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    From ahmed3meraart@gmail.com@21:1/5 to vala...@hotmail.com on Tue Mar 21 16:19:33 2017
    On Sunday, March 19, 2017 at 8:21:51 AM UTC+2, vala...@hotmail.com wrote:
    Sábado, 18 de Marzo, 2017 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

    YESHUA (JESÚS) & SU ESPÃRITU ACUMULAN RIQUEZAS DE DIOS PARA TI, SIEMPRE:

    El tiempo llegó, cuando nuestro Padre celestial le empezó a hablar a Jacobo, su siervo, por medio de su hijo José, que era el más joven de sus doce hermanos: y el Señor le manifestó a Jacobo, que él junto con su esposa y sus hijos se doblarían
    ante su hijo José el más menor, en tierra extranjera. Por ello, Jacobo sorprendido, dijo: ¿Tu madre y yo junto con tus doce hermanos nos arrodillaremos ante ti? Y su hijo José respondió, diciendo: Si, ustedes lo harán así.

    Aquí es cuando sus medio hermanos no podían continuar hablándole a él como su hermano de siempre, porque su padre Jacobo lo amaba más que a cualquier de entre ellos en toda la familia, y, por tanto, era difícil para ellos verlo a él ni menos
    hablarle amistosamente. Y esto era la mano de nuestro Padre celestial no solamente sobre Jacobo y toda su familia pero, especialmente con José, porque por medio de él, el Padre manifestaría toda su Obra Salvadora para con las naciones al empezar todos
    a conocer el poder de su santo nombre fuego, que los enriquecería inmensamente, para siempre.

    Pero, para que esto sea posible, entonces nuestro Padre celestial necesitaba hacer que José se aleje de su familia, para que vaya a vivir en la tierra de Egipto, en donde él había preparado la tierra de Gosén para que Jacobo descienda con sus hijos:
    para que se conviertan en su nación soñada, bendiciendo así a las naciones del mundo entero, perpetuamente. Puesto que, esta es la nación de las familias que nuestro Padre celestial soñaba poseer eventualmente, para exaltar la gloria de su santo
    nombre fuego sobre el monte Sión, y en donde él manifestaría sus riquezas inagotables, pero igualmente su amor eterno para con la humanidad entera: para que todos finalmente aprendan a vivir con él en su gloria celestial, perpetuamente bendecidos.

    Ciertamente, que nuestro Padre celestial había escogió a José quien interpretaría sus sueños que los manifestaría en la tierra de Egipto no solamente con los oficiales egipcios, pero también para con el mismo Faraón: porque las interpretaciones
    de sus sueños serian la riqueza de Israel y de las naciones del mundo entero, y hasta que su reino finalmente se establezca mundialmente. Sin embargo, por designio de nuestro Padre celestial: Jacobo había enviado a sus hijos a pastorear a sus rebaños,
    por donde sus animales podrían pastear ricas gramas de la tierra, además beber sus aguas frescas, para que sus rebaños se mantengan alimentados y saludables y así se multipliquen, y hasta sean más saludables de otros rebaños del área.

    Por ende, unos cuantos días habían pasado ya, entonces se le ocurrió a Jacobo de enviar a su hijo menor José ha averiguar como sus hermanos estaban y ver si habían encontrado alguna dificultad, por donde estaban pastoreando sus rebaños: porque
    Jacobo se encontraba ya muy preocupado por el bienestar de ellos, en tierras lejanas. Sin esperar más, José, obediente a la voluntad de su padre Jacobo, salió a caminar por los grandes valles de donde vivía en busca de sus hermanos, para ver qué
    bien les había ido por el camino, para así poder regresar a su padre Jacobo y darle el reporte de ellos y de los rebaños.

