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    From ivanvalarezo@gmail.com@21:1/5 to All on Fri Aug 31 17:22:20 2018
    Sábado, 01 de Septiembre, 2018 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica

    (Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

    EL JURAMENTO A ISAAC CAERÁ SOBRE TI DE NUEVO: ENRIQUECIENDO LA NUEVA TIERRA CONTIGO EN SU ALTAR:

    El tiempo llego, cuando nuestro Padre celestial necesitaba a alguien en la tierra para derramar toda su perfecta voluntad desde su corazón santísimo, pero siempre fallaba en encontrar a aquella persona digna de estar en su presencia santísima de entre
    todas las familias de las naciones, de sus hijos nacidos de su imagen y de su alma viviente para vivir eternamente enriquecido. Esto fue algo que Él intento hacer con Adán y Eva en el paraíso, pero ambos le fallaron en obedecerle en su palabra viva,
    porque Él mismo les avisó que jamás podían comer del fruto prohibido, del árbol de la ciencia del bien y del mal, queriendo decirles que el día que coman de él, entonces ellos dejarían de estar con Él.

    Esto significa que ellos dejaran de vivir con Él, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo en el amor infalible del cual ellos nacieron inicialmente de su imagen y de su alma viviente, como sus hijos listos para hacer su voluntad perfecta, ya que Él
    necesitaba derramar toda su voluntad perfecta de su corazón sobre ellos y sus hijos de generaciones futuras. Seguramente, nuestro Padre celestial estaba desesperado para derramar toda su voluntad perfecta de su corazón sobre su Creación, pero primero
    en la tierra: porque ella viste a sus hijos, como Adán y Eva, con el lodo de ella misma, y como en donde Él vivirá con sus hijos de muchas generaciones venideras, dándole vida así a su nuevo reino en la eternidad.

    Sin embargo, nuestro Padre celestial continuó fallando en encontrar a alguien digno de recibir el derramamiento de su corazón santo, para que Él finalmente viva su vida bendecida y llena de su amor infalible, felicidad, gozo y descanso del Sabatino
    junto con otras bendiciones desconocidas de los ángeles hasta hoy junto con toda su paz reinando una eternidad entera. Puesto que, nuestro Padre celestial siempre ha vivido con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo junto con las huestes
    angelicales soñando vivir su vida maravillosa de la voluntad perfecta de su corazón, pero Lucifer con sus ángeles caídos lo ha desafiado vivirla, oponiéndose, y así, su reino dorado de vivir su nueva vida desconocida por los ángeles hasta hoy
    nunca suceda.

    Ciertamente, esto fue algo que nuestro Padre celestial jamás haría con los ángeles, pero únicamente con uno de los suyos nacido de su imagen y de su alma viviente, y aquí, Él le da vida a Adán para que él sea, en donde Él manifestaría la
    voluntad perfecta de su corazón santísimo, y así, él sea la felicidad de su corazón finalmente. Sin embargo, Lucifer tenia un plan diferente al del Padre celestial, decidido a atacarlo a Él junto con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo,
    pero igualmente a Adán (tú hoy en día), en donde Él había puesto su fe y así hacer finalmente que su vida soñada reine en su nuevo reino de su voluntad perfecta toda una eternidad, eventualmente.

    Entonces, el corazón santísimo de nuestro Padre celestial junto con su sueño dorado de su perfecta voluntad, formándose algún día en todo su reino angelical del cielo junto con el paraíso y la tierra, empezó a desvanecerse delante de Él, porque
    l vio a Adán junto con Eva su esposa y sus hijos con su imagen en ellos contaminada con el fruto prohibido. Innegablemente, nuestro Padre celestial había sido herido por Lucifer y sus ángeles caídos, pecando en contra de su santo nombre, reservado ú
    nicamente para su familia divina, que es su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo: y, ahora, Adán y Eva junto con sus hijos, en donde Él había puesto sus esperanzas de una vida grandiosa para la eternidad, y desconocida por los ángeles.

