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Sábado, 01 de Abril, 2017 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
(ORAMOS POR MOCOA Y SUS FAMILIAS: Deseamos expresar nuestras oraciones, amor y condolencias a todas las familias de las vÃctimas de 120 muertos y 200 personas que desaparecieron súbitamente además de muchos heridos cuando un deslave se produjo sobre
el municipio de Mocoa, en el departamento de Putumayo, sur de Colombia. Todos ellos se encuentran en la presencia santÃsima de nuestro Padre celestial, porque su Hijo Jesucristo descendió del cielo para llevárselos con él a su morada de gloria eterna,
para que sean llenos de la vida eterna de su EspÃritu Santo y asà le amen, le sirvan y le glorifiquen por siempre en la eternidad como sus retoños legÃtimos. Todos ellos vivirán para la gloria de su santo nombre fuego que arde apasionadamente sobre
su altar de amor eterno por sus almas nacidas de la imagen de nuestro Padre celestial, para que por fin le sirvan en la semejanza de la carne sagrada y la sangre bendita de su Hijo Jesucristo como sus hijos e hijas de su nuevo reino celestial.
BENDECIMOS A SAN PETERSBURGO Y TODAS SUS FAMILIAS, EN RUSIA: Nuestras oraciones, amor y condolencias también son por las familias de las 11 vÃctimas y heridos del ataque terrorista ocurrido recientemente en el Metro de San Petersburgo, Rusia. Ellos estÃ
¡n delante de nuestro Padre celestial, porque por ellos su Hijo amado descendió del cielo para levantarlos a su gloria angelical, en donde vivirán por siempre solamente conociendo el amor, la gracia, la misericordia, la verdad y la justicia divina de
sus nuevas vidas celestiales, enriquecidas diariamente por el altar del amor eterno entre Dios y sus naciones. Nosotros seguiremos siempre orando por todas nuestras familias que aman a nuestro Padre celestial, por medio de la grande obra salvadora de su
Hijo Jesucristo sobre el altar del amor eterno, en donde su santo nombre fuego arde apasionadamente alumbrándonos en las tinieblas, para que nuestras almas vivientes vuelvan a nacer del agua y del EspÃritu Santo para salvación eterna.
MUCHAS FELICIDADES A TODO NUESTRO GRAN ECUADOR. Agradecemos a nuestro Padre celestial por habernos bendecido con un flamante Presidente LenÃn Moreno que siempre va a gobernar a todas nuestras familias con el amor del Padre, del Hijo y del EspÃritu
Santo, para que cada dÃa de nuestras vidas la verdad y la justicia reinen hacia grandes riquezas y el bienestar de cada uno de sus hijos e hijas. ¡Amén!)
SÓLO EL MADERO VIEJO ISRAELI CON SU NOMBRE Y YESHUA (JESÚS): TE ENRIQUECE:
Nuestro Padre celestial necesitaba establecer su santo nombre fuego sobre toda la tierra, para que él pueda gobernar sobre las familias de las naciones, que habÃa creado soberanamente, empezando con Adán y Eva en el paraÃso: por ello él tenia que
establecer un convenio de vida con Abraham y su esposa Sarah, introduciendo asà su familia divina en la humanidad, finalmente. Puesto que, esta era la única manera posible en que no solamente él podÃa gobernar sobre la humanidad entera, que él habÃ
a creado junto con su Hijo Jesucristo y el EspÃritu Santo, pero igualmente, él podrÃa alcanzar nueva glorias de santidades eternas para su santo nombre fuego, ardiendo apasionadamente con vida eterna sobre su altar antiguo, del amor prehistórico.
Esto era algo que nuestro Padre celestial tenia que hacer inmediatamente, porque no solamente él necesitaba ganar nuevas glorias de honor y de exaltación de su santo nombre fuego sobre su altar antiguo de su amor eterno, que tendrÃa que descender del
cielo con su Hijo Jesucristo y con el EspÃritu Santo, pero igualmente, derrotar a su adversario Satanás, perpetuamente. Ya que, nuestro padre celestial tenia muchas maneras para destruir a Satanás junto con sus ángeles caÃdos, pero él querÃa
hacerlo con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo sobre su altar de su amor prehistórico, reinando sobre él con su santo nombre fuego, ardiendo soberanamente, para que Satanás ni nadie jamás vuelva a levantarse en contra de su nombre bendito.