    Sin embargo, caminando hacia los lugares por donde sus medio hermanos debían haber estado, pastoreando los rebaños, entonces se dio cuenta de que no estaban por ahí, y que se habían ido a otros lugares, en busca de mejor pastos para los animales. MÃ
    ¡s José desconocía hacia dónde sus hermanos podrían haberse ido, y entonces se encontró con un hombre caminando hacia donde sus hermanos podían estar con los rebaños, y el hombre le preguntó, diciendo: ¿Qué haces tú por aquí solo, y hacia
    donde vas así perplejo?

    Sorprendido José, le dijo: Yo estoy buscando a mis hermanos que han salido a pastorear las ovejas de mi padre Jacobo, pero no los puedo ver por ningún lugar de estos valles. ¿Los ha visto usted a ellos? Y el hombre (probablemente nuestro Señor
    Jesucristo): le dijo: Ellos si estuvieron temprano por aquí, pastoreando las ovejas, pero todos ellos se decidieron ir hacia otro lugar para pastorear los rebaños en mejores tierras, porque la tierra de este lugar está seca y sin vida.

    Y el hombre le asegurada, además, de que sus hermanos se habían ido a Dotan para pastorear las ovejas por esos lugares, porque la tierra está llena de grama para pastorearlas en aquellos lugares por unos días y hasta que las barrigas de los
    animales se llenen, entonces todos ellos regresaran juntos a su tierra. Instantáneamente, José empezó a caminar hacia Dotan, y que no estaba lejos por donde él se encontraba, y encontró a todos sus hermanos allí, pastoreando las ovejas, así como
    les había mandado que hagan con todas ellas su padre Jacobo. De repente, sus hermanos lo vieron acercare hacia ellos hacia donde pastoreaban los animales, que finalmente dijeron: Aquí está el soñador; ésta es nuestra oportunidad, de deshacernos de é
    l.

    Entonces ellos planearon en matarlo, y todos corrieron hacia él y lo agarraron para enterrarlo en una cisterna, que se encontraba cerca y completamente sin agua, y ellos pensaron en detenerlo allí hasta que por fin decidan que harían con él—y con
    la esperanza de que nadie sé de cuenta, de lo que le iba a suceder finalmente. Obviamente, la idea era de tomar su poncho de diversos colores, que su padre Jacobo le había regalado, para mancharlo de sangre de uno de los animales que sacrificarían
    para comer aquel día, y luego, manchado el poncho con la sangre para finalmente hacerla llegar a las manos de su padre Jacobo y así la reconozca como la de su hijo menor.

    Ellos querían hacer creer a su padre Jacobo, de que su hijo José había sido devorado por alguna bestia del área, porque simplemente ellos no querían verlo más de regreso a la casa, para no tener que estar soportando sus sueños que los asustaban
    mucho a todos y, además, era muy amado por su padre Jacobo en todo el hogar. Pero, cuando estaban a punto de abandonar a su hermano José en el fondo del hueco, para dejar que sucumbiera en la falta de agua y comida, y entonces se dijeron entre ellos:
    Porque no lo vendemos a la caravana de ismaelitas y así no tenemos que matarlo, como lo teníamos planeado. Y así nos deshacemos de él sin tener que matarlo, y no lo volveremos a ver más en casa jugando en contra de nosotros como siempre lo ha hecho
    y, además, my amado a la vez, más que todos nosotros por nuestro padre Jacobo.

    (Éste es el día que nuestro Padre celestial estuvo esperando por mucho tiempo, porque él fue quien lo vendió a propósito a José a los ismaelitas, por veinte piezas de plata, y es de que diez piezas de plata fue por su Hijo Jesucristo y las otras
    diez piezas por el Espíritu Santo, para que él entre a vivir en Egipto finalmente. Postreramente, su Hijo Jesucristo fue vendido nuevamente por Judá Iscariote, por treinta piezas de plata: Diez fueron por el Padre celestial, y diez por su Hijo
    Jesucristo y las ultimas diez piezas de plata por el Espíritu Santo, porque ellos ascendían el monte Sión para levantar poderosamente al Israel antiguo del Valle de los huesos secos, al Valle de la vida eterna.)