    Además, nuestro Padre celestial solamente podía encontrar consuelo a su corazón santísimo en su nuevo hijo nacido de él, que fue Adán, emergiendo de su imagen y de su alma santísima para vivir conforme a la semejanza de su Hijo Jesucristo, por los
    poderes del Espíritu Santo, abriendo camino para su nuevo reino grandísimo, en donde el pecado jamás existirá otra vez. Por eso, es que Lucifer tenia que atacar a nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, así como había
    atacado a su santo nombre inicialmente, en donde Él había puesto sus esperanzas finalmente de conquistar aquella nueva vida de un reino mayor nacido directamente de su corazón santísimo, solamente conociendo de su grande amor infalible con su familia
    divina eternamente.

    Con Adán y Eva, caídos en el pecado de Lucifer, comiendo del fruto prohibido con la serpiente del Edén, que nuestro Padre celestial les ordenó jamás comer de él, porque comiendo de él entonces su imagen santa en ellos moriría, desfigurada (por
    rebelión) en contra de su amor infalible hacia ellos y así herir su corazón aún más profundamente que nunca antes. Que jamás nadie en el cielo podía realmente consolar su corazón santísimo, herido nuevamente por Satanás y sus ángeles caídos
    junto con la serpiente como mensajera de mentiras a Eva para que Adán entones sea alcanzado, que era la nueva esperanza de nuestro Padre celestial en toda su Creación, nacido de su imagen para manifestar su voluntad perfecta eventualmente en su reino
    venidero.

    Desafortunadamente, el dolor de nuestro Padre celestial había venido a ser tan grande en su corazón santísimo, que Adán nacido de su imagen y su sueño dorado por su nuevo reino de grandes glorias nunca antes vista por nadie en el cielo había
    empezado a colapsar, contemplando su imagen en sus hijos de todas generaciones desfigurada, por el fruto prohibido. Además, el dolor y agonía de su corazón santísimo habían venido a ser aún más fuerte como nunca antes, que Él ya no podía más
    ver a Adán y a sus hijos ante Él para consolar su corazón herido, pero lo único que lo podía hacer así, consolarlo, era su familia divina que siempre fue su Hijo amado y su Espíritu Santo.

    Pero para nuestro Padre celestial finalmente encontrar el amor que necesitaba con su consolación para su corazón adolorido y angustiado, por lo que Lucifer había hecho en contra de su santo nombre y de sus hijos nacidos después de Adán y Eva,
    entonces, su Hijo Jesucristo tenía que ser su segundo Adán junto con su Espíritu Santo, consolándolo a Él una eternidad entera. Además, nuestro Padre celestial necesitaba descargar su corazón herido y desconsolado aun después de haber visto su
    santo nombre atacado junto con sus hijos con su imagen santa desfigurada en ellos cuando Adán y Eva comieron del fruto prohibido, que no fue posible nunca derramar de las heridas y aflicciones de su corazón santísimo sobre algún ángel o hombre,
    porque ambos pecaron.

    Sin embargo, los únicos con quienes nuestro Padre celestial podía derramar realmente todo su corazón de dolor y aflicciones, sufriendo siempre hasta nuestros días, fue en su familia divina que es su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, al
    convertirse en aquel miembro de su familia como Adán fue inicialmente para derramar todo su amor bendito, lágrimas y aflicción divina sobre él. En otras palabras, nuestro Padre celestial después que Lucifer lo traiciono por rebelión en contra de su
    santo nombre para empezar su reino de tinieblas y de mentiras interminables sobre su creación, además había perdido a Adán y a sus hijos por mentiras rebeldes, entonces Él necesitaba llorar sobre el hombro de alguien, pero nadie se encontró digno
    de recibir sus lágrimas santísimas.

