• =?UTF-8?Q?=28IV=C3=81N=29=3A_BAUTISMO_EN_AGUA_Y_EL_ALTAR_DEL_AMOR=2FGRA

    From ivanvalarezo@gmail.com@21:1/5 to All on Fri Oct 21 19:15:28 2016
    Sábado, 22 de Octubre, 2016 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)


    BAUTISMO EN AGUA Y EL ALTAR DEL AMOR/GRACIA/MISERICORDIA ES PODER EN TI HOY:

    Transitando por Canaán, entonces nuestro Padre celestial se le apareció a Abraham en Shechem, y le dijo: Yo voy a darte esta tierra a ti y a tus descendientes después de ti, para que seas una gran nación entre las familias de las naciones y con un
    altar inmortal: bautizando a cada uno con amor eterno, que florezca perpetuamente en la tierra. Aquí, nuestro Padre celestial tenia que introducir a Abraham, en la tierra que él mismo había escogido como Dios soberano del mundo entero para ser similar
    a su paraíso angelical del cielo: porque en esta tierra será en donde Abraham con sus hijos vestirán la carne sagrada del pacto de vida, que lo ama perpetuamente.

    Es decir, que cada hombre, mujer, niño y niña aprenderá del fuego del sacrificio continuo de la carne sagrada de su Hijo, el Rebbe Yeshua jaMashiax a amarlo, servirle y glorificarlo sobre su altar del amor puro, ardiendo apasionadamente: que realmente
    es su grande gracia, su grande misericordia, su amor y justicia eterna descendido del cielo, bendiciendo a sus amados, siempre. Puesto que, ésta es la tierra que nuestro Padre celestial había personalmente preparado para levantar no solamente a toda su
    familia, que nacerá milagrosamente del vientre estéril de Sarah, por los poderes de cada día del Espíritu Santo: pero también, introdujera en las naciones a su Hijo Jesucristo como el Rey de Israel y único posible salvador del pecado.

    Ya que, ésta es la mejor tierra del mundo entero, en donde él no solamente finalmente levantara a su familia, pero también darle vida a su Hijo Jesucristo, por medio de la hija de Sión, porque él tenia que nacer por los poderes asombrosos del Espí
    ritu Santo, introduciendo así en el espíritu humano la carne sagrada: salvando a todos del pecado. Ésta es la tierra que nuestro Padre celestial escogió no solamente para redimir a la humanidad entera, empezando por la casa de Israel, pero también
    hacer de ella un paraíso terrenal: porque todo aquel que le ame, le sirva y le glorifica a él y a su nombre bendito sobre su altar antiguo, vivirá en su familia divina, como su hijo redimido.

    Ésta es la tierra, en donde nuestro Padre celestial finalmente manifestara su amor eterno no solamente a la casa de Israel pero también a cada hombre, mujer, niño y niña de todas las naciones, porque por fin él mismo los salvara con su semilla
    divina del pecado, enfermedades y muerte del infierno, por medio de la carne sagrada de su Hijo Jesucristo. Ésta es la tierra, que nuestro Padre celestial ha escogido para que su Hijo Jesucristo nazca como Isaac del vientre estéril de Sarah, por el
    poder del Espíritu Santo: porque él necesitaba establecer su semilla bendita entre todas las naciones, para que finalmente confrontarse en contra de Satanás, y derrotarlo en su mismo terreno de pecado, maldiciones, enfermedades y terribles iniquidades.

    Nuestro Padre celestial quiso siempre cantar victoria sobre Satanás, pero esto tenia que ser sobre el monte Sión, porque éste es su dulce hogar, en donde su Hijo se recostó sobre el madero como Isaac llevando la vida de los hijos prometidos a Abraham,
    que llenaran la tierra con su gloria desde Canaán y hasta los últimos confines del mundo entero. Por eso, es que fue importante para Abraham abandonar la casa de su padre, parientes y amistades, para ir a la tierra que nuestro Padre celestial ha
    preparado para él y sus hijos, que él ya se les había prometido, que nacerán de él en las generaciones venideras, y así llegar a ser el padre de una gran nación de Dios.

