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    From ivanvalarezo@gmail.com@21:1/5 to All on Sat Oct 13 05:45:45 2018
    Sábado, 13 de Octubre, 2018 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

    ISRAEL ESCAPÓ EGIPTO PARA SER CLAVADO AL PADRE JUNTO CON LAS FAMILIAS DE LAS NACIONES:

    El día llegó, cuando nuestro Padre celestial descendió sobre el monte Sinaí con su Lugar Santísimo, ardiendo con su horno fuegos de su grande Gracia, de su grande Misericordia, de su grande Verdad y de su grande Justicia Divina, porque Él oía el
    llanto de sus hijos para que sean liberados del cautiverio egipcio de cuatrocientos años, por ello, necesitaba ungir a Moisés. Nuestro Padre celestial entonces llamó a Moisés a que ascienda, ungiéndolo así con los poderes del Juramento a Isaac
    instantáneamente, para que haga su obra maravillosa para hablar a Israel, entregándole su santo nombre, que es Él como Dios de Abraham, su Hijo Jesucristo como Dios de Isaac y su Espíritu Santo como Dios de Jacobo, para que escapen de una muerte
    segura.

    Israel necesitaba salir del cautiverio egipcio, porque ellos necesitaban ser bautizados en el Mar Rojo con su santo nombre fuego, que Él mismo les había otorgado por medio de Moisés sobre el monte Sinaí para entrar en su horno de fuegos de su gracia,
    misericordia, verdad y justicia divina para que por fin Israel abandone todo pecado en el lecho marino perpetuamente. Definitivamente, nuestro Padre celestial le dijo a Moisés que le diga al Faraón egipcio que deje ir a sus hijos hacia el desierto del
    Sinaí, en donde ellos le celebraran fiestas, porque le van a servir a Él sobre su altar antiguo, ofreciéndole sacrificios que le complacen siempre, porque el tiempo había llegado para que finalmente le sirvan en su tierra escogida.

    Esto fue algo que el Faraón y sus oficiales fallaron en entender, porque no conocían al Dios de Israel, aunque habían vivido con Israel por cuatro siglos, aun así, los egipcios no conocían al Dios de Abraham, al Dios de Isaac y al Dios de Jacobo,
    por ende, ellos se encontraban en la oscuridad sin saber cómo responderle a la petición de Moisés. Además, Satanás estaba allí con todos, porque él necesitaba conocer que iba a ser con Israel después de haberse cumplido los cuatrocientos años de
    cautiverio, porque hasta cierto grado él sabia que el Padre tenía a Israel creciendo en Egipto con riquezas de sembríos de siete años en toda la tierra, por ende, ellos tenían siempre abundancia de todo.

    Dado que, después de siete años de grandes bendiciones descendiendo sobre la tierra entonces otros siete años de hambruna le seguía sin fallar, en donde la gente moría de hambre y sed, porque la tierra en donde vivían fallaba en recibir bendiciones,
    y, por consiguiente, no había sembríos para que las gentes con sus hatos de animales sobrevivan igualmente como en Egipto. Ciertamente, los egipcios eran bendecidos con grandes riquezas de la nueva tierra que nuestro Padre celestial había derramado
    como su Juramento a Isaac, por eso, por siete años la tierra era bendecida con sembríos abundantes, pero, cada agricultor de toda nación tenía que almacenar sus alimentos para que cuando los siete años de hambre vengan, estén preparados, que era la
    vieja tierra regresando.

    Así es como nuestro Padre celestial empezó a bendecir a Egipto con sus siete años de riquezas, seguido por siete años de pobreza de Satanás sobre la tierra continuamente, mientras Israel se convertía en nación para Él establecerla en Canaán,
    porque una vez que Israel había vivido su cautividad egipcia, entonces, Él estaba listo para introducirlos en su tierra prometida. Puesto que, esto fue un requisito que nuestro Padre celestial necesitaba cumplir en todo Israel mientras aun cautivo en
    Egipto, y esto fue que Israel tenia que prosperar como una gran nación entre las familias egipcias, envidándoles sus bendiciones por siete años con su nueva tierra y con sus cielos gloriosos, creado ya para que todas naciones la goce igualmente,
    siempre.

