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Sábado, 12 de Septiembre, 2020 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
Israel sin holocaustos crece infinitamente con la naturaleza divina del Padre, enriqueciendo la tierra entera siempre:
Tradicionalmente: Nuestro Padre celestial ha estado siempre mirando a establecer su naturaleza divina en la tierra, empezando en Canaán, y Él encontró a Abraham para hacerlo asÃ, pero hacerlo con su familia divina, que es su Hijo Jesucristo y su EspÃ
ritu Santo, por ende, restaurar su vida eterna no solamente con Adán y Eva, pero también con sus hijos por una eternidad entera. Por lo tanto, nuestro Padre celestial llamó a Abraham a recibir su roca de salvación, en donde Él empezarÃa a
manifestar el sacrificio continuo de su Hijo Jesucristo, inmolado desde antes de la fundación del mundo, porque Él necesitaba reiniciar toda vida no solamente en el cielo y en la tierra, creados por Él, pero igualmente reiniciarlo nuevamente en toda
la gloria angelical.
Entendiendo que, el pecado habÃa empezado en el corazón malvado de Lucifer, porque él necesitaba tomarse para sà el santo nombre fuegos de nuestro Padre celestial, como Dios Padre, Dios Hijo y Dios EspÃritu Santo, para él no solamente tomarse el
reino angelical, pero igualmente, empezar su reino de pecados, rebeliones, maldiciones y muertes finalmente. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba purificar el reino angelical con la voluntad perfecta de su corazón santÃsimo, derramándolo
enteramente sobre su familia divina, como su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, pero nacidos ellos en la tierra, en Canaán, su paraÃso moderno, su dulce hogar: y esta es su naturaleza divina, su carne sagrada y sangre expiatoria de Él para sus
hijos para siempre.
Aquà es cuando, nuestro Padre celestial necesitaba a Abraham sacrificando tres carneros con sus mitades opuestas una a otra, porque Él le iba a darle a él, por el vientre estéril de Sarah su único Hijo Jesucristo naciendo como Isaac, por poderes del
EspÃritu Santo, porque Él deseaba vivir su vida eterna enteramente con él y también con sus hijos prometidos. Realmente, una vez que nuestro Padre celestial vivió su vida eterna enteramente con Abraham y Sarah por su Hijo Jesucristo y su EspÃritu
Santo, convertido su Hijo amado en Isaac, por el EspÃritu Santo, entonces, Él vivió una vida prÃstina: complaciéndolo a Él siempre, en donde no hay pecado por una eternidad entera, estableciendo asà su reino de amor eterno en la tierra
infinitamente.
Considerando que, nuestro Padre celestial se habÃa sentado a comer del pan y vino de su Mesa santa, que Él necesitaba comer con Abraham junto con sus 318 hijos (comprados por dinero de extranjeros), porque Él deseaba vivir su vida con su Hijo
Jesucristo como Isaac y con su EspÃritu Santo en el hogar de Abraham, pero igualmente con sus hijos por generaciones futuras. Verdaderamente, esto era algo importante que nuestro Padre celestial tenia que empezar a vivir con su Hijo Jesucristo y con su
EspÃritu Santo no solamente en casa de Abraham, pero igualmente con sus hijos en generaciones venideras de Israel y de las familias de las naciones, porque le habÃa dicho a Abraham, que él seria padre de una gran nación y de muchas más.
Evidentemente, nuestro Padre celestial estaba interesado no solamente en vivir su vida eterna con Abraham, pero igualmente con sus hijos prometidos, entregados a él a través de las generaciones, porque por medio de sus hijos Él iba a bendecir las
familias de las naciones del pasado y del futuro, dando que Él iba a establecer su nuevo reino en la tierra últimamente. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba vivir su vida con su Hijo Jesucristo nacido en la carne sagrada y la sangre
expiatoria, como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo, y asÃ, Él vivir nuevamente esa vida gloriosa, que Él ya la habÃa vivido con Adán y con Eva en el paraÃso, entregándole a su corazón santÃsimo grandes gozos nunca
conocidos antes.
