• =?UTF-8?Q?=28IV=C3=81N=29=3A_El_PADRE_nos_ha_OTORGADO_toda_su_VOLUNTAD_

    From =?UTF-8?Q?Iv=C3=A1n_Valarezo?=@21:1/5 to All on Fri Aug 2 11:26:30 2019
    Sábado, 03 de Agosto, 2019 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)


    El PADRE nos ha OTORGADO toda su VOLUNTAD PERFECTA perpetuamente, BAUTIZADOS en agua únicamente:


    Realmente, nuestro Padre celestial estaba listo para recibir sus primeros sacrificios ofrecidos por Abraham que se había sentado a comer del pan y vino de la Mesa santa, servida por su Hijo Jesucristo, y así, Él tener finalmente a su único Hijo
    Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah: porque Él había determinado entregarle su voluntad perfecta a la tierra entera. Por cuanto, nuestro Padre celestial había establecido ya un convenio de vida con Abraham, en donde Él
    continuara comiendo del pan y vino con sus hijos prometidos naciendo con su perfección divina y perfecta santidad, y así, ellos vivan su vida eterna, que es su Juramento a Isaac, en donde su perfecta voluntad será establecida finalmente sobre la
    humanidad entera por generaciones venideras.


    Ahora, nuestro Padre celestial le prometió a Abraham hijos numerosos, así incontables como las estrellas del cielo arriba, poblando la tierra con su misma perfección y con su misma santidad, así como su Hijo Jesucristo y como su Espíritu Santo las
    han vivido en su reino angelical, desde su creación, y así, Él finalmente establecer su voluntad perfecta sobre la tierra perpetuamente. Considerando que, nuestro Padre celestial estaba buscando establecer una nueva tierra desde la vieja tierra, al
    tener a los hijos de Abraham naciendo con su perfección y con su santidad, y así, ellos vivan su vida eterna, así como su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo junto con las huestes angelicales la han vivido triunfantemente siempre, por todo el reino
    angelical.


    Sin embargo, nuestro Padre celestial necesitaba tener a su Hijo Jesucristo y a su Espíritu Santo ya viviendo su vida eterna con Abraham y sus hijos naciendo en generaciones futuras, porque Él estaba dispuesto a destruir a Satanás y a la muerte
    postreramente, y así, Él establecer su nueva tierra con su perfecta voluntad floreciendo en todas las familias de las naciones perpetuamente. Realmente, fue importante para nuestro Padre celestial tener a Abraham junto con sus hijos adoptados,
    comprados de extranjeros, comiendo del pan y vino, servido por su Hijo Jesucristo sobre la Mesa santa, y así, su Hijo amado nazca del vientre estéril de Sarah como Isaac, por su Espíritu Santo, pero igualmente, asegurando así su altar de su amor
    infalible por la humanidad entera.


    Pero, este altar de su amor infalible por sus hijos de las familias de las naciones tenia que ser establecida en Canaán, porque esta es su tierra escogida para que su vida eterna florezca no solamente por todo Israel, pero igual en las familias de las
    naciones, porque Él había determinado bautizar con agua y bautizar con su Espíritu Santo la tierra entera. Es decir, que nuestro Padre celestial estaba mirando hacia el futuro bautizar a cada hombre, mujer, niño y niña no solamente de Israel, pero
    también de las familias de las naciones, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y así, finalmente bautizarlos a todos con su Espíritu Santo para entrar a su vida eterna, perpetuamente redimidos.


    Además, nuestro Padre celestial ya había bautizado toda la tierra en los días de Noé, porque las familias de las naciones de aquellos días estaban sufriendo violencias terribles por todas partes, por ende, le era imposible a Él bautizar la tierra
    con agua y con su Espíritu Santo, y así, ellos cambien su manera pecadora de vivir hacia Él en la gloria celestial. Ciertamente, en días de Noé, nuestro Padre celestial necesitaba derramar de su Espíritu Santo sobre las familias de las naciones,
    pero, esto le era imposible, porque la violencia estaba creciendo en las naciones, y Él fallaba siempre de derramar de su Espíritu Santo sobre las gentes, por ende, llamó al diluvio, bautizando así la tierra entera para que toda violencia cese
    finalmente.


