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    From IVANIVAN555@aol.com@21:1/5 to All on Fri Mar 1 16:20:19 2019
    Sábado, 02 de Marzo, 2019 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)


    ISRAEL ANTIGUO SELLÓ la ROCA REDENTORA con TRES SACRIFICIOS de ABRAHAM en el VALLE de los HUESOS SECOS:

    Nuestro Padre celestial descendió con su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo y huestes angelicales en su monte Sion, descansado sobre el Monte Sinaí, porque los hijos de Israel estaban listos para servirle a Él como su sumo sacerdote para conquistar a
    las familias de las naciones postreramente con su misma vida santísima derramada sobre su altar de amor eterno, en Canaán. Considerando que, los cuatrocientos años ya habían pasado del cautiverio egipcio: por ende, toda la casa de Israel había
    acumulado cada pecado del pasado, del presente y del futuro para destruirlos en un día con poderes de su santo nombre fuego del Juramento a Isaac en un bautismo de agua gigante, para no volverlos a ver más en toda la tierra.

    Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba al Faraón que deje ir a sus hijos israelitas al Mar Rojo, abandonando cada pecado acumulado con poderes del Juramento a Isaac de las familias de las naciones, para luego ellos mismos servirle a Él (sin pecado
    alguno), y esta es la carne sagrada de su Hijo Jesucristo para conquistar primeramente el corazón de la tierra. Considerando que, para nuestro Padre celestial realmente conquistar a la tierra, tornándola en su nuevo reino de su perfecta voluntad, en
    donde sus palabras de vida naturales de su corazón santísimo reinarían maravillosamente, que Él había ya derramado sobre Isaac sobre el madero de su altar de amor eterno: entonces, todos los Israelitas tenían que descender al corazón de la tierra
    postreramente.

    Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba que sus palabras de vida naturales de su corazón santísimo, que es el Juramento a Isaac, desciendan al corazón de la tierra, conquistándola con ellas con sus hijos yaciendo en él por siglos, y así,
    ellos aprendan a amar, servir, honrar y glorificar su santo nombre fuego eternamente con sus perfectas glorias por toda la tierra postreramente. Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba que Israel abandone el cautiverio egipcio, bautizados todos ellos
    en agua, mudándose así de la carne pecadora por la carne sagrada, que tenia que ir por el desierto del Sinaí derramando sangres expiatorias de corderos, anunciándoles a las familias de las naciones, que el vientre virgen dará a luz a su misma vida
    eterna pronto, en Canaán.

    Puesto que, nuestro Padre celestial necesitaba no solamente a Israel antiguo bautizado en el Mar Rojo, recibiendo así la carne sagrada junto con su Espíritu Santo, convirtiéndose en sumos sacerdotes por una vida entera, pero igualmente, en el corazón
    de la tierra, porque ellos necesitaban destruir cada pecado de la humanidad entera en un solo día, con su Hijo Jesucristo sangrando sangre expiatoria. Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba a todo Israel bautizado en el Mar Rojo, pero igualmente,
    sedientos entrando en el desierto, porque ellos necesitaban beber aguas amargas del Marah, endulzadas, (endulzadas por el árbol de vida, descendiendo del monte santo de Jerusalén, en Canaán, que son ellos mismos), como el madero, sirviéndole a Él
    siempre sobre su altar de su amor eterno finalmente.

    En otras palabras, nuestro Padre celestial necesitaba a toda la casa de Israel caminando sedientos, al pisar el desierto del Sinaí, porque ellos serían, como el árbol del monte santo de Jerusalén descendiendo para endulzar no solamente las aguas
    amargas de Marah, pero igual, el Valle de los huesos secos: porque este madero, son los hijos prometidos a Abraham. Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba a los hijos de Israel bebiendo de las aguas amargas del Marah, endulzadas con el madero del
    altar, que eran ellos mismos, sin darse cuenta en el momento: porque fueron siempre ellos, como el madero del monte santo de Jerusalén descendiendo hacia ellos mismos, para postreramente endulzar enteramente el Valle de los huesos secos.

