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    From valarezo@21:1/5 to All on Fri Dec 20 17:33:10 2019
    Sábado, 21 de Diciembre, 2019 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo


    Paraíso, la virgen Eva nos dio del fruto prohibido, muerte: Canaán, la hija virgen de David nos dio el pan de vida a comer hoy:


    El Rey de Salem, Melquisedec, caminó por el valle de Save (conocido como el valle del Rey) para encontrarse con Abraham, congratulándolo por haber derrotado a sus enemigos, creyendo en la palabra de vida de nuestro Padre celestial, entregada a él
    inicialmente, y así, él bendiga su santo nombre fuego en la tierra, entrando inmediatamente en un convenio de vida: pan y vino. Melquisedec fue también conocido, como el sumo sacerdote de nuestro Padre celestial y de su Santidad en el cielo con las
    huestes angelicales y en la tierra para con la humanidad entera, empezando con Abraham y sus amados, porque él estaba listo para entrar con su familia a un convenio de vida, cambiando al mundo entero, su vida terrenal por su vida eterna, eternamente.


    Aquí es cuando, nuestro Padre celestial había finalmente encontrado a uno de las familias de las naciones, dispuesto no solamente a creer en sus palabras vivas, derramada desde su corazón santísimo a los hijos de los hombres, que ninguno de ellos jamÃ
    ¡s estaba dispuesto para recibirlas, excepto Abraham su siervo fiel, sino también dispuesto para creer en Él hasta fin de los tiempos contigo. Divinamente, nuestro Padre celestial estaba ansioso para comer del pan y vino de su Hijo Jesucristo sobre su
    Mesa santa, porque esto era algo que Él siempre había hecho en la gloria celestial con los ángeles, pero ahora con todo hombre, por ende, Él estaba dispuesto para comer con Abraham, empezando así un convenio importante sobre la tierra.


    Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba ser el primero en comer del pan y vino con cada hombre, mujer, niño y niña de su Mesa santa, y así, ellos coman en adelante con Él de su pan sagrado y de su vino, que es su vida eterna, que necesitaba
    establecer con Adán y con sus hijos finalmente sobre toda la tierra, para siempre. Por ello, nuestro Padre celestial tenia que empezar a comer con Abraham junto con sus 318 hijos adoptados, comprados de extranjeros con dinero, ofreciéndoles amor de
    familia, en donde ellos conocerán cómo vivir la vida que agrada a nuestro Padre celestial, siendo de bendición a otros, como bendiciendo a las familias que necesitan el toque de riquezas del cielo inmediatamente, por ejemplo.


    Por consiguiente, fue importante para nuestro Padre celestial, sentarse con las familias de las naciones a su Mesa santa, y así, ellos aprendan a comer con Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo: pan y vino, que es servido diariamente en la gloria
    celestial a los ángeles y, ahora, Él necesitaba comer con la humanidad entera (como contigo hoy), empezando con Abraham. Entendiendo que, al nuestro Padre celestial comer del pan y vino con cada hombre, mujer, niño y niña de las familias de las
    naciones, empezando con Abraham, servida diariamente por su Hijo Jesucristo a sus ángeles del cielo y, además, con quien crea en su palabra de vida hoy en día, entonces, Él regara su vida eterna por toda la tierra eventualmente.


    Dado que, al comer nuestro Padre celestial del pan y vino, servido por su Hijo Jesucristo sobre su Mesa santa en cada hogar familiar, entonces, Él está revirtiendo poderes del fruto prohibido, que Adán y Eva comieron inicialmente, contaminado a sus
    hijos con males, que han hecho que ellos vivan siempre una vida rebelde a su santo nombre fuego. Consiguientemente, fue importante para nuestro Padre celestial tener tres carneros sacrificados con sus mitades opuestas una a otra junto con dos aves sin
    cortar sobre su roca de salvación, salpicadas con sangre expiatoria, porque Él derramaría enteramente sólo vida obediente de su Hijo Jesucristo sobre la tierra, y así, las familias de las naciones coman diariamente de él y de su Espíritu Santo.