    A tiempo, nuestro Padre celestial tuvo las llaves del agua abiertas en el cielo y las llaves del agua abiertas de debajo de la tierra, subiendo toda agua así sobre las montañas, faltando el aire y el oxígeno para los animales y para las gentes, quitá
    ndoles la vida, empezando así nuevamente la tierra, en donde Él podía bautizarla con su Espíritu Santo postreramente. Históricamente, en días de Noé, nuestro Padre celestial destruyó a toda carne, animal y humana juntamente, con grandes aguas
    descendiendo del cielo arriba y ascendiendo de debajo de la tierra, porque Él necesitaba abolirlas, ofendiéndole a Él con palabras del fruto prohibido, del Árbol de la ciencia del bien y del mal, reemplazándolas así con la carne sagrada de su Hijo
    Jesucristo enteramente.


    Realmente, fue importante para nuestro Padre celestial entregarle a su siervo Abraham su roca de salvación, para que él mismo ofrezca tres carneros con sus mitades opuestas una a otra junto con dos palominos sin cortar, salpicados con sangre expiatoria,
    porque todos sus hijos iban a nacer en cautiverio por cuatrocientos años, y así, Él destruir a Lucifer y la muerte con ellos postreramente. Definitivamente, nuestro Padre celestial necesitaba bendecir a Abraham y a su esposa Sarah con un recién
    nacido de su vientre estéril, por el Espíritu Santo, y este es Isaac introduciendo en la familia humana: la carne sagrada, los huesos inquebrantables y la sangre expiatoria, que Él necesitaba urgentemente sobre su altar de su amor infalible, en Canaá
    n, salvando la tierra entera finalmente.

    Este es nuestro Señor Jesucristo naciendo como Isaac del vientre estéril de Sarah, porque él no solamente necesitaba introducir en la humanidad entera su carne sagrada, los huesos inquebrantables y la sangre expiatoria, pero igualmente, él necesitaba
    vivir la vida eterna de nuestro Padre celestial que Jacobo junto con los hijos prometidos en generaciones venideras la vivirán victoriosamente, redimiendo finalmente a la humanidad, milagrosamente. A tiempo, nuestro Señor Jesucristo nació como Isaac
    del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, con la carne sagrada, los huesos inquebrantables y la sangre expiatoria, entonces, él necesitaba ser el primero en vivir la vida eterna de nuestro Padre celestial con Abraham y Sarah junto con sus
    hijos adoptados, y así, sus hijos prometidos la vivan milagrosamente por generaciones interminables.


    Nuestro Padre celestial necesitaba haber tenido ya a su Hijo Jesucristo viviendo su vida eterna junto con su Espíritu Santo con Abraham, así como ellos la han vivido con Él junto con sus huestes angelicales, porque Él buscaba transferir su reino
    entero de riquezas asombrosas a la tierra, pero, tenia que ser sobre una tierra nueva y sin Satanás y la muerte, perpetuamente. Por eso, es que nuestro Padre celestial necesitaba vivir su vida eterna con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu en la
    familia de Abraham, para Él mismo saber, y empezar a experimentar, las glorias de vivir con sus hijos sus bendiciones cotidianas de su corazón santísimo, ejecutando así su perfecta voluntad, como siempre, como con las huestes angelicales del cielo.