    Una vez que José fue vendido a Potifar, capitán de la guardia egipcia, por los ismaelitas comerciantes, entonces él empezó su ministerio para servirle a nuestro Padre celestial, a su Hijo Jesucristo y al Espíritu Santo, porque en donde sea que lo
    pusiesen a desempeñar sus tareas cotidianas, entonces todo era enriquecido con riquezas y perfección que muchos se asombraban de él. Además, nuestro Padre celestial lo estaba bendiciendo tremendamente por la presencia de su Hijo Jesucristo y del Espí
    ritu Santo, porque todo lo que él tocaría, y puesto a su cuidado personal, entonces era bendecido grandemente que la gente empezó a confiar en él y hasta con sus casas y propiedades personales, y hasta aún con sus mismas familias, sin escatimarle
    nada nunca.

    Sin embargo, Satanás tenia que destruirlo junto con su ministerio poderoso, porque él podía ver que ciertamente José estaba haciendo la voluntad del Padre junto con su Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo, bendiciendo así todo lo que él poní
    a sus manos a trabajar—porque el Padre quería impresionar grandemente a Faraón y a sus oficiales con la reputación de José. Y para que esto sea posible, entonces nuestro Padre celestial tenía que hacer que el Faraón arrojase en la carne a dos de
    sus oficiales cercanos, que tenían que ser uno su copero personal y también su panadero de siempre.

    Ambos tuvieron sueños en la misma noche mientras se encontraban encarcelados, pero fallaron en entenderlos, por ende, se volvieron tristes ya que no sabían el significado de los sueños, por cuanto, no había entre ellos quienes pudiese
    interpretarlos, para conocer sus significados. Sin embargo, contemplándolos José a los oficiales egipcios que se veían muy tristes, y demasiado tristes que nadie podía pasarlos por alto en toda la cárcel: entonces les preguntó, por qué se veían
    tan tristes que hacia que otros preguntasen por qué estaban así—ya que, acongojaban así a casi a todos en la cárcel, que ya de por sí estaba triste.

    Y ambos le dijeron a José su sueño que lo habían soñado por la noche, pero sin que nadie se los interpretara para ellos, ya que sentían que tenían que conocer el significado de ellos inmediatamente, para que así ellos puedan conocer, que era lo
    que les deparaba en los días venideros, porque deseaban salir de la cárcel pronto. Aquí es cuando José se ofreció para interpretar los dos sueños, porque él les decía a todos, que el significado de los sueños solamente es de nuestro Padre
    celestial de manifestarlo en sus significados individuales, y que él se encontraba en medio de ellos para interpretárselos de parte de él, que está en el cielo.

    Entonces, el copero le dijo a José, que su sueño fue que él tenía su mano llena de uvas y las exprimía de su jugo en la copa de Faraón, para que beba de ella. Y luego el panadero le dijo a José, que su sueño fue que él se encontraba sobre un á
    rbol, con una canasta sobre su cabeza llena de pan y de pasteles, y que las aves descendían para comer de su canasta hasta que toda ella quedó vacía sobre su cabeza.

    Entonces José le dijo al copero, ésta es la interpretación de tu sueño: Tú exprimirás las uvas en la copa de Faraón y lo beberá hasta quedar satisfecho contigo, restaurándote así a tu previa posición como su oficial de su servicio personal
    de copas. Y luego, José le dijo al panadero de que la canasta sobre su cabeza, llena de panes y de pasteles, será para las aves, que descienden sobre el árbol, para comer de él.

    Y esta es la interpretación de tu sueño José le dijo al panadero: Tú servirás el pan y los pasteles a Faraón y él ordenara que seas colgado de un árbol hasta que mueras, porque él no querrá enviarte a la cárcel otra vez. Entonces ambos de
    los oficiales de Faraón fueron liberados y José les pidió que se acordaran de él cuando estén delante de Faraón, y que le dejen saber que él es el que interpretó los sueños, para que él ordene que sea sacado de la cárcel, porque ya no quería
    seguir encarcelado más de lo que ya ha estado.

