• =?UTF-8?Q?=28IV=C3=81N=29=3A_CANA=C3=81N_ES_EL_DULCE_HOGAR_DEL_PADRE_PA

    From ivanvalarezo@gmail.com@21:1/5 to All on Fri Apr 12 15:33:24 2019
    Sábado, 13 de Abril, 2019 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)



    CANAÁN ES EL DULCE HOGAR DEL PADRE PARA VIVIR AMADO POR ISRAEL Y LAS NACIONES SIEMPRE:


    El día llegó para que nuestro Padre celestial encuentre su nuevo dulce hogar, en donde Él vivirá con sus hijos, que les había dado su misma vida eterna y todo su amor, empezando con Adán y Eva: por ende, Él necesitaba recobrar todo lo perdido a
    mentiras de Lucifer y de sus ángeles caídos, por culpa del pecado, pero recobrarlo todo en el paraíso únicamente. Sin embargo, Lucifer había contaminado no solamente a Adán y sus hijos, empezando con Eva, la virgen del paraíso, comiendo del fruto
    prohibido del árbol de la ciencia del bien y del mal, pero igual, la tierra contaminó, incluyendo su dulce hogar en Canaán: entonces, Él necesitaba reconquistarlo todo nuevamente, pero sólo con su verdad y justicia divina, derramando de su Espíritu
    Santo.

    Ahora, nuestro Padre celestial tenía que recobrar todo, que había sido perdido a mentiras de Lucifer, derramando de su Espíritu Santo, porque él se rebeló en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, engañando a sus seguidores, mintié
    ndoles, entonces realmente estaba removiendo la presencia del Espíritu Santo de los ángeles creyendo en él ciegamente. Por ende, nuestro Padre celestial tenía que empezar a recobrar todo lo perdido a mentiras de Lucifer, derramando de los poderes y
    dones de su Espíritu Santo, porque sus mentiras habían removido su Espíritu no solamente de los ángeles, creyendo en sus mentiras, pero igual, de Adán y Eva, que fueron engañados al comer del fruto prohibido.

    Realmente, nuestro Padre celestial, para recobrar todo lo perdido a Lucifer y sus mentiras, entonces, Él tenía que empezar a derramar de su Espíritu Santo sobre la tierra para recobrar lo perdido a mentiras, pero, para que todo esto trabaje para Él,
    su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, Él necesitaba encontrar a un hombre que creyese en sus palabras vivas. Desafortunadamente, no encontró a ninguno en toda la humanidad entera de toda la tierra, porque todos habían sido engañados por
    mentiras de Lucifer, que sus corazones se habían ennegrecido y cegados, así como el del maligno, como desde donde nacieron las mentiras, nacidas para contaminar con tinieblas, todo lo creado por el corazón santo del Padre desde la fundación del cielo.

    Sin embargo, aunque nuestro Padre celestial necesitaba encontrar a alguien digno de pararse en su presencia santa, tan perfecto y santo como Él siempre lo ha sido en la gloria celestial ante su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo y las huestes
    angelicales, más su Plan de salvar la humanidad entera y la tierra, necesitaba empezar sólo con su Espíritu y con su Jesucristo. Por ello, cuando Lucifer empezó a mentirles a los ángeles en la gloria celestial, para que crean en él, que él podía
    controlar no solamente el santo nombre fuego de nuestro Padre celestial, pero igual, todo lo demás creado por Él en toda su Creación, incluyendo la tierra, como Canaán, su dulce hogar: entonces, Lucifer pensó, en derrotarlo a Él perpetuamente.


