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All on Fri Mar 13 19:57:35 2020
Sábado, 14 de Marzo, 2020 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
No hay PEACADO en Canaán: BAUTIZADO: Tú prosperas en Canaán SIN PECADO en tu paÃs siempre:
En buena hora: Nuestro Padre celestial habÃa tenido su almuerzo con Abraham junto con su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, para luego prometerle, que su esposa Sarah le darÃa a luz a su muy esperado hijo, entonces, uno de ellos dijo: Por este
tiempo, en el próximo año, Yo regresare, y Sarah te dará de su vientre estéril tu hijo. Este fue un importante almuerzo, que nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo comieron con Abraham, haciendo que su siervo
prepare uno de sus corderitos engordado, además, Sarah tenÃa que preparar el pan del mejor trigo posible, le decÃa Abraham, dando a luz ella luego a su hijo Isaac, como el pan de vida del cielo arriba.
Aquà es cuando, nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo aparecieron ante Abraham con sus hijos prometidos junto con las familias de las naciones, como el árbol ya yaciendo en el infierno tormentoso junto con sus hijos
viviendo en generaciones futuras, que él habÃa sido llamado a recibirlos como sus hijos, únicamente por la carne sagrada de Isaac. Ya que, este es el árbol, en su familia, como sus hijos prometidos junto con las familias de las naciones y sus hijos
viviendo en generaciones venideras, que Israel en la carne de Isaac descenderÃa al corazón de la tierra, recogiéndolas en una semilla, y asÃ, el árbol sea levantado desde el infierno hacia Canaán con salvación perfecta de cada uno de nosotros.
Entendiendo que, nuestro Padre celestial habÃa creado la tierra para que sea su dulce hogar, pero en Canaán, primeramente, llamando a Abraham a que abandone a sus parientes y amistades para ir a vivir en la tierra que Él le manifestarÃa a él: porque
en ella, él iba a ser el padre de sus hijos, pero exclusivamente en la carne sagrada, empezando con Isaac. Ya que, nuestro Padre celestial es un Dios santÃsimo, viviendo en perfecta santidad con su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, por ende, Él
necesitaba que Abraham sea el padre de su nación Israel, pero también padre de las familias de las naciones en la carne sagrada de Isaac únicamente, empezando en Canaán: Visto que su voluntad perfecta se establecerÃa allà (Canaán), para siempre.
Es decir, que nuestro Padre celestial iba a darle vida a sus hijos naturalmente naciendo desde su corazón santÃsimo, incontables todos ellos, como las estrellas del cielo arriba, pero ellos necesitaban renacer de su tierra escogida y santa, que es CanaÃ
¡n, empezando con su Hijo Jesucristo naciendo del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el EspÃritu Santo. Por eso, fue importante para que nuestro Padre celestial se siente a comer del pan y vino de la Mesa santa con Abraham y sus hijos adoptados (
comprados por dinero de extranjeros), y asÃ, darles amor de familia, que los ayudarÃa a ellos a encontrar al Dios Todopoderoso en sus dÃas, aprendiendo de Él a ser hombres de buena voluntad siempre.
Ciertamente, nuestro Padre celestial escogió a Abraham junto con su familia, para que él no solamente lo conozca a Él, como el Dios Todopoderoso, bendiciéndole a él en todos sus dÃas sobre la tierra, pero igualmente, Él necesitaba que Abraham lo
conozca a Él por su amor infalible, que solamente existe en su Hijo Jesucristo y en su EspÃritu Santo en la eternidad venidera. Ya que, nuestro Padre celestial estaba dispuesto a llenar la tierra de su amor infalible, que alcanzarÃa a sus hijos
yaciendo ya en el infierno tormentoso, y asÃ, ellos regresen a Él para vivir su vida eternamente nuevamente, entregada a ellos por Él mismo, cuando ellos nacieron de su imagen para vivir conforme la semejanza de su Hijo Jesucristo, enriquecidos toda
una eternidad.