    Esto significa que: cuando nuestro Padre celestial pudo sentarse a la Mesa santa, comiendo del pan y vino de su Hijo Jesucristo, como rey de Salem (Israel moderno) y su Santidad perfecta para con la humanidad entera, entonces, Él le permitió a cada uno
    a comer glorias del Espíritu Santo: porque Él estaba por entrar finalmente al vientre estéril de Sarah, esposa de Abraham. Además, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo nacido del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el Espí
    ritu Santo, y así, Él mismo derramar de su vida eterna sobre la roca de salvación desde el monte santo de Jerusalén, en Canaán, y seguidamente, sus hijos vean vida eternamente enriquecida, prospera y justificada en su nuevo reino, manifestándose
    sobre la tierra eventualmente.


    Por eso, es que cuando Abraham terminó de comer del pan y vino con nuestro Padre celestial, servido por su Hijo Jesucristo sobre su Mesa santa y por todos los hogares familiares de las naciones, empezando con Abraham y sus amados, en Canaán, entonces,
    quienquiera está invitado a comer de su comida en toda la tierra, obteniendo vida eterna abundancia en ellos, siempre. Comprobado que, Adán y Eva fueron ambos expulsados del paraíso, porque fueron engañados por Lucifer, cuando la serpiente invitó a
    Eva primero y luego a Adían a comer del fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal, renaciendo así seguidamente con su vida rebelde siempre hacia el santo nombre fuego sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán.


    Ahora, nuestro Padre celestial había empezado a comer del pan y vino con Abraham y su familia sobre su Mesa santa, y así, todas las familias de las naciones coman y beban con Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo de su vida eterna, que necesita
    reemplazar instantáneamente la vida rebelde en ellos hacia su santo nombre fuego sobre toda la tierra. Legalmente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu
    Santo, y así, él sirva diariamente de su pan y vino no solamente a Abraham, pero igual, a sus hijos junto con los de las familias de las naciones, obteniendo instantáneamente vida eterna: enriqueciendo seguidamente su santo nombre fuego, siempre.


    Porque esto es: el pan y vino que tú comerás cada día junto con tus amados, vecinos y amistades de alrededor del mundo sobre el altar de nuestro Padre celestial, que es el monte santo de Jerusalén, en Canaán, en donde Él ha establecido su santo
    nombre fuego, clavado al madero, endulzando tu corazón, así como Él endulza el suyo contigo siempre. Sin embargo, para que sea así, entonces nuestro Padre celestial tuvo a sus hijos nacidos del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo,
    empezando con Isaac, porque ellos fueron llamados a nacer con su vida eterna junto con sus Diez Mandamientos en su estado virgen, eventualmente llenando la humanidad entera con su vida eterna, en donde Él es amado, honorado y exaltado siempre.


    Ciertamente, al tener nuestro Padre celestial a Abraham ejecutando tres carneros con sus mitades opuestas una a otra con dos aves sin cortar sobre la roca, entonces, Él expió, juzgó y cubrió pecados no solamente con rituales y ceremonias de perfecta
    santidad, derramando sangres de carneros, pero igualmente, la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo quitó el pecado del mundo en un día. Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos nacidos del vientre estéril de Sarah, por el Espí
    ritu Santo, a través de muchas generaciones, porque Él había determinado no solamente recoger cada pecado de las familias de las naciones en el cautiverio egipcio de cuatrocientos años, pero igualmente, descendió con ellos a regiones infernales con
    sus ejércitos, pero únicamente, victorioso sobre el pecado para siempre.


    Además, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos nacidos, por su Espíritu Santo, del vientre estéril de Sarah por generaciones venideras, recogiendo cada pecado de las naciones del mundo—mientras en cautiverio egipcio de cuatrocientos,
    entonces, Él los necesitaba, además, renacidos del corazón de la tierra, pero con la sangre de su Hijo Jesucristo sobre ellos con perfecta salvación, derramándose desde Canaán (su paraíso). Maravillosamente, al nuestro Padre celestial comer con
    Abraham pan y vino, entonces, enriqueció su corazón, y así, su Espíritu Santo entró en el vientre estéril de Sarah, dándole vida a su Hijo Jesucristo como Isaac, pero igualmente, a sus hijos renaciendo del corazón de la tierra, bañados con la
    sangre expiatoria de su Hijo, llena de su vida eterna victoriosa sobre la muerte infinitamente.