    Considerando que, desde el amanecer de la humanidad, nuestro Padre celestial continúo buscando e cada hombre, mujer, niño y niña digna de recibir sus lágrimas, amor, compasión y aflicción por el deseo interminable de su corazón santísimo de vivir
    una vida maravillosa de su nuevo reino de su perfecta voluntad, que Él fallaba siempre de encontrarla en los ángeles y en Adán. Sin embargo, aunque nuestro Padre celestial había destruido el mundo antiguo con un gran diluvio, cubriendo toda la tierra
    y hasta sus montañas altas con agua para que toda carne muera, hombres y animales igualmente, entonces, fue porque Él fallaba en toda generación de encontrar alguien digno para dejar caer de sus lágrimas, gracia, misericordia, verdad y justicia
    divina sobre sus hombros.

    Desesperadamente, nuestro Padre celestial necesitaba encontrar a alguien, de algún modo, en toda su Creación que sea digno para Él recostar su rostro glorioso y santísimo sobre su hombro con su amor maravilloso, lagrimas, compasión por su vida
    eterna y su santo nombre fuego que Lucifer intentó contaminar con el fruto prohibido, para empezar su gran reino de tinieblas y mentiras. Pero nadie jamás se encontró digno hasta que nuestro Padre celestial oyó de su Hijo Jesucristo junto con su Espí
    ritu Santo, decirle, Yo seré aquel que buscas: en donde descansara tu rostro, atacado por el fruto prohibido cuando Adán comió de él para ser desfigurado ante ti, para que tú jamás tengas tu reino de tu perfecta voluntad toda una eternidad santí
    sima.

    Yo descenderé al mundo, le decía su Hijo Jesucristo, para vivir en las familias de naciones, para que tú finalmente tengas tu altar de amor eterno en ellos, en donde Yo seré el que yace sobre el madero para que derrames todo tu corazón afligido,
    sufriendo desde la rebelión angelical y hasta ahora para restaurar tu imagen en tus hijos postreramente, para siempre. Este era el hombre que nuestro Padre celestial había estado buscando y hasta encontrarlo, su Hijo Jesucristo nacido del vientre esté
    ril de Sarah como Isaac, por los poderes y dones del Espíritu Santo, para que Él finalmente llore su corazón santísimo que había sido afligido por las mentiras y rebeliones de Lucifer en contra de su santo nombre fuego sobre su altar eterno.

    Además, nuestro Padre celestial necesitaba que su corazón santísimo llore sobre alguien digno de recibir sus lagrimas de amor por su santo nombre fuego, su rostro santísimo que había sido desfigurado sobre sus amados como Adán y sus hijos (y este
    eres tú hoy), empezando con Eva, en donde Él necesitaba derramar su perfecta santidad y así restaurarlos a todos ellos postreramente. Por eso, es que cuando su Hijo Jesucristo nació del vientre estéril de Sarah, por los poderes del Espíritu Santo,
    entonces él nació con la perfecta imagen divina y alma santísima del Padre celestial que necesitaban ser restauradas primero en Adán y luego en sus hijos, para comer del pan y vino de vida eterna que desciende diariamente de la Mesa del Señor.

    A tiempo, al ver a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, por los poderes del Espíritu Santo, entonces Él fue muy feliz de ver su rostro santo finalmente brillando y empezando a ser restaurado sobre la tierra en cada hombre,
    mujer, niño y niña al creer en Él, como Abraham creyó con su esposa Sarah, por ejemplo. Además, su Hijo Jesucristo nació como Isaac no solamente con su carne sagrada junto con la sangre expiatoria y los huesos inquebrantables, pero igualmente con
    su amor infalible, pulsando vida en cada latido de su corazón listo para ser transferido en sus hijos, renacidos por el bautismo en agua y por el bautismo del Espíritu Santo para ver la vida nuevamente instantáneamente.