Sin embargo, sus hijos de las familias de las naciones ya yaciendo en el infierno tormentoso necesitaban renacer, pero renacer a semejanza de su Hijo Jesucristo, que es la carne sagrada de Isaac, y asÃ, ellos regresen a vivir nuevamente, pero en Canaán
únicamente, gozando inmediatamente de su nueva tierra, naciendo enriquecida del corazón de la vieja tierra con abundantes bendiciones cotidianas. Visto que, nuestro Padre celestial le habÃa dicho a Abraham que mire hacia las estrellas del cielo arriba,
para ver si él las puede contar, pero mirando él hacia ellas sobre el techo de su casa, entonces se dio cuenta que era imposible contarlas, y aquà es cuando Él le dijo que sus hijos serian incontables en la tierra para siempre en la eternidad.
Por ello, el primero en descender de las estrellas fue su Hijo Jesucristo en el vientre estéril de Sarah, por poderes del EspÃritu Santo, pero igualmente, sus hijos de las familias de las naciones yaciendo ya en el infierno tormentoso junto con sus
hijos viviendo en generaciones futuras, para renacer postreramente a semejanza de la carne sagrada, viviendo con Él en Canaán, eternamente justificados. Es decir, que los hijos prometidos a Abraham iban a renacer del corazón santÃsimo de nuestro
Padre celestial, y asÃ, ellos sean la gran nación de Israel, haciendo su voluntad perfecta siempre, pero igualmente, las familias de las naciones, porque ellas iban a renacer del bautismo en agua y del bautismo del EspÃritu Santo para vivir nuevamente
en su nueva tierra siempre enriquecidos.
Entendiendo que, nuestro Padre celestial convertirÃa el corazón de la tierra, como el Valle de los huesos secos, en su mismo corazón santÃsimo, dándole vida nuevamente no solamente a sus hijos pecadores ante Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu
Santo, pero igualmente, todas las naciones, pero renaciendo en la carne sagrada de Isaac para vivir inmediatamente con Él en Canaán, eternamente justificados. Por eso, es que fue importante para nuestro Padre celestial sentarse con Abraham a comer del
pan y vino de la Mesa santa, servida por su Hijo Jesucristo, como Melquisedec, rey de Salem (Jerusalén moderna) y su perfecta Santidad en la gloria celestial para sus huestes angelicales y en la tierra para con Abraham y las familias de las naciones
para siempre.
Dado que, al nuestro Señor Jesucristo servir de la Mesa santa: Pan y vino a nuestro Padre celestial y a Abraham junto con sus hijos con él, entonces, él continúa aun sirviendo de su comida santa a cada hombre, mujer, niño y niña de las familias de
las naciones, que deseen comer vida para llenar su nueva tierra con su misma vida asombrosa siempre. Considerando que, cuando nuestro Padre celestial comió del pan y vino con Abraham y sus hijos de la Mesa santa, entonces, su Hijo Jesucristo nacÃa del
vientre estéril de Sarah como Isaac, por el EspÃritu Santo, y asÃ, todos nosotros obtuvimos su carne sagrada, sus huesos inquebrantables y su sangre expiatoria, para continuar viviendo bendecidos únicamente para conocer su perfecta voluntad en Canaá
n siempre.
Realmente, al nuestro Padre celestial entregarnos a su Hijo Jesucristo nacido del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el EspÃritu Santo, entonces, Él nos entregaba del cuerpo glorioso de su Hijo amado para que sea de cada hijo e hija de las
familias de las naciones, obedeciéndole a Él siempre, y esto es, comiendo del pan y vino de tu mesa con Él. Entonces, al nuestro Padre celestial tener finalmente a su Hijo Jesucristo nacido del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el EspÃritu
Santo, inmediatamente, Él introducÃa su vida eterna junto con sus Diez Mandamientos de Israel y de Moisés en su estado virgen, y asÃ, Él tener sus hijos prometidos a Abraham viviendo en generaciones futuras, llenando la tierra con su vida eterna
eventualmente.
Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba a Abraham junto con su casa, como Sarah junto con sus hijos adoptados, viviendo en su amor infalible continuamente, pero igualmente, viviendo en sus gloriosos mandamientos vÃrgenes, y asÃ, Él entregarles a
todos ellos y la tierra entera su altar, lleno de su amor infalible y salvación eterna, haciendo que sus hijos regresen a Él, eternamente justificados. Considerando que, al nuestro Señor Jesucristo nacer como Isaac del vientre estéril de Sarah, por
poderes del EspÃritu Santo, entonces, él nació con su vida eterna junto con sus mandamientos vÃrgenes, que necesitaban integrarse a la familia de Abraham junto con las familias de las naciones por generaciones venideras, y asÃ, Él bendecirlos con
perfecta salvación finalmente hacia la eternidad celestial.
Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba vivir su vida eterna con Abraham, cuando su Hijo Jesucristo junto con su EspÃritu Santo se hayan integrado a su familia no solamente bendiciendo su hogar en aquellos dÃas, pero igualmente, a sus hijos
prometidos viviendo en generaciones futuras, y asÃ, ellos llenen la tierra con su vida eterna junto con su perfecta voluntad por una eternidad entera. En otras palabras, nuestro Padre celestial necesitaba vivir su vida eterna con Abraham y Sarah junto
con sus hijos adoptados, al su Hijo Jesucristo convertirse en Isaac en su carne sagrada, en donde sus mandamientos eternos fluyen con perfectas glorias en su estado virgen, derramando Él su voluntad perfecta sobre Canaán y sobre sus hijos viviendo
gloriosamente con Él allÃ, enriqueciéndose grandemente toda una vida eterna.
Es decir, también que cuando nuestro Padre celestial vio que Abraham junto con los demás en su hogar y sus vecinos y amistades habÃan vivido ya años su vida eterna junto con su EspÃritu Santo de sus mandamientos en su estado virgen, entonces,
Abraham junto con las familias de las naciones estaba listo para recibir enteramente el derramamiento de su perfecta voluntad sobre Canaán. Aquà es cuando. Nuestro Padre celestial llamó a Abraham a ofrecer a su único hijo amado Isaac, como ofrenda
encendida sobre el Monte Sion, descansando en el Moriah, y asÃ, Él derrame su voluntad perfecta para que él y su hogar entero junto la tierra entera, que es su Juramento a Isaac, en donde Él bendecirá la vieja tierra, convirtiendo su corazón en su
mismo corazón santÃsimo eternamente.
Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba no solamente a sus hijos rebeldes y pecadores en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, renacidos de su mismo corazón santÃsimo, estableciéndolo en el corazón de la tierra vieja, pero
igualmente, entregándoles asà vida en su nueva tierra, en donde su perfecta voluntad florece por generaciones futuras con su amor puro e infalible por una eternidad entera. Verdaderamente, nuestro Padre celestial no solamente necesitaba entregárselas
toda ella a sus hijos rebeldes y pecadores por el desierto del Sinaà en contra de Moisés y de Él, como un nuevo comienzo en su vida eterna junto con su perfecta voluntad, en donde ellos conocerán su amor infalible, paz, prosperidad y riquezas en su
nueva tierra, Canaán, bendiciendo igualmente asà naciones enteramente, en conclusión.
Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba rescatar a cada hombre, mujer, niño y niña de naciones yaciendo ya en el infierno, y asÃ, Él bendecirlos a todos ellos grandemente, como Israel mismo, además, Él los necesitaba renacidos en la carne
sagrada de Isaac, en donde su voluntad perfecta florece, existe, enteramente en la tierra, como contigo hoy: conquistando asà Él mismo glorias y riquezas inagotables continuamente. Amorosamente, nuestro Padre celestial necesitaba las naciones renacidas
del infierno tormentoso con la carne sagrada de Isaac, llena de su voluntad perfecta, derramada enteramente por Él sobre Isaac, cuando Abraham ascendió su monte Sion con su único hijo amado, declarándolo a él Justo perpetuamente, haciendo asà que
sus hijos postreramente sean declarados Justos como él igualmente, pero declarados Justos desde Canaán para la eternidad.