    Realmente, es como cuando un bebe del vientre de su madre, entonces, él nace bañado en sangre, recibido en el mundo, bañado ya con sangre de sus padres, entonces, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos renacidos, pero del corazón estéril de
    la tierra, como su corazón santísimo, bañados con sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo victoriosa sobre la muerte eternamente, desde Canaán. Claramente, la salvación que nuestro Padre celestial siempre necesitó que cada hombre, mujer, niño y niÃ
    ±a inicialmente entienda, es que cada uno es bautizado, invocando la santidad perfecta de su santo nombre fuego, entonces, aquel, bautizándose, desciende al corazón del mundo, sumergido en agua: instantáneamente, resucita, renaciendo en su vida eterna,
    bañado con sangre expiatoria de su Hijo amado, eternamente justificado desde el cielo.


    Ciertamente, después que nuestro Padre celestial había expiado, juzgado y perdonado pecados de las naciones, cometidos del pasado y del futuro en contra de Él, entonces, del vientre estéril de Sarah nació Isaac, para que renazca del corazón de la
    tierra como Israel (Isaac), pero Isaac nuevamente, como su Hijo Jesucristo, derramando sangre expiatoria con vida eterna sobre ellos, desde el paraíso, Canaán. Ahora, nuestro Padre celestial tenia que tener a Abraham ejecutando sus tres carneros con
    sus mitades opuestas una a otra junto con dos aves sin cortar sobre la roca, salpicado con sangre expiatoria: entonces, fue así para tener a hijos de Abraham, descendiendo al Valle de los huesos secos para ser uno con las familias de las naciones,
    viendo vida nuevamente, eternamente justificados.


    A tiempo, nuestro Padre celestial tuvo a los hijos de Abraham, naciendo por cuatrocientos años, en el cautiverio egipcio, recogiendo cada pecado del pasado y del futuro, que las familias de las naciones habían cometido en contra de Él, su Hijo
    Jesucristo y su Espíritu Santo, y así, Él abandonarlos en el bautismo del Mar Rojo en un solo día, para siempre. Verdaderamente, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel por el desierto del Sinaí con Moisés, sedientos, como las naciones del
    infierno, buscando agua, y así, Israel beba aguas amargas de Marah, endulzadas por el árbol del monte Sion, que es la cruz de Israel con la humanidad entera, endulzada enteramente, y finalmente Israel beber de la roca de salvación, satisfaciendo
    diariamente toda sed mundialmente, siempre.


    Visto que, toda la casa de Israel necesitaba descender al Valle de los huesos secos, rebeldes, como las familias de las naciones antiguas, mordidos por serpientes venenosas, y así, todos ellos convertirse en uno con cada hombre, mujer, niño y niña del
    pasado y de futuras generaciones, como semilla, plantada por la diestra de nuestro Padre celestial en Canaán, para la eternidad. Considerando que, el convenio de nuestro Padre celestial con Abraham, es que sus hijos nazcan en el cautiverio egipcio,
    recogiendo pecados de las naciones del pasado y del futuro, abandonándolos en el bautismo del Mar Rojo, y luego, descender al corazón de la tierra: uniendo las naciones como uno con ellos, en perfecta santidad sobre el monte Sion, en Canaán,
    infinitamente justificados.


    Ciertamente, siempre ha sido la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial, que tú seas bautizado en agua junto con tus amados, vecinos y amistades de alrededor del mundo, porque en él, emergiendo del agua, habrás entonces recibido la carne sagrada
    de Isaac, en donde Él ha expiado, juzgado y perdonado tus pecados eternamente sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán. Es decir, también que nuestro Padre celestial ya te ha enriquecido con perfecta santidad sobre el monte santo de Jerusalén,
    cuando su Hijo Jesucristo yacía sobre el madero como Isaac, y así, tú renazcas en su vida eterna, pero lleno de sus riquezas cotidianas: amándolo, sirviéndolo y honrándolo a Él y su santo nombre fuego hoy en día y hacia la eternidad.


    Entendiendo que, una vez que tú eres bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, tú habrás abandonado la carne pecadora y el espíritu de error por la carne sagrada y el Espíritu
    Santo, en donde nuestro Padre celestial te ha bendecido ya con poderosas riquezas de lugares celestiales, derramándolos continuamente sobre ti, siempre. Legítimamente: nuestro Padre celestial te ha enriquecido ya poderosamente con su mente, con su
    corazón, con sus fuerzas y con su gloria, y así, tú vivas su grande Gracia, su grande Misericordia, su grande Verdad y su grande Justicia Divina, derramada inicialmente sobre Isaac yaciendo sobre el madero del monte Sion, en el Moriah, para que tú
    vivas su vida eterna, enriquecida infinitamente.


