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    From valarezo7@hotmail.com@21:1/5 to All on Thu Mar 14 14:54:54 2019
    Sábado, 16 de Marzo, 2019 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)


    EL PADRE HA UNIDO CORAZONES DE LA TIERRA Y DEL PARAISO: SALPICÁNDOLOS CON SANGRE DE ISAAC (JESÚS) DESDE CANAÁN:

    Abraham le creyó sus palabras de vida a nuestro Padre celestial, nacidas naturales de su corazón santísimo, sufriendo por las familias de las naciones ya yaciendo en sus infiernos pertinentes, que sus palabras tenían que llegar a ellos con salvación,
    para Él mismo hablarles vida, y así, hacer que ellos regresen a su dulce hogar en la gloria angelical. Visto que, esta es la fe que nuestro Padre celestial había estado buscando por toda la tierra sin encontrarla jamás, y hasta que conoció a
    Abraham y a su esposa Sarah con su vientre estéril, que Él le prometió hijos incontables como las estrellas del cielo arriba, y así, Él poblar su nueva tierra con esta fe, encontrada solamente en él, su siervo Abraham.


    Además, fue en esta fe en que nuestro Padre celestial lo declaró a Abraham como el primer hombre justo sobre la tierra, porque Abraham había creído en sus palabras de vida nacidas naturalmente de su corazón santísimo, que Él necesitaba poblar su
    nueva tierra con ella, y aquí es cuando Abraham fue llamado a ofrecer tres sacrificios hacia Él. Puesto que, nuestro Padre celestial necesitaba cultivar esta nueva fe, que había encontrado en su siervo Abraham, entregándole instantáneamente su roca
    de salvación, para que él conduzca un sacrificio importante de tres carneros para reforzar esta nueva fe, que tenia que ser regada por toda la tierra inmediatamente, quitando el mal y Satanás junto con los ángeles caídos de la humanidad entera
    finalmente.

    Aquí es cuando, nuestro Padre celestial le dijo a Abraham que sacrifique una vaquilla de tres años, un cordero de tres años y una cabra de tres años con sus mitades opuestas una a otra junto con dos palominos sin cortar, como el fundamento de su fe
    encontrada en él, salpicada con sangre expiatoria, camino al corazón de la tierra, y finalmente a Canaán. Puesto que, nuestro Padre celestial necesitaba establecer su fe encontrada en él, en el corazón de la tierra, emergiendo hacia Canaán y el
    tabernáculo y su Lugar Santísimo, cuando su hijo Isaac nacido del vientre estéril entonces necesitaba renacer del vientre virgen de la hija de David, como el Cordero de Dios, finalmente salpicando su sangre y quitando el pecado del mundo entero.

    Por eso, Abraham estaba llamado a conducir sus tres sacrificios sobre la roca de salvación y con su fe única, entonces, entregarle no solamente a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, pero
    igualmente, sus hijos viviendo en generaciones futuras con su corazón santo derramado sobre ellos sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán. A tiempo, Abraham ejecutó sus tres sacrificios sobre la roca de salvación, salpicada con sangre
    expiatoria sobre ellos junto con dos aves sin cortar, y anocheciendo: nuestro Padre celestial regresó a él con su antorcha y su santo nombre ardiendo sobre él, para establecer su nueva fe y su santidad sobre la tierra, conquistando familias de las
    naciones finalmente con su santidad eterna.

    Sin embargo, para que nuestro Padre celestial cumpla con su obra maravillosa, entonces, Él tenia que entregarle a Abraham el cordero, que seria ejecutado sobre la roca de salvación, salpicándola con sangre expiatoria, cubriéndolo todo divinamente
    para proteger, bendecir y enriquecer a sus hijos viviendo en generaciones venideras, pero igualmente, proveer el cordero santo que quitara el pecado del mundo en un día. Por eso, es que nuestro Padre celestial regresó a Abraham mientras ya había
    establecido sus tres carneros sacrificados sobre la roca de salvación no solamente entregándole a sus hijos prometidos, pero igual, aquel que sería el Rey Mesías trayendo la sangre expiatoria, que entregara abundantemente vida eterna para una
    eternidad entera a todas las familias de las naciones, empezando en Israel.