Por eso, fue importante para nuestro Padre celestial establecer un convenio santÃsimo con Abraham, para que él pueda darle vida en el mundo a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el poder del EspÃritu Santo,
estableciendo asà el fundamento para que su santo nombre fuego arda sobre la humanidad entera con la salvación de todo creyente. Por lo tanto, con su Hijo Jesucristo nacido en la tierra, por el EspÃritu Santo, del vientre estéril de Sarah como el
hijo muy amado de Abraham, entonces todo esto fue hecho con el propósito de que nazca entre las familias de las naciones su altar de su amor prehistórico, en donde su nombre santÃsimo será establecido sobre su altar antiguo, perpetuamente.
Es decir también que nuestro Padre celestial habÃa logrado iniciar el fuego de amor del corazón de Abraham y del corazón de Sarah, para empezar juntos no solamente a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac, por el poder del EspÃritu Santo, pero
igualmente nuestro Padre habÃa encendido su amor antiguo, para amar su santo nombre fuego en la humanidad entera, para siempre. Visto que, cuando Abraham y Sarah empezaron a aprender sobre su Hijo Jesucristo nacido entre ellos como Isaac, por el EspÃ
ritu Santo, entonces realmente estaban aprendiendo a amar a su santo nombre fuego, que pronto arderÃa en sus vidas y en la de sus hijos sobre su altar de amor eterno, para reinar sobre la humanidad entera con salvación para todo creyente.
Porque el dÃa que su Hijo Jesucristo nació del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo, entonces no solamente la carne sagrada, los huesos inquebrantables y la sangre reparadora nacieron en la familia humana de Abraham, pero igualmente su
santo nombre fuego nació para reinar sobre la humanidad entera con perfecta salvación, para cada uno de sus hijos, ascendiendo al cielo. Por cuanto, su Hijo Jesucristo siempre ha sido el templo de su santo nombre fuego para con las naciones angelicales,
por ende, él soberanamente necesitaba hacer lo mismo con las familias de las naciones: por ello, él tenia que tener un convenio de vida con Abraham y con el vientre estéril de Sarah, para que su nombre conquiste el mundo entero, finalmente.
En otras palabras, asà como su Hijo Jesucristo siempre ha sido su templo de su santo nombre fuego entre las naciones de las huestes angelicales del cielo, entonces su único Hijo amado tenia que igualmente ser el templo a su nombre santÃsimo para con
cada hombre, mujer, niño y niña de todas las familias de las naciones, reinando asà mundialmente, para siempre. Por cierto, lo que el vientre estéril de Sarah dio a luz cuando Isaac nació, por el EspÃritu Santo, entonces fue el templo del santo
nombre fuego de nuestro Padre celestial, que es su Hijo Jesucristo vestido de la carne sagrada, los huesos inquebrantables y la sangre reparadora, listo para ser el templo fiel y salvador de Abraham y de sus hijos prometidos.
Esto es correcto. Nuestro Padre celestial tuvo a Isaac nacido del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo, como el templo de su santo nombre fuego de que Abraham tenia que aprender a amar junto con su esposa y sus hijos adoptados en su hogar, y
todos los demás viviendo en derredor, para que todos aprendan a amar finalmente a su nombre bendito, mundialmente. En este dÃa, nuestro Padre celestial habÃa dado a luz del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo, el primer hombre llevando
su santo nombre fuego como su templo personal, y esto fue algo que él jamás hizo por los ángeles, pero si por todos sus hijos legÃtimos (porque nosotros hemos nacido de su imagen y de su alma viviente).
