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All on Fri Mar 27 17:14:44 2020
Sábado, 28 de Marzo, 2020 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
ROCA SALVADORA, llenándote a ti está hoy con Gloria de siempre: Océanos de su AMOR INFALIBLE te entrega, una vez bautizado en agua:
Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba tener a su roca de salvación instalada en Canaán, bendiciendo no solamente a Abraham su siervo, pero igualmente a sus hijos viviendo en futuras generaciones, y asÃ, Él finalmente entregarles a las
familias de las naciones su vida eterna en toda la tierra, viviendo con Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo su gozo de cada dÃa. Aquà es cuando, nuestro Padre celestial encontró a Abraham listo para recibir su roca de salvación para conducir
tres carneros sacrificados con sus mitades opuestas una a otra junto con dos aves sin cortar, salpicados con sangre expiatoria, y asÃ, Él derramar de su vida eterna victoriosa sobre Satanás, el infierno y la muerte perpetuamente sobre el monte santo
de Jerusalén, en Canaán.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba su vida eterna victoriosa sobre Satanás y los ángeles caÃdos junto con la muerte eternamente derrotado con uno de los hijos de Abraham, finalmente viviéndola victoriosamente por todo Canaán para conquistar
el corazón de la tierra, convirtiéndola en su corazón santÃsimo con vida eterna para sus hijos exclusivamente, bautizados en agua, para la eternidad. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba conquistar la tierra primero con los hijos de Abraham
prometidos a él en Canaán, empezando con su hijo amado Isaac, porque cada hijo suyo necesitaba renacer en Canaán, para que finalmente sean todos ellos sus hijos en la tierra, viviendo su vida eterna con su Hijo Jesucristo junto con su EspÃritu Santo
como en la gloria celestial.
Ahora, nuestro Padre celestial para conquistar el corazón de la tierra, entonces, Él tenia que derrotar a Satanás junto con los ángeles caÃdos, la muerte y el infierno, y este fue el Valle de los huesos secos, esperando por Israel a que descienda
con la roca de salvación, salpicada con sangre expiatoria, y asÃ, Él mismo declarar la tierra entera: tierra santa, perpetuamente. Por eso, es que fue importante para nuestro Padre celestial sentarse con Abraham junto con sus 318 hijos adoptados,
comprados con dinero de extraños, a su Mesa santa para comer del pan y vino que únicamente su Hijo Jesucristo, como rey de Salem y como su Justicia eterna, le sirve a los ángeles del cielo y a los hombres de la tierra.
Legalmente, para nuestro Padre celestial introducir su vida eterna en cada hombre, mujer, niño y niña de las familias de las naciones, entonces, Él tenia que sentarse a su Mesa santa con Abraham y su familia para comer del pan y vino, servido
diariamente por su Hijo Jesucristo para que los ángeles vivan en perfecta santidad siempre, pero igualmente para la humanidad entera últimamente. Ciertamente, para que la vida eterna de nuestro Padre celestial sea parte de cada hombre, mujer, niño y
niña de las familias de las naciones, entonces, tú tienes que sentarte con Él a comer del pan y vino de tu mesa hogareña: servida diariamente en la gloria angelical para todo aquel que quiera comer de él, y asÃ, todos vivan por siempre bendecidos.
Entendiendo que, esta es la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial sobre todo Canaán ya presente, conquistando el corazón de la tierra, como un vientre estéril, asà sin vida como el vientre estéril de Sarah sin darle jamás su hijo (Isaac,
Israel) a Abraham, y nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos renacidos nuevamente con su vida eterna—pero de un vientre virgen. Y este vientre virgen necesitaba darles vida a sus hijos nuevamente, entonces, Él tenia que conquistar el corazón
de la tierra con los hijos de Abraham, viviendo en generaciones postreras, empezando con su Hijo Jesucristo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por poderes del EspÃritu Santo: y asÃ, sus hijos nazcan nuevamente, pero con su vida eterna del
vientre virgen de Canaán.