    Dado que, la batalla no solamente para controlar el santo nombre de nuestro Padre celestial junto con lo creado con sus palabras vivas y su Espíritu Santo en la gloria celestial y en la tierra, entonces, él tenía que finalmente controlar Canaán, para
    que Él jamás establezca su nueva tierra con sus cielos gloriosos, en donde Él vivirá con sus hijos su felicidad eterna. Sin embargo, para que nuestro Padre celestial recobre todo lo perdido a mentiras de Lucifer, entonces, Él tenía que encontrar a
    un hombre digno de recibir no solamente sus palabras vivas, llorando por sus hijos ya perdidos a Lucifer y sus ángeles caídos en el infierno tormentoso, porque ya, por estos días, la humanidad entera yacía en sus infiernos totalmente perdidos en
    tinieblas.

    Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesitaba empezar a recobrar lo perdido a mentiras de Lucifer por el derramamiento de su Espíritu Santo, desde su corazón santísimo, porque: cuando Lucifer les mintió a los ángeles del cielo y luego a Adán
    y Eva en el paraíso, entonces, sus mentiras los atacaban a Él junto con su Espíritu Santo y a su Hijo Jesucristo. Por eso, nuestro Padre celestial empezó a derramar de su Espíritu sobre la tierra, buscando aquel que se parara con Él, su Hijo
    Jesucristo y su Espíritu Santo, peleando no solamente con sus ejércitos de ángeles u hombres, pero únicamente con su Espíritu Santo, y hasta que cada mentira es derrotada en el paraíso, y sobre la tierra en cada corazón humano.

    Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba empezar a derramar de su Espíritu Santo, y lleno de sus palabras vivas, nacidas naturalmente de Él hacia sus hijos, que se habían perdido a las mentiras, maldiciones, pobreza y muerte de Lucifer, finalmente
    para descender al reino de tinieblas, en donde se esperaba que jamás regresarían a la vida nuevamente. Por cierto, el derramamiento del Espíritu Santo desde el corazón santísimo de nuestro Padre celestial fue muy importante no solamente para buscar
    aquel digno de escuchar gemidos de su corazón, llorando por sus hijos perdidos a mentiras de Lucifer y del infierno tormentoso, pero igual, Él necesitaba recobrar su dulce hogar en Canaán, tornándolo en su mismo corazón santísimo para siempre.


    Visto que, nuestro Padre celestial estaba deseando de tener a cada uno de sus hijos perdidos a mentiras, maldiciones, engaños, pobreza, enfermedades y muerte de Lucifer, regresando a Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, pero, tenia que ser
    desde su paraíso moderno, escogido por Él mismo para vivir con ellos siempre, y esto fue Canaán, perdido a Satanás también. Visto que, Lucifer, como Satanás (adversario de Dios) se había establecido él mismo en Canaán junto con reinos y sus ejé
    rcitos poderosos e imposibles de derrotar por otros ejércitos trabajando para nuestro Padre celestial, y así, hacer que Satanás y sus ángeles caídos finalmente sean removidos de Canaán perpetuamente, recobrando eventualmente a sus hijos con todo lo
    perdido a tinieblas y el pecado.

    Ahora, desde que Lucifer engañó a Eva para que coma del fruto prohibido, en vez, de comer del fruto del árbol de la vida, para que Adán y sus hijos coman de él y vivan siempre bendecidos por nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu
    Santo, entonces, las mentiras de Lucifer contaminó todo con su espíritu de error, dado a Adán. Por ende, el derramamiento del Espíritu Santo de nuestro Padre celestial fue importante, derramarlo continuamente sobre la tierra y hasta que Abraham fuese
    encontrado digno: sentándose con Él a comer del pan y vino, servido por su Hijo Jesucristo sobre la Mesa santa, hecha de madera, y así, su Espíritu se quede con el hombre, y su Hijo amado nazca finalmente en Canaán.

    Considerando que, al nuestro Padre celestial derramar de su Espíritu Santo desde su corazón santísimo, entonces, descendida destruyendo cada tiniebla por su camino, porque descendía cada día, buscando por los hijos perdidos en las naciones, para que
    ellos vean su luz en sus tinieblas y hasta que vean la verdad que los libera del pecado postreramente con salvación perfecta. Ciertamente, nuestro Padre celestial derramó su Espíritu Santo y hasta encontrar a Abraham, convirtiéndose tan santo y
    perfecto, así como Él lo necesitaba a él, dándole vida a su familia bendita, nacida con su Hijo Jesucristo como Isaac, y su Espíritu en ellos, recibiendo de su naturaleza divina: Honrándolo a Él, estableciendo su corazón santísimo en Canaán, y
    así, la tierra viva siempre.