Es decir también que al nuestro Padre celestial tener a Isaac nacido del vientre estéril de Sarah, para que dé a luz a su hijo muy esperado, entonces él estaba dando a luz a su primer templo para las naciones: para que postreramente hacer que cada
hombre, mujer, niño y niña sea el templo de su nombre santÃsimo sobre su altar antiguo, perpetuamente. Ciertamente, su Hijo Jesucristo tenÃa que nacer del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo, como Isaac para ser el hijo muy amado de
Abraham, pero igualmente para ser el templo de su santo nombre fuego, para que Abraham junto con Sarah y demás por doquier: vengan todos a ser el templo a su nombre santÃsimo, con sólo creer en él.
Visto que, con el corazón creerás para justicia y confesando con tus labios su santo nombre fuego que es su Hijo Jesucristo, entonces será para que entre en tu corazón, alma, mente, cuerpo y espÃritu humano para arder apasionadamente con los poderes
de salvación eterna, entregada inicialmente a la humanidad entera, por la fe y vida fructÃfera de su siervo Abraham. Por ello, fue que nuestro Padre celestial pudo contar con la fe de Abraham como justicia divina, porque su hijo Isaac fue su templo, en
donde él aprendió a amarlo a él y a su santo nombre fuego junto con Sarah y sus hijos adoptados, haciendo asà abundantes glorias y honras a su nombre bendito en toda la tierra, por primera vez.
Además, porque Abraham amó, sirvió y adoró a Dios y a su santo nombre fuego nacido a él como Isaac, porque solamente él fue su único hijo que empezó a amar el amor que el Padre, el Hijo y el EspÃritu Santo le transmitÃan a él, entonces fue
cuando realmente aprendió a vivir, amar y glorificar grandemente su nombre bendito, para siempre. Ciertamente, porque Abraham habÃa aprendido a amar, servir y alabar su santo nombre fuego en su hogar y junto con su esposa Sarah y sus hijos adoptados,
entonces, nuestro Padre Celestial realmente le empezó a hablar a él de grandes bendiciones de cada dÃa: riquezas que jamás pensó posible poseerlas ni menos gozarlas con sus amados, para miles de generaciones venideras.
Verdaderamente, Abraham empezó a gozar de riquezas que eran muy grandes para manifestarlas y medirlas, porque él siempre falló en contar sus bendiciones de cada dÃa que siempre pudo darle a otros de sus abundancias, y al hacerlo asÃ, entonces era
enriquecido grandemente desde el cielo, que realmente falló en entender que eran riquezas para sus hijos de muchas generaciones por venir. Éstas eran asombrosas riquezas, que no solamente bendecirÃa abundantemente a sus hijos, que nacÃan para ser una
nación llamada por el Padre a amarlo, servirle y glorificarlo por medio de su santo nombre fuego sobre su altar del amor prehistórico, descendido del cielo con el propósito de bautizarlos, pero igualmente, para llevar su salvación hasta los confines
del mundo entero, para siempre.
Visto que, es la voluntad de nuestro Padre celestial que no solamente los hijos de Abraham aprendan a amarle, servirle y alabarle a su santo nombre fuego entre las naciones, pero igualmente, él busca que las familias de las naciones aprendan a amar,
servir y glorificar su nombre bendito al ser cada uno de ellos bautizados en agua y en su EspÃritu Santo. Dado que, cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las familias de las naciones, que está dispuesto a amarle, servirle y glorificarle a é
l y a su santo nombre fuego, entonces, debe hacerlo por medio del trabajo terminado de su Hijo Jesucristo y de su EspÃritu Santo sobre su altar del amor eterno, para conocer toda vida enriquecida, siempre.
Dado que, que la misma bendición que se la otorgó a los hijos que nuestro Padre celestial prometió inicialmente a Abraham es igual para las familias de las naciones, que seguirán teniendo hijos a través de las generaciones, para que vengan a conocer
las glorias de su santo nombre fuego sobre su altar del amor prehistórico, todos bautizados: amándole, sirviéndole, glorificándole, siempre. Por eso, es que nuestro Padre celestial siempre tuvo que ser fiel a su convenio de vida que él personalmente
empezó con Abraham, y esto es de que él mismo siempre hará todo el trabajo de salvación necesario no solamente para Abraham, pero igualmente, para sus hijos prometidos junto con los hijos por nacer de las familias de las naciones.