Ahora, para nuestro Padre celestial tener establecida su vida eterna con Abraham y su familia, entonces, Él tenia que tener a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por su EspÃritu Santo, y asÃ, Él vivir su vida eterna
sobre la tierra finalmente, luego llevarla hacia la gloria celestial para vivirla continuamente con su familia divina y sus huestes angelicales. Realmente, al nuestro Señor Jesucristo nacer del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el EspÃritu
Santo, entonces, nuestro Padre celestial derramó riquezas saturando a todo Canaán con ellas, porque Él estaba por convertir el corazón de la tierra como el suyo en su pecho, santÃsimo, para que sus hijos juntos con la tierra renazcan en su nuevo
reino, en un solo dÃa, últimamente.
Puesto que, nuestro Padre celestial necesitaba vivir su vida eterna con Abraham y con su familia, como Sarah y sus hijos adoptado, vecinos y amistades de cerca y de lejos, porque Él necesitaba ser el primero en gozarse de las riquezas de la gloria
celestial en Canaán, tornándolo asà en su dulzura para con la humanidad entera por toda la tierra, perpetuamente. Sin embargo, para nuestro Padre celestial hacerlo posible en Canaán y en la tierra, entonces, Él tornarÃa el corazón de la tierra
como su mismo corazón santÃsimo y lleno de su amor infalible, riquezas, poderes y glorias interminables, honorándolo únicamente a Él junto con su santo nombre sobre el monte Sion, pero igualmente a sus hijos bautizados en agua ya—como tú hoy.
Seguramente, fue importante para nuestro Padre celestial llamar a Abraham con su único hijo Isaac al monte Sion, descansando sobre el Moriah, porque él tenÃa que empezar el primer sacrificio del cordero de la tierra hacia la gloria celestial, que fue
su Hijo Jesucristo como Isaac, ofreciendo aromas de victorias eternas sobre toda la tierra finalmente para las nuevas glorias de su reino venidero. Empero, antes que nuestro Padre celestial bautice a todas las familias de las naciones, entonces, Él
tenia que tener no solamente a su Hijo Jesucristo como Isaac en Canaán por el vientre estéril de Sarah para destruir el pecado en el bautismo del Mar Rojo, pero igualmente, tenerlo a él (Isaac) renaciendo del vientre virgen de Canaán, sellando asÃ
la destrucción del pecado eternamente.
Verdaderamente, aunque su Hijo Jesucristo nació del vientre estéril de Sarah como Isaac en Canaán, por el EspÃritu Santo, entonces, los hijos de Abraham necesitaban nacer lejos de Canaán, recogiendo pecados de las naciones del pasado y del futuro,
cometidos en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, destruyéndolos asà finalmente en su bautismo en agua lejos de Egipto. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba la carne sagrada con los huesos inquebrantables y la sangre expiatoria
de su Hijo Jesucristo victoriosa sobre toda vida humana, viviendo Él su vida eterna con Abraham y sus amados, porque postreramente: recogiendo pecados de toda la tierra en el cautiverio egipcio, entonces, Él hizo de la carne sagrada victoriosa sobre
todo pecado por el bautismo en agua.
Entonces, una vez Israel antiguo fue bautizado en el Mar Rojo, abandonando no solamente los pecados de las familias de las naciones en el lecho marino, pero igualmente, abandonaron la carne pecadora y el espÃritu de error por la carne sagrada y el EspÃ
ritu Santo, convirtiéndose asà en ciudadanos legÃtimos de Canaán para ejecutar milagros cotidianos de nuestro Padre celestial en la tierra siempre. Por ende, nuestro Padre celestial ha hecho que la carne sagrada y su sangre expiatoria sean a prueba
de pecados, porque no solamente recogió pecados de las familias de las naciones de la humanidad entera, pero igualmente, los abandonaron en el bautismo eterno, para que cada uno de sus hijos se vista de gloria sin efecto alguno del pecado por toda la
eternidad venidera.
