=?UTF-8?Q?=28IV=C3=81N=29=3A_BAUTIZADO=3A_T=C3=9A_eres_ISAAC=2C_CARNE_=
From
IVANIVAN555@aol.com@21:1/5 to
All on Fri Jul 31 19:46:35 2020
Sábado, 01 de Agosto, 2020 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
BAUTIZADO: TÚ eres ISAAC, CARNE (sin pecado): Honrando su nombre infinitamente, por dulzuras, poderes y riquezas cotidianas:
En el principio, cuando nuestro Padre celestial creaba los cielos y la tierra, entonces, Él lo hizo para darle vida a su Hijo, Adán, porque Él estaba dispuesto a poblar su nuevo reino con sus hijos nacidos en la tierra, para amar, servir y adorar su
santo nombre fuegos, que habÃa sido desafiado por Lucifer y una tercera parte de las huestes angelicales. Realmente, nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo Jesucristo inmolado en el cielo, como su Cordero, para crear la tierra junto con sus hijos, que
nacerÃan: amándolo, sirviéndolo y adorándolo a Él junto con su santo nombre fuegos: porque solamente Él serÃa el Templo y Dios en ellos, bendiciéndolos como sus hijos en vida y hasta que ellos obtengan riquezas jamás vistas por huestes
angelicales.
Sin embargo, el principal enemigo de nuestro Padre celestial, Lucifer, estaba listo para atacarlo a Él, su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo junto con las huestes angelicales y sus hijos, que iban a nacer de su imagen, amando, sirviendo y glorificando
su santo nombre sobre el monte santo del SEÑOR, desde donde él, Lucifer, y sus ángeles caÃdos fueron expulsados de él, para siempre. Por consiguiente, nuestro Padre celestial habÃa creado la tierra para que sea tan santa y dulce como su gloria
celestial junto La Nueva Jerusalén del cielo arriba, porque Él iba a tener a su santo nombre fuegos: amado, servido y alabado por nuevos poderes, que las huestes angelicales habÃan fallado en conocerlos, porque estos son poderes asombrosos, que ú
nicamente existen en su corazón santÃsimo.
Ya que, nuestro Padre celestial iba a tener a su familia divina, que es su Hijo Jesucristo y su EspÃritu y, ahora, Adán y luego Eva dando a luz a sus hijos, que poblarÃan la tierra entera, y por ellos, Él iba a tener a sus nuevos ángeles santÃsimos,
que Él necesitaba reemplazarlos con los perdidos a la mentira y rebelión de Lucifer. Realmente, Lucifer tenia que acercarse a Adán, engañándolo, asà como él habÃa tenido que engañar a las huestes angelicales, creyendo en él, y esto es, que él
podÃa exaltar su nombre inicuo sobre nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu en el cielo y en la Creación, por ende, él tenia que derrotar lo que nuestro Padre celestial empezaba con Adán.
Lo que Lucifer falló en conocer, fue que él estaba luchando en contra del corazón de nuestro Padre celestial llenó de su amor asombroso por sus hijos, porque fue de él, en donde Él soñó tenerlos a ellos nacidos de su imagen en la tierra: amando,
sirviendo y alabando su santo nombre fuegos con riquezas mayores jamás tocadas por el pecado en la eternidad. Por consiguiente, Adán fue muy sabio para Lucifer y para sus ángeles caÃdos, entonces, fue imposible acercarse a él ni menos engañarlo, asÃ
como él habÃa engañado un tercio de las huestes angelicales, que creyeron que él podÃa exaltar su nombre inicuo sobre nuestro Padre celestial y, además, tomar control del reino angelical junto con su nuevo reino venidero también.
Adán entendiendo que, los intentos de Lucifer para acercarse a Adán con sus huestes angelicales fueron inútiles e imposibles, pero, nuestro Padre celestial le habÃa dado vida a su compañera, que fue la mujer, Eva, nacida de su quinta costilla junto
con sus hijos para que ellos vivan en las generaciones venideras, que Lucifer vio la oportunidad para acercarse a Adán, engañándolo con mentiras. Además, Lucifer entendió, que Eva era el lado débil de Adán, más él decidió no acercarse a ella,
porque él sabÃa que sufrirÃa otra disolución, más bien, él hizo que la serpiente fuese su amiga, y asÃ, por la serpiente engañarla y seguidamente a Adán también junto con los hijos por nacer en futuras generaciones, sirviéndole a él asÃ,
como sus ángeles caÃdos.
