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Sábado, 12 de mayo, 2018 de Nuestro Salvador Jesucristo, Guayaquil, Ecuador-Iberoamérica
(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)
EL LUGAR SANTÃSIMO EN JERUSALÉN TIENE TU VIDA BENDECIDA YA: SÓLO BAUTIZADO EN AGUA:
El dÃa llegó, cuando nuestro Padre celestial le dijo a su Hijo Jesucristo y a su EspÃritu, descendamos a crear al hombre en nuestra imagen y semejanza, para que él sea asà como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal, porque Él estaba creando
ya su nuevo reino, en donde su santo nombre fuego y palabra viva son obedecidos siempre. Ciertamente, nuestro Padre celestial necesitaba a sus hijos nacidos de su familia: amorosa, fiel y honorable hacia Él, que después de la rebelión angelical de
Lucifer hacia Él, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, porque Lucifer realmente querÃa ser como Dios es con su Hijo y con su EspÃritu que tomó su santo nombre fuego, entonces Él vio un nuevo reino nacer.
Ya que, Lucifer jamás podÃa ser como nuestro Padre celestial es con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo si fallaba en obtener el santo nombre fuego en posesión suya junto con una tercera parte de los ángeles caÃdos listos para serle fiel en
toda su rebelión malvada, y aun hasta tener que morir por él, si fuese necesario. Sin embargo, esto fue algo que Lucifer ni ningún otro ángel lo lograrla jamás, porque su santo nombre está reservado a su familia divina que es su Hijo Jesucristo y
su EspÃritu, porque es desde aquà de donde su santo nombre recibe constantemente perfecta gloria, haciendo que Él se sienta sumamente honrado, dándole poder de perfectas santidades a su reino angelical, siempre.
Por ende, Lucifer se volvió impÃo al intentar tomar su santo nombre fuego que él empezó a quemarse de la perfecta santidad que emanaba poderosamente hacia él de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, que él entonces tuvo
que soltarlo, ya que habÃa pecado gravemente junto con los ángeles caÃdos que creÃan a todas sus mentiras ciegamente. Efectivamente, aquà es cuando no solamente Lucifer empezó a arder por los poderes asombrosos del santo nombre fuego de nuestro
Padre celestial que lo rechazó tajantemente, porque lo que él hacÃa era sumamente traicionero que los ángeles caÃdos igualmente ardÃan y hasta que descendieron todos ellos hacia las regiones de Juicios eternos, que es el infierno tormentoso, para
el DÃa de Juicio.
Aquà es, cuando el pecado nació del corazón traicionero de Lucifer que intentaba hacer que el santo nombre fuego de nuestro Padre celestial sea parte de su vida y de ángeles caÃdos, siguiéndole a él para exaltarlo junto con su nombre inicuo asÃ
como Dios es junto con su Hijo y con su EspÃritu Santo entre las naciones angelicales del cielo. Ciertamente, Lucifer se convirtió en Satanás en este dÃa, porque él intentaba vivir con el santo nombre fuego, algo que es incompatible con él y con
todos sus ángeles caÃdos que lo seguÃan ciegamente, creyendo en sus falacias, que empezaron a morir: porque el santo nombre fuego los rechazó instantáneamente, y que ya no eran bienvenidos más en el reino de Dios.
AquÃ, Lucifer no solamente le dio vida al pecado por culpa de su rebelión, intentado forzar al santo nombre fuego de nuestro Padre celestial a ser parte de su vida pecadora y la de los ángeles caÃdos y, al mismo tiempo, contaminó otros ángeles
inocentes, que empezaron a necesitar ser limpiados para servirle a Dios—entonces el Padre pensó en sus hijos. Además, nuestro Padre celestial tenÃa que darle vida no solamente a Adán pero igualmente a sus hijos en sus millares en toda su creación,
porque la rebelión y pecado de Lucifer habÃa atentado en contra de su santo nombre fuego, entonces ahora Él necesitaba reemplazar a los ángeles rebeldes con Adán y sus hijos para amarlo, exaltarlo y glorificarlo toda una eternidad.
