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    Sábado, 13 de Noviembre, 2021 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica


    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)


    El PADRE buscaba por el desierto de Sinaí incansablemente, encontrándote a ti en su LUGAR SANTÃSIMO: bautizado ya y con salvación eterna:


    En el principio, nuestro Padre celestial creó cielos y tierra con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo, planeando como redimir a sus hijos de las garras de Satanás, porque ellos habían caído creyendo en el pecado, además, ellos habían
    descendido al infierno tormentoso, perdidos eternamente en tinieblas, amenazando destruir la tierra entera con su humanidad para siempre. Sin embargo, para nuestro Padre celestial no había nadie que vaya con Él, porque cada hijo suyo había pecado,
    como cuando Eva comió del fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal, por ende, ellos vivían ahora en la carne pecadora y con el espíritu de error, logrando que ellos sigan comiendo del fruto prohibido, hundiéndose gradualmente en
    profundas tinieblas siempre.


    Ya que, Lucifer había logrado no solamente que Adán y Eva vivan en un cuerpo diferente y de carne pecadora, como él siempre fue con ángeles caídos, rebeldes a nuestro Padre celestial y a su santo nombre fuegos, además seguían fallando en ver vida
    nuevamente, como lo habían conocido en el reino angelical inicialmente, conociendo únicamente amor, paz, prosperidad y riquezas insondables una eternidad entera. Por lo tanto, fue imposible para nuestro Padre celestial lograr algún acercamiento hacia
    Adán y Eva junto con sus hijos a no ser que Él renazca entre ellos mismos, hablándoles finalmente de su palabra de vida, como siempre en la gloria angelical con huestes angelicales y ellos mismos en el paraíso, para que ellos regresen a vivir
    nuevamente, pero sin el pecado.


    Además, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos viviendo nuevamente, pero ver vida con Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo junto con huestes angelicales amigables hacia su santo nombre sobre la cruz del monte Sion, su dulce ahogar, pero
    sin Satanás y su pecado, conquistando seguidamente nuevas riquezas, glorias y poderes con su amor infalible y asombroso llenando toda vida con dulzuras eternas siempre. Como resultado, el corazón santísimo de nuestro Padre celestial sufría por ver a
    sus hijos con vida eterna pronto, entonces a alguien necesitaba encontrar entre las naciones para ascender hacia la gloria celestial, viéndolo a Él en persona, descendiendo seguidamente a la tierra, pero descendiendo con su corazón santísimo hacia el
    corazón de la tierra, tocando finalmente a sus hijos con vida eterna nuevamente.


    Ciertamente, este es el que nuestro Padre celestial escogió, ascendiendo a verle a Él junto con su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, pues necesitaba nacer de su corazón santísimo para ser recibido en la gloria celestial, pero igualmente, él
    mismo necesita descender al corazón de la tierra con su corazón santísimo de su amor infalible, rescatando a sus Hijos de Satanás y del pecado perpetuamente. Realmente, este que nuestro Padre celestial escogió en la tierra en necesidad de ascender
    hacia la gloria celestial para verle a Él junto con su Hijo Jesucristo, necesitaba salir primeramente de su corazón, para descender con poderes nunca antes vistos en su corazón santísimo lleno de su amor infalible para con sus hijos en el corazón de
    la tierra, dándoles vida nuevamente con dulzuras eternas siempre.


    Este es el que nuestro Padre celestial necesitaba naciendo en Israel, pero igualmente, él necesitaba recibir su santo nombre fuegos sobre la cruz del monte Sion, descansando sobre el Monte Sinaí, porque él tenia que llevarlo hacia Israel, pero
    igualmente para familias de las naciones yaciendo ya en el desierto de Sinaí, deseando escapar del cautiverio infernal hacia la tierra prometida, Canaán y sus riquezas interminables. Definitivamente, fue importante para nuestro Padre celestial sentarse
    a la Mesa santa con Abraham, participando del pan y vino con él y con sus 318 hijos adoptados (comprados por dinero de extraños), porque ellos buscaban tener ya a su hijo prometido Isaac con su carne sin pecados, ocupando a Canaán finalmente, pero
    igualmente, él necesitaba a sus doce patriarcas israelitas nacidos para tener a Israel.