    Por ende, cuando nuestro Padre celestial vivió con Abraham y con Sarah junto con los hijos adoptados, vecinos y amistades de cerca y de lejos, entonces, Él podía ver que cada uno, empezando con Abraham, que ellos habían vivido su vida eterna junto
    con sus bendiciones cotidianas, espléndidamente, y así, Él entendió que Él podía establecer su nueva tierra sobre la vieja tierra postreramente. Sin embargo, nuestro Padre celestial tenia que empezarlo todo nuevamente, cuando creaba la nueva tierra,
    con la santidad perfecta de su corazón santísimo descendiendo al corazón de la tierra, destruyendo finalmente a Satanás y la muerte junto con cada ángel caído a la puerta del infierno, estableciendo su roca de salvación junto a ella con los tres
    carneros de Abraham y con sus dos aves sin cortar, salpicados con sangre expiatoria.


    Ahora, para que esto empiece a desarrollarse, creando su nueva tierra, en donde la humanidad entera regresara a la vida, viviendo su vida eterna junto con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo, entonces, Él tenia que derramar la santidad perfecta
    de su corazón sobre la tierra, pero, esto tenía que suceder sobre el monte Sion, descansando sobre el Moriah. Por eso, es que después que nuestro Padre celestial había vivido maravillosamente su vida eterna junto con su Hijo Jesucristo y con su Espí
    ritu Santo en la familia de Abraham, entonces, Él estaba listo para llamar a Abraham a su monte santo con su único hijo Isaac, que había aprendido amarlo por muchos años: ofreciéndolo finalmente, como una ofrenda encendida hacia la gloria celestial.


    Durante estos años, nuestro Padre celestial estaba listo para recibir de Abraham su único hijo Isaac, como una ofrenda encendida sobre su monte Sion, en el Moriah, porque Él complacido vivía de haber vivido con Abraham y sus vecinos y amistades, por
    ende, Él estaba listo para transferir grandezas de su corazón santísimo enteramente desde la gloria angelical hacia el corazón de la tierra finalmente. Esto fue algo que nuestro Padre celestial le hubiese gustado haber hecho durante los días de Noé,
    pero, la gente era muy violenta en aquellos días, por cierto, era imposible para Él establecer un convenio de vida, como el que estableció con Abraham al comer del pan y vino de manos de su Hijo Jesucristo sobre su Mesa santa.


    Desdichadamente, nuestro Padre celestial fallaba siempre en ver por donde Él podía derramar de su corazón santísimo sobre todo hombre, empezando así un convenio de vida sobre la tierra, que la única solución posible que Él vio fue el bautismo en
    agua, para Él mismo tener paz con la humanidad entera finalmente, encontrando un lugar en donde derramar enteramente su perfecta voluntad desde su corazón santísimo. Ahora, con el bautismo en agua, que nuestro Padre celestial tenia que haberla tenido
    ya con la tierra, entonces, Él mismo empezaría su vida eterna con la humanidad entera nuevamente, para Él derramar enteramente su voluntad perfecta desde la gloria angelical sobre la tierra, y así, cada hombre, mujer, niño y niña de las naciones lo
    puedan tener enteramente por una eternidad entera.

    Realmente, al nuestro Padre celestial bautizar la tierra entera con agua en días de Noé, entonces, Él lo hizo así no solamente para destruir cada carne pecadora de las naciones, pero igualmente, Él abrió la puerta para establecer un convenio de
    vida con Abraham, desplegando su roca de salvación con tres carneros sacrificados y con dos aves sin cortar, finalmente expiando cada pecado perpetuamente. Considerando que, sin el bautismo de toda la tierra con agua, entonces, nuestro Padre celestial
    hubiese tenido continuamente problemas con la carne pecadora en cada hombre, mujer, niño y niña: por ende, Él hubiese fallado en derramar la perfecta voluntad de su corazón santísimo desde el cielo arriba sobre la tierra, además, el derramamiento
    de su Espíritu Santo hubiese fallado enteramente.