Consiguientemente, nuestro Padre celestial después de haber derramado su Juramento a Isaac sobre el monte Sion, descansando sobre el Moriah, con Abraham declarado ya finalmente Justo perpetuamente, entonces, Él tuvo a Jacobo naciendo junto con sus
hijos con su vida eterna y con sus mandamientos vÃrgenes, viviendo asà con ellos en Canaán: las glorias de arriba el cielo sobre la tierra al fin. Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba alcanzar con los hijos de Abraham no solamente a las
naciones yaciendo en el infierno tormentoso, pero igualmente, toda la tierra, condenados todos ya, muertos en el pecado, cuando ellos pudieron haber removido el pecado, con solo haber llenado la bañera de sus hogares, emergiendo del bautismo en agua en
Canaán, eternamente justificados, conociendo su amor infalible siempre.
Puesto que, nuestro Padre celestial necesita vivir su vida eterna junto con sus mandamientos en su estado virgen con cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las familias de las naciones, pero únicamente en Canaán, y asÃ, ellos sean conocidos
de Él, su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo y las huestes angelicales antes de ascender a la gloria celestial, eternamente enriquecidos. Consiguientemente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a toda la casa de Israel naciendo en el
cautiverio egipcio, recogiendo cada pecado que las familias de las naciones hayan cometido (y de las que cometerán) en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, porque Él necesitaba tirar la voluntad de Satanás en el infierno tormentoso,
por el bautismo en agua.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba hijos de Abraham nacidos en cautiverio egipcio de cuatrocientos años, porque este fue el tiempo que se necesitaba para recoger cada pecado de Satanás, muerte y de ángeles caÃdos, tirando asà toda voluntad
malvada que corrÃa por la tierra en el Mar Rojo, y asÃ, ellos no afecten jamás ninguna vida humana nuevamente, empezando en el infierno tormentoso. Ya que, nuestro Padre celestial llamó a Abraham a recibir a su Hijo Jesucristo naciendo del vientre
estéril de Sarah como Isaac, por el EspÃritu Santo, recibiendo asà su voluntad perfecta, derramándose desde su corazón santÃsimo en todo Canaán, regándolo, distribuyéndolo, luego hacia las familias de las naciones, para que su voluntad perfecta
sea hecha en ellos siempre, asà como en la gloria angelical.
Es decir, también que una vez que cada hombre, mujer, niño y niña sea bautizado en agua en la humanidad entera, invocando la perfecta santidad de su nombre, entonces, ellos nacerán en su nuevo mundo, que es Canaán, en donde Él habrá ya derramado
su voluntad perfecta sobre Isaac, haciéndose una realidad siempre presente en la tierra, asà como en el cielo, por ejemplo. En otras palabras, nuestro Padre celestial escogió Canaán no solamente para que sea su dulce hogar con sus hijos de Israel y
de las naciones, pero también, es su tierra personalmente santÃsima, en donde su perfecta voluntad florece sin el pecado en la eternidad, y asÃ, nadie jamás peca viviendo con Él en Canaán, y esto es verdad contigo hoy, únicamente bautizado en agua.
Como resultado. Nuestro Padre celestial ha llamado a cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, bautizados en la bañera de sus hogares, emergiendo del agua en Canaán, caminando con Él y con su EspÃritu Santo para vivir su vida
gloriosa en la carne sagrada de Isaac, en donde voluntades de Satanás, la muerte y los ángeles caÃdos han sido destruidas ya perpetuamente. Ya que, esta es la única vida de la gloria celestial en la tierra, en donde su santo nombre fuegos es amado,
servido y glorificado por sus hijos de las familias de las naciones, gozando ellos dulzuras de su corazón santÃsimo, como desde donde nosotros nacimos de su imagen para vivir a semejanza de su Hijo Jesucristo (Isaac: carne sagrada) por una eternidad
entera.