Por esta razón, sus hijos necesitaban nacer de su imagen y de su alma viviente, llevando con ellos su amor maravilloso, que emana siempre de su corazón santÃsimo para su santo nombre fuego, y asà sea amando, exaltado y glorificado apropiadamente por
todos ellos, que son siempre compatibles para entregarle su perfección y santidad necesaria, complaciendo asà toda verdad y justicia eternamente. Por eso, es que Adán nació de su imagen y su alma santÃsima para darle a su santo nombre fuego su
cuidado apropiado que necesita siempre de su Hijo Jesucristo y de su EspÃritu Santo, que se manifiestan en Adán al nacer en la gloria celestial para llenar el vacÃo que Lucifer junto con los ángeles caÃdos abandonaron en sus lugares celestiales.
Seguidamente, nuestro Padre celestial puso a Adán en el JardÃn del Edén para ver cómo él nombrarÃa las cosas creadas por Él, por su Hijo Jesucristo y por su EspÃritu Santo, porque todo lo que habÃa sido creado en aquellos dÃas no tenÃan nombre
aun—y Adán tenÃa que nombrarlos para que sus hijos lo gocen todos los dÃas de sus vidas. Ya que, nuestro Padre celestial habÃa creado cosas nuevas que Adán y sus hijos los usarÃan y gozarÃan en sus dÃas, asistiéndolos hasta cierto grados a
amar, servir y alabar su santo nombre fuego que emanara los perfectos poderes de sus palabras vivas, y asà formar su nuevo reino de su perfecta voluntad, en donde el pecado no existe más, para siempre.
En otras palabras, nuestro Padre celestial después que Lucifer y su rebelión angelical en contra de su santo nombre fuego, entonces Él empezó a crear para vestir su santo nombre fuego con nuevas glorias, que las huestes angelicales habÃan fallado en
obtener: para que Adán los nombre y los use para conquistar nuevas glorias, y asà dejar atrás la rebelión angelical. Ciertamente, Lucifer se dio cuenta lo que él habÃa hecho en contra de nuestro Padre celestial y de su santo nombre fuego, que serÃ
a postreramente arreglado con los poderes cotidianos de su Hijo Jesucristo y de su EspÃritu Santo, que cuando Adán nació de su imagen y de su alma santÃsima entonces él sabÃa que el Padre detenÃa a que su maldad prospere.
Esto significa que Lucifer necesitaba que Adán y sus hijos vengan a su lado, en donde él no solamente harÃa que su maldad que empezó con la rebelión angelical en contra de su santo nombre fuego prospere, pero igualmente ahora él podÃa perpetuar
los deseos de su corazón y hasta formar su reino de tinieblas hacia la eternidad con la humanidad entera. Por ende, era importante para Lucifer engañar a Eva por la serpiente con las mentiras que Satanás puso en su boca, para no solamente destruir a
Adán pero igualmente a sus hijos ya que los necesitaba que todos ellos pasen a su lado, y asà sean parte de su reino de tinieblas, en donde el reposo Sabático del Padre seria atacado siempre.
Ciertamente, si el santo nombre fuego de nuestro Padre celestial es atacado entonces el reposo Sabatino que Él siempre deseó gozarlo con cada hombre, mujer, niño y niña de Israel seria atacado, y asà siempre falle en recibir amor, servicio, honor y
gloria que es debido siempre a él en el cielo con los ángeles y en la tierra con sus hijos. Por eso, es que nuestro Padre celestial deseó a que su santo nombre fuego sea establecido sobre el monte santo de Jerusalén, y esto era de ser clavado a la
carne sagrada de su Hijo Jesucristo que nació del vientre estéril de Sarah como Isaac, por el EspÃritu Santo, y asà Israel lo posea como su reposo Sabatino hacia toda la eternidad.