Ya que, nuestro Padre celestial tuvo a Abraham sacrificando sus tres carneros con sus mitades opuestas una a otra junto con dos aves sin cortar sobre la roca de salvación, salpicadas con sangre expiatoria, entonces su Hijo Jesucristo nació en Canaán
como Isaac de Sarah, por el EspÃritu Santo, conquistando finalmente la humanidad entera con su carne sagrada, su naturaleza divina, empezando en Israel. Por ende, fue importante para nuestro Padre celestial sentarse a su Mesa santa a comer del pan y
vino con Abraham de manos de su Hijo Jesucristo que los sirve diariamente a los ángeles, manteniéndolos asà a ellos santos y perfectos en el reino angelical, y asÃ, ellos conquisten nuevas glorias para su santo nombre fuegos sobre el monte santo de
Jerusalén, en Canaán.
Entendiendo que, una vez que nuestro Padre celestial habÃa participado del pan y vino con Abraham, entonces su Hijo Jesucristo los estaba sirviendo a ellos sobre su Mesa santa, asà como siempre lo ha hecho para las huestes angelicales en la eternidad,
más ahora él tenia que seguir sirviéndolo diariamente a cada familia de la humanidad entera para ver vida nuevamente. Dado que, una vez que Abraham habÃa comido con nuestro Padre celestial del pan y vino de su Mesa santa, servida por su Hijo
Jesucristo, como siempre, entonces Abraham comió de la vida eterna de nuestro Padre celestial, que iba a nacer en Canaán no solamente para sus hijos prometidos, empezando con Isaac, pero también para las familias de las naciones de la tierra.
Ciertamente, esta es la vida eterna de nuestro Padre celestial vivida siempre con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo en la eternidad ante huestes angelicales, pero ahora Él necesita su nuevo cielo y tierra, creados especialmente para Él vivir
con sus hijos nacidos de Él, como su pan y vino, que es Isaac, llenando la tierra entera nuevamente con vida eterna postreramente. Verdaderamente, al nuestro Padre celestial vivir su vida con su Hijo Jesucristo como Isaac junto con su EspÃritu Santo en
el hogar de Abraham, entonces, Él vivió su vida eterna con cada hijo suyo prometidos a Abraham por generaciones, pero igualmente, Él la vivió con sus hijos de las familias de las naciones, viendo únicamente perfecta santidad en todos ellos en la
eternidad venidera.
Realmente, bautizando en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, entonces, tú habrás renacido con su carne sin pecados y sangre expiatoria, llena de su naturaleza divina, asà como Él
mismo la vive ante sus ángeles ahora mismo, sin jamás ver pecado en ti por toda una eternidad entera. Esto es correcto: Bautizado en agua, entonces, tú estarás viviendo en la carne sagrada de Isaac, que es su naturaleza divina enteramente, que tú
empezaras a recibir cada dÃa de tu vida en la tierra, asà como Él vive en su naturaleza divina, gozando de riquezas celestiales junto con su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo y sus huestes angelicales para siempre.
Verdaderamente, nuestro Padre celestial finalmente vivió su vida eterna, que Él siempre ha habÃa deseado vivirla con cada hijo suyo de Israel y de las familias de las naciones, cuando su Hijo Jesucristo nació como Isaac in Canaán, por poderes del
EspÃritu Santo, y asÃ, Él mismo vivir su vida entera en la tierra con sus hijos nacidos de Él, empezando en Canaán siempre. Amorosamente, nuestro Padre celestial ya ha vivido su vida eterna enteramente no solamente con Abraham, pero igualmente con
sus hijos prometidos por generaciones venideras, además, Él ha vivido ya su vida eterna con cada hombre, mujer, niño y niña de las naciones: amándolo ellos a Él y a su santo nombre fuegos perpetuamente sobre el monte santo de Jerusalén, su dulce
hogar, en Canaán.
Sin embargo, ellos lo amarán, le servirán y lo glorifican a Él y a su santo nombre fuegos únicamente en su naturaleza divina, entregada ya enteramente por su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo,
conquistando asà glorias, santidades y honores jamás tocados por el pecado por una eternidad en la tierra y en el cielo infinitamente. Ciertamente, esta es una vida gloriosa, que nuestro Padre celestial ya la ha vivido enteramente no solamente con
Abraham y sus hijos prometidos por generaciones futuras, pero igualmente con las naciones todas, y este eres tú y yo hoy en dÃa, y asÃ, nosotros renazcamos por poderes del EspÃritu Santo perfecto y santo, asà como Él lo es infinitamente en la
gloria angelical continuamente.