    Sin embargo, antes que nuestro Padre celestial de hacer esta obra maravillosa en Canaán, entonces, Él tenía que sentarse con Abraham y sus 318 hijos adoptados para participar del pan y vino de su Hijo Jesucristo sirviendo la Mesa santa, hecha de
    madera, para que ellos coman de su naturaleza divina, haciendo que su Hijo Jesucristo nazca como Isaac en la tierra. Nuestro Padre celestial tenía que finalmente comer con Abraham y sus hijos adoptados del pan y vino de la Mesa santa, hecha de madera,
    porque no solamente su Hijo Jesucristo nacería como Isaac, por el Espíritu Santo, pero igual, los hijos prometidos, llevando el Juramento a Isaac por el desierto del Sinaí hacia Canaán con su corazón santísimo de su mismo pecho.

    Puesto que, esta es la roca de salvación que nuestro Padre celestial concedió a Abraham y a su familia, para que él sacrifique sus tres carneros, opuestas sus mitades entre sí, con dos palominos sin cortar, salpicado con sangre expiatoria enteramente,
    llevándolo a Él en el Lugar Santísimo por el desierto, descendiendo finalmente al Valle de los huesos secos para su victoria final. Dado que, nuestro Padre celestial necesitaba descender hacia el Valle de los huesos secos de Canaán con tres
    sacrificios junto con dos palominos sin cortar yaciendo sobre la roca de salvación, salpicados con sangre expiatoria, para que su corazón santísimo, llorando por sus hijos, que lo tengan a Él lo más cerca posible a sus corazones, para postreramente
    salvarlos con su amor infalible.

    Puesto que, nuestro Padre celestial necesitaba descender al corazón de la tierra, en donde sus hijos de todas las familias de las naciones yacían en sus huecos infernales, condenados para siempre por sus pecados de haber fallado de conocer su santo
    nombre fuego y sus palabras vivas, que les hubiesen dado abundante vida, si las hubiesen recibido en sus días. Ciertamente, palabras de vida que nacieron con sus hijos, cuando emergieron uno a uno de su imagen para vivir conforme a semejanza de su Hijo
    Jesucristo, llenos de poderes y dones del Espíritu Santo, y este es el Juramento a Isaac que necesitaban poseer para amarlo a Él sobre el monte santo de Jerusalén y su Lugar Santísimo, por una eternidad entera.


    Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba descender al Valle de los huesos secos con la roca de salvación junto con los tres sacrificios y dos palominos sin cortar de Abraham, salpicados con sangre expiatoria, rodeado con sus hijos prometidos e
    incontables como las estrellas del firmamento, esperando por Isaac que derrame su sangre expiatoria, liberándolos al fin del mal eterno, para siempre. Sin embargo, para que esto sea posible en el Valle de los huesos secos de Canaán, que es realmente el
    corazón de la tierra, entonces, Él tenia que tener toda la casa de Israel nacida en cautiverio egipcio con su Juramento a Isaac, que necesitaba poseer, recogiendo así cada pecado de las familias de las naciones para abandonarlos en bautismo del Mar
    Rojo.

    Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba expiar cada pecado de la humanidad entera, destruyéndolos enteramente con tres sacrificios y dos palominos sin cortar de Abraham sobre la roca de salvación, últimamente salpicada con sangre expiatoria de su
    hijo Isaac victoriosa sobre la muerte en Canaán, liberando totalmente a Israel, y así, ellos amen, sirvan y alaben su santo nombre in perfecta santidad eterna. Por eso, nuestro Padre celestial tenía que llamar a Moisés al Monte Sinaí, parándose en
    el horno de fuegos de su grande Gracia, de su grande Misericordia, de su grande Verdad y de su grande Justicia Divina, finalmente entregándole su santo nombre fuego a Israel, para su bautismo del Mar Rojo, abandonando así cada pecado recogido de la
    tierra por cuatrocientos años.