Visto que, nuestro Padre celestial tenÃa que haber tenido ya a su santo nombre fuego sobre la carne sagrada que nació del vientre estéril de Sarah como Isaac, entonces fue todo esto hecho asà para derramar todo su corazón sobre él y sus hijos despuÃ
©s de Isaac, y asà finalmente clavar su santo nombre en Canaán de su reposo Sabatino y eterno. Ya que, es la tierra de Canaán que nuestro Padre celestial escogió como su reposo Sabatino y eterno con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo y junto
con cada hombre, mujer, niño y niña de Israel y de las familias de las naciones, porque le dijo a Abraham que en su simiente cada familia de la tierra seria bendita perpetuamente.
Por eso, nuestro Padre celestial le dijo a Adán y Eva que podrÃan comer de cada fruto de los árboles del paraÃso pero jamás del fruto prohibido, porque el dÃa que comiesen de él entonces ellos ciertamente morirÃan, queriendo decir con esto que se
separarÃan de su amor eterno y de su reposo Sabatino para jamás conocer la vida en la eternidad. Pero porque Adán y Eva pecaron junto con los hijos al comer del fruto prohibido entonces el amor bendito del Padre celestial empezó a desvanecerse de
todos ellos junto con su reposo Sabatino, que Él siempre deseó gozar con ellos en el cielo con sus ángeles y en la tierra con las naciones hacia la eternidad venidera, empezando en Jerusalén, en Israel.
Sin embargo, aunque Lucifer pudo engañar a Adán y Eva junto con los hijos que nacerÃan incontables en generaciones futuras, entonces nuestro Padre celestial estaba listo para rescatarlos por medio del mismo fruto que Él habÃa llamado a que coman del
árbol de la vida, porque es solamente por medio de él que todos pueden regresar a la vida eterna nuevamente. Entonces, para arreglar este problema serio que nuestro Padre celestial habÃa empezado a experimentar con Adán y Eva junto con los hijos por
nacer de generaciones futuras, entonces Él tenÃa que facilitar el acceso a su fruto de vida a ellos, por medio de un convenio de vida sobre la tierra—y aquà es cuando Él se sentó con Abraham a comer.
Nuestro Padre celestial necesitaba comer del pan y del vino que Adán y Eva fueron llamado a comer en el paraÃso del fruto de vida, para que ellos sean su nuevo reino de su perfecta voluntad, que Él necesitaba establecer en la gloria angelical y sobre
la tierra igualmente, porque Él estaba listo para enriquecer a las familias de las naciones perpetuamente. El comer del pan y vino con Abraham y junto con sus 318 hijos adoptados comprados con dinero de extranjeros, fue entonces para darles un hogar y
amor de familia que necesitaban para vivir, aprendiendo a amar, servir y glorificar asà el santo nombre fuego de nuestro Padre celestial, que es el comienzo de su reposo Sabatino con ellos toda una eternidad.
Por eso, nuestro Padre celestial se sintió honrado por Abraham y Sarah, porque ellos estaban criando niños, para conocerlo a Él y a su santo nombre fuego, que significaba el reposo de su corazón santÃsimo y de su alma viviente que les habÃa dado
vida a Adán inicialmente junto con cada hombre, mujer, niño y niña que necesitaban aprender cómo honrarlo, siempre. Debidamente, fue aquÃ, en donde nuestro Padre celestial habÃa encontrado la oportunidad no solamente de bendecir a Abraham y Sarah
con un hijo, pero igualmente esta fue una oportunidad maravillosa para Él darle vida al segundo Adán junto con su virgen sobre la tierra asà como lo hizo con Adán y Eva en el paraÃso, para comer del pan de vida postreramente.
Definitivamente, después de nuestro Padre celestial de haber comido del pan con Abraham y sus hijos adoptados de las manos de su Hijo Jesucristo, conocido como el rey Melquisedec de Salem, y Santidad de Dios, entonces, su Hijo amado estaba listo para
crear el segundo Adán con su virgen, y asimismo una nación entera de hijos para glorÃa de su santo nombre. Aquà es cuando, nuestro Padre celestial finalmente les entregó a Abraham y Sarah al hijo que habÃan esperado e implorado por años y hasta
que por fin vino a ellos, porque ellos querÃan conocer qué es vivir y gozar lo que es de tener un hijo propio, porque por años habÃan criado niños abandonados: por eso, deseaban vivir este amor maravilloso, apasionadamente.