    En otras palabras, cuando nuestro Padre celestial derramaba de su Juramento a Isaac, entonces, Él le dio vida a Jacobo como su primogénito en esta nueva tierra, visitando cada siete años a sus hijos con riquezas asombrosas, que José aprendió a
    almacenar para los egipcios y para las naciones, para que nadie sufra jamás ni hambre ni sed en tiempos de hambruna. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba tener a Israel nacido en Egipto (porque Egipto representa cada nación que ha vivido en
    la tierra, y que las vivirán postreramente en ella), por eso, Él necesitaba que su nación dorada crezca grandemente y fuerte con riquezas de la nueva tierra por siete años, sobreviviendo así la tierra empobrecida por siete años de Satanás con
    perfectas riquezas siempre.

    Por eso, es que también nuestro Padre celestial después de tener a Israel bautizado en el Mar Rojo, abandonando todo pecado en el lecho marino que el Juramento a Isaac había acumulado por siglos del cautiverio egipcio, sufriendo como las familias de
    las naciones yaciendo ya en el infierno tormentoso, entonces, Él tenía a Israel renacido del Espíritu Santo, sirviéndole como sacerdotes. Dado que, cuando Israel pisó el desierto de Sinaí, entonces, ellos habían sido convertidos completamente por
    poderes del bautismo en agua del Mar Rojo, porque ellos habían aprendido como invocar su santo nombre fuego para el bautismo en fuego del Espíritu Santo que estaba en camino, pero, ellos tenia que beber primero de las aguas amargas de Marah.

    Estas aguas estaban muy amargas para ser bebida por los israelitas, que nuestro Padre celestial inmediatamente se acercó a Moisés para llevarlo a recoger un árbol y tirarlo en las aguas amargas, endulzándolas instantáneamente, y así, todos puedan
    beber de ellas juntos con sus animales de sacrificios que traían de Egipto, para que sean sacrificados cuando les sea necesario hacerlo así. Y es aquí también, en donde nuestro Padre celestial necesitaba llevarlos a todos a su roca de salvación para
    beber de ella sus aguas vivas, porque ellos estaban sedientos nuevamente: pero, esta vez, ellos beberían del agua que se convertiría en ríos de aguas vivas fluyendo desde sus interiores hacia la eternidad, y así, ninguno de ellos vuelva a tener sed
    jamás.

    Por cierto, Israel necesitaba beber de la roca de salvación las aguas emergiendo de su Hijo Jesucristo inmolado desde la fundación del mundo, para que ellos sean hechos parte de su altar antiguo finalmente, sirviéndole a Él eternamente, levantando su
    madero con clavos su rostro santísimo, su santo nombre fuego y a su Hijo Jesucristo derramando su vida eterna para salvación de todos. Aquí es también, cuando nuestro Padre celestial estableció con ellos su Sábado bendito como un convenio
    indestructible, porque Él los necesitaba avanzando hacia las familias de las naciones en toda generación, llorando aflicciones y sufrimientos de su corazón santísimo por sus hijos perdidos al fruto prohibido de mentiras, maldiciones, enfermedades,
    pobreza y muerte de Satanás, y así, ellos regresen a su vida pronto.

    Definitivamente, porque Israel nació gozando por siete años constantes de bendiciones y de riquezas insondables de su nueva tierra con sus cielos gloriosos, entonces, ellos estaban siempre listos para recibir todo lo que el Padre posee en el cielo,
    incluyendo su propia vida, su Hijo y su Espíritu Santo, presentándose ante Él cada Sábado con su tierra del reposo con ellos para siempre. Realmente, nuestro Padre celestial tiene que gozar bendiciones, amor y riquezas inagotables de su nueva tierra
    viajando con cada hombre, mujer, niño y niña de Israel por todas las naciones, dejándoles saber a sus familias que la nueva tierra está lista y disponible para recibirlos bautizados en su santo nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo antes
    que cierre su puerta.