    Ciertamente, cuando Israel antiguo terminó en servir a nuestro Padre celestial, bebiendo aguas endulzadas de Marah por el árbol del monte santo de Jerusalén, que son ellos mismos físicamente ya sobre el altar del amor eterno, en Canaán, como la
    antorcha que nuestro Padre celestial trajo con Él a Abraham, caminando entre mitades de los carneros, entonces empezó a expiar pecados del mundo. Visto que, ellos bebieron aguas endulzadas de Marah por ellos mismos, como la antorcha del monte santo de
    Jerusalén, conociéndolo así o no, entonces, ellos estaban listos para beber de las aguas vivas de arriba el cielo, la nueva tierra: y esta es la roca de la salvación, porque bebiendo de ella, postreramente ellos finalmente endulzarían el corazón de
    la tierra perpetuamente.

    Puesto que, nuestro Padre celestial no solamente necesitaba conquistar la cautividad egipcia de cuatrocientos años, pero igualmente, el Mar Rojo y sus bautismos, el desierto del Sinaí, el Valle de los huesos secos endulzado con rituales y ceremonias
    del Juramento a Isaac para seguidamente conquistar Canaán, como su dulce hogar, en donde gozara de sus sueños más dorados con sus hijos una eternidad entera. Dado que, nuestro Padre celestial necesitaba no solamente erradicar todo pecado de todas las
    familias de las naciones, pero igualmente, cada tiniebla emanando del corazón de Lucifer y de sus ángeles caídos, como el ángel de la muerte, empezando en el mismo corazón de la tierra, para que sus palabras vivas naturales de su corazón santísimo
    fluyan libremente por toda su Creación, siempre.

    Por eso, es que nuestro Padre celestial necesitaba que Abraham no solamente sacrifique sus tres carneros con sus mitades opuestas una a otra y con dos aves yaciendo sobre la roca de salvación, que es el fundamento de la gloria angelical, pero igualmente,
    de toda la tierra por poderes del Juramento a Isaac de su voluntad perfecta, conquistándola así enteramente y para siempre. Es decir, también que nuestro Padre celestial tenia que haber tenido ya a Abraham ejecutando sus tres sacrificios sobre la
    roca de salvación junto con dos palominos sin cortar, porque Él regresaría con su antorcha ardiendo con su santo nombre fuego sobre él, y así, Él mismo empezar a expiar pecados del corazón de la tierra con sus mismos hijos prometidos a Abraham.

    Mejor dicho, al nuestro Padre celestial haber tenido a Abraham ejecutando sus tres carneros con sus mitades opuestas una a otra sobre la roca redentora, entonces, Él regresó con su antorcha ardiendo con su santo nombre sobre él, porque este madero,
    son los hijos prometidos, entrando por el corazón del mundo, destruyendo a Satanás desde su fundamento, y así, todo mal cese perpetuamente. Realmente, al nuestro Padre celestial haber tenido a los hijos prometidos a Abraham, como la antorcha en sus
    manos junto con su santo nombre ardiendo apasionadamente sobre él, cuando Él pasaba por mitades de carneros sobre la roca angular, entonces, Él removió todo fundamento de tinieblas de Satanás, estableciendo así su roca redentora como el fundamento
    de su nueva tierra perpetuamente.

    Por eso, cuando nuestro Padre celestial terminó de expiar por los pecados del mundo entero, cuando pasaba por mitades de corderos con sangre expiatoria salpicada sobre la roca de salvación junto con dos aves sin cortar, entonces, Él empezó a remover
    cada tiniebla, que es el fundamento del corazón malvado de Lucifer, que hace que sus mentiras florezcan por toda la tierra siempre. Ciertamente, después que nuestro Padre celestial camino por mitades de carneros opuestos una a otro con su antorcha
    ardiendo con su santo nombre sobre él, entonces, Él lo hizo con hijos prometidos a Abraham, entregados ya a él, viviendo en generaciones futuras, conquistando así finalmente a Canaán junto con toda la tierra, pero desde su mismo infierno primero, y
    con poderes especiales siempre.