Además, nuestro Padre celestial les permitió tener a su Hijo Jesucristo como de ellos mismos nacido como Isaac, por el EspÃritu Santo, porque solamente él podÃa darles de comer del pan de vida que Adán y Eva fallaron en comer, para que los hijos
prometidos incontables como las estrellas del cielo, comerán igualmente, llevando asà su santo nombre y sus bendiciones, siempre. Estos son los hijos que nuestro Padre celestial necesitaba nacidos de los poderes cotidianos del EspÃritu Santo asà como
Isaac nació inicialmente del vientre estéril de Sarah, para Él poder tener a sus hijos llevando su santo nombre fuego y asà poder gozar de su reposo Sabatino no solamente cada siete dÃas pero igualmente en todo Canaán hacia toda la eternidad
venidera.
Nuestro Padre celestial necesitaba tener a su santo nombre que fuego atacado no solamente por las maldades de Lucifer pero igualmente por los ángeles caÃdos que habÃa confiado inicialmente en ellos para proteger, honrar y servirle a Él y a su santo
nombre en su reino angelical, ascendiendo asà hacia su nuevo reino venidero en donde su voluntad perfecta prevalece una eternidad entera. En otras palabras, lo que nuestro Padre celestial no logro hacer con Adán y Eva en el paraÃso, es decir, si ellos
le hubiesen obedecido al comer no solamente de los frutales de los árboles pero igualmente del árbol de la vida en vez del fruto prohibido, entonces Él ya hubiese establecido maravillosamente para siempre su nuevo reino de su voluntad perfecta.
Considerando que, nuestro Padre celestial necesita tener su reposo Sabatino después de no solamente de crear las cosas en el cielo con los ángeles pero igualmente a Adán y sus hijos, empezando con Eva, para que con ellos entonces crear su nuevo reino
de su voluntad perfecta, en donde su santo nombre fuego finalmente encuentra su reposo Sabatino con la humanidad entera. Por eso, fue importante para nuestro Padre celestial de tener a Abraham obedeciéndolo a Él no solamente al comer del pan y vino
sobre la Mesa del SEÑOR, servida diariamente por su Hijo Jesucristo a los ángeles para que coman siempre santidad perfecta, pero igualmente para postreramente tener al segundo Adán con su virgen, que es Isaac trayendo al mundo a Israel.
Nuestro Padre celestial necesitaba a Abraham y Sarah junto con sus hijos adoptados y todo aquel alrededor de aquella región gozándose de su amor maravilloso, emanando desde su mismo corazón santÃsimo hacia los ángeles en el cielo y asà también
hacia las familias de las naciones sobre la tierra, para que su nuevo reino de su perfecta voluntad venga universalmente al fin. Por eso, fue muy importante para nuestro Padre celestial de tener a su Hijo Jesucristo nacido como Isaac del vientre estéril
de Sarah, por los poderes del EspÃritu Santo, para que Él finalmente no solamente establezca su amor maravilloso sobre toda familia humana, empezando con Abraham, pero asimismo su altar de su amor prehistórico, en donde Adán nació de su imagen
inicialmente.
Además, nuestro Padre celestial necesitaba establecer su altar de su amor que es su dulce hogar, en donde Él siempre ha vivido con su familia divina que es su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, para que Él no solamente le dé vida al primer Adán
con Eva su virgen del paraÃso pero igualmente al segundo Adán y con su virgen de Sión. Por ello, cuando Isaac habÃa vivido algunos años con Abraham y Sarah y junto con los demás de su hogar entonces nuestro Padre celestial lo llamó para que su
hijo Isaac, que él habÃa aprendido a amarlo tanto, para ofrecerlo como en una ofrenda encendida de sacrificio: porque nuestro Padre celestial estaba listo para derramar sobre la tierra su nuevo reino venidero.
