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    From ivanvalarezo@gmail.com@21:1/5 to All on Sat Mar 3 08:43:18 2018
    Sábado, 03 de Marzo, 2018 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

    ISRAEL Y NACIONES LISTAS PARA EL REINO DE LA VOLUNTAD PERFECTA DEL PADRE:

    Los Israelitas empezaron a quejarse en contra de Moisés enfrente del Mar Rojo, porque escapaban del cautiverio egipcio y habían finalmente llegado al lugar en donde ellos ya no podía caminar más hacia la tierra de protección y de seguridad eterna,
    en donde nuestro Padre celestial podía cuidarlos de todo mal y salvarlos eternamente, como prometió inicialmente. Realmente, nuestro Padre celestial al fin había tomado toda la casa de Israel junto con Moisés, porque él fue el único que le había
    obedecido a su llamado a subir sobre el monte Sinaí para recibirlo a Él, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo como el Dios del pacto del Juramento a Isaac y salvador de Israel para las naciones, eternamente.

    Visto que, cuando Moisés ascendió al monte Sinaí inicialmente, entonces fue para que él encontrarse con nuestro Padre celestial como el Dios de Abraham, con su Hijo Jesucristo como el Dios de Isaac, y con el Espíritu Santo como el Dios de Jacobo (y
    de todos los hijos de Israel eternamente), porque Israel estaba listo para recibir su santo nombre fuego. Y sobre el monte Sinaí a Moisés se le dijo que se descalzara, porque estaba sobre tierra santa, en donde la sangre del Cordero de Dios había sido
    derramada desde la fundación del mundo, y por ello, era un lugar santísimo: y, además, porque él tenía que contactar con la sangre expiatoria, salpicada a tierra, para que la liberación de Israel empiece.

    Además, esto fue algo que Moisés tenía que hacer, porque no solamente le fue dicho que lo haga, pero igualmente porque por medio de él toda la casa de Israel finalmente haría contacto con la sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo,
    para que él sea liberado junto con Israel del cautiverio egipcio al fin, y para siempre. Por ende, nuestro Padre celestial estaba listo para entregarle su santo nombre fuego que Jacobo se lo había pedido y otros más igual, y Él no se los había
    entregado jamás: porque primeramente toda la cada de Israel necesitaba nacer en el cautiverio egipcio con su Juramento a Isaac, tocando a las naciones antiguas, yaciendo en el infierno tormentoso para morir eternamente.

    Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba que su familia divina, que es su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, descendiese al infierno tormentoso, en donde cada hombre, mujer, niño y niña había descendido de las familias de las naciones antiguas
    sin haber conocido su santo nombre fuego, además, habían fallado en derramar de la sangre de corderos sobre sus pecados para perdón. Por ello, el convenio de vida que nuestro Padre celestial había empezado con Abraham, llamándolo a sacrificar tres
    carneros con sus mitades opuestas entre si sobre la roca, salpicada toda con la sangre reparadora junto con las dos aves sin cortar, entonces fue para Él expiar finalmente por los pecados de las naciones, empezando en el infierno en los días postreros.

    Efectivamente, nuestro Padre celestial, después de haber comido del pan y vino sobre la Mesa santa que es servida diariamente por su Hijo Jesucristo, conocido como Melquisedec, rey de Salem, y como Santidad de Dios, entonces Él podía empezar una vida
    humana y divina para que sea nación en la tierra, y este fue Isaac para que Jacobo nazca con sus hijos. Esto significa que toda la casa de Israel tenía que nacer en la cautividad egipcia, para que asimile la vida terrible de las familias de las
    naciones antiguas que sufrían los tormentos del infierno, porque habían fallado en tener un convenio de vida con nuestro Padre celestial que los había podía salvar del pecado, de la muerte y del infierno tormentoso, eternamente.

    Por eso, es que nuestro Padre celestial le dijo a Abraham que sus hijos nacerían en tierra extranjera, porque Él había caminado entre las mitades de los tres carneros sacrificados, expiando los pecados del mundo entero, que finalmente tomaría lugar
    enteramente sobre su altar y el sacrificio continuo de su Hijo Jesucristo, derramando la sangre expiatoria, terminado así con todo pecado, instantáneamente. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba terminar con todo pecado para salvar a cada hombre,
    mujer, niño y niña de las naciones antiguas yaciendo ya en sus huecos infernales, pagando por toda culpa de pecados, cuando Él podía destruirlos por completo, liberándolos así para su nuevo reino venidero sobre la tierra de su perfecta voluntad,
    que es el Juramento a Isaac manifestado.