    Aquí es cuando, nuestro Señor Jesucristo como Isaac, empezó a vivir la vida que nuestro Padre celestial deseaba siempre ver vivirla en sus hijos renacidos del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo, porque esta es la única manera posible
    de abandonar el mundo pecador para entrar con poderes sublimes en el mundo de bendiciones cotidianas, descendiendo desde el cielo continuamente. Divinamente, Abraham junto con Sarah y sus hijos adoptados aprendieron de Isaac de los poderes asombrosos y
    cotidianos del amor infalible de nuestro Padre celestial en toda su vida divina sobre la tierra, como el hijo del hombre manifestado en cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, y así, formar su reino dorado de su perfecta voluntad
    eventualmente.

    Por eso, nuestro Señor Jesucristo siempre ha sido conocido por las huestes angelicales como el primero y el último, el principio y el fin, el alfa y el omega, por ende, él solo es la perfecta santidad de nuestro Padre celestial plantando la semilla de
    su nuevo reino de su perfecta voluntad en la tierra para la eternidad con la humanidad entera. Por cierto, nuestro Señor Jesucristo necesitaba vivir con la familia de Abraham junto con los hijos adoptados y sus vecinos de cerca y de lejos la vida
    gloriosa que Él siempre vivió con su Padre celestial y con su Espíritu Santo ante las huestes angelicales, que han sido el fruto de conquistar glorias asombrosas que Lucifer jamás conoció que existen hasta ahora.

    Estas son glorias, que Lucifer junto con sus ángeles caídos ha fallado en entender como lidiar con ellas, porque nacen cada día de la salvación maravillosa que nuestro Padre celestial había empezado finalmente ha hacer con su Hijo Jesucristo como
    Isaac junto con el Espíritu Santo, en la familia de Abraham y de sus hijos después de él, por generaciones venideras. Ciertamente, con nuestro Señor Jesucristo viviendo con Abraham, y rodeado de gente, como su esposa Sarah, entonces ellos
    experimentaban maravillas de muchas bendiciones cotidianas que toman lugar en la presencia de nuestro Padre celestial, dándole la razón a las huestes angelicales de rendirle glorias y honores a Él y a su santo nombre fuego sobre su altar del amor
    eterno.

    Por lo tanto, con nuestro Señor Jesucristo viviendo con Abraham y Sarah como Isaac, entonces ellos empezaron a vivir como se vive con nuestro Padre celestial y con el Espíritu Santo cada día que ellos siempre han gozado en la eternidad con las huestes
    angelicales, haciendo que nuevos horizontes se conquisten postreramente, para que el nuevo reino venga sobre la tierra pronto. Esta vida que Abraham y Sarah junto con los hijos adoptados y sus vecinos por doquier, que vivían cerca y lejos,
    experimentaron maravillas de poderes cotidianos del amor infalible de nuestro Padre celestial, derramándose continuamente sobre sus ángeles y así le amen, le sirvan y le glorifiquen a Él siempre por una eternidad entera sobre su altar del amor
    prehistórico por sus hijos.

    Esta fue una experiencia maravillosa para nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, y quizá, las huestes angelicales igualmente y hasta cierto grado, porque ellos empezaron a aprender como familia lo que nunca pensaron posible, y
    sólo hasta entonces de ver vida humana vivir con la familia divina del cielo por la presencia constante de cada día de Isaac. Visto que, en donde Isaac estaba en las familias, como en la de Abraham y de sus vecinos, entonces ellos vivían el reposo
    Sabatino y el gozo de vivirlo continuamente en el reino angelical con nuestro Padre celestial y sus ángeles santísimos, y sólo alabando y glorificando su santo nombre fuego constantemente, liberaban así nuevos poderes de perfección y de santidad
    entre ellos.

    Puesto que, están son glorias de perfecta santidad del santo nombre fuego de nuestro Padre celestial que Lucifer junto con sus ángeles caídos necesitaba conquistar desesperadamente, y así, empezar su reino de tinieblas que no solamente conquistaría
    hasta cierto grado la gloria celestial de huestes angelicales, pero asimismo a los hijos de Dios, y esta es la humanidad entera por generaciones futuras. Por ende, era muy importante para nuestro Padre celestial sentarse con Abraham y sus hijos adoptados
    a la Mesa del Señor para comer del pan y vino, servido diariamente por su Hijo Jesucristo a cada ángel del cielo, para que ellos se mantengan perfectos y santos para amar, servir y glorificar su santo nombre fuego sobre el monte santo de Jerusalén.