Aquà es cuando Abraham ascendió el monte santo de Jerusalén, descansando sobre el Moriah, tendiendo asà a Isaac sobre el madero y listo para encenderlo hacia nuestro Padre en el cielo, porque Él estaba listo para darle vida al segundo Adán junto
con su mujer virgen, ya que Él necesitaba establecer su santo nombre fuego sobre su tierra escogida de Canaán postreramente. Por eso, es que nuestro Padre celestial necesitaba a Abraham sacrificando sus tres carneros con sus mitades cortadas y opuestas
entre si sobre la roca, salpicada con la sangre expiatoria, porque Él tenÃa que derramar de su corazón santÃsimo sobre la tierra, pero, esta vez, serÃa solamente sobre Isaac y sobre su EspÃritu Santo, dándole vida al segundo Adán que es Israel.
Éste es el Israel que nuestro Padre celestial siempre soñó tener como sus hijos legÃtimos, porque no solamente ellos nacerÃan de los poderes del EspÃritu Santo como Isaac inicialmente del vientre estéril de Sarah, pero igualmente ellos recibirÃan
su palabra viva, escrita sobre todos ellos como el Juramento a Isaac, para ser cumplidos en su totalidad con el bautismo en agua. Pero primero Abraham tenÃa que sacrificar sus tres corderos sobre la roca con sus mitades cortadas y opuestas entre sÃ,
para Él pasar entre ellas expiando por todo pecado con su antorcha encendida con su santo nombre fuego que siempre fueron los hijos naciendo en generaciones futuras, como su nación de su sueño dorado, flameando con su santo nombre perpetuamente en
Canaán.
Aquà es cuando nuestro Padre celestial le manifestó a Abraham que sus hijos nacerÃan en tierra extranjera para vivir cuatrocientos años de cautiverio, porque Él los necesitaba con su Juramento a Isaac escrito sobre todos ellos, expiando por los
pecados de todas las familias de las naciones antiguas que habÃan descendido al infierno tormentoso, pagando por la culpa de sus pecados eternamente. Además, nuestro Padre celestial necesitaba tener a toda la casa de Israel nacida en Egipto con su
Juramento a Isaac para expiar por cada pecado de todas las familias del pasado de naciones antiguas, que habÃan descendido al infierno tormentoso para sufrir la culpa de sus pecados, pero igualmente para expiar por los pecados de sus hijos por nacer en
el mundo.
Ciertamente, nuestro Padre celestial con su Juramento a Isaac, escrito sobre todo Israel como un convenio de vida con ellos por generaciones venideras, entonces Él expiarÃa por todo pecado en el infierno y sobre la tierra, porque no solamente su Hijo
Jesucristo nacerÃa de la hija virgen de Sión, pero igualmente su santo nombre fuego se encontrarÃa con su reposo Sabatino finalmente. Por eso, nuestro Padre celestial después de haber tenido a su segundo Adán no solamente nacido en cautividad
egipcia pero igualmente sufrió los tormentos del infierno con las familias de naciones antiguas y junto con los hijos nacidos en la tierra de generaciones futuras, entonces Él los bautizó en el Mar Rojo, en donde todo pecado se hunde en él para
siempre.
Éste bautismo en agua fue muy importante para nuestro Padre celestial ver a la casa de Israel pasar por él, porque ellos habÃan recibido por Moisés su santo nombre fuego, que es Él como Dios de Abraham, su Hijo Jesucristo como Dios de Isaac y el EspÃ
ritu Santo como Dios de Jacobo y los hijos de Israel hacia toda la eternidad venidera. En este bautismo del Mar Rojo, nuestro Padre celestial no solamente lanzó cada pecado que Él mismo expió con su Hijo Jesucristo y con su EspÃritu Santo por los
poderes asombrosos del Juramento a Isaac derramados sobre el monte Sión inicialmente, descansando sobre el Moriah, pero también le dio vida eterna a sus hijos de su nuevo reino de su voluntad perfecta.