    Ciertamente, nuestro Padre celestial regresó a Abraham y la roca de salvación con sus tres sacrificios y sus mitades opuestas una a otra junto con dos aves sin cortar, salpicado con sangre expiatoria, caminando Él entre ellos con su antorcha ardiendo
    y su santo nombre, llamando a su Hijo Jesucristo a derramar su sangre santísima en Canaán, salvando la humanidad entera postreramente. Anocheciendo, nuestro Padre celestial caminó por las mitades opuestas de los tres carneros, porque esto era lo que É
    l necesitaba tener hecho así en el corazón de la tierra, destruyendo postreramente cada pecado nacido del corazón de Lucifer, para que Él mismo convertirlo en una gloria eterna no solamente con sus hijos, pero igual: en Canaán mismo fluyendo con
    leche y miel.

    Ahora, nuestro Padre celestial necesitaba caminar durante la noche de aquel día de los tres carneros sacrificados de Abraham con sus dos aves, porque el Valle de los huesos es la puerta al infierno tormentoso, en donde las familias de las naciones
    antiguas están aun entre sus tinieblas de fuegos y hasta que el pecado sea removido finalmente. En otras palabras, nuestro Padre celestial necesitaba caminar entre las mitades de los carneros sacrificado opuestas una a otra junto con dos aves sin cortar
    únicamente con su antorcha ardiendo con su santo nombre fuego, tal como Él mismo lo había planeado hacerlo así en el Valle de los huesos secos para expiar por los pecados del mundo entero, destruyéndolos finalmente en Canaán.

    Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba destruir cada pecado acumulado por Israel antiguo en el cautiverio egipcio, en el desierto del Sinaí y en el Valle de los huesos secos, pero tenia que ser en Canaán, su paraíso moderno, porque el pecado
    nació en la gloria celestial y en el paraíso, para que Adán y sus hijos regresen a casa con su Hijo Jesucristo. Visto que, nuestro Padre celestial había declarado ya a Abraham justo, porque él creyó a sus palabras vivas naturales de su corazón
    santísimo, afligido continuamente por las familias de las naciones yaciendo en el infierno tormentoso, entonces, con su fe divina lo convirtió en uno con la fe de Abraham, obteniendo así poderes legales para remover a Lucifer de la tierra
    postreramente.

    Aquí es cuando: nuestro Padre celestial le declaró a Abraham que sus hijos vivirían en cautividad en tierra extranjera, recogiendo cada pecado con los que las familias de las naciones habían descendido al corazón de la tierra, para Él mismo
    destruirlos finalmente en un bautismo gigante, dándole así nacimiento a su nueva tierra repleta de su fe divina que salva la humanidad entera. Ya que, nuestro Padre celestial no solamente necesitaba destruir cada pecado, tinieblas, maldad y muerte
    nacidos de Lucifer, pero igualmente, Él necesitaba destruir a Lucifer mismo junto con sus ángeles caídos, empezándolo todo siempre con los tres sacrificios de Abraham junto con las dos aves sin cortar sobre la roca de salvación, ardiendo con sus
    poderes desde el corazón de la tierra hacia Canaán.

    Además, esto solamente podía ser posible, cuando su Hijo Jesucristo naciese del vientre virgen de la hija de David con la carne sagrada, los huesos inquebrantables y la sangre expiatoria, porque él necesitaba destruir por completo toda obra de Lucifer,
    los ángeles caídos y finalmente la muerte, alcanzando así toda victoria total en contra el mal para siempre. Por eso, la roca de salvación de nuestro Padre celestial con sus tres sacrificios junto con dos palominos sin cortar en el corazón de la
    tierra, salpicado con sangre expiatoria que Abraham fue llamado a ofrecer de su hijo Isaac, pero, esta vez, Él iba hacerlo así en Canaán con su Hijo Jesucristo, finalmente destruyendo todo pecado, maldición y muerte de Lucifer perpetuamente.