Por ello, nuestro Padre celestial siempre siguió fielmente enviando sus siete años de bendiciones que enriquecÃa las tierras por el mundo entero no solamente para Israel pero igualmente para las naciones, para que todos tengan abundancias de toda
bendición para enriquecer la salud y el bienestar de toda vida, dándole asà gloria diariamente a su nombre bendito sobre su altar del amor eterno. Además, éstas son riquezas importantes que nuestro Padre celestial siempre envió sobre la tierra,
para bendecir grandemente a los hijos de Israel, pero igualmente, a los de las familias de las naciones que lo aman, sirven y glorifican a él y a su santo nombre fuego, por medio de su Hijo Jesucristo y del EspÃritu Santo sobre su altar del amor eterno.
Éste es el altar que nuestro Padre celestial ha preparado para ti con Abraham y junto con su hijo Isaac, que realmente es su Hijo Jesucristo y el EspÃritu Santo, ardiendo apasionadamente con su amor prehistórico de su grande gracia, de su grande
misericordia, de su grande verdad y de su grande justicia divina, para que ores por tus bendiciones de cada dÃa. Éstas son las riquezas que no solamente mantendrán toda barriga llena, pero igualmente, el corazón, el alma, la mente, el cuerpo y el espÃ
ritu humano de todos, porque con cada bendición enviada del cielo está saturada con vitaminas, minerales, enriquecidas con medicinas como vacunas y antibióticos que son necesarios para alejar infecciones y virus fatales del cuerpo humano en cada dÃa.
Además, es el interés de nuestro Padre celestial que no solamente su nombre fuego sea amado, honrado, y alabado por el corazón, alma, mente, cuerpo y espÃritu humano de cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las familias de las naciones:
por ello, él tiene que suministrar riquezas de alimentos y medicinas, enriqueciendo asà toda vida con salud, progresivamente. Ahora, después de cada siete años de bendiciones inagotables, entonces Satanás envÃa sus siete años de hambre comiéndose
cada bendición descendida del cielo y asimismo consume a los beneficiarios de estas riquezas, que son los hijos de las doce tribus de Israel junto con las familias de las naciones: porque Satanás no cederá el mundo a Jesucristo, sin dar siempre su
ofensiva final.
Por eso, es importante para todos ser bautizados en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre fuego junto con su Hijo Jesucristo y el EspÃritu Santo, arrepintiéndose asà de todo pecado, incluyendo pecados de sus amados, porque una vez
descendido en agua, entonces la carne pecadora se hunde, para recibir la carne sagrada llena de los siete años de riquezas insondables. Y esto es algo que solamente lo tienes que hacer una vez, porque toma unos momentos para descender en el agua,
invocando su santo nombre junto con su Hijo Jesucristo y el EspÃritu Santo, que te desnudara de la carne pecadora ya hundiéndose hacia el infierno tormentoso, para jamás volver a ti: mientras tanto eres vestido de la carne sagrada, enriquecida ya
grandemente.
Puesto que, ésta es la carne sagrada junto con los huesos inquebrantables y la sangre reparadora, que nuestro Padre celestial quiere bendecir cada dÃa de tu vida en la tierra y en el cielo, porque nació del vientre virgen de la hija de David, por el
EspÃritu Santo, derrotando a Satanás y a la muerte, para que Israel viva nuevamente, y para siempre. Ésta es la carne sagrada de su Hijo Jesucristo que seria clavada a la carne del convenio nacida del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo,
dándole vida a Isaac, para que sea el cordero de Abraham sobre el monte Sión con el amor eterno del Padre, dándole vida a las doce tribus de Israel que eventualmente será su dulce hogar, perpetuamente.