    Ahora, nuestro Padre celestial finalmente había logrado tener a José interpretando los sueños que lo harían famoso en todo el cuerpo de los oficiales del palacio de Faraón, porque el copero así como el panadero hablaban muy bien de él a todos
    sus conocidos, y como él había interpretado los sueños con precisión; cumpliéndose todo lo que les había manifestado cabalmente. Es decir, que el panadero fue colgado de un árbol hasta morir, mientras el copero fue restaurado a su posición así
    como José lo había interpretado su sueño personal de parte de Dios en el cielo.

    Entonces una vez que José había establecido su reputación como el interpretador de los sueños de Dios ante los oficiales egipcios y finalmente de Faraón, inmediatamente nuestro Padre celestial estaba listo para tener al Faraón soñando sus sueñ
    os, que no solamente bendecirá a Egipto pero igualmente a las naciones: porque las riquezas, que vendrían sobre la tierra, serian seguidas por hambre extrema. A tiempo, el Faraón tuvo dos sueños, pero nadie podía en todo su reino interpretarlos, al
    punto que él se tornó muy enojado con los mejores de sus hombres que él estuvo listo para enviarlos a la muerte, si seguían sin interpretar sus sueños que él necesitaba conocer sus interpretaciones individuales inmediatamente.

    Los sueños de Faraón fueron de siete años de vacas, que eran gordas y hermosas, emergiendo del río Nilo, que se sintió feliz de verlas, pero, entonces también él veía siete vacas feas y flacas, que salían del mismo río como las primeras, para
    comerse a las que eran gordas y hermosas, sin embargo, las vacas feas y flacas seguían siendo horribles. Puesto que, las vacas feas y flacas se habían comido a las que eran gordas y hermosas, que continuaban siendo como antes sin cambiar su aspecto
    horrible en nada, aunque se habían comido a las vacas gordas y hermosas, y esto confundió a Faraón tanto que no sabia que pensar de todo ello, y sus oficiales sabios seguían sin explicar sus sueños.

    Además, el segundo sueño que Faraón había tenido, fue que había siete granos excelentes que estaban delante de él y, de pronto, siete granos feos y secos se le aparecieron listos para comerse a los granos grandes y llenos de nutrientes, que al
    ser comidos por los granos secos y muertos, entonces nada quedo para comer más para nadie. Por ende, ya que Faraón se había enojado y deprimido tanto con sus hombres sabios, porque no podían interpretar sus sueños, y además no tenían nada que
    decirle sobre sus pensamientos que lo atemorizaban tanto, que decidió enviarlos a todos a la muerte, para por fin sentirse mejor con sus sueños incomprensibles, después de todo.

    Entonces la noticia llegó a José de que Faraón había ordenado que todos sus sabios de su reino sean ejecutados inmediatamente, incluyendo a los Judíos, porque todos habían fallado en interpretar sus sueños que lo estaban deprimiendo cada vez má
    s, porque él quería que sus sueños les sean explicado—pero, nadie podía ayudarlo, más bien se sentía más confundido aún. Aquí es cuando, el copero de Faraón se acordó de José y de la interpretación de su sueño y del panadero igualmente
    que fue colgado de un árbol, hasta que murió, por orden de Faraón, que inmediatamente le aseguraba a su Majestad el Rey, de que José era el único que podía interpretar sus sueños, que lo atemorizaban y le deprimían tanto.

    Aquí es cuando, Faraón se convenció del testimonio de su copero sobre José que él decidió llamarlo al instante, para que entonces él le explique todos los significados de sus sueños para con él y para con todo su reino de aquellos días.
    Acomedidamente, José le dijo a los oficiales de Faraón que había enviado a recoger a los sabios del reino, para matarlos a todos en un sólo día, ya que ninguno había podido interpretar los sueños: y que no los matasen a ninguno de ellos, se lo pedÃ
    ­a José a los verdugos de Faraón, porque él estaba dispuesto a interpretar los sueños.