    Cada siete días, nuestro Padre celestial recibe su nueva tierra con mucha gente en ella de todas las familias de las naciones, porque ellos se han bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre todopoderoso, su Hijo Jesucristo y su Espí
    ritu Santo, para que todos entren a su vida eterna, en donde no existe el pecado toda una eternidad entera. Así como nuestro Señor Jesucristo le manifestaba a Israel, mientras predicaba, que en los últimos días serian como los días de Noé, cuando é
    l construía el arca antes que viniese el diluvio mundial, para que todos los que quisieran embarcase con él, su familia y un par de todo reino animal, entonces aquel sea salvo para vivir nuevamente en la tierra.

    Por eso, nuestro Padre celestial nos entregó el bautismo en agua, porque invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, tú estarás abandonando la carne pecadora por la carne sagrada y el espíritu de
    error por su Espíritu Santo, para que entres a su nueva tierra instantáneamente, gozando así de su vida eterna, sin pecar jamás. Definitivamente, aquí es cuando tú habrás abordado su nueva tierra, en donde Él siempre ha gozado de su vida eterna
    con su Hijo Jesucristo, con su Espíritu santo y con sus huestes angelicales y, ahora, Él continuara gozando de su misma vida contigo, recibida ya por ti de Él, bautizado en agua, introduciendo así en su familia divina nuevas glorias jamás vistas
    antes.

    Por eso, tú estás en la tierra, en donde tú conoces poderes del fruto prohibido por inicio, pecando siempre hasta que eres bautizado, abandonando el espíritu de error del fruto prohibido por el Espíritu Santo del fruto de vida, que es nuestro Padre
    celestial junto con su Hijo Jesucristo amándote como jamás lo has sido hasta que tú renaces de su Espíritu Santo. Por eso, es importante que tú junto con tus amados, incluyendo vecinos y amistades, sean todos bautizados en agua, en un instante,
    invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, para que escapes por fin con los tuyos de los poderes del fruto prohibido, que están llevándote hacia toda pobreza, enfermedad y perdición del infierno tormentoso,
    eternamente condenado.

    Y esta tierra gloriosa viaja hacia ti desde días de Abraham e Isaac que descendió con nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo junto con muchos ángeles santísimos, introduciendo así este mundo maravilloso en los hogares de
    las familias de las naciones, porque ellos necesitan entrar en él urgentemente, como parte de esta vida eterna, gozando de milagros desde ya. Porque es únicamente dentro de esta tierra gloriosa, que es el Juramento a Isaac, en donde nuestro Padre
    celestial se encontrara contigo en persona sobre el monte santo de Jerusalén, bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo para nunca más ver pecado en ti, y así, tú seas enriquecido cada dí
    a, siempre.

    Y es aquí, en donde tú por fin encontraras la vida que nuestro Padre celestial te ha entregado ya para vivir con los tuyos, incluyendo vecinos y amistades, porque una vez que tú seas limpio del fruto prohibido, bautizándote en agua, entonces, el Espí
    ritu Santo con toda palabra viva del Padre fluirá desde tu interior con poderes asombrosos cada día, y continuamente. Aquí es en donde tus oraciones y alabanzas hacia nuestro Padre celestial y su santo nombre, clavado al madero antiguo de Israel sobre
    el monte Sion, serán escuchados constantemente y sin cesar, porque cuando oras y lo alabas a Él y a su santo nombre, entonces, lo estarás haciendo siempre con poderes del Juramento a Isaac, que existen siempre en ti, ya bautizado.