    Consiguientemente, fue importante para nuestro Padre celestial bautizar la tierra en días de Noé, para Él entonces comer del pan y vino de su Mesa santa con Abraham, servido diariamente por su Hijo Jesucristo a las huestes angelicales, manteniéndoles
    así perfectos y santos, así como le manifestó a Abraham, asegurándole, que él tiene que ser perfecto y santo para vivir eternamente. Ahora, al nuestro Padre celestial comer del pan y vino con Abraham sobre su Mesa santa, diariamente servida por su
    Hijo Jesucristo a las huestes angelicales, manteniéndoles a ellos siempre perfectos y santos, entonces, él empezó a servirle a cada hombre, mujer, niño y niña del pan y vino, como su naturaleza divina, haciéndolos así santos y perfectos para ver
    la vida nuevamente siempre.


    Este es el convenio de vida que nuestro Padre celestial necesitaba establecer con las naciones, y Él empezó con la familia de Abraham, bendiciéndoles con sus hijos prometidos por generaciones venideras, para que Él no solamente expandir glorias de su
    santo nombre fuego sobre su monte Sion, pero igualmente, derramar su Espíritu Santo sobre toda carne para que su voluntad perfecta prevalezca mundialmente, progresivamente. Esta es la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial nacida de su corazón
    santísimo, derramándose sobre su Hijo y su Espíritu como Isaac sobre el monte Sion, en el Moriah, que Abraham lo ofreció, como una ofrenda encendida, porque su corazón santísimo ardía en sus fuegos por su voluntad perfecta sea hecha sobre la
    tierra en toda alma viviente por muchas generaciones venideras.


    Aquí es cuando, nuestro Padre celestial había esperado ver a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por poderes del Espíritu Santo, para que Él entonces derramar de su voluntad perfecta sobre la tierra, así como es
    derramada sobre las huestes angelicales, y así, la humanidad entera la viva con Él maravillosamente en la nueva eternidad venidera. Aquí, nuestro Padre celestial no solamente nos entregó a nosotros a su Hijo Jesucristo, como una ofrenda encendida con
    su carne sagrada, huesos inquebrantables y sangre expiatoria, manifestado mundialmente, como Isaac, el hijo único de Abraham yaciendo sobre el monte Sion, en el Moriah, pero igual, Él nos otorgó su voluntad perfecta enteramente, poseyéndola todos
    nosotros cada día sobre toda la tierra para siempre.

    Definitivamente, esta es la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial en cada uno de nosotros, cuando somos bautizados en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, porque, es aquí, en donde Él ha
    transferido en nuestros corazones, mentes, almas vivientes, cuerpos y espíritu humano su perfecta voluntad, así como está establecida en la gloria celestial, perpetuamente. Es como Los Diez Mandamientos, por ejemplo, dados por nuestro Padre celestial
    a Moisés para que Israel los posea perpetuamente, asegurándoles que ellos fallaran en cumplirlos siempre, porque únicamente pueden ser obedecidos y cumplidos por su naturaleza divina, recibida directamente de Él, cuando todos son renacidos del agua,
    invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo.

    Ciertamente, cuando nuestro Padre celestial llamó a Abraham al monte alto, en el Moriah, para que ofrezca a su único hijo Isaac, como una ofrenda encendida hacia Él en el cielo, entonces, fue para Él mismo derramar la voluntad perfecta de su corazón
    santísimo natural de Él, y así, todos nosotros, odecerla instantáneamente en nuestros días en la tierra, y hasta siempre, en la eternidad. Entonces, nuestro Padre celestial manifestó su voluntad perfecta de cada día no solamente a Abraham, pero
    igualmente a sus hijos prometidos viviendo en generaciones futuras, porque Él le dijo a Abraham que sus hijos nacerían en tierra extranjera, Egipto, y ellos serán esclavizados por cuatrocientos años, recogiendo pecados del pasado, del presente y del
    futuro del mundo entero.