    Aquí es cuando, nuestro Padre celestial le aseguró a Abraham que sus hijos prometidos e incontables como las estrellas del cielo arriba, vivirán en tierras lejanas, cautivados por cuatrocientos años, porque ellos estarán allí con poderes
    conquistados aquella noche sobre la roca de salvación y sus tres sacrificios con sus sangres expiatorias salpicadas junto con dos aves sin cortar. Además, nuestro Padre celestial le habló a Abraham así: porque él necesitaba entender, que la roca de
    salvación, entregada a él para sacrificar sus tres carneros con sus mitades opuestas una a otra junto con dos aves sin cortar, y sus sangres salpicadas sobre ellos, entonces, sus hijos estaban llamados divinamente a establecer este sacrificio único en
    el corazón de la tierra perpetuamente.

    Entendiendo que, para nuestro Padre celestial conquistar a Canaán junto con las naciones habitándola, entonces, Él tenia que destruir el Valle de los huesos secos, que es el infierno de Canaán, con la roca de salvación y sus tres carneros
    sacrificados con las dos aves sin cortar, asimilando, el monte santo de Jerusalén con su Hijo Jesucristo crucificado en Canaán últimamente. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba establecer el convenio de vida con Abraham y su esposa Sarah con
    su vientre estéril ya, dando vida no solamente a su Hijo Jesucristo como Isaac, por el Espíritu Santo, pero igualmente, a los hijos, viviendo en cautiverio egipcio, introduciendo así en la cautividad del mundo los tres sacrificios de Abraham,
    salpicados con sangres expiatorias sobre ellos mismos.

    Visto que, nuestro Padre celestial habiendo logrado tener a los hijos de Israel en el cautiverio egipcio por cuatrocientos años, entonces, Él descendió con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo sobre la roca de salvación, que es el altar de
    Abraham e Isaac, como la zarza ardiendo, en donde Moisés fue llamado a ascender, para entregarle su santo nombre fuego. Dado que, nuestro Padre celestial necesitaba entregarle a Moisés e Israel su santo nombre fuego, que Él jamás lo había entregado
    a nadie en toda la tierra, para que todos ellos lo posean, porque ellos habían terminado de acumular los pecados de las familias de las naciones del pasado, presente y de futuras generaciones, para destruirlos en el Mar Rojo finalmente.

    Por cuanto, nuestro Padre celestial necesitaba destruir todo pecado que la casa de Israel había acumulado con poderes cotidianos del Juramento a Isaac, porque ahora Él podía llevar a los hijos de Abraham purificados y santificados y bautizados del Mar
    Rojo hacia Canaán, porque habían empezado todos ellos ya a invocar su santo nombre fuego, destruyendo así pecados por toda la tierra, siempre. Sin embargo, para nuestro Padre celestial llevar a Israel antiguo hacia Canaán, entonces, Él necesitaba
    asegurarse que ellos se sentirían sedientos caminando por el desierto hostil: porque Él quería que ellos probasen de aguas amargas de Marah, endulzadas por el árbol del monte santo de Jerusalén, que son ellos mismos, aquel madero, llevando los tres
    carneros sacrificados al corazón de la tierra últimamente.

    Ciertamente, al nuestro Padre celestial haber tenido a Israel antiguo bebiendo de aguas amargas de Marah, endulzadas por el madero que descendió del monte santo de Jerusalén, uniéndose a ellos en el desierto, entonces, esta fue la ultima vez que
    bebieron agua de la tierra, porque ahora ellos estaban listos a beber de la roca de salvación para no volver a tener jamás. Por eso, el Israel antiguo después de haber bebido de la roca de salvación, fluyendo aguas de vida abundantemente, entonces,
    jamás tuvieron sed camino a Canaán, porque ellos fueron saturados con aguas de la nueva tierra del cielo arriba, finalmente para establecer los tres sacrificios de Abraham en el corazón de la tierra para la victoria final en contra del pecado para
    siempre.