    Delicadamente, nuestro Padre celestial había descendido desde la gloria angelical para participar del pan y vino, que Él necesitaba no solamente darle a Abraham y a Sarah su esposa, pero igualmente, Él necesitaba tener a los doce patriarcas israelitas
    comiendo con Él sobre su Mesa santa, para Él manifestar grandes poderes de su santo nombre fuegos, bendiciendo toda vida humana, como nunca antes. Puesto que, nuestro Padre celestial necesitaba derramar su santo nombre fuegos sobre Isaac, porque este
    es un nombre, que ninguno jamás en la gloria celestial lo había obtenido ni menos en la tierra con la humanidad entera, sin embargo, Él podía ahora entregárselo a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac, derramándolo enteramente sobre él, y Moisés
    lo lleve hacia sus hijos finalmente.


    Efectivamente, este es el santo nombre fuegos de nuestro Padre celestial que siempre había sido amado, servido y exaltado sobre el reino angelical con perfecta santidad, conquistando así riquezas, poderes y bendiciones nunca antes vistas por ángeles,
    sin embargo, Él deseaba tenerlo en la tierra con la humanidad entera, empezando con Israel, saliendo de Él, llevándolo hacia Canaán victorioso sobre el pecado para siempre últimamente. Aquí es cuando. Nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo
    Jesucristo naciendo como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, viviendo su vida con Abraham y Sarah en Canaán, llevando a Abraham al pie de la cruz del monte Sion, descansando sobre el monte Moria, declarándolo a él perfecto y
    santo, por haber vivido su vida eterna en Canaán con perfecta santidad de Isaac finalmente.


    Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba a Abraham viviendo con su único hijo Isaac en Canaán junto con Sarah y sus hijos adoptados, llevándolo Él mismo al pie de la cruz del monte Sion, descansando sobre el Moria, para declararlo a él sin pecado
    alguno perpetuamente, entregándole a sus hijos prometidos por generaciones venideras, logrando finalmente una nación sin pecados en la tierra entera: Israel. Entendiendo que, el Hijo amado de nuestro Padre celestial necesitaba salir de su nación
    dorada, Israel, por poderes del Espíritu Santo, por ende, ellos debían vivir sus vidas personales sin pecados en la tierra entera hasta que el Mesías nazca finalmente en Canaán de una de sus hijas, porque seria en esta carne sagrada, que sus hijos
    regresan a la gloria celestial eternamente enriquecidos.


    Actualmente, esta es la carne sagrada de nuestro Padre celestial, saliendo de Él por el Espíritu Santo del vientre estéril de Sarah, como la nación de Israel, lidiando con el pecado toda una vida y hasta destruirlo en Canaán, pero igualmente, Israel
    nos brindó al Mesías en el mundo entero, levantando a sus hijos hasta la gloria celestial, eternamente justificados y con perfecta salvación siempre. Por lo tanto, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel viviendo una vida entera en la tierra, pero
    sin pecar jamás, naciendo milagrosamente con poderes del Juramento a Isaac, que lo hace posible siempre, porque en este Juramento, ellos nacen con una vida gloriosa, destinada a distribuirse hacia familias de las naciones, en donde su santo nombre
    fuegos jamás fue ofendido por nadie en la eternidad.


    Visto que, esta es la vida, que nuestro Padre celestial necesitaba que Israel antiguo viviera en el cautiverio egipcio, porque ellos no solamente estaban allí para recoger pecados de familias antiguas y modernas de las naciones, cometidas en contra de É
    l, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, pero igualmente hacer que Moisés nazca para recibir su santo nombre fuegos sobre el monte Sinaí finalmente. Indiscutiblemente, nuestro Padre celestial necesitaba no solamente a Israel antiguo escapando el
    cautiverio egipcio con poderes de su santo nombre fuegos, manifestados ante los egipcios para el bautismo del Mar Rojo, abandonando pecados, recogidos por ellos mismos en cuatrocientos años, pero igualmente entrar al desierto de Sinaí liberando a la
    humanidad entera de la muerte, invocando su santo nombre, escaparon el infierno tormentoso últimamente para siempre.