Verdaderamente, Lucifer necesitaba apoyo de los ángeles caÃdos, pero también de los hijos de nuestro Padre celestial, naciendo de su imagen para que sean su semejanza en su nueva tierra, llenándola de glorias interminables, y asÃ, él tenga poderes
reales, desafiando a nuestro Padre celestial y a su Hijo amado: pero él estaba equivocado, porque no existen tales poderes para desafiar al Padre. Ciertamente, Lucifer hizo que la serpiente fuese la mejor amiga de Eva en el paraÃso, hablándole siempre
a ella del fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal, y asÃ, ella le dé finalmente a Adán a comer junto con sus hijos, haciendo que ellos se tornen hacia el lado de Lucifer, sirviéndole siempre en pecado y en rebelión
continuamente.
Además, Lucifer estaba hambriento por poder, que él obtendrÃa de nuestro Padre celestial, porque Él siempre ha sido la fuente de toda bendición, riquezas y vida eterna para sus huestes angelicales y, ahora, para Adán y Eva junto con sus hijos de
generaciones venideras, y asÃ, él, de algún modo, conquistar el reino angelical para promover su voluntad malvada aún mucho más que antes. Realmente, aquà es cuando, Adán y Eva comieron del fruto prohibido, que nuestro Padre celestial les habÃa
avisado de jamás comerlo, porque comiéndolo, entonces, ellos cesarÃan de vivir con su naturaleza divina, que es su vida eterna junto con todas las riquezas de la gloria angelical que les pertenecen a ellos gozarlos por una eternidad entera, si sólo,
ellos se mantienen fieles a Él.
Ciertamente, este es el dÃa, que Adán y Eva junto con sus hijos no solamente comieron del fruto prohibido, que tuvieron que ser removidos de las riquezas cotidianas de la vida eterna del reino angelical, como el paraÃso y la tierra, su nueva creación,
pero igualmente, ellos descendieron para morir en la región de los perdidos y maldecidos en la carne pecadora. Legalmente, ellos ya no eran considerados el Templo de su santo nombre fuegos, que al nacer recibieron de la imagen de nuestro Padre
celestial para vivir conforme a semejanza de su Hijo Jesucristo, que es la carne sagrada, el Templo, y lleno de vida eterna del EspÃritu Santo, conociendo únicamente de sus bondades cotidianas, fluyendo hacia ellos por una eternidad, empezando en el
paraÃso.
Verdaderamente, cuando Adán y Eva comieron del fruto prohibido, entonces, ellos empezaron a morir lentamente, porque la naturaleza divina de nuestro Padre celestial falla en vivir en ellos, como resultado, ellos estaban sin el Templo del SEÑOR para
amar, servir y alabar su santo nombre fuegos sobre el monte Sion, y asÃ, ellos vivan junto con sus hijos una vida enriquecida en la tierra. Entendiendo que, al Adán y Eva comer del fruto prohibido, entonces, ellos tuvieron que abandonar el reino de
nuestro Padre celestial de bendiciones cotidianas y de riquezas interminables para vivir en el reino de tinieblas de Lucifer, que es el pecado, enfermedades, conflictos, pobreza y muerte, sirviendo asà al mal cada dÃa en la tierra y hasta que
finalmente mueran sin ver vida nuevamente.
Aquà es cuando: Adán y Eva junto con sus hijos cesaron de ser el Templo, la carne sagrada, con ellos para amar, servir y alabar su santo nombre fuegos ante nuestro Padre celestial y su altar del monte santo de Jerusalén, en donde Él habÃa soñado
siempre establecer su dulce hogar, honrando su santo nombre para siempre eventualmente con todos sus hijos. Ya que, el cuerpo de Adán y Eva junto con los hijos es alimentando por el fruto prohibido, haciendo que ellos reciban cada pecado de Lucifer y de
sus ángeles caÃdos, fallando todos ellos siempre en gozar de la vida eterna, recibida y conocida de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, y asÃ, ellos solamente conozcan muerte, pobreza y destrucción finalmente.