    En cambio, nuestro Padre celestial necesitaba ir aún más allá por donde sus santos ángeles ya no podían alcanzar jamás, porque ellos necesitaban poseer más poderes que siempre trataron de obtenerlos, pero fallaron intentándolo, porque estos
    poderes que ellos necesitan alcanzar más allá del reino angelical pueden ser derramados y conquistados por sus hijos únicamente sobre el monte santo de Jerusalén, en Canaán. Mejor dicho, las huestes angelicales habían alcanzado sus limites de
    grandezas y de gloriosos poderes, creados en ellos inicialmente por la palabra de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, entonces, ellos fallaban continuamente de ir más allá en sus vidas angelicales conquistando nuevas
    glorias y hasta que su Hijo Jesucristo nació como Isaac de Sarah, por el Espíritu Santo.

    Es decir, que cuando su Hijo Jesucristo nació del vientre estéril de Sarah, por los poderes del Espíritu Santo, entonces, la vida maravillosa con su cada día de glorias asombrosas, que han sido vividas siempre por nuestro Padre celestial, empezó a
    manifestarse en la familia de Abraham y de sus vecinos con perfecta santidad, para que ellos las gocen por completo, siempre. Porque esta era la única manera posible para nuestro Padre celestial hacer conocer a Sarah, esposa de Abraham, y a sus hijos
    adoptados, y asimismo con sus vecinos cercanos y lejanos, tocándolo a Él en su misma sala celestial, gozándose con este amor entre Él y el hombre terrenal y junto con sus huestes angelicales, aceptándola como buena para su nuevo reino venidero.

    Aquí es cuando, nuestro Padre celestial decide llamar a Abraham a que suba a su altar del su amor prehistórico, descansando sobre una de las montañas que Él le mostrara en Moriah, para que él ofrezca a su único hijo Isaac que había amado por años,
    porque Él quería que este amor bendito entre en su gloria celestial, quedándose con Él, perpetuamente. Puesto que, este es el amor eterno que nuestro Padre celestial necesitaba que cada ángel aprenda a vivir con él igualmente, así como Abraham,
    Sarah, y sus hijos adoptados habían aprendido a vivirlo junto con sus vecinos cercanos y lejanos, para que todos sus hijos algún día renazcan de este amor bendito, entrando así a su vida eterna, eternamente bendecidos y justificados.

    Porque este amor maravilloso que Abraham había vivido con Sarah y sus hijos adoptados y vecinos de todo Canaán no solamente habían entrado en la sala celestial de nuestro Padre celestial, pero igualmente en su corazón santísimo, que Él necesitaba
    ahora derramarlo completamente no solamente sobre Isaac, pero también sobre sus hijos del reino dorado de sus sueños celestiales de la tierra. Por eso, nuestro Padre celestial necesitaba a su Hijo Jesucristo como Isaac nacido del vientre estéril de
    Sarah, por el Espíritu Santo, porque Él necesitaba consolar la angustia y continua aflicción de su corazón, sufriendo desde que fue traicionado por Lucifer y sus ángeles caídos que finalmente ellos terminaron contaminando con el fruto prohibido a
    sus hijos recién nacidos, como Adán y Eva.

    Fue esta consolación que nuestro Padre celestial buscaba incansablemente por todo el reino angelical sin encontrarlo jamás hasta que su Hijo Jesucristo nació como Isaac del vientre estéril de Sarah, por los poderes y dones del Espíritu Santo,
    expandiéndose por todo Canaán, pero igualmente en sus lugares santísimos y en su mismo corazón, haciendo que se derrame finalmente sobre la tierra. Y esta ha venido a ser una vida gloriosa que las huestes angelicales hasta hoy no la entienden, porque
    cuando los querubines miran hacia la Silla de la Misericordia y su Lugar Santísimo de su Gracia asombrosa, entonces ellos solamente pueden mirarlo con un asombro sorprendente manifestados claramente sobre sus rostros, porque es aún más allá de todo
    entendimiento angelical hacia la eternidad.