Ya que, esta es la manera para Él lograr su voluntad perfecta en la tierra instantáneamente, remplazando la de Satanás y sus ángeles caÃdos y de la muerte junto con sus gentes malvadas, como Satanistas haciendo brujerÃas continuamente por donde
vivan hoy, para que tú vivas su vida eterna continuamente acompañados por sus ángeles: conociendo, sintiendo y gozando su amor asombroso hacia ti siempre. Verdaderamente, nuestro Padre celestial decidió convertir la tierra entera en su nuevo reino
con poderes del Juramento a Isaac, nacidos de su corazón santÃsimo, en donde el pecado no existió jamás hasta que Lucifer lo concibió, destruyendo huestes angelicales junto con sus hijos nacidos de su imagen y de su alma santÃsima que conocÃan ú
nicamente su amor infalible por una eternidad, empezando en su dulce hogar.
Por lo tanto, fue importante para nuestro Padre celestial tener primero a su Hijo Jesucristo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo, naciendo en la tierra con su vida eterna, vestida de la carne sagrada, los huesos
inquebrantables y su sangre expiatoria, que quitara el pecado del corazón del mundo eternamente, logrando asà su dulce hogar en Canaán finalmente. Aquà es cuando, Jacobo nació en Canaán, como primogénito de nuestro Padre celestial, porque es el
primero de los doce patriarcas de Israel naciendo también en Canaán, pero sin relación alguna al pecado, porque sus hijos iban a nacer en tierra extranjera, Egipto, en donde recogerÃan los pecados de las familias de las naciones pasadas y futuras
para destruirlas para siempre.
Francamente, Israel antiguo necesitaba recoger los pecados de las familias de las naciones del pasado y del futuro, porque jamás honraron su santo nombre fuegos sobre el monte santo de Jerusalén, que siempre ha sido su altar y dulce hogar, finalmente
salvándolos a todos ellos para su nueva tierra, para nacer nuevamente en la tierra vieja por sus poderes del Juramento a Isaac. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba Israel entero naciendo en cautiverio, asà como las familias de las naciones
yaciendo ya en sus infiernos atormentados, pagando por sus pecados cometidos en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, y asÃ, Israel antiguo se bautice por ellos con sus pecados, abandonándolos finalmente en el lecho marino del Mar
Rojo para siempre.
Por ende, Israel antiguo recogió cada pecado de las familias de las naciones del pasado y del futuro con poderes del Juramento a Isaac, que era parte de sus vidas, cuando nacieron en la tierra, y asÃ, al fin de los cuatrocientos años entonces ellos
reciban su santo nombre fuegos para liberarse de todos los pecados en el bautismo en agua para siempre. Aquà es cuando, Moisés nació especialmente para recibir de nuestro Padre celestial su santo nombre fuegos sobre el Monte SinaÃ, porque él fue
llamado a ascender el monte del SEÑOR para ser reconocido en su presencia santÃsima, y asÃ, él sea comisionado para liberar a Israel del cautiverio egipcio por el Mar Rojo hacia la tierra prometida, Canaán.
Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel liberado del cautiverio Egipcio, invocado su santo nombre fuegos, aun mientras estaban en cautiverio, invocándolo a Él: como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, porque ellos iban
camino a ser perfectos y santos, asà como Él lo es en el cielo, conquistando asà a todas las naciones para nuevas glorias eternas finalmente. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba no solamente Canaán, pero igualmente a cada familia de las
naciones del mundo entero con su perfecta santidad del Juramento a Isaac, como la carne sin pecados y la sangre expiatoria, perfecta santidad para cada hombre, mujer, niño y niña, para que su nuevo reino llene la tierra entera con sus glorias, poderes
y riquezas sin fin.
Verdaderamente, una vez que Israel antiguo invocó su santo nombre fuegos, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, entonces, poderes de tinieblas, manteniéndolos a ellos en cautividad por cuatrocientos años fueron destruidos, para que sus
hijos puedan no solamente ver la puerta abierta al fin, pero igualmente los encamino a todos ellos hacia su liberación eterna, en Canaán. Visto que, Canaán es la naturaleza divina de nuestro Padre celestial, que es su corazón santÃsimo fluyendo
sobre la carne sin pecados y la sangre expiatoria de Isaac, para que sus hijos de Israel y de las naciones, como tú y yo hoy, sean vestidos de su perfecta santidad, riquezas, poderes y alegrÃas: conociendo únicamente su amor asombroso por nosotros por
una eternidad entera.