Es decir, también que al nuestro Padre celestial tener la carne sagrada, los huesos inquebrantables y la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo a prueba de pecado en Canaán, entonces, Él puede llamar a todo hombre, mujer, niño y niña de las
familias de las naciones al bautismo en agua, vistiendo su cuerpo glorificado, y asÃ, sean todos ellos eternamente enriquecidos cada dÃa. Realmente, cuando nuestro Padre celestial vivió con Abraham y sus amados, como Sarah junto con sus hijos
adoptados, vecinos y amistades de cerca y de lejos, entonces, Él fue complacido en su vida eterna que fue perfectamente vivida por la carne sagrada de su Hijo Jesucristo con todos alrededor de Él, aprobándola asà para que ascienda a la gloria
celestial, cuando fuese necesario.
Ciertamente, nuestro Padre celestial tenia que no solamente vivir con la carne sagrada y la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo con Abraham y con sus amados junto con poderes del EspÃritu Santo en Canaán, aprobándola Él finalmente, para vivirla É
l también en la gloria celestial, porque Él necesita que sus hijos regresen a su vida eterna—sólo en la carne de su Hijo. Ya que, nuestro Padre celestial desea que su vida eterna sea vivida en la gloria celestial por la carne sagrada de su Hijo
Jesucristo victoriosa sobre Satanás, los ángeles caÃdos y la muerte en cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, pero bautizados en agua, y asÃ, ellos renazcan enriquecidos con poderes y glorias interminables de Canaán para
siempre.
Ya que, esta es la carne sagrada con sus huesos inquebrantables junto con la sangre expiatoria, que es compatible con su vida eterna, pero igualmente, con su EspÃritu Santo, por ende las huestes angelicales están felices, observando a cada hijo suyo
regresar a la vida eterna, bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, entrando asà eternamente enriquecido en Canaán ahora mismo. Ciertamente, nuestro Padre celestial ha llamado a cada hombre, mujer, niño y niña con las naciones,
empezando con Israel, a que sean bautizados en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, renaciendo asà todos ellos en Canaán y en la carne sagrada, en donde el pecado no existe en la eternidad,
empezando hoy contigo también—bautizado.
Visto que, este es su Hijo Jesucristo que ha derrotado a Satanás, los ángeles caÃdos junto con la muerte en su cuerpo glorificado, que es la carne sagrada junto con la sangre expiatoria, que tú heredaras, cuando tú seas bautizado en agua, invocando
la perfecta santidad de su nombre, y asÃ, tú vivas con Él siempre, gozando de toda riqueza cotidiana de Canaán. Actualmente, nuestro Padre celestial vivirá su vida eterna contigo, tus amados, vecinos y amistades que ha vencido a Satanás, los á
ngeles caÃdos y la muerte no solamente en Canaán, pero igualmente en tu paÃs de origen, porque Él necesita transferir su gloria celestial a tu hogar, barrio, lugar de trabajo y en toda tu nación, y asÃ, tú conozcas su pasión por ti
progresivamente.
Sin embargo, nuestro Padre celestial tiene que ejecutar su voluntad perfecta con cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, pero primero bautizados en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, como el Dios de Abraham, el Dios
de Isaac y el Dios de Jacobo, y asÃ, riquezas cananeas fluyan en ti, en tu hogar y en tus amados. Por cuanto, si nuestro Padre celestial puede vivir su vida eterna con Abraham y con sus amados en su hogar junto con su Hijo Jesucristo como Isaac y con
poderes del EspÃritu Santo en todo Canaán, entonces, Él puede igualmente vivir contigo, tus amados, vecinos y amistades en tu tierra natal, y asÃ, Él te enriquecerá, como jamás has conocido riquezas antes.
