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    From ivanvalarezo@gmail.com@21:1/5 to All on Sun Apr 1 10:10:02 2018
    Sábado, 31 de Marzo, 2018 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

    En esta Semana Santa nuestro amor, gozo, alegrías y celebraciones son para nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo que nos han entregado una salvación bendita, redimiéndonos de todo mal, enriqueciéndonos así grandemente a
    cada hora para conocer solamente de las glorias de su vida eterna. Feliz Semana Santa a todas nuestras familias hermosas de toda nuestra gran América, en el nombre de su Hijo Jesucristo, se lo pedimos a nuestro Padre celestial y a su Espíritu Santo.

    (Deseamos, además, expresar nuestras condolencias, amor y oraciones a las familias de las sesenta y ocho víctimas que perdieron sus vidas en accidente carcelario de una comandancia policial de Venezuela. Nosotros seguiremos pidiendo al Padre celestial,
    en el nombre de su Hijo Jesucristo, que bendiga grandemente a cada una de las familias afectadas por éste terrible accidente, y que sean consolados en todo momento por la gracia, misericordia, verdad y justicia divina derramada sobre el monte santo de
    Jerusalén. Y que pronto los volverán a ver a los suyos en la gloria celestial, llenos de las bendiciones de su Hijo Jesucristo y de su Espíritu Santo.

    También, recordamos con mucho amor a las víctimas de ese fuego terrible que sucedió recientemente en Rusia, en uno de sus mercados del pueblo, en donde fallecieron algunos de sus ciudadanos que casi todos eran niños, desafortunadamente. Nuestras
    oraciones son para las familias y amistades de los desafortunados, como los críos inocentes, porque nuestro Padre celestial los ha recibido en el paraíso, por amor a su Hijo Jesucristo, quien murió por sus pecados, salpicando su sangre redentora sobre
    sus almas eternas, para luego resucitar con vida eterna y así todos ellos sean bienvenidos en su nuevo reino angelical. ¡Amén!)

    BAUTIZADO, VIVES SIN PECADO: GOZANDO SANA DOCTRINA: ENRIQUECIENDOTE SIEMPRE:

    Ahora, nuestro Padre celestial había comandado a Moisés y a Israel de que se regresen de la frontera entre la tierra prometida y el desierto del Sinaí, por el camino hacia el Mar Rojo, porque ellos nos estaban listos para poseer la tierra que Él les
    había prometido a Abraham, Isaac y Jacobo. En este día, la casa de Israel falló en entrar en la tierra de Canaán, porque todos ellos creyeron en un reporte malo sobre la tierra que nuestro Padre celestial había escogido, para que sea su dulce hogar
    para vivir con sus hijos, amándolo eternamente: porque diez de los doce espías regresaron, creyendo que era imposible conquistarla para Él y sus hijos.

    Además, los israelitas decían que sus mujeres e hijos iban a ser los esclavos de las gentes de la tierra que ellos estaban supuestos a conquistarla, porque sus enemigos eran numerosos y gigantes, formando ejércitos superiores a ellos militarmente, por
    ende imposible de derrotarlos en batalla y, por lo tanto, todos decidieron que mejor era regresar a Egipto inmediatamente para bien de todos. Esto fue algo que nuestro Padre celestial no esperaba oír de los israelitas jamás, ya que Él les había
    manifestado de sus muchos poderes de su santo nombre sobre los egipcios y Faraón, que habían salido con su ejército para regresarlos a Egipto como esclavos, porque pensaba Faraón que les podían servir a él y a los egipcios por muchos años más.

    Sin embargo, nuestro Padre celestial deseaba entrar en Canaán, manifestando no solamente las nuevas glorias de su santo nombre, al conquistarla, y así establecer su altar de Abraham e Isaac, en donde Él derramó toda su doctrina sana sobre Isaac, como
    su palabra perfecta para un mundo perfecto por venir mundialmente, pero igualmente para quedarse a vivir con ellos finalmente una eternidad. Puesto que, nuestro Padre celestial había sacado a Israel del cautiverio egipcio, para que asciendan sobre el
    monte santo de Jerusalén, en donde todos ellos entrarían al Lugar Santísimo finalmente, bautizados en el Espíritu Santo, para manifestar sus muchas glorias del Juramento a Isaac, que Él necesitaba que las familias de las naciones conozcan y así
    sean bendecidas postreramente.