Conclusivamente: Este es el bautismo en agua que Israel necesitaba del Mar Rojo, porque Moisés los llevarÃa a ellos por él, en seco, dado que él tenia poderes entregados por nuestro Padre celestial de su santo nombre fuegos, y asÃ, ellos entierren
finalmente los pecados del mundo entero en el lecho marino, para jamás volverlos a ver nuevamente en la tierra que nacerÃa pronto. Este es Moisés, el profeta de nuestro Padre celestial, enterrando pecados de las familias de las naciones pasadas y
futuras en el bautismo en agua del Mar Rojo, cruzándolo, invocaba el santo nombre fuegos de nuestro Padre celestial, porque luego su Hijo Jesucristo borrarÃa todos los pecados de la humanidad entera con su sangre santÃsima, roja, como el Mar Rojo,
para la eternidad venidera.
Es decir, también que cuando nuestro Padre celestial tenÃa a Israel antiguo, bautizándose en el Mar Rojo, invocando la perfecta santidad de su nombre fuegos, entonces ellos caminaban en tierra seca, abandonando los pecados del mundo entero, por ende,
ellos también abandonaban tus pecados y de todos los tuyos, y asÃ, tú vivas su vida eterna con riquezas interminables cada dÃa, empezando ahora mismo. Considerando que, nuestro Padre celestial, cuando tuvo a Israel antiguo caminando por el bautismo
en agua del Mar Rojo, entonces, ellos abandonaron cada pecado de las familias de las naciones pasadas y futuras, pero igualmente, ellos abandonaron la carne pecadora por la carne sin pecados, porque ellos iban a expiar, juzgar y perdonar cada pecado
finalmente descendiendo a conquistar el corazón de la tierra.
Legalmente, esta cruz necesitaba expiar, juzgar y cubrir cada pecado cometido por las familias de las naciones de toda generación por el desierto del Sinaà y con el tabernáculo de reunión y su Lugar SantÃsimo, y luego, ser mordidos todos ellos por
serpientes venenosas, y asÃ, Israel antiguo sangrando descendió a conquistar puertas de sus enemigos con sus ciudades también para Canaán eterno. Es decir, que cuando Israel antiguo descendió sangrando al corazón de la tierra, entonces fue para ser
uno con las puertas de sus enemigos junto con sus ciudades, convirtiéndose en la semilla, semilla que la diestra de nuestro Padre celestial necesitaba plantar en tierra santa, Canaán, ascendiendo como su cruz finalmente al monte santo de Jerusalén
sobre los hombros del Rey MesÃas.
Este es Israel antiguo convertido en una semilla, el árbol nuevamente, como cruz sobre el monte Sion, recibiendo con serpientes de bronce no solamente su santo nombre fuegos, pero igualmente la sangre expiatoria del Rey MesÃas victorioso sobre Satanás,
pecados, maldiciones, enfermedades, pobrezas y muertes, y asÃ, el corazón de la tierra renazca como su nueva tierra y sin pecado para la humanidad entera. Realmente, para Israel antiguo junto con las familias de las naciones de toda generación entren
la gloria celestial y su vida eterna para siempre enriquecidos con nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, entonces, todos juntos tenÃan que acceder el Lugar SantÃsimo, mordidos por serpientes de bronce, sangrando con sangre
expiatoria del Rey MesÃas y victorioso sobre todo enemigo para siempre.
Además, este era el único camino posible para nuestro Padre celestial tener a Israel antiguo junto con las familias de las naciones entrando el Lugar SantÃsimo sobre el monte Sion, en Canaán, mordidos por serpientes de bronce, sangrando con la sangre
expiatoria del Rey MesÃas y llena de vida eterna que habÃa derrotado a Satanás, pecados, enfermedades, maldiciones, pobrezas, conflictos y muertes para siempre. Ahora, nuestro Padre celestial tuvo a Israel antiguo con las familias de las naciones
entrando al Lugar SantÃsimo sobre el monte Sion, en Canaán, entonces, Él sanó heridas de su Hijo Jesucristo, como su rostro cubierto con sangre coagulada, que lo hizo irreconocible, sin embargo, el fue sanado primero para que sus hermanos y hermanas
sean sanados igualmente por toda la tierra para siempre.
Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo recibiendo no solamente pecados expiados de cada hombre, mujer, niño y niña de toda generación, pero nuevamente, Él necesitaba sanar a su Hijo amado, sanando asà el corazón de la
tierra, convirtiéndola instantáneamente en su corazón santÃsimo para que sus hijos renazcan, como sus hijos legÃtimos en su naturaleza divina y sin pecado perpetuamente. Esta sanidad no solamente de su Hijo Jesucristo, pero igualmente de cada hombre,
mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, empezó, cuando nuestro Padre celestial lo sanó a él de sus heridas recibidas de soldados romanos, porque Él mismo castigó nuestros pecados en su carne sagrada, como su Cordero escogido, removiendo
todo pecado de la humanidad entera para la eternidad venidera.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba expiar, juzgar y cubrir con sangres expiatorias de corderos cada pecado de las familias de las naciones que habÃan cometido en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, porque ellos iban a
convertirse en la cruz levantando su santo nombre fuegos sobre la tierra entera, pero con su corazón terrenal conquistado eternamente por ellos mismos, Israelitas antiguos. Visto que, este es el árbol que nuestro Padre celestial le trajo a Abraham
mientras conducÃa tres sacrificios junto con dos aves sin cortar sobre la roca de salvación, salpicada con sangre expiatoria, entonces, Él caminó entre mitades opuestas una a otra con sus hijos en el madero, el árbol nuevamente (todas las naciones),
como tú y yo hoy, quitando pecados del mundo finalmente.
Entendiendo que, este árbol nació del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el EspÃritu Santo, porque fue no solamente Isaac naciendo sin pecados, pero igualmente Jacobo y patriarcas Israelitas, dado que sus hijos en cautiverio recogerÃan cada
pecado de la tierra entera finalmente, conquistando asà puertas y ciudades de sus enemigos en el corazón de la tierra, en los últimos dÃas. Efectivamente, esta cruz fue bautizada en el Mar Rojo, porque Israel antiguo camino en él, cruzándolo en
seco, cruzó el desierto del SinaÃ: expiando, juzgando y cubriendo cada pecado cometidos por familias de las naciones de toda generación en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, pero igualmente, recibió la sangre expiatoria del Rey
Medias removiendo el pecado del mundo entero eternamente.
Amorosamente, una vez que nuestro Padre celestial hubo sanado a su Hijo Jesucristo de sus heridas recibidas de Él, porque Él lo castigó por pecados de cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones de cada generación para siempre,
entonces, el corazón de la tierra se tornó como su corazón santÃsimo, porque el pecado fue removido de la tierra enteramente. Realmente, ya que el pecado fue quitado, entonces, el corazón de la tierra se volvió santÃsimo, como el suyo en su pecho,
para que sus hijos renazcan y vean vida nuevamente en la tierra y en el cielo, por ende, no hay pecado en la tierra, más bien, lo que tenemos es brujerÃa, que Satanás está haciendo con familias satanistas fieles a él siempre.
Visto que, el pecado fue removido del corazón de la tierra, entonces, Israel antiguo no solamente renació de su corazón santÃsimo, vistiendo la carne sin pecados y la sangre expiatoria nacida de Él, por poderes del EspÃritu Santo, del vientre esté
ril de Sarah y luego de la hija virgen de David, y asÃ, todos tengamos su naturaleza divina enteramente en nosotros hoy y siempre. En otras palabras, nuestro Padre celestial ha hecho de la tierra entera tan santa como el paraÃso y La Nueva Jerusalén
del cielo arriba con su naturaleza divina del Juramento a Isaac, obrando en su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, pero igualmente en ti por riquezas de su vida eterna siempre, es decir, si tú ya has sido bautizado.
Ciertamente, no hay pecado en la tierra, porque: ya que nuestro Padre celestial sanó a su Hijo Jesucristo de heridas recibidas por nuestros pecados, entonces, Él sanó el corazón de la tierra con su propio corazón santÃsimo, para que sus hijos
reciban salud eterna en toda la tierra, conociendo asà su vida eterna llena de riquezas sin fin por ellos, como leche y miel. Además, es la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial de llenar la tierra entera con su naturaleza divina, que es su Hijo
Jesucristo nacido como Isaac con la carne sin pecados y su sangre expiatoria, haciéndolo asà todo posible en cada hombre, mujer, niño y niña ya bautizado, removiendo finalmente a Satanás y sus ángeles caÃdos de la tierra, desde su mismo corazón
terrenal.