    Dado que, cuando ellos nacen en generaciones en tierras extranjeras, entonces, ellos nacerán con el Juramento a Isaac, que su naturaleza divina en cada uno de ellos, manifestando su perfecta voluntad sobre la tierra, así como es manifestada en la
    gloria celestial con las huestes angelicales, para Él entonces bendecir a la humanidad entera con una nueva tierra últimamente. Por ende, fue la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial que Abraham y el vientre estéril de Sarah dé a luz a hijos
    incontables como las estrellas del cielo arriba, pero igualmente naciendo en el cautiverio egipcio, porque ellos tenían que acumular cada pecado de todas las familias de las naciones para abandonarlos en el bautismo del Mar Rojo, en los últimos días.

    En verdad, fue la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial que toda la casa de Israel naciese en el cautiverio egipcio, recogiendo cada pecado de las familias de las naciones por todas las generaciones con poderes cotidianos del Juramento a Isaac,
    pero igualmente, que todos ellos sean finalmente bautizados en el Mar Rojo, invocando la perfecta santidad de su nombre. Entendiendo que, este es el santo nombre fuego de nuestro Padre celestial que jamás le ha sido dado a nadie antes, pero, fue su
    perfecta voluntad al entregárselo a Israel, cuando todos ya habían nacido y vivido en el cautiverio egipcio por cuatrocientos años, porque al invocarlo, entonces, ellos tenían poderes para deshacerse de cada pecado en el bautismo del Mar Rojo
    finalmente.

    Por ende, fue la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial no solamente de abandonar cada pecado en el lecho marino del Mar Rojo, pero igual, de deshacerse de la carne pecadora y del espíritu de error por la carne sagrada y el Espíritu Santo, en
    donde ellos amaran, servirán y lo glorificaran a Él en su perfecta voluntad por todo el desierto del Sinaí. Considerando que, una vez que Israel han sido bautizados en agua del Mar Rojo, entonces, ellos habrán recibido cada uno de ellos de la carne
    sagrada de Isaac y del Espíritu Santo con su perfecta voluntad, convirtiéndose no solamente en su sumo sacerdote por todo el desierto, pero igual, expiar cada pecado de las familias de las naciones yaciendo en el infierno tormentoso.


    Consecuentemente, todo Israel se había convertido en la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial por todo el desierto, después del bautismo en el Mar Rojo, que Él había derramado completamente sobre la carne sagrada y sangre expiatoria de Isaac
    sobre su altar, para ejecutar su voluntad perfecta enteramente con perfección y santidad perpetua, y así, Él expiar todo pecado del mundo entero, finalmente. Es decir, también que cada hombre, mujer, niño y niña de Israel vino a ser la voluntad
    perfecta de nuestro Padre celestial sobre la tierra, especialmente por todo el desierto, porque se habían bautizado en el Mar rojo, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y así, Él quitar el pecado del
    mundo en un día, perpetuamente.

    Consiguientemente, cuando cada hombre, mujer, niño y niña de las naciones sean bautizados en agua en sus bañeras, piscinas, charcos, lagos, ríos o playa cercana, entonces, ellos habrán abandonado la carne pecadora y el espíritu de error por la
    carne sagrada y el Espíritu Santo, en donde la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial estará trabajando con ellos incansablemente hasta que el reino venga. Entendiendo que, la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial está ya siempre presente
    en la carne sagrada y la sangre expiatoria de Isaac (Yeshua, Jesús) para todos bautizados en agua ya, invocando al Padre, al Hijo Jesucristo y al Espíritu Santo, y así, su perfecta voluntad sea hecha en la tierra con las familias, así como en la
    gloria celestial con las huestes angelicales.


    Ahora, cuando el Israel antiguo estaba bautizado del Mar Rojo, invocando el nombre del Dios de Abraham, el nombre del Dios de Isaac y el nombre del Dios de Jacobo, que es el Espíritu Santo, entonces, ellos recibieron la carne sagrada y el Espíritu
    Santo, sedientos de la roca de salvación: océanos de su amor infalible, alegrías, gozos y otras bendiciones. Entonces, fue la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial llevando a Israel hacia el desierto con la carne sagrada y el Espíritu Santo en
    ellos, sedientos por la roca de salvación, pero antes, ellos llegaron a aguas amargas de Marah, en donde el árbol del monte Sion descendió, endulzándolas, porque son ellos mismos, israelitas, descendiendo a endulzar el corazón de la tierra
    finalmente.