Sin embargo, para que Israel sea su dulce hogar, en donde su familia divina continuara viviendo con él como siempre, y este es su Hijo Jesucristo y el EspÃritu Santo, entonces el pecado tenia que ser erradicado de sobre la faz de la tierra, para que
su santo nombre fuego sea levantado victorioso sobre el pecado, muerte y el diablo, para siempre. Por eso, es que su Hijo Jesucristo tenia que nacer del vientre muerto de Sarah como Isaac, por los poderes del EspÃritu Santo, porque él le darÃa vida a
Jacobo que vendrÃa a ser la nación entera de Israel, cumpliendo asà con la promesa del Padre hacia Abraham, y esto fue siempre de darle hijos incontables como las estrellas del cielo.
Estos son los hijos nacidos en cautiverio egipcio, por cuatrocientos años, porque son de la carne del convenio que Sarah dio vida como Isaac, y luego Jacobo nació, para que sus hijos recojan los pecados de cada hombre, mujer, niño y niña de los que
vivieron, de los que viven, y de los que vivirán postreramente, para destruir todo pecado en un dÃa. Nuestro Padre celestial tenia que esperar por Israel que nazca en cautiverio, sufriendo los pecados de todas las naciones, para que él finalmente
descienda sobre su altar del amor prehistórico para entregarles a los hijos de Jacobo su santo nombre fuego que una vez se lo pidió encarecidamente, pero fue negado, porque no era el lugar ni el dÃa para entregárselo cordialmente.
Nuestro Padre celestial tenia que darle su santo nombre fuego a Moisés para que Israel finalmente lo posea perpetuamente, ya que, él necesitaba manifestar sus glorias y maravillas de su nombre, para que los egipcios los dejen ir de sus tierras a vivir
a su nueva tierra, esperándolos para reinar sobre ellos con su santo nombre fuego y nuevas glorias conquistadas, perpetuamente. Al nuestro Padre celestial entregarle su santo nombre fuego a Moisés para que Israel lo posea, entonces realmente él les
estaba entregando poderosos milagros que no solamente cambiarÃan sus vidas pero igualmente las vidas de las familias de las naciones, porque él necesitaba que el mundo conociese su santo nombre como un fuego ardiendo sobre su altar, bendiciendo toda
vida creyente universalmente.
Asà es como nuestro Padre celestial finalmente hizo que Israel abandonará Egipto bajo la cubierta de grandes milagros, maravillas, que no solamente los egipcios junto con los israelitas eran testigos de los eventos, pero asimismo, todas las naciones en
derredor: porque todos por todas partes se informaban de lo que sucedÃa cuando el nombre santo era invocado por Moisés y por Aarón. Además, nuestro Padre celestial realmente necesitaba que Israel finalmente descendiese en el mar Rojo, porque él
necesitaba que cada pecado que habÃa sido acumulado por la carne del convenio nacido del vientre estéril de Sarah, por el EspÃritu Santo, descienda hacia el infierno tormentoso con la carne pecadora, para que Israel se vista de la carne sagrada para
salvación de todos mundialmente.
Ya que, Israel iba a morir en el desierto del Sinaà por culpa de su desobediencia hacia él y su nombre bendito, visto que, Israel después de haber esperado por Moisés por cuarenta dÃas y por cuarenta noches, entonces ellos le dijeron a Aarón de que
ellos no entendÃan, porqué Moisés tardaba tanto, y que ellos necesitaban adorar a Dios ya. Aquà es cuando, Aarón dijo que le trajesen todas las joyas de oro recibidas de los egipcios, para tirarlas en el horno ardiente, para ver que saldrÃa del
fuego, y lo que salga de él, entonces eso seria lo que iban a adorar todos en Israel, porque Moisés no habÃa dejado con ellos ninguno de los dioses, que necesitaban, para adorar.
Aquà es cuando, nuestro Padre celestial le dijo a Moisés que descienda a Israel del monte SinaÃ, porque su gente que él sacó del cautiverio egipcio con grandes despliegues de su santo nombre fuego, entonces, que ahora estaban corrompidos: por ello, Ã
©l tenia que ir y ver qué es lo que han hecho, para detener el mal antes que se riegue por doquiera. Y al Moisés descender del monte SinaÃ, entonces tenia las dos tablas de piedra de los Diez Mandamientos en sus brazos, que a él acercarse al campo
israelà inmediatamente percibió gente celebrando y bailando, que alguien cerca de él, le dijo: suena como clamor de guerra, algo ha sucedido en el campo israelà sin duda, cuando estábamos lejos de él.