    Inmediatamente, José se rasuró su barba y se vistió con lo mejor para presentarse delante de Faraón y de sus oficiales, para que oigan de él, y finalmente entregarles las interpretaciones de los sueños que solamente nuestro Padre celestial los
    puede explicar por completo, para que todos conozcan lo que sucederá en todo su gran reino en los días venideros. José le dijo a Faraón que ambos sueños tienen una sola interpretación, de siete vacas gordas y hermosas representando siete años de
    prosperidad, enviados por nuestro Padre celestial con grandes bendiciones, descendiendo sobre toda la tierra, y las siete vacas flacas y feas, que se comían a las siete gordas y hermosas, son siete años de hambre extrema, sobre todas las naciones.

    Ahora, José inmediatamente recomendó a Faraón, escoger de lo mejor de su gente, para recoger y almacenar todos los granos y las grandes riquezas que descenderán sobre todo Egipto, para que, cuando los siete años de hambre caigan sobre toda la
    tierra, entonces, por todas partes, todos tendrán grandes abundancias de alimentos hasta los siete años de hambre pasen sin peligro alguno. Y Faraón miraba por todo su derredor, para ver quien él podía elegir como líder y administrador de estos
    siete años de abundantes granos y de riquezas asombrosas, que descenderán sobre Egipto, sin duda alguna, para que estas riquezas sean apropiadamente almacenadas, para contrarrestar los siete años de hambre que plagara al mundo entero, hasta destruirlo
    por completo, sino se cuidan todos.

    Faraón no podía confiar en nadie que estaba delante de él para liderar el programa, que acumularía todas las riquezas que descenderían sobre Egipto y las naciones por siete años, para que sean todas estas abundantes riquezas almacenadas
    apropiadamente por toda la tierra de Egipto, y así enfrentarse los siete años de hambre que descenderían para destruir a la humanidad entera, perpetuamente. Y, entonces, Faraón le dijo a José de que no hay nadie delante de mí en este día que
    califique como tú para liderar este programa, que acumulara las riquezas que están por llover por todo el mundo por siete años, por tanto, tú lideraras estos años de riquezas, y sólo yo seré mayor sobre ti, en el trono.

    Solamente yo seré mayor sobre el trono por todo Egipto, y todo lo que digas y hagas entonces todos te tendrán que obedecer, para que este programa que tú vas a liderar prospere apropiadamente siempre, pero sólo yo seré de mayor rango, en el trono:
    para que todo el reino viva en abundantes riquezas, y sin sucumbir jamás ante el hambre mundial. Ciertamente que, nuestro Padre celestial bendijo grandemente a José y lo hizo segundo en mando en Egipto, y solamente Faraón era mayor en el trono, para
    que, nuestro Padre celestial habrá las ventanas del cielo, de acuerdo a sus sueños: para que abundantes riquezas desciendan sobre la tierra, porque Egipto tenia que ser enriquecido como jamás ninguna nación lo había sido antes.

    Por cuanto, nuestro Padre celestial necesitaba impresionar y convencer a Jacobo de que Egipto era gobernado por su hijo José, y que creía ya fallecido, y que Egipto era rico para vivir con su familia de sesenta y seis junto con la familia de José de
    cuatro, para que juntos sean los setenta que darían vida a Israel como nación bendita, finalmente. Ya que, nuestro Padre celestial le había anunciado a Abraham de que sus hijos nacerían en cautiverio, por cuatrocientos años: pero una vez cumplido
    los años de cautividad, entonces él mismo los visitara para juzgar a la nación por lo que les habrán hecho a ellos, liberándolos para poseer su tierra escogida para vivir con él finalmente hacia toda la eternidad venidera.