    Esta es la sangre expiatoria que nuestro Padre celestial necesitaba salpicada primeramente por la hija virgen de David, cuando el Rey Mesías nacía, porque el mismo Canaán necesitaba ser ungido con ella, como el paraíso moderno, listo para tener su
    misma vida eterna victoriosa sobre Lucifer y la muerte eternamente, para que finalmente la sangre expiatoria rasgue el velo del Lugar Santísimo. Esto fue algo importante que su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo tenían que ejecutarlo en Canaán, para
    que su fe divina sellada sobre la roca de salvación con tres carneros sacrificados junto con dos aves sin cortar, y hacerlos así uno con la fe de Abraham, entregándole poderes para recobrar lo perdido a mentiras de Lucifer desde el corazón de la
    tierra.

    Esta fe divina de nuestro Padre celestial combinada con la fe humana de Abraham, porque él fue llamado justo sobre la roca de salvación con tres carneros sacrificados y sus mitades opuestas junto con dos aves sin cortar, para que la sangre expiatoria
    de su Hijo Jesucristo los selle, uniéndolos con todos sus hijos, recobrando así todo lo perdido a mentiras de Lucifer. Esto fue algo que nuestro Padre celestial tenia que hacer con la fe de Abraham y la de Él, combinándolos, haciéndolos así uno
    desde el corazón de la tierra, para que todos los hijos tengan esta fe divina, operando en sus vidas con poderes, para que los poderes de maldad de Lucifer no vuelvan hacerle ningún daño a nadie nunca más.

    Además, nuestro Padre celestial tenia que tener a Israel antiguo no solamente nacido en el cautiverio Egipto, pero igualmente, bautizados todos del Mar Rojo, para destruir todo pecado del pasado, del presente y de futuras generaciones, y así, Él tenga
    la roca de salvación con sus tres sacrificios descendiendo al Valle de los huesos secos, destruyendo finalmente el hogar de Lucifer para siempre. Esta fue la única manera posible para nuestro Padre celestial acceder al corazón de la tierra con Israel
    antiguo, cargando la roca de salvación y sus tres sacrificios junto con dos aves sin cortar, para que Él entonces establecer su fe divina junto con la de Abraham para destruir a Lucifer y la muerte desde el mismo corazón de la tierra, para siempre.

    Es más, esta fue la única manera legal para hacerlo así: porque nuestro Padre celestial necesitaba destruir todo mal con su fe divina junto con la fe de Abraham, su siervo fiel, como cada poder del infierno y de sus tinieblas, retomando así el corazó
    n de la tierra para su reino venidero y así también las familias de las naciones yaciendo allí, hasta ahora. Verdaderamente, nuestro Padre celestial no solamente estableció su roca de salvación en su gloria eterna del corazón de la tierra,
    salpicado con la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo, conocido como el Valle de los huesos secos, destruyendo así pecados, maldades y tinieblas del corazón de Lucifer, para finalmente erradicarlo de sobre la faz de la tierra, postreramente salvando
    a la humanidad entera.

    Definitivamente, nuestro Padre celestial necesitaba tener los tres sacrificios de Abraham con sus mitades opuestas una a otra junto con dos palominos sin cortar sobre la roca de salvación, salpicado con sangre reparadora: porque Él necesitaba a Abraham
    como el primer justo en la tierra, recibiendo el derrame de sangre expiatoria de su hijo Isaac desde Canaán, terminando así su sacrificio últimamente. Proféticamente, cuando nuestro Padre celestial llamó a Abraham a ofrecer a su único hijo Isaac
    sobre el monte Sion, descansando en el Moriah, derramando sangre expiatoria sobre la roca de salvación, pero él fue detenido desde el cielo, sin hacerle daño a Isaac: porque en el corazón de la tierra con sus hijos, él lo recibiría, como sacrificio
    continuo de la sangre expiatoria desde Canaán.