    Visto que, será aquí siempre, en donde tú serás perfecto y santo, así como nuestro Padre celestial lo es ante su Hijo y su Espíritu Santo, manifestándole así a Abraham que tenia que ser perfecto y santo igualmente, así como Él lo es en vida
    eterna, y este es el Juramento a Isaac con su palabra viva, salvándote hoy con perfección incesante, siempre. Por eso, no le importa jamás a nuestro Padre celestial si tú eres de una fe diferente, así como podrías ser musulmán, budista, hindú,
    pagano, espiritista, satanista, porque Él ya ha destruido todo pecado eternamente por el mundo entero con poderes del Juramento a Isaac, para que tú seas hoy perfecto y santo, así como Él lo es en vida eterna, desde siempre.

    Por eso, nuestro Padre celestial liberó a Israel del cautiverio egipcio, porque por los cuatrocientos años que estuvieron cautivos, entonces todos nacieron con poderes cotidianos del Juramento a Isaac, para que ellos reciban siempre siete años de
    riquezas necesarias de la nueva tierra con sus cielos gloriosos para crecer como una nación digna de su presencia santísima y de sus glorias venideras. Considerando que, nuestro Padre celestial necesitaba que su nueva tierra vaya por las generaciones
    con su corazón santo lamentándose con profundas aflicciones y mediaciones de su Espíritu Santo por todos sus hijos, y así, dejarles saber a las familias de las naciones, aunque muchas están en el infierno ya, que son bienvenidas siempre, bautizados,
    a su nuevo reino de su voluntad perfecta.

    Visto que, es la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial ahora mismo que cada hombre, mujer, niño y niña de toda familia de las naciones entienda ya que poseen un mundo grande y con cielos maravillosos, y lleno todo con su misma vida, perfección,
    santidad y riquezas, que pueden perfectamente entrar en él, viviendo su cada día sin problemas del pecado perpetuamente. Realmente, una vez que tú seas bautizado, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo y su Espíritu Santo, entonces,
    instantáneamente tú habrás renacido en su nueva tierra que empezó hacia a ti desde días de Abraham e Isaac, encontrándote hoy, para que te goces de una vida maravillosa y llena de poderes cotidianos, entregándote victorias sobre Satanás cada día,
    siempre.

    Poderes reales del Juramento a Isaac que nuestro Padre celestial siempre vera en ti perfección y santidad, así como Él siempre lo ha sido con su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo y sus huestes angelicales, porque tú estarás viviendo su misma vida
    por estos poderes, en donde no existe pecado, ni pobreza, ni enfermedad, ni menos muerte, desde ahora en ti mismo. Por esta razón, nuestro Padre celestial necesitaba liberar a Israel del cautiverio egipcio, para que tú vivas estas mismas bendiciones
    que Él les a entregado a los israelíes, haciendo que ellos crezcan grandemente y rodeados de riquezas nunca antes vistas sobre la tierra, y así, se convirtieron en una gran nación como sus hijos legítimos por poderes reales del Juramento a Isaac.

    Visto que, es la voluntad de nuestro Padre celestial que todo hombre, mujer, niño y niña de todas las familias de las naciones, no importando jamás su fe, entonces, ellos sean bautizados en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo
    Jesucristo y su Espíritu Santo, dándoles así el pasaporte para entrar a la nueva tierra llena de bendiciones cotidianas. Este es el lugar sobre el monte santo de Jerusalén, en estos días, en donde tú serás vestido con poderosas bendiciones que jamÃ
    ¡s te fallaran en toda tu vida sobre la tierra, manifestándote cada vez más como amar a nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo y a tus amados, incluyendo vecinos y amistades alrededor del mundo entero.

    Cuando tú entres en esta nueva tierra con cielos gloriosos brillando en tu vida, entonces, tú cambiaras completamente, porque ya no serás lleno y cubierto por el espíritu de error y de las tinieblas de Satanás, pero solamente de toda palabra de vida
    nacida del corazón de nuestro Padre celestial, y así, sólo tú conozcas su bondad que siente por ti siempre. Esta es la nueva tierra que no solamente nació de su corazón santísimo, derramándose sobre Isaac inicialmente, confirmada con Jacobo, pero
    también, establecido en un convenio de vida y de riquezas interminables con sus hijos de Israel, bendiciendo así a cada hombre, mujer, niño y niña de toda familia de las naciones, sin importar jamás su fe, ni religión, ni en donde vivan.