    Y esto es realmente la familia que nuestro Padre celestial necesitaba establecer en la tierra, viviendo en medio de las naciones, porque él estaba interesado en destruir todo lo que Satanás había puesto en todos ellos: como ídolos de adoración y
    altares terribles, que hizo que él se enojase mucho con todo el mal hecho hacia todos sus hijos. Además, le dolió a nuestro Padre celestial ver el mal hecho a la humanidad entera y así que Satanás siempre ataque sin misericordia alguna a sus hijos,
    porque ellos nacieron en su imagen para vivir conforme a la semejanza de su Hijo Jesucristo, por el Espíritu Santo; y así Satanás se gozaba atacando a toda vida humana, para ofender a nuestro Dios.

    Ésta fue la manera en atacar a nuestro Padre celestial y a su Hijo Jesucristo al hacer que el Espíritu Santo lo sacara con su tercera parte de los ángeles caídos del reino angelical, para que jamás vuelvan a los lugares en donde ellos vivieron para
    servirle a él, a su Hijo Jesucristo y al Espíritu Santo sobre el monte Sión. Esto nos dice también, que nuestro Padre celestial estaba siendo atacado cada vez que el hombre era atacado por Satanás y por sus ángeles caídos con mentiras y
    decepciones, y esto lo ofendió a él y así también todo lo que es verdadero y justo en toda su Creación: por ello, él tenia que redimir a la humanidad entera, de una extinción eminente.

    Por lo tanto, nuestro Padre celestial tenia que parar a Satanás y a sus ángeles caídos, de continuar devastando a la humanidad entera con sus mentiras y decepciones, que él tuvo que buscar hasta encontrar a Abraham junto con su familia: para que
    ellos levanten el altar de sus sueños en Canaán, para ponerle fin a las maldades de Satanás, para siempre. Definitivamente, nuestro Padre celestial tenia que destruir a Satanás y lo que representa en toda familia humana, porque él no podía
    permitirle a Satanás continuar construyendo su reino de tinieblas al destruir vidas humanas por doquiera con mentiras y decepciones habituales, haciendo así que el infierno tormentoso crezca en tamaño, porque las almas perdidas siguen descendiendo a é
    l en gran numero.

    Además, nuestro Padre celestial tenia que actuar inmediatamente para tener a la humanidad entera redimida por el camino de verdad y vida de la carne sagrada de su Hijo Jesucristo, porque únicamente él lleva su nombre bendito con los poderes y
    maravillas, para redimir a la humanidad entera, además lleva su semilla divina: asegurándole vida santísima a la tierra y al cielo, perpetuamente. Ciertamente, su Hijo Jesucristo es el que no solamente podía introducir su nombre bendito y mantenerlo
    infinitamente en perfecta santidad en la tierra, porque nuestro Padre celestial había determinado que Satanás fallaría en destruir a las familias de las naciones con sus mentiras y decepciones, además, solamente él puede entregar su semilla divina,
    para que vivan los que están muriendo.

    Por ello, cuando nuestro Padre celestial le dijo a Abraham: Tú tienes que ser santo así como yo lo soy en el cielo antes los ángeles, y también tienes que ser perfecto, porque yo siempre he sido perfecto en la eternidad y para siempre: para que todos
    asciendan a vivir perpetuamente bendecidos; de otro modo, siempre fallaran en conocerme en mi vida eterna. Además, nuestro Padre celestial le habló a Abraham en esta manera estricta, porque él necesitaba que Abraham entienda que él tenia que renacer
    para entrar a la vida eterna, visto que la carne pecadora y vida que había heredado de sus parientes le fallaran a él en ascenderlo al cielo: porque todos los hijos de Adán nacieron con el fruto prohibido.