    Aquí, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel antiguo bebiendo aguas amargas de Marah, probando así la amargura del corazón de la tierra antes que ellos descendiesen a él con nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo,
    porque luego lo endulzarían con todos ellos mismos, como el árbol, llevando el santo nombre fuego con clavos de bronce. Después que Israel antiguo había probado aguas amargas de Marah, endulzadas por el árbol descendiendo del monte Sion, en Canaán,
    que son ellos mismos, el madero, llevando el santo nombre con clavos de bronce últimamente, entonces, ellos necesitaban beber de la roca de salvación para jamás tener sed nuevamente por generaciones interminables en el corazón de la tierra, luego
    convirtiéndolo en su nueva tierra perpetuamente.


    Legalmente, fue perfecta voluntad de nuestro Padre celestial, conforme al Juramento a Isaac, para que Israel bebiese de la roca de salvación, visto que ellos iban a ejecutar rituales y ceremonias de perfecta santidad con el Lugar Santísimo del tabern
    culo de reunión por el desierto del Sinaí, expiando pecados del mundo entero para ser destruidos sobre el monte Sion, en Canaán, últimamente. Por lo tanto, Israel antiguo junto con los animales de sacrificio, que traían con ellos de Egipto,
    necesitaban beber abundantemente de la roca de salvación, para no volver a tener sed jamás, pero igualmente, para mantenerse santo y perfecto por dentro y por fuera de sus cuerpos glorificados, para que todo lo que hagan, entonces, sea hecho todo en
    perfecta santidad perpetuamente.

    Considerando que, cada ritual y ceremonia de perfecta santidad del Juramento a Isaac tenía que ser ejecutado bajo la dirección divina de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, asegurándose, que todo lo que hagan sea hecho a
    perfección siempre, porque iban a descender todos ellos al Valle de los huesos secos victoriosos sobre todo pecado para siempre. Es decir, que todo Israel necesitaba descender a la puerta del infierno con la roca de salvación, desplegando los tres
    sacrificios de Abraham con sus mitades opuestas una a otra junto con dos aves sin cortar, salpicados con sangre expiatoria, en perfecta santidad recibida de nuestro Padre celestial y de su roca redentora, esperando que Isaac salpique de su sangre
    expiatoria desde arriba, Canaán.


    Puesto que, esta es la vida eterna de nuestro Padre celestial entregada a Adán primero y luego a Eva junto con los hijos, que Lucifer junto con la serpiente hizo que ella coma del fruto prohibido, para que ellos mueran en el paraíso, pero, antes de
    contaminarlo con la muerte, entonces, Él tuvo a Adán y a Eva descendiendo a la tierra. Ciertamente, fue la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial que Adán y Eva, después de haber pecado al comer del fruto prohibido, que ellos tenían que
    tornarse en polvo, considerando que, fue de allí que fueron sus carnes tomadas, por ende, al polvo de la tierra tenían que regresar, luego, despertando (emergieron) a vivir nuevamente, bautizados en agua, invocando su santo nombre fuego.


    Ahora, nuestro Padre celestial necesitaba regresarlos a ellos a vivir nuevamente, pero jamás con la carne pecadora y con el espíritu de error, más bien, con la carne sagrada de su Hijo Jesucristo, sus huesos inquebrantables y su sangre expiatoria
    junto con su Espíritu Santo, porque únicamente entonces, ellos llenarían sus corazones con su voluntad perfecta en la tierra y en el cielo, siempre. Comprendiendo que, la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial nace naturalmente de su corazón
    santísimo, que ninguno del reino angelical puede cumplirlo cabalmente, excepto Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu, empero, cada ángel en sus diferentes rangos de glorias y poderes puede vivir su vida eterna enteramente, pero, es siempre Él
    haciendo su voluntad perfecta en ellos por todo el reino angelical.