Mas bien: Lo que nosotros tenemos es a Satanás junto con sus ángeles caÃdos trabajando con familias satanistas no solamente en Canaán, pero igualmente en las naciones, creyendo en Ãdolos, espÃritus inmundos y altares, por ende,
ellos están bloqueando estas bendiciones maravillosas, conquistadas por nuestro Padre celestial, entregadas ya a nosotros enteramente por obras salvadoras de su Hijo Jesucristo y de su EspÃritu Santo. Por eso, es que cuando la gente se bautiza en agua,
invocando la perfecta santidad de su nombre, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, entonces, ellos muy bien pueden renacer en su naturaleza divina, disponible para todos ellos por la carne sin pecados, los huesos inquebrantables y la
sangre expiatoria, que ellos recibirás instantáneamente sin pecados para siempre.
Verdaderamente, nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo ha derrotado a Satanás y sus artimañas, muerte y el infierno no solamente salvándote con su vida eterna, para tú vivirla con tus amados, vecinos y amistades;
Pero igualmente, Él te ha entregado su corazón santÃsimo en el corazón de la tierra para que tú goces de sus dulzuras para siempre. Amorosamente, nuestro Padre celestial ha establecido su corazón santÃsimo en la tierra, para que tú renazcas del
bautismo en agua en cualquier lugar que tú vivas, porque Él ya quitó todo pecado de las naciones enteramente, y cuando tú renazcas bautizado en agua, entonces, esto será sin pecado eternamente, por ello: no hay pecado impidiéndote que no veas vida
eterna en la tierra hoy.
Oportunamente, nuestro Padre celestial estableció su corazón santÃsimo en la tierra, porque tú naciste de su imagen y de su alma santÃsima, para vivir a semejanza de su Hijo Jesucristo, que es su carne sin pecados y su sangre expiatoria llena de
vida eterna, derrotando a Satanás y la muerte, y asÃ, Él desciende a ti y a tus amados, amado por ti siempre. Por eso, es que nuestro Padre celestial ha llenado Canaán de sus riquezas asombrosas, glorias y honores, que hasta nuestros dÃas los á
ngeles no las entienden, porque estas son riquezas, glorias y honores nacidos de su corazón santÃsimo, por ende, jamás han sido tocadas por pecados de Satanás, además, no tienen principio ni fin, porque son riquezas eternas de Él hacia ti.
Por consiguiente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a toda la casa de Israel en el cautiverio egipcio, porque ellos nacieron con la carne sagrada y la sangre expiatoria, que ellos recibieron de Isaac, que es realmente su Hijo Jesucristo y
su EspÃritu Santo, y asÃ, Él tome con su naturaleza divina los pecados del mundo, destruyéndolos en el bautismo en agua últimamente. Aquà es cuando: Nuestro Padre celestial tomó pecados de las familias de las naciones ya
yaciendo en sus infiernos tormentosos, por no haber conocido su santo nombre fuegos, además, no se bautizaron en agua, en donde Él los hubiese lavado de sus pecados con su naturaleza divina, pero igualmente, Él tomó pecados de sus hijos de
generaciones futuras, para el bautismo final del Mar Rojo.
Divinamente: Nuestro Padre celestial le otorgó su santo nombre fuegos a Moisés, que nació especialmente para recibirlo para Israel y las naciones, y asÃ, ellos lo invoquen escapando del cautiverio egipcio y del infierno tormentoso, convirtiéndolo
finalmente en su corazón santÃsimo de su amor infalible, para que sus hijos, incluyéndote a ti y yo, renazcamos en nuestros dÃas bautizados en agua y sin pecado alguno. Realmente, bautizados del Mar Rojo todo Israel antiguo abandonó la carne
pecadora con el espÃritu de error junto con pecados del mundo entero por la carne sin pecados y el EspÃritu Santo, creciendo por la humanidad entera, convertidos todos ya en ciudadanos legÃtimos de Canaán únicamente conociendo la naturaleza divina
de nuestro Padre celestial, llenando la tierra entera de ella, poderes y glorias inagotables siempre.
Ahora, Israel antiguo estaba listo para beber de las aguas amargas de Mara, aguas fallando siempre de satisfacer la sed de cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las familias de las naciones, para que ellos mismos las endulcen para ellos y para
toda la tierra para futura generaciones con su madero y su dulzura divina sin fin. Este madero es el árbol que nuestro Padre celestial se lo trajo a Abraham para caminar entre mitades opuestas una a otra de los tres sacrificios junto con dos aves sin
cortar sobre la roca de salvación, ya expiando, juzgando y cubriendo cada pecado con sangre expiatoria, salpicada sobre la cruz del monte Sion, en Canaán, quitando finalmente el pecado de la humanidad entera.