    Es decir, una vez que Israel invocó su santo nombre fuego por la tierra del cautiverio egipcio, entonces, ellos fueron abriendo sus bocas ante nuestro Padre celestial, esperando por ellos que lo invoquen, sobre el monte santo de Jerusalén, descansando
    sobre el Monte Sinaí, para que Él derrame en sus corazones de su naturaleza divina, necesaria para escapar hacia el bautismo del Mar Rojo. Este bautismo en agua fue esencial para Israel no solamente abandonar cada pecado absorbido por años de las
    familias de las naciones en lecho marino, pero igual, ellos necesitaban intercambiar la carne pecadora por la carne sagrada y el espíritu de error por el Espíritu Santo: amando, sirviendo y alabando a nuestro Padre en el cielo toda una vida bendita e
    enriquecedora.


    Sin embargo, Israel necesitaba amar, servir y alabar el corazón de nuestro Padre celestial por el desierto, porque ellos nacieron con el Juramento a Isaac para llevarlo a Él con su naturaleza divina hacia el corazón de la tierra, para que Él
    finalmente hablarles a sus hijos palabras vivas naturalmente nacidas con ellos de su imagen y de su alma en su dulce hogar. Es decir, también que cada hombre, mujer, niño y niña amó, sirvió y alabó a nuestro Padre celestial, construyendo con sus
    manos el tabernáculo y su Lugar Santísimo, llevándole a Él con su naturaleza divina hacia el corazón de la tierra, para que sus familias de las naciones, finalmente sean liberadas, regresando a su dulce hogar en el Tercer Día.


    Por ende, una vez que Israel se tornó tan santo y perfecto por el bautismo en agua del Mar Rojo, entonces, ellos estaban listos para amar, servir y alabarlo a Él y a su naturaleza divina, que ellos estaban llevando por el desierto, porque ellos
    necesitaban ejecutar corderos, salpicando sus sangres expiatorias sobre sus hijos yaciendo en el corazón de la tierra. Ciertamente, cuando la casa de Israel caminaba por el desierto, entonces ellos comenzaron a tener sed, en donde no existía ninguna y
    hasta que llegaron a las aguas amargas de Marah, que ellos tenían que endulzarlas por el árbol (como hijos de Abraham) del monte santo de Jerusalén, en Canaán, y así, continúen ellos hacia el Valle de los huesos de Canaán.

    Sin embargo, para que Israel antiguo conquiste el Valle de los huesos secos, entonces, nuestro Padre celestial tenía que naturalmente hablar palabras de vida desde su corazón santísimo hacia cada hombre, mujer, niño y niña de las familias de las
    naciones yaciendo en sus huecos infernales, por creer mentiras en vez de su verdad con poderes salvadores, si lo hubiesen recibido inicialmente. Ahora, nuestro Padre celestial necesitaba a cada israelí hombre, mujer, niño y niña mediando por cada uno
    de las familias de las naciones yaciendo en sus huecos infernales, porque ellos necesitaban desprenderse de sus pecados hacia el tabernáculo de reunión y su Lugar Santísimo, para que Él los expíe con sangres expiatorias de corderos, y así, ellos
    sean liberados de sus tinieblas postreramente.


    Estos fueron rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac, que necesitaban ser ejecutadas por toda la casa de Israel por todo el desierto del Sinaí, como sacerdotes con el tabernáculo de reunión y su Lugar Santísimo, expiando por
    cada pecado cometido por las familias de las naciones perdidas a condenas infernales, para que sean todos ellos liberados en el último día. En otras palabras, nuestro Padre celestial necesitaba tener a cada hombre, mujer, niño y niña de la casa de
    Israel realmente viviendo en su presencia santísima cada pecado, que las familias de las naciones que habían cometido en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, para que Él realmente expiarlos con su gracia, misericordia, verdad y
    justicia divina.