    Dado que, al nuestro Padre celestial tener a Abraham como su primer justo sobre la tierra, ante la roca de salvación con sus tres sacrificios y sus mitades opuestas entre si junto con dos palominos sin cortar, salpicados con sangre expiatoria, entonces,
    él finalmente recibió la sangre expiatoria de su hijo Isaac, derramándose sobre sus hijos, poniéndole fin al pecado en la tierra. Además, nuestro Padre celestial necesitaba unir el altar de Abraham con la roca de salvación y sus tres sacrificios
    con sus mitades opuestas entre sí junto con dos palominos sin cortar, finalmente con su único hijo Isaac nacido de la hija de David, como el Cordero escogido, derramando su sangre expiatoria perpetuamente sobre la roca de salvación del corazón de la
    tierra.

    Puesto que, esta era la mejor manera posible para nuestro Padre celestial unir los tres sacrificios de Abraham con sus mitades opuestas una a otra junto con las dos aves sin cortar, y con su hijo Isaac, como Cordero de Dios, derramado de su sangre
    expiatoria de entre dos testigos, y así, los sacrificios sean uno sobre el monte santo de Jerusalén hacia la eternidad. Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba los tres sacrificios de Abraham con sus mitades opuestas entre sí junto con dos aves sin
    cortar en el corazón de la tierra, para que finalmente su hijo Isaac nacido, como Cordero, derrame su sangre expiatoria sobre el monte Sion, cumpliendo así su sacrificio de su hijo muerto sobre la roca de salvación, para vivir nuevamente.

    Así es como: nuestro Padre celestial tenia que no solamente convertir los tres sacrificios de Abraham sobre la roca de salvación en el corazón de la tierra en uno con el monte Sion y con Isaac, como Cordero, clavado al madero, aun con sus hijos en el
    Valle de los huesos secos, para ser uno con la tierra vieja y con Canaán perpetuamente. Y así es como: nuestro Padre celestial unió los tres sacrificios de Abraham en el corazón de la tierra con el monte Sion y su hijo Isaac finalmente derramando su
    sangre expiatoria sobre el madero, quitando el pecado del mundo, uniendo el mundo de arriba con el mundo de abajo, estableciendo así su nuevo reino de su perfecta voluntad con la humanidad entera.

    Así es como: nuestro Padre celestial convirtió en uno los hijos de Abraham nacidos del vientre estéril de Sarah, por el Espíritu Santo, con su único Hijo Jesucristo nacido del vientre virgen de la hija de David, clavado al madero, como en una sola
    carne sagrada victoriosa sobre Satanás y la muerte, desde el corazón de la tierra hacia la gloria celestial, eternamente. Además, nuestro Padre celestial tenía que hacerlo así con los hijos de Abraham nacidos del vientre estéril de Sarah junto con
    su hijo Isaac nacido de la hija de David, como Cordero, para ser uno en perfecta santidad en cada hombre, mujer, niño y niña de las familias de las naciones, habitando la nueva tierra, en donde el pecado no existirá jamás.

    Entendiendo que, cuando nuestro Padre celestial le dijo a Adán y a Eva que del polvo los había tomado, cuando nacieron de su imagen, entonces, su carne pecadora que comió del fruto prohibido, tiene que descender al infierno, pero la carne sagrada de
    su Hijo Jesucristo asciende hacia la gloria celestial: amándole, sirviéndole y alabándolo a Él y su santo nombre, siempre. Ciertamente, esta es la nueva tierra, que nuestro Padre celestial había creado con Abraham, cuando le obedeció a Él,
    sacrificando los tres carneros junto con dos aves sin cortar sobre la roca de salvación, salpicado todo con sangre expiatoria, descendiendo así hacia el corazón de la tierra, para empezar a liberar a las familias de las naciones, sufriendo ya juicios
    eternos.