    Al encontrarse la casa de Israel yaciendo en el Valle de los huesos secos, pero, cuando su Hijo Jesucristo junto con el Espíritu Santo cumplió con el Juramento a Isaac en cada hogar israelí, en Canaán, entonces, él obtuvo derechos legales,
    reclamando a todo Israelita a que regrese al reino del amor eterno, de paz y de riquezas para una eternidad entera. Y eso es exactamente lo que nuestro Padre celestial hace hasta nuestros días, como desde cuándo empezó a derramar de su corazón santo
    sobre la tierra, que es su nueva tierra con cielos gloriosos y mansiones asombrosas, llena de glorias inagotables para que sus hijos le gocen una eternidad, porque Él descenderá a vivir con la humanidad entera eventualmente en su amor eterno.

    Ciertamente, hoy mismo tú tienes una oportunidad maravillosa para empezar una jornada gloriosa de perfecta salvación y de riquezas insondables: bendiciendo tu corazón, alma, mente, cuerpo y espíritu humano, porque nuestro Padre celestial está listo
    para recibirte perfecto y santo, así como Él siempre es con su familia divina que te ama grandemente en la tierra y para siempre en el cielo. Piensa por un momento: Tú accederás inmediatamente a esta tierra maravillosa y con cielos gloriosos, llena
    de glorias insondables, jamás vistas por las huestes angelicales y la humanidad, porque esta es la voluntad perfecta del Padre, viviendo una vida bendecida contigo, sin influencias de Satanás ni de sus artimañas, porque lo que Él tiene para ti es
    perfecta bendición para una eternidad feliz.

    Y es aquí, en donde tú aprenderás a amar no solamente a nuestro Padre celestial, a su Hijo Jesucristo, a su Espíritu Santo, pero igualmente, a tus amados, incluyendo a tus vecinos y amistades, porque es la voluntad perfecta de Él de enriquecerlos,
    así como tú serás enriquecido siempre, porque la gloria de su santo nombre tiene que seguir creciendo en ti continuamente. Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba sacar a Israel del cautiverio egipcio para alcanzar a todos por el mundo entero con
    sus riquezas cotidianas y hasta que finalmente ha llegado a ti y a los tuyos, porque tú no solamente debes embarcarte en su nueva tierra de cielos gloriosos, pero igualmente, vivir riquezas progresivas y hasta sobre pasar todas sus bondades divinas por
    ti.

    Además, nuestro Padre celestial no está listo solamente para tener a todo Israel gozando de las riquezas de su nueva tierra, como cuando ellos estaban en el cautiverio egipcio de cuatrocientos años, saboreando de sus glorias cotidianas con las
    familias egipcias, pero igualmente, Él desea que por el mundo entero hoy todos gocen de sus bendiciones hasta no poder más perpetuamente. Por eso, una vez que nuestro Padre celestial liberó a Israel del cautiverio, entonces, Él los bautizó en el Mar
    Rojo: porque una vez que tú estés listo para su Espíritu Santo y sus riquezas cotidianas de la carne sagrada, de sus huesos inquebrantables y de su sangre expiatoria de Isaac, entonces, tú serás limpio de todo pecado instantáneamente, invocando su
    santo enriquecedor.