    Sin embargo, antes que Israel antiguo alcance su destino final por el desierto del Sinaí, entonces, ellos tenían que ya haber recibido de nuestro Padre celestial las tablas de los Diez Mandamientos, visto que ellos necesitaban recibir el tabernáculo
    de reunión con su Lugar Santísimo del cielo arriba, porque sólo ellos tenían que transportar su naturaleza divina a las familias de las naciones. Definitivamente, nuestro Padre celestial necesitaba a todo Israel antiguo, como parte de su obra
    asombrosa, llevando su naturaleza divina a las familias de las naciones yaciendo ya en sus infiernos tormentosos (porque ellos jamás conocieron su santo nombre fuego, ni su Lugar Santísimo, ni su naturaleza divina encerrada en ella), listo para
    derramarse sobre ellos, si es que llegaban a Canaán últimamente.

    Realmente, fue importante para Israel antiguo escapar del cautiverio egipcio, bautizados en el Mar Rojo, abandonando la vida aprendida en cautiverio para luego aprender una nueva vida que es para amar, servir y honrarlo a Él por poderes del Juramento a
    Isaac, derramándose sobre el altar continuamente, viviéndolo así con todos sus poderes cotidianos, como el árbol de la vida eterna. Entendiendo que, esta es la vida que únicamente emana cada día naturalmente de nuestro Padre celestial, en que Él
    tiene que ser transportado en ella en cada hombre, mujer, niño y niña con su naturaleza divina confinada en el Lugar Santísimo del tabernáculo de reunión, listo para derramarse abundantemente sobre sus hijos perdidos para volver a vivir nuevamente,
    eternamente justificados, bendecidos y enriquecidos.

    Visto que, esta es la vida que nuestro Padre celestial le había entregado ya no solamente a Israel, pero también las naciones, anunciando al mundo entero de su naturaleza divina por derramarse sobre todo lugar, es decir, si Israel llega a Canaán, y
    con la hija virgen de David, dando a luz al Rey Mesías, salpicando su sangre expiatoria en el Lugar Santísimo. Sin embargo, este anuncio solamente podía ser llevado por Israel antiguo primero por el desierto del Sinaí, conduciendo rituales y
    ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac, tocando a toda alma viviente aun en su infierno tormentoso, para que todos ellos conozcan que su salvación va en camino hacia ellos, salpicando sangres expiatorias de corderos diariamente desde el
    Lugar Santísimo.

    Es decir, también que cada uno yaciendo en el infierno de las familias de las naciones, entonces, ellos tenían que ver el Lugar Santísimo, obrando, como el vientre virgen de la gloria angelical, salpicando sangres expiatorias de carneros, cuando
    Israel pasaba por el desierto, y así, ellos conozcan que el Rey Mesías caminaba ya hacia Canaán a salpicar su sangre expiatoria sobre ellos. En otras palabras, cada uno de las familias de las naciones yaciendo en el infierno, falló en bautizarse en
    agua, para que sus pecados sean quitados por poderes del Juramento a Isaac, que es la sangre expiatoria del Cordero de Dios, limpiando siempre a todos del mal: sólo entonces, ellos hubiesen aprendido que la sangre que los hace limpios descendía pronto
    al mundo.

    Por ende, cada uno de las familias de las naciones no solamente vio al sumo sacerdote de nuestro Padre celestial, que fue toda la casa de Israel, viviendo la vida gloriosa del Juramento a Isaac, dejándoles saber a ellos de los eventos por venir, pero
    igualmente, cada ritual y ceremonia de perfecta santidad, que ellos oían la voz salvadora llegar a ellos ya. Mejor dicho, lo que hizo nuestro Padre celestial con Israel antiguo, viajando por el desierto del Sinaí con su tabernáculo y su Lugar Santí
    simo con Él mismo en él, desplegando su naturaleza divina a las familias de las naciones yaciendo en el Valle de los huesos secos, hablándoles palabras de vida, regresándolos así nuevamente a vivir su misma vida eterna pronto, en Canaán.

