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    From valarezo@21:1/5 to All on Fri Jun 19 16:17:33 2020
    Sábado, 20 de Junio, 2020 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

    La IMAGEN del PADRE RESTAURADA en CANAÁN y en TI: MIEL fluye por toda la TIERRA hoy:

    Cortésmente, nuestro Padre celestial había llamado a Abraham a abandonar a sus padres y tierra natal por Canaán, que Él personalmente le mostraría a él junto con sus amados para vivir allí, porque Él tenia que empezar su familia divina con él,
    en donde Él restauraría su imagen en las familias de las naciones, que había sido perjudicada por el pecado, empezando con él. Por cuanto, nuestro Padre celestial necesitaba a alguien que había creído en Él y en su palabra viva para lograr un
    sacrificio muy importante en Canaán, que iba a tocar el corazón, alma, mente, cuerpo y espíritu humano de cada hombre, mujer, niño y niña de las familias de las naciones, y así, Él establecer su vida eterna con todos ellos eternamente finalmente.

    Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba a Abraham listo para sacrificar a su propio hijo Isaac sobre la roca de salvación antes que nazca del vientre estéril de Sarah, por poderes el Espíritu Santo, para que él finalmente derrame su sangre
    expiatoria sobre el monte Sion, en Canaán, llenando así la tierra entera con su vida eterna, destruyendo a Satanás, infiernos y muerte infinitamente. Considerando que, sin la muerte de Satanás y de sus ángeles caídos junto con el ángel de la
    muerte en Canaán, entonces, iba a ser imposible quitar el pecado, además difícil de llenar la humanidad entera con su salvación perfecta, que únicamente puede obtenerse en su Hijo Jesucristo nacido como Isaac con la carne sagrada, los huesos
    inquebrantables y la sangre expiatoria.

    Aquí es cuando, nuestro Padre celestial le otorgó a Abraham su roca de salvación para sacrificar a su único hijo Isaac antes de que él lo recibiese del vientre estéril de Sarah, por poderes del Espíritu Santo, para que él viva su vida eterna que
    llenaría las familias de las naciones con glorias infinitas para siempre, empezando en Canaán para todos en la tierra. Verdaderamente, nuestro Padre celestial necesitaba vivir su vida eterna junto con su Hijo Jesucristo nacido como Isaac, pero
    igualmente con su Espíritu Santo, y así, Él mismo llenarlo todo diariamente con su grandeza de su amor asombroso e infalible para con Abraham y sus hijos prometidos de generaciones venideras, bendiciendo infinitamente a cada hombre, mujer, niño y niñ
    a de las familias de las naciones.

    Además, la perfecta salvación de nuestro Padre celestial necesitaba tocar a Abraham, Sarah y a sus hijos naciendo de su vientre estéril, por el Espíritu Santo, porque ellos iban a renacer del corazón de la tierra, como una carne sagrada con todas
    las naciones del pasado y del futuro, uniéndose así a su Hijo Jesucristo nacido de la hija virgen de David con salvación eterna. Ya que, esta fue la única manera posible para nuestro Padre celestial sanar su imagen santísima en su Hijo Jesucristo,
    dañada por soldados romanos, cuando golpeaban su rostro con sus puños por culpa de sus hermanos y de sus hermanas por haber comido del fruto prohibido, y así, Él mismo sanar su imagen divina en cada hijo suyo, pero sanándolos con salvación perfecta
    eternamente.

    Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba a Abraham sacrificando tres carneros con sus mitades opuestas una a otra junto con dos palominos sin cortar sobre la roca de salvación, salpicada con sangre expiatoria, porque Él enviaría a sus hijos,
    empezando con su Hijo Jesucristo nacido como Isaac al corazón de la tierra, para conquistar las puertas del infierno tormentoso por amor a la humanidad entera. Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba poseer las puertas de sus enemigos junto con
    sus ciudades, por ello fue muy importante que toda la casa de Israel descienda al corazón de la tierra para conquistar a Canaán para siempre, y así, Él finalmente empezar su nuevo reino de su amor infalible por toda vida humana en la tierra hacia la
    eternidad venidera.