    Además, nuestro Padre celestial ya te ha bendecido poderosamente con sus grandes riquezas desde antes de la fundación del mundo: bendiciones reales, únicamente encontradas en su vida eterna, que Él ya la ha vivido con su Hijo Jesucristo y con su Espí
    ritu Santo, en donde sus mandamientos existen en su estado virgen, bendiciendo su santo nombre fuego por una eternidad entera, y siempre contigo. Sin embargo, Lucifer junto con sus ángeles caídos está bloqueando continuamente esta riqueza y
    bendiciones con su presencia maligna, y así, tú falles siempre en conocer por toda la tierra, que nuestro Padre celestial ya te ha bendecido, autorizado y enriquecido toda tu vida junto con los tuyos desde de la fundación del mundo, únicamente por
    amor a su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo.


    Por eso, es que cuando tú te bautizas en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, tú estarás honrando el santo nombre fuego de nuestro Padre celestial, clavado al madero del monte santo de
    Jerusalén, y así, sus riquezas, poderes y bendiciones sean parte de tu cada día de vida. Legalmente, nuestro Padre celestial te dio vida a ti con riquezas, glorias, honores y grandes poderes, que Él necesitaba conquistar con Lucifer y sus ángeles caÃ
    ­dos, pero como se rebelaron en contra de Él y su santo nombre fuego, entonces, tú naciste con tus amados, empezando con Adán, para que tú vivas hoy estas bendiciones—finalmente complaciéndole a Él por una eternidad entera.


    Por lo tanto, nuestro Padre celestial ya te ha bendecido y enriquecido en lugares celestiales, como cuando tú te encuentres sentado con nuestro Padre celestial en su Trono Blanco, por todo lo que Él ha hecho con su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo
    en Canaán, derrotando a Satanás y la muerte, para que tú seas bendecido, fortalecido y enriquecido siempre, empezando ahora mismo. Considerando que, nuestro Padre celestial necesita tener a sus hijos nacidos de su imagen y de su alma viviente,
    renacidos del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, recibiendo así poderes de su vida eterna ya entregada a ti, en todo Canaán, y así, las familias de las naciones lo vean a Él en ti siempre, salvándose y enriqueciéndose
    finalmente.


    Inicialmente, nuestro Padre celestial les dio vida a Adán y Eva, y luego a sus hijos: gozándose de grandezas creadas por su santo nombre fuego, como la gloria celestial y sus huestes angelicales, y la tierra con sus naciones, con el propósito de crear
    una nueva tierra, en donde su amor infalible hacia ti prevalece con nuevas riquezas, poderes y glorias finalmente conquistadas siempre. Sin embargo, para que esto sea posible entonces nuestro Padre celestial tiene que fluir en ti con su corazón santí
    simo, con su mente, con su alma, con sus fuerzas, con sus riquezas y con sus glorias, para Él no solamente hacerte santo y perfecto como Él es, pero igualmente, la tierra en donde vivirás tú con tus amados por una eternidad entera.


    Verdaderamente, es nuestro Padre celestial fluyendo en ti, por su Hijo Jesucristo, por su Espíritu Santo y por sus tierras creadas por Él, como el paraíso, La Nueva Jerusalén del cielo arriba y otros lugares gloriosos, como Canaán, su dulce hogar,
    escogido por Él personalmente para vivir con sus hijos, en donde el pecado jamás existió en ellos por toda una eternidad entera. Esto es poder del Juramento a Isaac, que tú una vez que has renacido del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad
    de su santo nombre fuego, clavado al madero del monte Sion, en Canaán, con rituales y ceremonias de perfecta santidad, entonces, tú serás salvado, porque tus pecados han sido expiados, juzgados y perdonados ya desde su corazón santísimo debajo de
    Canaán.


    Por cuanto, nuestro Padre celestial necesita fluir con su corazón santísimo, su mente santísima, su cuerpo santísimo, sus fuerzas santísimas, sus glorias y riquezas santísimas por todo Canaán, y así, Él vestir a Israel con grandes glorias sobre
    las naciones, pero igualmente, seguidamente vestir a las familias de las naciones con riquezas asombrosas de amor, servicio y honores hacia Él para la eternidad. Realmente, nuestro Padre celestial clavó a su Hijo Jesucristo al madero del monte Sion,
    transfiriendo victorias conquistadas por todo Canaán en contra de Satanás y la muerte, destruyéndolos así con rituales y ceremonias del Juramento a Isaac, para que el corazón de la tierra sea santísimo, así como el que tiene en su pecho, haciendo
    que Canaán fluya con leche y miel eventualmente.