Por eso, una vez que Adán y Eva habÃan comido del fruto prohibido, entonces ellos abandonaron su vida eterna en el paraÃso, porque ya no eran el Templo, la carne sagrada, para alabar su santo nombre fuegos sobre el monte santo de Jerusalén, en donde Ã
‰l habÃa determinado ya establecerlo eternamente con grandes honores asombrosos sobre la tierra y con sus hijos amándolo perpetuamente. Ahora, nuestro Padre celestial con el sacrificio, que Él habÃa empezado con su Hijo Jesucristo ante huestes
angelicales sobre la roca de salvación, sobre el monte santo de Jerusalén, porque Él tenia que sacrificar su Cordero antes de crear los cielos, la tierra y darle vida a sus hijos, empezando con Adán, entonces, Él tenÃa que establecerlo enteramente
en la tierra finalmente.
Evidentemente, nuestro Padre celestial necesitaba transferir sus poderes asombrosos de la gloria angelical junto con riquezas que Él siempre ha gozado con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo a la tierra, porque ahora Él iba a vivir con sus
hijos nacidos de su imagen para vivir conforme a su semejanza, la carne sagrada, amándolo a Él toda una eternidad, empezando en Canaán. Visto que, la tierra tenia el Templo para su santo nombre fuegos en la gloria celestial con sus ángeles y con sus
hijos nacidos de su imagen y alma viviente para vivir su vida eterna, enriquecida eternamente ante su presencia, pero ahora, Él tenia que transferir el sacrificio continuo de su Hijo único a Canaán, bendiciendo asà a Adán y a sus hijos nuevamente.
Es decir, que nuestro Padre celestial tenia que restaurar no solamente a Adán y a Eva e hijos a su carne sagrada y su sangre expiatoria, haciéndolos nuevamente el Templo de su santo nombre fuegos, en donde ellos le servirán a Él y a su santo nombre
con poderes del EspÃritu Santo, fluyendo por todos ellos siempre, conquistando asà nuevas glorias en la tierra. Realmente, la tierra entera habÃa sido contaminada por el pecado de Adán y Eva, por ende, ellos fallaron en vivir la naturaleza de nuestro
Padre celestial, que es su vida eterna y bendiciones cotidianas, además, ellos estaban prohibidos comer del fruto del árbol de la vida, porque si ellos comÃan de él, entonces vivirÃan para siempre en pecado y en el infierno tormentoso.
Verdaderamente, el asombroso amor infalible de nuestro Padre celestial por sus hijos, empezando con Adán y Eva, continuó fuerte como siempre, aunque ellos habÃan pecado en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo al comer del fruto
prohibido—sin embargo, Él tenÃa un corazón santÃsimo en su pecho que rehusaba abandonarlos, más bien, Él querÃa amarlos mucho más que antes. Además, nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo estaba listo
para descender no solamente a Canaán y vivir allà con sus hijos, aunque ellos pecaron gravemente en contra de él, pero igualmente, Él tenia poderes asombrosos y riquezas y glorias inagotables, entregándoselos con el fin que ellos regresen a vivir
nuevamente victoriosos sobre Satanás y la muerte siempre.
Ciertamente, fue importante para nuestro Padre celestial transferir a la tierra el sacrificio continuo de su Hijo amado, que habÃa empezando en la gloria celestial, pero ahora, Él lo necesitaba en Canaán, porque no solamente Adán y Eva habÃan
descendido a él, pero igualmente, sus hijos para vivir generaciones venideras, ayudándolos asà abundantemente con toda su: gracia, misericordia, verdad y justicia divina. Verdaderamente, nuestro Padre celestial querÃa que sus enemigos sepan,
empezando con Lucifer y sus ángeles caÃdos, incluyendo la muerte y el infierno, que: aunque ellos enviaron su serpiente a engañar a Eva y a Adán y a sus hijos, entonces, como un Padre amoroso y con su corazón santÃsimo continuarÃa amándolos
siempre y hasta que vean todos: vida nuevamente, como si jamás hubiesen pecado antes.