Entonces, después que nuestro Padre celestial tuvo a Moisés arrojando el madero en aguas amargas de Mara, instantáneamente las aguas podÃan beberse, endulzados por la naturaleza divina nacida inicialmente del vientre estéril de Sarah, cuando el EspÃ
ritu Santo emergÃa de ella nueve meses después como Isaac, que es la carne sin pecados tomando pecados del mundo entero al bautismo en agua, destruyéndolos para siempre. Después de haber Israel antiguo bebido aguas amargas de Mara, endulzadas por el Ã
¡rbol, que son ellos mismos junto con las naciones, recogidas en el corazón de la tierra, como una carne sin pecados de Isaac, convirtiéndose en una semilla, plantada por la diestra de nuestro Padre celestial en Canaán, entonces ahora ellos beberÃan
de la roca: endulzando asà la cruz para la humanidad entera.
Realmente, Israel antiguo es la carne sin pecados de Isaac, tornándose en madero, como la cruz sobre el monte Sion, nació en el cautiverio egipcio de cuatrocientos años, bautizado del Mar Rojo, camino por el desierto del SinaÃ, mordido por serpientes
venenosas, descendió al corazón de la tierra, mordidos nuevamente por serpientes de bronce en Canaán, entró finalmente al Lugar SantÃsimo con sus hijos, eternamente justificados. Abiertamente, nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo Jesucristo nacido
como Isaac del vientre estéril de Sarah, por poderes del EspÃritu Santo, porque Él estaba transfiriendo su naturaleza divina enteramente no solamente a sus hijos de la casa de Israel por generaciones futuras, pero igualmente a las familias de las
naciones, recogiendo Él mismo sus pecados en el bautismo en agua, destruyéndolos para siempre.
Amorosamente, nuestro Padre celestial descendió al corazón de la tierra con Israel antiguo, que ya habÃa expiado, juzgado y cubierto cada pecado de las naciones con sangres expiatorias de corderos, entonces, mordidos por serpientes venenosas, clavados
fueron todos a puertas enemigas y con sus ciudades, conquistándolas perpetuamente, recogiendo las naciones para ser mordidos nuevamente por serpientes de bronce: accediendo finalmente al Lugar SantÃsimo eternamente redimidos. Ya que, nuestro Padre
celestial habÃa manifestado enteramente su obra salvadora por rituales y ceremonias, que no solamente es la carne sagrada y la sangre expiatoria de Isaac para las familias de las naciones, y esto fue de remover el pecado de sus almas vivientes para
siempre, y luego, clavar su santo nombre fuegos a sus cuerpos glorificados únicamente conociendo su amor infalible por ellos por una eternidad entera.
Realmente, fue importante bautizar a Israel antiguo, para que ellos vivan no solamente en su vida eterna normalmente naciendo en ellos, porque son de Isaac y de su sangre expiatoria, como su naturaleza divina, pero igualmente para que su voluntad
perfecta se derrame enteramente en Isaac sobre el monte Sion, descansando sobre el Moriah, expandiendo su naturaleza divina por la tierra entera finalmente. Por cuanto, nuestro Padre celestial necesita expandir su naturaleza divina, que está en ellos,
como la carne sin pecado y su sangre expiatoria junto con el Juramento a Isaac, como su voluntad perfecta hecha en la tierra, asà como en el cielo con las huestes angelicales, pero Satanás con sus familias satanistas los han detenido de bautizarse en
agua en cada generación hasta hoy.
Entendiendo que, una vez que Israel entero esté bautizado en agua, entonces, ellos habrán entrado en poderes del Juramento a Isaac, que son riquezas, poderes y glorias junto con otras bendiciones poderosas sin haber sido tocadas por el pecado jamás,
haciendo que su naturaleza divina se distribuya naturalmente por la tierra entera, llenándola con sus poderes, bendiciéndonos con sus dulzuras inagotables progresivamente. Desafortunadamente: Satanás siempre ha tenido familias satanistas engañando a
Israel, para que jamás se bauticen en agua, porque sin bautizarse: su naturaleza divina junto con riquezas, poderes, glorias y santidades insondables del Juramento a Isaac fallaran en distribuirse por la tierra, haciendo que Canaán no fluya leche y
miel, que endulza diariamente naciones honrando su santo nombre fuegos sobre el monte Sion, en Canaán.
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