    Por cierto, nuestro Padre celestial había hecho que Israel nazca en el cautiverio egipcio con su Juramento a Isaac, para que Él finalmente acercarse a las familias de las naciones, que habían fallecido sin conocer de su santo nombre fuego, ni menos
    ellos habían sacrificado corderos para derramar la sangre expiatoria, cubriendo sus pecados, para Él perdonarlos completamente de todo pecado eternamente. Por eso, es que nuestro Padre celestial había estado con toda la casa de Israel en el cautiverio
    egipcio por cuatrocientos años, para que entonces Él pueda poner su Juramento a Isaac a trabajar con las familias de las naciones antiguas, que necesitaban remover sus pecados algún día, para venir a ser parte de su reino venidero, de su perfecta
    voluntad mundialmente.

    Además, nuestro Padre celestial necesitaba expiar, y extraer, cada pecado que cada hombre, mujer, niño y niña había cometido en contra de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo en sus vidas terrenales y junto con sus hijos de generaciones
    futuras igualmente, para que entonces Israel abandone finalmente toda cautividad, conquistando su altar en Canaán para salvación eterna de todos universalmente. Visto que, nuestro Padre celestial necesitaba derrotar no solamente a Faraón y a su ejé
    rcito desafiante de su voluntad a que sus hijos abandonen todo cautiverio por Canaán, en donde lo honrarían a Él grandemente, cuando Israel ascienda el monte Sión, cumpliendo con su verdad y justicia, y así su reino venga a Israel, pero igualmente
    manifestar su Juramento a Isaac mundialmente.

    Por eso, es que nuestro Padre celestial necesitaba a toda la casa de Israel, que abandone el cautiverio egipcio con los pecados de todas las familias de las naciones antiguas, para tirarlas por los poderes del Juramento a Isaac en el Mar Rojo, destruyé
    ndolos eternamente, para que sus hijos conquisten a Canaán finalmente y así su perfecta voluntad se manifieste universalmente. Dado que, cuando toda la casa de Israel haya alcanzado el monte Sión, en donde su santo nombre fuego ha sido establecido en
    Israel eternamente, entonces su Juramento a Isaac derramara cada palabra de su nueva creación, creando milagrosamente su nuevo reino, en donde su perfecto Espíritu será obedecido por sus hijos, para jamás conocer el pecado nuevamente en la eternidad.

    Divinamente, nuestro Padre celestial tenía que haber derramado ya su Juramento a Isaac sobre el monte Sión, descansando sobre el Moriah, para que los hijos de Abraham nazcan en el cautiverio egipcio con su Juramento, llevándolo así a las familias de
    las naciones antiguas, recogiendo pecados, para que su palabra viva se manifieste sobre el monte santo en Canaán, destruyendo pecados mundialmente, siempre. Dado que, únicamente cuando Israel alcance la cima del monte Sión, en donde nuestro Padre
    celestial ha derramado ya su Juramento a Isaac para que su perfecta voluntad se manifieste en Israel y en las familias de las naciones mundialmente, que es su palabra creadora, entonces empezaremos a ver nuevas glorias de su creación en las naciones
    nunca antes vistas por ángeles.

    Sin embargo, para que esto suceda, entonces toda la casa de Israel tiene que haber renacido del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo, porque cuando sean bautizados finalmente del agua y del Espíritu Santo entonces ellos habrán abandonado
    toda impureza únicamente para que la voluntad perfecta del Padre se manifieste mundialmente, empezando primeramente en Canaán de nuestros días. Porque así como nuestro Padre celestial hizo que los hijos de Abraham nazcan cautivos en Egipto con su
    Juramento a Isaac, alcanzando así familias de naciones antiguas para expiar sus pecados, lanzándolos al Mar Rojo: sin embargo, ahora nuestro Padre celestial tiene que manifestar todo su Juramento nuevamente sobre el monte Sión en Israel, para que su
    nuevo reino se manifieste mundialmente instantáneamente.