    Visto que, este era el único camino posible en que nuestro Padre celestial podía alcanzar a las familias de las naciones en el infierno tormento ya perdidas, por haberle fallado en bautizarte en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su
    Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, en donde Él mismo les pudo haber hablado a ellos, perdonándolos, para amarlos y salvarlos instantáneamente. Ahora, nuestro Padre celestial tenia que hacerlo así, con los hijos de Abraham, rescatándolos del
    infierno tormento para ascender a su nueva tierra con cielos gloriosos, en donde no hay pecado nunca, finalmente convirtiéndose todos en uno con sus amados de siempre, porque se ha complacido su corazón santísimo de entregarles palabras de vida,
    bendiciéndolos abundantemente con sus asombrosas alegrías para siempre.

    Por ende, nuestro Padre celestial tuvo a Israel antiguo pasando por el desierto del Sinaí con su tabernáculo y su Lugar Santísimo con Él adentro, llenando a las familias de las naciones perdidas en el pecado y su condena eterna con palabras de vida
    del Juramento a Isaac, que ya pronto les entregaran perfecta salvación, que siempre han deseado obtenerla al fin. Sin embargo, al nuestro Padre celestial hablarles a las familias de las naciones yaciendo en el infierno tormentoso ya palabras vivas de
    rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac, cuando el Lugar Santísimo era salpicado con sangres expiatorias de corderos, entonces, Él les decía que su Hijo Jesucristo, como su salvador, pronto los rescataría de su perdición
    eterna.

    Además, este anuncio de eterna redención, podía ser anunciado únicamente por nuestro Padre celestial desde el Lugar Santísimo, como cuando Él normalmente le hablaba a Moisés, por ejemplo, pero con los israelíes actuando como sus sumos sacerdotes,
    conduciendo sacrificios continuos y salpicando sangres expiatorias, entonces, Él les hablaba palabras de amor para salvarlos muy pronto. Definitivamente, así es como nuestro Padre celestial iba a hablarle a todo Israel en Canaán, y esto por la carne
    sagrada, la sangre expiatoria, los huesos inquebrantables y la Gracia asombrosa, la Misericordia asombrosa, la Verdad asombrosa y la Justicia Divina de su Hijo Jesucristo, y así, él finalmente rasgue el velo de arriba abajo del Lugar Santísimo para
    siempre.

    Puesto que, el velo del Lugar Santísimo no podía ser rasgado por nadie por el desierto para que nuestro Padre celestial derrame de su naturaleza divina, otorgando: perdón, sanidad, amor, paz y salvación eterna: porque nadie se encontró digno de
    rasgarlo, y sólo hasta que su Hijo Jesucristo nació de la hija de David, derrotando finalmente a Satanás y sus secuaces, en Canaán. No obstante, y sólo hasta que se encuentre a alguien en todo Israel digno de rasgar el velo del Lugar Santísimo,
    entonces, nuestro Padre celestial tenia que seguir trabajando con cada israelí hombre, mujer, niño y niña, cargando con su naturaleza divina hacia las almas perdidas yaciendo en el infierno tormentoso, dejándoles saber, que su salvación está en
    camino hacia ellos ya pronto.