Amorosamente, nuestro Padre celestial con un corazón llenó de su amor asombroso e infalible por sus hijos perdidos a pecados, maldiciones y decepciones de Lucifer, entonces, Él habÃa determinado recuperar la tierra entera, para Él vivir con sus
hijos en generaciones venideras, finalmente Él mismo conquistando el corazón de la tierra con su mismo corazón santÃsimo de su pecho para toda la eternidad celestial. Aquà es cuando: Nuestro Padre celestial trabajo con Abraham, porque Él vio en él
la persona que Él necesitaba, creyendo en su palabra de vida, que Él mismo normalmente le entregarÃa a él tenerla siempre, enriqueciéndolo asà más que los ricos de sus dÃas, porque Él se estaba alistando para empezar un pacto importante,
bendiciendo la humanidad entera con riquezas interminables para siempre.
Francamente, nuestro Padre celestial estaba determinado no solamente a convertir el vientre estéril de Sarah en su corazón santÃsimo, por el EspÃritu Santo, para que su Hijo Jesucristo nazca como Isaac, la carne sagrada, como el Templo de su santo
nombre fuegos, estableciéndolo en la tierra perpetuamente, además, convertir el corazón de la tierra en su corazón santÃsimo, dándoles vida a sus hijos nuevamente. Legalmente, la idea de nuestro Padre celestial por salvar a sus hijos de perdición
eterna fue simple, y esto fue que: porque un hombre que desobedeció, entonces los hijos fueron contaminados con el pecado, sin embargo, con un hombre que obedeció entonces los hijos fueron bendecidos con riquezas interminables, poblando la tierra
entera, como ángeles que jamás conocerán el pecado por toda una eternidad.
Por eso, es que fue importante para nuestro Padre celestial buscar entre las generaciones a una familia dispuesta a oÃr y obedecer sus palabras de vida, descendiendo sobre su hogar con poderes de su amor infalible por sus hijos para vestirlos con
perfecta salvación, en donde Él vivirá eternamente complacido, y este es Isaac—la carne sagrada para salvación eterna de la humanidad entera. Verdaderamente, nuestro Padre celestial necesitaba enriquecer a Abraham grandemente, porque él estaba
entrando a Canaán a vivir una vida rica, que Él serÃa el proveedor de riquezas cotidianas a él y a aquellos viviendo con él, como su esposa Sarah y sus 318 hijos adoptado (comprados por dinero de extraños), pero igualmente, Él le estaba confiá
ndole a él a su único Hijo Jesucristo perpetuamente.
Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba establecer el Templo de su santo nombre, creando glorias, honores y poderes cotidianos, recibiéndolas asà de sus hijos nacidos de Israel y de las naciones de generaciones venideras, porque Él tenÃa que
engrandecer su santo nombre en la gloria angelical y en la tierra igualmente con la humanidad entera—sus hijos que nacen—amándolo por toda una vida—como tú hoy. Visto que, estos son hijos de nuestro Padre celestial, que necesitaba nacer no
solamente de la casa de Israel, pero igualmente de las familias de las naciones con la carne sagrada de Isaac, porque su santo nombre fuegos es honrado en ella para siempre, porque Abraham fue llamado para ser padre de Israel y de muchas naciones, y só
lo por la carne sagrada de Isaac.
Entendiendo que, la carne sagrada de nuestro Padre celestial, que es su Hijo Jesucristo nacido como Isaac, entonces, Él posee poderes para honrar, enriquecer y glorificar su santo nombre fuegos sobre el monte Sion, y asÃ, sus hijos vivan sus
bendiciones cotidianas junto con riquezas cananeas, convirtiéndose asà en personas especiales, complaciéndolo siempre a Él en todo y hasta que su reino venga al mundo. Además, nuestro Padre celestial necesita tener a la tierra entera, endulzada,
dulzura que él derramó sobre ella desde su corazón santÃsimo, como cuando creaba los cielos y la humanidad entera, para que sus hijos vivan su dulzura cotidiana y de sus riquezas interminables, que es su vida eterna que tú tienes que gozarla y hasta
que finalmente Canaán sea conquistada, como su dulce hogar.