    Ahora, nuestro Padre celestial necesitaba que Jacobo descendiese a Egipto a vivir con José, porque solamente él podía alimentarlo a él y a sus hijos, para que, finalmente vengan a ser la nación nacida en cautividad acumulando los pecados de las
    familias de las naciones, para el Padre mismo llevarlos a su altar altísimo para destrucción final del pecado en un día. Ciertamente, que Jacobo estaba muy impresionado y convencido finalmente, porque él descendió a reencontrarse a su hijo José,
    que creyó ya muerto, y que ahora aún vivía allí esperando por él: porque el hambre estaba a punto de caer sobre el mundo, por los cinco años restantes aún, porque cuando Jacobo entró en Egipto ya habían pasado dos años de hambre.

    Por lo tanto, era muy importante para nuestro Padre celestial de enriquecer a todo Egipto más que todas las naciones del mundo entero, no solamente porque Israel iba a nacer como nación en cautividad, pero igualmente, porque Egipto estaba escogida
    divinamente para recibir todos los pecados de las familias de las naciones, y sin perder ninguno hasta el ultimó de todos ellos. Estos son pecados del mundo entero del pasado, del presente y del futuro que nuestro Padre celestial no quería recogidos en
    la tierra de Canaán, pero esto tenia que ser así en Egipto y, entonces, cuando el tiempo sea cumplido llevar a todo Israel al mar Rojo para el bautismo de agua, para él destruir todo pecado en la carne sagrada, perpetuamente.

    Por cuanto, ya el Padre sabia de que Israel se postraría ante Satanás al presentarse como el cordero de oro saliendo del horno, en donde Aarón echaría las joyas de oro recibidas de los egipcios, en la noche que escaparon hacia Canaán, para que
    finalmente le sirvan sobre su altar antiguo de amor eterno, destruyendo todo pecado en la carne sagrada, perpetuamente. Éste fue el Plan de Salvación de nuestro Padre celestial para con Israel y para con todas las familias de las naciones, de que
    Israel nazca en cautividad, sufriendo los pecados de la humanidad entera, por cuatrocientos años, finalmente bautizados todos ellos en las aguas abundantes del mar Rojo, recibiendo así la carne sagrada, en la que morirían en el desierto.

    Ya que, nuestro Padre celestial necesitaba a cada uno de las doce tribus de Israel descendiendo al Valle de los huesos secos, para que su carne sufrida en los pecados del mundo entero, finalmente se torne en el polvo dándole vida a los árboles, en
    Canaán, para que el Rey Mesías nazca como el carpintero, cortando el madero del nombre de Dios. Y todo éste trabajo tenia que ser obrado por su Hijo Jesucristo, porque nuestro Padre celestial le dijo a Moisés: Éste es mi ángel, y éste es el templo
    a mi santo nombre fuego, por tanto, tiene que ser oído y obedecido siempre, porque él no perdonara el pecado ni ninguna rebelión por amor a mi nombre levantado hacia la eternidad venidera.

    Por ende, fue su Hijo Jesucristo quien tomó la carne sagrada de Israel, convertida en polvo en el desierto del Sinaí, para darle vida como árboles clamando a nuestro Padre que está en el cielo, para que les entregue a su Hijo redentor, para que él
    los levante al monte Sión, en donde el altar del amor eterno los recibirá, para siempre. Éste fue el Plan de Salvación que jamás pudiese haberse cumplido en ningún lugar del mundo, excepto con Abraham y sus hijos, porque el Padre había hecho un
    convenio de vida con él y con sus hijos naciendo en cautiverio en generaciones futuras, exaltando así finalmente su santo nombre fuego sobre todo lo alto de las naciones, para siempre.