    Amorosamente, nuestro Padre celestial le entregó a Moisés su santo nombre para Israel antiguo invocarlo en el cautiverio egipcio, escapando hacia el bautismo del Mar Rojo, pero igualmente invocarlo con la humanidad entera, vistiendo la carne sagrada de
    Isaac, entonces, escaparon del cautiverio del desierto y su muerte, muerte del infierno tormentoso, gozando finalmente ellos vida nuevamente con nuestro Padre en el Lugar Santísimo, en Canaán. Consiguientemente, nuestro Padre celestial tuvo a Moisés
    no solamente llevando su santo nombre fuegos desde el monte Sinaí para Israel entero escapar del cautiverio egipcio hacia la libertad eterna, provista por el bautismo del Mar Rojo para familias antiguas y modernas de las naciones: entendiendo que, todos
    necesitaban descender con él hacia el corazón de la tierra, destruyendo a Satanás, pecados y la muerte finalmente.


    A tiempo, nuestro Padre celestial necesitaba a Moisés con Israel antiguo caminando hacia aguas amargas de Mara, probándolas, entonces ellos se tornaron en una amargura eterna con familias antiguas y modernas de las naciones, entonces ellos seguidamente
    puedan ser una dulzura eterna con el árbol, que Él mismo le mostraría a Moisés, tirándolo finalmente en él, endulzando la tierra y la humanidad entera finalmente siempre. Ya que, nuestro Padre celestial le había entregado a Moisés su santo nombre
    fuegos para endulzar no solamente a Israel entero, escapando del cautiverio egipcio hacia el del Mar Rojo, pero igualmente endulzar amarguras del desierto, el Valle de los huesos secos, Canaán, el paraíso y la gloria angelical, porque el Mesías seria
    uno en perfecta dulzura con la humanidad perpetuamente en la tierra postreramente.


    Por consiguiente, fue importante para nuestro Padre celestial no solamente sentarse con Abraham para participar de su Mesa santa: pan y vino, servido por su Hijo Jesucristo en la gloria, pero igualmente, Él se sentó con Israel entero y familias
    antiguas y modernas de las naciones, participando con ellos pan y vino por el desierto de Sinaí, como maná y agua de la roca. Ahora, nuestro Padre celestial necesitaba a Moisés con Israel antiguo, bebiendo de aguas amargas de Mara, porque ellas eran
    familias antiguas y modernas de las naciones, para ser tomadas del desierto de Sinaí hacia Canaán, entrando en el Lugar Santísimo de la Sinagoga de Jerusalén, recibiéndolos el Padre a todos ellos: perfectos, santos y vírgenes, así como Él lo es
    eternamente, salvándolos del pecado finalmente.


    Por su gracia, nuestro Padre celestial necesitaba recibir a sus hijos de Israel y de la humanidad antigua y moderna perfectos, santos y vírgenes, así como Él lo es ante su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo y huestes angelicales, para Él tener una
    nueva tierra, como su nuevo reino de amor eterno para toda vida humana y angelical en la Creación eterna hacia la eternidad venidera. Además, nuestro Padre celestial había llevado a Moisés con Israel antiguo hacia el desierto de Sinaí para tener a
    Eva, como virgen del paraíso, finalmente castigada en el infierno por comer del fruto prohibido, y así sus hijos finalmente beban aguas de la roca de salvación, comiendo seguidamente del maná con Él por el desierto hacia la perfección eterna de la
    nueva tierra venidera.