    Visto que, es la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial no solamente para convertir la vieja tierra en una con Canaán, que es el paraíso moderno, en donde su dulce hogar será establecido con sus hijos, pero igualmente, Él tenia que convertirlos
    en carne sagrada cada hombre, mujer, niño y niña, regresando a vivir sin pecado: amándole, sirviéndole y alabándole a Él, siempre. Considerando que, esta es la carne sagrada en que nuestro Padre celestial convino con Abraham, asegurándole a él,
    que sus hijos serian solamente llamados en la carne de Isaac, porque en ella se vive siempre su vida eterna victoriosa sobre Satanás y la muerte en Canaán, pero igualmente, resucitar del corazón de la tierra con vida eterna para todos en el último dí
    a.

    Por eso, nuestro Padre celestial ha requerido que cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las familias de las naciones se bautice en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, para que todos ellos
    reciban este cuerpo glorificado, que ha resucitado del corazón de la tierra con salvación enriquecida para todos. Ciertamente, esta es la carne sagrada, en donde nuestro Padre celestial finalmente unirá las naciones, porque Él posee poderes del
    Juramento a Isaac para que regresen a vivir nuevamente desde sus infiernos hacia su nueva tierra, en donde no hay más pecado: con el amor de padres regrese al amor de hijos, y el amor de hijos regrese al amor de padres.

    Y esto finalmente sucederá en la tierra: porque nuestro Padre celestial ha combinado en uno el corazón de la tierra con Canaán, en donde su Hijo Jesucristo derramó su sangre expiatoria sobre el madero del Israel antiguo, y así, él descienda
    victorioso sobre Satanás, pecado y muerte sobre la roca de salvación, liberando así la humanidad entera con vida eterna para siempre. Entendiendo que, fue la sangre expiatoria de nuestro Padre celestial con su vida eterna vivida ya en Canaán, paraí
    so moderno, en donde Satanás, pecado y muerte murieron, hablando por boca de su Hijo Jesucristo palabras de vida, habladas inicialmente a Abraham y por el desierto del Sinaí, prometiendo salvación perfecta a familias de las naciones desde el mismo
    corazón de la tierra.

    Dado que, esta era la única manera posible en que nuestro Padre celestial no solamente retomaría el corazón de la tierra, destruyendo a Satanás, pecados y la muerte, pero igual, salvar a cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las familias
    de las naciones, y postreramente entren a su nueva tierra con sus palabras vivas, naturales de su perfecta voluntad. Esta fue una victoria poderosa que nuestro Padre celestial necesitaba sobre Satanás, pecados y la muerte desde el corazón de la tierra,
    con Isaac naciendo del vientre virgen de la hija de David, en Canaán, viviendo su vida eterna victoriosa sobre el infierno, finalmente derramando su sangre expiatoria sobre la roca de salvación, dándole a beber nuevamente a Israel antiguo para vivir
    nuevamente.

    Puesto que, esta fue la única manera posible también, para que nuestro Padre celestial no solamente establezca su misma vida eterna sobre la roca de salvación, otorgada inicialmente a Abraham a que sacrifique sus tres carneros junto con sus dos aves
    sin cortar, para que Él finalmente remover la vida pecadora de cada hombre, mujer, niño y niña de toda la tierra perpetuamente. Dado que, esto fue lo que nuestro Padre celestial quería a Abraham haciendo inicialmente con su hijo Isaac, derramando de
    su sangre expiatoria sobre la roca de salvación, pero sería con sus hijos ya en el Valle de los huesos secos, y con Isaac nacido en Canaán nuevamente, derramándola toda desde el paraíso, como desde el cielo arriba, salvándolos así a todos instantá
    neamente.

    Es más, nuestro Padre celestial le había dicho a Abraham, que sus hijos prometidos serian incontables como las estrellas del cielo arriba, y que serían bendecidos grandemente: Porque él había sido llamado a ser no solamente el padre de una gran naci
    n, sino de muchas también—por eso es que—la roca de salvación tenia que descender al corazón de la tierra inmediatamente. Porque sus tres sacrificios junto con dos aves sin cortar, salpicado todo con sangre expiatoria en el Valle de los huesos
    secos, y su hijo Isaac nacido del vientre virgen de la hija de David viva su vida eterna victoriosa sobre Satanás, en Canaán, entonces, sería para derramarla postreramente sobre sus hermanos y hermanas, para que vivan nuevamente junto con las naciones
    eternamente.