    Además, esta es la vida gloriosa de nuestro Padre celestial, derramándola toda sobre Isaac últimamente, alcanzando a sus hijos, empezando con Adán y Eva, porque aunque ellos pecaron vilmente, comiendo del fruto prohibido, desfigurando así
    terriblemente su imagen divina en ellos para no poder comer del fruto de vida, entonces con su vida humana-y-divina Él puede restaurar su imagen en ellos postreramente. Por eso, cada hombre, mujer, niño, niña de la casa de Israel y de las familias de
    las naciones necesitan renacer del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo, invocando la perfecta santidad de su santo nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, para que todos entren en esta vida maravillosa que empezó abundantemente
    en la familia de Abraham.

    Esta es una vida que ha alcanzado los lugares celestes más altos y hasta que encontró su camino hacia ti, tus amados, incluyendo tus amistades, porque tú necesitas abandonar tus pecados debajo del agua junto con Lucifer y sus mentiras que son sus
    problemas, dificultades, enfermedades, pobreza y muerte, para que tú recibas esta vida con sus maravillosas bendiciones, enriqueciéndote como nunca antes. Esta es la vida amándote constantemente, porque te conoce a ti desde su corazón y su alma santí
    sima para que tú finalmente entres en su reino angelical, gozando de cada riqueza nacida de Él, su Hijo Jesucristo y de su Espíritu Santo, llevándote hacia más entendimientos de sus grandezas nacidas únicamente para que tú las vivas y goces en
    nuestros días, siempre.

    Y es únicamente en esta vida que nuestro Padre celestial encontrara su lugar no solamente en tu corazón, pero igualmente sobre tus hombros, en donde Él puede restaurar su imagen divina de Padre sobre ti, derramando de su amor y lágrimas, así como
    con Isaac, porque Él aún necesita tu consolación, conociendo que un futuro glorioso espera por Él contigo una eternidad entera. Considerando que, nuestro Padre celestial está listo para derramar nuevamente de su Juramento a Isaac en que inicialmente
    llamó a Abraham a traer a su único hijo Isaac al monte alto, finalmente para derramar de su amor y lagrimas sobre sus hijos, naciendo postreramente para su nuevo reino de su perfecta voluntad, para que Él conocerte hoy, pero únicamente en su vida
    sacrificada.

    Además, nuestro Padre celestial está listo para encontrarse con sus hijos sobre el monte santo de Jerusalén, bautizados en agua e invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, porque esta vez al derramar de su
    Espíritu Santo sobre toda carne, entonces esto significa que Él está listo para descender a vivir en Israel, quedándose perpetuamente. Pero para que esto suceda entonces no solamente Israel debe de haberse bautizado en agua, invocando la perfecta
    santidad de su nombre, su Hijo Jesucristo y su Espíritu Santo, pero igualmente, ellos tienen que renacer del Espíritu Santo, y estos son los poderes del Juramento a Isaac de perfecta santidad para recibirlo a Él cuando descienda, en donde no hay
    pecado nunca más.

    Aquí es cuando, nuestro Padre celestial se derramará así mismo desde la gloria celestial junto con su Hijo Jesucristo, con su Espíritu Santo y todo Israel antiguo con sus hijos del Valle de los huesos secos, sirviendo el santo nombre fuego de nuestro
    Padre celestial sobre el monte santo de Jerusalén, en Israel, y con toda su gloria descendida para la eternidad. Por cuanto, nuestro Padre celestial le dijo a Moisés que él con todo Israel finalmente regresarían a este monte, que es el monte santo de
    Jerusalén, en donde ellos son el madero que recibió con clavos su santo nombre junto con su imagen divina, restaurada en ellos y llena de poderes, removiendo pecados, tinieblas, y cada mal de Satanás del mundo entero.