    En el desierto del Sinaí, una vez que Israel había endulzado las aguas amargas de Marah con el árbol que descendió del monte santo de Jerusalén para que Moisés lo tire en ellas, endulzándolas, para consumo humano, luego entonces, ellos volvieron a
    tener sed como antes, pero, esta vez, beberían abundantemente junto con sus muchos ganados de la roca de salvación. Por cuanto, Israel necesitaba ser primero bebiendo de las aguas endulzadas de Marah por el árbol descendido del monte santo de Jerusalé
    n, pero igualmente, ellos necesitaban beber primero nuevamente de la roca de salvación de la presencia de nuestro Padre celestial, y así, jamás tengan sed por el desierto ni en Canaán, como el árbol levantando su santo nombre sobre la tierra
    perpetuamente.

    Realmente, nuestro Padre celestial necesitaba establecer de una vez por todas su santo nombre fuego sobre el monte santo de Jerusalén, pero, tenia que ser clavado a la casa de Israel, levantándolo así sobre todas las familias de las naciones como una
    antorcha encendida: para manifestar eventualmente su nueva tierra con sus cielos gloriosos como su reino de su perfecta voluntad eterna. Por ello, por todo el desierto del Sinaí, Israel se convirtió en el sacerdote de nuestro Padre celestial para toda
    familia de las naciones, porque Él les había entregado su santo nombre y así también el tabernáculo de reunión con su Lugar Santísimo, porque ellos tenían que derramar sangres de corderos abundantemente y sin cesar sobre todo pecado de un mundo
    moribundo.

    Rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac que solamente Israel podía conducir en su nueva tierra con sus cielos gloriosos que habían abandonado el cautiverio egipcio con todos ellos, y sus incontables ganados, llevándolo todo
    hacia las familias de las naciones ya yaciendo en el infierno, pero igualmente, a sus hijos por el mundo entero, llegando a ti hoy. Estos rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac necesitaban ser ejecutadas por el desierto del SinaÃ
    ­, pero únicamente, en la nueva tierra y con sus cielos gloriosos, que es el reino de la perfecta voluntad divina, en donde el Padre continuara viviendo con su Hijo, su Espíritu Santo, sus ángeles, y así, también con sus hijos bautizados de toda
    nación.

    Esto fue algo que únicamente la casa de Israel podía hacerlo por nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, porque cada ritual y ceremonia de perfecta santidad del Juramento a Isaac necesitaba ser ejecutado diariamente sobre las
    familias de naciones antiguas yaciendo ya en el infierno, para luego todos ellos ascender al monte santo de Jerusalén, redimidos perpetuamente. A tiempo, nuestro Padre celestial llamó a Abraham para que encienda a su único hijo Isaac sobre el monte
    santo de Jerusalén, descansando sobre el Moriah, que Él mismo le mostraría postreramente: porque sólo él puede encender el fuego de su nueva tierra que viene sobre el mundo entero pronto, y así, la humanidad entera viva sin pecado una eternidad
    entera feliz.

    Sin embargo, cuando Abraham estaba listo para ejecutar la voluntad de nuestro Padre celestial, y esto fue de sacrificar su único hijo Isaac, como si fuese otro cordero en sus manos, entonces, Él hizo que su Hijo Jesucristo interrumpiera su sacrificio,
    llamándolo desde sus lugares santísimos, al estar a punto de matarlo, para hacer que su fuego único suba enriqueciendo al cielo grandemente. Ciertamente, nuestro Padre celestial tuvo a su Hijo Jesucristo llamando a Abraham desde arriba, como desde
    donde Él está sentado en su Silla de Misericordia ante sus huestes angelicales, para detener la matanza de su único hijo Isaac, porque no era él quien derramaría su sangre expiatoria sobre su altar, pero, más bien, seria derramada postreramente
    sobre toda su familia, en Canaán.

    Este es el Cordero de nuestro Padre celestial que quita el pecado del mundo, que tenía que derramarse su sangre expiatoria sobre el madero que endulzó las aguas amargas de Marah en el desierto, para que los israelitas sedientos beban junto con sus
    ganados que traían de Egipto con ellos, derramando sus sangres postreramente en todo ritual y ceremonia de su perfecta santidad. Legalmente, nuestro Padre celestial necesitaba ser el único que levantaría a su Hijo Jesucristo sobre el monte santo de
    Jerusalén, clavado con Él y con sus hermanos y hermanas, que es toda la casa de Israel yaciendo en el Valle de los huesos secos, que habían fallado en conquistar la tierra prometida, porque creyeron en la mentira de un becerro de oro.