    Así es como: Abraham no solamente pudo ser el padre de Israel renacido del Valle de los huesos secos, cuando su hijo Isaac renació como nuestro Señor Jesucristo en Canaán, finalmente derramando su sangre expiatoria, como desde el cielo arriba hacia
    la roca de salvación, dándole vida eterna a su nueva tierra y llena de naciones, en donde no hay pecado nunca más. Es decir, que cuando nuestro Padre celestial llamó a Abraham a ser el padre no solamente de una gran nación sino de muchas, entonces,
    l le estaba diciendo, que él seria el padre de Israel renacido del Valle de los huesos secos junto con las naciones del mundo entero, renaciendo todos ellos con salvación perfecta desde sus infiernos en el ultimo día.

    Este es el porqué de tres carneros sacrificados sobre la roca de salvación junto con dos palominos sin cortar, salpicados con sangre expiatoria, expirándose en el Valle de los huesos secos con sus hijos incontables como las estrellas del cielo arriba,
    esperando por Isaac en Canaán, como el Cordero derramando su sangre expiatoria para vivir nuevamente con las naciones en el día de resurrección. Por eso, también Abraham fue hecho el padre de Israel inicialmente para luego ser el padre de muchas
    naciones, porque los tres carneros sacrificados con dos aves sin cortar, serían ungidos con la sangre expiatoria de Isaac finalmente, pero derramándola desde Canaán, como el paraíso moderno, en donde Adán y Eva vivieron nuevamente con sus hijos,
    pero sin pecar más hacia la eternidad.

    En otras palabras, fueron tres carneros sacrificados de Abraham junto con dos palominos sin cortar, que necesitaban ser salpicados con la sangre expiatoria de Isaac, pero sería así con sus hijos en el Valle de los huesos secos junto con las familias de
    las naciones, recibiendo salvación eterna, cuando nuestro Señor Jesucristo derramó de su sangre expiatoria sobre la roca de salvación finalmente. Esto significa, que únicamente cuando la roca de salvación, entregada a Abraham para ejecutar sus tres
    carneros junto dos aves sin cortar, salpicados con sangre expiatoria caducándose en el Valle de los huesos secos, pero con Isaac renacido como nuestro Señor Jesucristo en Canaán, finalmente derramando de su sangre expiatoria hacia ellos, es que
    Abraham fue hecho así padre de muchas naciones finalmente.

    Es decir, también que Abraham vino a ser padre de Israel y de muchas naciones desde el Valle de los huesos secos, por poderes de la roca de salvación con tres carneros sacrificados, asimilando el monte santo de Jerusalén en Canaán, para que nuestro
    Padre celestial sea el Padre nuevamente de cada nación en el paraíso, para siempre. Legalmente, Abraham es el padre de Israel y muchas naciones del Valle de los huesos secos con sus tres carneros sacrificados junto con dos aves sin cortar, salpicados
    con sangre expiatoria por expirarse, empero, con Isaac renacido como su Hijo Jesucristo salpicando de su sangre expiatoria sin expirarse jamás, entonces, Él es el Padre de cada nación hacia la eternidad en Canaán.

    Además, nuestro Padre celestial vino no solamente a ser Padre de Israel, pero igual de las naciones, porque cuando los tres sacrificios de Abraham sobre la roca de salvación, recibió de la sangre expiatoria de Isaac, nacido como Jesucristo en Canaán,
    solamente entonces, cada uno de Israel entró en el Lugar Santísimo, aceptado en la nueva tierra, en donde no hay pecado jamás. Ciertamente, Abraham podía solamente ser el padre de Israel y de naciones en la tierra con sus tres carneros sacrificados
    junto con dos aves sin cortar y la sangre expiatoria por caducarse pronto: sin embargo, cuando Isaac renació como Jesucristo en Canaán, salpicando su sangre expiatoria para nunca expirarse sobre el monte Sion, entonces, nuestro Padre celestial es el
    Padre de cada nación eternamente.