    Éste es el nuevo reino que viene sobre la tierra, creando nueva tierra con nuevos cielos gloriosos, manifestando finalmente la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial, en donde el pecado falla en existir como en el viejo cielo y en la vieja tierra
    igualmente, porque ahora únicamente su palabra de su corazón santísimo y con vida eterna en sus hijos, existirá una eternidad. Por eso, es que es importante que todo Israel se bautice en agua y en el Espíritu Santo sobre el monte santo de Jerusalén
    y su Lugar Santísimo, en donde nuestro Padre celestial finalmente recibirá a todos como sus hijos continuamente nacidos del Espíritu Santo así como Isaac nació, trayendo vida a un mundo agonizante para que su humanidad entera viva, perpetuamente
    enriquecida.

    Ya que, cuando cada hombre, mujer, niño y niña nace del bautismo en agua y del Espíritu Santo, entonces esa alma viviente vuelve a nacer como cuando del vientre de su madre y llena de agua como feto, desarrollándose como embrión y finalmente a los
    nueve meses cumplidos entra en el mundo, pero con relación al pecado de sus padres eternamente. Porque Adán y Eva pecaron en contra de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo cuando ambos comieron, engañados por la serpiente
    antigua del Jardín del Edén, del árbol de la ciencia del bien y del mal, que nuestro Padre les dijo que jamás coman de él, porque morirían al fin, si no le obedecen, separándose de su amor.

    Ciertamente, ésta muerte seria que ambos se separarían de Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, porque cesarían de ser sus hijos al ellos renacer nuevamente, comiendo del fruto prohibido, separándose así ellos y sus hijos por nacer de su
    amor eterno, por ello, tenían que abandonar el paraíso y sólo hasta que regresen a su amor paternal, renaciendo del Padre celestial. Por ende, Adán y Eva descendieron al mundo desde el paraíso, porque ambos tenían que regresar al polvo de donde
    fueron tomados cuando nuestro Padre celestial con lodo en sus manos, cubrió sus almas vivientes nacidas de su imagen y de su alma santísima, haciéndolos así humanos para amar, servir y alabarle a Él y a su santo nombre sobre la tierra, eternamente.

    Por eso, es que tú con los tuyos, incluyendo amistades de alrededor del mundo, están viviendo hoy en día en la tierra, porque tú habrás renacido del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu
    Santo para postreramente renacer de su imagen por el poder del Espíritu Santo del Lugar Santísimo como hijo legítimo. Por ende, cuando uno es bautizado en agua al invocar la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo,
    entonces aquella persona es renacido del agua en la tierra, que puede ser una bañera, piscina, río, lago o playa cercana al sumergirse en ella, que es un vientre llena de agua como el de su madre, renaciendo nuevamente.

    Y esto es así como cuando uno nació del vientre de su madre y llenó de agua, que nueve meses después vino al mundo como un bebe listo para convertirse en una persona adulta, bien, así es como cuando uno se bautiza en agua, invocando al Padre, al
    Hijo Jesucristo y al Espíritu Santo, renaciendo, pero sin relación al pecado, esta vez, perpetuamente. Además, tú no necesitas tener a nadie contigo al tú volver a nacer del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo, porque los únicos que
    tú verdaderamente necesitas son nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo para renacer de su imagen, como en el cielo inicialmente, para que tú entres a la vida con perfecta santidad eterna.

    Ahora, si tú decides bautizarte en agua con otros, entonces eso está bien con nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, porque ya sea que tú lo hagas solo o con otros no importa realmente, lo que importa aquí en la tierra y en
    el cielo, es que tú cumplas con toda verdad y justicia hacia toda la eternidad venidera. Porque cuando tú renaces de un cuerpo de agua como la bañera en tu casa, el río, la piscina o la playa cercana entonces tú estarás renaciendo de ese cuerpo de
    agua como del vientre de tu madre y llenó de agua igualmente, pero sin relación al pecado de Satanás, maldiciones, pobreza, enfermedades y el infierno—tú postreramente serás libre del mal enteramente.

    Ya que, éste es el nuevo nacimiento que nuestro Padre celestial te ha entregado a ti con todos los tuyos y amistades de alrededor del mundo, porque al tú renacer del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y
    del Espíritu Santo, entonces tú renaces relacionado con su perfecta santidad e inmortal y sin pecado, perpetuamente. Por lo tanto, tú habrás regresado al paraíso, llenó de su amor infinito, para jamás conocer el pecado nuevamente, porque tú ahora
    serás tan perfecto y santo así como siempre ha sido Él en la gloria celestial con su Hijo Jesucristo, con su Espíritu Santo y con sus ángeles, entonces tú vivirás abundantemente su vida que te ama eternamente, conociendo siempre riquezas
    inagotables.

