz, que son sus hijos de las naciones, bautizados del Mar Rojo, por Él mismo, pero igualmente, bautizados por su Unigénito del Jordán, conociendo únicamente: amor, prosperidad y dulzuras, como
    leche y miel, endulzando la tierra entera infinitamente.


    Ciertamente, esta es la nueva tierra, que nuestro Padre celestial había soñado siempre tenerla con su santo nombre fuegos, clavado a su semilla santa, que es Isaac, dándole vida a Jacobo y a los hijos prometidos, pero igualmente, se tornó en semilla
    santa nuevamente, renacida del corazón de la tierra con naciones del pasado y del futuro, conquistando la tierra entera para su nuevo reino venidero. Por ende, fue importante tener a Israel antiguo, recogiendo pecados de mundos pasados y futuros, bautizÃ
    ¡ndolos en el Mar Rojo, como la cruz que necesitaba llevar su santo nombre fuegos por el desierto del Sinaí, asimilando infiernos, victorioso sobre el pecado para las naciones, descendiendo al corazón de la tierra, mordidos por serpientes venenosas,
    como semilla santa, viviendo vida nuevamente en Canaán para siempre.


    Históricamente, esto fue lo que nuestro Padre celestial le dijo a Moisés para entrar a Canaán con Israel antiguo, removiendo a Satanás y naciones satanistas, ejecutando brujerías en contra de su perfecta voluntad, y así, Él jamás tenga a su Hijo
    Jesucristo y a su Espíritu Santo junto con Israel finalmente honrando su santo nombre sobre el monte Sion, descansando en Canaán, como siempre. Sin embargo, ya que Israel antiguo hizo que Moisés peque en contra del Señor ante su roca de salvación en
    el desierto, cuando estaba por fluir agua, satisfaciendo toda sed, incluyendo de las manadas que sacaron de Egipto, entonces, Moisés se olvidó de honrarlo a Él ante la congregación, por ende, fue negada su petición para entrar a Canaán con Israel
    antiguo.


    Ya que, nuestro Padre celestial había escogido a Josué para poseer a Canaán para Él y su santo nombre fuegos, clavado al madero sobre el monte Sion, finalmente estableciendo su nueva tierra, como su reino de su amor eterno por sus hijos, conquistando
    nuevas riquezas, glorias y santidades nunca vistas por nadie con su siempre creciente poderes del Juramento a Isaac, establecidos en ellos infinitamente. Efectivamente, Israel antiguo murió en el desierto: conquistando el corazón de la tierra para el
    corazón de nuestro Padre celestial, dándoles vida nuevamente a sus hijos, cuando su Hijo Jesucristo fue clavado a su cruz junto con su santo nombre fuegos sobre el monte Sion: pero igualmente, sus hijos fueron bautizados del Jordán por el Mesías,
    retomando a Canaán del reino satánico al instante.


    Ahora, los hijos de los israelitas antiguos, que habían ya fallecido en el desierto del Sinaí para conquistar con sus muertes postes del infierno y sus ciudades de naciones pasadas y futuras, convirtiéndose en la semilla santa de nuestro Padre
    celestial, plantada por su diestra en Canaán, entonces, Josué falló en conquistar Canaán enteramente para siempre: porque sus hijos fallaron en bautizarse en agua. En nuestra historia: el ejército israelí destruyó muchas naciones satanistas,
    ocupando a Canaán para Satanás y la muerte, porque ellos fueron bautizados en agua, como cuando cruzaron el Jordán para limpiarla de toda maldad, y así fluya leche y miel para nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, viviendo
    en Canaán, como su dulce hogar, amado infinitamente por sus naciones.


    Además, nuestro Padre celestial necesitaba conquistar a Canaán por el ejército israelí finalmente para establecer su santo nombre fuegos sobre el monte santo de Jerusalén victorioso siempre sobre obras de Satanás, como pecados, maldiciones,
    enfermedades, conflictos, guerras, pobreza e infiernos tormentosos, y así, Canaán fluya leche y miel en cada hogar familiar: amándole, sirviéndole y adorándole a Él y a su santo nombre para siempre. Sin embargo, Josué con el ejército israelí
    falló en remover el resto de naciones satanistas, haciendo brujerías en Canaán, porque ellos se retiraron para que sus hijos tomen el ejercito y terminen con la obra que Moisés fue llamado a lograrla en Canaán para su santo nombre fuegos, pero:
    desafortunadamente ellos fallaron en remover las naciones enemigas restantes, por no haberse bautizado en agua.