Visto que, esta es la vida que siempre ha amado a nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, por ende, te ama ya a ti también desde siempre, porque te conoce a ti perfectamente, porque naciste de ella, en su corazón santÃsimo,
tornándose maravillosamente toda ella en tu salvación eterna, cuando derramaba su Juramento a Isaac por ti, amándote apasionadamente cada dÃa, y siempre. Sin embargo, para hacer posible su vida maravillosa en cada hombre, mujer, niño y niña de
Israel y de las naciones, entonces, nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo (como Isaac) y su EspÃritu tenÃa que vivirla por Él mismo con Abraham y Sarah junto con sus hijos adoptados, vecinos y amistades, estableciéndola asà en Canaán
para que exista en la tierra siempre.
Por lo tanto, nuestro Padre celestial tuvo a Abraham conduciendo tres corderos sacrificados con sus mitades opuestas una a otra junto con dos aves sin cortar, salpicadas con sangre expiatoria sobre la roca de salvación: expiando, juzgando y perdonando
cada pecado cometido en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, seguidamente estableciendo su altar de amor eterno en la tierra para siempre. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba no solamente a Abraham ascendiendo a su monte santo
de Jerusalén, descansando sobre el monte Moriah, declarándolo a él (Abraham) Justo para siempre, porque todo lo que su altar toca con la carne sagrada de Isaac, entonces, se torna muy santo eternamente en Canaán y listo para ascender a la gloria
celestial, eternamente enriquecido.
Verdaderamente, nuestro Padre celestial necesitaba declarar Justos no solamente a sus hijos nacidos en Israel, pero igualmente de las naciones yaciendo en el infierno tormentoso, por haber muerto en sus pecados junto con sus hijos viviendo en
generaciones futuras, y asÃ, todos ellos sean declarados tan perfectos y santos, asà como Él es, ascendiendo instantáneamente a su altar en Canaán, bautizados en agua. Entendiendo que, al nuestro Padre celestial tener no solamente a Israel antiguo
bautizados del Mar Rojo, cuando abandonaban la cautividad egipcia, invocando la perfecta santidad de su nombre, como el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacobo, entonces, ellos abandonaron la carne pecadora para vivir en la carne sagrada,
convirtiéndose todos ellos asà en su voluntad perfecta infinitamente.
Es decir, también que cuando cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las familias de las naciones se bautizan en agua, como en la bañera de sus hogares, invocando la perfecta santidad de su nombre, entonces, ellos emergen en Canaán, caminando
con nuestro Padre celestial, porque ellos (tú (hoy)) son su voluntad perfecta infinitamente en la tierra, como en tu paÃs. Puesto que, esta es la carne sagrada junto con los huesos inquebrantables y la sangre expiatoria en que su Hijo Jesucristo nació
como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo, y asÃ, sea el cuerpo glorificado de cada uno de sus hermanos y hermanas en Israel, pero igualmente en las naciones, convirtiéndose todos ellos en ciudadanos de Canaán, eternamente
enriquecidos, siempre.
Es decir, también que cuando cada uno de Israel y de las familias de las naciones son bautizados en agua para abandonar la carne pecadora y el espÃritu de error por la carne sagrada y el EspÃritu Santo, entonces, ellos han renacido en Canaán, como
cuando ellos ascienden postreramente al paraÃso o La Nueva Jerusalén celestial, por siempre amados, justificados, bendecidos y salvados ya. Por razones que nuestro Padre celestial ha derramado enteramente su voluntad perfecta de su corazón santÃsimo
sobre Isaac yaciendo sobre el monte santo de Jerusalén, descansando sobre el Moriah, en Canaán, y asÃ, tú recibas su voluntad perfecta, pero renacido en el bautismo en agua desde tu nación natal, recibiendo asà riquezas, amor, paz, prosperidad y
salvación sin fin, llena de alegrÃas celestiales ya.