    Por eso, después que nuestro Padre celestial había comido del pan y vino con Abraham y sus 318 hijos adoptados, que es servido por su Hijo Jesucristo para que su Espíritu Santo sea parte de sus vidas y de la vida de sus hijos por nacer en generaciones
    futuras, entonces Él podía tener a su primogénito nacido en el infierno tormentoso milagrosamente. El hijo primogénito que nuestro Padre celestial necesitaba nacido para Él en la tierra, como parte de las familias de las naciones antiguas yaciendo
    en el infierno tormentoso, por culpa de sus pecados de haber fallado en establecer un convenio de vida con Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces Él los podía liberar por medio de él, su hijo, eternamente.

    Por eso, nuestro Padre celestial le dijo a Abraham, tráeme a tu hijo amado Isaac como el que tú has aprendido amar a través de los años, al monte alto que yo te mostrare, para que tú me lo ofrezcas como ofrenda encendida hacia mí en el cielo
    inmortal, porque yo estoy dispuesto a bendecirte con tus hijos prometidos por nacer aún. Claramente, Abraham obedecido el llamado de nuestro Padre celestial para ofrecer a su hijo Isaac como una ofrenda encendida sobre el altar escogido, para que su
    Hijo Jesucristo establezca su continuo sacrificio, que siempre existió con las huestes angelicales: pero ahora, Él lo quería establecido sobre la tierra que Él había escogido, para vivir con sus hijos eternamente bendecidos una eternidad entera.

    Oportunamente, Abraham obedeció al llamado de nuestro Padre celestial, trayendo a su único hijo Isaac al monte Sión, descansando sobre el Moriah, para sacrificarlo allí, y así bendecir su palabra dada a él, y esto es de que Él le entregaría hijos
    viniendo sobre la tierra, incontables como las estrellas del cielo: porque por medio de ellos Él enriquecerá las naciones, perpetuamente. Éste lugar escogido por nuestro Padre celestial, en donde Él estaría sobre Isaac y con Abraham cerca del altar,
    derramando del contenido santísimo de su corazón sobre el cuerpo sagrado de Isaac, que es su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo nacido del vientre estéril de Sarah: fue porque Él necesitaba a su Cordero con la sangre expiatoria, salvando al mundo,
    eventualmente.

    Aquí nuestro Padre celestial derramó de sus palabras santísimas que siempre han existido en su corazón santísimo y perfecto y en eterna santidad que los ángeles siempre fallaron en conocerlas, excepto su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo,
    entonces Él lo manifestó todo sobre el cuerpo sagrado y humano de Isaac y su sangre expiatoria, para que su nuevo reino nazca seguidamente. Visto que, cuando nuestro Padre celestial derramaba sobre el cuerpo de Isaac todo su corazón santísimo y sobre
    el altar del sacrificio continuo de su Hijo Jesucristo, inmolado desde la fundación del mundo, entonces Él le dio vida a sus hijos nuevamente en su imagen y en la semejanza de su Hijo Jesucristo y de su Espíritu, para toda la eternidad venidera.

    Es decir, también que nuestro Padre celestial en éste día que descendió del cielo para encontrarse con Abraham y su único hijo Isaac sobre el altar de monte santo de Jerusalén, descansando sobre el monte Moriah, entonces fue para derramar de sus
    palabras santísimas sobre Isaac y la humanidad entera, dándoles vida abundantemente a sus hijos para su nuevo reino venidero. Aquí es cuando, cada hombre, mujer, niño y niña nació del corazón santísimo de nuestro Padre celestial no solamente
    entregándonos sus palabras Creadoras a los hijos de Abraham, porque ellos son los que siguen naciendo cada generación del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, pero igualmente para renovar la vida de los hijos de las naciones que van hacia
    al infierno.

    Éste es Lugar Santísimo, en donde nuestro Padre celestial no solamente se encontró con Abraham e Isaac para derramar sus palabras santísimas de su nueva creación por venir sobre Israel, y el mundo entero, en donde las naciones recibirán una nueva
    tierra con cielos gloriosos, y también a sus antepasados nuevamente a la vida, para su reino sobre toda la tierra, perpetuamente. Por eso, es que cuando nuestro Padre celestial le dijo a Abraham que sus hijos nacerían en tierra extranjera, entonces Él
    le estaba diciendo que sus hijos nacerían en medio de las naciones antiguas del infierno tormentoso y con su Juramento a Isaac, para darles un nuevo renacer a todas las familias perdidas en el castigo eterno, y del mundo entero, eventualmente.