Dado que, si nuestro Padre celestial realmente puede vivir con cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, renacidos del bautismo en agua, caminando diariamente con Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu en Canaán, llena de la gloria
angelical y riquezas interminables, entonces, Él te habrá conquistado a ti junto con la tierra entera para su reino venidero. Entendiendo que, si nuestro Padre celestial puede vivir contigo junto con tus amados, vecinos y amistades en la carne sagrada
de su Hijo Jesucristo, que ha derrotado a Satanás, los ángeles caÃdos, la muerte y al mundo entero, entonces, Él establecerá La Nueva Jerusalén celestial en Canaán, y asÃ, tú vivirla enteramente, gozándote de sus glorias inagotables, poderes y
riquezas por una eternidad entera.
Ya que, esta es la única manera posible hoy, que nuestro Padre celestial no solamente derrotara a Satanás, los ángeles caÃdos, la muerte y cada enemigo en ti y en tus amados, vecinos y amistades de cerca y de lejos, porque tú te habrás bautizado en
agua, invocando la perfecta santidad de su nombre todopoderoso, clavado al madero sobre el monte Sion, en Canaán. Además, nuestro Padre celestial necesita derrotar a Satanás, los ángeles caÃdos, la muerte y cada enemigo en tu camino por su santo
nombre fuegos y poderes cotidianos, clavado al madero del monte Sion, en Canaán, y asÃ, Él cantar victoria sobre todos tus enemigos, mientras tú vives tu vida gloriosa, enriqueciéndote a ti, a tus amados, vecinos y amistades toda una vida entera.
Actualmente, nuestro Padre celestial necesita derrotar a sus enemigos de siempre, como Satanás, los ángeles caÃdos, la muerte y todo enemigo, como pobreza en todos tus dÃas, asà como Él los destruyó con la vida de su Hijo Jesucristo y de su EspÃ
ritu Santo por todo Canaán, y asÃ, su perfecta voluntad brille en ti, tus amados, vecinos y amistades del mundo entero. Realmente, fue importante para nuestro Padre celestial, después de que Abraham habÃa vivido su vida eterna y llena de su amor
infalible, gozos, poderes y felicidades sin fin con su Hijo Jesucristo como Isaac y poderes del EspÃritu Santo, entonces Él lo llamó al monte Sion, en el Moriah, ofreciendo asà a su nuevo amor eterno en su hijo amado hacia Él, en el cielo.
Ciertamente, este es el amor infalible de nuestro Padre celestial que Abraham junto con otros recibió de la roca de salvación primero, amándole a Él y a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo,
caminando hacia el monte Sion, sobre el Moria, finalmente ofreciendo a su hijo Isaac, como ofrenda encendida hacia la gloria celestial perpetuamente. Ya que, esta fue una ofrenda incendiada importante de su hijo Isaac, que Abraham necesitaba ofrece hacia
nuestro Padre celestial en la gloria celestial, y asÃ, Él sea misericordioso hacia él y sus amados, incluyendo las familias de las naciones yaciendo ya en el infierno tormentoso en necesidad de ser liberados del pecado, que los habÃan llevados a
ellos allÃ, eternamente condenados.
Consiguientemente, nuestro Padre celestial derramó sobre Isaac su amor infalible de su corazón santÃsimo por sus hijos yaciendo ya en el infierno tormentoso, muertos, sin poderes y eternamente condenados para jamás vivir nuevamente sobre la tierra,
porque ellos habÃan sido negligentes con el bautismo en agua para invocar su santo nombre, haciéndolos renacer para escapar de Satanás, muerte, pecados y de la perdición eterna. Aquà es cuando: Nuestro Padre celestial derramó su amor infalible,
nacido de su corazón santÃsimo por sus hijos yaciendo ya en el infierno tormentoso junto con sus hijos viviendo en generaciones venideras, camino hacia la perdición eterna igualmente, por ende, Él tenia que derramar su perfecta voluntad hacia ellos
finalmente, salvándolos con su amor infalible, poderes, glorias y riquezas insondables de Canaán de hoy.