    Toda la casa de Israel descendió al Valle de los husos secos, porque fallaron en complacer a nuestro Padre celestial en toda su verdad y justicia divina de su santo nombre fuego, sus Diez Mandamientos, su tabernáculo del Lugar Santísimo y de sus
    rituales y ceremonias del Juramento a Isaac, porque erróneamente habían creído en el pecado de un becerro de oro. Visto que, toda la casa de Israel había sido liberada del cautiverio egipcio, invocando la santidad perfecta de su nombre, su Hijo
    Jesucristo y su Espíritu Santo, porque necesitaban abandonar todo pecado en el lecho marino del Mar Rojo, pero al mismo tiempo, ellos necesitaban vestirse del Juramento a Isaac, que es el Espíritu Santo y la carne sagrada de Isaac.

    Es decir, también que cada hombre, mujer, niño y niña israelí necesitaban llevar aflicciones y mediaciones de su corazón santísimo hacia las familias de las naciones, descendidas ya en el infierno, por no tener un convenio de vida con Él, por ende,
    ellos necesitaban a Israel como sacerdotes sobre todos ellos, cubriendo pecados por el desierto del Sinaí con sangres de víctimas continuamente. Esto fue algo que Israel pudo hacer con cada hombre, mujer, niño y niña yaciendo ya en el infierno,
    porque ellos no tuvieron jamás ungidos (familias como Israel), representándolos ante el Padre celestial, además, necesitaban conocer su santo nombre, por ende, con los rituales y ceremonias del Juramento a Isaac ellos finalmente conocieron al
    Todopoderoso, como su único y suficiente salvador eterno.

    Legalmente, estos rituales y ceremonias de perfecta santidad del Juramento a Isaac únicamente podían ser conducidos apropiadamente en la casa de Israel, porque, ellos habían nacido ya en su nueva tierra con sus cielos gloriosos: por ende, cada hombre,
    mujer, niño y niña de todas las familias de las naciones mundialmente, entonces pueda heredar como hijo de Dios la vida eterna, perpetuamente. Sin embargo, aunque Israel pudo hacer toda esta obra maravillosa de su grande Gracia, de su grande
    Misericordia, de su grande Verdad, y de su grande Justicia Divina para las familias de las naciones que ya habían vivido sus vidas sin conocer al Padre celestial jamás, entonces, sus hijos continuaron descendiendo al infierno en toda generación sin
    esperanza y sin salvación alguna.

    Dado que, aunque nuestro Padre celestial pudo usar a toda la casa de Israel como sus sacerdotes personales, conduciendo cada ritual y ceremonia de perfecta santidad por todo el desierto del Sinaí, con poderes y riquezas cotidianas de su nueva tierra y
    de sus cielos gloriosos, entonces, igualmente ellos fallaron en conquistar Canaán en sus últimos días de vida. Y, últimamente, toda la casa de Israel descendió al Valle de los huesos secos, aunque ellos hicieron lo que el Padre celestial los llamó
    a que hagan en su nueva tierra y con sus cielos gloriosos, recibiendo diariamente rituales y ceremonias de perfecta santidad que sólo se producen del Juramento Isaac, pero igual, murieron, creyendo erróneamente en un becerro de oro.

    En otras palabras, aunque Israel nació con el Juramento a Isaac, por inicio, que es la nueva tierra con cielos gloriosos, en donde nuestro Padre celestial finalmente vive ya con ellos una eternidad entera una vez manifestado en Canaán postreramente,
    pero, porque ellos creyeron en un becerro de oro, entonces, descendieron todos al infierno como las naciones antiguas, creyendo erróneamente en adorar ídolos. Dado que, quienquiera entrar a Israel, ya sea que nació del vientre de su madre o porque
    solamente quiere entrar en Canaán (regresando) a tierra de sus antepasados, entonces, todos tienen que bautizarse en agua en cualquier parte del mundo antes de ingresar a Canaán, para gozar de las bendiciones escondidas en ella para ti y los tuyos para
    muchas generaciones.