    Visto que, cuando nuestro Padre celestial derramó su corazón santo sobre el cuerpo sagrado de Isaac y de su sangre expiatoria, entonces Él escribió sus palabras creadoras haciendo que los hijos de Abraham sean bendecidos entre las naciones, pero
    igualmente entregarles un nuevo renacer a los que ya están en el infierno y entren a la vida en su nuevo reino venidero. Es decir, también que nuestro Padre celestial ya te ha formado divinamente por los poderes asombrosos de sus palabras que jamás
    han sido oídas por los ángeles ni por la humanidad en la tierra, que tú muy pronto vendrás a ser tan perfecto y santo como Él es eternamente, porque ésta es su voluntad perfecta en nuestros días, y para la eternidad.

    Mejor dicho, cuando tú eres bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, de su Hijo y del Espíritu Santo, entonces tú no solamente serás transformado instantáneamente al abandonar la carne pecadora y el espíritu de error por la
    carne sagrada y el Espíritu Santo, pero igualmente, tú serás hecho su hijo perfecto que Él siempre soñó gozar en ti. Visto que, en el corazón santo y sus palabras asombrosas de nuestro Padre celestial que jamás han sido vistas ni menos oídas en
    el cielo angelical ni en la tierra por el hombre, entonces han sido escritas en Isaac y en su sangre expiatoria, para que seas su perfecto hijo amado de sus sueños dorados y así vivir contigo hoy, y siempre.

    Por eso, es que es importante para que tú seas bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre bendito, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, porque aquí es cuando su Juramento a Isaac, que es su perfecta voluntad en la gloria
    celestial con los ángeles y en la tierra con aquellos bautizados ya, entonces tú conocerás la vida enriquecedora, finalmente. Aquí es cuando, tú empezaras a vivir una vida nueva que jamás pensaste posible gozarla, porque ésta es una vida
    maravillosa que únicamente nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo conocen, y que tú heredaras instantáneamente, en donde sus palabras perfectas y gloriosas serán tu diario vivir en la tierra con los tuyos, y en el cielo con
    los ángeles.

    Éstas son palabras que solamente pueden ser habladas y oídas por todos en el cielo, pero nunca por nadie en la tierra, porque son palabras inmensamente poderosas, convirtiendo a muchos instantáneamente, bautizándolos: en donde las mentiras,
    maldiciones, enfermedades, pobreza e infierno de Satanás mueren, creando una nueva tierra para el reino venidero, cubierto de cielos maravillosos y con glorias interminables para las naciones. Ya que, éstas son las mismas palabras que siempre
    existieron en la eternidad, y que Moisés e Israel tuvieron que invocar cuando el ejército de Faraón se acercaba para capturarlos nuevamente, cuando estaban parados enfrente del Mar Rojo, sin saber qué hacer, porque el mar estaba violento, traicionero
    e imposible de cruzarlo hacia tierra segura y firme, y así escapar del mal.

    Que los israelitas empezaron a quejarse a Moisés, diciendo, que él los había traído a un lugar terrible, en donde podían morir por el ejército de Faraón, ya que estaban todos enojados y heridos porque sus primogénitos habían sido muertos por el
    Padre celestial sólo para salvarlos finalmente del cautiverio, para que reciban la tierra prometida de Canaán, eventualmente. Sin embargo, la verdad fue que nuestro Padre celestial mismo los había llevado al Mar Rojo para verlos morir al fin, porque É
    l quería que ellos entierren sus vidas antiguas en el fondo del mar perpetuamente, abandonando no solamente los pecados que el Juramento a Isaac había absorbido del infierno de las naciones, pero igualmente abandonar sus vidas pasadas aprendidas en
    Egipto.

    Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba que ellos empiecen a vivir su vida personal así como Él siempre la había vivido con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo complaciendo su corazón santísimo ante los ángeles del cielo, y ahora Él
    quería que cada hombre, mujer, niño y niña que experimente sus mismas glorias asombrosas, pero por el Juramento a Isaac únicamente. Ciertamente, nuestro Padre celestial quería ver a todo Israel desplegando de las glorias de su Espíritu Santo y de
    la carne sagrada de su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, para que ahora nazca Jacobo junto con los hijos para que caminen en la gloria de sus palabras santísimas, pero igualmente toda nación
    mundialmente.

    Además, nuestro Padre celestial esperaba que su palabra Juramentada a Isaac se manifieste ya al ser bautizados en agua, porque en el fondo del mar ellos habrán abandonado los pecados de todas las familias de las naciones y así también todos los
    caminos antiguos aprendidos en el cautiverio egipcio de cuatrocientos años, y ellos tenían que abandonarlo todo para empezar de nuevo. Por lo tanto, al ser Israel bautizado en agua del Mar Rojo entonces ellos empezaron a vivir una nueva vida que ellos
    jamás pensaron que existía y lista para ser parte de todos ellos departe del Padre celestial, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo como el Juramento a Isaac, escrito ya sobre todos ellos al nacer del vientre de sus madres.

    Visto que, ellos son la única nación en que nuestro Padre celestial ha establecido su palabra perfecta derramada de su corazón santísimo cuando estuvo sobre el cuerpo sagrado de Isaac, tendido sobre el madero y listo para que Abraham empiece el
    sacrificio de la ofrenda encendida, iniciando así el sacrificio continuo de su Hijo Jesucristo para quitar el pecado del mundo entero, postreramente. Por ende, ahora Israel se encontraba encaminado no solamente a vivir la vida eterna, pero igualmente a
    beber de las aguas amargas de Marah en el desierto del Sinaí, porque todos ellos necesitaban probar de la vida amarga del desierto y del sufrimiento de las naciones antiguas, sedientas por agua, ya que ellos jamás conocieron en donde se encuentra la
    roca viva.

    Además, nuestro Padre celestial tenía que haber tenido a todo Israel bebiendo de la roca viva después de haber bebido de las aguas amargas de Marah, que el Padre tuvo que decirle a Moisés que coja el árbol que Él le mostraría para que lo tire a
    las aguas amargas y se tornen en aguas dulces, saciando la sed de todos, momentáneamente. Por cuanto, nuestro Padre celestial necesitaba que todo Israel beba de su roca viva, en donde su Hijo Jesucristo es su Cordero inmolado desde la fundación del
    mundo no solamente dándole a beber a sus hijos por vez primera de la sangre expiatoria convertida en agua viva, saciando a todo sediento del mundo entero, pero igualmente a los demás de generaciones futuras.

    Ésta es el agua que nuestro Padre celestial necesitaba que los hijos de Abraham beban para que jamás tengan sed nuevamente, porque después de haber hecho su obra asombrosa, en que habían nacido en el infierno tormentoso con el Juramento a Isaac,
    entonces fue para finalmente escapar del cautiverio infernal, derramando postreramente de la sangre expiatoria por todo el desierto de Sinaí. Ya que, ellos habían bebido de la roca eterna, en donde su Hijo Jesucristo junto con su Espíritu Santo
    derramaron de la sangre expiatoria que satisface la sed de todos por todo el desierto, para luego descender al Valle de los huesos secos, y así su carne se convierta en polvo en Canaán, como el árbol que la diestra del Padre plantó.

    Los israelitas bebieron de la roca viva el agua que emanaba, fluyendo abundantemente, calmando la sed de todos y hasta de animales que traían para los sacrificios que derramarían abundantemente de sus sangres expiatorias en sacrificios continuos,
    cubriendo pecados de las familias de las naciones antiguas, para que algún día todos ellos beban de la roca igualmente: su salvación con vida eterna. Es decir, también que al nuestro Padre celestial mostrarle a Moisés en donde estaba la roca lista
    para fluir con agua viva para los sedientos israelíes, entonces fue también para dar de beber a los animales de sacrificio que serían degollados en rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac del Lugar Santísimo, complaciendo así
    toda verdad y justicia, siempre.

    Por lo tanto, al nuestro Padre celestial manifestar en donde estaba la roca fluyendo con agua viva para que Israel beba junto con los animales de sacrificio, entonces fue también para los sedientos de las familias antiguas yaciendo en sus huecos
    infernales, que algún día serán liberados para beber de la roca amor, servicio y adoración al Todopoderoso para toda una eternidad. Seguramente, el beber de la roca viva está disponible para todos de todo Israel ahora y para las familias de todas
    las naciones igual, porque todos deben beber de ella, para que jamás vuelvan a tener sed en esta vida y en la venidera: porque cuando toda la casa de Israel bebió del agua inicialmente, entonces fue para servirle a Dios, siempre.