    Sin embargo, nuestro Padre celestial necesitaba vivir primero con cada hombre, mujer, niño y niña en la carne sagrada y sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, porque luego ellos
    renacerían del corazón de la tierra nuevamente, pero con las familias de las naciones y con salvación eterna, viviendo en Canaán eternamente enriquecidos. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba ver a cada uno de Israel y de las familias de las
    naciones viviendo su vida eterna con Él mismo, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo en Canaán, para observar si existiría alguno problema del pecado en el futuro, y así, Él lidiar con él, destruyéndolo—pero Él jamás encontró ninguno pecado
    en ellos hasta hoy.

    Para nuestro Padre celestial fue importante vivir con Abraham junto con Sarah y sus hijos de generaciones futuras, pero igualmente con las naciones del pasado y del futuro, para luego llamar a Abraham al monte Sion, descansando sobre el Moriah,
    ofreciendo su misma vida eterna vivida en Canaán por su hijo Isaac hacia la gloria angelical, porque Él había aprendido amarla ya eternamente. Aquí es cuando, nuestro Padre celestial pudo vivir su vida eterna contigo y con tus amados junto con su
    Hijo Jesucristo nacido como Isaac en el hogar de Abraham, en tierra santa, y así, tú la recibas en estos días, por poderes del Espíritu Santo, bautizado en agua, porque necesitas renacer para entrar a Canaán eternamente enriquecido.

    Ciertamente, nuestro Padre celestial ya te ha bendecido sobre todo entendimiento humano, porque Él te ha otorgado no solamente la carne sagrada y la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo como Isaac nacido del vientre estéril de Sarah, por el Espí
    ritu Santo, pero igualmente, Él te ha entregado poderes para bautizarte en agua, y así, tú vivas riquezas cotidianas de Canaán en tu hogar. Es decir, que nuestro Padre celestial te ha entregado a ti junto con tus amados, incluyendo vecinos y
    amistades de alrededor del mundo, riquezas de la gloria celestial para que tú mismo las vivas con tus amados y amistades igualmente, porque Él necesita enriquecer su santo nombre fuegos en tu diario vivir de tu hogar y en tu tierra natal, para siempre.

    Aquí, nuestro Padre celestial te bendijo ya con riquezas angelicales, cuando su Hijo Jesucristo nació como Isaac de Sarah, por el Espíritu Santo, entonces, Él lo hizo así para vivir su vida eterna con hijos de Abraham, además, luego hacerlos
    renacer en la carne sagrada nuevamente del corazón de la tierra, como una familia con las naciones para vivir nuevamente en Canaán, eternamente enriquecidos. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba a cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y
    de las familias de las naciones renacidos en la carne sagrada, que había conducido rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac, y así, ellos renazcan, como uno en la carne de Isaac, para que su santo nombre fuegos sea honrado al
    fin, enriqueciéndolo poderosamente en Canaán.

    Legalmente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a su Hijo Jesucristo viviendo como Isaac con Abraham y con sus amados, llamándolo luego al monte Sion, descansando sobre el Moriah, porque Él mismo había vivido su vida eterna con cada uno
    de ellos de Israel y de las naciones, que Él necesitaba darles vida nuevamente, pero sobre su altar y con salvación perfecta. Estos son poderes del Juramento a Isaac, que nuestro Padre celestial había derramado sobre la carne sagrada y sangre
    expiatoria de Isaac, porque Él junto con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo habían vivido su vida eterna con cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, que Él jamás vio pecado en ellos nuevamente, por una eternidad entera.