    Puesto que, la vida que nuestro Padre celestial te entregó ya, junto con tus amados y amistades, es su misma vida santísima jamás tocada por el pecado, por ende, está lista para tú vivirla con Él y sus huestes angelicales una eternidad entera,
    empezando ya: pero tú tendrás que haber renacido ya del bautismo en agua: sin relación alguna al pecado eternamente. Por ende, toda la tierra es así como el mismo vientre de tu madre, en donde tú renacerás de ella, invocando la perfecta santidad de
    su nombre, su Hijo y su Espíritu Santo, porque tú tienes que renacer del vientre del mundo para regresar al paraíso y a la Nueva Jerusalén angelical, en donde todo su amor bendito espera por ti, como siempre.

    Ésta es la vida, acariciándote, una eternidad entera, porque tú eres el hijo legitimo del Padre celestial nacido del Espíritu de su imagen y alma santísima, únicamente para vivir en la semejanza de su carne sagrada y sangre expiatoria de su Hijo
    Jesucristo, que ha destruido ya al diablo, el ángel de la muerte y el infierno en el lago de fuego. Y es aquí, en donde tú renacerás ante nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo así como cuando dijo a su familia divina,
    descendamos a crear al hombre en nuestra imagen y semejanza, para que él sea como nosotros, conociendo el bien y el mal, porque Él estaba listo para crear un nuevo reino, en donde su perfección reina continuamente.

    Es decir, también que al tú descender a las aguas, entonces tú estarás descendiendo con la perfecta santidad que será restaurara en ti como cuando naciste inicialmente de la imagen del Padre celestial para vivir conforme a la semejanza de su Hijo
    Jesucristo, en donde tú serás colmado de su Espíritu de vida terna de perfectas glorias, poderes y dones sin fin. Esto significa, que nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo habrá por fin restaurado su vida
    eterna en ti, en donde tú gozaras de su amor infinito que te llenara de su gozo cotidiano de riquezas de su nuevo reino, creado ya para vivir contigo junto con sus ángeles santísimos hacia toda la eternidad venidera.

    Y es aquí, en donde la palabra viva de nuestro Padre celestial, de su Juramento a Isaac, será en ti así como tú eres uno junto con tu alma viviente y tu espíritu humano, funcionando juntos con tus órganos vitales, constituyéndote así en un ser
    humano que Él ha dado vida a como su hijo legítimo, viviendo unidos en perfecta santidad una eternidad. Además, tú eres el infante que nuestro Padre celestial siempre quiso vivir con él junto con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo, gozando
    de deleites, conquistadas por su santo nombre fuego, clavado ya hoy al madero sobre el monte santo de Jerusalén, para que Él pueda gozar de nuevas glorias contigo y con los tuyos toda una vida santísima.

    Por ello, nuestro Padre celestial no solamente ha hecho toda ésta obra salvadora, requería lograrla con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo sobre el monte Sión, para que Él mismo algún día se encuentre contigo en el Lugar Santísimo, pero
    igualmente ha tenido paciencia y amor, esperando por ti a que lo recibas como tu único y suficiente salvador eterno. Además, es únicamente cuando tú eres renacido del bautismo en agua que tú realmente volverás a nacer como un infante que acaba de
    salir del vientre de su madre, apareciéndose en su presencia santísima, llenó del Espíritu Santo y de cada palabra del Juramento a Isaac en el Lugar Santísimo, que es su perfecta voluntad en ti, accediendo a la vida eterna instantáneamente.

    Dado que, tú tienes que renacer de su Juramento a Isaac para ser parte del altar del amor prehistórico de nuestro Padre celestial, en donde Él está sentado en la Silla de la Misericordia, esperándote como a su hijo legítimo, llenó de su Espíritu
    Santo y de su palabra de su perfecta voluntad y con poderes, y así jamás vuelvas a pecar nuevamente. Porque aquí es donde está tu perfecta voluntad de nuestro Padre celestial por ti, tus amados, incluyendo tus amistades, escrita sobre el Juramento a
    Isaac para ser parte de ti, pero renaciendo del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo en el Lugar Santísimo, para que finalmente recibas la vida eterna que te ama cariñosamente cada día, y por siempre.