    Y para que su obra salvadora sea posible, entonces nuestro Padre celestial tenia que enviar sus riquezas sobre las naciones, que solamente José, con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo, podría acumular los siete años de bendiciones lloviendo
    por todos lados por amor a Israel, pero igualmente con los años de riquezas, Satanás enviaba sus siete años de hambre mundial. Sin duda, nuestro Padre celestial jamás ha fallado en entregar a Israel de acuerdo a su convenio establecido con Abraham y
    sus hijos los siete años de riquezas abundantes, porque él le dijo a Abraham a Isaac y a Jacobo de que les entregaría hijos incontables como las estrellas del cielo, pero asimismo, entregarles riquezas para proveerles su vida enriquecida de cada día.

    Empero, como Satanás todavía quiere el mundo para su reino de tinieblas, entonces él siempre ha enviado, seguido por los siete años de bendiciones de nuestro Padre celestial, sus siete años de hambre, que embarga todo lo que causa conflictos,
    enfermedades, guerras, muerte y calamidades, para que el mundo no sea conquistado por su santo nombre fuego, y su nuevo reino sempiterno prevalezca. Por eso, hemos visto a Israel venir e irse en toda nuestra historia mundial, porque los siete años de
    bendiciones siempre descendieron en sus días de parte de nuestro Padre celestial para abastecer a la tierra con riquezas que se comprenden como los cultivos llenos del bienestar de cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de los hijos por nacer.

    En otras palabras, cada bendición que nuestro Padre celestial envía desde el cielo serán cultivos llenos de los nutrientes proveyendo abundante salud a cada vida en Israel y en los hijos por nacer en las generaciones venideras, para que sean bien
    alimentados, pero igualmente recibir toda medicina para mantenerlos viviendo cada día su vida rica, descendida del cielo con su amor eterno. Sin embargo, Satanás siempre seguirá a los siete años de bendiciones y de grandes riquezas mundiales, esté o
    no José con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo entre los hebreos: las bendiciones descenderán abundantemente y sin parar, y Satanás entrara con sus siete años de hambre y de conflictos terribles finalizando con calamidades escondidas para
    que las naciones sufran: muriendo postreramente.

    Porque éste convenio de vida, que nuestro Padre celestial empezó con Abraham, es para bendecir a las naciones, puesto que él dijo: Tú serás padre de una gran nación, pero igualmente, le aseguró de ser padre de muchas naciones, visto que sus
    bendiciones vendrán abundantemente sobre ellos como su semilla, estos son los siete años progresivos de bendiciones desde el cielo. Además, nuestro Padre celestial tuvo que enviar siempre sus bendiciones desde el cielo, porque sus hijos venían como
    las estrellas del cielo como en los días de José en Egipto, por ello, él tenia que enviar sus siete años de abundantes riquezas recibiéndolos a todos al nacer, bendiciendo así igualmente a las familias de las naciones, del mundo entero.

    Puesto que, éste es el Plan de Salvación no solamente para enriquecer a los hijos de Abraham en cada generación de toda la tierra para gloria de su santo nombre fuego, que eventualmente levantaran sobre el altar del amor eterno en Canaán, pero
    igualmente, enriquecer a las familias de las naciones, erradicando pobreza, conflictos, enfermedades, y siempre con su semilla de bendiciones. Esta es una tendencia de bendiciones en la que nuestro Padre celestial siempre ha sido fiel de cumplir con los
    hijos de Abraham, aunque José murió en Egipto haciendo su voluntad divina de enriquecer toda la tierra, para que Israel sea la nación eterna que glorifique grandemente su santo nombre fuego sobre su altar del amor eterno, en Canaán, y para siempre.

    Es decir, también que nuestro Padre celestial siempre ha continuado enviando sus siete años de bendiciones desde el cielo sobre toda la tierra, especialmente sobre Israel, porque los hijos prometidos a los patriarcas de Israel tienen que nacer sin
    fallar (o tardanza), por ende, abundante riquezas tenia que ser el fundamento primero para recibirlos, como siempre, en cada generación naciente. Ahora, Satanás tenia que enviar continuamente sus siete años de hambre por toda la tierra, porque él jamÃ
    ¡s estuvo dispuesto a ceder la tierra a la voluntad del Padre y a la nación que no solamente había preparado para erradicar el pecado de la civilización, por la carne sagrada, pero igualmente convertir el mundo en nueva tierra y con cielos gloriosos,
    perpetuamente.