    Actualmente, ésta es la misma roca fluyendo aún de la sangre expiatoria del Cordero, convertida en agua viva, para cada hombre, mujer, niño y niña, porque una vez que seas bautizado, invocando la perfecta santidad de su nombre todopoderoso, entonces
    tú serás bautizado como Israel lo fue en el Mar Rojo, caminando hacia la roca viva y beber de ella abundantemente, siempre. Aquí es cuando, nuestro Padre celestial te dirá a ti, ahora yo te mostrare donde está la roca viva ya que te has bautizado en
    agua, invocando la perfecta santidad de mi nombre, de mi Hijo Jesucristo y de mi Espíritu Santo, para que bebas de ella abundantemente y así jamás tengas sed en la tierra y en el cielo, para siempre.

    Aquí es cuando, nuestro Padre celestial te llevara hacia el altar de Abraham e Isaac, estacionado en Jerusalén, en donde entraras en el Lugar Santísimo con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo, para que tu alma viviente beba de su agua viva, de
    su amor infalible, de su gozo, llenándote de su misma vida eterna y felicidad sin fin, eternamente. Aquí es donde, tú veras la gloria de nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo, que están juntos allí parados
    contigo en perfecta gloria y santidad inagotable, para que tú seas aceptado como su hijo legitimo sólo para conocer diariamente de su amor infalible hacia ti, vistiéndote con sus riquezas abundantes siempre, toda una eternidad.

    Además, nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo se parara contigo, observándote, cuando tú eres abundantemente bendecido por su roca maravillosa que no solamente brota con agua viva pero igualmente con amor,
    gracia, misericordia, verdad y justicia divina, y siempre llevándote muy alto hacia alegrías y felicidades interminables, listo para vivir en su reino eternamente enriquecido. Oportunamente, tú veras muchas glorias manifestándose grandemente
    alrededor de ti en el altar de Abraham e Isaac, en Jerusalén, recibiéndote como el hijo legitimo del Padre celestial para que seas instantáneamente transformado en la semejanza de su Hijo Jesucristo, llenó con los poderes y dones cotidianos del Espí
    ritu Santo, que realmente son sus palabras escritas sobre ti eternamente, del Juramento a Isaac.

    Ciertamente, cuando tú estés en el altar de Abraham e Isaac, porque tú te habrás bautizado en agua, invocando la santidad perfecta del nombre todopoderoso, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo, además nuestro Padre celestial te habrá ya
    introducido en él: entonces Él finalmente te abrazara fuertemente con sus brazos así como lo hizo con Israel, clavado al madero antiguo. En este instante, tú sentirás completamente el amor maravilloso de cada día del Padre celestial no solamente
    por sus hijos que nacieron inicialmente del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, entonces luego Jacobo nació para que los hijos vengan incontables como las estrellas del firmamento en las generaciones venideras, pero asimismo por ti y por
    los tuyos, incluyendo tus amistades.

    Éste es un amor todopoderoso que vino a ser manifestado sobre el monte santo de Jerusalén por vez primera en Canaán, cuando nuestro Señor Jesucristo fue clavado al madero victorioso sobre Satanás y sus ángeles caídos, derrotando al ángel de la
    muerte eternamente, y se manifiesta siempre en ti cuando eres bautizado en agua para entrar al Lugar Santísimo, obteniendo salvación eterna. Éste amor infalible de nuestro Padre celestial hacia su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, clavado al
    madero de la casa de Israel, necesitaba recibir todas las victorias conquistadas en Canaán, por los poderes del Juramento a Isaac en contra de Satanás y la muerte, por ende, está listo todo este amor para ser vivido y disfrutado diariamente por ti
    también, siempre.