    Ahora, nuestro Padre celestial necesitaba que Abraham entienda de que tenia que comer y beber de la Mesa del SEÑOR, servida diariamente por su Hijo Jesucristo, para que por fin coma de la carne y beba de la sangre reparadora, que es la semilla divina
    llena de vida eterna lista para bendecir a todo creyente. Ya que, ésta es la fe que complace a nuestro Padre celestial cuando la gente come del pan de su Hijo Jesucristo y bebe de su sangre reparadora, que lleva su semilla santa, sanando a todo aquel
    que cree en él, por medio de la carne sagrada de su Hijo amado, pero también faculta al Espíritu Santo, para remover todo pecado.

    Por ende, era importante para que después de Abraham comer y beber de la Mesa del SEÑOR el pan y vino, servido diariamente por su Hijo Jesucristo a las huestes angelicales para que continúen siendo santos y perfectos en el cielo, amándolo, sirvié
    ndolo y glorificándolo en su nombre bendito: pero también para que su Hijo Jesucristo nazca en la tierra, finalmente. Seguramente, nuestro Padre celestial necesitaba que Abraham reciba a su Hijo Jesucristo como Isaac nacido del vientre estéril de
    Sarah, para que él por fin aprenda a vivir en su amor divino, descendido del cielo con Isaac y el Espíritu santo, incendiando así pronto el fuego del amor de vida eterna sobre su altar, ardiendo eternamente en su nuevo reino venidero.

    Puesto que, éste es el fuego de cada familia, ardiendo apasionadamente en el amor puro de nuestro Padre celestial, que realmente es su grande gracia, su grande misericordia con verdadero amor y justicia eterna en el corazón de cada hombre, mujer, niño
    y niña, para que cuando sean bautizados en agua: entonces su vida divina se manifieste en ellos poderosamente, por siempre. Es decir, que nuestro Padre celestial ya le ha provisto a cada uno de ellos de Israel y de las familias de las naciones abundante
    gracia, misericordia, verdad, justicia y amor infinito, para que cuando lo necesiten, entonces estarán listos abundantes sobre su altar: ardiendo apasionadamente con su amor prehistórico, proveyéndoles así toda la ayuda necesaria, para vivir
    eternamente justificados.

    Realmente, estas abundantes bendiciones de gracia, misericordia, amor, justicia, verdad y perdón han estado siempre listas sobre el altar de nuestro Padre celestial, desde que Adán y Eva nacieron de su imagen para vivir conforme a la carne sagrada de
    su Hijo Jesucristo, pero como Adán abandonó el paraíso, entonces el altar tenia que estar presente para sus hijos en la tierra. Consiguientemente, nuestro Padre celestial necesitaba que Abraham sea su amigo, siguiéndole hacia Canaán, porque ésta es
    la tierra similar como el paraíso del cielo, para establecer así su altar que está llenó de su grande gracia, de su grande misericordia, verdad eterna y justicia divina, para él poder bendecir a su familia y a las familias de las naciones con
    salvación eterna.

    Además, nuestro Padre celestial necesitaba empezar el fuego de su amor prehistórico, descendido del cielo con Isaac y el Espíritu santo, primordial empezarlo con la familia de Abraham e Isaac como el centro de su amor, paz, gracia, misericordia y
    verdad eterna para con todos: porque él cerraría su gran salvación con una gran familia sobre su altar, ardiendo apasionadamente hacia la eternidad. Éstas son las familias no solamente de la casa de Israel que nuestro Padre celestial había prometido
    a Abraham, que serian incontables como las estrellas del cielo, pero también de las familias de las naciones, creyendo en su gran salvación, manifestada por medio de la carne sagrada de su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo, dándole vida finalmente
    a su gran reino sempiterno.

    Éste es el nuevo reino de las familias, que nuestro Padre celestial estuvo siempre buscando no solamente en la tierra y entre las naciones, empezando por Israel, pero también en su gloria angelical: porque todo aquel que fallece en esta vida, entonces
    instantáneamente aquel es levantado Espiritualmente hacia el cielo, para ser recibido por el Padre y por su Hijo Jesucristo. Estas son las familias de las naciones, creyendo en su nombre bendito y el de su Hijo Jesucristo y el del Espíritu Santo, para
    ser salvados, al ser bautizados en agua invocando su nombre todopoderoso, sólo entonces santidad perfecta los desviste de la carne pecadora para recibir la carne sagrada bendiciendo sus almas vivientes con días eternos y bendiciones inagotables, para
    siempre.