    Legalmente, nuestro Padre celestial estará derramando de su Juramento a Isaac como una fase final, pero, será sobre cada hijo suyo, empezando con su Hijo nacido como Isaac del vientre estéril de Sarah, pero también nacido del vientre virgen de la
    hija de David como Yeshua (Jesús), por el Espíritu Santo, para que Él finalmente establezca su dulce hogar en Israel perpetuamente. Por eso, cuando Israel sea bautizado en agua, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo y su Espíritu Santo,
    entonces cada hombre, mujer, niño y niña de todas las naciones tiene que estar listo también, porque cada uno de ellos debe estar bautizado ya sobre el monte santo de Jerusalén, para recibir a nuestro Padre celestial regresando a Israel nuevamente.

    Es decir, que nuestro Padre celestial va a regresar a Israel pronto, y esta vez para quedarse perpetuamente con sus hijos renacidos del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo, que es el Juramento a Isaac como parte de sus vidas cotidianas en
    la tierra en nuestros días y en la gloria celestial igualmente, para toda la eternidad venidera. Mejor dicho, cada hijo suyo tiene que haber renacido del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo sobre el monte santo de Jerusalén, en Israel,
    incluyendo cada hombre, mujer, niño y niña de toda familia y nación, para que cuando Él derrame de su Juramento nuevamente entonces será sobre todos juntos, y así, su reino de su voluntad perfecta empiece finalmente.

    Por eso, tú tienes que renacer del bautismo en agua en donde sea que vivas en este mundo, no importando jamás tu fe, porque si tú eres musulmán, budista, hindú, pagano, espiritista, satanista o cualquier otra fe mundial hasta hoy, Él ya le ha
    puesto fin a cada pecado sobre el monte santo de Jerusalén, por los poderes del Juramento a Isaac. Considerando que, nuestro Padre celestial ya ha expiado y removido cada pecado triunfantemente con su Hijo Jesucristo y con su Espíritu Santo con los
    poderes cotidianos y asombrosos del Juramento a Isaac, en el cual toda la casa de Israel nació en el cautiverio egipcio, para que Él mismo llevar cada pecado con Israel, bautizado en agua del Mar Rojo para siempre.

    Seguramente, cuando cada hijo suyo renació del Mar Rojo, cruzándolo todo en seco, entonces, ellos no solamente abandonaron cada pecado del pasado, del presente, y del futuro, pero igualmente, el espíritu de error para que el Espíritu Santo te lleve
    hoy en día a su Juramento a Isaac enteramente, recibiendo así abundantemente del Espíritu Santo derramándose grandemente otra vez sobre Israel, finalmente. Sin embargo, tú no tienes que esperar hasta que nuestro Padre celestial derrame de su fase
    final del Juramento a Isaac, y de los poderes y dones del Espíritu Santo, en Canaán, pero tú puedes perfectamente gozarte de su reino angelical y de sus riquezas, porque Él te ha entregado todo creado ya, para que tú vivas en perfectas riquezas
    abundantes siempre.

    Puesto que, esta es la voluntad perfecta de nuestro Padre celestial, derramarla nuevamente, bendiciones grandiosas desde su corazón santísimo, así como con Isaac inicialmente, y este es su amor abundante acumulado de su Hijo y de su Espíritu y hasta
    que recibió mucho más amor que nunca antes de Abraham y familia, que Él está a punto de derramarla nuevamente sobre ti hoy. Considerando que, su corazón santo estará nuevamente derramando sobre Isaac como en el inicio, pero esta vez es sobre cada
    hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las naciones, bautizados en agua ya, invocando la perfecta santidad de su nombre, su Hijo y su Espíritu Santo, para empezar su nuevo reino de su perfecta voluntad con la humanidad entera pronto.