Nuestro Padre celestial, en aquellos dÃas, derramó sobre Isaac cada palabra no solamente de Los Diez Mandamientos completamente cumplidos y glorificados hacia toda la eternidad venidera en el corazón, alma, mente, cuerpo y espÃritu humano de cada uno
de sus hijos de Israel, pero igualmente de las familias de las naciones, para que su nuevo reino sea establecido sobre la tierra postreramente. Por eso, es que cuando nuestro Padre celestial llamó a Abraham a traer a su hijo Isaac sobre el monte Sión
para ofrecerlo en una ofrenda encendida de sacrificio eterno del Lugar SantÃsimo, entonces, fue para derramar de su mismo corazón santÃsimo sus mandamientos completamente cumplidos y glorificados para que la hija virgen de Sión nazca pronto en la
tierra prometida.
Visto que, esta es la hija virgen del rey David que tenÃa que concebir al Rey MesÃas, que es su Hijo Jesucristo, pero, nace él nuevamente por el EspÃritu Santo asà como inicialmente nació como Isaac del vientre estéril de Sarah, y esta vez con el
santo nombre fuego, descendiendo del cielo para establecerse soberanamente sobre el altar del amor eterno, eternamente. Por eso, cuando Israel abandonó el Mar Rojo entonces ellos fueron liberados de cada pecado que el Juramento a Isaac habÃa expiado y
acumulado por cuatrocientos años, para ser abandonados en el bautismo en agua, y asà no volver a ser vistos jamás: porque ellos entonces habÃan sido liberados milagrosamente para servirle a nuestro Padre celestial como sus sacerdotes, cubriendo todo
pecado eternamente.
Aquà es cuando nuestro Padre celestial salió con todo Israel hacia el desierto, buscando agua, pero encontraron más bien aguas amargas de Marah que no las podÃan beber, sin embargo nuestro Padre celestial estaba listo para darles del árbol que
endulza toda agua amarga y asà calmar su sed, y la de sus animales igualmente, que traÃan con ellos para sacrificios. Además, nuestro Padre celestial necesitaba a los israelitas bebiendo de las aguas amargas de Marah que fueron endulzadas
postreramente por el madero, descendido del monte Sión al desierto del SinaÃ, porque ellos tenÃan que ser los primeros en beber de la dulzura del madero del altar del amor eterno entre las familias de las naciones antiguas yaciendo en el infierno
tormentoso.
Fue aquà también, en donde nuestro Padre celestial luego tomó a los Israelitas más adentro del desierto, en donde ellos tuvieron sed nuevamente, pero esta vez la roca del altar del amor prehistórico bajo para darles a beber y asà no tengan sed jamá
s, porque sus cuerpos últimamente se volverÃan polvo para ser el árbol del madero del altar, plantado por Dios. Éste es el árbol que nuestro Padre celestial necesitaba que Israel se convierta en el madero, porque ésta es la antorcha que no
solamente alumbró el dÃa más oscuro de Abraham cuando obedecÃa a nuestro Padre celestial, sacrificando los tres carneros con sus mitades opuestas entre ellas sobre la roca, salpicada con la sangre expiatoria, pero igualmente para seguir alumbrando a
Israel, siempre.
Después, nuestro Padre celestial le dijo a Moisés que habÃa oÃdo la queja israelita, y que ahora Él les iba a dar de beber de su roca, en donde el Cordero escogido fue inmolado desde la fundación del mundo, creando las cosas en el cielo con los á
ngeles y en la tierra con la humanidad entera, estableciéndolos finalmente a ellos en Canaán. Aquà es cuando, todo Israel después de haber bebido de la roca entonces ellos jamás se acercaron a Moisés para quejarse de estar sedientos, porque ya habÃ
an bebido de la roca viva, en donde la sangre del Cordero escogido fue derramada desde la fundación del mundo, creando todas las cosas, incluyendo al primer Adán y al segundo, y ambos con sus vÃrgenes respectivas.
Considerando que, nuestro Padre celestial estaba listo para crear su nuevo reino de su perfecta voluntad, en donde el pecado falla en existir eternamente, porque Satanás junto con la muerte y con sus ángeles caÃdos en el infierno tormentoso con todas
sus mentiras, maldiciones, enfermedades, pobreza, destrucción, guerras, holocaustos y muertes serán lanzados al lago de fuego, la segunda muerte para siempre. Porque el nuevo reino de nuestro Padre celestial es su Juramento a Isaac, expandiéndose
milagrosamente en la casa de Israel al cada hombre, mujer, niño y niña bautizarse en agua, invocando su santo nombre fuego, su Hijo Jesucristo y su EspÃritu Santo, tornándose asà todos ellos en el fuego eventual que nuestro Padre celestial llamó a
encenderse sobre el monte Sión eternamente.