    En otras palabras, tú siempre fallaras en conocer la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial para tu vida, y sólo hasta que seas parte de su altar del amor prehistórico, en donde Él derramó de su corazón santísimo palabra viva y perfecta
    voluntad, que no solamente está escrita para ti y los tuyos, pero igualmente para el nuevo reino venidero de naciones salvadas. Ciertamente, únicamente cuando tú renaces del bautismo en agua así como renaciendo del vientre de tu madre nuevamente,
    pero esta vez, sin relación al pecado que empezó con Lucifer y sus ángeles caídos, creyendo en mentiras que postreramente Eva creyó, engañando a Adán y luego a ti, rompiendo así con el amor bendito del Padre para conocer solamente pecado y muerte,
    siempre.

    Y es aquí, en donde tú no solamente entraras en la presencia de nuestro Padre celestial, porque tú habrás renacido del bautismo en agua, invocando la santidad perfecta de su nombre, su Hijo y su Espíritu Santo, pero igualmente tu habrás encontrado
    su perfecta voluntad en tu vida, conociendo únicamente toda una vida siempre de su bondad inagotable hacia ti y los tuyos. Aquí es cuando, la palabra viva de nuestro Padre celestial vendrá a conocerte como debiste ser conocido desde tus comienzos de
    vida en el cielo, pero, desdichadamente, sus palabras siempre tuvieron un ojo ciego hacia ti, porque tú tenías que haber recibido el bautismo en agua para entrar en su perfecta voluntad para tu vida en la tierra y en el cielo.

    Por lo tanto, una vez que tú hayas entrado en el bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, aquí es cuando tú renacerás de su Juramento a Isaac, que es tu nueva vida, escrita ú
    nicamente para bendecirte con riquezas interminables, empezando ya, para que le ames, sirvas y glorifiques una eternidad entera. Ciertamente, aquí es cuando tú empezaras a recibir únicamente bendiciones que te harán crecer en riquezas terrenales y
    del reino angelical, porque en su Juramento a Isaac no hay más pecado alguno para ser visto en tu vida jamás, pecados que te harán caminar en ceguera espiritual para que tropieces en tinieblas nuevamente como antes del bautismo en agua, por ejemplo.

    Aquí es cuando la palabra viva de nuestro Padre celestial y de su Juramento a Isaac no solamente te reconocerá como hijo legítimo, renacido del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo del Lugar Santísimo, pero igualmente como heredero de
    su perfección, santidad, riquezas y de su amor sin fin, llevándote siempre cada día hacia alegrías de la nueva eternidad angelical. Ya que, estos son los hijos que nuestro Padre celestial buscó desde siempre, empezando con Adán y Eva del paraíso,
    y hasta encontrarlos a todos ellos únicamente en su familia divina, que es su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo nacido del vientre estéril de Sarah como Isaac, para que tú tengas su doctrina sana hoy para vivir enriquecido toda una eternidad.

    Visto que, es aquí únicamente, en donde tú habrás encontrado en tu vida la perfecta voluntad de nuestro Padre celestial, enriqueciendo tu diario vivir en la tierra y en la gloria angelical, porque Él junto con su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo
    estará viviendo contigo solamente para conocer glorias sin fin, haciendo que seas el alma más feliz en la eternidad. Éste es el lugar, en donde tú necesitas estar cada día de tu vida, porque es únicamente aquí en donde tú entraras en su perfecta
    voluntad, en donde tú siempre recibirás de Él sus bendiciones cotidianas que Él normalmente las entrega a sus ángeles en el cielo y a sus hijos bautizados de todas las familias de las naciones, del mundo entero.

    Y es aquí, en donde tú podrás traerle a nuestro Padre celestial, por medio de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo, tus necesidades de cada día, porque Él mismo te suplirá abundantemente en todo lo que necesites, para que tú vivas una vida
    bendecida con tus amados, incluyendo tus amistades, y en donde sea que ellos vivan entre las naciones. Porque cuando nuestro Padre celestial te bendice, por medio de su Hijo y de su Espíritu, entonces esto significa que su palabra hablada de ti y de los
    tuyos en su Lugar Santísimo actuara en ti instantáneamente, resolviendo tus problemas y dificultades cotidianas, y tú jamás conocerás las necesidades de las cosas, porque su palabra estará en ti, supliéndote con bendiciones progresivamente.