    Inicialmente, Israel antiguo fue bautizado para bautizar a sus hijos en agua, invocando el santo nombre fuegos de nuestro Padre celestial, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, para que poderes del Juramento operen, favoreciéndolos a
    ellos en sus días, limpiando así su tierra santa enteramente de familias satanistas, haciéndola fluir leche y miel para su nuevo reino venidero postreramente. Entendiendo que, Israel antiguo falló en conquistar todo Canaán, porque Israel bautizado
    del Jordán se retiró después de victorioso sobre naciones satanistas, de todas maneras, ellos fallaron en conquistarla enteramente, porque sus hijos jamás se bautizaron, para quitar el mal de Canaán para siempre: Haciéndola fluir leche y miel para
    su nueva tierra venidera con su santo nombre fuegos victorioso sobre todo pecado infinitamente.


    En nuestra historia, los hijos israelíes jamás se bautizaron, invocando la perfecta santidad de su nombre, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, por ende, enfrentados a sus enemigos en batallas, fallaron en tener poderes para vencerlos;
    por ello, Canaán no fue conquistado enteramente, para liberarla de todo mal, haciéndola finalmente fluir leche y miel para su nueva tierra venidera. Nuevamente, nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo Jesucristo naciendo de la hija virgen de David,
    introduciendo su carne sin pecados y la sangre expiatoria para ser bautizado en el Jordán por Juan el Bautista, removiendo así a Satanás, ángeles caídos, la muerte y familias satanistas de Canaán para siempre: finalmente Canaán fluirá leche y
    miel para su reino venidero sobre la tierra postreramente.


    Después que, nuestro Señor Jesucristo fue bautizado en el Jordán, entonces, Satanás lo atacó, porque él había despertado poderes del Juramento, que nuestro Padre celestial había derramado sobre él en Canaán, quitando así a Satanás, ángeles
    caídos, pecados, enfermedades, maldiciones, pobrezas, muerte, familias satanistas y el infierno de Canaán y finalmente fluya leche y miel para su reino venidero en la tierra entera últimamente. Gloriosamente, nuestro Señor Jesucristo nació en Belén,
    en Israel, para terminar lo que nuestro Padre celestial había empezado con Israel antiguo, recogiendo pecados del mundo para bautizarse con ellos, abandonándolos en el lecho marino del Mar Rojo, cruzándolo en seco para quitar todo mal de Canaán para
    siempre, haciéndola fluir leche y miel, y así, su dulce hogar florezca por una eternidad entera siempre.


    A tiempo, al nuestro Señor Jesucristo nacer en Belén de Judea, entonces, él estaba en gran peligro, porque los tres reyes del Este habían entrado en Jerusalén, buscándolo, porque ellos habían seguido su estrella, llevándolos a encontrarse con
    Herodes, inquiriendo de su nacimiento, como el Rey Mesías, pero nadie sabia de él, excepto las Escrituras, profetas y Levitas. Herodes llamó a los sacerdotes y escribas, inquiriendo de ellos sobre el nacimiento del prometido Rey Mesías Judío,
    entonces, al buscar en las Escrituras, ellos leían que el Mesías iba a nacer en un pueblo no muy importante, llamado Belén de Judea, de donde nadie reconocido había nacido en esa ciudad jamás, por ello, todos estaban asombrados que él nacería allí
    .


    Entonces, los tres sabios del Este, guiados por una estrella, caminaron hacia Belén hasta llegar a la puerta de la casa en donde el Rey Mesías había nacido ya, cuidándolo su madre y otros alrededor de él, inmediatamente los sabios entraron a verle y
    a adorarle a él, regalándole oro, incienso y mirra, enriqueciendo así su ministerio mesiánico para que empiece pronto. Sin embargo, después que los tres reyes del Este estaban dispuestos a regresar a Herodes, entonces, fueron avisados en sus sueños
    por un ángel a regresar a sus tierras natales por un camino diferente, porque ellos estarían en peligro al regresar Herodes para informarle en donde ellos habían encontrado al recién nacido Mesías, porque él había ya decidido quitarle su vida con
    violencia.



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