    Éstas son familias que individualmente no solamente se han bautizado, invocando su nombre bendito y el de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo, pero también se despojaron de la carne pecadora para vestirse de la carne sagrada, vistiéndose así con
    perfecta verdad y justicia divina, accediendo milagrosamente al altar del amor prehistórico, en donde el Padre espera para renacer con ellos. Y aquí es, en donde nuestro Padre celestial ha prometido encontrarse en persona con cada hombre, mujer, niño
    y niña no solamente de la casa de Israel pero también de las familias de las naciones, porque él necesita reencontrarse con ellos, bautizándose juntos en su imagen y en su alma bendita, para que regresen a la vida eterna instantáneamente, para
    siempre.

    Y es aquí, en donde nuestro Padre celestial se bautiza con cada uno de ellos, en el fuego de su gracia, misericordia, verdad, justicia y amor puro e inagotable, que él siempre sintió por todos ellos, cuando nacían inicialmente de su imagen para vivir
    conforme a la semejanza de la carne sagrada de su Hijo Jesucristo, que ha derrotado la muerte. Éstas son las familias de todas las naciones, que nuestro Padre celestial ha amado ya en su reino celestial, empezando por Israel, porque cada uno de ellos
    nació de él sobre su altar antiguo de su amor prehistórico, en donde su Hijo Jesucristo fue inmolado antes de la fundación del mundo, para que toda su Creación sea posible hasta hoy, y por siempre.

    Éstas son las familias que vendrán a ser una con Israel sobre el altar del amor prehistórico, descendido del cielo con Isaac y el Espíritu Santo, para por fin ser clavados todos a Isaac como la carne sagrada, los huesos inquebrantables y la sangre
    reparadora, que solamente puede ser salpicada por nuestro Padre celestial de su Hijo Jesucristo para salvación del creyente. Por eso, es que fue importante para nuestro Padre celestial llamar a Abraham a la tierra de Canaán, para que la herede
    perpetuamente con sus hijos que nacerían en las generaciones venideras, para formar así la nación que Dios siempre soñó poseer eternamente en su gloria celestial: La carne sagrada clavada a las naciones con salvación inagotable, hacia toda la
    eternidad venidera.

    Además, estos grandes eventos tomarían lugar solamente sobre su altar, que Abraham y Sarah levantarían en Canaán, en donde él sacrificaría a su único hijo amado Isaac, porque él nació no solamente por el Espíritu Santo con la carne sagrada, los
    huesos inquebrantables y la sangre reparadora para perdón del pecado, pero también con el amor prehistórico del reino de los cielos. Es decir, que cuando nuestro Padre celestial llamó a Abraham a que suba a su hijo amado al monte del cual siempre le
    hablara de él, entonces fue para iniciar el sacrificio incesante de la carne sagrada de su Hijo Jesucristo, para la salvación de todos: pero primero su amor prehistórico tenia que encenderse, ardiendo apasionadamente con el bautismo de todo creyente.

    Ya que, éste es el amor prehistórico, ardiendo apasionadamente por nuestro Padre, por su Hijo Jesucristo y por el Espíritu Santo y por cada hombre, mujer, niño y niña de las familias de las naciones, empezando por Israel, porque ellos tienen que
    renacer de la imagen del Padre, para regresar al cielo justificados como sus hijos legítimos: amándole sólo a él, eternamente. Por eso, es que nuestro Padre celestial después de liberar a Israel del cautiverio Egipcio de más de cuatrocientos años,
    entonces los llevó al mar Rojo, en donde serian bautizados en su nombre bendito y el de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo, para que abandonen instantáneamente la carne pecadora y con todos sus malos momentos adquiridos de Egipto.