    Aquí es, en donde nuestro Padre celestial te necesita en estos días, porque nadie sabe el día ni la hora que Él decida finalmente derramar desde la gloria angelical de su amor infalible de su corazón santísimo junto con cada gloria de su nuevo
    reino, que sus ángeles jamás han visto antes, porque todo es nuevo: en donde el pecado no existe jamás. Y es aquí, en donde nuestro Padre celestial te recibe, así como santo y perfecto es Él ante su Hijo Jesucristo, su Espíritu Santo y sus huestes
    angelicales, porque tú no solamente estarás bautizado en agua, pero también saturado con su Espíritu Santo y las palabras todopoderosas del Juramento a Isaac, en donde su verdad reina, amándote una eternidad entera.

    Ahora, si tú entras a este lugar glorioso, en donde su santo nombre fuego está clavado al madero del Israel antiguo junto con su rostro brillando sobre sus hijos, entonces, tú serás saturado con la sangre expiatoria derramada sobre heridas de la
    carne de Isaac, en donde el pecado murió, para que su Juramento a Isaac sea parte de tu vida, empezando ya. Entonces, será únicamente aquí, en donde nuestro Padre celestial te necesita parado ante su roca de salvación, saturándote con todo su amor
    infalible, felicidad, gozo, el reposo Sabatino, paz y otras bendiciones importantes para vivir una vida bendecida: glorificando, honrando y exaltando su santo nombre fuego ante aquellos que han fallado aun de conocer su amor, gracia, misericordia, verdad
    y justicia divina.

    Tú ciertamente vivirás una vida compatible ahora con tu corazón, alma, mente, cuerpo y espíritu humano en donde cada necesidad es suplida enteramente, porque nuestro Padre celestial estará parado con su roca de salvación, dándote a beber y a comer
    de lo mejor del cielo, para que seas tú siempre su hijo legítimo, llevando su santo nombre fuego hacia nuevas glorias siempre. Sobre su altar del amor prehistórico, en donde Él derramó enteramente del amor infalible de su corazón santísimo, con su
    gracia, misericordia, verdad y justicia divina sobre la carne y sangre expiatoria de Isaac, entonces, todo lo hizo por ti, tus amados, incluyendo amistades, gozando bendiciones cotidianas, viviendo así su Juramento a Isaac enteramente sin relación al
    pecado en toda la eternidad venidera.

    Esta es una vida gloriosa que nuestro Padre celestial la combinó en una con el único hijo de Abraham, Isaac, y del suyo, que siempre ha sido su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo junto con cada ángel, y así, será parte de tu vida siempre, y jamás
    vivas sin esperanza, más bien lleno con sus poderes asombrosos, descendiendo sobre ti progresivamente. Esta es una vida maravillosa que Satanás le hubiese gustado destruirla, pero, ha fallado en cada intento, porque es puramente gobernada por nuestro
    Padre celestial y de sus poderes y dones que continuamente descienden de su corazón santísimo sobre el monte Sion, como su Juramento a Isaac, manteniendo así todo el lugar santísimo, y a ti también, y hasta que Él regrese ya.

    Dado que, tú tienes que estar ahí, parado sobre el monte santo Jerusalén, en donde su roca de salvación te continuara alimentando con su amor infalible, alegrías, gozos, misericordias, verdad, justicia divina junto con bendiciones importantes de
    retener para su pronto regreso a Israel, quedándose para vivir con sus hijos renacidos del bautismo en agua y del bautismo del Espíritu Santo igualmente. Y es aquí, en donde nuestro Padre celestial por medio de sus poderes cotidianos y dones de su
    Juramento a Isaac que tú vivirás una vida inmaculada, poderosa y bendita, porque esta vida fallara siempre en ser contaminada con pecado o tiniebla, por ende, tus problemas, dificultades, enfermedades, pobreza y muerte serán parte del pasado para jamá
    s recordarlos otra vez, para siempre.


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