Amorosamente, nuestro Padre celestial y su Hijo Jesucristo viviendo como Isaac con Abraham y Sarah junto con los hijos adoptados, entonces, Él aprendió no solamente que necesitaba rescatar a sus hijos yaciendo en el infierno con carne sagrada y sangre
expiatoria de su Hijo Jesucristo victoriosa sobre la muerte perpetuamente, pero igualmente, Él necesitaba aprender a vivir con ellos riquezas cotidianas de su nueva tierra. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba aprender de sus hijos, quienes de
ellos lo amarÃa por medio de la carne sagrada de su Hijo Jesucristo, nacido del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el EspÃritu Santo, y asÃ, Él permitirles entrar en su nueva tierra, su nuevo reino, lleno de su amor infalible por sus hijos
siempre, conquistando nuevas glorias jamás antes conocidas.
Es decir, también que nuestro Padre celestial al vivir su vida eterna nacida por Abraham por medio de su Hijo Jesucristo como Isaac, que vivió con él y con Sarah su esposa, entonces, Él puede vivirla ahora mismo enteramente con cada hombre, mujer, niÃ
±o y niña de Israel y de las familias de las naciones también por muchas generaciones venideras. Por eso, nuestro Padre celestial pudo derramar su corazón santÃsimo sobre Isaac, cuando Abraham lo tendÃa sobre el madero del monte Sion, descansando
sobre el Moriah, porque Él ya habÃa enteramente expiado, juzgado y cubierto cada pecado de las familias de las naciones del pasado y del futuro con la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo victoriosa sobre la muerte en Canaán finalmente
perpetuamente.
Además, este es el Juramento de Isaac que nuestro Padre celestial lo derramó enteramente sobre el cuerpo frágil de Isaac, como el cordero de Abraham yaciendo sobre el monte Sion, descansando sobre el Moriah, y asÃ, él (Abraham) sea declarado Justo
eternamente, para que Jacobo nazca junto con sus hijos, recogiendo pecados de las naciones: finalmente destruyéndolos en el bautismo en agua del Mar Rojo. LegÃtimamente, nuestro Padre celestial con su Juramento a Isaac, derramado sobre el cuerpo frá
gil de Isaac y su altar del monte Sion junto con todo Canaán, como su dulce hogar, entonces, Él puede declarar a cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones Justos eternamente, y asÃ, ellos adquieran su vida eterna, eternamente
justificados, enriquecidos y bendecidos por una eternidad entera.
Legalmente, nuestro Padre celestial necesita tener a cada uno de Israel y de las naciones, bautizados en agua primero, antes de ascender al monte Sion, en Canaán, con su santo nombre fuegos clavado al madero, en donde su Hijo Jesucristo nació
inicialmente como Isaac, que finalmente ha derramado su sangre expiatoria con vida eterna victoriosa sobre Satanás, la muerte y el infierno para siempre. Visto que, esta es la vida eterna de nuestro Padre celestial, que Él ya se la entregó no
solamente a Adán y Eva junto con los hijos viviendo en generaciones venideras, que necesitaba derrotar mentiras, maldiciones, enfermedades, pobreza, infierno y muerte, pero igualmente la tierra entera, convirtiendo su corazón, como el suyo en su pecho,
santÃsimo, derramando últimamente sangre expiatoria sobre la cruz.
Ciertamente, desde que Adán y Eva junto con sus hijos murieron, matándolos su propia sangre con el fruto prohibido, del árbol de la ciencia y del bien junto con el espÃritu de error, entonces, Isaac renació, como nuestro Señor Jesucristo, para
derramar de su sangre expiatoria, restaurando asà toda vida eterna en Canaán perpetuamente, conociendo únicamente: amor, paz, prosperidad y riquezas insondables. Por ende, nuestro Padre celestial pude recibir ahora mismo cada hombre, mujer, niño y niÃ
±a de Israel y de las naciones, bautizados en agua, primeramente, invocando la santidad perfecta de su nombre, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, declarándolos Él mismo a cada uno de ellos Justos y Santos eternamente sobre el monte Sion, en Canaá
n, y asÃ, ellos vivan nuevamente—perpetuamente justificados.