Éste no es un fuego que mata o destruye, pero es el nuevo reino de nuestro Padre celestial de su perfecta voluntad, ardiendo como bola de fuego, envolviendo la casa de Israel del pasado, del presente y de futuras generaciones, porque éste es el fuego dÃ
¡ndole constantemente a Él su reposo Sabatino de su santo nombre fuego para toda una eternidad entera. Éste es el fuego también que enriquecerá a cada familia de todas las naciones pasadas, presentes y futuras, porque este es el Juramento a Isaac,
envolviendo a toda la tierra junto con cada hombre, mujer, niño y niña aunque aún estén en el infierno tormentoso para bendecirlos grandemente con una nueva tierra y con cielos maravillosos hacia toda la eternidad venidera.
Éste es el reino dorado de nuestro Padre celestial de su perfecta voluntad, en donde el pecado no existe jamás, porque Él no quiere sufrir nuevamente la rebelión angelical o del hombre como Adán y Eva junto con sus hijos nacidos en las generaciones
con los efectos del fruto prohibido, ofendiéndolo a Él para destruir todo pecado e impureza con su ira. Por eso, fue importante para nuestro Padre celestial no solamente de tener a todo Israel nacido con su Juramento a Isaac, escrito sobre todos ellos
en el cautiverio egipcio de cuatrocientos años, pero también para llevarlos al bautismo todopoderoso del Mar Rojo, finalmente para derramar de la sangre expiatoria sobre todo el desierto del SinaÃ, cubriendo todo pecado eternamente con poderes
sanadores.
Estos poderes sanadores emanan (y escritos) del Juramento a Isaac en cada hombre, mujer, niño y niña de todo Israel, porque ellos no solamente nacen de los poderes cotidianos del EspÃritu Santo para servirle a Él como sus sumos sacerdotes, pero
igualmente son el reposo Sabático de su fuego encendido hacia la eternidad que Abraham fue llamado a encenderlo sobre su altar. Y la casa de Israel por todo el desierto cumplió con la voluntad de nuestro Padre celestial del Juramento a Isaac, al cubrir
cada pecado que ellos mismos ya habÃan abandonado en el bautismo de agua del Mar Rojo, pero igualmente tenÃan que hacerlo nuevamente con el Lugar SantÃsimo del tabernáculo de reunión, pavimentando asà el camino de la venida del Rey MesÃas.
Sin embargo, habiendo Israel ejecutado lo que nuestro Padre celestial esperaba que hagan por el desierto con sus mandamientos santos, la jarra de oro y su maná, la vara de Aarón en el mueble del Lugar SantÃsimo, derramando sangres de corderos sobre la
Silla de la Misericordia, entonces, emergieron serpientes venenosas mordiendo sus pies y manos, para que no entren en Canaán victoriosos. Los israelitas se habÃan revelado en contra de Moisés, por ende, de nuestro Padre celestial, su Hijo Jesucristo y
su EspÃritu Santo igualmente, que ellos empezaron a morir por las mordidas de las serpientes venenosas, emergiendo del Valle de los huesos secos, porque Satanás los reclamaba como suyos al creer en su becerro de oro, Ãdolo abominable, como libertador
del cautiverio egipcio.
Todo Israel mordido por las serpientes y salpicando sangre de sus pies y manos cuando se acercaban a la tierra prometida entonces empezaron a morir que clamaron a nuestro Padre celestial y a Moisés, confesando sus pecados de haberse rebelado sin razón
alguna, y pedÃan salvación ya—aquà es cuando se le dijo a Moisés que forme una culebra de bronce a martillazos. Moisés a martillazos moldeó un pedazo de bronce en una serpiente como las que ascendÃan del Valle de los huesos secos, porque todos
los israelitas morÃan y descendÃan al lugar en donde ellos podÃan perfectamente entrar en el infierno tormentoso, eternamente condenados, si ellos fallaban en entender al Rey MesÃas, clavado al madero, que endulzó las aguas amargas de Marah
inicialmente, salvándolos.