Sin embargo, Moisés dijo: Negativo, no es clamor de guerra, porque se oye que celebran y bailan sobre algo que ocurrido entre ellos, y de esto es lo que el Padre me dijo—que a él decir estas palabras, entonces las tablas de los mandamientos cayeron
al pie del monte SinaÃ, reventándose completamente, porque juicios venÃan en contra de toda idolatrÃa israelÃ. Nuestro Padre celestial le dijo a Moisés: Lo que los israelitas han hecho ha sido muy mal y yo no esperaba esto de ellos, de ninguna
manera. Sin duda, yo estoy listo para matar a cada uno de ellos hoy mismo, por todo lo que han hecho en mi contra, mi Hijo Jesucristo y mi EspÃritu Santo, pero de ti yo haré una gran nación mejor de lo que ellos jamás podrán ser ante ti.
Aún con todo lo sucedido, Moisés oró hacia nuestro Padre celestial, rogándole que por favor no matase a todo Israel en aquel dÃa de rebelión, porque si él ejecutaba su juicio divino, como él ya lo habÃa dicho, ¿entonces qué es lo que los
egipcios y las naciones dirán sobre ti y sobre tu santo nombre fuego? Probablemente ellos dirán que tú los sacaste del cautiverio egipcio al desierto para matarlos, porque no podÃas más con ellos. Y, entonces, ¿qué harás tú con tu grande y
maravilloso nombre fuego? Y que estás listo ya para establecerlo sobre tu altar antiguo sobre el monte santo de Jerusalén, para que reine con sus maravillas sobre las naciones del mundo entero, para siempre.
Ya que, tú has tomado a Israel del cautiverio egipcio, para exaltar tu santo nombre fuego sobre tu altar del amor prehistórico, descendido del cielo con Isaac y el EspÃritu Santo, para ser establecido perpetuamente en Canaán, para renacer con el
bautismo de tus hijos legÃtimos, sumergidos todos en el fuego de tu grande gracia, misericordia, verdad y justicia divina, para siempre. Entonces nuestro Padre celestial le dijo a Moisés: Yo no matare a Israel hoy ni haré de ti una nueva nación como
lo habÃa declarado: pero el alma que pecare en contra de mi santo nombre fuego, yo borrare su nombre de mi libro, para que jamás vuelva a pecar en contra de mi voluntad soberana para con la humanidad entera.
En este dÃa, nuestro Padre celestial decidió oÃr la oración de Moisés para que Israel viva, pero únicamente hasta que sus hijos nazcan, que él le habÃa prometido a Abraham por medio del convenio de vida establecido con él y el vientre estéril
de su esposa Sarah, para que sus bendiciones continúen descendiendo sobre Israel y sobre las naciones mundialmente, para siempre. Ciertamente, que al pasar el tiempo, Israel antiguo morÃa en el desierto del SinaÃ, dando vida a una nación nueva de
hijos, que cruzarÃan el rÃo Jordán para poseer Canaán: para que finalmente nuestro Padre celestial levante su santo nombre fuego sobre su altar del amor prehistórico, descendido del cielo con Isaac y con su EspÃritu Santo, para cumplir con su propó
sito eterno.
A tiempo, el Israel antiguo murió, descendiendo al Valle de los huesos secos, porque la carne pecadora jamás podÃa entrar a Canaán, excepto en cenizas, por culpa del pecado del becerro de oro que recibieron, adorándolo y danzando por él, aceptá
ndolo asà como los dioses libertadores de Egipto, haciendo asà que la ira de nuestro Padre se encienda en contra de ellos furiosamente. Nuestro Padre celestial necesitaba llevar a Israel a Canaán, porque ellos eran los únicos que podÃan exaltar su
santo nombre fuego no solamente sobre Satanás y sus ángeles caÃdos, que habÃan intentado exaltarse ellos mismos sobre su nombre en el cielo angelical, pero él se lo habÃa dado a Moisés expresamente, para que todo Israel lo exalte sobre el mundo
entero, infinitamente.