    Considerando que, nuestro Padre celestial tenia que derrotar a Satanás y sus artimañas, destruyendo cada pecado, tiniebla, enfermedad, pobreza y muerte del corazón de la tierra, además, Él tenía que derrotar naciones fieles a la muerte de Satanás
    y sus altares que habían enviado la humanidad entera al infierno: por ende, Él necesitaba detenerlos únicamente con poderes de su naturaleza divina. Es decir, que nuestro Padre celestial necesitaba destruir cada uno de estos reinos que se encontraban
    por el camino hacia Canaán, y destruirlos sólo con toda la casa de Israel, conduciendo rituales y ceremonias del Juramento a Isaac no solamente para hablarles vida a las almas perdidas del infierno, pero igual, derrotar a naciones enemigas que los habí
    an enviado allá abajo.

    Entendiendo que, si nuestro Padre celestial hubiese fallado en lidiar con ellos mientras tenia poderes para hacerlo así junto con Israel antiguo camino hacia Canaán, entonces, estos reinos y sus ejércitos se hubiesen constituidos, si no ya, en una
    seria amenaza a Canaán y su altar de su amor eterno sobre el monte santo de Jerusalén, por ello, Él lidió con ellos inmediatamente. Esto significa, que reinos fueron destruidos, así como Sodoma y Gomorra con sus ciudades contiguas, porque su
    influencia hacia el hijo prometido de Abraham, entonces, hubiese sido devastadora, que realmente, fue su Hijo Jesucristo nacido del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el Espíritu Santo, entregándonos así vida eterna, que todos nosotros necesitá
    bamos para encontrarnos con nuestro Padre celestial en persona pronto.

    Además, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por su Espíritu Santo, viviendo su vida eterna con Abraham, vivida ya una eternidad celestial con él, su Espíritu Santo y sus huestes
    angelicales, y así, todos nosotros vivamos su naturaleza divina en la tierra, complaciéndolo a Él en toda verdad y justicia divina continuamente, siempre. Puesto que, esta es la única vida glorificando su santo nombre fuego con sus huestes
    angelicales sobre el monte santo de Jerusalén, y lo mismo es verdad con cada hombre, mujer, niño y niña de todo Israel y de las familias de las naciones; y para entrar en su vida eterna ahora mismo, entonces, uno tiene que ser bautizado, invocando su
    santo nombre.

    Dado que, únicamente tú invocando la santidad perfecta de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, como cuando estés listo para entrar en el agua, en donde tú te bautizaras para la eternidad, entonces, esta vida gloriosa de nuestro Padre
    celestial descenderá sobre ti cada día, como su naturaleza divina, y así, tú la vivas enteramente siempre, empezando ahora. Esta es la misma vida de nuestro Padre celestial, como parte de ti, así como su imagen y alma santísima desde el día que tú
    naciste de Él: amándolo, sirviéndole y glorificándolo a Él y a su santo nombre fuego sobre el monte santo de Jerusalén con toda ella ya en ti, y así, tú sepas cuanto Él te ama una eternidad entera.

    De otra manera, tú siempre fallaras en conocerlo, como tu Padre celestial de quien tú naciste de su imagen y de su alma viviente, porque es únicamente en su vida personal, que tú finalmente vendrás a conocerlo a Él, así como su Hijo Jesucristo y
    su Espíritu Santo lo conocen en persona desde la eternidad y hasta la eternidad. Esta es la vida personal de nuestro Padre celestial entregada ya a cada uno de sus hijos, cuando ellos nacían individualmente de su imagen y de su alma viviente en la
    gloria celestial ante su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, como sus testigos personales de Él, que tú has nacido de su naturaleza divina, y así, tú vivas nuevamente hoy, eternamente enriquecido.

    Esta es la vida personal de nuestro Padre celestial reservada por ti en el Lugar Santísimo, en donde tú entraras en él, recibiéndola de Él legalmente: pero esto era imposible de cumplirse por el prohibido en ti junto con la naturaleza malvada de
    Lucifer, sin embargo, desde que su Hijo Jesucristo derramó su sangre expiatoria el velo se rasgó para acceder a él ya. Ciertamente, una vez que tú seas bautizado, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo,
    entonces, su naturaleza divina, que es su vida personal en ti, tus amados, vecinos y amistades, desciende en tu corazón, mente, cuerpo y espíritu humano, como parte de ti para nunca más conocer el pecado sino sólo riquezas insondables siempre.