Por eso, es que los hijos de Abraham nacieron en Egipto, recogiendo cada pecado del pasado y del futuro, para luego ellos llevarlos con su santo nombre fuegos, como el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacobo a abandonarlos enteramente en el
bautismo del Mar Rojo, para jamás volverlos a ver nuevamente en vida, para siempre. Verdaderamente, nuestro Padre celestial jamás pudo haber tenido a Israel antiguo naciendo en Canaán, porque es tierra santa en donde Él estableció su perfecta
voluntad enteramente, como el Juramento a Isaac: ya expiando, juzgando, perdonando y cubriendo cada pecado cometido en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo por cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones.
Dado que, nuestro Padre celestial habÃa tornado toda tierra de Canaán en su voluntad perfecta, asà como el paraÃso y La Nueva Jerusalén celestial de arriba el cielo lo son en la eternidad con su Hijo Jesucristo, el EspÃritu Santo, las huestes
angelicales y cada hombre, mujer, niño y niña que han sido salvados ya, bautizados en agua en generaciones pasadas, y hasta hoy. Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba a Canaán establecida, como su perfecta voluntad sobre la tierra con su Hijo
Jesucristo, su EspÃritu Santo, las huestes angelicales y todos de Israel y de las naciones, bautizados en agua, renacidos milagrosamente, invocando la perfecta santidad de su nombre fuegos, clavado ya al madero del monte Sion, y asÃ, ellos sean
declarados: justos, salvos, bendecidos y enriquecidos siempre.
En otras palabras, nuestro Padre celestial necesitaba la tierra llena de su perfecta voluntad, como el paraÃso y La Nueva Jerusalén celestial han sido en la eternidad junto con otros lugares celestiales; consiguientemente, Él tenia que tener a su Hijo
Jesucristo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo, facilitando su carne sagrada a la humanidad entera, haciéndolo asà todo posible últimamente. Es decir, que cuando cada uno de Israel y de las naciones se ha bautizado en agua,
invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, entonces, la carne pecadora y el espÃritu de error desaparecen por la carne sagrada y el EspÃritu Santo, entrando asà a Canaán: eternamente justificados,
enriquecidos, bendecidos con su voluntad perfecta, sellada en ellos siempre.
Aquà es cuando, aquel (tú) ha sido bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre todopoderoso, clavado al madero del monte Sion, en Canaán, entonces, tú caminaras con nuestro Padre celestial y su EspÃritu Santo por todo Canaán:
conociendo amor, poder, riquezas, prosperidad y felicidad sin fin: porque el pecado falla en existir en Canaán para toda la tierra, para siempre. Verdaderamente, nuestro Padre celestial ha vaciado su corazón santÃsimo sobre el cuerpo sagrado y sangre
expiatoria de Isaac, llena de su vida eterna, estableciéndola en Canaán y asà exista siempre en ella para ti: Y tú bautizado en agua, invocando la perfecta santidad, has empezando a vivirla enteramente con Él, bendiciendo asà tu paÃs y toda
familia igualmente, enriqueciéndolas cotidianamente de glorias celestiales siempre.
Es decir, que nuestro Padre celestial al tener cada hombre, mujer, niño y niña, invocando su santo nombre fuegos junto con su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, sumergiéndose en agua, para luego emerger instantáneamente en Canaán, caminando con
nuestro Padre celestial y su EspÃritu Santo juntos cada dÃa, entonces, sus paÃses natales serán enriquecidos, asà como Canaán lo es para siempre. Realmente, nuestro Padre celestial necesita transferir desde el paraÃso, La Nueva Jerusalén
celestial y de otros lugares celestiales su perfecta voluntad ya derramada sobre su Hijo Jesucristo nacido como Isaac, por el EspÃritu Santo, en Canaán, pero igualmente, Él necesita transferir su voluntad perfecta en tu hogar y en toda familia
mundialmente: justificándolos, enriqueciéndolos y bendiciéndolos a ellos con su dulce felicidad inagotable de siempre.