    Es decir, que también nuestro Padre celestial tenía que tener a cada pecado de cada hombre, mujer, niño y niña de todas las familias antiguas, para que Él mismo realmente expiarlos con sangres expiatorias de corderos, salpicados en la puerta del
    tabernáculo y su Lugar Santísimo, removiéndolos así perpetuamente, y así, ellos regresen a su dulce hogar pronto. Visto que, nuestro Padre celestial tenia que encontrarse con cada pecado que las familias antiguas habían cometido en contra de Él,
    su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, para que Él realmente expiarlos con su gracia, misericordia, verdad y justicia divina, porque Él está resuelto a ver el amor de padres regresar al amor de hijos, y todos llenos de su vida eterna.

    Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba encontrarse con cada pecador en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, expiando sus pecados personalmente, pero también, liderar con ellos en la carne sagrada del convenio Israelita,
    juzgando así los que no renacieron bautizándose en agua y en su Espíritu Santo, para que hubiesen vestido la carne sagrada, en donde hubiesen sido juzgados Justos eternamente. Realmente, esto fue importante hacerlo así con Israel antiguo, como sus
    sacerdotes, vistiendo la carne sagrada junto con su Espíritu Santo del Juramento a Isaac, porque Él realmente necesitaba lidiar con todos ellos yaciendo en sus huecos infernales antes de Él encontrarse con ellos cara a cara en el Juicio final, y así,
    Él saber qué hacer con ellos legalmente en el último día.

    En otras palabras, nuestro Padre celestial necesitaba pasar por el desierto con Israel antiguo bautizado, vistiendo de la carne sagrada y de su Espíritu Santo, ministrando ante Él, como sus sacerdotes por las familias de las naciones yaciendo en sus
    huecos infernales, aplicando así su gracia, misericordia, verdad y justicia divina en donde sea posible con ellos antes del Día del Juicio final. Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba juzgar cada pecado del mundo antiguo, caminando por el
    desierto del Sinaí, y esto fue juzgando a cada hombre, mujer, niño y niña de las familias de las naciones con poderes del Juramento a Isaac, antes de enviar a su Hijo Jesucristo a Canaán para vivir su vida eterna victorioso sobre Satanás y sus á
    ngeles caídos.

    Por cierto, una vez que nuestro Padre celestial había juzgado cada pecado de cada hombre, mujer, niño y niña yaciendo en su hueco infernal con rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac, entonces, Él tenia que seguir adelante a
    cubrirlos finalmente con la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo, derramándola toda sobre el monte santo de Jerusalén victorioso sobre la muerte. Además, esto fue algo que nuestro Padre celestial tenía que hacerlo así en Canaán, como su paraíso
    moderno, para que no sea contaminado con el pecado del hombre, mujer, niño o niña del mundo entero, porque el pecado tenia que morir en el paraíso, su dulce hogar, y así, Él vivir con sus hijos en su amor perfecto, gloria y santidad eterna.

    Por eso, nuestro Padre celestial ha conquistado todo poder del mundo antiguo junto con el mundo nuevo, nacido del corazón del mundo viejo, cuando la roca de salvación con los tres sacrificios de Abraham fue finalmente salpicada con la sangre expiatoria
    de Isaac, desde el monte santo de Jerusalén, terminando así eternamente con el pecado, muerte y el infierno en toda la humanidad entera. Es decir, también que nuestro Padre celestial ha terminado juzgando cada pecado de cada hombre, mujer, niño y niñ
    a cometido en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo por el desierto del Sinaí con Israel antiguo, como sus sacerdotes junto con el tabernáculo de reunión y su Lugar Santísimo, cubriendo todo pecado finalmente con sangre expiatoria de
    su Hijo Jesucristo desde Canaán.