    Además, nuestro Padre celestial necesitaba a cada hombre, mujer, niño y niña bautizado en el mar, por la perfecta santidad de su nombre bendito y el de su Hijo Jesucristo junto con el del Espíritu Santo, porque solamente invocando la santidad
    perfecta de su nombre, entonces sus almas serian desconectadas de la carne pecadora, que los lleva al infierno, enfermos, eternamente perdidos. Por ende, únicamente por el bautismo en agua entonces toda la casa de Israel seria lavada de la carne
    pecadora y de los días malos junto con los espíritus malos que usualmente la acompañan toda la vida, y esto es de los descuidados en bautizarse en agua, para finalmente morir en el infierno perdidos, para jamás volver a ver la vida nuevamente.

    Además, nuestro Padre celestial necesitaba a Israel y a cada hombre, mujer, niño y niña de Egipto y del resto de las naciones también que sean bautizados, invocando su nombre bendito y el de su Hijo Jesucristo y del Espíritu santo, porque es ú
    nicamente en la invocación de su nombre es cuando el altar de amor desciende a salvarlos con vida eterna. Es decir, que cada vez que alguien invoca el nombre bendito de nuestro Padre celestial y el de su Hijo Jesucristo junto con el del Espíritu Santo,
    entonces santidad perfecta que solamente se encuentra en el altar del amor prehistórico, descendido del cielo con Isaac y con el Espíritu Santo, entonces descenderá instantáneamente sobre el que se bautiza en agua, para bendecirlo grandemente.

    Además, el Espíritu Santo con nuestro Padre celestial y con su Hijo Jesucristo descenderán juntos en las aguas, bautizando aquel que ha invocado la santidad perfecta de su nombre bendito, que siempre se encuentra en el altar del amor prehistórico,
    descendido del cielo con Isaac y con el Espíritu Santo, para ser liberado finalmente de la maldición de la carne rebelde. Éste es el juicio final de nuestro Padre celestial en contra del fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal,
    que Adán y Eva comieron de la serpiente antigua, y que tiene que ser destruido en el infierno tormentoso con la carne pecadora: por ello la importancia del bautismo en agua para eliminar ésta condenación terrible en nosotros.

    Y únicamente por medio del bautismo en agua es que la carne pecadora descenderá hacia el infierno tormentoso del polvo de la muerte, que en su día llenó la mano de Dios, vistiendo el alma viviente de Adán con su bendita carne, para que sea un ser
    humano listo para amarlo, servirle y glorificarlo a él y a su nombre bendito, perpetuamente. Y es por éste pecado de Adán y Eva, cometido en contra de nuestro Padre celestial, al obedecer a la serpiente antigua, cuando le dijo a Eva que era normal
    comer del fruto prohibido, y que si ella lo comía, entonces sus ojos conocerían el bien y el mal así como Dios lo conoce todo, e instantáneamente la tierra también se contaminó.

    En otras palabras, dado de que Adán y Eva fueron engañados por la serpiente al comer del fruto prohibido, entonces no fueron los únicos contaminados pero también sus hijos y la tierra entera junto con todos los reinos animales, porque el polvo que
    los vistió fue tomando de la tierra por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Es decir, que al Adán y Eva comer del fruto prohibido, entonces la tierra entera vino a ser contaminada igualmente por el mismo mal, porque el barro que nuestro Padre
    celestial había tomado con su mano santa, para vestir las almas vivientes nacidas de su imagen santa fue de la tierra: por ello, cuando ambos pecaron, entonces la tierra se contaminó, instantáneamente.

    Por eso, es que nuestro Padre celestial ha llamado a todos en Israel y en las familias de las naciones a que se bauticen en agua, invocando la santidad perfecta de su nombre y el de su Hijo Jesucristo junto con el del Espíritu Santo, porque éste es el
    nombre dado directamente a Moisés del altar del amor prehistórico, para ser liberados. Y así nos dice también Dios que éste nombre santo fue manifestado a Moisés por vez primera para poseer liberación, bendición y protección para Israel y para
    las familias de las naciones y, además, éste nombre salió directamente del altar del amor prehistórico, ardiendo apasionadamente con la bendición, gracia, misericordia, verdad, justicia y el amor eterno de todo creyente en su Hijo Jesucristo.