Es como cuando nuestro Padre celestial tuvo que haber tenido a todo Israel naciendo lejos de Canaán, recogiendo pecados del mundo entero en Egipto, y luego de recoger cada pecado de las familias de las naciones, entonces, Él los bautizó a todos ellos
del Mar Rojo, convirtiéndolos en ciudadanos de Canaán, para seguidamente trabajar con ellos por el desierto de Sinaà con sus riquezas. Ya que, si nuestro Padre celestial hubiese tenido a toda la casa de Israel naciendo en Canaán primero, entonces,
ellos hubiesen fallado en recoger los pecados del pasado y del futuro enteramente con poderes del Juramento a Isaac, para abandonarlos en el bautismo del Mar Rojo y no volverlos a ver en ninguno de sus hijos, en toda la tierra, para siempre.
Por su Ley: Nuestro Padre celestial llamó a Canaán: Tierra hermosa del mundo entero, porque no hay otra igual a ella en toda su Creación, tan bella como Canaán es con su perfecta voluntad, puesto que, derramó su corazón santÃsimo enteramente en
ella, para vivir con sus hijos, bautizados en agua de Israel y de las familias de las naciones, justificándolos con Él siempre. Por ley, Canaán es el dulce hogar de nuestro Padre celestial, por ende, es una tierra muy especial para Él, su Hijo
Jesucristo, su EspÃritu Santo y cada hombre, mujer, niño y niña, incluyendo ángeles, para vivir con Él eternamente enriquecidos en su vida eterna, en donde no hay pecado jamás; por eso, el pecado fallara en existir en Canaán para la tierra, para
siempre.
Por eso, Canaán es compatible con el paraÃso, La Nueva Jerusalén celestial y para todos de la gloria celestial, como nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo, las huestes angelicales y cada hombre, mujer, niño y niña de Israel
y de las naciones, bautizados en agua primero, invocando la santidad perfecta de su nombre todopoderoso, clavado a su cruz, en Canaán. Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesitaba trabajar con Israel antiguo por el desierto de SinaÃ, como
ciudadanos legÃtimos de Canaán, porque después de conducir rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac, entonces, ellos necesitaban convertirse en una semilla con la humanidad entera en el infierno, renaciendo en Canaán, como el Ã
¡rbol, la cruz, levantando su santo nombre fuegos, enriquecido para siempre.
Para nuestro Padre celestial: Abraham fue Adán, que Él necesitaba tener comiendo del pan de vida con él junto con sus hijos adoptados, servida la Mesa santa por su Hijo Jesucristo, para que el vientre estéril sea de Eva, dé vida a Isaac para que sus
hijos renazcan nuevamente, pero del corazón de la tierra, como el vientre virgen de Canaán. Y este fue Isaac nuevamente, renaciendo del vientre virgen de la hija de David, dándonos al Rey MesÃas, como el pan y vino, que sus hermanos y hermanas de
Israel yaciendo en el Valle de los huesos secos necesitaban comer junto con las naciones ya allÃ: porque la virgen de Canaán es Eva nuevamente, dando a luz a sus hijos (tú) hoy, en perfecta santidad.
Ciertamente, Sarah es Eva de tierra pecadora, dándonos hijos para renacer nuevamente luego, empezando con su Hijo Jesucristo como Isaac, por el EspÃritu Santo, renaciendo inmediatamente de Eva de Canaán, paraÃso moderno, como el Cordero de Dios,
derramando su sangre expiatoria victoriosa sobre la muerte en sus hermanos y hermanas debajo de Canaán, entregándoles a ellos vida eterna nuevamente—y a ti también hoy. Para nuestro Padre celestial: Sarah es Eva de tierra pecadora, dándonos hijos,
empezando con su Hijo Jesucristo como Isaac, por su EspÃritu Santo, renaciendo nuevamente de la hija virgen de David en Canaán, salpicando su sangre expiatoria victoriosa sobre la muerte en sus hermanos y hermanas, y asÃ, el corazón de la tierra dé
a luz a ellos nuevamente con perfecta vida eterna perpetuamente.