    Sin embargo, en el Día del Juicio sobre la tierra, entonces, nuestro Padre celestial no solamente habrá ya juzgado y expiado cada pecado, pero igual, Él los ha removido de cada hombre, mujer, niño y niña, cometido en contra de Él, su Hijo y su Espí
    ritu Santo, y así, Él juzgara a Lucifer y sus ángeles caídos, liberando las naciones eventualmente del mal, perpetuamente. Visto que, nuestro Padre celestial está resultó a remover a Satanás y sus ángeles caídos junto con el ángel de la muerte
    con cada infierno de la tierra, para que las familias de las naciones regresen a la vida (pero sin pecado alguno), porque Él ya ha quitado todo pecado por el desierto del Sinaí, el Valle de los huesos secos, y en Canaán con poderes redentores del
    Juramento a Isaac.


    Estos son poderes del Juramento a Isaac que nuestro Padre celestial derramó sobre la carne sagrada de Isaac, cuando Abraham fue llamado divinamente a ofrecer a su único hijo, como una ofrenda encendida hacia la gloria celestial, complaciendo así al
    Padre con perfecta verdad y justicia divina, finalmente liberando a sus hijos prometidos, pero igual, las familias de las naciones yaciendo en sus infiernos. Poderes con los cuales nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo Jesucristo nacido en Canaán,
    porque él recibió primero el derrame de su corazón santísimo sobre el monte Sion, en el Moriah, como parte de Jacobo y de sus hijos transitando por generaciones, finalmente emergiendo del vientre virgen de la hija de David, salpicando sangre
    expiatoria, empezando así nuevamente la vida eterna en la humanidad entera, pero primero en Canaán, su paraíso.


    Definitivamente, nuestro Señor Jesucristo nacido sin pecado de Israel, en Canaán, porque, aunque él viajó con los israelitas por muchas generaciones con el Juramento a Isaac, que es la naturaleza divina de nuestro Padre celestial, entonces, él jamá
    s se contaminó por el pecado, naciendo del vientre virgen de la hija de David, cumpliendo los Diez Mandamientos con perfecta santidad humana para la humanidad entera. Sin duda, nuestro Señor Jesucristo es Rey Mesías no solamente que Israel necesitaba
    para liberarse del Valle de los huesos secos, cuando su sangre expiatoria salpicó sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán, removiendo cada infierno de la tierra, pero igual, destruyó el pecado de la humanidad entera, para que las familias de las
    naciones vivan por siempre enriquecidas, prosperas y felices una eternidad entera.


    Es decir, también que nuestro Señor Jesucristo no solamente es el Rey de reyes y Señor de señores en todo Israel y en las familias de las naciones, pero igual, de la tierra entera, incluyendo cada infierno del centro de ella: porque él derramó de
    su sangre expiatoria como Isaac, finalmente edificando su templo sobre la roca de salvación. Considerando que, al nuestro Señor Jesucristo preguntarle a sus apóstoles sobre lo que pensaba la gente de él, entonces, le respondieron que ellos pensaban
    que él es uno de los profetas que ha regresado a Israel; y entonces él dijo, y ustedes ¿Quién creen que soy yo? Inmediatamente, Pedro le dijo: tú eres el Rey Mesías, el Hijo del Altísimo.

    Entonces, nuestro Señor Jesucristo le respondió, diciendo, bendito eres tú, Pedro, porque no te lo rebeló, esta gran verdad, carne ni sangre, pero mi Padre que está en los cielos te lo ha rebelado a ti; por lo tanto, yo te digo que en esta roca yo
    levantare mi templo. Ahora, estas palabras que nuestro Señor Jesucristo le dijo a Pedro, no fue porque él era la roca para edificar su templo, pero porque él confeso por el Espíritu Santo que es el Hijo del Dios viviente de la gloria celestial.