    Visto que, esta es la verdadera vida que es vivida en la gloria celestial por nuestro Padre celestial, porque ella emana de Él, por inicio, pero igualmente, por su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, para que tú la vivas con tus amados, vecinos y
    amistades, ya que constantemente recibe nuevas bendiciones que necesitas para enriquecerte siempre. Verdaderamente, es una vida asombrosa, amándote tanto, así como ama a nuestro Padre celestial, el dador de ella, a su Hijo Jesucristo, el Espíritu
    Santo y las huestes angelicales junto con cada hombre, mujer, niño y niña redimido por generaciones y hasta hoy en la tierra, para que tú solamente conozcas amor, paz, gloria y riquezas insondables una eternidad entera, desde ahora.

    Esta es una vida hermosa, amando a nuestro Padre celestial con santidad perfecta toda una eternidad y hasta siempre, que Él ha enviado a su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, dejándote saber que su misma vida te ama tanto, como siempre lo ha amado a
    Él, para que tú regreses a ella, porque te extraña desde que te perdiste en el pecado. Palabras de vida, naturales de nuestro Padre celestial, derramadas sobre Isaac y sus hijos viviendo en generaciones futuras, pero igualmente, sobre las familias de
    las naciones ya en el infierno tormentoso: y Él necesitaba ir a ellos con su Juramento a Isaac, para dejarles saber, cuanto ellos son amados aun en la gloria angelical, a pesar de sus pecados y rebeliones.

    Envista de que, nuestro Padre celestial jamás volverá a ver pecado en ti una vez que tú te bautices en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, porque Él solamente ve pecado en la carne pecadora,
    manchada con el fruto prohibido, pero jamás en la carne sagrada y su Espíritu por una eternidad entera. Consiguientemente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a todo Israel antiguo escapando el cautiverio egipcio, camino por el desierto
    del Sinaí, llevando con ellos su Lugar Santísimo, llenó de su vida personal, que es su naturaleza divina derramándose sobre sus hijos perdidos con palabras de vida para ver vida nuevamente, pero únicamente en su nueva tierra, en donde no hay pecado
    jamás.

    Por el desierto del Sinaí: nuestro Padre celestial fue con Israel antiguo llevando el Lugar Santísimo a naciones yaciendo ya en el infierno tormentoso, entrando finalmente en Canaán, para que su Hijo Jesucristo derrame de su sangre expiatoria sobre el
    monte santo de Jerusalén, quitando así el velo, pero igualmente, abrir el Valle de los huesos secos para que Israel viva nuevamente. Además, nuestro Padre celestial necesitaba pasar por el desierto del Sinaí, con Israel antiguo cargando con Él y con
    su naturaleza divina en el Lugar Santísimo, para derramarlo sobre sus hijos perdidos en el infierno: y luego, Él finalmente tenerlos a todos ellos descendiendo al Valle de los huesos secos con la roca de salvación y sus aguas vivas bebidas por ellos
    ya.

    Dado que, nuestro Padre celestial necesitaba establecer su roca de salvación en el Valle de los huesos secos, al antiguo Israel descender en él con rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac, y así, su Hijo Jesucristo derrame su
    sangre expiatoria entonces lo toque, haciéndolo fluir con su amor infalible, gozos, felicidades y salvación dulce y eterna últimamente. Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba tornar el Valle de los huesos secos en un lugar muy santo, tan santo
    y perfecto, así como Él con su corazón santísimo, su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo y las huestes angelicales, porque dulzura emanando del corazón de la tierra va ascendiendo hacia Canaán progresivamente, fluyendo leche y miel abundantemente,
    bendiciendo así a las naciones siempre.