    Además, por eso sus siete años de riquezas, establecido en el convenio de vida con Abraham, tenia que descender así como los hijos prometidos que tienen que nacer en cada generación, numerosos como la arena del mar, pero naciendo en riquezas así
    como el Israel antiguo en Egipto, para que su santo nombre fuego sea establecido sobre su altar del amor eterno. Sin embargo, Satanás tenia que continuar en contra de Israel y de las naciones con sus siete años de hambre, para que el santo nombre fuego
    del Padre falle en establecerse sobre el monte Sión, en el altar de Abraham e Isaac y con el fuego del amor prehistórico, descendido del cielo, y que seria encendido perpetuamente para bautismo de todo creyente.

    Ya que, éste es el bautismo del Espíritu Santo de su grande gracia, de su grande misericordia, de su grande verdad y de su grande justicia divina, para que cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las familias de las naciones renazca
    eventualmente de su imagen y de su alma viviente como su retoño legitimo, ascendiendo al cielo, perpetuamente justificado. Visto que, fue en su altar de su amor prehistórico, en donde no solamente Abraham renació de su santo nombre fuego y del Espí
    ritu de su gracia, misericordia, verdad y justicia divina, pero igualmente sus hijos tienen que renacer junto con los hijos de las familias de las naciones, para que renazcan como dioses, sirviéndole a él sobre su altar antiguo, perpetuamente.

    En los Salmos está escrito, en donde nuestro Padre celestial llama a Israel: Dioses, porque iban al Valle de los huesos secos, mientras sus carnes, manchadas con los pecados de las naciones, se tornarían en polvo y finalmente en árboles clamando por
    el Mesías, que les levante al altar antiguo del amor eterno con el santo nombre fuego clavado a ellos, perpetuamente. Aquí es cuando, nuestro Padre celestial le puso fin al pecado del mundo en un día, cuando su Hijo Jesucristo, quien había destruido
    a Satanás con sus mentiras, maldiciones, enfermedades, conflictos y muerte del infierno tormentoso, fue entonces todo victorioso en Israel: para que estas victorias fuesen clavadas al madero israelí, para salvación de todos mundialmente, y así
    regresen al cielo redimidos.

    Por eso, es que no solamente en Israel se volvieron todos dioses ante nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo sobre su altar del amor eterno al acabar con el pecado perpetuamente, pero igualmente cada hombre, mujer, niño y niñ
    a de todas las familias de las naciones continuaran convirtiéndose en dioses, si se bautizan en su santo nombre fuego. Proféticamente, nuestro Padre celestial está a punto de volver a enviar a su Hijo Jesucristo al mundo, pero esta vez él desea
    encontrarse contigo bautizado en agua y bautizado en su Espíritu Santo sobre su altar del amor prehistórico, descendido del cielo con Isaac y con su Espíritu Santo, para que vivas y jamás veas muerte sino solamente gloria celestial, perpetuamente.

    Históricamente, nosotros hemos visto a nuestro Padre celestial enviar sus siete años de bendiciones sobre toda la casa de Israel y de las naciones en grandes abundancias, probablemente mucho más bendiciones de las que envió sobre Egipto mientras
    Israel vivía allí, pero igualmente, sin darse cuenta nadie, Satanás siempre estuvo con sus siete años de hambre, destruyendo todo lo enviado del cielo. Hemos visto a Israel enriquecerse, al sus hijos nacer, porque nuestro Padre celestial los
    necesitaba enriquecidos grandemente con las riquezas de la antigüedad, pero, quizá mucho más ricos que nunca ahora, por amor a su santo nombre fuego sobre su altar antiguo, pero oscuramente, hemos visto a Israel desaparecer misteriosamente en
    calamidades de las imparables vacas feas y horribles de mirar.


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