Realmente, la tierra dulce, luego desapareció en el pecado, porque Lucifer y la serpiente engañaron a Eva junto con Adán y sus hijos, haciendo que la dulzura de la tierra se desvaneciera paulatinamente y hasta desaparecer enteramente, sin embargo, con
la carne sagrada de Isaac, reemplazando la carne pecadora de Adán, entonces la dulzura regresa nuevamente, pronto, quedándose contigo y con tus amados perpetuamente. Históricamente, la tierra perdió su dulzura, dulzura que tenÃa cuando nuestro Padre
celestial la creaba con sus cosas en ella, porque todo lo creado por Él en la tierra, entonces, Él veÃa que era bueno, como en muy dulce, asà como Él es dulce en el cielo con sus ángeles, y asÃ, sus hijos gocen su dulzura cotidiana en todo su
nuevo reino.
Además, esta es dulzura, que la tierra entera gozó varias veces, que regresara instantáneamente, pronto, si cada hombre, mujer, niño y niña de las naciones, empezando con Israel, finalmente obedecen sus palabras vivas en la carne sagrada de Isaac y
en su EspÃritu Santo en un bautismo en agua, en donde tú honraras, glorificaras y enriquecerás su santo nombre fuegos perpetuamente en tu vida finalmente. Realmente, con un bautismo en agua, que tú harás con tus amados, vecinos y amistades de
siempre, entonces, tú habrás honrado el santo nombre fuegos de nuestro Padre celestial para siempre sobre el monte santo de Jerusalén, porque tienes que honrarlo, llenando asà Canaán con dulzura, que está siempre allà ya: endulzando tu hogar, tu
tierra natal y la tierra entera también postreramente.
Verdaderamente, fue importante para nuestro Padre celestial establecer su Templo en Canaán, porque la gloria de su santo nombre fuego necesitaba ser amada, servida y alabada por sus hijos naciendo del vientre estéril de Sarah como Isaac inicialmente,
por el EspÃritu Santo, pero igualmente, por familias de toda la tierra, reemplazando asà la carne pecadora por la carne sagrada que lo honra a Él eternamente. Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba establecer su Templo en la tierra, asà como
en su gloria angelical, porque Él necesitaba su santo nombre fuegos amado, servido y adorado sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán, destruyendo asà tinieblas de Lucifer, que nacen de su corazón malvado para destruir todo lo que Él ha creado
para sus amados, como tú y yo hoy en dÃa.
Cordialmente, nuestro Padre celestial anhela por una tierra liberada completamente de Satanás y del satanismo, satanismo sirviéndole a él con sus ángeles caÃdos en brujerÃas, que han devastado toda vida humana desde siempre, porque ellos están en
Canaán, trabajando para establecer el infierno tormentoso en él, destruyendo finalmente toda vida humana, y asÃ, nuestro Padre celestial no logre su reino en Canaán, como planeado. Ciertamente, la humanidad entera ha fallado en tener un Templo para
nuestro Padre celestial, que ellos necesitaban para recibirlo a Él no solamente por su amor, como Padre y Hacedor, pero también, Él necesitaba alimentarlos de su Mesa santa el pan de vida, que Adán y Eva fueron llamados para comer de él inicialmente
en el paraÃso, en vez, ellos comieron del fruto prohibido.
Evidentemente, fue importante para nuestro Padre celestial establecer su Templo del reino angelical en Canaán, que es su Hijo Jesucristo inmolado desde antes de la fundación del mundo, como el pan y vino, que sus hijos comen diariamente para ver vida
nuevamente con salvación perfecta, enriquecidos todos con poderes: que en la eternidad descubrirán nuevas riquezas, glorias y santidades jamás tocadas por el pecado. Realmente, estas son glorias, poderes y riquezas allá afuera, que nuestro Padre
celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo necesitan conquistarlas, pero hacerlo todo asà contigo bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre fuegos: Bautismo, que te entrega la carne sagrada de Isaac para hacer sus obras
posibles diariamente en la tierra—enriqueciéndote asà a ti grandemente siempre, empezando ahora.