Por ejemplo, al Lucifer tratar de exaltar el santo nombre fuego de nuestro Padre celestial en el cielo con una tercera parte de los ángeles, entonces él trató de exaltarse él mismo sobre él, porque no lo entendÃa jamás, finalmente decidió de que Ã
©l seria él exaltado, y asà terminó lanzado al infierno por el Padre, el Hijo y el EspÃritu Santo. Seguramente, cuando alguien es bautizado, invocando el nombre del Padre, del Hijo y del EspÃritu Santo, entonces Satanás tiembla miedoso, increÃ
blemente, y él tiene que partir de la persona que está siendo bautizada, para que la carne pecadora descienda al infierno tormentoso, para que el renacido del agua vista la carne sagrada que dijo: ángel de la muerte, ¡Yo soy tu muerte!
En el cielo, Satanás trató de exaltar el santo nombre fuego que él jamás fue llamado por nuestro Padre celestial ni por su Hijo Jesucristo ni por el EspÃritu Santo para hacerlo asÃ, porque esto era algo reservado para sus hijos renacidos de su
imagen por medio de su Hijo Jesucristo y el EspÃritu Santo, manifestado finalmente sobre su altar antiguo, en Canaán. Y este es Israel, porque Israel nació del Hijo amado de nuestro Padre celestial cuando el EspÃritu Santo entregaba a Isaac como ú
nico hijo de Abraham, para que viva en su familia como el templo del santo nombre fuego que Lucifer con sus ángeles falló en exaltarlo, pero terminaron de tratar de exaltarse ellos mismos sobre él, entonces toda rebelión nació universalmente.
Ciertamente, cuando su Hijo Jesucristo nació del vientre virgen de la hija de David, entonces fue para exaltar el santo nombre fuego de nuestro Padre celestial por medio del Israel antiguo desde el Valle de los huesos secos, pero primero tenia que
destruir el reino de Satanás y la muerte: para que el nombre santo reine soberanamente sobre el mundo entero, perpetuamente. Además, esto fue algo que solamente el Israel antiguo lo podÃa hacer eficazmente, pero tenÃan que ser levantados del Valle de
los huesos secos por nuestro Padre celestial, por su Hijo Jesucristo y por el EspÃritu Santo con grandes misericordias eternas: para que Israel finalmente levante su santo nombre fuego, ardiendo apasionadamente sobre el mundo entero, y victorioso sobre
todo mal, perpetuamente.
Por eso, es que cuando nuestro Señor Jesucristo estaba listo para dar toda su vida mesiánica para que Israel viva sobre el monte Sión eternamente justificado, entonces él se acercó al SanedrÃn, para informar a Caifás, el sumo sacerdote Levita,
diciéndole: Destruye éste templo (hablando de él mismo) y lo levantare en tres dÃas hacia la vida, para jamás volver a morir. Ahora, nuestro Señor Jesucristo estuvo listo para decirle al sumo sacerdote que lo matase, entonces fue porque él ya habÃ
a destruido toda obra de Satanás en contra de Israel por el poder del nombre fuego, dado a él por el Padre celestial: porque por todo Israel el pecado murió, para que el nombre santÃsimo sea levantado victorioso sobre toda la tierra, finalmente.
Además, los únicos que podÃan hacer todo esto para nuestro Padre celestial, por medio de la carne sagrada de su Hijo Jesucristo que habÃa derrotado a Satanás y sus obras en Israel, entonces fue únicamente el Israel antiguo (pero lleno del EspÃritu
Santo), levantados del Valle de los huesos secos para ser finalmente establecidos sobre el altar de Abraham e Isaac, victoriosos perpetuamente. Puesto que, nuestro Padre celestial habÃa dicho de todo Israel: Yo los constituiré como luz para las
naciones gentiles, llevando mi salvación con mi santo nombre fuego ardiendo hacia todos los confines de la tierra, para que todo hombre, mujer, niño y niña encuentre vida abundantemente en esta vida y en la venidera del nuevo reino angelical, hacia
toda la eternidad celestial.