    En otras palabras, cuandoquiera alguien invoque el nombre bendito de nuestro Padre celestial y el de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo, entonces todo el altar de amor eterno descenderá sobre aquel invocándolo para bautismo en agua, escapando así
    la carne pecadora para recibir la carne sagrada, para que toda verdad y justicia sea cumplidas cada día en su vida, perpetuamente. Esto fue precisamente lo que sucedió el día que nuestro Señor Jesucristo se bautizo en el río Jordán, instantá
    neamente cuando él estaba por ser bautizado por Juan el Bautista, entonces el cielo se abrió, para que el Espíritu Santo descienda sobre él, para que sea bautizado expresamente para toda la casa de Israel, yaciendo en el Valle de los huesos secos.

    Éste fue un bautismo muy importante, que nuestro Señor Jesucristo junto con el Espíritu Santo tenían que cumplir para cada hombre, mujer, niño y niña de las doce tribus de Israel, que habían fallecido sin bautizarse, porque sus lideres pensaron
    que no era importante ser bautizados en las aguas abundantes de Judá, cumpliendo con toda verdad y justicia en sus vidas, perpetuamente. Ciertamente, éste bautismo de agua tenia que ser perfecto y santo que nuestro Padre celestial abrió los cielos
    después de dos mil años, permitiendo que su Espíritu Santo descienda sobre su Hijo Jesucristo como un regalo especial, para que la casa de Israel que había fallecido sin bautizarse entonces lo obtenga, clavados todos juntos a la carne sagrada, de
    regreso ya a Canaán.

    Además, esto es exactamente lo que sucede cuando alguien desciende a las aguas, invocando su nombre santo y el de su Hijo Jesucristo junto con el del Espíritu Santo, que el altar del amor prehistórico desciende sobre todo aquel, saturándolo así con
    perfecta santidad para que la carne pecadora se desconecte, y vestir la carne sagrada: complaciendo con toda verdad y justicia, instantáneamente. Y bautizado en agua, entonces tú caminaras en la carne sagrada, y sin contaminación del pecado ni de la
    muerte, porque ésta es la carne sagrada junto con la sangre reparadora, que derrotó los males de Satanás en contra de los tuyos y hasta de tus amistades, pues, vivirá en ti, para que goces de la vida angelical: amándote milagrosamente cada día.

    Ésta es la vida maravillosa que nuestro Padre celestial te la entregó ya desde la fundación del mundo, porque ésta es la vida que es rica de bendiciones y de milagros sin fin, bendiciéndote cada paso que das hacia la gloria celestial del reino
    angelical: para conocer únicamente el bienestar y bendiciones perpetuas, abriendo así puertas y caminos por donde existe ninguno. Y en su altar del amor prehistórico, descendido del cielo con Isaac y el Espíritu Santo, en donde nuestro Padre
    celestial enriquecerá tu vida como nunca antes, porque Satanás siempre se ha interpuesto en contra de tu bendición, para que no sea posible jamás en ti ni en los tuyos, ya que él sólo reina en tu carne pecadora hasta que te bautizas.

    Por eso, es que Satanás tiembla cuando tú te vas a bautizar, porque una vez que desciendes en el agua, invocando el nombre bendito del Padre y el de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo, instantáneamente el altar del amor prehistórico descenderá
    contigo en el agua, desconectándote de la carne pecadora, para reemplazarla con la carne sagrada que ama al Padre, siempre. Además, Satanás hará cualquier cosa posible, para que tú jamás cumplas con toda verdad y con toda justicia ante nuestro
    Padre celestial, al tú bautizarte en agua, invocando su nombre bendito, que Satanás junto con sus secuaces ha tratado de descifrarlo hasta hoy, ya que es un nombre que la carne sagrada lo entiende completamente para el que cree en su Hijo Jesucristo.