Verdaderamente, ya bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, entonces, tú serás su hijo, como Isaac lleno de riquezas asombrosas, poderes y glorias interminables, honrándolo a
Él junto con su santo nombre fuegos eternamente—por ende, tú eres su Templo en la carne sin pecado en la tierra para la eternidad. Considerando que, Abraham falló en tener un altar para amar, servir y alabar a nuestro Padre celestial y su santo
nombre, porque: su Hijo Jesucristo, como el Cordero inmolado desde de la fundación del mundo, necesitaba descender, por ello, Él tenÃa que tener a Abraham sacrificando tres vÃctimas sobre la roca de salvación, y asÃ, su Hijo amado sea su Templo en
Canaán finalmente.
Por eso, es que, cuando Abraham conducida los tres sacrificios con sus mitades opuestas una a otra junto con dos aves sin cortar, salpicados con sangre expiatoria, sobre la roca de salvación, entonces, fue hecho asÃ, para que nuestro Padre celestial
regrese con su madero, que serÃan los hijos prometidos junto con los de las familias de las naciones, expiando todo pecado perpetuamente. Legalmente, el árbol que nuestro Padre celestial le trajo a Abraham vino: expiando, juzgando y perdonando tus
pecados y los de tus amados, vecinos y amistades, porque tú naciste para pasar por puertas enemigas, postes del infierno, pero con Israel antiguo tornándose en una carne sagrada con las naciones entonces tú pasaras por estas puertas amigas, la cruz,
hacia glorias celestiales, eternamente justificado.
Por lo tanto, ya bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, entonces, tú habrás cumplido con sus mandamientos santÃsimos, honrándolo a Él con su santo nombre fuegos sobre el
monte santo de Jerusalén, en Canaán: y su roca salvadora será tuya enteramente: amando a nuestro Padre celestial toda una eternidad. Legalmente, nuestro Padre celestial necesita tener la roca de salvación junto con sus tres sacrificios y sus mitades
opuestas una a otra y con sus dos aves sin cortar, cubriendo todo pecado con sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo, renacido y sin relación al pecado, como su Templo de su santo nombre fuegos, en Canaán y para toda la tierra por generaciones
venideras.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba tener su Templo de su santo nombre fuegos establecido en Canaán y sin relación al pecado de todas las familias de las naciones, empezando con Abraham y con su esposa Sarah, para que su Hijo Jesucristo nazca
como Isaac de su vientre estéril, por poderes del EspÃritu Santo, convirtiendo su vientre en su corazón santÃsimo y fiel para siempre. Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de
Sarah, por el EspÃritu Santo, entrando en su vientre, tornándolo en su corazón santÃsimo para que su Templo nazca en Canaán, y asÃ, Israel junto con las familias de las naciones renazca con su vida eterna en los últimos dÃas eternamente
justificados en su carne sin pecado.
En otras palabras, al nuestro Señor Jesucristo nacer del vientre estéril de Sarah como Isaac, por poderes del EspÃritu Santo, entonces, su vientre fue sanado, asà como el corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial, porque su Hijo es el Templo a
su santo nombre fuegos, además, sus hijos prometidos serán toda la casa de Israel junto con las familias de las naciones para siempre. Por consiguiente, nuestro Padre celestial empezó a otorgar su vida eterna a Abraham y a su familia, como Sarah y sus
hijos adoptados junto con sus vecinos y amistades, al convertir el vientre estéril de Sarah en su corazón santÃsimo, por poderes de su EspÃritu Santo: logrando que sus hijos vivan por generaciones futuras sin relación al pecado—pero si se bautizan
todos en agua.