    Por eso, es que cuando Israel antiguo renació por poderes del Juramento a Isaac, derramándose sobre ellos desde el monte santo de Jerusalén, cuando nuestro Señor Jesucristo era clavado con el santo nombre fuego al madero, entonces, la naturaleza
    divina encerrada en el Lugar Santísimo se derramó sobre ellos para vivir nuevamente en el Tercer Día, pero con perfectas glorias para siempre. En este día Sabático, cuando nuestro Padre celestial finalmente vio a su Hijo Jesucristo derramando de su
    sangre expiatoria sobre sus hijos yaciendo en el Valle de los huesos secos, entonces, Él se paró en el Lugar Santísimo con el velo rasgado finalmente para destruir toda tiniebla en tres horas, y así, Israel viva nuevamente con cada familia de las
    naciones para siempre.

    Entendiendo que, con nuestro Padre celestial habiendo tenido a su Hijo Jesucristo derramando de su sangre expiatoria sobre el madero del Israel antiguo, salpicando su altar enteramente, entonces, ahora Él tiene la roca de salvación emanando amor, gozos,
    felicidades y otras bendiciones junto con el reposo Sabatino y finalmente paz, para que todo infierno del corazón de la tierra sea destruido postreramente. Realmente, cuando Israel antiguo abandonó el Valle de los huesos secos, convirtiéndose en el
    lugar más dulce del mundo, tornándose tan santo y perfecto, así como el Lugar Santísimo lo es eternamente en la gloria celestial y sobre el monte Sion, en Canaán, para que su santo nombre fuego reciba gloria y honor desde el mismo corazón del mundo
    progresivamente una eternidad entera.

    Canaán: tierra de leche y miel, que nuestro Padre celestial siempre le hablo de ella a Abraham y a su esposa Sarah, por el Juramento a Isaac que Él derramó sobre su hijo Isaac, cuando yacía sobre el madero del monte santo de Jerusalén, por ello,
    pronto Israel descenderá desde la gloria a disfrutar abundante dulzura, ascendiendo desde el corazón de la tierra. Ciertamente, esto hará finalmente nuestro Padre celestial con cada nación, porque con Israel antiguo pasando por el desierto del Sinaí,
    descendieron mordidos por serpientes venenosas al corazón de la tierra, establecido así su roca de salvación con sus tres sacrificios sobre él, salpicado con sangre expiatoria desde Canaán, y así, todo infierno estalle de amor, gozos y alegrías
    interminables hacia las naciones postreramente.

    En otras palabras, nuestro Padre celestial hará con cada nación, así como ha hecho con Israel antiguo yaciendo en el Valle de los huesos secos, convirtiéndolo en una fuente de dulzura eterna, emergiendo hacia la superficie, como hacia Canaán para
    todo Israel primero, y hacia las naciones últimamente: gozando todos juntos de dulzuras de cada día hacia toda la eternidad venidera. Realmente, si el pecado hizo que cada hombre, mujer, niño y niña descienda al infierno debajo de sus países, en
    donde nacieron, entonces, con poderes del Juramento a Isaac, conquistados por su Hijo Jesucristo y su sangre expiatoria sobre el madero del monte Sion, en Canaán, finalmente Él los convertirá en fuentes de dulzuras, amando su santo nombre fuego en sus
    tierras siempre.

    Por cuanto, nuestro Padre celestial ha determinado que, en el Juicio Final sobre la tierra, entonces, Él juzgara cada pecado que no se hundió en su bautismo en agua, porque la gente rehusó bautizarse, en donde ellos pudieron haber invocado su santo
    nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, sumergiéndose en su amor infalible para emerger en su naturaleza divina: justificados perpetuamente. Sin embargo, en este Día de Juicio final sobre la tierra se juzgará cada pecado emanando del corazón
    malvado de Lucifer y de sus ángeles caídos junto con sus secuaces: porque nuestro Padre celestial hará lo mejor posible con poderes del Juramento a Isaac para rescatar las familias de las naciones para su reino de su perfecta voluntad, que es su nueva
    tierra.


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