    Cuidadosamente, nuestro Padre celestial necesitaba castigar a Eva, por Moisés en el desierto de Sinaí, y con sus hijos sedientos en el infierno, puesto que no había agua alguna en sus contornos, por ello, Él tuvo a Moisés siguiéndolo a Él hacia la
    roca de salvación, bebiendo triunfalmente todos ellos de ella—Israel sediento y junto con antiguas y modernas familias de las naciones mundialmente. Ya que, nuestro Padre celestial le dijo a Moisés que tomase en sus manos el madero, pegándole dos
    veces a la roca ante la congregación israelí, parados cerca de ella todos ellos, porque al tú golpearla entonces aguas emergerán de ella para todos y las manadas, manadas que traían consigo ellos de Egipto, para no tener sed jamás en toda la
    eternidad venidera.


    Entendiendo que, esto fue algo, que únicamente Moisés podía hacer ante la congregación israelí, diciéndonos que él no podía tener a nadie ayudándolo a levantar el árbol para tirarlo en las aguas amargas de Mara, endulzándolas para él y para
    Israel entero beberlas con él, pero igualmente solamente él podía golpear la roca dos veces antes todos parados cerca de ella como testigos eternos. Por cuanto, nuestro Padre celestial iba a tener las manos de su Hijo Jesucristo clavadas a Eva, porque
    ella tomó con sus manos del fruto prohibido para Adán y sus hijos, además, los pies de su Hijo Jesucristo serian clavados a Adán, porque él camino con ella, saliendo del hueco para ser un ser humano viviente, llenando con vida la tierra entera hacia
    la eternidad.


    Misericordiosamente, nuestro Padre celestial tendría a su Hijo Jesucristo derramando de su sangre expiatoria, derrotando grandemente ya a Satanás junto con ángeles caídos en la gloria angelical, cuando él con sus seguidores rebeldes desafió su
    santo nombre fuegos, para él ser derrotado en todo Canaán y en la tierra con sus hijos rescatados del pecado, volviendo a ver vida en el paraíso nuevamente, eternamente justificados. Y este eres tú por el desierto de Sinaí, escogido por nuestro
    Padre celestial ascendiendo hacia la gloria celestial, eternamente justificado con tus amados, vecinos y amistades, porque Él mismo descendió hacia Moisés e Israel antiguo para vestirte con su carne sagrada junto con su sangre expiatoria, nacida como
    Isaac sin pecados, abandonando toda hambruna, pecados y la muerte para falicitar riquezas cotidianas en tus tierras.


    Ciertamente, cuando nuestro Padre celestial le dijo a Moisés que tomase la vara de Aarón, el madero, como Eva pecando en contra de Él y su santo nombre fuegos, comiendo del fruto prohibido, porque la serpiente le decía, que lo coma, alejándose del
    mandamiento divino, de no tocarlo jamás, porque ella no moriría jamás ni sus hijos, entonces fue finalmente para castigarla por pecar. Verdaderamente, cuando nuestro Padre celestial le dijo a Moisés que tomase la vara de Aarón en sus manos, entonces
    él estaba agarrando a Eva, llevándola a ella como el madero en sus manos, golpeando la roca de salvación dos veces, haciéndola fluir aguas abundantemente para que Israel y familias antiguas y modernas de las naciones beban, para no tener sed jamás
    en la eternidad.


    Honorablemente, así nuestro Padre celestial tuvo a Moisés castigando a Eva juntos con sus hijos en el desierto de Sinaí, sin ver vida nuevamente, porque por ella y con todos participó del fruto prohibido: conociendo únicamente pobreza, destrucción
    y perdición a no ser que ella toque la roca con su cuerpo que comió del fruto prohibido, seguidamente, comer del maná, vida del cielo arriba siempre. Es decir, una vez que Moisés tuvo a Eva en sus manos para golpear la roca con ella dos veces,
    entonces fluyen progresivamente aguas vivas por el desierto de Sinaí, como en el Valle de los huesos secos, postes del infierno, y así, todos bebieron hasta saciarse sin tener sed jamás nuevamente en Canaán, entendiendo que ahora todos podían comer
    del maná continuamente.