    Considerando que, nuestro Padre celestial solamente podía ser Padre de cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las familias de las naciones, cuando ellos renacen del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo
    Jesucristo y su Espíritu Santo para pasar por el Lugar Santísimo, como sus hijos legitimos hacia la eternidad, empezando ahora mismo. Comprendiendo que, es desde el corazón de la tierra, que nuestro Padre celestial necesita a cada hombre, mujer, niño
    y niña de Israel y de las naciones, renacidos de sus palabras de vida del Juramento a Isaac, naturales de su corazón santísimo, ascendiendo por el Lugar Santísimo, salpicado con sangre expiatoria de Isaac, como su paraíso moderno, ¡único vientre
    virgen de vida eterna!

    Porque al nuestro Padre celestial tornar el Valle de los huesos secos tan perfecto y santo, así como su corazón santísimo es, dando vida naturalmente a sus palabras de vida, entonces, Él no solamente tendrá a Satanás, pecados y muerte removidos de
    la humanidad entera, pero eventualmente, transformarlos en sus hijos legítimos para vivir con Él siempre amándolo, honrándolo y exaltándolo una eternidad entera. Efectivamente, todos bautizados en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre,
    su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, la carne pecadora junto con el espíritu de error reemplazados con carne sagrada y Espíritu Santo, ascienden del corazón de la tierra hacia el monte Sion y su Lugar Santísimo con la sangre expiatoria
    de Isaac (Jesús, Yeshua), finalmente salpicada para salvación eterna.

    Esto fue algo, que nuestro Padre celestial necesitaba hacer desde el principio de tener a su Hijo Jesucristo derramando su sangre expiatoria sobre la roca de salvación, pero tenia que ser debajo de Canaán, su paraíso moderno, en donde está la base de
    su infierno, y así, Él tener su palabra de vida ascendiendo por toda la tierra, bendiciendo a todos siempre. Porque nuestro Padre celestial necesitaba destruir cada mentira del corazón de Lucifer y sus ángeles caídos junto con la muerte desde el
    corazón debajo de Canaán, y así, Él mismo erradicar a Satanás y su reino de tinieblas, pero igualmente, salvar a cada hombre, mujer, niño y niña, afectados por sus males, rebeliones y muerte, con la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo
    salpicada.

    Realmente, esto fue algo que nuestro Padre celestial podía hacerlo con la roca de salvación, establecida en el corazón de la tierra, debajo de Canaán, así como en la gloria celestial con sus huestes angelicales: amando, sirviendo y adorándolo a Él
    y a su santo nombre sobre el monte Sion, y así, conquistando las naciones con la sangre de su Hijo Jesucristo salpicada. Considerando que, desde cuando su Hijo Jesucristo derramó su sangre expiatoria sobre el madero del Israel antiguo del monte Sion,
    en Canaán, tocó la roca de salvación en el corazón de la tierra, salvando almas perdidas a Satanás mentiroso, pero también, salvó la tierra misma: consiguientemente, es el lugar más dulce para amar, servir y adorar a nuestro Padre celestial desde
    el mismo cielo.

    Por eso, es que las huestes angelicales jamás han parado de amar, servir y alabar a nuestro Padre celestial y a su santo nombre fuego, clavado al madero del Israel antiguo sobre el monte santo de Jerusalén, salpicado con sangre expiatoria, en Canaán:
    porque este es un lugar santísimo en la tierra y en el cielo, que todos quieren descender a él ya. Verdaderamente, cada ángel ama, sirve y alaba a nuestro Padre celestial y a su santo nombre fuego, clavado al madero del Israel antiguo sobre el monte
    santo de Jerusalén, porque es un lugar santísimo para ellos conquistar nuevas glorias para la nueva tierra con cielos gloriosos, que se nos aparece pronto, cuando el Padre celestial descienda con el Israel antiguo, quedándose en Canaán eternamente.

    Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba transformar el Valle de los huesos secos en un lugar santísimo en la tierra, porque está directamente debajo del monte santo de Jerusalén, en Canaán: por ende, cuando su Hijo Jesucristo descendió a la roca
    de salvación entonces, su sangre expiatoria la salpicó, para que sus palabras de vida asciendan, bendiciendo a las familias de las naciones. Es decir, también que ahora nuestro Padre celestial tiene sus palabras de vida emergiendo naturalmente no
    solamente desde el cielo arriba, como inicialmente, pero igual, del corazón de la tierra siempre: porque su Hijo Jesucristo nació de la hija de David, derramando de su misma vida eterna que ama entrañablemente a las familias de las naciones hasta que
    regresen a su dulce hogar pronto.

    Evidentemente, nuestro Padre celestial necesitaba a Abraham con sus hijos viviendo en generaciones futuras, como Isaac nació del Espíritu Santo y con el Juramento a Isaac natural de su corazón santísimo, estableciendo postreramente su roca de salvaci
    n con ellos en el corazón de la tierra, esperando por Isaac a que salpique su sangre expiatoria, llenando la tierra enteramente con sus palabras vivas siempre. Realmente, desde que nuestro Padre celestial estableció su roca de salvación en el corazó
    n de la tierra con su Hijo Jesucristo salpicando su sangre expiatoria sobre el monte Sion, en Canaán, entonces, Él conquistó poderes en el cielo, en la tierra y debajo de ella, enviando finalmente profetas, familias y ministros a dar sus palabras de
    vida a todo perdido en sus pecados.

    Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba su roca de salvación, salpicada con la sangre expiatoria de su Hijo Jesucristo en el corazón de la tierra no solamente para darle vida a la casa de Israel, pero igual, a las familias de las naciones—y para
    que sea esto posible—entonces, Él tenía que tener ya sus palabras de vida emanando de debajo de Canaán: bendiciendo a toda nación progresivamente. Dado que, nuestro Padre celestial necesitaba bombardear mentiras, maldiciones, pobreza, enfermedades
    y muerte de Satanás desde su corazón santísimo llenó de sus palabras de vida, derramándose sobre cada hombre, mujer, niño y niña, bautizados en agua ya, invocando su santo nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, pero igualmente, atacarlo
    desde el corazón de la tierra, y así, él jamás encuentre descanso.

    Por eso, es que en nuestros días nosotros hemos recibido palabras de vida de nuestro Padre celestial, emanando del corazón de la tierra y descendiendo de la gloria angelical, como desde de su corazón santísimo, porque estas palabras son vida, entregá
    ndonos no solamente amor infalible, para nosotros gozarlo, pero igualmente, su fe, haciendo posible lo imposible cada paso nuestro hacia la gloria celestial. La Escritura dice, la fe viene al oír la palabra de nuestro Padre celestial, por ello, Él ha
    convertido el Valle de los huesos secos, como su corazón santísimo y dulce, entregándonos sus palabras vivas, ascendiendo hacia las familias de las naciones con nuevas bendiciones junto con las que descienden del cielo arriba, haciendo que la tierra
    sea llena de su fe eventualmente.

    Por cuanto, nuestro Padre celestial necesita continuar derramando de su corazón santísimo sus palabras de vida, bendiciendo a sus hijos, que han sido bautizados en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu
    Santo: porque cuando tú abres tu boca en esta manera, entonces, Él la llena con su naturaleza divina progresivamente, siempre. Porque aquí es el único momento, en que tú abrirás tu boca ante nuestro Padre celestial, cuando tu invocas la perfecta
    santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, llenando tu corazón, alma, mente, cuerpo y espíritu humano con su naturaleza divina, llena de sus palabras de vida y fe que hacen de lo imposible, instantáneamente posible cada día.


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