En otras palabras, nuestro Padre celestial ha hecho compatible con su Juramento a Isaac a cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, bautizados en agua, invocando la santidad perfecta de su nombre todopoderoso, clavado a su cruz del
monte Sion, en Canaán, y esto es compatible con el paraÃso, La Nueva Jerusalén celestial y todo lugar celestial del cielo arriba. Bien, asà es como nuestro Padre celestial transfirió no solamente asombrosos poderes, riquezas y glorias del paraÃso,
La Nueva Jerusalén celestial y de todo lugar celestial hacia Canaán, por el camino, la verdad y la vida del Juramento a Isaac, presentemente, Él está en necesidad de transferir: poderes, glorias y riquezas de Canaán hacia cada nación, esparciendo
asà su nuevo reino de amor mundialmente.
Por eso, es que: cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones deben tener a cada uno de sus amados, vecinos y amistades bautizados en agua ya, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, y asÃ,
no solamente sus paÃses natales serán enriquecidas junto con todas sus familias, pero igualmente, cada criatura mundialmente. Considerando que, nuestro Padre celestial enriquecerá y prosperará no solamente sus tierras natales, pero igualmente, cada
planta, árbol y reino animal, llenándolos de amor, gozo y felicidad, asà como su paz se riega universalmente, porque, asà como la gente siente amor, paz y felicidad—entonces, también la Creación, tornando su corazón terrenal, como su mismo corazÃ
³n santÃsimo, lleno de amor insondable por toda vida siempre.
Por eso, fue importante para nuestro Padre celestial descender al corazón de la tierra, como el Valle de los huesos secos, con todo Israel antiguo, mordidos por serpientes venenosas, y asÃ, Él establecer su perfecta voluntad sobre voluntades de Sataná
s y de la muerte, como su corazón santÃsimo debajo de Canaán, amando cada dÃa a sus hijos, bautizados en agua en sus tierras natales. Es decir, también que el corazón santÃsimo de nuestro Padre celestial ha sido establecido debajo de Canaán no
solamente, como su nueva tierra, formando su nuevo reino de su amor eterno por sus hijos de Israel y de las familias de las naciones, pero igualmente, de las huestes angelicales, porque Él desciende pronto para poseer Canaán, como su dulce hogar
contigo por una eternidad.
Definitivamente, nuestro Padre celestial descenderá pronto con su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo y con cada familia de las naciones, en sus incontables millares, inicialmente bautizados en agua, por ende, ellos son salvos junto con millares de á
ngeles para vivir en su nueva tierra—su reino de amor sin fin, creado por ti para que lo ames hoy a Él—por toda una eternidad celestial. Ciertamente, fue importante para nuestro Padre celestial ejecutar sus rituales y ceremonias de perfecta santidad
del Juramento a Isaac por todo el desierto del Sinaà con Israel antiguo, como sus sumos sacerdotes en la carne sagrada y su sangre expiatoria, que abandonó enteramente el pecado del mundo entero en el Mar Rojo, para jamás volverlo a ver otra vez para
siempre.
Verdaderamente, nuestro Padre celestial pateó a Satanás, sus ángeles caÃdos y la muerte, sacándolos del corazón de la tierra, y asÃ, Él estableció su perfecta voluntad debajo de Canaán, para seguir amando, sirviendo y alabando su santo nombre
fuegos, clavado al madero del monte Sion, pero igualmente, recibe hoy familias de las naciones, bautizados en agua y con perfecta salvación en su dulce hogar, Canaán. Justamente: Nuestro Padre celestial ha pateado a Satanás, los ángeles caÃdos y la
muerte, sacándolos del corazón de la tierra, debajo de Canaán, para que su corazón santÃsimo siempre esté allà para recibirte a ti, bautizado en agua, en Canaán y con su amor asombroso por ti, tus amados, vecinos y amistades: pues tú amaras con
los tuyos su santo nombre fuegos siempre.
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