    Ahora, nuestro Padre celestial necesitaba a Moisés golpeando la roca con Eva dos veces, como el madero en sus manos, porque Él tendría las manos de su Hijo Jesucristo clavadas a manos y pies de ella, como una mano clavada con un golpe de martillo a
    sus pies y con la otra mano con otro golpe de martillo a sus manos—dos golpes solamente se necesitaba. Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo clavado a manos y pies de Eva sobre la cruz del monte Sion, y el bautismo de MoisÃ
    ©s e Israel del Mar Rojo: inicialmente abandonando pecados, carne pecadora y el espíritu de error victorioso por el desierto, descendieron a postes infernales: derrotando a Satanás y familias brujas, finalmente pase el bautismo enriqueciendo en el
    Lugar Santísimo las naciones infinitamente.


    Aquí, nuestro Padre celestial entregaba su santo nombre fuegos, salpicado con la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo que había vivido no solamente una vida gloriosa, bautizado en el Jordán por Juan, pero igualmente había derrotado a Satanás, á
    ngeles caídos, muertes, familias brujas y el infierno, y sus hijos vivan nuevamente en su nueva tierra, en donde jamás existió el pecado en la eternidad. Cariñosamente, nuestro Padre celestial otorgó sangre expiatoria a su Hijo Jesucristo, nacido
    como Isaac del vientre estéril de Sarah, y luego de la hija virgen de David por ti, viviendo victorioso por el desierto de Sinaí, postes infernales, Canaán y ahora en el mundo entero, y el bautismo del Mar Rojo siga regándose sobre familias
    bautizadas en agua con perdón, sanidad, riquezas y bendiciones interminables siempre.


    Ciertamente, nuestro Padre celestial habiendo recibido a su Hijo Jesucristo clavado a ti y a tus antepasados junto con hijos de generaciones venideras entonces Él felizmente otorgó su santo nombre fuego infinitamente ya honrado, glorificado y exaltado
    por ti, tus amados, vecinos y amistades, porque Él te vio perfecto y santo, así como Él lo es siempre, bendiciéndolo tú a Él en la tierra sin pecados finalmente. Aquí es cuando. Nuestro Padre celestial llamó al Ejército Romano para destruir cada
    ciudad en Israel junto con la Sinagoga de Jerusalén, porque después de setenta años Sabáticos, como después de mucha limpieza, lavamiento y santificación de Israel y de familias de naciones antiguas y modernas, entonces, Él lograba tener su dulce
    hogar contigo en tu tierra natal, enriqueciéndote a ti grandemente siempre toda una vida entera.


    Finalmente, nuestro Padre celestial obtuvo gloria, cuando no solamente Satanás, familias brujas y el infierno fueron derrotados, por poderes de su vida vivida por su Hijo Jesucristo en tu cuerpo glorificado ya obtenido por ti, descendiendo diariamente
    de Él por el desierto, como maná y bebidas de la roca para ser tomadas por Israel antiguo, y tú (gentil) tengas hoy su santo nombre, bendiciéndote a ti siempre. Realmente, nuestro Padre celestial tuvo a familias israelís y judías llevándolo a Él
    victorioso sobre tus pecados, enfermedades, problemas, familias brujas, la muerte y el infierno, porque Él ya no solamente borró tus pecados por el desierto con Moisés e Israel antiguo, pero igualmente en Canaán con carne santa y sangre expiatoria de
    su Hijo Jesucristo, enriqueciéndote a ti grandemente con su santo nombre toda una vida.


    Seriamente, tú perfectamente conocerás que nuestro Padre celestial descendió de la gloria celestial, bendiciéndote a ti en el desierto, porque tú eras ese árbol tendido cerca de aguas amargas de Mara, sin adulzarse jamás por ti ni para tus amados
    beberlas, empero, Moisés con Israel antiguo te dieron a ti a beber de ella, endulzadas por el cielo arriba: salvándote, bendiciéndote y enriqueciéndote finalmente siempre. Ahora, nuestro Padre celestial tuvo a Moisés naciendo para recibir su santo
    nombre fuegos, bendiciéndote a ti junto con tus amados, porque Israel antiguo con él: destruyó tus pecados en aguas del Mar Rojo, pero igualmente por el desierto y su vida vino a ti y a tus amados, vecinos y amistades, con su cuerpo glorificado
    descendiendo como el tabernáculo de reunión para vivir contigo, enriqueciéndote amorosamente siempre.