Considerando que, es únicamente en la carne sagrada que nuestro Padre celestial ha derramado su Juramento a Isaac desde su corazón santÃsimo para cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, viviendo su vida eterna en riquezas de
Canaán, como leche y miel del reino angelical, pero igualmente, vivirla juntos con Él en su amor infalible toda una eternidad entera. Dado que, nuestro Padre celestial tenÃa que comer del pan y vino con Abraham junto con Sarah y sus hijos adoptados,
porque Él necesitaba tener a su Hijo Jesucristo naciendo entre ellos, como Isaac, por poderes del EspÃritu Santo, y asÃ, Él pueda vivir su vida eterna con sus hijos de Israel y de las naciones, inmediatamente, pero en riquezas cotidianas de Canaán
solamente.
En otras palabras, nuestro Padre celestial comió del pan y vino con Abraham y su familia de la Mesa santa, servida por su Hijo Jesucristo, y asÃ, Él vivir su vida eterna enriquecida con riquezas abundantes de Canaán, como glorias y honores llevá
ndolo a Él y sus hijos a mayores riquezas para conquistar, pero hacerlo contigo también hoy en Canaán, sólo bautizado ya en agua. Es decir, también que nuestro Padre celestial está soñando vivir ya su vida eterna contigo, tus amados, vecinos y
amistades de alrededor del mundo en estos dÃas, como desde ahora mismo, sin tener que esperar por nada más, y asÃ, Él gozarse viviendo su vida eterna contigo en Canaán, únicamente cuando tú hayas renacido del bautismo en agua, en cualquier momento.
Realmente, al tú renacer del bautismo en agua en la bañera de tu hogar, piscina, rÃo, lago o playa, invocando la perfecta santidad de su nombre, como el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacobo, entonces, Él vivirá su vida eterna
contigo en tu paÃs, enriqueciendo la tierra como nunca antes—pero desde Canaán. Visto que, nuestro Padre celestial tuvo a toda la casa de Israel naciendo lejos de Canaán, viviendo en la voluntad de Satanás y de los ángeles caÃdos, y asÃ, ellos (
Israel) recogieron cada pecado cometido en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo en la tierra, para luego: bautizarlos en el Mar Rojo para jamás volver a ver ningún pecado nuevamente.
Entendiendo que, una vez que tú hayas renacido del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, como el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacobo, entonces, tú estarás en Canaán, en donde nadie ni en el cielo ni en la
tierra vera pecado en ti nuevamente, pero únicamente, milagros: porque bautizado, tú vivirás milagros cada dÃa. Legalmente, nuestro Padre celestial no podÃa tener a toda la casa de Israel naciendo en Canaán, aunque ellos nacieron para heredarlo
perpetuamente, porque al nacer allÃ, entonces, ellos hubiesen nacido en su voluntad perfecta, en donde ellos hubiesen fallado en recoger pecados del pasado y del futuro de la humanidad entera, luego para abandonarlos en el bautismo del Mar Rojo para
siempre.
Realmente, una vez que tú te hayas bautizado en agua, como Israel antiguo se bautizó en el Mar Rojo, entonces, será para abandonar la carne pecadora con el espÃritu de error por la carne sagrada y el EspÃritu Santo para vivir con nuestro Padre
celestial en Canaán, en donde su voluntad perfecta florece, y tú jamás volverás a tocar el pecado para siempre. Por eso, es que el satanismo ha estado con Israel y en Canaán, porque al Satanás tener su gente bruja trabajando sus diarios hechizos,
cerca de ellos, entonces, familias brujas están cubriéndolos con tinieblas, para que jamás vean las familias israelitas que tienen que renacer del bautismo en agua para entrar en Canaán y vivir sus vidas de milagros cotidianos con nuestro Padre
celestial.