    Por eso, es que bautizándote en agua e invocando su nombre bendito y el de su Hijo Jesucristo junto con el del Espíritu Santo, entonces tú abandonaras para siempre la carne pecadora, que siempre ha deshonrado el nombre santo, para entrar finalmente a
    la carne sagrada, que no solamente lo comprende profundamente y, además, lo honra cada día de tu vida. Ciertamente que, si nuestro Señor Jesucristo hubiese fallado en bautizarse en el Jordán junto con el Espíritu Santo, cuando Juan estaba allí
    listo para sumergirlos a ambos en el agua, en el nombre bendito dado a Moisés sobre el monte santo de Jerusalén para éste propósito transcendental para todo Israel, entonces hubiese sido imposible clavar su nombre santo sobre Jerusalén, para siempre.

    Es decir también que toda la casa de Israel hubiese fallado en recibir con clavos su nombre santísimo junto con la carne sagrada de su Hijo Jesucristo, nacido en Israel para destruir toda obra malvada de Satanás y de sus ángeles caídos para matar
    posteriormente a la muerte, otorgándole así toda victoria sobre todo mal a Israel para salvación eterna. Ciertamente, provisto de que nuestro Padre celestial clavó a su Hijo Jesucristo sobre la cruz y cada hombre, mujer, niño y niña de toda la casa
    de Israel que yacía en el Valle de los huesos secos, entonces: fue finalmente posible salvarlos del infierno tormentoso y del lago de fuego, porque la carne sagrada fue bautizada en el Jordán para todos.

    Considerando que, cuando nuestro Padre celestial clavó la carne sagrada de su Hijo Jesucristo a Adán y a Eva junto con toda la casa de Israel, levantada del Valle de los huesos secos para esta ocasión, entonces: cada alma viviente no solamente recibió
    victoria salvadora sobre Satanás pero también los bautismos del Espíritu Santo y del Jordán, reconquistando así Canaán al fin. Además, nuestro Padre celestial tenia que clavar a su Hijo Jesucristo sobre el altar del amor prehistórico, a la cruz
    de Adán y Eva y toda la casa de Israel, porque él tenia que tener a su Hijo amado reinando sobre todo Israel como su único salvador posible, para que finalmente les devuelva Canaán para amarlo, servirle y glorificarlo a él, perpetuamente.

    Éste fue el único camino posible que nuestro Padre celestial tenía para restaurar a su Hijo Jesucristo como Rey de Israel, y esto fue con clavos, salpicando su sangre reparadora sobre ellos, para que él finalmente satisfacer su furia en contra del
    pecado cautivador de Israel yaciendo en el Valle de los huesos secos por siglos, para que vivan nuevamente en Canaán. Esto nos dice que su Hijo Jesucristo salpicó su sangre reparadora sobre la cruz, para que el Padre la lleve a cada hombre, mujer, niñ
    o y niña de Israel, para que sus pecados sean borrados instantáneamente, recibiendo así los bautismos del Espíritu Santo junto con el bautismo del Jordán para regresar a Canaán finalmente con toda verdad y justicia cumplida cabalmente.

    De otro modo, nuestro Padre celestial jamás les hubiese permitido regresar a la tierra prometida ni menos poseerla para amarlo, servirle y glorificarlo a él y a su nombre bendito sobre su altar del amor prehistórico, descendido del cielo con Isaac y
    el Espíritu Santo, que posteriormente él mismo introdujo su altar en Jerusalén para que Israel lo ame a él, infinitamente. Así nos dice nuestro Padre celestial que dejó su altar del amor prehistórico, ardiendo apasionadamente en Jerusalén hasta
    que Israel regrese a poseer Canaán, además espera por el resto de la casa de Israel de nuestros días a que se bautice, invocando su santidad perfecta de su nombre bendito, entrando así en él milagrosamente, para reencontrarse con su Dios en su
    bautismo eterno.