    Ahora, si tú estás sufriendo de las necesidades de cada día porque no puedes resolverlas, y tú sabes que nuestro Padre celestial no está contigo, ayudándote a resolverlas, entonces esto sólo significa que tú aun vives del nacimiento del vientre
    de tu madre, por ende, tú estás aun sufriendo en tus pecados originales, en donde siempre fallaras de recibir sus bendiciones enriquecedoras. Sin embargo, al tú renacer del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo, invocando la santidad
    perfecta de su nombre, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo, entonces, tú volverás a nacer sin relación al pecado de tus padres y antepasados como Adán y Eva, que entonces las bendiciones cotidianas para ti vendrán sin tardar nunca más.

    Porque nuestro Padre celestial junto con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo únicamente trabajan con los ángeles del cielo y con cada uno de Israel y de las familias de las naciones por los poderes de su palabra viva, hablada ya en su Juramento
    a Isaac, para que tú tengas abundancias diariamente y hasta que su reino venga por ti. Además, nuestro Padre celestial podrá entonces bendecirte cada día de tu vida en la tierra (y sin jamás perder un solo día) porque las mentiras de Satanás no te
    afectaran más, pero únicamente las palabras de vida y de bendiciones eternales ya habladas por Él sobre ti, que empezaran a actuar en tus asuntos cotidianos, para que tú seas enriquecido poderosamente, siempre.

    Hoy, nuestro Padre celestial necesita enriquecerte a ti, al tú renacer del bautismo en agua, invocando la santidad perfecta de su nombre, su Hijo y su Espíritu Santo, porque Él hora te llevara al Lugar Santísimo, en donde sus palabras Juradas a Isaac
    te vestirán con atuendos eternos, llevándote por la eternidad sin pecado alguno, conociendo siempre únicamente sus bondades por ti. Esto significa, que nuestro Padre celestial te enriquecerá, por medio de su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo,
    porque tú ya no vestirás del espíritu de error ni de la carne pecadora, puesto que ahora vestirás así como Él viste con su Espíritu Santo y la gracia, misericordia, verdad y justicia divina de su Hijo Jesucristo, para que tú seas perfeccionado
    milagrosamente.

    Nuestro Padre celestial vera que tú jamás pierdas de la presencia bendita de su Hijo y de su Espíritu Santo, considerando que tú tendrás que ser perfecto y glorioso así como Él es eternamente ante sus huestes angelicales, porque Él le dijo a
    Abraham, tú tienes que ser perfecto y santo así como Yo Soy para entrar a la vida eterna justificado. Porque para entrar al nuevo reino de los cielos, que ya está listo, para manifestarse sobre toda la tierra de Israel últimamente, entonces tú tendrÃ
    ¡s que vestir así como Él viste con su Espíritu Santo y con la gracia, misericordia, verdad y justicia cotidiana de su Hijo Jesucristo, para que tú vistas apropiadamente para vivir una vida toda enriquecida del cielo, perpetuamente.

    Sin duda, nadie puede ser menos de lo que nuestro Padre celestial espera que sea perpetuamente, para entrar a la vida eterna, conociendo la grandeza de su corazón santo hacia cada uno de sus hijos de Israel y de las familias de las naciones, renacidos
    todos ellos del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo, complaciéndolo toda una eternidad angelical. Si la verdad se dijera: se espera de ti que tú seas tan santo y perfecto así como Él es con su Hijo y con su Espíritu, para entrar a la
    vida eterna hoy y hacia toda gloria celestial, únicamente para vivir riquezas que Él siempre gozó, y todo esto es sólo posible, si renaces del agua sin relación al pecado perpetuamente

    Porque cuando tú renaces del agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo y su Espíritu Santo, entonces nuestro Padre celestial te percibirá como su hijo legítimo, como cuando inicialmente tú naciste de su imagen para vivir conforme a
    semejanza de su Hijo, conociendo el bien y el mal, pero únicamente para amar, servir y glorificarlo a Él esta vez, eternamente. Es decir, que nuestro Padre celestial jamás volverá a recordar tus pecados, porque Él ya no solamente los ha destruido
    eternamente con los poderes cotidianos de su Juramento a Isaac, que derramó sobre la carne sagrada y la sangre expiatoria, para ser parte de ti perpetuamente, pero Él igualmente se verá únicamente en ti por fin enriquecido con alegrías y gloriosas
    interminables.