Ya que, nuestro Padre celestial ha escogido a Canaán, como su dulce hogar, para vivir con sus hijos de Israel y de las naciones—pero renacidos del bautismo en agua primero, y asÃ, Él bendecir las naciones de su origen con riquezas cotidianas de CanaÃ
¡n, como glorias y poderes interminables, haciendo de la tierra—el lugar Más Santo de la Creación infinitamente. Verdaderamente, una vez que los cuatrocientos años del cautiverio egipcio se cumplieron entonces nuestro Padre celestial descendió con
su Hijo Jesucristo, su EspÃritu Santo y sus huestes angelicales para que todo Israel sea su perfecta voluntad, que empieza siempre instantáneamente por el bautismo en agua, y asÃ, Él vivir con ellos en Canaán, destruyendo todo mal con su amor, poder
y riquezas insondables.
Visto que, al Israel antiguo caminar por el Mar Rojo en seco hacia su seguridad eterna, entonces, ellos abandonaron cada pecado junto con la carne pecadora y el espÃritu de error por la carne sagrada y el EspÃritu Santo que vive en riquezas cotidianas
de Canaán, ejecutando asà su voluntad perfecta, conquistando las familias de las naciones con amor, poder, gloria y riquezas inagotables. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba trabajar con cada hombre, mujer, niño y niña de Israel antiguo por el
desierto del SinaÃ, como ciudadanos legales de Canaán, y asÃ, Él poder conducir rituales y ceremonias del Juramento a Isaac, integrando las naciones en una semilla, creciendo como el árbol del monte Sion, en Canaán, con cada alma amada, enriquecida
y redimida infinitamente.
Puesto que, cada ritual y ceremonia de perfecta santidad del Juramento a Isaac fueron ejecutados por nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo para borrar cada pecado de ti, los tuyos, vecinos y amistades del mundo entero, y asÃ,
todos ellos lleguen a ser el árbol, recibiendo su nombre salvador con clavos de bronce, en Canaán, para ser eternamente justificados. Realmente, nuestro Padre celestial habÃa declarado a Abraham eternamente Justo sobre el monte santo de Jerusalén,
descansando sobre el Moriah, para que su hijo Jacobo nazca junto con sus hijos por generaciones futuras, haciendo su perfecta voluntad en Canaán, trabajando siempre para bendecir a las familias de las naciones, pero bautizados en agua únicamente,
enriqueciendo la tierra entera con su poder progresivamente.
Actualmente, nuestro Padre celestial necesita derramar su poder desde su corazón santÃsimo, como ahora mismo, y desde el cielo arriba, pero por Canaán con sus hijos de Israel y de las naciones bautizados en agua, invocando la perfecta santidad de su
nombre, y asÃ, Él mismo remover a Satanás y la muerte, manifestando sus grandes obras en la tierra finalmente para la eternidad. Entendiendo que, es el poder de nuestro Padre celestial derramándose desde su corazón santÃsimo, como desde La Nueva
Jerusalén celestial, cambiando al mundo entero en uno nuevo, emergiendo desde el corazón de la vieja tierra ya, como su nueva tierra, en donde Él vivirá su amor infalible con sus hijos únicamente conociendo su amor infinito, poder, riquezas junto
con bendiciones cotidianas de Canaán.
Ciertamente, nuestro Padre celestial trabajara con sus hijos de Israel y de las naciones, pero renacidos del bautismo en agua, caminando con Él en Canaán, y asÃ, Él mismo ejecutar su perfecta voluntad por toda la tierra: Ya que, Él está listo ahora
junto con su Hijo Jesucristo y su EspÃritu para cambiar el mundo entero en su reino de amor eterno. FÃsicamente, esta es su nueva tierra, en donde nuestro Padre celestial vivirá contigo, tus amados, vecinos y amistades su vida eterna, establecida ya
en Canaán para siempre, en donde su perfecta voluntad, como su Juramento a Isaac florece, y asÃ, tú solamente conozcas amor, poder, paz sanadora, riquezas y prosperidad interminable—en donde sea que tú vivas entre las naciones de hoy en dÃa.