    Francamente, nuestro Padre celestial, después de conquistar glorias eternas para Israel junto con naciones antiguas y modernas para vivir nuevamente, pero con vida eterna enriquecida eternamente ya por Él en el Lugar Santísimo de la Sinagoga de
    Jerusalén, cuando su cortina cayó al piso, salpicada siete veces por la sangre expiatoria, y desde entonces tú también posees su dulce hogar, enriqueciéndote grandemente a ti siempre. Esto es así hoy, así como por el desierto de Sinaí con Moisés
    e Israel antiguo caminando hacia ti, tus amados, vecinos y amistades, endulzando aguas amargas de Mara con el árbol yaciendo cerca de ella, que eras tú, pero también el Mesías, porque con clavos en sus pies y manos, él es por siempre perfecta
    santidad contigo, complaciendo a nuestro Padre celestial infinitamente toda una vida entera.


    Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba a familias israelitas y judías llevándolo a Él con su Sinagoga de Jerusalén llena de victorias conquistadas en contra de Satanás, pecados, conflictos, familias brujas, muerte y el infierno, y tú tengas el
    mismo amor, poderes, glorias, alegrías y riquezas sin fin que Israel siempre gozara en Canaán y entre las naciones igualmente hasta que su reino venga postreramente. Presentemente, nuestro Padre celestial necesita estar contigo, tus amados, vecinos y
    amistades con su dulce hogar, como en el tabernáculo de reino y su Lugar Santísimo en el desierto, en donde Él siempre se encontraba con Moisés y con el sumo sacerdote Levita una vez al año, bendiciendo a Israel, porque Israel enriquecido por Él,
    entonces familias de las naciones son bendecidas en la tierra también siempre.


    Respectivamente, nuestro Padre celestial tenia que tener a familias israelitas y judías caminando hacia las naciones para establecer su antiguo tabernáculo de reunión con su Lugar Santísimo, su Sinagoga de Jerusalén, con sacrificios siempre
    conducidos a puertas de ella, salpicando sangre expiatoria en ella, estableciendo conquistas logradas cerca de ti siempre, bendiciéndote a ti, enriqueciéndote, como jamás tú has conocido riquezas en tu vida. Sin embargo, bendiciones de nuestro Padre
    celestial conquistadas ya por ti, tus amados, vecinos y amistades por amor a su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo en Canaán, derrotando, destruyendo y expulsando a Satanás de tu tierra natal, como pecados, maldiciones, brujerías, muertes y el
    infierno, entonces tú necesitas bautizarte: abandonando la carne pecadora por la carne de Isaac para recibir estas bendiciones del Lugar Santísimo progresivamente.


    Definitivamente, fue el plan de nuestro Padre celestial tener a Moisés sobre el monte Sinaí, en donde la cruz del monte Sion descansaba, mostrándole el tabernáculo de reunión y su Lugar Santísimo, que Israel antiguo necesitaba para tocar tu vida,
    derrotando a Satanás, pecados, brujerías, muertes e infierno por ti en Canaán, y establecerlo postreramente en tu país natal para vivir una vida enriquecida y siempre victoriosa. Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba su Sinagoga de Jerusalén
    en el desierto de Sinaí, como el tabernáculo de reunión y con su Lugar Santísimo: expiando, juzgando y cubriendo tus pecados y de tus amados, vecinos y amistades con su sangre expiatoria descendiendo del cielo arriba, como maná y bebidas de la roca
    para alcanzarte en tu país natal con riquezas sin fin siempre, empezando en tu hogar.