    Éste es el amor maravilloso que nuestro Padre celestial necesitaba establecer sobre el monte santo de Jerusalén con su Hijo Jesucristo, clavado al madero de la casa de Israel, que necesitaba escapar de las agonías del Valle de los huesos secos, para
    ver al SEÑOR en el Tercer Día, para que tú también poseas este amor maravilloso hoy en día, y siempre. Puesto que, éste es el amor puro que nuestro Padre celestial derramó sobre Isaac, porque Él necesitaba que Abraham tuviese a su Hijo Jesucristo
    como su cordero personal, salpicando la sangre expiatoria, llena de poderes maravillosos de salvación, que puede levantar no solamente a Israel del Valle de huesos secos, pero igualmente a ti, viviendo su amor maravilloso, enriquecido toda una eternidad.

    Ya que, éste amor infalible que nuestro Padre celestial derramó sobre el cuerpo sagrado de Isaac yaciendo sobre el madero del monte Sión, descansando sobre el Moriah, es su cada palabra creadora y asombrosa que te formara, transformándote así como
    su Hijo Jesucristo y como su Espíritu Santo son, pero igualmente te entrega victorias para que obtengas tus metas con asombrosos poderes, siempre. Hoy, nuestro Padre celestial te hará uno con Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, para que tú
    sientas todo el poder de su amor maravilloso hacia ti, hacia los tuyos y hacia tus amistades alrededor del mundo: porque Él siempre quiere alcanzar a las naciones para su nuevo reino venidero sobre toda la tierra y hacia toda la eternidad venidera.

    Visto que, Israel hubo bebido del agua viva de la roca eterna para no tener sed jamás en la tierra ni en el cielo, entonces ellos estaban listos para comer de la boca del Padre celestial su maná, servido por su Hijo Jesucristo a las huestes angelicales
    para mantenerlos perfectos y santos, sirviendo su santo nombre fuego siempre toda una eternidad. Por ello, cuando tú eres bautizado en agua, invocando la santidad perfecta de su nombre bendito, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo, entonces, Él te
    llevara a beber del agua de vida de la roca eterna que tu corazón, mente, alma, cuerpo y espíritu humano necesitan beber para vivir una vida de poder, amor y servicio hacia su santo nombre fuego.

    Y esto es de comer abundantemente de las delicias de la roca que Él siempre ha gozado con su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo, sus ángeles y las familias de naciones redimidas alrededor de mundos antiguos, empezando por Israel que siempre ha
    manifestado amor, servicio y adoración a su santo nombre fuego sobre el altar de Abraham e Isaac en Jerusalén, Israel. Hoy, nuestro Padre celestial te entregara a ti de comer de su Mesa santa, siempre y cuando estés bautizado, invocando la santidad
    perfecta de su nombre, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo, para Él verte clavado a cada una de sus palabras del Juramento a Isaac, manifestando constantemente únicamente gloria y honor hacia su santo nombre fuego, de ti hacia Él, siempre.

    Además, si tú crees en nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo como dice la Escritura, entonces, ríos de agua viva fluirán dentro de ti hacia toda gloria eterna no solamente en la tierra con tus amados y amistades por el
    mundo entero, pero igualmente hacia su nuevo reino venidero de su voluntad perfecta hacia toda la eternidad. Nuevamente, ésta es la roca de agua viva, emanando abundantemente de la sangre expiatoria del Cordero escogido inmolado desde la fundación del
    mundo, porque nuestro Padre celestial siempre ha tenido a su Hijo Jesucristo como su Cordero preferido con la presencia de su Espíritu Santo, creando cada día todo en el cielo con los ángeles y en la tierra con las naciones igual.

    Consiguientemente, así como la roca vertió la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo, tornada en agua viva para Moisés, los sedientos israelíes y los animales de sacrificio para usarlos como víctimas, por donde sea que nuestro Padre celestial los
    llevase con su Shekinah gloria, entonces, ellos tenían suficiente sangre expiatoria para derramar por el desierto, porque todos bebieron abundantemente de la roca. Visto que, la sangre expiatoria que nuestro Padre celestial necesitaba derramar sobre las
    familias de las naciones antiguas aun yaciendo en sus huecos infernales, pagando por sus pecados, entonces tenían que ser santísimos, aunque fuesen animales para sacrificar, salpicándola a tierra, cubriendo todo pecado temporalmente hasta que su Hijo
    Jesucristo finalmente derrame la suya sobre el monte santo de Jerusalén, en Israel.