    Postreramente, nuestro Padre celestial llamó a Abraham con Isaac al monte Sion, descansando sobre el Moriah, ofreciendo a su único hijo hacia Él en su gloria celestial, porque así sería como Él recibirá a cada hombre, mujer, niño y niña de
    Israel y de las naciones, que Él mismo había vivido su vida eterna sin ver pecado en ellos jamás, por una eternidad entera. Esto significa también, que nuestro Padre celestial había vivido ya su vida eterna con Abraham y Sarah junto con sus hijos de
    generaciones futuras, en Canaán, porque cuando Él vivió con ellos su vida eterna junto con océanos de amor, gozos y alegrías inagotables de su roca salvadora, entonces, Él vivió contigo también para hacer que entres hoy a su gloria angelical,
    eternamente enriquecido.

    Definitivamente, nuestro Padre celestial ya ha vivido su vida eterna contigo y con tus amados, vecinos y amistades de alrededor del mundo, no importando jamás su fe religiosa, porque en el Juramento a Isaac, como el reposo del Sábado, Él falla en ver
    pecado en todo Canaán; por ende, Él te ha llevado al cielo eternamente redimido, bendecido y enriquecido para siempre. En nuestros días, nuestro Padre celestial te puede tener bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, como Dios
    de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, porque sumergido tú en agua del bautismo, entonces, tú emergerás con Él y su Espíritu Santo en Canaán, en donde tú ya has sido bendecido con riquezas interminables, desde días de Abraham.

    Realmente, nuestro Padre celestial ya te ha bendecido a ti junto con tus amados, vecinos y amistades de cerca y de lejos igualmente, porque Él ha removido el pecado enteramente de todas culturas y fe religiosas, ya sean ellos musulmanes, budistas, hindú
    s, taoístas, cristianos y todos los demás—en el Juramento a Isaac no existe el pecado en ellos jamás, para siempre. Y esto es algo que Satanás junto con sus familias satanistas han escondido con brujerías para que tú no sepas que nuestro Padre
    celestial, su Hijo Jesucristo, como Isaac, junto con su Espíritu Santo ha vivido ya su vida eterna contigo, tus amados, vecinos y amistades, llamándote ya santísimo, así como su Hijo amado lo es eternamente, enriquecido en Canaán, para siempre.

    Legalmente, nuestro Padre celestial te declaró ya su hijo e hija, por poderes del Juramento a Isaac derramado por su corazón santísimo sobre el monte Sion, descansando sobre el Moriah, su único altar santísimo, en donde Él llamó a Abraham a
    ofrecer a su único hijo Isaac, como una ofrenda encendida hacia Él y su gloria angelical, y así, tú vivas enriquecido hoy en Canaán. Por ende, nuestro Padre celestial ya ha vivido contigo, con tus amados, vecinos y amistades riquezas diarias de su
    vida eterna y de la gloria angelical en Canaán, y cuando tú te bautizas en agua, invocando su santo nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, tú vivirás su vida eterna enriquecida para ti inmediatamente—únicamente conociendo amor,
    paz, prosperidad y riquezas cotidianas.

    Por consiguiente, estas riquezas asombrosas, que nuestro Padre celestial ha entregado a sus hijos de Israel y de las familias de las naciones ha sido posible, porque Abraham obedeció su llamado para sacrificar a su único hijo Isaac sobre la roca de
    salvación junto con carneros y dos aves sin cortar, salpicados con sangre expiatoria, y así, Isaac nazca sin pecado finalmente en Canaán. Efectivamente, nuestro Padre celestial tenía que haber tenido a su Hijo Jesucristo inmolado desde la fundación
    del mundo, porque Él necesitaba que Abraham lo sacrifique sobre su roca de salvación junto con carneros y dos aves sin cortar en Canaán, salpicados con sangre expiatoria, y así, él renazca nuevamente del vientre virgen de la hija de David,
    salpicando sangre santísima sobre sus hermanos últimamente.