    Ya mucho tiempo atrás, nuestro Padre celestial con su Sinagoga de Jerusalén llegó a vivir contigo, con tus amados, vecinos y amistades, y junto con Él victorias conquistadas con la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo y poderes del Espíritu Santo,
    destruyendo la hambruna de Satanás, enfermedades, maldiciones y la muerte: entregándote su amor cotidiano, glorias y riquezas de su Sinagoga, estableciéndola en tu país eternamente. Francamente, nuestro Padre celestial llegó a ti con su Sinagoga de
    Jerusalén, viviendo con el sacrificio continuo de su Hijo Jesucristo, entregándote abundantemente su amor infalible, derramándose desde su corazón santísimo sobre ti cada día, porque muere Él por tenerte a ti cerca de Él, por su obra incansable,
    lograda en edades interminables para estar contigo en tu país natal y con tus amados bendecidos ya eternamente.


    En la gloria, nuestro Padre celestial siempre te ha amado con su corazón amoroso, como cuando tú viviste primeramente con Él, siempre existiendo en su imagen sagrada y en su alma viviente, como hijo suyo necesitando vivir en su cuerpo glorificado,
    entregado ya a todos nosotros, comiendo diariamente del maná y bebiendo de la roca, entonces entramos en su Lugar Santísimo con Él, perpetuamente enriquecidos al fin. Oportunamente, nuestro Padre celestial necesitaba verte a ti con Moisés e Israel
    antiguo conduciendo rituales y ceremonias de santidad perfecta del Juramento a Isaac con tus amados para abandonar el desierto de Sinaí, como escapando del infierno, con su cuerpo glorificado descendiendo de Él mismo diariamente, entonces con su
    Sinagoga de Jerusalén y el sacrificio continuo de su Hijo Jesucristo enriquecerte continuamente en tu tierra natal siempre.


    Verdaderamente, para que todo suceda, entonces nuestro Padre celestial necesitaba a Moisés endulzando aguas amargas de Mara con el árbol yaciendo cerca de ella, porque éste eras tú con el Mesías para ser uno con Moisés e Israel antiguo, ejecutando
    rituales y ceremonias de perfecta santidad, comiendo maná y bebiendo de la roca para tener a nuestro Padre celestial: enriqueciéndote una vida entera en tu país natal. Inversamente, si nuestro Padre celestial hubiese fallado en enriquecer a Israel
    antiguo con riquezas del cielo arriba, el paraíso, Canaán y la tierra, creada por Él, como su nueva tierra únicamente conociendo amor, paz y riquezas, obteniendo glorias jamás conocidas por ángeles, empero, nosotros si las conquistaremos en
    nuestros días, porque somos uno con Él en el Lugar Santísimo de la Sinagoga de Jerusalén en tu país natal.


    Sin embargo, tú eres aquel que nuestro Padre celestial buscaba incansable por el desierto de Sinaí junto con Moisés e Israel antiguo, ejecutando rituales y ceremonias del Juramento a Isaac, vistiéndote a ti con su cuerpo glorificado, lleno de poderes
    del Espíritu Santo para ser uno contigo finalmente, viviendo juntos en tu país natal: bendiciendo también a tus amados cada día y por siempre. Divinamente, nuestro Padre celestial te necesita a ti junto con tus amados, vecinos y amistades ascendiendo
    hacia Él eternamente justificado con su cuerpo glorioso, entregado a ti inicialmente con su pan y vino, como cuando tú participas de ello diariamente en casa, entonces, leyendo su Escritura, hablada a Moisés, profetas, el Mesías y sus apóstoles
    inmediatamente su poder enriquecerá la tierra entera, como nunca antes, empezando contigo.


    Ciertamente, el Mesías manifestaba frecuentemente, diciendo, que cualquiera que comiese de su carne jamás tendrá hambre nuevamente, además, cualquiera que beba de su sangre jamás tendrá sed nuevamente, porque solamente él es el pan de vida,
    saliendo del Padre celestial para ser servido diariamente, aun mas su sangre es la vida, enriqueciéndote cada día en toda la tierra hasta ver su reino descender finalmente. Por eso, es que fue importante que nuestro Padre celestial llegase con su
    Sinagoga en tu ciudad de todas las familias de las naciones, porque Él ha derrotado a Satanás, ángeles caídos, familias brujas, maldiciones, enfermedades, pobreza, hambruna, la muerte y el infierno, y así, tú recibas amor, riquezas, prosperidad y
    riquezas inagotables de Canaán, su dulce hogar para siempre hacia la eternidad venidera.