En este dÃa, el Israel antiguo fue salvado de morir del envenenamiento de las serpientes venenosas para descender al Valle de los huesos secos, con tan sólo mirar a la serpiente de bronce, como las que mordieron sus pies y manos, clavada al madero con
el Juramento a Isaac no solamente de sanarlos, pero de salvarlos de morir también, y para siempre. Eventualmente, cada hombre, mujer, niño y niña murió, pero murió conociendo el sentir de haber sido mordido por las serpientes venenosas y
descendiendo al Valle de los huesos secos, haciéndoles entender asà que descendÃan para esperar y hasta que vuelvan a ver en donde la serpiente de bronce fue clavada al madero, pero esta vez serÃa el Rey MesÃas, en Canaán, redimiéndolos.
Es decir también, que el Israel antiguo descendió al Valle de los huesos secos con el conocimiento y el sentir de haber sido mordidos por culebras venenosas, porque cuando el Rey MesÃas fue clavado al madero, entonces ellos serÃan mordidos por los
clavos de bronce en sus pies y manos, haciéndoles saber que estaban por regresar a casa en el Tercer DÃa. Además, esto es exactamente cómo nuestro Padre celestial estuvo listo para sanar los cuerpos glorificados de Adán, Eva y de sus hijos que
recibieron de Él al nacer de su imagen y alma viviente como sus hijos listos para comer del fruto de vida, que es su Hijo Jesucristo como el Juramento a Isaac, formando asà su nuevo reino de su perfecta voluntad.
Nuestro Padre celestial necesitaba a Adán y Eva junto con sus hijos nacidos con su Juramento a Isaac para crear su nuevo reino de su perfecta voluntad, porque después de la rebelión angelical que Lucifer empezó con una tercera parte de los ángeles,
entonces Él necesitaba restaurar glorias a su santo nombre fuego, para por fin entrar a su eterno reposo Sabático. Visto que, es únicamente en su Juramento a Isaac que nuestro Padre celestial derramó como su perfecta palabra para que su EspÃritu sea
obedecido por sus hijos nacidos de Adán y Eva junto con las huestes angelicales, que también entraran a su reposo Sabático finalmente, gozándolo con su Hijo y con su EspÃritu como una familia santÃsima toda una eternidad entera.
Por eso, era importante para nuestro Padre celestial tener a su Hijo Jesucristo nacido nuevamente en Israel, pero del vientre virgen de la hija de David, por el EspÃritu Santo, y asÃ, al nacer entonces romper la virginidad de la mujer, salpicando la
sangre reparadora con sus perfectos atributos de nuestro Padre celestial para que su reino venga a la tierra inmediatamente. En este dÃa, es cuando nuestro Padre celestial le dijo a su Hijo Jesucristo, Hoy Yo he venido a ser tu Padre y tú mi Hijo,
queriendo decir asà que los hijos del reino de su perfecta voluntad habÃan finalmente sido redimidos del pecado, maldiciones, y muerte del infierno, porque el segundo Adán que es Israel está por regresar a casa pronto.
Es decir también que cuando nuestro Padre celestial le dijo a su Hijo Jesucristo, Hoy Yo he venido a ser tu Padre y tú mi Hijo, entonces Él lo vio y con todo Israel antiguo levantándose del Valle de los huesos secos en el Tercer DÃa, porque Satanás
ya habÃa sido derrotado por el Juramento a Isaac en todo Israel para siempre. Nuestro Padre celestial vio a Satanás junto con sus ángeles caÃdos y la muerte destruidos en cada hogar israelÃ, porque al nacer de la hija virgen de David entonces él
restauró la carne sagrada, los huesos inquebrantables y la sangre reparadora en sus glorias eternales no solamente cumpliendo y glorificando los mandamientos, pero finalmente crear el nuevo reino de su perfecta voluntad eterna.
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