    Presentemente, el corazón de la tierra es tan santísimo, como el corazón de nuestro Padre celestial en su pecho, por victorias de su Hijo Jesucristo en contra de Satanás y la muerte en Canaán: permitiéndole a Él junto con su Espíritu Santo fluir
    libremente con leche y miel por todo él, finalmente para fluir por todo Canaán, alimentando así a las naciones siempre. Realmente, esto es algo que nuestro Padre celestial goza cada Sábado con sus hijos de Israel antiguo, por haber nacido con el
    Juramento a Isaac, que es su vida eterna junto con sus mandamientos vírgenes, enriquecidos ya todos ellos, así como su dulce hogar en Canaán: en donde, ellos se tornaron en un solo árbol con las naciones junto con su santo nombre fuego.


    Ahora, nuestro Padre celestial necesita gozar estas maravillosas bendiciones, poderes y riquezas por toda la casa de Israel, pero con Israel bautizado en agua primero, invocando la santidad perfecta de su nombre, como el Dios de Abraham, el Dios de Isaac
    y el Dios de Jacobo, y así, Él fluir por Canaán, convirtiéndolo en un paraíso de riquezas insondables para la tierra, siempre. Por lo tanto, cuando tú eres bautizado en agua, al invocar la perfecta santidad de su santo nombre fuego, que es su Hijo
    Jesucristo y su Espíritu Santo, únicamente entonces: tú habrás entrado en su mundo del Juramento a Isaac, en donde Él ya te ha bendecido, fortalecido y enriquecido junto con tus amados desde antes de la fundación del mundo.


    Y aquí, tú finalmente vivirás la vida eterna que nuestro Padre celestial no solamente le entregó a su Hijo Adán, pero igualmente, a Eva y sus hijos, viviendo en generaciones futuras, conociendo solamente: amor, paz, gloria y riquezas asombrosas,
    llevándote a ti a amarlo a Él y a su santo nombre fuego sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán, eternamente enriquecido, siempre. Esta es la vida que jamás cesara de amarte a ti, así como siempre ha amado a nuestro Padre celestial, su Hijo
    Jesucristo y su Espíritu Santo en esta vida y en la venidera de su nueva tierra, creciendo ya desde el corazón de la tierra, y así, seamos todos nosotros uno con Él en su amor infalible hacia la eternidad celestial.


    Legalmente, tú tienes que renacer del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y así, Él viva por tu boca, corazón, alma, cuerpo y espíritu humano, porque Él fluirá en todo tu ser santÃ
    ­simo, bendiciéndote diariamente junto con todo lo que te pertenece, y así, tú conocerás amor, poder y grandezas siempre. Y es aquí, en donde tú aprenderás, como amarlo a Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo junto con tus amados, porque É
    l fluirá con todo su ser en ti, haciéndote perfecto y santo, así como Él siempre ha sido en la eternidad, seguidamente, enriqueciéndote en Canaán y con sus riquezas cotidianas, poderes y glorias jamás tocadas por Satanás, que te pertenecerán
    siempre.


    Considerando que, siempre ha sido la constante abundancia de la santidad perfecta de nuestro Padre celestial, que ha hecho de los reinos de los cielos infinitamente gloriosos junto con sus huestes angelicales, porque es Él fluyendo por todo su reino
    angelical que lo hace glorioso para sus hijos vivir allí, porque está llenó de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo. Realmente, esto es algo que nuestro Padre celestial necesita hacer con todo Israel, renacido del bautismo en agua y del Espí
    ritu Santo sobre el monte santo Sion, llenados, saturados de su amor infalible de su roca salvadora junto con muchas bendiciones más, y así, Él fluir en Canaán, entregándonos leche y miel para el bienestar de la tierra, enriqueciendo así a sus
    habitantes, siempre.


    Definitivamente, nuestro Padre celestial descenderá a Canaán, viviendo con todos sus hijos, que ya están sobre el monte alto con Moisés y con nuestro Señor Jesucristo, y así, ellos vivan con Él, rodeándolo a Él con tres tribus en cada lado de su
    dulce hogar, abrazándolo con calor de su amor maravilloso de familia de Él hacia sus hijos por una eternidad entera. Entendiendo que, nuestro Padre celestial es muy santísimo, que Él amara grandemente vivir con su familia divina siempre, que es su
    Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo y con cada hombre, mujer, niño y niña nacido de su imagen, y que han renacido del bautismo en agua, entrando así a su Juramento a Isaac, en donde el pecado jamás existió en ellos.