    Por ende, nuestro Señor Jesucristo podía ahora edificar su templo sobre la roca de salvación con los tres sacrificios, esperando por Isaac que salpique su sangre expiatoria sobre el corazón de la tierra, que fue el Valle de los huesos, en donde la
    casa de Israel estaba esperando por él, terminando así con la ofrenda encendida de Abraham hacia nuestro Padre en el cielo. Entendiendo que, nuestro Padre celestial necesitaba establecer para siempre su templo en Canaán, para gozarlo con sus hijos de
    Israel y de las familias de las naciones, conquistándolos desde el corazón de su nueva tierra y con cielos gloriosos, como con nuevas glorias nunca antes vistas por ningún hombre, ni por ángeles.

    Por eso, presentemente hay gente de la casa de Israel y huestes angelicales amando, sirviendo y alabando a nuestro Padre celestial y a su santo nombre fuego, clavado al madero del Israel antiguo sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán, y es aquí
    en donde sus ojos santísimos te ven a ti desde el cielo, dándole grandes gozos a su corazón santísimo. Este es el Valle de los huesos, en donde Israel antiguo se tornó en huesos secos, por no bautizarse en agua al invocar la perfecta santidad de su
    santo nombre fuego, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, para que abandonen la carne pecadora y al espíritu de error por la carne sagrada y su Espíritu Santo, en donde nuestro Padre celestial es realmente amado siempre.

    Dado que, cuando cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las familias de las naciones renace del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo igualmente, entonces, ellos vivirán en la carne sagrada y el Espíritu Santo, en donde palabras
    vivas del Juramento a Isaac naturales del corazón de nuestro Padre celestial operan, haciendo su voluntad perfecta en ellos siempre. Además, esta es su perfecta voluntad en ti, tu amados, vecinos y amistades, porque la naturaleza divina de nuestro
    Padre celestial se derramará hacia tu boca, abierta, recibirá desde la gloria celestial su naturaleza divina, llenando tu corazón con su perfecta santidad continuamente, para que tú jamás peques nuevamente, y sólo tú vivas su misma vida eterna
    enteramente.


    Entendiendo que, bautizado, entonces, tú habrás invocado su santo nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo para abrir no solamente tu boca perpetuamente, pero también, tu corazón, recibiendo sin cesar su naturaleza divina, fluyendo, en donde t
    harás su perfecta santidad, así como en el cielo, cumpliendo con sus mandamientos y sus palabras de su boca santísima, por ende, tú serás enriquecido siempre. Porque es aquí, en donde nuestro Padre celestial necesita tenerte a ti, recibiendo
    enteramente su naturaleza divina, haciéndote así que tú seas siempre santo y perfecto de cabeza a pies, así exactamente como Él lo es ante su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo y sus huestes angelicales por siempre, para que tú mismo seas como Él
    haciendo su voluntad perfecta sobre la tierra diariamente.

    Es decir, también que su naturaleza divina fluyendo por tu corazón, mente, cuerpo y espíritu humano, entonces, tú serás exactamente, así como Él siempre lo ha sido ante su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo y huestes angelicales, y así, tú
    tengas sus poderes del Juramento a Isaac, derrotando a Satanás y sus salvajadas junto con sus ángeles caídos y la muerte. Aquí es cuando, tú harás todo lo que nuestro Señor Jesucristo hizo en Canaán, durante días mesiánicos, como el Rey Mesías
    y salvador de Israel, conduciendo milagros y maravillas, por todas partes que fue por todo Israel, pero igualmente, tú harás mayores cosas que él hizo, por ende, nada te será imposible a ti, porque Satanás vera al Padre en ti cada día.

    Realmente, Satanás junto con sus ángeles caídos te vera a ti sobre la roca de salvación, porque cuando tú te bautizaste en agua, invocando la santidad perfecta de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, tú descendiste sobre
    ella perpetuamente, emergiendo del agua instantáneamente en el monte Sion, su dulce hogar, recibiendo así su amor infalible de ella (su roca). Y es aquí, en donde tú finamente serás redimido, porque la roca de salvación te llena con su amor
    infalible, gozos, alegrías y otras bendiciones, como el reposo Sabatino y paz, para que el Padre camine hacia ti, poniendo sus brazos sobre ti, porque tú ahora serás tan santo y perfecto, así como Él siempre lo es en la gloria celestial y por
    siempre.