    Por cuanto, Canaán que nuestro Padre celestial escogió para vivir con su familia divina, que es su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo junto con las huestes angelicales, y tú también junto con los tuyos, vecinos y amistades, incluyendo toda familia
    de naciones, es una tierra de un convenio de vida y de riquezas inagotables de amor, paz y de felicidad sin fin. Y nuestro Padre celestial ha establecido un convenio eterno, que es su Juramento a Isaac que tú tienes que obedecer, bautizándote en agua
    para entrar a su tierra escogida por descender en cualquier día con la primera casa de Israel, y sus ángeles: en donde, Él es honrado completamente por ti, porque estarás bautizado en agua y en su Espíritu Santo eternamente.

    Es decir, que cuando tú seas bautizado en agua y en su Espíritu Santo, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, esto significa que tú no solamente habrás ascendido al monte santo de Jerusalén
    como su hijo legítimo, pero igualmente, tu hogar se habrá convertido en su dulce hogar, en cualquier lugar del mundo. Considerando que, con su altar del monte Jerusalén, en Israel, y con su Hijo Jesucristo habiendo salpicado su sangre expiatoria sobre
    su Lugar Santísimo, en donde Él está sentado en su Silla de Misericordia, entonces, Él puede hacer cada hogar de las familias de las naciones su dulce hogar, porque tú bautizado ya, habrás invocado su nombre todopoderoso clavado al madero,
    enriqueciéndote, perpetuamente.

    Esto significa que en estos días no importa en donde tú vivas en la tierra, tú puedes hacer de tu hogar su dulce hogar, sumergiéndote en agua, en donde sea que decidas bautizarte, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su
    Espíritu Santo, puesto que ya tú bautizado, seguidamente su monte santo de Jerusalén entrara en tu hogar familiar. No importa si tú tienes un altar, o tu familia tiene uno, nuestro Padre celestial jamás la vera, porque en el Juramento a Isaac, Él
    solamente te ve perfecto y santo, así como Él siempre lo es ante su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo y sus huestes angelicales, para que tú recibas sus bendiciones cotidianas abundantemente, y sin fallarte jamás eternamente.

    Aquí es cuando, tus oraciones son oídas claras y perfectas en la gloria celestial por nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, para que Él contestarlas diariamente junto sus bendiciones de amor, sanidad, prosperidad y de
    riquezas insondables, porque Él realmente necesita que tú recibas riquezas, así como Abraham inicialmente para gloria de su nombre sobre toda la tierra. Visto que, su santo nombre fuego está clavado sobre el madero del Israel antiguo del monte santo
    de Jerusalén, en Israel, nacido del vientre estéril de Sarah, por los poderes del Espíritu Santo, para que todos nazcan siempre con el Juramento a Isaac, y así, ellos sean sus sacerdotes oyendo su voz por todo el desierto del Sinaí y en Canaán para
    siempre.

    Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo nacido del vientre virgen de la hija de David, restaurando así su sangre expiatoria en Israel y en todas las familias de las naciones, convirtiéndose su Hijo amado en el Cordero de
    Dios que quita el pecado del mundo, clavándolo a sus hijos y a su carne del convenio de vida para la eternidad. Aquí es donde, no solamente la casa de Israel fue clavada a su Hijo Jesucristo victorioso sobre artimañas de Satanás por todo Canaán, y
    el mundo entero, pero igual, Él clavo su santo nombre junto con su rostro a él, restaurando así su imagen divina en cada hombre, mujer, niño y niña de todas las familias de las naciones, pero, cuando bautizados solamente.


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