    En otras palabras, nuestro Padre celestial tenía que haber tenido a Abraham sacrificando a su único hijo Isaac sobre la roca de salvación junto con carneros y dos aves sin cortar, salpicadas con sangre expiatoria, antes que él nazca del vientre esté
    ril de Sarah, por poderes del Espíritu Santo, y así, tú tengas vida eterna hoy en Canaán y con riquezas, poderes y alegrías interminables. Como resultado, nuestro Padre celestial te llamó desde la fundación del mundo no solamente a creer en su
    salvación asombrosa, que Él hizo que Abraham y con su único hijo Isaac la ejecutasen en Canaán, pero igualmente, Él te llamó a bautizarte en agua, para que entres en su dulce hogar (Canaán) hoy, gozando de su amor infalible, poderes, alegrías y
    riquezas insondables.

    En adición, tú tienes que entrar a su dulce hogar en Canaán, sobre su altar, que es el monte Sion, y con su imagen divina restaurada en ti ya, porque tú tienes que ser, así como Él es ante sus huestes angelicales del reino, y esto es posible
    contigo hoy, cuando tú renaces del bautismo en agua, únicamente invocando la perfecta santidad de su nombre. Presentemente, bautizado en agua, entonces, tú estarás invocando la perfecta santidad de su nombre, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y
    Dios de Jacobo, quitando así tus pecados permanentemente, y así, su imagen divina, como desde donde tú naciste inicialmente sea restaurada en ti hacia la eternidad, logrando poderlo ver a Él solamente con su imagen restaurada en ti al fin, para
    siempre.

    De otro modo, tú fallaras en ver a nuestro Padre celestial en su dulce hogar, en Canaán, sobre el monte Sion, porque su imagen divina en ti tiene que estar restaurada en su perfecta santidad, como cuando tú naciste inicialmente de Él en el cielo—es
    decir—que su imagen en ti tiene ser como la de Él, cuando estés en su presencia santísima. Por eso, gente antigua fallaba en ver a nuestro Padre celestial, porque si ellos lo hubiesen visto a Él con su imagen en ellos destruida, distorsionada
    porque Adán y Eva comieron del fruto prohibido en el paraíso, entonces, ellos hubiesen muerto, quizá eternamente—por ende, fue peligroso en aquellos días y lo es hoy, verlo a Él con nuestro rostro desfigurado por el pecado.

    Porque es importante para nuestro Padre celestial tener a sus hijos renacidos en el bautismo en agua de Israel y de las familias de las naciones, ya sean ellos musulmanes, budistas, hindús, cristianos o cualquier otra fe del mundo, porque renacidos del
    bautismo en agua entonces su imagen es instantáneamente restaurada en ellos, para ver su rostro divino algún día pronto. Dado que, nuestro Padre celestial necesita a cada hijo suyo con su imagen divina restaurada en ellos por completo, por poderes del
    Juramento a Isaac, que ellos recibirán instantáneamente, al sumergirse en el agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, y así, ellos emerjan del agua, bautizados, entrando al fin a su vida eterna, enriquecidos ya por toda una eternidad
    venidera.

    Puesto que, esto fue exactamente lo que sucedió, cuando su Hijo Jesucristo fue clavado sobre la cruz del monte santo de Jerusalén, en Canaán, porque soldados romanos deformaron su rostro, cubriendo su rostro con un velo y golpeándolo con sus puños,
    haciendo que él reciba heridas terribles en su rostro, que otros ya no lo reconocían como antes. Realmente, nuestro Señor Jesucristo fue desfigurado por puñetazos de soldados romanos sobre su rostro, pagando así por pecados de sus hermanos y por sus
    hermanas yaciendo en el Valle de los huesos secos, y así, el rostro del Padre celestial sea restaurado en ellos, entrando finalmente a su presencia del Lugar Santísimo, para ser recibidos finalmente por Él mismo, como sus hijos legítimos.