    Aquí es cuando, tú serás tan santo y perfecto, así como nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo lo son siempre ante las huestes angelicales, vistiendo poderes cotidianos del Juramento a Isaac, sin fallarte jamás en toda tu
    vida, llamando con su naturaleza en ti a que descienda más sobre ti y las familias de las naciones siempre, desde el cielo arriba. Por eso, fue declarado por nuestro Padre celestial que en los últimos días, que Él mismo derramaría de su Espíritu
    Santo, que es su naturaleza divina, sobre toda carne de las familias de las naciones, porque Él llenara la tierra hacia las montañas más altas con su naturaleza personal, removiendo a Satanás y sus mentiras de la humanidad entera eventualmente, para
    siempre.

    Esto sucederá como en los días de Noé, cuando nuestro Padre celestial abrió las fuentes del cielo arriba y debajo de las aguas de la tierra, llenándola de agua hasta las montañas más altas, ahogando a toda carne, por culpa del pecado y rebelión
    que se habían vuelto incontrolables, empezando la vida humana nuevamente con gente que obedecerían siempre a sus palabras de vida. Este es el derramamiento de la naturaleza divina de nuestro Padre celestial hacia todo corazón humano, porque ellos
    abran ya abierto sus bocas, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, sus palabras de vida emergiendo de sus corazones y bocas serán sus palabras vivas del Juramento a Isaac, como su voluntad
    perfecta en la tierra.

    Entendiendo que, cada corazón de Israel y de las familias de las naciones, será llenado de la naturaleza divina de nuestro Padre celestial, derramándose con su Espíritu Santo en sus bocas, abiertas ya, llenando así todo corazón con sus palabras de
    vida, saliendo de toda boca para llenar la tierra enteramente, removiendo así toda mentira, maldición, enfermedad y muerte de la humanidad entera. Puesto que, la tierra será llena de palabras vivas de nuestro Padre celestial, descendiendo de su corazó
    n santísimo de su pecho hacia sus hijos bautizados ya en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre junto con toda palabra viva ascendiendo de su roca de salvación desde el corazón de Canaán, para que palabras malvadas de Satanás desaparezcan
    de la humanidad entera últimamente.

    Finalmente, cuando toda la casa de Israel renazca del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, el corazón de la tierra, que está llena nuevas
    glorias, se manifestara en Canaán, ascendiendo, cuando Israel entero haya entrado enteramente al Juramento a Isaac postreramente. En otras palabras, Israel entero tendrá que nivelarse con la perfecta santidad, que estará emanando desde el corazón de
    la tierra, que es la roca de salvación, emanando no solamente agua viva, pero también, sus palabras de vida de su amor infalible, gozos, alegrías y otras poderosas bendiciones nunca antes vistas, honrando a nuestro Padre celestial en su final
    descender a Canaán.

    Visto que, cuando Israel entero sea bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, la carne pecadora junto con el espíritu de error será removida por la carne sagrada y el Espíritu
    Santo, honorando a nuestro Padre celestial y su reino angelical, desciendo enteramente a gozar de leche y miel en Canaán. Ya que, es solamente en esta carne sagrada y su Espíritu Santo, y lleno de sus palabras vivas del Juramento a Isaac, en que
    nuestro Padre celestial descenderá con Israel antiguo junto con sus huestes angelicales para vivir en Canaán, su dulce hogar, con toda la casa de Israel y con las familias de las naciones, estableciendo así su reino de su perfecta voluntad finalmente.


    [continued in next message]

    --- SoupGate-Win32 v1.05
    * Origin: fsxNet Usenet Gateway (21:1/5)