    Dado que, ninguno del reino angelical tiene poder para vivir la vida eterna de nuestro Padre celestial y su voluntad perfecta—porque ellos son creados, como seres angelicales, con un propósito especifico para ejecutarlo por toda la gloria angelical,
    sin embargo, la vida eterna, que ellos han recibido—solamente Él la puede vivir, haciendo toda obra en ellos en la eternidad. Exactamente, esto es lo que nuestro Padre celestial pensó hacer, dándole vida a Adán y a sus hijos, empezando con Eva,
    porque naturalmente nacidos de su imagen son, viviendo conforme a semejanza de su Hijo Jesucristo junto con santidad perfecta de su Espíritu Santo, entonces, empezó todo así: para que Él trabaje en ellos en la tierra, así como trabaja con los á
    ngeles en el cielo.


    Entendemos que, nadie en la gloria celestial y con sus ángeles y sobre la tierra con cada hombre, mujer, niño y niña puede realmente vivir su vida eterna, complaciendo la perfecta voluntad de su corazón santísimo, entonces, Él es el que vive su
    vida eterna en ti hoy, cuando tú eres bautizado en agua, haciendo así Él cada obra cotidiana para bendecirte sobrenaturalmente siempre. Es como con los Diez Mandamientos, otorgados inicialmente a Moisés sobre el Monte Sinaí, escritos con su dedo
    sobre dos tablas de piedra, para que toda la casa de Israel los posea eternamente, porque ellos nacen con poderes del Juramento a Isaac, que es su misma vida eterna en ellos, y así, ellos hagan su voluntad perfecta finalmente por toda la tierra.


    Mandamientos de la vida personal de nuestro Padre celestial, que Él siempre ha vivido con ellos por una eternidad con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo, sin tener principio ni fin, porque son palabras de su misma vida eterna, que Israel nace
    poseyéndolos por el Juramento a Isaac, pero tienen que cumplirlos cabalmente, expandiéndolos por la tierra finalmente bautizados en agua. Realmente, esto es algo que solamente es posible, cuando cada uno es bautizado en agua, invocando la perfecta
    santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu santo, abandonando la carne pecadora y el espíritu de error por la carne sagrada y el Espíritu Santo, saturados ya con su voluntad perfecta de la A hasta la Z de su corazón santísimo, derramá
    ndose inicialmente sobre el Moriah.


    Verdaderamente, cuando cada hombre, mujer, niño y niña no solamente de Israel, pero también de las familias de las naciones son renacidos del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo,
    entonces, ellos vivirán su perfecta voluntad cada día de sus vidas en la tierra, porque será el Padre ejecutando sus obras en ellos siempre. Otra vez, es como con los Santos Mandamientos que nadie en el cielo, con las huestes angelicales, puede
    realmente cumplirlos enteramente sin quebrantarlos jamás, bien, lo mismo es verdad con cada hombre, mujer, niño y niña, aunque nazcan como Israel con el Juramento a Isaac—sin embargo, ellos lo recibirán cumplidos perpetuamente únicamente en su
    naturaleza divina—el bautismo en agua.


    Dado que, por el bautismo en agua cada uno de Israel y de las naciones recibirá la carne sagrada y el Espíritu Santo, en donde nuestro Padre celestial derramó su voluntad perfecta de su corazón santísimo, para que tú mismo lo tengas hoy, en donde
    sea que vivas en la tierra, haciendo así su voluntad perfecta sin fallarle jamás, porque Él trabaja en ti siempre. Por ello, si tú eres bautizado en agua, porque habrás invocado la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu
    Santo, entonces, la carne sagrada y su Espíritu Santo llevan en ti su perfecta voluntad enteramente por toda tu familia, lugar de trabajo o oficina, barrio, comunidad y nación, para que tú seas enriquecido espiritualmente, llevando su voluntad
    perfecta cumplida ya.