    Por eso, cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones necesitaban tener la imagen divina de nuestro Padre celestial restaurada en ellos, para que todos no solamente sean aceptados en el Lugar Santísimo, en Canaán, pero igualmente, ver
    vida eterna en la gloria angelical, viviendo continuamente en su amor infalible, paz y riquezas de su nueva tierra por manifestarse pronto. Misericordiosamente, fue importante para nuestro Padre celestial tener el rostro de su Hijo Jesucristo desfigurado
    por soldados romanos, cuando ellos le daban de puñetazos en su rostro, pagando así por todos por haber comido del fruto prohibido, pero igualmente, sanar su imagen divina en él y en los demás también por todo Israel y las naciones, perdonando todo
    pecado en todos ellos para siempre.

    Considerando que, nuestro Padre celestial había enviado a su Hijo Jesucristo a nacer como Isaac del vientre estéril de Sarah, por poderes del Espíritu Santo, para que él nazca en la tierra con su imagen intacta, y así, Abraham tenga su imagen en él
    restaurada, cuando él fue llamado al monte Sion, descansando sobre el Moriah, declarándolo así a él finalmente Justo perpetuamente. Milagrosamente, nuestro Señor Jesucristo nació como Isaac para restaurar la imagen de nuestro Padre celestial en
    Abraham, pero igualmente, en cada hombre, mujer, niño y niña de las naciones yaciendo en sus infiernos tormentosos, eternamente maldecidos por Satanás y la muerte, para Él mismo luego bendecirlos, cuando sanaba su imagen santísima en su Hijo amado
    primero, clavado a ellos en la cruz, en Canaán.

    Realmente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a Abraham sacrificando tres carneros con sus mitades opuestas una a otra junto con dos aves sin cortar sobre su roca de salvación, salpicándolos con sangre expiatoria, y así, él mismo
    ofrezca a su único hijo Isaac, como ofrenda encendida hacia Él sobre su altar, recibiendo así su imagen santísima en él (Abraham) finalmente restaurara infinitamente. Positivamente, nuestro Padre celestial necesitaba a Abraham y a sus amados
    viviendo con su único hijo Isaac, que nació en Canaán para restaurar su imagen con su siervo Abraham, pero igualmente con sus hijos de generaciones futuras de Israel y de las naciones, y así, todos ellos lo amen, sirviéndole y adórenle a Él con su
    imagen restaurada en ellos al fin, para siempre.

    Realmente, tú fallaras en amar, servir y alabar a nuestro Padre celestial con su imagen santísima en cada hijo suyo destruido por el fruto prohibido, pecado y espíritu de error, por ello, su Hijo Jesucristo nació como Isaac con su perfecta imagen,
    restaurándola en Abraham, pero igualmente en todos los demás por toda la tierra, y así, ellos le sirvan a él finalmente. En verdad, al tener nuestro Padre celestial a su Hijo Jesucristo con su rostro santísimo, destruido por golpes de soldados
    romanos, entonces, cuando él fue clavado al madero, que es Israel antiguo con las familias de las naciones del pasado y del futuro, inmediatamente, Él sanó el rostro de su Hijo amado y la de todos los demás, removiendo el pecado del mundo entero
    finalmente.

    Además, nosotros conocemos que nuestro Padre celestial sanó el rostro desfigurado de su Hijo Jesucristo por golpes de soldados romanos, porque en día de resurrección con toda la casa de Israel levantándose para ver al SEÑOR, entonces, María lo
    encontró en el Jardín, en donde reposaba su cuerpo, y ella no se estremeció al ver su rostro desfigurado, pero lo reconoció en su perfección. Es decir, también que cuando nuestro Padre celestial sanó el rostro desfigurado de su Hijo Jesucristo por
    puñetazos de soldados romanos, entonces, Él siguió sanando el rostro desfigurado de los demás en su Lugar Santísimo, quitando el pecado del mundo eternamente, porque ya el rostro de su Hijo amado fue sanado por Él, entonces, el de todos los demás
    igualmente por toda la tierra.