Entendiendo que, nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo Jesucristo naciendo como Isaac del vientre estéril de Sarah, que se habÃa convertido en su corazón santÃsimo, por poderes del EspÃritu Santo que entraron en él, y asÃ, su Hijo sea su carne
sin pecado, los huesos inquebrantables y su sangre expiatoria no solamente para Israel entero, pero igualmente para las naciones, para siempre. Realmente, lo que nuestro Padre celestial logró con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo en el vientre
estéril de Sarah, fue establecer su Templo en Canaán, llenando asà la tierra y su humanidad entera con asombrosas glorias, poderes y riquezas, por ello, Él necesitaba convertir el corazón de la tierra en su mismo corazón santÃsimo, asà como su
dulce hogar celestial y eterno.
Definitivamente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a Abraham sacrificando tres carneros con sus mitades opuestas una a otra junto con dos aves sin cortar sobre la roca de salvación, salpicados con sangre expiatoria, para Él hacerlo todo
nuevamente, pero sobre el monte Sion, en Canaán, y con su Hijo Jesucristo clavado a su cruz, derramando vida eterna, salvando a sus hijos instantáneamente. Considerando que, al nuestro Padre celestial tener a su Hijo Jesucristo naciendo del vientre estÃ
©ril de Sarah, convertido en su corazón santÃsimo por el EspÃritu Santo, entonces, Él les darÃa vida sin pecados a sus hijos prometidos, empezando con Isaac, su Templo, introduciéndolos asà a Canaán, porque si tú renaces de su corazón santÃ
simo entonces es para que tú habites en Canaán siempre.
A tiempo, nuestro Padre celestial tenia que hacerlo todo nuevamente en el corazón de la tierra, al tener la casa de Israel descendiendo a ella con su roca de salvación y sus tres sacrificios y con sus mitades opuestas una a otra y con dos aves sin
cortar, porque ellos iban a conquistar las puertas de sus enemigos y con sus ciudades para siempre. Esto significaba conquistar no solamente la humanidad entera del pasado y del futuro, pero igualmente toda la tierra, porque Él crearÃa todo nuevamente,
reemplazando lo antiguo, porque las cosas en su nueva tierra serán creadas sin relación al pecado, y asÃ, Él vivir su vida amorosa de Padre con sus hijos, gozando de riquezas, paz y alegrÃas sin fin por una eternidad entera.
Realmente, al Israel antiguo descender al Valle de los huesos secos, conquistando las puertas de sus enemigos junto con sus ciudades, entonces, ellos descendieron mordidos por serpientes venenosas, clavándolos a puertas del infierno y las familias de
naciones antiguas ya pagando por sus pecados y por no bautizarse en agua, y asÃ, ellos fueron uno con Israel y con su carne sin pecados para siempre. Esta es la semilla que nuestro Padre celestial plantó en Canaán, para que naciones del pasado y del
futuro renazcan con la carne sin pecados que habÃa expiado, juzgado y cubierto pecados con sangres de carneros, que las puertas enemigas aparecieron conquistadas eternamente sobre el monte santo de Jerusalén, tu cruz, endulzándote, y su Hijo
Jesucristo derramando su sangre expiatoria con perfecta salvación eterna.
Por eso, bautizado ya en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, entonces, tú habrás cumplido con sus mandamientos, pero igualmente honrado su santo nombre fuegos para siempre sobre el
monte santo de Jerusalén, y asÃ, tú con los tuyos gocen de riquezas cananeas hasta que su reino venga al mundo. Realmente, nuestro Padre celestial tuvo a Abraham conduciendo sus tres sacrificios con sus mitades opuestas una a otra junto con dos aves
sin cortar sobre su roca redentora, salpicados con sangre expiatoria, ofreciendo a su único hijo Isaac, como ofrenda encendida antes de nacer fÃsicamente, además el vientre estéril de Sarah se tornarÃa en el corazón santÃsimo del Padre, dándole
vida a Israel, empezando con Isaac.