    Definitivamente, bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, tú habrás abandonado la carne pecadora y el espíritu de error por la carne sagrada y el Espíritu Santo, llenó de
    poderes de su Juramento a Isaac, declarándote a ti Santísimo, conociendo únicamente su amor, paz, prosperidad, riquezas, gloria y gracia, empezando hoy. A tiempo, nuestro Padre celestial levantó a Abraham al monte santo de Jerusalén, descansando
    sobre el Moriah, ofreciendo a su hijo Isaac, como ofrenda encendida hacia Él en la gloria angelical, y así, Él mismo declararlo eternamente Santísimo, porque él había obedecido para derramar sobre su hijo su Juramento a Isaac, como su perfecta
    voluntad para sus hijos prometidos, bendecidos por muchas generaciones, siempre.


    Además, este eres tú junto con tus amados, judío o gentil, porque nuestro Padre celestial le aseguraba a Abraham, que sus hijos serán de la carne sagrada de Isaac, llena de su vida eterna, sus Diez Mandamientos en su estado virgen, dándoles vida a
    todos, renacidos del bautismo en agua, y así, Él fluir en ellos con sus perfectas riquezas toda una vida, siempre. Entendiendo que, nuestro Padre celestial le dijo a Abraham, que él seria padre de una gran nación, así como conocemos a Israel por su
    historia y hasta hoy, además, que él seria padre de muchas naciones también, porque cuando tú hoy renaces del bautismo en agua y del Espíritu Santo, entonces, tú habrás recibido inmediatamente la carne sagrada de Isaac, declarándote: eternamente
    Santísimo.


    Considerando que, lo que realmente constituyó a Abraham: Santísimo sobre el monte santo de Jerusalén, descansando sobre el Moriah, mientras él tendía a su hijo Isaac sobre el madero, fue su mismo único hijo Isaac, siendo ofrecido, como una ofrenda
    encendida hacia nuestro Padre en su reino, por ende, esta bendición con poderes y riquezas pasa hacia ti igualmente hoy, instantáneamente, declarándote: eternamente Santísimo, siempre. Tempranamente, nuestro Padre celestial llamó a Abraham a
    abandonar su familia y tierras para vivir en Canaán, prometiéndole un hijo que le nacería por su Espíritu Santo, que fue su Hijo Jesucristo, nombrándolo Isaac, porque: por su carne sagrada cada uno de las naciones podía renacer en él, como
    ciudadano de Canaán, pero solamente bautizado en agua hoy, invocando las santidades perfectas de su nombre todopoderoso.


    Así es como: Tú renaces desde nuestra tierra hacia la gloria celestial por medio de Canaán instantáneamente, porque cuando tú eres bautizado en agua, entonces, tú estarás renaciendo del santo nombre fuego de nuestro Padre celestial, clavado al
    madero del monte santo de Jerusalén, y así, tú empieces a recibir abundantes bendiciones, poderes y riquezas cada día de tu caminar en tu vida. Legítimamente, tú habrás venido a ser ciudadano legitimo del paraíso, La Nueva Jerusalén del cielo
    arriba y de otros lugares celestiales, porque tú habrás renacido del bautismo en agua, apareciendo instantáneamente en su perfecta santidad, que es su Juramento a Isaac, y así, nuestro Padre celestial te bendiga, proteja, prospere y enriquezca
    poderosamente con riquezas de Canaán, glorias y honores jamás tocados por Satanás.


    Esto significa también, que nuestro Padre celestial te vera a ti de cabeza y pies, y de tu interior y exterior, en Canaán, renacido del bautismo en agua, abandonando la carne pecadora y el espíritu de error para vivir en la carne sagrada de Isaac en
    su dulce hogar, por el Espíritu Santo, y así, tú goces diariamente de sus riquezas interminables siempre. Realmente, nuestro Padre celestial tuvo a Abraham en Canaán con Sarah y sin hijos, entregándoles a ellos a su Hijo Jesucristo, nacido como
    Isaac, por el Espíritu Santo, declarándolos Santísimos, para luego tener a Isaac, como su Hijo amado, renacido de la hija virgen de David: otorgándote hoy salvación desde el corazón santísimo de Canaán, como su perfecta resurrección con vida
    eterna por ti.