    Definitivamente, así es como nuestro Padre celestial trabaja con cada ángel, haciendo su perfecta voluntad por todo el reino angelical, porque ningún ángel puede realmente vivir su vida eterna a perfección, excepto su Hijo Jesucristo y su Espíritu
    Santo, por ende, únicamente Él vive su vida eterna en cada ángel, haciendo lo que los hace grandes, además, el reino entero es enriquecido así, siempre. Absolutamente, esto es lo que nuestro Padre celestial necesita hacer con cada hombre, mujer, niñ
    o y niña por todo Israel y las naciones, pero bautizados en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, recibiendo así el cuerpo glorificado de su Hijo Jesucristo con su Espíritu Santo, y así, Él obrar maravillas, su perfecta voluntad
    cotidiana, engrandeciendo a Israel con toda su tierra, Canaán.


    Considerando que, esta es la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial, hecha en cada uno de sus hijos por todo Israel y las familias de las naciones, que Él no solamente convertirá el corazón de la tierra como su corazón santísimo en su pecho,
    pero igual: Él puede hacer que Canaán sea la tierra más amada del mundo entero, para siempre. Por cierto, esta es la perfecta tierra de la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial, en donde Él no solamente manifestara su vida eterna en cada hijo
    suyo, pero igualmente glorias nacidas naturalmente de su corazón santísimo, como las que ya han bendecido el corazón de la tierra, como la leche y miel, y así también a sus hijos por toda la tierra.

    Realmente, es la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial manifestada finalmente en cada hombre, mujer, niño y niña de Israel en todas sus comunidades florecientes, entregándonos sus asombrosas glorias nunca antes vistas por sus huestes
    angelicales ni menos por las familias de las naciones, porque todo es creado perfecto para su nueva tierra, en donde el pecado nunca existirá en la eternidad. Es decir, también que cuando tú renaces del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad
    de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, tú habrás intercambiado la carne pecadora y el espíritu de error por la carne sagrada y el Espíritu Santo, que solamente podrán prevalecer en una nueva tierra, en donde el pecado jamá
    s ha existido por una eternidad entera.


    Aún más, es aquí, en donde nuestro Padre celestial desciende, gozando de su reposo Sabatino con Israel, y estos son sus hijos que ya partieron de este mundo junto con los que aun viven entre nosotros y con los que aun vienen incontables como las
    estrellas del cielo arriba, en donde Él realmente descansa, porque el pecado jamás ha existido en su nueva tierra. Ciertamente, este es el corazón de la tierra que nuestro Padre celestial la ha convertido en su mismo corazón santísimo toda ella, así
    como el que tiene en su pecho, en donde no solamente Adán y sus hijos nacieron sin pecado, empezando con Eva, porque el pecado jamás existió en su corazón santísimo, creciendo presentemente como su nueva tierra, prosperando progresivamente por una
    eternidad entera.


    Verdaderamente, es aquí. En donde nuestro Padre celestial desciende cada reposo Sabático, depositando en el corazón de su nueva tierra, sus riquezas insondables, que Él siempre soñó gozar con sus hijos nacidos de su imagen y de su alma viviente,
    pero igualmente, renacidos luego del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo con poderes asombrosos de su vida eterna, más allá de todo conocimiento humano. Esta es la vida que nuestro Padre celestial siempre pensó vivir con sus hijos
    nacidos de Él, viviendo conforme a la semejanza de su Hijo Jesucristo, que es su naturaleza divina y perfecta voluntad junto con la llenura del Espíritu Santo que llena la vida eterna con poderes asombrosos y dones que nos hacen conquistar nuevas
    glorias siempre, por una eternidad entera.



    [continued in next message]

    --- SoupGate-Win32 v1.05
    * Origin: fsxNet Usenet Gateway (21:1/5)