Bien, esto es exactamente lo que nuestro Padre celestial necesitaba hacer nuevamente en Canaán y sobre el monte santo de Jerusalén, desplegando sobre su altar sus tres sacrificios antiguos con su Hijo Jesucristo en medio de ellos: bautizado en el Jordá
n por Juan y victorioso sobre Satanás y la muerte finalmente, convirtiendo el corazón de la tierra como el suyo, santÃsimo, para siempre. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos renaciendo del corazón de la tierra, convertido en
su corazón santÃsimo, por el EspÃritu Santo en él, asà como sucedió en el vientre estéril de Sarah, sus hijos naciendo de su corazón santÃsimo en la carne sin pecado, nacida de Él inicialmente con vida eterna en Canaán: y asÃ, sus hijos vivan
con Él, eternamente enriquecidos.
Ciertamente, el deseo del corazón de nuestro Padre celestial es que cada hombre, mujer, niño y niña regresen a Él, pero en la carne sin pecado, nacida de Él por el EspÃritu Santo, como Isaac, y asÃ, ellos sean perfectos y santos, asà como Él lo
es siempre, para no ver pecado jamás sino solamente su amor asombroso llenando la eternidad con riquezas inagotables. Realmente, nuestro Padre celestial ha logrado todo lo que era posible y hasta lo imposible por ti, para que tú seas de cabeza a tus
pies perfecto y santo, asà como Él lo ha sido siempre ante sus huestes angelicales y con su familia divina, y asÃ, tú únicamente conozcas dulzuras, paz, prosperidad y alegrÃas sin fin, empezando en tu hogar hoy.
Abiertamente, nuestro Padre celestial ya te ha bendecido a ti con riquezas en la carne de Isaac, nacida de Él, para que tú la tengas hoy, bautizado en tu bañera de tu hogar, porque sumergido en ella, entonces, tú emergerás del agua con nuestro Padre
celestial y con su EspÃritu Santo, caminando hacia cada bendición y hasta que tú seas enriquecido grandemente para siempre. Ya que, nuestro Padre celestial tiene todas las riquezas que tú siempre necesitaras junto con Israel y las familias de las
naciones, incluyendo aquellas familias antiguas en el infierno, porque ellas regresan a vivir nuevamente con Él en su reino angelical, que estará finalmente descendiendo enteramente a Canaán para encontrarse contigo, abrazándote, y asÃ, tú no te
alejes de Él ni hoy ni nunca.
Amorosamente, nuestro Padre celestial es tu amado Padre y de tus amados, vecinos y amistades, incluyendo tus antepasados probablemente perdidos en el infierno, pero con su cruz Él los ha recogido en la carne sagrada con su santo nombre fuegos, clavado a
ellos eternamente bendecidos, porque su Hijo Jesucristo derrotó a Satanás, la muerte y el mundo entero, y asÃ, ellos vivan nuevamente, pronto. Considerando que, para regresar a la vida eterna de nuestro Padre celestial, entonces, no solamente Adán y
Eva renacieron del corazón santÃsimo de su Hijo Jesucristo como Isaac finalmente derramando su sangre expiatoria hacia el corazón de la tierra, en Canaán, convirtiéndola en su corazón santÃsimo, y asÃ, sus hijos renazcan en la carne sin pecado,
en poderes y en su EspÃritu Santo.
Realmente, únicamente en la carne sin pecado de nuestro Padre celestial, saliendo de Él por su EspÃritu, entonces fue asÃ: haciéndote a ti su hijo hoy, asà como su Hijo amado y su EspÃritu Santo pertenecen a Él, incluyendo Israel y las naciones,
y asÃ, tú vivas su vida eterna llena de sus bendiciones cotidianas, poderes y alegrÃas en tu hogar y con tus amados. De otra manera, es imposible retornar a la vida eterna de nuestro Padre celestial y su glorioso reino angelical, porque tú tienes que
haber tenido ya tus pecados lavados por su Cordero, que es su Hijo Jesucristo que nació como Isaac inicialmente del vientre estéril de Sarah, convertido en su corazón santÃsimo, y asÃ, tú renazcas con vida eterna hoy para la eternidad.
[continued in next message]
--- SoupGate-Win32 v1.05
* Origin: fsxNet Usenet Gateway (21:1/5)