    Verdaderamente, nuestro Padre celestial te alimentara del maná, que normalmente alimentó a Israel antiguo, caminando por el desierto del Sinaí, como su perfecta voluntad y como su naturaleza divina, porque ellos renacieron del bautismo del Mar Rojo, y
    así, ellos vivan su vida eterna, mordidos por serpientes venenosas, convirtiendo últimamente el corazón de la tierra, como el suyo en su pecho, debajo de Canaán. Entonces, cuando los hijos de los israelitas antiguos entraron a Canaán, entonces,
    ellos se bautizaron en el río Jordán, porque nuestro Padre celestial necesitaba conquistarlo Él mismo, como su dulce hogar: como resultado, el maná del cielo arriba, alimentándolos directamente desde de su boca santísima, paró: porque ahora,
    serian alimentados con el maná de Canaán, y así, ellos vivan con Él en perfecta santidad, siempre.


    Considerando que, nuestro Padre celestial necesita a cada hombre, mujer, niño y niña, comiendo del maná de Canaán: pan y vino, renacido del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, clavado al madero que endulzo las aguas amargas
    de Marah, el Valle de los huesos secos, y tu vida igualmente hoy en día, ascendiendo así a su gloria celestial instantáneamente enriquecido. Urgentemente: Algo que puedes hacerlo hoy, bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre,
    porque renacido del bautismo en agua, entonces, tú vendrás a ser tan santo y perfecto, así como nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo son: comiendo del pan y vino, y así, su naturaleza divina fluya en ti siempre, libremente,
    por toda la tierra: enriqueciéndola.


    Y es aquí, en donde tú recibirás riquezas de nuestro Padre celestial, que tú necesitaras para hacer cosas poderosas, que tú siempre normalmente fallaras en lograrlas, porque tú no posees los poderes y habilidades para ejecutarlas, por ende, como su
    naturaleza divina fluye en ti, entonces, Él mismo es el que hace todo, que es difícil en ti, duro y hasta imposible. En verdad, nuestro Señor Jesucristo les aseguraba a los israelitas, que ellos harían las mismas cosas que le habían visto a él
    hacer por todo Canaán, y aun, mayores cosas ellos harían: porque él iba de regreso a nuestro Padre celestial, y así, Él mismo envíe sobre ellos poder, para que vivan una vida poderosa siempre en toda la tierra.


    Ciertamente, cuando tú te bautizas en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, tú tienes que comer del maná, que nuestro Padre celestial ya te ha entregado a ti en Canaán, para que tú seas
    llenado constantemente de poderes del Juramento a Isaac, eliminando así poderes del fruto prohibido por toda la tierra. Efectivamente, nuestro Padre celestial necesita destruir poderes del fruto prohibido, que Eva y luego Adán comió, contaminando a
    los hijos (tú junto con los tuyos hoy), al simplemente tú ser bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre fuego, clavado al madero del monte santo de Jerusalén: en donde tus pecados, maldiciones, enfermedades, pobreza y muerte
    fueron derrotadas para siempre.


    Ciertamente, fue importante para nuestro Padre celestial de tener a Israel antiguo, nacido en el cautiverio egipcio, recogiendo cada pecado que sus antepasados habían cometido en contra de Él y su santo nombre fuego sobre el monte santo de Jerusalén,
    en Canaán, pero igualmente, recoger tus pecados y de tus amados de generaciones venideras, destruyéndolos en el bautismo del Mar Rojo finalmente. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel antiguo, bebiendo no solamente de aguas amargas de
    Marah, endulzadas por su árbol del monte santo de Jerusalén, en Canaán, pero igualmente, Él los necesitaba a todos ellos, bebiendo de la roca de salvación y, luego, mordidos por serpientes venenosas, descender al Valle de los huesos secos, para que
    nazca la hija virgen de David.


    Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba deshacer poderes del fruto prohibido, pero en Canaán, naciendo la hija virgen de David, entonces, nos daría a luz a su Hijo Jesucristo, como la carne sagrada, los huesos inquebrantables y la sangre
    expiatoria: como el pan y vino para que Israel y las naciones coman, y así, la salvación sea posible en ellos al fin para siempre. Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba la hija virgen de David, entregándonos de comer del pan y vino de su Hijo
    Jesucristo que descendió hacia cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, porque fue la virgen Eva del paraíso que le dio a Adán y a sus hijos a comer del fruto prohibido, matándolos para siempre.



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