    Esta es riqueza junto con poderosas bendiciones, perteneciéndote a ti, tus amados, vecinos y amistades, porque tú has nacido especialmente por ellas, habiendo nuestro Padre celestial creado un nuevo hogar para Él y para su santo nombre fuegos: amá
    ndolo, sirviéndolo y enriqueciéndolo apropiadamente una eternidad entera, por ello, ya bautizado en agua entonces tú habrás recibido el cuerpo glorificado, amándolo a Él siempre sin pecado alguno. Realmente, es en la Sinagoga de Jerusalén, en
    donde nuestro Padre celestial recibió a su Hijo Jesucristo: santo y perfecto con Israel antiguo y la humanidad enteramente bendecida, derrotando a Satanás, pecados, familias brujas, la muerte y el infierno, y seguidamente Él te recibió a ti con océ
    anos de amor, océanos de alegrías, océanos de felicidad junto con otras bendiciones, además de amados, vecinos y amistades.


    Innegablemente, lo que nuestro Padre celestial hizo con Moisés e Israel antiguo por el desierto de Sinaí y su tabernáculo de reunión, descendiendo de la gloria angelical, estableciéndolo en el desierto con su Lugar Santísimo, así como seria en el
    infierno, entonces, lo hizo Él así todo, rescatándote a ti, pero igualmente para amar, prosperar y enriquecer tu diario vivir en tu país natal presentemente. Por consiguiente, después que nuestro Padre celestial había recibido a su Hijo Jesucristo
    junto contigo y tus amados en el Lugar Santísimo, declarándote a ti perfecto, santo y virgen, sin importar tu fe jamás, ya seas tú musulmán, hindú, budista, sinto, cristiano, taoísta, hebreo u otros, entonces, Él tomó su bautismo del Mar Rojo,
    rojo como su sangre expiatoria para lavarte, limpiarte, santificarte y purificarte diariamente, siempre.


    Este lavamiento es diariamente, porque bautizándote en la bañera de tu hogar, piscina, río, lago, o playa cerca de ti, entonces tú no solamente estarás siempre cerca a Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, pero igualmente hacia su santo
    nombre fuegos en la Sinagoga de Jerusalén en tu ciudad: amándolo, sirviéndolo y glorificándolo con perfecta santidad, y riquezas vengan a ti siempre. Evidentemente, nuestro Padre celestial tiene abundantes riquezas para ti, tus amados, vecinos y
    amistades en tu barrio, comunidad, ciudad y nación enteramente, porque Él ha derrotado a Satanás, pecados, maldiciones, enfermedades, familias brujas, la muerte y el infierno con tu bautismo de tu bañera, que Él puede continuar usándolo, lavándote
    más, logrando que tú seas aun más perfecto y santo, y riquezas siempre lleguen a ti.


    Ahora, si tú estas sufriendo problemas, dificultades, maldiciones, enfermedades, y aun la muerte misma en el infierno, será entonces porque tú has fallado en bautizarte en agua, porque al abandonar la carne pecadora por la carne de Isaac, que es su
    Hijo Jesucristo victorioso sobre el mal infinitamente en la Sinagoga de Jerusalén en tu país natal, entonces ángeles caídos huirán de ti para jamás volver. En otras palabras, lo sufrido por años en tu hogar, lugar de trabajo, y otros lugares que
    frecuentas con problemas, conflictos y hasta peligros de accidentes fatales, será entonces porque Satanás con sus espíritus inmundos opera en contra de ti siempre—entonces, bautizándote en agua, instantáneamente tú estarás viviendo en Canaán
    que ha destruido, expulsado y alejado de ti a todos en ellos en tu diario vivir.



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