    Dado que, nuestro Padre celestial no podía perdonar el pecado ni menos quitarlo de la tierra entera hasta que su imagen fuese sanada en su Hijo Jesucristo, pero igualmente, en cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones del pasado y
    del futuro, y así, Él pueda vivir su vida eterna con ellos en su nueva tierra finalmente bendecidos. Por fin, ya la imagen santísima de nuestro Padre celestial restaurada no solamente en su Hijo Jesucristo, pero igualmente, en cada hijo e hija suyo de
    Israel y de las naciones, sólo entonces, el pecado fue quitado de Canaán, reconociéndolos a ellos legítimamente, entregándoles finalmente riquezas abundantemente, gozándolas todos ellos cada día en toda la tierra con perfecta santidad, complacié
    ndolo así a Él, siempre.

    Considerando que, si nuestro Padre celestial hubiese fallado en sanar el rostro de su Hijo Jesucristo, entonces, Él también hubiese fallado en sanar el rostro cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las familias de las naciones, es decir,
    ellos hubiesen fallado en ver vida eterna para gozar de riquezas de Canaán, que existen allí por ti en estos días. Ciertamente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac con su imagen restaurada en la
    tierra finalmente, después de mucho tiempo que Adán y Eva comieron del fruto prohibido, entonces su imagen en sus hijos fue afectada, por ende, ellos no podían amar, servir ni alabarlo a Él y a su santo nombre fuegos con sus rostros desfigurados.

    Por consiguiente, nuestro Padre celestial ha sanado su imagen santísima, atacada en su Hijo Jesucristo por soldados romanos, clavándolo cruelmente a su cruz, que es Israel antiguo con las familias de las naciones sobre su monte santo de Jerusalén, en
    Canaán, para que ellos regresen a vivir nuevamente, enriquecidos con riquezas cananeas que existen solamente allí, para ser disfrutadas por ellos en nuestros días. Entendiendo que, la tierra santa de Canaán puede solamente reconocer la vida eterna de
    nuestro Padre celestial en sus hijos, que la han recibido ya por obras salvadoras hechas por Él, su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo y todo Israel en Canaán, para que ellos reciban sus bendiciones cotidianas, como poderes y riquezas inagotables, en
    donde sea que vivan en nuestra tierra de hoy.

    Ya que, riquezas, poderes, sanidades y otras bendiciones asombrosas de Canaán pueden ser únicamente reconocidas por la vida eterna de nuestro Padre celestial en sus hijos de Israel y de las familias de las naciones, bautizados en agua, invocando la
    perfecta santidad de su nombre, y así, ellos reciban sus sanidades, poderes y riquezas enviadas hacia ellos en sus tierras natales, y sin demora alguna. Y esta es la verdad. Nuestro Padre celestial ya ha quitado el pecado del mundo entero, empezando en
    Canaán, por ende, no hay pecado en su tierra santa, su dulce hogar y, por ello, tú recibas cotidianamente tus bendiciones, sanidades, poderes y riquezas interminables, enviadas a ti hacia tu hogar de tu tierra natal, y así, tú goces de sus riquezas
    siempre y hasta que su reino venga.

    Ciertamente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac, restaurando así su imagen santísima en la tierra, después de que Adán y Eva comieron del fruto prohibido en el paraíso: y como cordero de Abraham,
    restauró la imagen del Padre en él y luego de sus hijos por generaciones venideras, al bautizarse todos ellos en agua postreramente. Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba a todos de Israel, como hijos prometidos de Abraham aun por nacer en
    generaciones futuras, pero igualmente, Él necesitaba también a todas las familias de las naciones con su imagen santísima restaurara en ellos: amando, alabando y exaltando su santo nombre fuegos sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán, quitando
    así el pecado del mundo, para siempre.