    Visto que, nuestro Padre celestial está aún esperando por Israel que ya está clavado a la carne sagrada sobre el altar del amor prehistórico junto con todos los bautismos del Espíritu Santo y del Jordán, para que regresen pronto a Canaán para
    remover todo ídolo abandonado ahí, para que al fin les entregue sus tierras a todos ellos completamente bendecida, para siempre. Por consiguiente, nuestro Padre celestial jamás entregara su tierra preciosa de su amor eterno, porque su altar del reino
    angelical está estacionado en Jerusalén con su nombre santísimo clavado sobre su monte Sión perpetuamente, a gente que jamás se han bautizado ni mucho menos destruido sus ídolos; estos ídolos de adoración son de Israel, y sólo ellos tienen que
    destruirlos en Canaán.

    Por eso, es que los hebreos ya pronto regresan a Canaán en resurrección, cuando sus huesos se unan con sus tendones, cubiertos con sus músculos y piel, entonces ellos recibirán sus extremidades y órganos para volver a ser las personas completas que
    una vez fueron en vida en donde vivieron, para que regresen a sus tierras para vivir eternamente y para siempre. Todos ellos regresaran a poseer Canaán de nuestro Padre celestial, porque él mismo le dijo a Moisés de que él regresaría con Israel
    sobre su manto santo de la zarza ardiendo continuamente, para amarlo, servirle y glorificarle a él y a su nombre bendito, porque para esto ya clavó la carne sagrada de su Hijo Jesucristo a todo hebreo para salvación eterna.

    Ciertamente, nuestro Señor Jesucristo antes de empezar su ministerio para cumplir con todo amor, leyes, regulaciones y preceptos que nuestro Padre celestial había entregado a Israel, que constantemente fallaron en cumplirlos cabalmente sin darse cuenta
    jamás de que tenían un pacto único con la carne sagrada de Dios, entonces él entró en las aguas del Jordán primero, bautizándolos a todos ellos, perpetuamente. Por ello, nuestro Señor Jesucristo no solamente nació del vientre virgen de la hija
    de David, por el Espíritu Santo, con la carne sagrada y la sangre reparadora, pero también con el poder para destruir toda victoria de Satanás en contra de Israel en el desierto del Sinaí y en Canaán, para que Israel posea las victorias que fallaron
    en conquistarlas en vida.

    Por eso, es que nuestro Señor Jesucristo no solamente tenia que bautizarse con el Espíritu descendido del Padre por Juan en el Jordán para cumplir con toda verdad y justicia, para que Israel finalmente retome legalmente Canaán: pero también nuestro
    Padre tenia que seguir con la cultura de bautizar a todos en Israel, invocando su nombre dado a Moisés desde su altar. Ciertamente, nuestro Señor Jesucristo fue por todo Israel, alcanzando las familias cautivadas por el pecado, enfermedades,
    desesperación y muerte, porque ellos continuaban sin conocer el amor prehistórico de nuestro Padre celestial, que realmente es el fuego de su grande gracia, de su grande misericordia para que gocen de su salvación, es decir, si ellos se bautizan en
    agua, invocando su nombre todopoderoso.

    Además, al nuestro Señor Jesucristo orar por los enfermos y por los necesitados, entonces él estaba sacando a los ángeles caídos de sus vidas, porque Satanás siempre atacaba ya que todos continuaban olvidándose de la importancia y poderes del
    bautismo de agua cuando su nombre bendito es invocado, para que la carne pecadora sea destruida, finalmente vistiendo la carne sagrada para salud eterna. Por ello, mientras nuestro Señor Jesucristo se encontraba con gente por donde sea que fuese por
    Israel, entonces él se encontraba con personas poseídas por legiones de demonios, porque simplemente no sabían escapar de los terrores de la carne pecadora con tan sólo sumergirse en las aguas, bautizándose, invocando el nombre todopoderoso dado a
    Moisés para liberación eterna, como Dios manda.


    [continued in next message]

    --- SoupGate-Win32 v1.05
    * Origin: fsxNet Usenet Gateway (21:1/5)