    Dado que, cada animal de sacrificio que venía con Israel por el desierto, guiados por nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo como su Ángel que lleva su santo nombre fuego en perfecta gloria con el Espíritu Santo, y que tenía que
    derramar la sangre expiatoria abundantemente a tierra, cubriendo cada pecado temporalmente; entonces, animales de naciones ajenas nunca fueron sacrificados. Sin embargo, únicamente todo animal de sacrificio que Israel traía del cautiverio egipcio al
    desierto podía ser degollado, porque estos animales bebieron de la roca de la sangre expiatoria del Cordero tornada en agua viva satisfaciendo a todo sediento, por ende toda sangre expiatoria que se derramaría entonces la roca viva seria su fuente
    directa, aceptable por nuestro Padre en el cielo.

    Históricamente, cuando el Faraón le dijo a Moisés que él podía ir junto con sus hombres excepto con sus mujeres y niños a conducir los sacrificios de victimas que nuestro Padre celestial había descendido para que sus hijos le sirvan derramando
    sangre expiatoria, entonces Moisés le contestó que ninguna pezuña se quedaría atrás en Egipto, porque todos tenían que ir con él. Ya que, era la voluntad de nuestro Padre celestial que sus hijos abandonen la cautividad egipcia junto con cada
    familia de las doce tribus de Israel, y con sus ganados: porque Él los usaría no solamente bautizándolos en agua, ya que el Mar Rojo representa su abundante sangre expiatoria para cubrir todo pecado mundialmente, pero igualmente para salpicarlas sobre
    las naciones, salvándolas.

    Por eso, es del nombre Mar Rojo, porque representa lo rojo de la sangre expiatoria de nuestro Padre celestial derramándose de los animales de sacrificio primeramente que habían bebido de la roca viva de la sangre expiatoria, convertida en agua viva,
    cubriendo los pecados de las familias de las naciones antiguas yaciendo en el infierno tormentoso, pero igualmente para muchas naciones venideras. Por eso, es que nuestro Padre celestial espera que tú bendigas tu bebida como la copa de la sangre
    expiatoria de su Hijo Jesucristo, convertida en agua viva para saciar tu sed eternamente, pero igualmente bendecir tu pan como el Cordero que quita el pecado del mundo entero, y así camines por el Camino de Santidad eternamente bendecido hacia la gloria
    celestial.

    Aquí es cuando, nuestro Padre celestial genuinamente conocerá que tú le obedeces y amas a él junto con su santo nombre fuego ya estacionado sobre el monte santo de Jerusalén y su Lugar Santísimo, en donde tú finalmente lo veras en persona: porque
    l tiene que poner sus brazos sobre ti, haciéndose uno contigo, para que jamás vuelvas a pecar en la eternidad. En estos días, nuestro Padre celestial hará que tú sientas su amor infalible que su Hijo Jesucristo manifestó grandemente sobre el
    monte santo Sión al ascender con el madero sobre su hombro, porque él tenía que ser clavado a él, que es realmente la carne de la casa de Israel, convertida en madero, endulzando tu vida y la suya una eternidad entera.

    Ya que, éste es el madero que nuestro Padre celestial le dijo a Moisés que lo tire en las aguas amargas de Marah, porque los israelitas estaban sedientos y tenían que tener agua potable para beber inmediatamente, entonces al ser este madero echado en
    l con su santo nombre ardiendo, entonces las aguas se endulzaron, endulzando tu vida en estos días igualmente. Es decir, también que al tú ascender al monte santo de Jerusalén y entrar a su Lugar Santísimo, entonces tú también sentirás la
    dulzura del madero que tenía que endulzar a nuestro Padre celestial y a su Espíritu Santo junto con su Hijo Jesucristo que habían recibido una golpiza de la gente, por culpa de sus muchos pecados y gran ceguera espiritual.

    Sin duda alguna, nuestro Señor Jesucristo aunque sufrió los poderes de nuestros pecados individuales a través de los años, además sufrió nuestro descender al infierno tormentoso para la eternidad, pagando por la culpa de nuestros pecados
    eternamente: entonces él fue endulzado por el mismo madero que endulzó las aguas amargas de Marah, para que los israelitas con sus ganados beban de él. Por cuanto, que nuestro Padre celestial tenía que destruir cada tiniebla del infierno, levantá
    ndose del Valle de los huesos secos y de los profundos infiernos, tratando de pararlo a Él de recibir victoria y de glorias interminables para su santo nombre fuego, clavado ya al madero junto con su Hijo Jesucristo para terminar con todo pecado
    mundialmente, hacia toda la eternidad venidera.


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