Ciertamente, tan pronto el SanedrÃn recibió el poder para matar al Hijo amado de nuestro Padre celestial, entonces lo hicieron sin más demora, porque él tenia que tomar al Israel antiguo llenó de los pecados de las familias de las naciones, al monte
Sión, como el madero que tenia que ser clavado a su carne sagrada para que todo pecado muera, perpetuamente. Al ser nuestro Señor Jesucristo clavado al madero, que en vida fue el Israel antiguo, que habÃa nacido y vivido en el cautiverio egipcio, por
cuatrocientos años, sufriendo los pecados del mundo entero, entonces al nuestro Padre celestial derramar de su semilla santa, que es la sangre reparadora de su Hijo Jesucristo, instantáneamente el pecado murió en Israel, endulzando su nuevo hogar,
perpetuamente.
Aquà es cuando, nuestro Padre celestial finalmente cumplió con su llamado sobre Israel al decirles: Todos ustedes son dioses, sacerdotes y templos de mi santo nombre fuego, ardiendo apasionadamente sobre la cima del mundo entero victorioso en contra de
Satanás y de sus mentiras que han creado mucha confusión y destrucción entre las familias de todas las naciones, de la humanidad entera. Por eso, es que nuestro Señor Jesucristo se acercó a los sacerdotes Levitas para dejarles saber que tenÃan el
poder para matarlo, porque él necesitaba ser clavado al madero, que en vida fue el Israel antiguo llenó de los pecados del mundo entero, para que sean destruidos inmediatamente, y asà sean todos hechos dioses, sacerdotes y templos a su nombre bendito,
perpetuamente.
Visto que, al nuestro Señor Jesucristo ser clavado al madero, que en vida fue la carne sagrada de las familias del Israel antiguo, yaciendo en el Valle de los huesos secos, entonces regresaron a nuestro Padre celestial, ya que cada pecado habÃa muerto
en el mundo entero, para poder levantar finalmente su santo nombre fuego sobre su altar del amor eterno, infinitamente. Y éste es el lugar, en donde ellos están presentemente sobre el monte Sión, sosteniendo el santo nombre fuego de nuestro Padre
celestial, y victorioso sobre la muerte del pecado, Satanás y el infierno: porque lo que su Hijo Jesucristo hizo, poniendo su vida santÃsima sobre el madero, que es Israel regresando a la vida victorioso sobre todo mal, es salvación nuestra,
eternamente.
El Israel antiguo jamás pudo abandonar el Valle de los huesos secos, ni menos ascender el monte Sión y establecerse sobre el altar antiguo, ardiendo en el amor prehistórico, que Abraham e Isaac incendiaron no solamente para que Abraham renazca del
fuego de la gracia, misericordia, verdad y justicia divina, pero igualmente sus hijos y las naciones, si Jesucristo les hubiese fallado. Visto que, éste es el único lugar en donde nuestro Padre celestial prometió no solamente a los hijos de Abraham
reencontrarse con ellos, pero asimismo con cada hombre, mujer, niño y niña de todas las naciones, al ser bautizados en agua: invocando la perfecta santidad de su nombre fuego y de Jesucristo y del EspÃritu Santo, haciéndose asà sus hijos legÃtimos,
finalmente.
Por eso, es que cuando tú eres bautizado en agua, invocando al Padre, al Hijo Jesucristo y al EspÃritu Santo, entonces la carne pecadora descenderá al infierno tormentoso, en donde pertenece estar perpetuamente junto con Satanás y sus ángeles caÃ
dos y sus enfermedades, problemas, pobrezas y maldiciones, para vestir la carne sagrada llena de los siete años de riquezas lloviendo por doquiera. Éstas son riquezas inagotables que nuestro Padre celestial ha enviado sobre toda la tierra, por el
convenio de vida establecido con Abraham, para que él pueda recibir a sus hijos prometidos e incontables como las estrellas del cielo, pero igualmente, a los hijos de todas las familias de las naciones: porque es necesario enriquecer su santo nombre por
medio de ellos, siempre.
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