    Entonces es aquí en donde tú por fin encontraras vida en gran abundancia, la misma vida que siempre te ha conocido únicamente amándote como nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo te han amado con pasiones asombrosas que
    solamente existen en la vida eterna, en donde no hay espacio para el pecado nunca más en toda la eternidad. Evidentemente, tú tienes que ascender al monte Sión, en estos días, así como su Hijo Jesucristo lo hizo en su día con la ayuda idónea del
    Espíritu Santo, porque es aquí únicamente, en donde nuestro Padre celestial te recibe con su amor apasionado que siempre siente por ti, para que tú tengas vida eterna y hasta que su reino venga por ti.

    Legalmente, nuestro Padre celestial te necesita bendecido y eternamente enriquecido en nuestros días, porque Él te necesita creciendo siempre poderosamente en su presencia santísima, pero, vestido siempre con su Espíritu Santo, la carne sagrada y la
    sangre reparadora de su Hijo Jesucristo, manifestando así en ti, quién tú serás con nuestro Padre celestial y con sus ángeles en toda la eternidad venidera. Es decir, igualmente que desde el día que tú naciste del vientre de tu madre y llenó de
    agua para sostenerte con su vida y hasta que salgas de ella como un bebe de nueve meses, entonces fuiste vestido con el pecado del fruto prohibido para jamás conocer la gracia, misericordia, verdad y justicia divina del Padre celestial en la eternidad
    celestial.

    Sin embargo, cuando tú eres renacido del bautismo en agua entonces tú has vuelto a nacer del vientre de tu madre nuevamente, pero sin relación al pecado, vestido del Espíritu Santo y de la carne sagrada, llenó de las palabras vivas del Padre
    celestial que manifestaran en ti la persona que inicialmente nació de su imagen para vivir enriquecido con Él eternamente. Éste es el verdadero tú ahora, especialmente conocido de Dios, cuando has renacido del bautismo en agua y del bautismo del Espí
    ritu Santo, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo, porque es únicamente aquí, en donde tú habrás abandonado el espíritu de error y la carne pecadora originarios del corazón de Lucifer cuando pecó
    inicialmente.

    En otras palabras, cuando tú renaces del bautismo en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo, entonces, lo que realmente estarás haciendo es regresando al estado espiritual cuando tú naciste de la
    imagen del Padre celestial, para vivir conforme a semejanza de su Hijo Jesucristo, y llenó de los poderes cotidianos del Espíritu Santo. Y es únicamente aquí, en donde tú regresas a ti mismo nacido inicialmente de nuestro Padre celestial, con su
    Hijo y con su Espíritu, como cuando dijo, descendamos a crear al hombre a imagen y semejanza nuestra, para que él (tú) sea uno como nosotros conociendo el bien y el mal, por ello, bautizado en agua renaces, regresando a vida eterna nuevamente.

    Aquí es cuando, tú vivirás al fin la vida que te conoce y te ama una eternidad entera con nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo, porque tú naciste originalmente de ellos para conocer únicamente bondades cotidianas de vida
    eterna, algo que no es cierto contigo hoy, porque aún vives tú con los pecados de tus padres a cada hora. Esto significa, que tú naciste inicialmente del vientre de tu madre vestido del espíritu de error y de la carne pecadora, originales del fruto
    prohibido, que Adán y Eva comieron del árbol de la ciencia del bien y del mal, sin embargo, renacido del bautismo en agua tú regresas a tu estado espiritual, en donde tú conoces vida y bondades ya sin fin.

    Cortésmente, esto es lo que nuestro Padre celestial ha tratado de hacer contigo desde que naciste del vientre de tu madre, todo llenó de agua, conectado a ella y al pecado que apartaron a Adán y Eva del corazón santísimo de nuestro Padre celestial:
    corazón santísimo, amando mucho bendecirte cada día de una eternidad entera, conociendo sus ricas bondades hacia ti, siempre. Puesto que, tú renacido del bautismo en agua, por donde sea que tú decidas renacer de su imagen y del alma santísima de
    nuestro Padre celestial, regresando así a Él como su hijo legítimo, y reconocido con todo derecho y privilegio debidos a ti, pero únicamente será así, si abandonas el pecado de tus antepasados, regresando a la vida apasionada por ti eternamente.


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