    Puesto que, nuestro Padre celestial fallaría siempre de tener su santo nombre fuego amado, alabado y exaltado apropiadamente, así como lo es en la gloria angelical por ángeles, si su imagen no hubiese sido restaurada en Abraham su siervo y en sus
    hijos viviendo en sus generaciones, incluyendo todas las familias de las naciones por nacer en el mundo. Realmente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por poderes del
    Espíritu Santo, y con su imagen brillando con glorias interminables por muchas generaciones, para que sus hijos gocen de su santo nombre y de sus glorias infinitas, más aún, bendecir la tierra finalmente con él, quitando el pecado de ella,
    eternamente.

    Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba no solamente el corazón de la tierra liberado al fin de Satanás, muerte y ángeles caídos, haciéndoles cosas terribles a las familias de las naciones, pero igualmente, Él necesitaba a Canaán liberado de
    pecados, maldiciones, enfermedades, conflictos, guerras, pobrezas y del infierno, para que sus hijos renazcan nuevamente con su imagen santísima intacta en ellos perpetuamente. Ciertamente, nuestro Padre celestial llamó a todos no solamente de Israel,
    pero igualmente, de las familias de las naciones al bautismo en agua, abandonando así la carne pecadora y el espíritu de error por la carne sagrada y el Espíritu Santo, en donde su imagen es completamente restaurada, y así, ellos reciban diariamente
    sus bendiciones, poderes junto con riquezas interminables de Canaán, como siempre.

    Concluyentemente, nuestro Padre celestial necesitaba restaurar su imagen santísima no solamente con Abraham y sus amados viviendo en Canaán, como Sarah junto con sus hijos adoptados, pero igualmente, con sus vecinos y amistades, porque Él iba a
    restaurar su imagen en sus hijos prometidos, descendiendo al corazón de la tierra para restaurarlo desde allí, bendiciendo así la tierra entera finalmente hacia la eternidad venidera. Considerando que, nuestro Padre celestial necesitaba restaurar su
    imagen santa en cada hijo suyo de Israel, pero igualmente de las familias de las naciones ya yaciendo en sus infiernos tormentosos, clavados con serpientes venenosas a postes del infierno junto con sus hijos por nacer en generaciones futuras, y así,
    finalmente tener su imagen restaurara en ellos antes que su nueva tierra nazca.

    Verdaderamente, la nueva tierra de nuestra tierra existe, desde cuando sus hijos de Israel junto con los de las naciones viviendo en generaciones futuras con su imagen santísima restaurada en ellos sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán, al
    rostro de su Hijo Jesucristo desfigurado por nuestros pecados sanar—y, desde entonces acá, su imagen santísima en nosotros está restaurada finalmente para siempre. Ciertamente, nuestro Padre celestial le dijo a Abraham, después de sacrificar sobre
    la roca salvadora tres carneros con sus mitades opuestas una a otra junto con dos aves sin cortar, salpicadas con sangre expiatoria, de que sus hijos serian esclavizados por cuatrocientos años en Egipto, manifestando primeramente su imagen santa,
    restaurada en Isaac junto con él y con sus hijos últimamente en la tierra.

    Definitivamente, hijos de Abraham necesitaban nacer primeramente lejos de Canaán, en Egipto, aunque ellos nacían, heredándola legítimamente para siempre junto con riquezas ya existiendo allí, que no tienen principio ni fin, porque estas riquezas
    enriquecen a Israel y a todas las familias de las naciones, que actualmente le dan glorias, poderes y honras a su santo nombre fuegos sobre el monte Sion, en Canaán. Por cierto, nuestro Padre celestial tuvo a hijos de Abraham naciendo en cautiverio
    egipcio con su vida eterna junto con sus Diez Mandamientos de Israel y de Moisés en su estado virgen, protegidos por poderes del Juramento a Isaac, para que Él finalmente restaurar su imagen santísima en cada hombre, mujer, niño y niña, destruyendo
    primeramente todo pecado en su bautismo del Mar Rojo.

    Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba a hijos de Abraham recogiendo los pecados de las familias del mundo entero, para luego Él entregarle a Moisés e Israel su santo nombre fuegos, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo para
    abandonar los pecados en el lecho marino del Mar Rojo, porque Israel caminaría hacia su bautismo en agua, invocando su santidad perfecta. Aquí es cuando: Nuestro Padre celestial tuvo a Israel antiguo bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de
    su nombre todopoderoso, abandonando la carne pecadora y el espíritu de error por la carne sagrada y el Espíritu Santo, instantáneamente renaciendo todos ellos con riquezas insondables de Canaán, restaurando eternamente su imagen santísima en ellos
    para toda la eternidad venidera.

    Realmente, Israel caminaba hacia conquistar Canaán, pero antes ellos necesitaban expiar, juzgar y cubrir cada pecado de las familias de las naciones, abandonados ya en el Mar Rojo, para que la imagen santísima de nuestro Padre celestial sea restaurada
    en Canaán junto con cada hombre, mujer, niño y niña: amándolo, sirviéndolo y alabándolo a Él apropiadamente sobre el monte santo de Jerusalén, para siempre. Positivamente, con la imagen de nuestro Padre celestial restaurada en Canaán, porque su
    Hijo Jesucristo destruyó a Satanás, los ángeles caídos y la muerte en cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, entonces, su santo nombre fuegos seria apropiadamente amado, servido y alabando, y seguidamente, Canaán fluirá
    diariamente riquezas insondables, como leche y miel para la tierra entera, endulzándola siempre.

    Realmente, desde cuando nuestro Padre celestial derrotó a Satanás, sus ángeles caídos y la muerte, entonces, no hay pecado en la tierra y en la humanidad entera, porque su rostro divino fue restaurado con perfecta santidad en Canaán,
    maravillosamente, la tierra santa ha sido liberada del pecado, y así, fluya sus riquezas abundantes, como leche y miel hacia ti, tus amados, vecinos y amistades. Empero, Satanás con sus satanistas está allí, bloqueando victorias de nuestro Padre
    celestial en contra de sus enemigos antiguos, que fueron conquistados por Él por medio de su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo y con todo Israel, que estuvieron con Él mismo ejecutando rituales y ceremonias de perfecta santidad, y así, tú seas
    grandemente enriquecido hoy en día en toda la tierra.

    Definitivamente, no hay pecado en las familias de las naciones del mundo entero, empezando en Canaán, porque nuestro Padre celestial lo ha removido con el poder salvador de su Hijo Jesucristo, logrado con su Espíritu Santo, operando poderosamente con
    toda la casa de Israel, y así, todo hombre, mujer, niño y niña vea vida eterna con abundantes riquezas siempre, incluyéndote a ti hoy. Absolutamente, lo que tenemos en Canaán, y en la tierra, es a Satanás con sus familias satanistas haciendo brujer
    as, enviando tinieblas con sus ángeles caídos, influyendo no solamente a ojos de sus hijos, pero igualmente a sus corazones, almas, mentes y espíritu humano, para que tú jamás conozcas que tú ya has sido bendecido, enriqueciéndote grandemente en
    Canaán, desde la antigüedad hacia la eternidad.

    Efectivamente, cuando tú finalmente obedeces a nuestros Padre celestial, al bautizarte en agua en la bañera de tu hogar, invocando la perfecta santidad de su nombre, como Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacobo, entonces, tú serás lavado de
    cada brujería, maldición, enfermedad, virus, pobreza y muerte, restaurando así tu imagen santísima en ti para que recibas riquezas cananeas diariamente siempre. Además, nuestro Padre celestial ya te ha bendecido, empoderándote con riquezas a ti
    junto con tus amados, vecinos y amistades, porque Él quitó el pecado de Canaán, enriqueciéndote a ti siempre con riquezas interminables, sanidad, paz y dulzuras, sin principio ni fin, porque en el Juramento a Isaac el pecado jamás existió, y no te
    tocara jamás en la eternidad, empezando hoy en tu hogar.


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