Visto que, esta es la nueva tierra llena de la vida eterna de nuestro Padre celestial, que su Hijo Jesucristo vivió como Isaac y con el EspÃritu Santo en el hogar de Abraham, y asÃ, no solamente su dulce hogar nazca en la tierra, viviendo sus hijos en
generaciones futuras, pero tú también puedes vivir con Él en Canaán, enriqueciendo el mundo entero siempre. Entendiendo que, renacido del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, entonces,
tú habrás renacido en Canaán, en donde su perfecta voluntad crece, enriqueciendo no solamente a Israel y sus comunidades judÃas entre las naciones, pero igualmente, tus amados, vecinos y amistades del mundo con perfectos poderes derramándose desde
el cielo arriba continuamente.
Asà es como: Nuestro Padre celestial no solamente tiene su voluntad perfecta en Canaán bendiciendo a Israel, pero igualmente a cada hombre, mujer, niño y niña de las naciones, sin importar jamás sus creencias religiosas, porque todo pecado ya murió
en la tierra, empezando en Canaán, por ende, su voluntad perfecta será en tu hogar y con tus amados, como ahora mismo, siempre creciente. Misericordiosamente, nuestro Padre celestial ha llamado a las naciones al bautismo en agua, y asÃ, ellos renazcan
de su santo nombre fuegos, como el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacobo, finalmente caminando con Él en Canaán, únicamente conociendo su perfecta voluntad, asà como en el cielo arriba, para ser amados, enriquecidos, viviendo dÃas
eternos y llenos de gozos insondables.
Ya que, este es el único camino, en que cada hijo suyo no solamente llegara a conocerlo a Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, viviendo ya su vida eterna, que ha derrotado a Satanás, la muerte y los ángeles caÃdos, pero igualmente, cada
victoria conquistada ya, haciendo que su corazón santÃsimo rebose de gozos asombrosos con sus hijos (tú bautizado (hoy)) en Canaán. LegÃtimamente, nuestro Padre celestial ha determinado que Él mismo vivirá con cada hombre, mujer, niño y niña de
Israel y de las naciones su asombrosa vida eterna, que no solamente derrotó a Satanás y la muerte, pero igualmente, Él convirtió el corazón de la tierra como el suyo en su pecho, santÃsimo, naciendo asà su nueva tierra, en donde el pecado jamás
existió eternamente.
Verdaderamente, nuestro Padre celestial vivirá sus riquezas cotidianas normalmente que siempre gozo con su familia divina, que es su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo por toda la gloria celestial con sus huestes angelicales, pero hoy gozarlas contigo,
tus amados, vecinos y amistades de alrededor del mundo, porque este es su sueño en su mente: vivir contigo algún dÃa (hoy) en Canaán, eternamente enriquecido. Legalmente, nuestro Padre celestial ha quitado cada pecado del mundo entero, empezando en
el infierno tormentoso para hacer su sueño posible contigo, y esto es de vivir cada dÃa contigo, con los tuyos, vecinos y amistades, pero en Canaán, como ahora mismo, y asÃ, tú goces de sus riquezas cotidianas de su vida eterna en tu paÃs (en tu
hogar y lugares de trabajo también).
Entendiendo que, si nuestro Padre celestial puede vivir su vida eterna contigo junto con tus amados, vecinos y amistades del mundo entero, entonces, Él se sentirá mucho más victorioso que antes ante Satanás, la muerte y los ángeles caÃdos por la
obra salvadora que su Hijo Jesucristo y su EspÃritu han logrado por ti para siempre sobre el monte Sion, en Canaán. Seguramente, glorias asombrosas conquistadas en contra de Satanás y la muerte con su obra salvadora, que su Hijo Jesucristo y su EspÃ
ritu Santo empezaron, como el cordero de Abraham, su hijo Isaac yaciendo sobre el madero del monte Sion, sobre el Moriah, listo para derramar su sangre expiatoria para que vida eterna fluya por la tierra, finalmente tocándote a ti hoy con su asombrosa
grandeza.
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